Hola a todos, pasaba por aquí para dejarles el penúltimo episodio de ésta increíble historia, además les comento que dejé una ilustración en mi IG/Tiktok para los que quieran pasarse a ver, es de un recuerdo de Grey, sé que los que están metidos aquí mucho tiempo sabrán a que me refiero, de todos modos, pueden pasarse a verlo, me pueden encontrar como OnlyStarling en esas redes sociales.

Ahora procederé a desaparecer mágicamente mientras les deseo un bonito día o noche y que estén bien, hasta pronto bellos y bellas lectores ^^


Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Copyright a Riot Games.


Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^


Entre La Sangre Y La Luz

Por Clarisce

Capítulo 70 – Ellos y su Historia


La tierra neutra yacía entre el velo de la realidad del presente, pasado y futuro, desde ahí Zilean adaptaba, cuidaba y entrenaba jóvenes prometedores para misiones en las que verificaba asuntos importantes, cambios en la tela del tiempo y al mismo tiempo, protegía a los que no nacieron afortunados.

Fue cuando encontró a Grey, un muchacho golpeado de la tierra oscura en un futuro incierto, éste peleó contra una entidad gobernante de esa realidad, era sólo un niño y había aguantado suficiente.

Todo ese grupo tienen un sello temporal, éste impide que mueran excepto por razones naturales, como vejez o enfermedades que provocan un daño irreparable. Éste sello es dado sólo a los jóvenes viajeros para que vuelvan a la tierra neutra luego de sus misiones, ellos tienen prohibido quitarse los sellos, pero si los dieron, no pueden regresarlos. Aunque ese no era un problema, ningún ser humano quiere ser vulnerable y morir.

Excepto Grey.

Él trajo luego de un tiempo a un muchacho, arisco y salvaje, fiero e indeseable, con una mente tan fragmentada que ni el mismo sello podría curarlo. La entidad oscura de su época lo había maldecido, le había cambiado sus recuerdos, lo había convertido en desecho humano, pero Grey tenía la esperanza de que pudiera recuperarse, así que sin que Zilean lo supiera, lo llevó a épocas muy cercanas relacionadas con su vida. Nada funcionaba, por lo mismo conoció a su madre, ésta y la magia le permitieron conocer más sentimientos que la antipatía.

Luego pasó lo impensable, un descendiente de la bruja quitó la maldición y Dante pudo recuperar sus recuerdos.

Su madre Luxanne Crownguard, su padre, Darius Hand of Noxus, sus hermanos, Dacio y Nev, aunque al final no compartiese sangre con ninguno, los amaba de todas las formas posibles.

Una noche mientras todos dormían, una bruja se apoderó del cuerpo de Luxanne, ésta parecía caminar por la casa como un fantasma, para luego luchar contra la puerta cerrada con seguro, Darius así lo había hecho porque desde hacía mucho, su amada no era la misma.

En un punto, Lux fue expiada del sistema de ese cuerpo, sólo quedó un cascarón y dentro el sello roto, no fue culpa de nadie, el dolor hizo que estos sellos se rompieran y no volvieran a estar asegurados hasta su siguiente reencarnación.

Para cuidar de sus hijos y de los que iban a nacer, porque Darius Lux decidieron tener más, antes de si quiera imaginar que tales males los acechaban; acordaron tenerla en casa hasta que nacieran los pequeños, otros gemelos a los cuales no les fueron dados nombres, ya que nacieron muertos a causa de la terrible presión que energía maligna hacía dentro de ella.

Fue demasiado tarde, cuando Dante y Darius quisieron ayudar, la bruja tomó el control del cuerpo, de Freljord y luego de todos los demás lugares que no pudieron ser evitados tras la expansión de su dominio.

Dacio, coherente y fiel a su creencia, luchó contra su madre, pero no tenía la fuerza para imponerse, no era su madre tampoco, la bruja le confesó la verdad, él era un hijo despreciado, regalado a expensas de lo que pudiera decir nadie, con un padre incierto y una madre avergonzada, como lo era Vi. Sí, su madre era Vi, la mujer fuerte que contrajo una terrible enfermedad al haberse embarazado. La consumió y esa verdad fue liberada para destruirlo.

Fue entonces que Dante fue quebrado, Dacio evitó que lo matasen, pero no pudo hacer nada más, era un chico normal sin poder, sólo un pasado desgraciado.

Fue cuando Zilean entró a escena, lo llevó a la tierra neutra y ahí lo curó para que al reponerse pudiera entrenar y se convirtiera en un guardián del tiempo.

Con todo lo ganado, al final de su historia Dante volvía ahí, sin Grey o Dacio, que fue el nombre dado por Darius y Luxanne.

Grey nunca existió y probablemente no vuelva a existir, él podía ser un recuerdo y Dante no lo sabía, era mejor que no lo supiera, ¿acaso podría perdonarlo?

Poco a poco el mundo que conocía se desvanecía en una nube de un nuevo mañana que sería diferente al que conoció, tal vez ahí volvería a ver a sus hermanos, quienes con brazos abiertos lo amarían.

— ¿Quién es? —preguntó Darius viendo el cuerpo de un hombre bañado en sangre a una distancia del campamento.

— Señor, no sabemos, podría ser un espía —dijo viendo el destruido cuerpo de Grey.

— Hay un parecido en su rostro —dijo Darius, como si por un momento un recuerdo llegara a él, pero pronto lo ignoró, porque ése no era su hijo, ni él era su padre, al menos en esa vida. Volteó su mirada hacia el horizonte suspirando cansado— entiérrenlo y empaquen todo, nos vamos.

— Sí, señor —dijo uno, mientras otros levantaban el cuerpo.

Fue una muerte muy violenta —musitó para sí mismo mientras regresaba a su tienda— espero que Lux no sepa de esto, podría ponerse nerviosa, un hombre muerto no es para menos.

— ¿Qué dices? —dijo Lux deteniéndolo.

Chocó con ella sin darse cuenta, no sonrió pero la acogió entre sus brazos y suspiró.

— Deberías cambiarte, debemos partir.

— ¿Encontraron un hombre muerto?

— No es nadie, murió congelado —mintió— debe ser nativo, de todos modos, lo enterrarán. Debemos salir de aquí antes de que las tormentas nos lo impidan.

— Que descanse en paz —entrecerró los ojos y suspiró.

— Lo hará.

Lo hará.

No tenía idea, ¿cómo podían culparlo o culparla? Si hubieran puesto atención, pero una investigación no estaba en sus manos, sólo debían enterrar el problema y avanzar, aún podían ser encontrados por gente de Noxus o Demacia, era mejor marchar lejos de esas tierras.

Avanzaron en su caravana por medio día y se detuvieron porque parecía haber más problemas adelante, otra tormenta y quizás un río de hielo quebradizo que les impedía seguir en línea recta.

Darius avanzó hasta la tienda de Tianna, entró sin hacer el menos ruido y se encontró a la mujer frente a una pequeña fuente de calor mágica que el mago que contrataron hizo.

— Saludos.

— Eres muy formal, Darius —dijo Tianna.

— Debería serlo, eres familia de mi esposa.

— No creo que seas un salvaje, así que no tienes que procurar tu imagen de hombre educado conmigo, habla con libertad.

Zád se puso de pie junto a la dama de cabello dorado, bajó la mirada y juntó sus manos a la altura de su entrepierna.

— Si lo requieren, puedo salir.

— Eres el mago que hizo esas llamaradas mágicas durante la invasión —sonrió ligero— has sido útil, levanta la cabeza, no eres un sirviente, sólo trabajas para nosotros.

— Creo que deberías dejar que haga su trabajo.

— Es un chico, mantenerlo dócil lo hará débil, alimentemos su seguridad, démosle aliento —dijo Darius enfrentando a Tianna.

— Dile tu nombre —ordenó ella.

— Zád, mi señora.

— Por ahora estarás con mi sobrina y atenderás… —no sabía si decir el nombre de aquel noxiano, quizás ya se había dado cuenta— al hombre aquí. Ayúdalo con tus herramientas mágicas, aún tenemos un tramo largo hasta tierras más estables que la tundra.

— ¿Dónde planeas llevarnos? —preguntó Darius.

— Yo no, pero conozco una tribu cercana que podría ayudarlos, no somos amigos, pero en una ocasión ayudé a sus aldeanos.

— Interesante, aunque como vamos preferiría que Lux, los niños y yo tomemos un camino distinto, por seguridad.

— ¿Es por Jarvan? —preguntó Tianna.

— Creo que sabes que mi esposa no quiere verlo, oír de él o volver a su tierra natal. Su comodidad es mi prioridad.

— Si nos vamos, ¿quién cuidará de los niños? Eres un hombre de guerra y ella no sabe de servidumbre, no vas a arrastrar a mi sobrina a una "comodidad" falsa.

— Somos una familia.

— No hay un "somos" sin mí o mi sobrino Garen.

— He pensado tanto en eso, pero creo que empezaré a hacerme cargo de mi esposa y mis hijos, lejos de todo. Necesito que olvide, que supere lo sucedido y que podamos salir adelante. Ni si quiera yo he decidido regresar, Noxus también es peligroso para ellos.

— Si no quieres que vayamos juntos, al menos llévate un par de sirvientas de la casa Crownguard.

— ¿Sería justo separarlas por tiempo indefinido de sus familias por esto? No, agradezco tu ofrecimiento, pero cuando pase la tormenta, nos iremos, sólo necesitamos antorchas encantadas, ración de comida suficiente para un par de meses y una caravana.

Tianna bajó la cabeza para mirar el piso, frotó sus dedos entre sí y desvió su mirada a Darius, éste parecía tener decidido su camino, ¿estaría tomando la decisión correcta? A futuro, Jarvan podría cambiar de opinión, pedirle a Lux que vuelva, pero luego del trauma, de la afronta, ella sería incapaz de aceptar. El destino de haberla soltado en Freljord era mejor que traerla a perdonar su tierra, el olvido podría mejorar su salud y sus hijos podrían vivir sin el estigma de haber nacido bajo circunstancias tan trágicas.

Aquel gran hombre hizo una leve reverencia, giró sobre sí mismo y salió de la tienda, dejando así a la tía de su esposa muy afligida, el mago no supo cómo reaccionar, así que se arrodilló ante su ama y le preguntó si podría hacer algo por ella, ésta sólo tocó su cabeza con la punta de sus dedos.

— Todo está bien.

Fue lo que dijo y poniéndose de pie fue tras Darius, parecía que tenían una conversación ahogada fuera de donde habían dejado al mago, Zád sólo era un espectador, así que esperó pacientemente, se había encariñado tanto con la señora de la familia Crownguard, esperaba poder seguirla por más tiempo, cuidar niños no era lo suyo, tal vez volver a Demacia no sería malo para ellos.

— Cuando se establezcan, envía a alguien, quiero visitarlos —dijo Tianna.

— Confías en nosotros, ¿por qué?

— Eres interesante, noxiano, haz hecho todo esto para ella, pero nada para ti, eres quien más podría ganar al volver, el desinterés por Demacia y Noxus me hace creer que tus intenciones son reales con mi sobrina, quiero lo mejor para ella también —miró al cielo— mi hermano y mi cuñada, se fueron muy pronto, por eso, estoy aquí y quiero seguir aquí para ella.

— Esta bien, pero pasará un tiempo —dijo Darius.

— No importa, mientras estaré ocupada, el mago necesita entrenamiento y Demacia necesita orden.

— ¿Apoyas a Jarvan?

— No.

— Eso causará un problema, tu sobrino lo quiere en el poder.

— Lo que él quiera no es problema mío.

— Jaja sonaste como Lux —añadió el noxiano— ella siempre tiene una opinión.

Guardó silencio por un momento y entonces perdió de vista a aquel hombre, se había ido.

La tormenta fue ligera, pasó y tan pronto tuvieron un cielo despejado, Darius preparó las cosas de Lux, una caravana y llevó ambas cunas de los bebés a la misma. Se subió al asiento del conductor, tenía un mecanismo automatizado, que lo hizo avanzar a velocidad moderada, Tianna terminaba de despedirse de su sobrina y ésta extendió la mano al chocar miradas con aquel gran hombre.

Ese fue un adiós momentáneo, a todas las turbulencias, a todo el sufrimiento pasado. Darius aún no tenía idea de si podría vivir en Freljord, pero quizás el contacto de Tianna en una aldea cercana podría ayudarlos.

Lux por su parte permaneció reacia, aún temía si quiera mirar o tocar a sus niños, pero con el tiempo se acostumbraba a tenerlos cerca, era una madre tímida, extraña y algo tensa, sólo, desde su interior, esperaba superar lo que vivió.

Por un momento sus pensamientos se dirigieron a Draven, tenía varias preguntas, ¿por qué se había ido? ¿Sabía que esa niña era suya? Su esposo no fue claro, pero tampoco quería avivar esas llamas, pensaba que como era aquel otro noxiano, iría a vivir locamente como siempre había querido.

Mas su jornada de terror no terminaba, Draven no iba a vacacionar, éste noxiano tenía una meta: hacer que Swain sufra tanto como él, y eso nadie más lo iba a saber, excepto él mismo.

— Darius sabe lo que hace —se cubrió con mantas, veía las pequeñas cunas de sus niños mecerse, estaban al otro lado de su caravana— sólo un poco más… tengan paciencia, por favor.

Sus niños parecían entenderla, era como si tuvieran un conocimiento de todo y no eran ruidosos o alocados, guardaban silencio la mayoría del tiempo, estaban despiertos y cuando veían a alguno de sus padres sonreían, no era normal que rieran tanto, como si… fueran felices también.

¿Cómo podían ser tan perfectos? Hijos de un momento muy turbulento, sólo pequeñas criaturas que lloraban cuando tenían hambre o querían que los cambiaran.

A todo eso, recordó a Vi, ella también pasaba por un embarazo, ¿dónde estaría? Luego de todo lo sucedido en Noxus, simplemente su historia se hizo humo, ¿habría pasado la frontera? ¿Estaría bien? ¿Habría tenido a su bebé? Se preguntó muchas veces.

Pero Vi, estaba lejos de vivir en paz, comenzó a viajar, aislada de todos los problemas causados por Jarvan, nunca supo de la muerte de Darius, estaba aislada y también herida, parecía sólo un cascarón, ¿llegaría el tiempo en que volviera a ver a Cait? Después de todo era su única amiga, ya que Lux había desviado su mirada.

Tenía ya unos meses de embarazo, su pequeño vientre la delataba, pero podía disimularlo con ropaje holgado, había pensado en regresar a Piltover pero ¿qué dirían de ella? Quizás los rumores llegaron lejos, sabrían que Draven la había degradado, que la expulsó de las tierras a las que visitaba, volver a Zaun también estaba en sus planes, aunque ahora sólo estaba muy cansada, cada viaje le costaba un poco más.

Tan pronto diera a luz, moriría por la falta de ese componente que mantenía su corazón latiendo, se acostaba en la cama y tocaba su pecho, quería sentir el pálpito, pero sólo sentía el de aquella nueva vida.

Aquí estás —dijo una voz en sus sueños.

¿Quién eres? —contestó la pelirrosa.

Lúmen usó sus poderes, había dormitado un poco en su santuario, pero no estaba conforme con su situación, necesitaba terminar la historia que había iniciado con un chico, buscando la verdad y terminó con uno muerto y equivocado.

Luces terrible —dijo aquella voz.

No es tu problema, imbécil —contestó Vi.

Ya veo de dónde lo sacó, ese chico que no sigue las reglas, perspicaz pero tonto.

Otra vez un sueño raro, ¡vamos! Que se termine pronto.

Estás pronta a morir, ese niño nacerá prematuro —le dijo Lúmen y esperó su respuesta.

Pero me dijeron que estaba bien, que todo estaba bien cuando me revisé, ¿esto es realmente un sueño?

Pude comunicarme contigo a través, pero sí, es un sueño.

¿Quién eres? —gruñó a la nada.

La respuesta a tu pregunta, está en Freljörd, el lago de dos estaciones.

Fue como caer de golpe, Vi sintió desplomarse y entonces despertó, ¿cómo es que le habían dicho todo eso? Fue un sueño, se dijo antes de calmar su respiración, era sólo un sueño, las respuestas a sus preguntas no podían estar allá, ¿cómo? Aún lejos de su ciudad, de su vida, no podía arriesgarse a dar a luz a mitad de camino, quedaban algunos meses y éste ser o lo que sea, le dijo que iba a tenerlo prematuro, estaba más nerviosa que cuestionada.

Negó con su cabeza al tiempo que bajaba de su cama, se arreglaba el cabello con los dedos y miraba al frente, tenía una figura encorvada y su vientre, abultado, la hacía sentir fatiga de inmediato. Las hormonas se descontrolaron por un tiempo, pero ya cambiaba ese estado a uno de tensión.

En sus cosas no guardaba nada para su niño, ningún recuerdo, cuna, carta, ropa, nada. No pensaba tener a su bebé, no pensaba llevarlo a término y ahora éste nacería pronto según aquel sueño loco.

Se levantó de la cama y caminó hacia una mesita que tenía, con algunas cosas como pan y leche fría del día anterior. Se sirvió mientras le daba un mordisco a su esponjoso alimento.

— Respuestas…

Dijo a la nada, sí, quería respuestas, saber qué hacer con su bebé era una prioridad, entonces un pensamiento vino a su cabeza.

— Una revisión podría ayudarme a decidir.

Esa voz dijo que su bebé llegaría antes de tiempo, ¿qué mal le hacía al comprobarlo? Debía visitar a uno de todos modos, una revisión o dos podría decirle si ese bebé nacería o estaba complicándose.

Si comprobaba que era verdad, saldría de ese hueco en el que se había recluido, en medio de la nada e iría a donde le habían indicado, al final, su más grande pregunta podría ser respondida.

...

...

...

Fin de Episodio 70