Ducktales (2017) no me pertenecen, y este es un insignificante Fic.

...

La varita mágica

Capítulo 4

"Es un sombrero de bruja porque tú lo llevas. Pero tú eres bruja porque llevas el sombrero"

Ritos iguales -Terry Pratchett-

(...)

En sus veinticinco años de vida, Morgana nunca ha enfrentado a otro ser mágico, no al menos directamente. La prueba que pasó para convertirse en bruja de las pesadillas, a la edad de ocho años, no contaba, porque no había enfrentado a las demás candidatas directamente. Simplemente la encerraron en una cueva oscura durante dos semanas, junto con todas las demás, y fue la única que salió con vida de aquel lugar.

No le gustaba mucho recordar aquella prueba, ni pensar en lo que terminó haciendo para sobrevivir, tan solo esperaba no tener que volver a experimentar algo parecido.

La idea de pelear directamente con Magica no le era atractiva, pero no había nadie más. Lena podría encargarse de ella fácilmente, pero su imposibilidad de salir de aquel circulo sin perder su magia y morir, eran ínfimas.

Al salir de la oficina de McDuck, supo que el tiempo se le acababa. El territorio detectó a Magica cada vez más cerca, así que decidió acercarse a Lena y su familia para comenzar con el ritual y formar la gema de su varita. Debería dejar que la suerte de Gladstone y la habilidad de Fenton le den forma a la varita en la forja, pero no sabía que tanto podía abusar de la suerte del principiante de su amigo.

Tal vez si tenía tiempo podría ayudar a la construcción de la varita…

Tiempo. Eso era lo que no tenía. Morgana finalmente comenzó a sentir el degaste por el uso de su territorio, y debido a la falta de sueño, lo que había comido apenas le había dado energía suficiente para mantenerlo.

Si no se apresuraba en terminar con esa varita y detener a Magica, no iba poder cumplir con su contrato.

—Morgana ¿Pasa algo malo?— Lena la miró desde el circulo. Se la veía sana y salva, pero terriblemente preocupada. De seguro notó lo cansada que estaba, por lo que la bruja trató de calmar la expresión de su rostro para evitar asustar a los demás.

Es lo que haría Fenton ¿no?

—Hable con Scrooge y va ayudarnos a crear tu varita ¿Te gustaría participar?— Morgana la miró con una expresión calmada, empujando su cansancio y nerviosismo al fondo de su mente. Lena sonrió de forma afable, para su suerte, el resto de su familia parecía estar de acuerdo con la sugerencia.

Tan solo esperaba que Gladstone y Fenton convenzan a McDuck de fundir y usar el hierro de su ancestro, así ahorrarían tiempo. A decir verdad, no había previsto que el pato le tuviera tanta estima a su antepasado, los Macawber nunca se caracterizaron por ser muy sociables.

—Comenzaremos con el ritual para cristalizar una parte de tu core mágico, este se unirá a tu varita y evitara que tu magia se escape de tu cuerpo— Explicó Morgana a la pequeña pata pekinés y les pidió a sus padres que se acerquen para comenzar.

—¿Está toda tu familia aquí?— Preguntó la bruja con una expresión impasible. Lena asintió levemente, mientras Violet y sus padres se acercaban a ellas —¿Tienes una amiga o amigo cercano?—

—Esa soy yo, su mejor amiga— Webby sonrió nerviosa mientras se paraba al lado de Lena.

—Bien— Morgana murmuró con algo de vehemencia, mientras inclina su cabeza hacia delante por un momento, realizando una caravana delante de Lena —Las brujas siempre se inclinan y muestran respeto a los seres mágicos, no olvides eso nunca—

Una vez completada la caravana, Morgana movió rápidamente su mano y quitó una pluma de la cabeza de Lena. La niña fue tomada por sorpresa, mientras la bruja dejó flotando la pluma delante de ella.

—Supongo que puede soportar estar fuera del círculo por unos momentos— Comentó la bruja ante la mirada atónita de los presentes, parecía que no habían visto nunca algo parecido. Su sombrero comenzó a moverse levemente en su cabeza, pero nadie de los presentes se percató de eso.

—No parece que vaya a desaparecer ¿Qué hacemos?— Violet miró con cierta duda la pluma de su hermana flotando delante de ellos, sin terminar nunca de caer al suelo.

—Entréguenme un símbolo de su amistad— Morgana dijo esto con cierta calma —La magia de Lena está atada a la amistad y los lazos que crea con aquellos que la rodean, ella necesita un medio para mantener su core funcionando—

Las niñas se miraron entre sí, y sin dudarlo le pasaron a la bruja sus brazaletes de la amistad. Morgana miró las pulseras en sus manos, cerro sus puños en ellas y miró con cierta calma la pluma.

—Todos mantengan sus pensamientos en Lena, concéntrense solo en ella, en su identidad como hija, hermana y amiga, todos nosotros tomamos forma en la mente de las personas que nos rodean, y es importante como ellos nos perciben, así como nos percibimos a nosotros mismo—

La bruja estaba usando uno de los tantos métodos para crear una criatura mágica, esperaba que fuera suficiente para que Lena no sufra, una vez tome la varita debería poder vivir sin ningún problema. Las pulseras seguían en su puño derecho, lo acercó a la pluma, colocándolo justo encima de este.

—Desde la oscuridad del abismo, te demando que mantengas atado en la Tierra lo que no debe perderse— El puño de Morgana despidió unas chispas eléctricas, y cuando abrió su mano las pulseras se habían desintegrado. Dejó caer aquel polvo color azul, sobre la pluma, la cual comenzó a cristalizarse delante de ellos —Naces en la oscuridad, producto de sus pesadillas, y continuas tu camino en la luz, hasta que regreses a su seno eterno—

La pluma brilló con una intensa luz azul, mientras que Lena comienza a brillar, para recuperar su transformación, sus ropas se volvieron blancas, y sus ojos azul intenso al igual que su pluma de cristal que flotaba sobre sus cabezas.

—Lena recuperó su transformación, hace semanas que no conseguía realizarla— Violet estaba impresionada por la notable mejora, observando como la bruja examinaba la gema con forma de pluma que habían formado en aquel instante.

—Esto bastará, el cristal se ve bastante estable… Webby— Morgana miró a la niña con calma, entregándole el cristal que habían creado —Sostén esto, Lena no puede tocarlo hasta que tenga su varita—

—Eso es genial, pronto Lena va a curarse…— Webby dejó de hablar al ver como Morgana se tambaleo levemente. La bruja sintió que el mundo se volvía de un cálido color naranja, para apagarse por completo en negro.

...Morgan...

...¿Estás bien?... Morgana...

...¡Su cabeza está sangrando!

Morgana despertó con un fuerte dolor de cabeza. Solo perdió la conciencia por unos segundos, su territorio seguía cubriendo la mayor parte de la ciudad y Lena estaba en su círculo mágico, sana y salva. Notó que sus anteojos se habían doblado de una forma poco práctica, y sus cristales parecían estar inservibles. Tocó su frente, y las plumas de sus manos se tiñeron de su propia sangre, se había cortado la ceja derecha por estrellar su cara contra el suelo.

Era oficial, su insomnio iba a matarla un día de estos.

—Estoy bien— Murmuró la bruja sintiendo su boca demasiado pastosa, mientras se incorporaba. Los presentes estaban divagando sobre su estado, diciendo que debería descansar un poco. Agradecía por dentro que Gladstone no estuviera presente para ver aquel espectáculo lamentable. Seguramente le dedicaría una expresión arrogante, diciéndole: "Te lo dije".

Si sobrevivía a esto, iba a dormir durante días.

—¿No quiere sentarse señorita Morgana?— Uno de los padres de Lena la miró preocupado, mientras aparta una silla para ella.

El mundo seguía balanceándose delante de ella, pero trató de mantenerse erguida. No podía distinguir bien los rostros de los demás sin sus anteojos, así que los agitó, realizando un sencillo hechizo de reparación para recuperar el cristal mellado. Al colocarlos en el puente de su nariz, notó que todos la miraban horrorizados.

Claro. El corte en su cabeza. Debía ser bastante chocante ver tanta sangre en su cara, más entre sus plumas blancas.

—Tranquilos, solo es un corte— Pasó sus manos delante de su cara, curando su herida y limpiando la sangre. Las expresiones de los presentes no cambiaron, pero al menos Lena se veía menos traumatizada —Estoy bien, ya está curado—

—Eres muy extraña— Violet la miró con aprensión de nuevo, pero al menos dejó de estar tan preocupada. Weeby le dedicó una sonrisa vehemente, mientras los padres de Lena estaban ocupados hablando con su pequeña, seguro para calmarla.

Morgana estaba a punto de decirles algo más, pero su territorio finalmente detectó el paradero de Magica. Estaba a punto de llegar a las puertas del Money Bin.

—Voy a salir por un momento— La bruja pudo caminar sin balancearse hacía la salida. Antes de abrir la puerta, miró a los demás tratando de guardar la calma, a pesar de lo nerviosa que estaba de tener que enfrentarse a la hechicera —Fenton y Gladstone terminaran de armar la varita, espérenlos aquí por favor—

—Espera ¿A dónde vas?— Violet se acerca a Morgana para interrumpirle el paso —No puedes dejar sola a Lena, ella te necesita—

—Seré más útil para ella si evitó que interrumpan su ritual— Respondió mecánicamente Morgana, haciendo que su voz sonara demasiado impasible.

—No me refiero a eso— Violet puso sus ojos en blanco con exasperación, señalando lo importante —Tienes que volver, sin importar lo que pase, Lena te necesita—

Morgana iba abrir la boca para replicar, pero al ver el rostro afligido de Lena al otro lado de la habitación, asintió levemente. Salió de aquel lugar, sintiendo que el enfrentamiento se estaba volviendo cada vez más inevitable. Su sombrero puntiagudo se movió levemente, y un ojo oscuro se abrió para ver a su alrededor.

El cansancio golpeo duramente su cuerpo y su estómago comenzó hacerse un nudo.

No le quedaba mucho tiempo.

Sacó su teléfono y habló una última vez con Fenton.

(…)

Magica rechistó incomoda por el mal ambiente que rodeaba el Money Bin, todo en su cuerpo le decía que dé la media vuelta, y se marche corriendo de aquel sitio, pero era el único lugar donde podría encontrarse Lena. Su ambición por la magia superaba con creces el miedo que sentía.

Un miedo que hace mucho no experimentaba, debía admitir. Ni siquiera el territorio de su madre se sentía tan pesado, la bruja que era dueña de semejante presencia debía ser muy vieja, y bastante cascarrabias.

No entendía porque había levantado aquel territorio, pero de seguro no quería a nadie cerca de ella. Eso era bueno, Magica no tenía ningún asunto contra ninguna bruja en ese momento.

Al acercarse al edificio que pertenecía a McDuck, pudo vislumbrar que una extraña salía desde la puerta principal, cerrándola detrás de ella. Lo que más llamó la atención de su apariencia anodina, fue su sombrero puntiagudo, que estaba moviéndose sobre su cabeza como si estuviera vivo.

—¿Quién demonios eres?— Magica parecía estar molesta ante la intrusión, ya estaba por preparar su primer hechizo para atacar a la joven pata frente a ella, pero esta se quitó su sombrero puntiagudo y realizó una caravana delante de ella.

—Saludos, Magica De Spell, hija de Anastasia De Spell, descendiente de la bruja de las sombras— La joven pata estaba completamente inclinada delante de ella, mostrando un respeto que le hizo sentir un poco nerviosa. Tal vez era la forma en que la voz lacónica de su anfitriona estaba desprovista de emociones, como adivinó el nombre de su madre, o por lo arcaica que sonaba…

"¿Por qué te inclinas, mamá? Te hace ver débil"

—Eres una bruja— Magica tuvo una realización en ese momento, y la mocosa simplemente acomodó su horrible sombrero sobre su cabeza, luciendo demasiado aburrida para su gusto.

—En efecto, soy Morgana, bruja de las pesadillas— La bruja no parecía querer quitarse de su camino. Magica no creía que esa mocosa sea la dueña del territorio, pero le provocó una cierta desconfianza su actitud.

—Mira niña remilgosa, no tengo nada en tu contra, vengo a buscar algo que me pertenece y más te vale que te apartes de mi camino antes de que te convierta en cabra ¿Capisci?—

—¿Se puede saber que buscas? Tal vez si se te resiste tanto, no sea algo que necesites— La bruja era tan criptica como su madre, era demasiado molesto ¿Acaso todas son entrenadas para ser unas desgraciadas?

—Conviértete en cabra, y deja de incordiar— De un solo movimiento, Magica apuntó a la bruja y le lanzó un hechizo con su piedra mágica. El haz de luz se quedó rodeando a pata, mientras la mano de esta hacía girar suavemente el hechizo a su alrededor.

—Es demasiada magia para quitarme del camino, un verdadero desperdicio— Espetó la bruja, como si estuviera dándole lecciones.

—¡Deja de criticarme! ¡Y que si quiero arruinarte la vida y que sufras como una cabra!— Magica sentía que su cara estaba enrojeciendo por la ira. La mocosa engreía hablaba como su madre, y la criticaba de la misma manera ¡No había duda que la habían criado para ser una desgraciada!

—Sería muy agradable ser cabra— La chica parecía más interesada ahora en analizar su magia que mirarla, hizo un movimiento con su mano deshaciendo el resto de su hechizo como si no significara nada —Viviría entre otras cabras, correría por los campos y podría comer lo que quiera cuando quiera—

—¡Entonces porque detuviste mi hechizo!— Magica ya sospechaba que el enorme territorio que asolaba Duckburg, le pertenecía a la bruja que la estaba enfrentando, por eso no funcionó del todo un hechizo directo.

Pero tenía mucha magia a disposición. La niñata iba a saber que ella era la reina de las sombras por un buen motivo.

—No puedo dejarte avanzar más allá de esta puerta, hay alguien apreciado para mi dentro que no está en condiciones de defenderse…— La bruja tocó su sombrero por un momento antes de continuar. Un enorme ojo salió de una de sus costuras y le dedicó una horrible mirada, mientras una voz estridente comenzó alzarse.

—¡Finalmente, nuestra primera pelea Morgana!— El maldito sombrero comenzó a carcajearse como si se le fuera la vida en ello, para sorpresa de Magica. Las brujas no suelen tener magia dentro de su cuerpo, pero nunca había oído de alguna que usara un sombrero mágico —¡Zajajaja! ¡Y nada más ni nada menos que una De Spell! ¡Dime que podemos matarla!—

—No malgaste mi energía gritando— La monotonía de su voz hizo que las plumas de la nuca de Magica se erizaran, y parecía que el sombrero se asustó porque tembló ligeramente, produciendo pequeños gruñidos quejumbrosos.

¡Alguien sin poderes mágicos no debería dar tanto miedo!

Dentro de Morgana no había un solo gramo de magia, no había forma de saber cómo la atacaría y mucho menos medir su habilidad. Lo único factible era su monstruoso territorio, que le permitía manipular los hechizos a su alrededor, así que atacarla directamente con magia sería improductivo y estúpido.

Eso era algo bueno, porque nunca fue parte de su plan. Magica sonrió malignamente mientras su báculo brillaba con fuerza.

—¿Crees que iba a caer en tus provocaciones? ¡No voy a perder el tiempo estampándome en un muro!— Elevó su báculo al cielo, generando una sombra enorme sobre ellas, que se dividió en varias porciones para fluir directamente al interior de la mansión.

Si era verdad que Lena estaba debilitada, podría capturarla con facilidad con ayuda de las almas perdidas atrapadas en su báculo. La bruja no podía bloquear ese hechizo porque esas almas estaban atadas por contrato.

¡Esa maldita iba a pagar por su insolencia! ¡Cuando absorba la magia de Lena sufriría un destino mucho peor que transformarse en cabra!

(…)

Gladstone se negaba categóricamente a perder la compostura y mucho menos sudar ante la tarea de entregar la varita a Lena y armar las piezas con sus propias manos. Acostumbrado a su muy buena suerte, las advertencias de Morgana sobre la baja probabilidad de éxito no le preocupaban demasiado, siquiera el posible escenario de que aquel objeto mágico explote en su cara.

Pudo ver el rostro de exasperación del tío Scrooge y Huey al enterarse de que era el único calificado para la tarea. Para su sorpresa, Fenton se lo tomó con calma, simplemente palmeo su espalda con una sonrisa franca, y le indicó que lo llevaría con Lena lo más rápido posible, para terminar con el trabajo.

Así que no dudó en dejar que Fenton lo cargue sobre los brazos metálicos de Gizmoduck, y lo lleve a velocidad infernal hacía el encuentro de Lena. Si lo pensaba con algo de detenimiento, era curioso cómo funcionaba la armadura robótica sobre el joven y tímido pato, lo hacía lucir mucho más imponente y confiado.

También se dio cuenta porque Morgana le tenía tanta confianza, no solo por aquella brillante armadura robótica, sino por lo habilidoso que era aquel muchacho con sus manos. La fina vara que creo a partir de aquel hierro oxidado, parecía sacada de un libro de fantasía.

Y aún con todo ¿Esto iba a funcionar? De lo poco que captó de la conversación entre su tío y Gyro, se percató de que las varitas mágicas pertenecían a los cuentos de hadas y las leyendas antiguas. Era increíble que el mismo Scrooge nunca haya visto a nadie crear una, ya que había vivido muchos más años de lo concebible.

—Voy a tener que soltarte por un momento— Exclamó Fenton de repente, sacándolo de la espiral de sus pensamientos, dejándolo justo a la entrada de la biblioteca.

—¿Qué está pasando?— Gladstone no término de decir esto que una sombra se lanzó sobre él para atacarlo, y rápidamente Gizmoduck la rechazó, dándole un golpe directo con lo que parecía ser unos guantes luminosos instalados en los brazos de su armadura.

Al recuperarse de la impresión, se había dado cuenta del caos desatado en aquel sitio.

La biblioteca se había vuelto un campo de batalla, donde entes que parecían ser sombras de consistencia material, estaban asediando a los presentes. Todos intentaban proteger a Lena para que no sea capturada, pero fueron frustrados por el constante ataque de las sombras, que los apresaron sujetándolos encima de los amplios estantes de la biblioteca.

Gladstone apenas se había dado cuenta que estaba intentando correr para evitar que una de las tantas criaturas oscura capturara a la pequeña Lena, y la apartara del círculo que la protegía. No estaba seguro de llegar a tiempo, pero para su suerte no fue necesario intervenir.

Fenton le paró los pies a la sombra, golpeándola directamente con un guante que brillaba intensamente. La sombra se deshizo por completo para sorpresa de Gladstone.

—El guante de fotones holográfico funciona contra los entes intangibles con propiedades relacionadas a la luz— El ganso escuchó al joven pato balbucear sin parar mientras machacaba a las sombras con suma facilidad, tal vez era un método para calmarse, ya que no todos los días se combate con criaturas mágicas, pero debía admitir que era irritante —El golpe ha resultado ser más contundente de lo esperado, retroceso casi nulo, Gyro estará entusiasmado por el resultado...—

Gladstone se desconectó de la perorata técnica de Fenton, un poco exasperado por la innecesaria catarata de información, pero agradeció que sea increíblemente confiable, sintiéndose hasta un poco envidioso de lo competente que terminó siendo.

—¿Morgana no pudo detener a Magica? Se la veía tan cansada que parecía que iba a desmayarse en cualquier momento— Lena estaba demasiado preocupada, al borde del llanto, y el ganso utilizó su mejor cara de poker para tranquilizarla. No esperaba enterarse que la bruja estuviera al borde del colapso por todo el esfuerzo realizado, pero comprendió porque no pudo evitar la entrada de las sombras de Magica.

—Estoy seguro que Morgana la detendrá de alguna forma. Armaré tu varita de inmediato y estarás bien, te lo prometo— Gladstone no sabía si estaba tratando de calmar a Lena o calmarse a sí mismo con esa frase, pero se negó a creer que la bruja podría llegar a perder.

—¡Gladstone! ¡Tengo el cristal!— Chilló de repente Weeby llamando la atención de los dos. La pequeña estaba haciendo piruetas salvajes entre las mesas y los estantes vacíos, esquivando la mayor parte de las sombras, acercándose a él con algo que brillaba intensamente en su mano. Era perfecto, a pesar del desastre insipiente, iba a poder armar la varita y salvar a Lena.

El ganso estaba a punto de llegar a Weeby, cuando una de las tantas sombras logra atraparla. Desesperado, Gladstone trata de forzar su suerte para atrapar el cristal con forma de pluma, pero su propia sombra le frena y lo hace caer al suelo, frente a un billete de veinte dólares.

—¡No! ¡No es momento para esto!— El ganso protestó al ver que su sombra se deshizo delante de él. Ya le había dicho Morgana que no debería forzar su suerte, pero esto era ridículo.

No había tiempo para lamentarse ¿Dónde quedó la gema?

Para su horror vio que las sombras la habían atrapado, y se la llevaban a la misma Magica, la cual estaba entrando triunfante en la biblioteca, arrastrando el cuerpo inerte de Morgana. Las cosas no paraban de ir de mal a peor a medida que sus intentos de salvar a Lena se estaban yendo cada vez más cuesta arriba ¿Qué le estaba pasando a su suerte? ¿La había vuelto a perder o todo esto formaba parte de las ínfimas probabilidades de éxito a la que Morgana se refería?

Una vez divisó la gema mágica y pudo tenerla en su poder, Magica arrojó a la bruja sobre las sombras para que la retengan. El cuerpo de Morgana fue estampado contra los estantes de la biblioteca, y sujetado por los entes oscuros, como si fuera una especie de sacrificio ceremonial. No se estaba moviendo, ni se estaba quejando.

—¡¿Qué le hiciste?!— Gladstone estaba aterrado ante el hecho de que la pobre de Morgana haya muerto al intentar enfrentarse a Magica.

—En realidad no le hice nada, ella simplemente se desmayó— Magica señaló a la bruja con aire casual —Iba a convertirla en cabra, pero me dejó en claro que lo disfrutaría demasiado—

—Ah…— Por alguna razón, a Gladstone no le sorprendió esa revelación.

De repente, el ambiente cambió por completo, la sensación de pesadez permanente desapareció y las lámparas parecían brillar con más intensidad. El círculo que protegía a Lena se esfumó, como si fuera cenizas esparcidas por el aire.

El territorio de la bruja había caído.

—Así que era esto lo que ocultabas, niña melindrosa— Magica ignoró a todos los presentes, extendiendo su mano hacia el cristal de Lena, que seguía brillando con intensidad, ante las insistentes sombras.

Cuando logró apartar la vista de la joya con forma de pluma, miró hacia Lena con desprecio. Gladstone casi grita indignado al ver que la niña se desplomaba en el suelo, y comenzó a desaparecer nuevamente.

—Supongo que Lena ya no me sirve, apenas puede mantener su cuerpo en este plano— la frialdad de Magica indignó completamente a Gladstone, pero no había tiempo para ofuscarse, tenía que hacer algo. A pesar que casi no podía pensar ante la amargura de lo que parecía ser la muerte inevitable de Lena, no podía perder la esperanza de intentarlo. Casi en respuesta a su estado de pánico, el mismo Fenton se abalanzó sobre Magica para arrebatarle el cristal, tratando de desprenderse de las sombras que lo aprisionaban.

—Probemos esta belleza contigo— La hechicera apuntó a Fenton y le disparó una ráfaga de luz sin dudarlo. El pato reaccionó rápidamente, desprendió parte de su brazo derecho, usándolo de señuelo para escapar del ataque. La extremidad robótica se transformó en simples pompas de jabón al contacto con el hechizo que le lanzó Mágica.

De haberle dado de lleno, le hubiese matado ¿Cómo era posible que Fenton no pareciera aterrado ante la situación?

—Oh, esto es mucho más poderoso, toda la magia de Lena en un cómodo amuleto, finalmente he recuperado todo el poder que invertí en ella, y ahora todos ustedes se postraran a mis pies—

El cristal estaba brillando, demasiado, y Magica no se percataba de esto. Era tal como lo había dicho Morgana, sin la varita el poder desatado podría aumentar sin control, hasta terminar explotando, y nadie iba a sobrevivir a semejante catástrofe.

Debía evitar que Magica siga usando su magia, pero no sabía que más hacer. Simplemente trató de razonar con ella.

—Detente... Por favor— Gladstone recibió una mirada oblicua de la hechicera mientras se preparaba para lanzar su conjuro. Por su suerte, parecía interesada en escucharlo ¿Cuánto más podía forzarla? —Lena está sufriendo, se supone que es parte de tu familia, tu sobrina, deberías ayudarla-

—¿Parte de mi familia? ¡Ja! Ya quisiera ella, no voy a ayudar a esa estúpida santurrona que no quiso darme sus poderes cuando más lo necesitaba— Magica se carcajeo sonoramente antes de continuar con su perorata —Todos ustedes no son más que sacrificios para cumplir mi ambición, y me quedaré con sus almas por toda eternidad—

La hechicera se acercó a él apuntando su báculo directo en su corazón y sujetando con fuerza el cristal de Lena. Gladstone no se movió, apretando la varita con su mano izquierda, escondiéndola en su espalda, esperando el momento oportuno para probar su suerte.

—Pero ¿Cómo lo entenderías? Con tu suerte seguramente has tenido todo lo que querías en tu vida, nunca tuviste la necesidad de sacrificar nada y a nadie por tu felicidad— Le recriminó de repente la hechicera.

—Esa es la idea ¿no? Siempre solo, sin necesidad de nadie— Ponderó Gladstone, tratando de no autocompadecerse, aceptando ese hecho desde muy joven, cuando sus padres habían fallecido.

—Oh, triste y solitario niño afortunado, maldito de por vida, una niña indeseable morirá inevitablemente frente a tus ojos, y tus familiares y amigos se convertirán en simples pompas de jabón…— El discurso de Magica en pleno auge, fue interrumpido por un grito trémulo de Lena, que desgarró la tensión del ambiente.

—¡Basta! ¡Déjalos en paz!— Gritó la pequeña niña con todas sus fuerzas. Gladstone cerró los ojos con fuerza, deseando que Morgana la escuche.

(…)

Morgana volteó de repente hacia el pasillo que estaba detrás de ella, lleno libros y estantes rebosantes de pergaminos enrollados. Dormir siempre le es difícil, porque siempre había conocimiento reordenándose en su mente, y se volvía abrumador como una sala sin fin abarrotada con demasiados libros, libros que nunca terminará de leer en lo que le reste de vida.

Estaba segura de que había escuchado la voz de Lena, pero esta tan lejos que no pudo distinguirla.

—Efectivamente enana, la niña está usando su último aliento para gritar— Su difunto padre, vestido con su elegante traje negro a medida, estaba despatarrado en una de las pocas sillas esparcidas por el pasillo, tirado sobre esta como si no tuviera una columna vertebral, mirándola detrás de sus gafas oscuras y sonriéndole de forma cruel —Y tu aquí perdiendo el tiempo—

Morgana evitó mirar al fantasma de su padre, regodeándose en su incompetencia, exigiéndole siempre el máximo que pudiera dar.

—No me queda más energía, no puedo mover mi cuerpo y mucho menos alimentar al sombrero para hacer magia— Su cuerpo no respondía, y no podía despertar, lo cual era un impedimento para continuar peleando.

—Excusas, excusas y más excusas— El joven pato se levantó de la silla de manera sobrenatural, quitándose los anteojos de sol, mirándola con intensidad con sus profundos ojos rojos y gritándole —¡La niña se va a morir, y su muerte te pasará a ti! ¡Deja ya de dudar y haz lo que tengas que hacer para salvarla!—

—¡Mi cuerpo es inútil en este momento!— La bruja grito mientras le daba la espalda al pato que le estaba bramando desde la profundidad de su mente. Su padre murió cuando ella tenía doce años, y siempre había sido demasiado exigente con todo, nunca conforme con nada.

—Entonces, no uses tu cuerpo— Murmuró el joven pato a sus espaldas —¿Con que se conjura la magia?—

Morgana se quedó estática, recordando el hechizo que había recitado al principio para ayudar a Lena, y le responde a su padre —Con el alma—

Cuando volteo para verlo, él ya no estaba presente para seguir gritándole. Nunca le iba a permitir ver un gesto de aprobación de su parte, aun cuando intentaba ayudarla.

(…)

Lena estaba completamente fuera de sí, viendo a sus familiares y amigos maniatados, sin posibilidad de defenderse. Vio que Weeby estaba llorando sin parar, de seguro estaba aterrada por su estado. Se estaba desvaneciendo nuevamente, y sentía que no le quedaba más tiempo, pero no iba a darse por vencida.

Su mirada llena de determinación se clavó en Magica, a pesar de sentir que su nefasto destino se aproximaba.

—¿Qué los deje en paz? ¡No mereces nada niñata ingrata! ¡Yo te di la vida y puedo quitártela cuando quiera! ¡Desaparece de este mundo y deja de incordiar!— Exclamó la hechicera, provocando que la gema con forma de pluma brille con mucha más fuerza, como si la magia estuviera buscando escaparse.

—Yo… Quiero…— Lena comenzó a graznar mientras sus ojos y pico se llenaban de lágrimas y mocos de frustración. Finalmente lo entendió, lo que estaba en juego, lo que iba a perder y lo que todos perderían —…Quiero vivir—

—¿Cómo dices? ¿Qué quieres vivir? ¡Ja! Los seres como tú son desechables, no se merecen…—

—¡Morgana por favor vuelve por mí! ¡Quiero vivir y estar con mi familia!— Exclamó Lena tapando con su voz las horribles palabras de Magica.

(…)

Magica se quedó estática por un momento viendo con odio el descaro de Lena, temblando de rabia por la determinación que la pequeña patita manifestaba. Iba a gritarle de nuevo ante su descarada declaración, pero se detuvo al sentir como algo oscuro se abalanzaba sobre ella.

No era una sombra, la consistencia de aquella sustancia oscura era pegajosa como la brea, con un olor a ozono que se extendía en el ambiente. El líquido plástico comenzó a pegarse a sus zapatos, y se extendía sobre sus piernas. Magica trató de sacar mover sus pies, para quitarlas de esa masa uniforme que intentaba tragársela.

—¿Qué eres?— La hechicera buscó con una rápida mirada el cuerpo de la bruja, pero este ya no se encontraba atrapado debajo de sus sombras, y lo único que quedaba de ella, era su espantoso sombrero puntiagudo. Una enorme cantidad de ojos rojos aparecieron en la sustancia viscosa, mirándola con intensidad desde un lugar distante.

"Cae… cae… cae… en la Pesadilla Eterna" Era una voz deformada, que venía de aquel charco, sonando como si fueran uñas rasgando una pizarra.

—¡Monstruo! ¡Asquerosa criatura inmunda! ¡Suéltame!— Masculló Magica mientras su rostro se contorsionaba por el terror, con su gema oscura envió a la sombras para defenderse del ataque, pero estas fueron absorbidas por el líquido negro.

"En un mundo de oscuridad, no hay lugar para las sombras" Rezaban la cacofonía de voces que devoraban las sombras que intentaban tocar aquel líquido espeso.

—Voy a matarte, no importa que forma tomes, maldita bruja, este truco barato no te salvará— Magica utilizó sin dudar la gema de Lena y esta brilló de tal forma, que parecía estar sobrecargándose. La magia en aquel cristal perdió el control, se comenzó a resquebrajar, y múltiples rayos salieron disparados en todas direcciones.

—¡Maldición! ¡Esta cosa va a estallar!— Magica iba a soltar la gema con forma de pluma, pero sarcillos negros se extendieron desde el líquido pegajoso, sujetando sus brazos y sus manos, adoptando forma de cadenas.

"Cae… cae y duerme… duerme para siempre…" La sustancia viscosa cubrió por completo el cuerpo de Magica, se contrajo por un momento, y formó una esfera oscura, que flotó sobre el suelo de la biblioteca. La gema de Lena cayó al suelo, apagándose por completo y reparando sus pequeñas grietas.

En ese momento, Magica De Spell había desaparecido de ese mundo sin dejar rastro, como si hubiese sido tragada por un agujero negro.

(…)

TBC

N/A 1: Ups. Eso no salió muy bien, bueno ya saben lo que dicen, no lleves un cuchillo a una pelea de espadas... o no. Saludos cordiales.