Capítulo 3:

Magia 101

Al llegar a casa, en lugar de ir a su habitación, Twilight fue a su laboratorio personal, el cual se encontraba en el jardín trasero de su casa.

El lugar era considerablemente espacioso, con un gran pizarrón en la pared, estantes llenos de libros y tubos de ensayo, mesas de trabajo con diversos aparatos y piezas electrónicas. Twilight entró en la habitación seguida de Sparks y Spike.

—Creo aquí podremos hablar sin que nadie nos interrumpa. —dijo Twilight.

—Me parece un buen lugar. —comentó Sparks.

—A propósito. Sparks, dijiste que muchas personas suelen ser testigos de diferentes fenómenos mágicos, aunque no sepan qué lo son. ¿Cierto?

—En efecto. De hecho, las personas que son testigo de dichos fenómenos suelen ser las que tienen el talento de la magia, es por ello que pueden verlos.

—¿Y qué otro tipo de fenómenos podrían ver además de un espejo mágico que aparece de la nada?

—Bueno, quizá encontrar objetos, criaturas y plantas mágicas, o ver fenómenos astronómicos y lugares mágicos.

—Cómo ver una silueta en el sol.

—¿Una silueta?

—Sí... ¿Quizá la imagen de un alicornio?

—Twilight, ¿de qué estás hablando?

—Verás, desde pequeña siempre quise ir a la celebración del verano para ver el sol salir en el solsticio y fue donde vi lo más asombroso y sorprendente que he visto, (o lo era hasta que te vi a ti y al espejo) eso era la silueta de un extraño ser frente al sol.

» Y si bien al principio lo tomé como un reflejo de mis lentes o efecto de mi limitada visión, al suceder más de una vez concluí que tenía que haber algo más allí, por lo que me dediqué a investigar todo lo que pude sobre dicho fenómeno. Pero por más que buscaba no encontraba nada acerca del mismo, y si le preguntaba a alguien, nadie sabía decirme nada al respecto, se burlaban de mí o me preguntaban si no necesitaba lentes nuevos. Finalmente desistí de la búsqueda ya que no tenía pruebas medibles sobre dicho fenómeno... Pero ahora creo que se trataba de la magia, siempre fue eso, ¿no?

—Bueno, si nadie más que tú que tienes talento para hacer magia lo puede ver, es lógico que pienses que se debe a la magia. Y quizá estás en lo cierto.

—Mmm...Dejando eso de lado, me dijiste que me ibas a enseñar a hacer magia ¿no? ¿algo así como un curso de magia extracurricular?

—Se podría decir que sí. Pero primero debo aclararte que si bien no tengo ni la menor idea del porqué llegó el anillo a tus manos y mucho menos que hechizo tiene sobre él, eso no quiere decir que no sepa cómo debes usar el anillo. —dijo Sparks cuya voz daba la sensación de estar frente a una maestra. —En primer lugar, el poder de tu Miraculous es la magia de unicornio. Con ella podrás hacer todo tipo de hechizos, yo te enseñaré lo básico, lo demás deberás descubrirlo por ti misma; como, por ejemplo, el hechizo atado a tu identidad que posee el anillo.

» Además, tu Miraculous no es el único que existe, existen otros que deben andar por ahí esparcidos. No sabría decirte con exactitud cuáles son o qué magia poseen, pero existen y puede que ya tengan un portador.

Twilight estuvo todo el tiempo atenta a lo que Sparks le decía, anotando todo en las hojas de un portapapeles que había tomado de una de las mesas en caso de emergencia, uno nunca sabe cuándo debe anotar algo de imprevisto. Un rato más tarde era hora de hacer magia.

—Recuerda, primero debes transformarte diciendo: "¡Sparks, transfórmame!" y entonces podrás hacer magia. Sin embargo, cuando lo hagas yo me fusionaré con el anillo y no podré explicarte cómo usarla. Pero no te preocupes, sólo debes seguir las instrucciones que te deje y cuando quieras volver a la normalidad puedes decir: "¡Destransformación!". Confío en que lo harás muy bien.

—Okay... —dijo Twilight un poco insegura.

—¿Lista? —preguntó Sparks.

Twilight respiro profundamente.

—Lista. —dijo Twilight —¡Sparks, transfórmame! —exclamó Twilight, despertando a Spike que se había quedado dormido cerca de ella.

En ese momento, Sparks fue absorbida por el anillo e inmediatamente Twilight se vio envuelta en medio de brillos y chispas.

Un segundo después, se encontró a sí misma vistiendo una ropa muy rara: era un vestido rosa oscuro, de mangas largas y una falda de pliegues; un cuello y cinturón morados claros, unas mallas rosa oscuro (el mismo que el del vestido).

Llevaba también unas botas de tacón bajo que le llegaban a casi a las rodillas y guantes que le llegaban casi hasta al codo, ambos de color morado claro (el mismo del cuello y cinturón). Además, su cabello se había soltado, sólo para crecer y formar al final de este una cola de caballo.

En su mano seguía el anillo, quedando encima de uno de los guantes.

Twilight decidió mirarse a sí misma con la pantalla de su celular, el cual había quedado en una de las mesas de trabajo.

—¡Por todos los ponis! —exclamó Twilight al mirar su reflejo espantada.

No sólo ya no tenía sus lentes y en su lugar llevaba un antifaz color rosa oscuro (el mismo rosa que el resto de su traje) tenía en una de sus mejillas la imagen de una estrella rosa rodeada con cinco estrellas blancas más pequeñas; sus orejas ahora tenían la forma de orejas de pony y se encontraban sobre su cabeza. Y por si fuera poco en medio de su frente se encontraba un cuerno que parecía hecho de luz color rosa, siendo esto último lo que más llamó la atención de la chica.

—Parezco algún tipo de amalgama entre unicornio y chica. —observó Twilight. —Por alguna extraña razón, a pesar de llevar este traje tan ajustado no lo encuentro incómodo, todo lo contrario, se siente cómodo y fresco. Aunque no lo usaría en público.

Spike, por su parte, la miraba perplejo.

Twilight tomó las notas que había hecho y revisó cómo hacer magia, parecía fácil: sólo tenía que concentrarse en lo que quería hacer y decir el hechizo en su cabeza, eso era todo.

Decidió empezar con algo simple: pasar la página de un libro. Tomó un libro de su estante y lo colocó en la mesa, abriéndolo por la mitad. Se sentó en una silla cercana, leyendo nuevamente las notas que había hecho y respiró profundamente. Dijo las palabras en su mente concentrándose lo mejor que pudo y apuntó con sus manos hacia el libro.

Mientras lo hacía, Twilight no pudo evitar sentir como la magia parecía salir de su cuerno, pero con tal dificultad que casi se le salían las venas por la frente mientras intentaba que se activará.

La chica hizo un gran esfuerzo sólo para que pequeñas chispas comenzarán a salir de su cuerno hasta brillar de un tenue color rosa mientras sus manos apenas titilaban del mismo color, pero finalmente el libro comenzó a brillar y pasó la página de un lado a otro.

—¡Lo logré! —exclamó Twilight. —El simple acto de pasar una página requiere mucho esfuerzo. ¿Tú qué piensas, Spike?

—¡Guau! —ladró Spike en respuesta.

—Debo dejar de preguntarte si sé que sólo me vas a ladrar.

En ese momento, Twilight se acordó que Sparks le había dicho que su Miraculous venía con un objeto mágico que podía ayudarle en caso de ser necesario, revisó sus notas nuevamente para estar segura y ahí lo vio, sólo tenía que decir en su mente:

«¡Bastón mágico!»

En seguida su anillo volvió a brillar dejando salir un cetro de oro, en la punta tenía la imagen de un unicornio (el cual se encontraba recostado en sus cuatro patas, con los ojos y alas cerradas). Twilight tomó dicho bastón, pero en cuanto lo hizo, los ojos y alas de la figura se abrieron, e instantáneamente se la llevó volando hasta empujar la puerta del laboratorio y comenzar a volar por el cielo sin rumbo alguno.

—¡AAAAHHHHH! —gritó Twilight. —¡Altoooooo! —exclamó instintivamente y en seguida se detuvo.

Al mirar debajo suyo Twilight inmediatamente se agarró de pies y manos del dichoso bastón, completamente horrorizada, pues el bastón había quedado flotando por el cielo a quien sabe cuántos metros de altura. Debajo de ella podían verse perfectamente las nubes pasar, mientras los edificios y casas parecían de juguete.

«¡Debo estar a unos diez o doce mil metros de altura!» calculó Twilight mentalmente. «Cálmate, Twilight sólo debes recordar tus notas, sí. Veamos, creo que decía algo sobre que el bastón es algo así como un caballo, para que me haga caso debo calmarme y... ¿qué está...?»

—¡AHHHHH! —gritó Twilight aterrada pues inadvertidamente el bastón comenzó a dejarse caer al vacío a toda velocidad para luego dar vueltas y vueltas por el cielo, una y otra vez. —¡¿Dónde está el manual de esta cosa?! —gritó Twilight amarrada al bastón. —¡En verdad me gustaría volver a casa! —gritó en un sollozo.

De repente, el bastón dejó de dar volteretas y comenzó a bajar y a volar a través de los edificios, casi rozando el suelo, hasta pasar por la casa de Twilight y aterrizar de un golpe dentro del laboratorio, cerrando la puerta en el proceso y dejando a Twilight pezuñas arriba frente a su pizarrón.

—¡Au! —exclamó Twilight adolorida.

Rápidamente Spike fue hacia dónde estaba su dueña y comenzó a lamer su rostro en el suelo, en lo que Twilight decía entre dientes: "destransformación" y así volvía a su apariencia de siempre.

—¿Cómo te fue Twilight? —dijo Sparks luego de reaparecer frente a su portadora sólo para darse cuenta de inmediato de lo sucedido.

—Sólo digamos, que no volveré a usar ese bastón hasta nuevo aviso. —dijo Twilight aún en el suelo. —Qué extraño, luego de ese golpe debí al menos haberme roto un hueso o algo. —dijo ella mientras se levantaba del suelo con cierta dificultad.

—Bueno, es que mientras estés transformada, cualquier daño que recibas será mínimo, a lo mucho los más fuertes golpes se traducirán en rasguños o minúsculas heridas; por lo que prácticamente eres invulnerable, pero seguirás sintiendo dolor, eso sí. De todas formas, no te recomiendo caer desde grandes alturas. —le explicó Sparks.

—Bueno será mejor dejemos las lecciones hasta aquí, creo que fue suficiente por un día. —dijo Twilight abriendo la puerta de su laboratorio.

—Me parece bien, mañana seguiremos con la práctica. Si mis cálculos no fallan, aún no has logrado dominar completamente el hechizo que te deje todavía, ¿o me equivoco? —dijo Sparks auto levitando hasta el hombro de Twilight.

—Yo diría que más o menos pero será mejor seguir practicando. —dijo Twilight mientras apagaba la luz. —¡Ven, Spike!

—¡Guau! —ladró Spike y siguió a su dueña hasta la salida.

Luego de todo lo sucedido, Twilight ya no tenía la menor duda, la magia era real y aprendería a usarla, sólo podía imaginarse lo que podía hacer con ella. Quizá podría hasta presentarla como parte de algún experimento en la escuela, qué pensarían sus profesores si les presentarán pruebas de la existencia de la magia...Pero entonces se acordó de que su anillo tenía un hechizo, un hechizo que aparentemente podría dañar su magia si revelaba su conexión con ella y quien sabe, tal vez podría dañar a alguien.

No, no podía decirle a nadie sobre la magia, al menos no todavía. Primero tenía que averiguar las consecuencias que traería revelarlo. Hasta entonces, ya era algo increíble poder aprender a usarla y aunque nunca pudiera revelarlo, no importaba, no sería la primera vez que guardaba un secreto para sí misma con el fin de no preocupar a sus padres o hermano.

Sí, sería su secreto, nadie más, a parte de ella y Sparks, lo sabrían; a lo mucho también Spike, quién, al ser perro, no podría decir ni una palabra a nadie. Efectivamente, nadie más lo sabría.

—Oye, Sparks. —dijo Twilight mientras caminaba hacia su casa.

—¿Sí?

—¿Tú crees que haya alguien que me haya visto volar por el cielo?

—No lo creo. Sólo aquellos con talento para la magia pueden ver a otros que estén realizando magia; y aunque te vieran, sólo verían una extraña estrella fugaz rosada revoloteando por el cielo.

—Okay... —Twilight abrió la puerta trasera de su casa.

«Otras personas con el talento de la magia... Me preguntó si podría conocerlos» pensaba Twilight mientras lentamente cerraba la puerta.