CAPITULO 3: LA PRIMERA PRUEBA

Mientras Tsuna y Gokudera no salían de su asombro pensando cómo era posible que la chica ante ellos hubiese entrenado a Colonello antes de ser arcobaleno, o incluso como era posible entrenar a alguien que supuestamente aún no había nacido… Lambo llegaba corriendo por el pasillo cargado de ¿¡RIFLES¡?

-¡Tsuna, mira, mira!- llegaba gritando el niño vaca.- ¡Hay muchas armas!

-¡Lambo, devuelve eso!- tras él una desesperada I-pin seguía intentando que Lambo dejase de hacer trastadas sin resultado alguno.

-¡Aah! ¡Lambo! ¿De dónde has sacado eso?- Tsuna iba a volverse loco, Lambo era solo un niño, pero demasiado hiperactivo y era un peligro andante con esas armas.

-De un cuarto que está muy, muuuuuy al fondo.- decía tranquilamente.- ¡Este lugar parece un laberinto!

-Por favor quédate quieto y callado.- pedía un desesperado Tsuna mientras veía al pequeño divertirse investigando la base.- Con eso me harías un gran favor.

-¡Vamos a jugar, Tsuna!- Lambo parecía no querer escucharle, solo estaba pendiente de la posible diversión que ofrecían esas armas.

Pero Tsuna no pudo seguir intentando convencer a Lambo de estarse quietecito, en ese instante una serie de gritos femeninos alertaron a todos.

-¿Qué fue eso?- pregunta Yamamoto.

-Viene de la cocina.- indica Gokudera.

-¡Ahí están Kyoko-chan y Haru!- mencionó preocupado Tsuna al mismo tiempo que corria hacia allí con los demás tras él mientras Lal Mirch los observaba.

Al llegar vieron parte de la cocina hecha un desastre.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Tsuna, pero al observar mejor tuvo contenerse las ganas de reír, al igual que los demás.

Junto al fregadero Haru y Kyoko estaban cubiertas parcialmente por lo que parecía ser harina, mientras observaban algo que sobresalía del armario del fregadero, algo enorme y negro que parecía ser… ¿un trasero?

Por otra parte, caída junto a la mesa estaba Adrya sentada en el suelo, toda cubierta de harina y algún tipo de masa viscosa que parecía ser huevos con algo más y un cuenco sobre su cabeza, intentaba inútilmente levantarse, pues a causa del estropicio el suelo estaba resbaloso y se caia constantemente.

-Gomen ne Reborn-kun.- empezó a decir la rubia, ahora más bien hari-blanca, todavía desde el suelo.- Las chicas gritaron tan fuerte que me asusté y causé un desastre.

-¿¡A-Adrya-san!?- exclamó Tsuna al ver a la chica mientras Yamamoto se acercaba y la ayudaba a levantarse y quitarse el bol de la cabeza.

La situación era si no chistosa, altamente ridícula, una agente de Varia vencida por harina y huevos, dos chicas paralizadas y una cosa enorme negra que se movía atrapada bajo el fregadero.

-Arigatou, ¿tú debes ser Takeshi, no?- preguntó Adrya un tanto asombrada al ver al joven que 10 años más tarde sería su esposo y futuro padre de sus hijos.

-Hai.- respondía el moreno tranquilamente e inocentemente mientras se reía al verse el también manchado por la harina al ayudar a la joven.

-Tsuna, Gokudera.- aprovechó ese momento Reborn para llamarles la atención mientras los otros estaban distraídos.- Es mejor que no comentéis nada acerca del parentesco de Adrya.

Ambos muchachos asintieron entendiendo que si decían algo podrían alterar el futuro, en ese momento Tsuna se percató de algo.

-¡Ah! ¡Es cierto! Yamamoto tu todavía no habías conocido a Adrya, ella es una espía de Varia.- explicó el castaño.

-¿Una espía de Varia?- se asombró Yamamoto.- Sugoi, ah,- recordó en ese instante a cierto Varia de cabellera larga.- ¿Cómo está Squalo, sigue vivo?

-¡Por supuesto! Ese pescadito escandaloso no moriría tan fácilmente.- respondió alegremente la chica haciendo sonreír aliviado a Yamamoto.

-¡Hahi!- escucharon exclamar a Haru, centrando su atención de nuevo en el objeto no identificado de la cocina, el cual era pinchado por un palito a manos de Lambo.

-Umm… ¿qué rayos es esto?- se preguntaba Gokudera, uniéndose al pequeño niño pinchando la masa extraña.

Pero en ese momento, la "cosa" se movió terminando encima de un sorprendentemente asqueado Gokudera. El objeto no identificado de la cocina había resultado ser un pequeño hombre regordete.

-Iaa.- exclamaba el hombre aliviado.- Al fin logré salir.

Todos les venían con ojos desorbitados.

-T-Tú eres…- empezó a decir Tsuna.

-¿Giannini?- preguntó entonces Adrya sorprendiendo a todos.

-Soy el creador de armas e inventor de la familia Vongola.- exclamó orgulloso.- Mi nombre es Giannini.

-¡Ah! ¡Tú eres el que arruinaba todas las armas!- dijo Tsuna sorprendido al verle allí.

-Ese viejo tan gracioso.- añadía Yamamoto.

Entonces una voz ahogada y malhumorada se hizo eco entre las demás.

-¿¡Cuánto tiempo más vas a estar sentado sobre mí!?- era Gokudera quién aún era sepultado por Giannini.

-Oh, perdona.- decía el inventor mientras se levantaba sin cuidado alguno lastimando aún más al peli-gris.- Hace mucho tiempo que no nos veíamos.- decía.- Yo también me he convertido en un hombre respetable. En este momento soy el mejor artista mecánico.

-Y el más modesto…- murmuró Adrya para gracia de los demás.

-¿¡Y qué diablos haces en la cocina!?- mascullaba un irritado Gokudera todavía tirado en el suelo.

-Acerca de eso…Verán, la semana pasada…- empezó a contar.- Estaba arreglando las tuberías bajo este suelo. Y me preguntaba dónde podía dejar los restos y mis herramientas.- les enseñó todo el material que traía con él, un montón de cacharros y trozos de metal.

-¿¡Seguro que sabes lo que haces!?- pregunto nervioso Tsuna temiéndose algún accidente de un momento a otro.

-¿Huh? ¿Qué es ese olor?- preguntó entonces Yamamoto.

Todos se giraron y miraron en busca de la fuente de olor hasta que…

-¡Kyaaa!- gritó Kyoko viendo la cazuela que estaba en el fuego.

-¡Se ha quemado!- decía Haru viendo el curry que habían estado haciendo antes de que Adrya-san les enseñase a hacer una tarta.

- ¡Perdón!- se disculpaba Kyoko mientras a toda prisa apagaba los fogones.- ¡Se me olvidó apagar el fuego!

-¿Kyoko-chan estás bien?- se preocupó Tsuna, mientras Gokudera apartaba a Haru que había estado a punto de quemarse.

-¡Fuego, fuego, fuego!- gritaba correteando Lambo por toda la cocina.

-¡Ya cállate vaca estúpida!

-¡Todo se está quemando!- continuaba gritando el pequeño.

Mientras tanto en la puerta de la cocina Lal Mirch se había asomado al oír todo el follón armado por los jóvenes, junto a ella se encontraban Reborn y Adrya, quien trataba de limpiarse un poco con una toalla.

-¿En verdad piensas que estos novatos podrán sobrevivir?- preguntó la peli-azul mirando a Reborn.

-Es verdad que te hacen dudar.- comentó Reborn, mientras Adrya no podía evitar reírse por la situación.

-No quiero perder mi tiempo entrenando a niños que no tienen futuro alguno.

-¿Aun sabiendo que lograron encender sus anillos durante la batalla contra Millefiore?- dejó caer Reborn.

Esto sorprendió enormemente a Lal Mirch, quien no se esperaba algo así.

-¿Qué estás diciendo? Eso no es algo que se aprenda en un día.- la joven se negaba a creer que esos niños hubiesen encendido los anillos.

-Pero es un hecho que ambos lograron encender las llamas de los anillos.- interrumpió la rubia añadiéndose a la conversación.- Hayato incluso utilizó su caja.

-Si los vieras, sabrías que van enserio.- finalizó con determinación Reborn.

-¡Dejad de hablar tonterías! ¡No es posible que lo hayan logrado!

-Hace mucho tiempo dijiste lo mismo de alguien más solo porque era más joven que tú.- sorprendió Reborn a la chica.

-"No es posible que lo logre"- citó Adrya lo dicho en el pasado por Lal.- "Su capacidad es de 0"

-Y luego lo dejaste ir, ¿o no?- prosiguió el arcobaleno.

Mientras Reborn le decía eso Lal Mirch empezó a recordar momentos con Colonello.

-Pero, creo que pudiste verlo… Lal Mirch.- seguía diciendo Reborn.- Cuando se trata de proteger a tus seres más queridos…- Lal recordó lo sucedido el día que nacieron los arcobalenos.- tendrás un poder que no teme a nada, ni siquiera a una maldición.

-No puedes dejar que eso pase de nuevo.- acató Adrya.

Tras unos segundos pensativa, observando su pacificador roto, Lal Mirch tomó una decisión.

-¡Escúchenme!-gritó a la vez que golpeaba la pared con el puño llamando la atención de los más jóvenes, quienes intentaban arreglar el grifo que se había caído al querer poner con agua el cazo quemado, mojándolos a todos en el proceso.

Reborn y Adrya sonrieron para sí mismos al saber lo que vendría a continuación.

-Todos los conocimientos básicos, las formas de lucha…- empezó a decir Lal Mirch.- Haré que todo entre en sus cabezas.

Todos se sorprendieron ante esto.

-E-entonces…- empezó a decir Tsuna, pero fue de nuevo interrumpido por la chica.

-Millefiore ha mandado tropas de élite incluso aquí a Japón.- la joven empezó a caminar hacia ellos.- Si la Black Spell contra la que lucharon hubiera estado al completo, no hubieran tenido oportunidad.

-Millefiore se originó de la unión de dos familias separadas.- empezó a explicar Adrya.

-¿Dos?

-El jefe actual es Byakuran.- continuó la chica.- Y los escuadrones se pueden diferenciar por sus uniformes blancos y negros.

-El uniforme blanco es de White Spell.- habló esta vez la peli-azul.-Ellos son especialistas en tácticas militares. Y el uniforme negro es el de la Black Spell, ellos son los guerreros. Los que están al frente de la batalla.

Los chicos escuchaban atentamente la explicación de ambas jóvenes, era imprescindible saber lo fundamental sobre el enemigo.

-Bien, ahora vuestro primer entrenamiento. Abrid esta caja.- dijo Lal Mirch mientras sacaba de su capa una caja verde.- Mostradme vuestra determinación.

-Nee Haru-chan, Kyoko-chan.- llamó la atención la rubia.- ¿Por qué no limpiamos un poco esto e intentamos hacer algo más de comer?

-¡Hahi!- se sorprendió Haru al comprobar el estado de la cocina.

-Chicos será mejor que os marchéis a otro lado a entrenar ¿ne?- seguía hablando Adrya.

Tsuna le miró agradecido, entendía que la chica lo que intentaba era que Haru y Kyoko no sospechasen nada.

Así pues, mientras los chicos salían de la cocina comandados por Lal Mirch y Reborn hacía algún lugar donde poder entrenar, las chicas se disponían a recoger y limpiar entre risas, viendo si podía salvarse algo del desastre armado con la comida.

-Nee, nee, ¡el gran Lambo-san quiere comer takoyaki!- decía el pequeño sentado en la mesa sin hacer nada.

-¡Hahi! ¿Takoyaki? Pero… no sé si tengamos los ingredientes.- decía preocupada Haru.

-¡Lambo! Ayuda a limpiar.- reprendía como siempre I-pin a Lambo.

-Haaai.- decía el otro sin hacerle el menor caso.

-Lambo-chan.- apareció repentinamente tras él Adrya.- Si ayudas con la limpieza prometo hacer una tarta enooorme para merendar.- dijo la rubia sonriente.

-¿¡Una tarta!?- preguntaba entre curioso, dudoso, y deseoso Lambo.

-Hai. La haremos todos juntos, pero ahora ayúdanos, ¿ne?- el pequeño no necesito oír nada más para coger un trapo y lanzarse a la carrera a limpiar toda la harina esparcida por la mesa y sillas haciendo reír a las demás chicas.

-Demo…- empezó a decir Kyoko.- ¿Qué podemos hacer para comer? El curry se ha estropeado por completo…

La joven se notaba apenada, al pensar que había sido culpa suya no apagar el fuego y que se quemase la comida.

-Oy Kyoko.-la llamó Adrya.- No te preocupes, fíjate que yo soy la mayor y he sido la que más desastre a armado, mira como ha quedado la cocina con la mezcla del bizcocho.- decía la chica entre risas, haciendo sonreír un poco a la oji-miel que terminó riendo al ver como I-pin le dibujaba un corazoncito en la mejilla con harina y Lambo intentaba hacer lo mismo pero más grande y bonito que el de I-pin.

-¡Nee Kyoko! ¡Tienes que sonreír, comeremos pastel!- comentó Lambo como si aquella fuese la solución a cualquier problema haciendo finalmente reír a todas las chicas una vez más.

-¿Qué os parece si cuando terminemos nos duchamos y aseamos, y hacemos lasaña para comer?

-¿Lasaña?- repitieron Haru y Kyoko curiosas.

-Hai. La lasaña de carne a la boloñesa es un plato típico italiano, y no es muy complicado de hacer. ¿Qué os parece?- las chicas miraron sonrientes a la rubia mientras asentían, nunca habían probado comida italiana, así que les entusiasmaba la idea de poder cocinarla.

-¡SÍ! ¡Lambo-san comerá un gran plato de rica lasaña italiana!- el pequeño tras esto no hacía más que relamerse los labios al imaginárselo.

Siguiendo las indicaciones dadas por Giannini, los chicos acompañados por Lal Mirch y Reborn se dirigían a la planta baja donde al parecer había una sala de entrenamiento.

Mientras subían al ascensor Giannini les explicaba parte de la distribución de la base.

-Este escondite fue diseño para evitar la atención del público.- empezó a explicar.- Por lo que el diseño de no es muy fácil de usar, por favor tengan cuidado de no perderse.-comentó.- La electricidad es proveída por nuestro propio generador y un poco de energía geotérmica.

-Realmente no lo entiendo.- interrumpió Tsuna.- Pero suena increíble.

-Es como un escondite secreto.- decía Yamamoto.

-Esto es un escondite secreto.- le echó en cara Gokudera.

-Aquí es.- decía Giannini al mismo tiempo que el ascensor se paraba en la planta baja 8 y abría sus puertas a una enorme sala.

-Parece que no habrá problemas si somos violentos aquí.- dijo Reborn sentado sobre el hombro de Yamamoto.

-Si eso es todo, volveré a reparar más cosas.- se despidió Giannini.

-Ah, gracias.

-¿Dónde está el guardián del trueno?- habló por primera vez Lal Mirch desde que salieron de la cocina.- Escuché que ya lo encontraron.

-Ha estado aquí todo el tiempo.- indicó Reborn mientras señala a Lambo.

Nadie sabía cómo pero el pequeño se las había ingeniado para seguirlos sin que las chicas se diesen cuenta mientras estaban concentradas limpiando. El pequeño ahora se revolvía por el suelo jugando, correteando y gritando.

-¡Cállate vaca estúpida!- vociferó Gokudera arto de los gritos que hacían eco por todo el lugar.

-L-Lambo vamos a calmarnos un poco.- intentaba Tsuna detener al niño, pero este no le hacía caso alguno.

-¡Vamos a jugar al corre que te pillo!

-Espera Lambo.- le pedía Tsuna mientras el niño empezaba a corretear por todas partes y hacerles burlas.

-¡No voy a esperar!

-Lambo este no es un lugar para jugar.- intentaba convencerle Tsuna mientras corría tras él para intentar pararlo.

-Realmente tiene mucha energía.- comentaba tranquilamente Yamamoto mientras se reía al ver al pequeño corretear con Tsuna tras él y Gokudera gritándole irritado.

-Este es el verdadero guardián del trueno.- explicó Reborn a Lal Mirch, quien observaba toda la situación con el ceño cada vez más fruncido hasta que finalmente Lambo salió corriendo en busca de I-pin para jugar olvidando a los demás.

-No he visto nada.- dictaminó finalmente Lal.

-Ella borró su existencia.- pensaron los tres chicos con pesar.

-Antes del entrenamiento os pido uno cosa.- empezó a decir la joven, llamando la atención de los chicos.- No podéis mantener a medias vuestra determinación. ¿Realmente estáis preparados para esto?

-Sí.- respondió seguro Yamamoto.

-Lo haré.- corroboró Tsuna.

-Por supuesto.- fue la última afirmación por parte de Gokudera.- ¡Estoy listo para demostrártelo!

-Bien, no quiero a nadie que diga no puedo hacerlo.- exclamó Lal Mirch.- La primera persona que empiece a molestar será castigada sin piedad.- aseveró.

-Waaa, ella realmente asusta.- pensaba Tsuna cohibido.- Pero tengo que hacerlo.

-Esta época es muy diferente a la que vivieron hace 10 años.- prosiguió la joven llamando de nuevo la atención del castaño.- Si no podéis encender las llamas de los anillos y abrir estas cajas, no seréis capaces de pelear.- dijo mostrando de nuevo la caja verde.- Ya lo habréis visto.

Tsuna recordó en esos momentos sus peleas desde que llegaron al futuro, comprendiendo que habían estado en riesgo de morir en todas.

-Es por eso que necesitamos conocer el proceso para poder abrir esas cajas.- dijo Reborn.- Es la forma más rápida de aprender el estilo de lucha de esta época.

-Simplemente puede que hayan abierto una caja por tener la suerte del principiante.- empezó a decir Lal.- Pero no tiene sentido si no sabeis usarla correctamente.

-¿Eh? ¿Está hablando de mí?- murmuró Gokudera apenado recordando el suceso con su caja, como al principio no sabía cómo usarla.

-Primero, debeis entender a los anillos.- continúo Lal.- Hay dos cosas que el anillo puede hacer, una es utilizar su propio poder, y otra es abrir la caja.

-¿Qué quieres decir con usar el poder del anillo?- preguntó Tsuna.

-Usando armas como estás,-señaló Lal Mirch el arma de su brazo derecho, la cual parecía algo parecido a algún tipo de arma de fuego.- una pude ser estimulada por la llama del anillo y disparar así.- al decirlo, Lal encendió las llamas de su anillo, posó la mano sobre su arma y tras emitir esta una pequeña luz lanzó una serie de llamas como si de balas se tratasen chocando fuertemente contra uno de los muros, destrozándolo.

-Increíble.- se asombró Yamamoto contento.

-¿¡Estás pretendiendo destruir el escondite!?- masculló Gokudera exaltado, mientras Tsuna observaba con la boca abierta.

-El poder del anillo se usa a menudo como base del ataque.- continuaba la chica con su explicación haciendo caso omiso a lo dicho por los jóvenes.- Lo siguiente, las cajas, pueden ser usadas para alterar una llama en otras funciones y movimiento. Si la llama fuese la electricidad pensad en la caja como una aplicación.- al decir esto Lal abrió su caja, mostrando así a un enorme ciempiés morado que rodeó a la chica.- Hay muchos tipos y funciones incontables.

Los chicos veían como el animal, el cual tenía sobre lo que parecía ser la cabeza una llama morada, se movía alrededor de Lal Mirch y sobre ellos, sorprendidos.

-Básicamente, toda caja primero debe ser cargada por las llamas antes de poder hacer algo. Si la llama se extingue, el objeto también se detiene.- al decir esto, la llama que cubría la frente del ciempiés se extinguió haciéndole así caer al suelo deteniéndose.- Pero hay algunos que sólo requieren una llama después de ser liberados.

A continuación Lal Mirch empezó a explicar algunos tipos de cajas.

-Se ha confirmado que algunos absorben el fuego del enemigo para ser más poderosos.- Tsuna recordó entonces los discos que el hombre barbudo de Black Spell lanzó contra él, los cuales perseguían sus llamas para devorarlas.

-Estaba luchando sin saber nada en absoluto.- se preocupó Tsuna para sus adentros al comprender que habían tenido mucha suerte saliendo vivos de las peleas.

-¿Hay algo que no entiendan hasta ahora?- preguntó la chica.

-E-Etto…- empezó a decir Yamamoto mientras se rascaba la nuca nerviosamente.- No entiendo nada de lo que ha dicho.- dijo el moreno mientras sonreía.

-Él lo dijo.- pensaron asustados Gokudera y Tsuna, quedándose de piedra por la posible reacción de Lal Mirch.

En ese momento la chica se acercó pausadamente a Yamamoto.

-¿Uh?

-¡Entiende esto!- gritó Lal al mismo tiempo que le daba un fuerte puñetazo mandado al moreno un par de metros más allá tirándolo al suelo.

-¡Yamamoto!- exclamó entre asustado, preocupado e impactado Tsuna.

-Recuerda todo lo que dije y repítelo hasta que lo entiendas.- masculló Lal Mirch.

-Ella es un demonio…- pensaron los tres jóvenes al mismo tiempo.

-Qué irrazonable…- pensaba para sí mismo Gokudera viendo con temor a la chica.

-Pero…Yamamoto no sabe nada, él acaba de llegar.- intentó explicar Tsuna a la chica mientras veía a Yamamoto acariciarse la zona de la cabeza donde se había golpeado.

-Explicádselo más tarde.

-Aaah, eso duele.- dijo el moreno mientras se levantaba.

-¿Estás bien Yamamoto?- le preguntó Tsuna.

-Sí, es una chica que da miedo.- comentó el joven mientras se limpiaba un pequeño rastro de sangre del labio.

-E-es verdad.

-Bien, escuché que Sawada y Gokudera pudieron encender las llamas de sus anillos.- siguió hablando la joven como si nada.- ¿Es eso cierto?

-E-Etto…- empezó a decir Tsuna.

-¡Ahora es mi oportunidad de demostrarle al Décimo lo que puedo hacer!- pensaba entusiasmado Gokudera.- ¡Por supuesto!

-Déjame verlo.- pidió Lal.

-Realmente sobre eso… no recuerdo como lo hice.- comentó Tsuna.

-Visualizar mi determinación en una llama.- escucharon los chicos que decía Gokudera.

-¿Gokudera-kun?

-Convertir mi determinación en una llama.- seguía diciendo el peli-gris concentrado.- ¡En una llama! ¡En una llama!- seguía repitiendo, pero nada sucedía.- ¿eh? ¿Qué sucede? ¿Por qué no se enciende? Así lo hice la última vez.

-Como pensé.- dijo Lal Mirch.- Probablemente vosotros tuvisteis suerte y encendisteis vuestros anillos debido a la situación en la que os encontrabais. Pero…- siguió hablando.- Pero si confiáis en ese tipo de medidas en una batalla de verdad, ¿podréis hacerlo?

Al decir esto último y girarse a mirar a los chicos, Lal Mirch se sorprendió al ver como una fuerte llama rojiza salía en ese momento del anillo del italiano.

-¡Lo hice!- exclamó el peli-gris.

-Increíble Gokudera-kun.- le felicitó Tsuna.- Tu llama de última voluntad es roja.

-¿Eh? ¿Entonces esto puede hacer trucos como eso?- dijo Yamamoto mientras miraba su anillo Vongola.- Voy a intentarlo.

-Já, como si fueras a poder hacerlo.- le dijo Gokudera.

-Así que determinación en una llama, ¿no?- dijo Yamamoto recordando las palabras dichas por Gokudera. -¿Quieres decir así?- preguntó al mismo tiempo que se concentraba y de su anillo nacían unas intensas llamas azules.

Esto sorprendió a Tsuna viendo como su amigo lo había conseguido sin esfuerzo alguno, pero todavía sorprendió más a Lal Mirch quien no cabía en sí del asombro, mientras Reborn observaba todo con su clásica sonrisa torcida.

-Jajaja, lo hice.- se alegró Yamamoto.

-La de Yamamoto es una llama azul.- exclamó Tsuna sorprendido de que cada llama fuese distinta.

-¡T-Teme! ¿Cómo lo has hecho tan fácilmente?- preguntó Gokudera enfadado y avergonzado por ver como el idiota del béisbol había conseguido lo mismo que él sin dificultad alguna.

-Imposible- pensaba Lal Mirch todavía sorprendida mientras los observaba.- las personas tardan al menos 30 horas en llegar a este punto. ¿Este es el poder de los anillos Vongola? ¡No!- rectificó.-Los anillos no deciden, esta es… ¡su voluntad!- se asombró aún más la joven.- ¿Así que esta es la familia del Décimo Vongola? Si estos niños tuvieran el poder que la familia no tuvo en esta época… Si pudieran dominar a la perfección los anillos Vongola…

-Hace tiempo que tu sangre de entrenadora no hervía de excitación, Lal Mirch.- le dijo Reborn sonriente.- Ya sabes, tu lujuria se está mostrando.

-¿Qué?- se sorprendió la joven al salir de sus pensamientos.- ¡Tú siempre actúas como si pudieras ver a través de los demás!

-Tú solamente eres muy fácil de leer.- explicó el arcobaleno.- incluso en el pasado yo siempre podía notar los cambios más leves de tus emociones.

-¡C-Cállate!

-¿Qué está pasando?- mencionó Gokudera a unos metros de Reborn y Lal Mirch.

-¿Están discutiendo?- indagó Tsuna.

En ese momento Lal Mirch volvió su atención hacia el castaño.

-¡Sawada! ¿Y tú llama?

-Eh… uhm… bueno lo he hecho, pero no tengo ni idea de cómo…- respondió nerviosamente.

-¡Eres patético!- Entonces al igual que con Yamamoto, pero esta vez con un cabezazo, Lal Mirch golpeó a Tsuna.

-¡Juudaime!-gritó preocupado Gokudera.- ¿Qué crees que estás haciendo?- dijo dirigiéndose está vez hacia Lal Mirch.- ¡El Décimo ya estaba herido!

-Fue culpa de Tsuna.

-Demo Reborn-san…

-Si vosotros tres no podéis encender las llamas y abrir esta caja en las próximas horas,- dijo mostrando de nuevo la caja verde.- cancelaré el entrenamiento.

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