- ¡Kagome! - grito la sacerdotisa al ver como Kirinmaru atravesaba el pecho de su hermana
- Es una lástima - sonrió Zero, mostrando la batalla que se estaba desarrollando - Es una suerte que el anillo de Jinsei esté unido al de su hermano Taisho
La miko cayó de rodillas, al mismo tiempo en que sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas
- ¿Estas desesperada? - se burló, desvaneciendo la imagen - Tu sello te duele, ¿verdad?
- Zero - gruñó el hibrido, arrodillándose al lado de su prometida
- Kagome morirá en las manos de Kirinmaru... y nada podrás hacer para evitarlo, bestia insignificante
- Kikyou - murmuró el monje, notando que la mujer había bajado la cabeza y una poderosa energía comenzaba a emanar de su cuerpo
Temblaba y su cabello se mecía en todas direcciones, sus ojos permanecían cerrados, mientras trataba de controlarse
Su sello... está por romperse
Frunció el entrecejo, mirando en dirección de la demonio, que estaba sonriendo
- Hm - sonrió - Parece... que no has comprendido, Zero - se puso de pie - O ya has olvidado mi origen - extendió su mano, de la cual emergió un youkai en forma de serpiente
- Ja - rio - ¿Realmente crees que con esa cosa vas a derrotarme? - extendió su brazo, con la intención de desintegrar al demonio, sin embargo, no lo logró
¿Qué?
- Ya te lo dije, Zero - comenzó a reír - Recuerda... que soy el renacer de un monje y cientos de demonios, además - redirigió su vista a la perla - Con la Shikon No Tama, soy casi invencible
La serpiente se clavó en el brazo de la mujer
Ese poder de purificación
Gruñó, clavando sus garras en el demonio, desgarrándolo por la mitad
- Bastardo - pronunció, desapareciendo repentinamente
La energía que envolvía a la mujer se esfumó, al mismo tiempo en que ella apoyaba sus manos en el suelo, aspirando una gran bocanada de aire
- ¿Estas bien? - volvió a arrodillarse a su lado
- Inuyasha - susurró - De...debemos buscar a Inuyasha
- Tranquila - la ayudó a ponerse de pie - Te llevaré con Kaede e iré en busca de él
- ¡Ve! - gritó, mirándolo - Yo estaré bien, pero... Kagome... - sus lágrimas caían por sus mejillas - Ella... puede estar...
- Esta bien - su semblante se oscureció - Busca a tu hermana y quédate con ella - volteó - No te muevas de casa, hasta que regrese - comenzó a correr en dirección al bosque
La mujer asintió, dándole la espalda y contemplando el horizonte
Kagome... por favor... no cedas
Un lazo irrompible
¿Qué?
Sus ojos dorados se dilataron, al mismo tiempo en que una punzada en su pecho provocó que lo cubriera con su mano
- ¿Qué te ocurre? - preguntó su padre
- Kagome - murmuró, mientras comenzaba a correr en dirección opuesta al bosque
- ¡Inuyasha! - gritó el youkai, viéndolo pasar a su lado
Algo le ocurrió... puedo sentirlo, sin embargo, no logro percibir su rastro
Se detuvo, tratando de calmar su corazón, el cual había comenzado a latir en un frenesí inquietante. Debía mantener su mente tranquila, para concentrarse en encontrar el rastro de la joven, lo más rápido posible
- ¿Qué sucede, Inuyasha? - lo alcanzó, observándolo, confundido
- Kagome - pronunció, mirando a su alrededor - No está bien, puedo sentirlo... necesito... necesito encontrarla
¡Maldición! ¡¿Por qué no logro percibir su olor?!
- ¿He? - miró en dirección al bosque - Es el aroma de Naraku... - comenzó a correr en aquella dirección - Se está acercando
Gracias a sus rápidos reflejos, logró esquivar al moreno, quién salió despedido de entre los árboles
- Inuyasha - se detuvo - Que bueno que estabas aquí
- Dime... ¿Qué le ocurrió? - preguntó, visiblemente preocupado
- ¿Ya lo sabes?
- ¡Habla de una maldita vez! - lo tomó por su kimono, a la altura de su pecho
- Kirinmaru - pronunció seriamente - Él... acaba de atacarla
- ¡¿Qué?! - abrió sus ojos enormemente - ¡¿Dónde están?! ¡Dime! ¡¿Dónde se encuentran?!
- ¡No lo sé! - frunció el entrecejo - Zero nos atacó a Kikyou y a mi y... nos mostró como Kirinmaru... - se debatía internamente si decirle la verdad o no - Atravesaba el cuerpo de Kagome con su espada
Un gruñido abandonó los labios del peliplata, quién soltó inmediatamente al monje y regresó sobre sus pasos, corriendo con todas sus fuerzas, mientras olfateaba desesperadamente
¡Resiste Kagome! ¡No pienso dejar que mueras en mano de ese bastardo!
En ese momento, su padre se transformó, volviendo visible su enorme forma demoníaca
- ¿Estas seguro? - el gran perro demonio asintió, por lo que el híbrido saltó a su lomo, al mismo tiempo en que comenzaban a volar
Kagome... por favor, resiste... espera que vaya por ti...
