―Si pudieras ser un Dios con todo el poder imaginable e inimaginable-
―No necesito uno de tus contratos.
―Ara~ ―un tono juguetón por parte de una voz femenina salió en respuesta de la voz de aquel hombre―. No he terminado, vamos, solo debes decirlo, ¿qué harías?
No hubo una respuesta.
Pasos se dieron en vez de una respuesta. La que dio aquella pregunta se quedó de pie esperando a que el hombre llegara hasta donde se encontraba.
― ¿No le has hecho la misma pregunta a todo ser pensante en este lugar?
―Oh, es cierto, pero hay una persona que se niega a contestar sin importar las veces que haga la misma pregunta, no respondes.
―No te debo respuestas, Koyanskaya.
―Es lo mismo para los demás, pero no actúan de manera dramática cuando se les hace esta pregunta ―Koyanskaya dio un ligero suspiro antes de sentarse en una de las mesas vacías―. Gracias Emiya.
Incluso ante la negativa a buenas primeras en el trato de forma personal, la mujer supuso que un cocinero era uno al final, a pesar de las claras señales de molestia la atendió en el comedor.
El hombre se quedó viendo a la mujer de pelo rosa unos instantes antes de dar un suspiro y sentarse frente a ella. Emiya había terminado las órdenes del momento con la última de Koyanskaya, podía darse unos minutos.
―Bien, ¿qué es lo que quieres que responda?
Koyanskaya parpadeó un par de veces y miró a Emiya que se había sentado frente a ella en una de las mesas circulares de la cantina de Chaldea.
―Oh, ese cambio de corazón no lo esperaba, está bien, dame unos segundos ―la respuesta de Koyanskaya vino con la sonrisa que Emiya siempre veía cuando conseguía algo que quería o hablaba de alto que de verdad le gustaba.
―Sigo sin comprender como cuál es la necesidad de realizar cada pregunta a cada sirviente convocado.
―Como secretaria general de Chaldea, es necesario conocer las posibilidades de traición de cada servant, eso por supuesto que lo incluye, señor Archer ―Emiya alzó una ceja, pero lo dejó pasar de momento.
―Pensé que la otra tú estaba a cargo del trabajo de secretaria.
―Oh, ambas nos estamos desempeñando, sí bien ella es la que está encabezando el proyecto, no es que importe mucho al impacto final de nuestras acciones en conjunto.
Emiya miró brevemente a Koyanskaya antes de suspirar.
―Bien, lo que sea, vamos ―Emiya se puso de pie y señaló para que lo siguiera. Koyanskaya miró unos segundos más a Emiya antes de sonreír y tomar los papeles y acompañar al hombre.
El camino hacia la cocina comenzó.
―Es raro que hables con alguien más, te has labrado una buena reputación al cocinar en silencio ―Koyanskaya dio una pequeña observación a lo que se hablaba con recurrencia del arquero rojo.
―Y tú al dar una sonrisa algo cuestionable al maestro ―aquella respuesta simple sacó una risa suave de Koyanskaya.
―No puedo evitarlo, con lo que me gustaría domesticar a los humanos para que pudieran dejar sus malos hábitos, es difícil no pensar en el maestro ya que cae en el mismo grupo.
―Parece que te diviertes molestándola bastante, ¿no es así?, supongo que está en la naturaleza de ambas ser molestas.
―Oh, es raro escucharte dar una negativa, supongo que tú apodo de "bastardo" o "imitador mestizo" se ganó de alguna forma.
―Solo un grupo me llamaría así.
―Los que claman haber estado en una guerra del grial contigo.
― ¿Y?, lo que haya pasado en su momento no es algo que sea realmente significante ahora.
―Ah, y yo pensé que Medea-san tenía bien justificada su forma de actuar ―la sonrisa enorme y de victoria se dio cuando el ceño de Emiya se frunció levemente―. Debes haber hecho algo tan significativo para que no se te acerque no por odio, si no por miedo.
―Fue una guerra más, debes saberlo, estás acostumbrada con solo ver los sucesos a escala como ahora ―Emiya terminó de abrir la puerta para que Koyanskaya pasara, la mujer miró unos segundos al hombre con los ojos abiertos.
―Eres más caballeroso de lo que creí, bueno, con tantos rumores sobre tú persona con las diferentes mujeres supongo que de algún lado debieron haber salido de algún lugar.
Emiya entrecerró los ojos hacia Koyanskaya quien pasó frente a él con una sonrisa triunfal. El vestido de la mujer ondeó ante los pasos que dio, el cambio de temperatura entre la cocina y el comedor fue significativo.
― ¿Quieres una taza de café?, dudo que sean pocas las preguntas que tienes.
―Me encantaría ―Koyanskaya seguía con los ojos entre abiertos y la sonrisa de "sé más que tú" que portó usualmente.
Ella a diferencia de su versión de la luz, estaba más centrada en expresar lo que tenía en su cabeza y tenía un poco menos, pero un leve problema para controlar las emociones como lo otra Koyanskaya.
Una diferencia aún mayor era que a diferencia de su versión de la luz, ella, la de la oscuridad, no tenía gusto por las armas de metal en primer y la sensación que transmitía el hombre frente a ella era la de eso.
Un arma de metal más.
Los pasos descalzos de la mujer sonaron con fuerza en piso de porcelana blanca hasta llegar a la mesa más alejada del resto de la cocina y de los suministros.
Se sentó y vio la espalda del hombre en la máquina de café.
― ¿Entonces? ―Emiya preguntó esperando que se dieran las preguntas.
―Esperaré hasta que estés frente a mí, ¿acaso no es poco profesional hacer tales preguntas a espaldas de otro?
―Solo veo excusas para hacerme perder más tiempo.
―Eh, no soy como mí yo de la luz que tiene un gusto por tú persona.
― ¿Es por eso que te has presentado tú en lugar de ella? ―Emiya ladeó la cabeza para ver por sobre el hombro a Koyanskaya quien estaba con una sonrisa enorme sentada esperando su café.
―La imparcialidad es una virtud para el trabajador.
―No es como si ella me tuviera tanta estima para afectar la prueba, solo di que quieres.
― ¿Ah?, pero si vine para-
― ¿De qué va el contrato? ―la pregunta de Emiya hizo que Koyanskaya abriera los ojos y la boca con sorpresa, su fachada se fragmentó al instante de aquella mención.
― ¿Contrato?
― ¿Es algo que quieras que haga?, no, dudo que quieras que trate con alguien dentro, ¿es tú desprecio hacia Alaya?, no veo porque estés pensando en ello cuando conoces mi disgusto general hacia ella, entonces solo queda un contrato para algo de tú diversión.
―Supongo que es cierto que tienes buenos sentidos, aunque… una espada tiene que estar afilada siempre de todos modos ―la sonrisa depredadora de Koyanskaya se dio a espaldas de Emiya solo por una fracción de segundos antes de que se calmara una vez más―. Mi objetivo son las preguntas correspondientes y si es que desea… por su puesto un pequeño trato aprovechando un conocido común entre nosotros.
Emiya se dio la vuelta, había molido el café y preparado para el goteo, ahora después de poner todo en su lugar para la taza se dio la vuelta y caminó hasta Koyanskaya que estaba esperándolo con papeles en mano y una gran sonrisa.
La raza con el platillo bajó frente a la mujer de pelo rubio con tinte rosa, la mujer solo tomó la taza antes de darle un pequeño sorbo y concentrarse ante el sabor.
―Oh, supongo que el cocinero principal de Chaldea puede incluso mejorar una taza de café.
―Habla.
―Que impaciente~
―…
―Está bien ―Koyanskaya alzó la carpeta en manos y pasó unas cuantas hojas, todo el proceso fue lento hasta que se dignó a sacar un bolígrafo―. Si pudiera pedirle un deseo al grial, ¿cuál sería?
Emiya no entendió a donde comenzó con las preguntas tontas.
―No tengo deseos para el grial.
El sonido de Koyanskaya escribiendo se dio al instante que dijo aquello.
― ¿Tiene una enemistad con algún miembro de la organización presente?
―No me pongas al lado del idiota dorado y el perro de azul.
Koyanskaya que había puesto una expresión seria tuvo que contener una sonrisa ante la mención de Cú Chulainn y el rey Gilgamesh.
― ¿Ha tenido algún problema adaptándose a la tecnología o con la compañía de algún otro sirvientes?
―Tú.
Koyanskaya estaba a punto de escribir eso hasta que vio como el hombre estaba más centrado viendo el reloj tras ella que en contestar las preguntas.
―De verdad que no sientes ganas de esto, ¿no es así?
―Trivialidades, si quieres una respuesta sobre preguntas tan simples puedes ir hacia los idiotas que responderán todo con gran entusiasmo.
―La mayoría las ha respondido con entusiasmo…
―Solo significa que hay más idiotas de lo que pensé.
―Bien, bien, entonces iré a algo más personal pero que podría afectar a la organización, ¿sí?
―Lo que sea.
―Actúas como un niño ahora… sobre los rumores, acusaciones sobre actuar como un playboy no es algo que puedas esquivas tampoco.
―No he hecho nada para ganarme ese título.
―Incluso has estado con el personal humano, entonces, ¿disfrutando de las vacaciones? ―el ceño de Emiya se frunció ante ese comentario―. Las historias de como eras al momento de ser convocado no son casualidad he de suponer, tú estado actual es el de una persona bastante relajada.
―No creo que sea interés particular lo que has preguntado ahora.
―Oh ―la sonrisa de Koyanskaya volvió a salir al momento de escuchar aquella respuesta.
―Tengo más preguntas sobre un pequeño detalle, que no han sido respondidos por otros guardianes de Alaya ―Emiya prestó mayor atención a las palabras de Koyanskaya ante la mención de su contratante.
― ¿Algo pasa con ella?
― ¿Ella? ―Koyanskaya murmuró―. Supongo que es cierto lo que ha dicho aquella variante de Okita Souji.
― ¿Ella mencionó algo? ―el tono fue de interés real ante aquello.
―Te llama senpai o superior, los otros contratistas tampoco es que hagan algo, pero no es difícil decir que eres algo así como el "más viejo" de los contratistas presentes.
―… ―Emiya tenía los ojos entrecerrados viendo a la mujer, hubo una pausa antes de formular una respuesta―. ¿Quieres algo de ella?
―No, no, por favor, no ―Koyanskaya agitó su mano negando con intensidad.
―No veo la razón para hablar sobre ella en todo caso ―los brazos de Emiya se cruzaron y Koyanskaya notó algo particular en la actitud del hombre.
― ¿Estás a la defensiva por eso? ―al referirse a "eso" obviamente se estaba refiriendo a Alaya.
―Es mi contratante, incluso si la maldigo o la odio, no obtendré nada de eso.
―Pero no estás molesto con ella.
―No puedo odiarla.
―Por qué sería lo mismo que odiar a la humanidad, ¿no es así? ―Koyanskaya se rio con fuerza al ver el rostro ahora menos expresivo de Emiya―, no puedo creerlo.
La risa que había estado saliendo explotó cuando el hombre movió su cabeza hacia un lado y la miró con molestia.
― ¿Qué quieres lograr con estas preguntas?
―Lo siento, yo… ―Koyanskaya aún estaba recuperando el ritmo de las palabras e intentando dar una respuesta coherente―. Es simplemente… lo que ha pasado hasta ahora, este lugar, hay ciertos elementos que no corresponden a un mundo que debería existir.
― ¿Me culpas de esto?
―No, algo está mal aquí, solo tenía curiosidad si había una razón por la cual el poder de Alaya se ha ido o no tiene un impacto real en la situación de este mundo.
― ¿Quieres saber por qué este mundo sigue existiendo? ―Koyanskaya sonrió suavemente y miró a Emiya quien estaba ahora con una expresión bastante alejada de la del cocinero amable y sonriente.
―Vaya, sabía que tenías algo de información, como era de esperarse de la espada más devota.
Emiya no cambió su expresión, fue diferente de hasta hace unos segundos, los pequeños gestos y acciones que salían en el rostro del hombre se fueron conforme la conversación iba en profundidad.
―Di exactamente lo que quieres saber, estoy de buen humor, este lugar es bastante agradable, responderé tres preguntas con sinceridad total, no tendrás la misma oportunidad la próxima vez.
―Ara~ ―Koyanskaya sonrió ante aquella oferta―, supongo que es raro verte de esta forma, ¿algo que…? ―Koyanskaya se cortó al instante al saber que las preguntas ya habían comenzado.
―Solo estoy de buen humor.
La sonrisa de Koyanskaya se fue al momento de escuchar la respuesta de Emiya, si bien esperó algo como esto, no creyó que actuara de esta forma, la persona ante ella y la que se presentaba ante otros eran muy diferentes.
Era como ver a otra persona en vez de aquel cocinero que, si bien era algo estricto, siempre parecía de buen humor o actuaba con tranquilidad ante los demás.
― ¿Exactamente por qué no hubo eliminaciones de variables antes que todos los sucesos relacionados salieran?
Hubo un silencio breve antes que Emiya abriera la boca.
―Este mundo no necesita ser preservado.
La sonrisa de Koyanskaya tembló y su sonrisa flaqueó, quería decir algo, pero sabía por cómo había sido el hombre que si daba una pregunta más se iría su última pregunta.
No le gustó escuchar la simpleza en la que descartó un mundo sin más. Algo no estaba bien. Ella tenía un desagrado por Alaya, no solo como una bestia, sino por lo que significaba el amor a los humanos y la forma en la que esa cosa detenía los eventos.
Koyanskaya amaba a los humanos, tanto que quería controlarlos y convertirlos en buenas mascotas, es por ello que no deseaba pérdidas innecesarias, en lo que ella podía llamar piedad, es que pasaba aquello.
El silencio se extendió. No hubo preguntas en unos minutos en silencio donde solo el reloj de fondo se escuchó pasar, Koyanskaya estaba formulando la siguiente pregunta descartando cosas que podía resolver sola.
Una espada como la que tenía frente a ella no tenía el más mínimo sentido de intentar domesticarla, principalmente porque esta ya estaba siendo blandida por alguien más.
Podría ver flaquear a la mayoría de los sirvientes convocados, pero los contratistas de Alaya no parecían ser del tipo que se podrían someter de una forma u otra.
Humanos ante so no, ya no tenía sentido el querer algo con ellos, su humanidad o mente se había ido hace tanto tiempo que no parecía algo posible, solo la versión de aquella asesina parecía lo suficiente emocional o quebradiza para domesticar.
Pero sería mucho esfuerzo y tiempo en el cual podría torcer la voluntad de otros.
―He escuchado que tienes un problema con cierta gatita~ ―Emiya alzó una ceja.
―No es una pregunta.
―Es una observación para mí siguiente pregunta ―Koyanskaya tomó un largo sorbo a su taza antes de seguir―. ¿No podrías terminar con este mundo si no fuese necesario?
Emiya no entendió la relación de aquel comentario con la pregunta dada.
―No tengo interés en hacerlo, además, me sobrestimas, no podría matar a un solo sirviente en el momento de la traición.
―Pero dudo que si actúas seas el único en moverte, aquella joven, la versión alter de Okita, parece un cachorrito cuando está a tú lado, si le pides que menee la cola lo hará.
Emiya no cambió de expresión y esperó a que siguiera la mujer.
―Ya sabes, más que estima parece que te toma como un superior, ese caso no se repite con los otros contratistas, eres el líder en cierta forma, así que dime~ ―la voz cantarina de Koyanskaya llegó al final de lo dicho―. ¿No terminas este mundo por qué?
―…
―Y aquí creyendo en tu sinceridad~, oh pobre de mí.
―No puedo hacerlo.
Aquel comentario vino casi de reflejo, una respuesta que había sido practicada por Emiya, eso fue evidente para Koyanskaya, porque a pesar de la monotonía del rostro del hombre, su expresión intentó completar un aire tranquilo.
Era como una maquina con una respuesta predeterminada que se había metido en una acción diferente ocasionando un cambio para ambas acciones.
―Una respuesta de protocolo supongo ―Koyanskaya dio un suspiro ante lo que pasaba ante ella―. O quizá… ¿no puedes responder?
No hubo cambio en la cara de Emiya, pero el silencio era suficiente para Koyanskaya.
Había sido mejor de lo que ella había anticipado, había confirmado algo con el hombre.
Alaya estaba observando.
…
―Escuché que has tenido una pequeña charla con mí yo de la oscuridad ―Emiya se giró a ver quien había llegado a su posición.
Koyanskaya de la luz estaba sonriente y viéndolo con una sonrisa enorme y complaciente.
― ¿Debería llamarte Koyanskaya de igual manera?
―Preferiría el "sama" al final de mí nombre, pero alguien como tú no es de usar honoríficos ―la mujer caminó hasta sentarse al lado de Emiya.
―Algo descarada para entrar en mí habitación.
―Nunca cierras la puerta.
―Nadie lo hace.
―No, solo eres tú quien no lo hace ―Koyanskaya se puso de pie y vio a su alrededor―. ¿No has pensado en decorar?, parece una habitación sin uso.
―No veo que tendría que guardar o cambiar ―Emiya vio como la mujer de pelo rosa tarareó mientras que pasaba por la habitación.
―No lo sé, ¿algo relacionado con la cocina?, bueno, creo que incluso si decoras la cocina tendría más sentido que una habitación ―Emiya sonrió de lado ante la broma de la mujer.
Era evidente que pasaba más tiempo ahí que en su propia habitación o en algún otro lugar de las instalaciones.
―No tengo necesidad de mostrar nada.
―Ah, un hombre aburrido, ¿y los rumores de tú persona no son exagerados? ―el ceño de Emiya se frunció ante el nombramiento una vez más de aquel rumor.
―No sé de dónde salieron tales rumores.
― ¿No te acostaste con alguien del personal de Chaldea?
―…
―Dado el silencio puedo decir que no necesito seguir y nombrar a las otras pobres tontas que cayeron en lo que sea haces.
―No soy un playboy ―la respuesta con un tinte de molestia hizo que Koyanskaya riera suavemente.
― ¿Es así?, bien, lo dejaré por ahora, pero supongo que puedes responder de que hablaron.
― ¿Solo por eso has venido hasta aquí?
―No tengo otra intención más que saber la razón, me agradas, pero necesitas más que eso para poder bajar en mí falda.
―No tengo interés en alguien que probablemente muerde.
― ¿Quieres comprobarlo? ―la sonrisa de Koyanskaya se detuvo antes de entrecerrar los ojos y mirar fijamente al hombre―. ¿Es así como has hecho que algunas con suficiente orgullo caigan?
―Lo he dicho, no tengo interés en tú persona ―Emiya alzó las manos como si se rindiera, buscando que la mujer en su habitación simplemente se fuera.
―…
―Si no tienes nada más que decir puedes irte.
―Ella ha estado rara ―al terminar de dar aquellas palabras, Emiya volvió a concentrarse en Koyanskaya, la variante de la luz ahora estaba seria, a diferencia de su yo habitual que era juguetón y poco serio a la hora de ir en temas que de verdad requerían tomarse de manera real.
― ¿No están ambas en la misma página? ―la pregunta de Emiya fue recibida con una negación por parte de la mujer de pelo rosa.
―No tanto como nos acreditan, una cosa es ser aliados y otra es como nos pones al lado de cada una, hay interés entre cada una, tengo mis propios intereses que ella no conoce al igual que hay intereses de ella que no conozco.
―Algo ambiguo para ser algo como la misma persona, solo estoy escuchando excusas más que algo real, pero no mentiré, tampoco sé lo que ella busca, preguntó sobre mi contrato y mi contratante.
― ¿Y eso? ―Koyanskaya quien había comenzado a dirigirse a la salida se detuvo y miró a Emiya unos segundos antes de dar unos pasos y sentarse en el escritorio, cruzó las piernas y ahora la sonrisa de siempre se esfumó―. ¿Algo particular?
―Pides mucho para algo que no te corresponde saber ―Koyanskaya alzó una ceja cuando vio al hombre sentado en la cama reclinarse y poner su espalda contra la pared al lado de la cama.
― ¿Ahora la información de actividades sospechosas tiene un precio?, dudo que quieras un interrogatorio.
―Podrías ir y preguntárselo tú misma a ella, ¿no se llevan bien?
―…
―Lo entiendo, pero no es algo que de verdad importe.
―Lo es cuando has respondido sus preguntas, ¿sabes lo poco que se conoce de tú pasado? ―Koyanskaya se cruzó de brazos viendo a Emiya.
―No soy interesante.
―No, no lo eres, pero es molesto cuando todos saben lo que pasó en tú vida, pero solo hay alguien libre de todo ello ―Emiya miró unos segundos más a Koyanskaya antes de suspirar.
―Fue sobre este mundo ―Koyanskaya abrió los ojos cuando la respuesta vino sin más, si bien era evidente que el hombre estaba relajado tampoco fue algo que se pudiera nombrar como un estado en el que estuviera en paz.
―Oh ―la mirada de Koyanskaya se ablandó y la desvió hacia un lado. Un momento raro de emoción genuina de parte de aquella mujer.
― ¿Algo de tu interés? ―la pregunta fue dada con más cuidado del que había tenido con la variante de la oscuridad de la mujer frente a él.
―Yo… supongo que es algo evidente que ella desee saber el final.
―Es algo que ya conoces.
―No te hagas que no conoces de igual manera todo lo que pasará.
―No sé de qué hablas.
―Puedes negarlo, pero es algo que tanto tú como yo sabemos, quizá no conozcas el final, pero has estado ahí.
―Solo conocer una o dos cosas no hace que por defecto esté al tanto de todos los sucesos ―Emiya miró a Koyanskaya que estaba con una actitud diferente de la habitual―. Solo quieres que esto dure un poco, ¿no es así?
―Este mundo… ―la mujer de pelo rosa no levantó la mirada―. No importa, quizá no pregone mi odio hacia la humanidad, pero es verdadero mi disgusto a esta.
―No te he visto con problemas al interactuar con otros.
― ¿No se aplica lo mismo para ti?, quieres que esto dure tanto como pueda, no creo que sea miedo, pero no deseas volver a trabajar, ¿no es así?
―… ―hubo un silencio antes de que Emiya suspirara―. Intento cambiar, me ha tomado tiempo estar más relajado, pero creo que-
―Un cambio no se da cuando solo es externo ―la mirada de Koyanskaya ahora estaba fija al rostro de Emiya.
El hombre parpadeó un par de veces.
―Yo-
―No veo porque renegar lo que eres, tú acto pobre de emoción o bueno no tiene sentido, quizá alguna vez fuiste en vida una persona de ese tipo, pero ahora solo veo a un bastardo que se acuesta con quien puede mientras que finge que prestas atención a las palabras que te han dado.
Emiya frunció el ceño. No entendió el empeño de Koyanskaya en buscar una reacción de lo que ella deseaba ver, más no solo era la variante de la luz, se había presentado como era de verdad con la variante de la oscuridad por el obvio desprecio no contenido.
No lo entendía.
― ¿Qué es lo que buscan lograr en este lugar?, este mundo está llegando a su fin, ya cumplió su fecha hace años, pero sigue en pie, debo decir que el trabajo humano de este lugar es admirable, admirable para lo inútil que es el esfuerzo.
Koyanskaya dio un suspiro de cansancio ante la poca reacción por las palabras que le dedicó al hombre, ella había creído que iba a tener una especie de reacción real o una molesta, pero no hubo nada de lo que aferrarse al ver ese desenlace tan pobre.
―No importa, si no cooperarás, al menos mantente al margen, evita el interactuar con mi yo de la oscuridad.
― ¿Ahora se refieren así?, parece que realmente están enemistadas a pesar de pertenecer a la misma compañía.
―No te confundas, soy la directora general y la encargada de las armas, si bien ambas cumplimos el rol de secretaria, no significa que tengamos las mismas capacidades, lo que ella desea lograr es una excusa de su pensar.
―Emocional.
―Más de lo que piensa.
―Bien, no haré nada en todo caso, no pienso moverme, no sin que ella hable ―Emiya soltó un pequeño dato hacia Koyanskaya quien hizo que levantara una ceja al pequeño desliz que fue gratuito.
―Ara~ ―la sonrisa en el rostro de la mujer volvió―. Supongo que no eres tan insensible como lo planteé.
Emiya bufó sacando una sonrisa y viendo a la mujer quien se puso de pie y comenzó a salir de la habitación.
―No deberías cuidar tanto de mí persona, hay otros guardianes.
Koyanskaya en el marco de la puerta sonrió antes de salir, se apoyó con una mano en la puerta entreabierta y sonrió gratamente.
― ¿Ese también es un dato a considerar?
―Quien sabe, da lo mejor de ti.
…
― ¿Senpai? ―las manos de Emiya se detuvieron cuando se giró y vio a una mujer de tez oscura y pelo blanco a su lado. Okita quien era la versión alterna de Okita Souji, se había acercado hasta él y estaba tomando la manga de su camisa, una ligera luz en sus ojos estaba presente a la espera de respuestas.
― ¿Sucede algo? ―Emiya dejó los platos que estaba fregando y se secó las manos con el delantal que tenía puesto. Miró a Okita quien no había vuelto a decir algo.
Los segundos en silencio pasaron, era evidente que la mujer quería decir algo, por como tomaba la manga de la camisa azul de Emiya a la espera para decir algo.
Era obvio que estaba reuniendo fuerzas para formular lo que ella deseaba preguntar.
― ¿Nos llaman? ―Okita estaba con una mirada curiosa, los ojos abiertos y a la mayor expectativa de la respuesta del hombre.
El llamado fue evidente a quien la mujer se refería.
Emiya dio un suspiro y le sonrió a la mujer quien parecía verlo con ojos iluminados.
―Maestra, ¿de verdad? ―Emiya miró abajo y vio aquella manifestación que estaba tomando la mano de Majin. Rengoku miró a Okita sin confiar realmente en el hombre ante su presencia.
―Deberías tomarlo con calma ―Emiya se agachó y revolvió el cabello de aquella entidad con cuidado, una sonrisa estaba en el rostro de Emiya mientras que hizo aquel pequeño gesto, ahora no parecía nada más que una niña pequeña idéntica a la Okita ante él.
― ¿Es así? ―la pregunta suave de Okita hizo que Emiya se levante y abriera la boca para seguir.
Solo que no pudo dar su respuesta ante una nueva voz.
―La están pasando muy bien, ¿no es así? ―Emiya detuvo cualquier palabra ante la persona que había estado viendo desde una de las ventanas de la cocina. Koyanskaya de la oscuridad estaba dando unos pasos entrando una vez en la cocina.
Habían pasado alrededor de dos semanas desde que la trivia de preguntas se había dado para Emiya, por lo cual pensó que ya no había necesidad de preocuparse de que la mujer siguiera con la molestia.
―¿No es una adorable familia? ―la sonrisa enorme de Koyanskaya estaba mientras que veía a Okita sujetando la manga de Emiya.
El hombre se irguió e hizo un signo para que saliera a Okita. Hubo una leve duda en la cara de la mujer antes de asentir y salir pasando al lado de la sonriente mujer de pelo rubio pálido de tinte rosa. Antes de terminar de salir Okita se quedó un poco antes de salir.
A vista de que no iban a salir, Emiya decidió dar la palabra para que comenzara a hablar Koyanskaya.
―Entonces…
Hubo un leve silencio cuando Emiya llamó a la mujer quien estaba aún frente a la puerta.
―Quiero ofrecerte un trato a cambio de algo de información, es un trato que te beneficiará a ti más que a nadie.
― ¿Qué? ―Emiya miró fijamente a Koyanskaya a esperas.
― ¿No has tenido una pelea bastante fuerte en la última semana con cierta gatita? ―la pregunta de Koyanskaya fue recibida con una sonrisa de lado de parte de Emiya.
―No es como si pudiera hacer algo con esa "gatita" como la llamas, además, aún no sé porque está tan en mi contra, no he hecho nada ―Emiya se cruzó de brazos viendo a Koyanskaya quien miró desde la puerta como Okita pasó a su lado.
La mirada seria de la mujer estaba más que marcada al momento en que pasó.
Rengoku tomó la mano de la mujer para guiarla a sabiendas que había algo más en la conversación dada por Emiya y Koyanskaya.
Los pasos fueron audibles conforme se alejaban del pasillo que conectaba a la cocina.
Una vez que el sonido de la puerta que daba salida a la cocina se escuchó fue que Koyanskaya volvió a tomar palabra.
―Nuestra querida Atalanta, ¿no te ha estado golpeando en cada ocasión posible desde que ambos se conocen? ―Emiya alzó una ceja ten aquel comentario y un dato que no muchos tomaban o sabían.
― ¿Qué quieres lograr con esto? ―Emiya vio como Koyanskaya caminó hasta pararse frente a él.
―Una muestra de buena fe.
―No podemos ser violentos fuera de las salas de entrenamiento.
― ¿Entonces dejarás que ella se salga con la suya?, nuestro maestro no lo sabe, pero es algo que circula a bajas lenguas, ¿no deseas vengarte?
― ¿Venganza? ―Emiya bufó antes de sacudir la cabeza―. Estás perdiendo el tiempo.
―Oh ―Koyanskaya parpadeó con verdadera sorpresa―. No pensé que fueran tan imparcial, ¿o quizá disfrutas que Atalanta te pise mientras quedas en el suelo?~
El ceño de Emiya se frunció ante aquel comentario.
―Si ella tiene algo en mi contra no es algo que me interese solucionar, ¿por qué no mencionas realmente lo que buscas con todo esto?
―Ah, me duele que creas que tengo intenciones ocultas, después de toda la buena voluntad con la que te he tratado.
Koyanskaya llevó una mano a su pecho haciendo un signo de dolor.
―Solo dilo.
Un bufido final salió de Koyanskaya.
―Creo que será una linda bestia salvaje para domar ―la sonrisa de la mujer creció enormemente ante aquella mención.
Emiya abrió los ojos de sorpresa antes de negar para sí con una sonrisa, se dirigió hacia la maquina de café y señaló a Koyanskaya que tome asiento.
La mujer dejó la boca abierta en sorpresa ante el significado que tenía sobre Emiya, cada vez que invitaba a alguien a tomar una taza de café, era el sinónimo de que sería escuchado.
No pensó que algo como la situación con Atalanta lo hiciera dar el visto bueno para una charla más formal sobre lo que podrían hacer.
Ladeó la cabeza hacia un lado cuando se sentó, la confusión estaba en ella al momento de pensar en las posibilidades, no esperaba algo como esto, no cuando Emiya parecía no ser remotamente agresivo a nadie, quizá el rey de los héroes y Cú Chulainn.
Pero no esperó algo como eso, una aprobación tan rápido.
―Entonces… ―Koyanskaya vio la taza descender ante ella, no se había dado cuenta del tiempo que había pasado en sus pensamientos que incluso Emiya había terminado de preparar―. ¿Qué deseas lograr?
―… ―Koyanskaya vio su taza y luego a Emiya dos veces como si no creyera que la situación fuese tan fácil de acceder.
Si bien sabía que Emiya molestaba con bastante frecuencia a Atalanta incluso cuando esta no se mostraba agresiva, también sabía que Atalanta era más que abiertamente violenta con Emiya.
― ¿De verdad estás escuchando mi petición? ―Koyanskaya tomó con cuidado la taza y la llevó a sus labios, bebió el liquido y miró a Emiya con una expresión más suave de lo habitual.
Una inocencia genuina por el desconcierto de la situación.
Emiya vio aquella expresión y sonrió de lado antes de tomar el café de su taza.
―Deberías mostrar más ese tipo de rostro, y respondiendo a tú pregunta, sí, no he tenido problema alguno con ella porque era una molestia hacia mí persona ―Emiya dio un sorbo más antes de bajar con cuidado la taza.
Correr.
Los pelos de su cola y sus orejas se erizaron, Koyanskaya sintió un sudor frío y saltó hacia atrás al instante en que la taza tocó el plato que la sujetaba.
La silla en la que estaba sentada estaba en el suelo y ella estaba a unos metros de distancia, había tirado algunas cosas de la cocina y Emiya no mostró una alteración en su rostro a pesar de ello.
―Ha estado interfiriendo en las misiones, puedo tolerar muchas cosas, pero interferir en las misiones no es una de ellas ―las manos de Emiya estaban sobre la mesa, los dedos entrelazados y sonriéndole con los ojos cerrados a Koyanskaya.
A primeras instancias Koyanskaya rio un poco antes de retomar su postura, pensó mal, no había un cazador apuntando hacia ella esperando por su presa.
Solo era el arma de caza.
―Me alegra que estemos en la misma página en ese caso ―Koyanskaya caminó hasta la silla y la tomó, la colocó en su lugar y volvió a sentarse, todo ante la atenta mirada de Emiya.
Ya no había miedo alguno en Koyanskaya, había pensado mal por parte del hombre, había creído que podría ser una amenaza por sí solo, pero ahora entendió mejor su naturaleza.
No es que Emiya fuese un peligro, por sí solo no haría un movimiento.
Solo era un arma del montón que esperaba por un dueño para poder moverse.
La risa de Koyanskaya hizo que Emiya la mirara por unos segundos.
―Realmente odio las armas de metal ―la sonrisa sincera y la risa amena solo confundieron más a Emiya.
No podía entender a la mujer en lo absoluto.
…
Había sido enviado a su habitación para que tome un descanso.
Emiya miró las paredes unos instantes sin saber que hacer, no tenía interés en relacionarse con los demás o tomar alguna acción para interactuar de alguna forma con otros.
Estaba cansado en cierta forma.
Solo escuchar una y otra vez los mismos diálogos entre todos, para que al final, todos sea lo mismo, la misma acción la misma forma de hablar, las mismas palabras y acciones.
Estaba encerrado en un bucle infinito donde todo lo que veía era lo mismo y sin cambio. Parece ser que algunos habían despertado de una vuelta e intentaban cambiar las cosas, como el caso de ambas Koyanskaya, tanto la luz y oscuridad buscaban algo. No pudo decir que fue en particular lo que habían estado queriendo encontrar.
Pero no pudo decir que le fue realmente importante.
Intentó seguir adelante, de verdad lo estaba haciendo incluso ahora, solo que a veces, momentos como estos en donde el silencio absoluto llegaba y sus pensamientos era lo único que venía a su mente.
Incluso si ella no lo estuviera llamando, aún podía sentirlo.
Ella estaba esperándolo en algún lugar.
Estaba esperando para dar la orden final.
El sonido de la puerta siendo golpeada hizo que su cabeza girara, dudó antes de responder.
―Adelante ―Emiya se limitó a ver como una vez más, después de la Koyanskaya de la oscuridad, ahora llegaba la luz.
Fue raro a primera vista.
Traía consigo una botella y dos vasos.
― ¿Qué necesitas? ―La mujer lo ignoró y pasó a sentarse en la mesa que estaba en una de las esquinas de la habitación, puso ambos vasos y la botella de algún licor en la mesa para señalar con la mano que se siente.
Emiya esperó, esperó unos minutos incluso, pero la sonrisa de la mujer no se fue así que caminó y se sentó frente a ella.
―Ah, buen chico~ ―Koyanskaya miró a Emiya detenidamente como si esperara que reaccionara al trato que le estaba dando.
A diferencia del yo habitual del hombre que era de bromas o alguna queja, no hubo nada más que una mirada perdida. Fue uno de esos pocos momentos en los que era más que evidente que el hombre estaba desconectado de la realidad.
―Has estado ausente en los últimos días ―Koyanskaya observó Emiya quien estaba viéndola a los ojos sin pestañear o cambiar de expresión―, supongo que tú actitud de ahora responde la interrogante.
― ¿Qué necesitas? ―Emiya miró a Koyanskaya quien hizo una pose de pensar, llevando una mano bajo su mentón y cerrando los ojos como si intentara concentrarse para formular lo que necesitaba decir.
―Tú tiempo.
Las palabras de Koyanskaya terminaron el sonido de la botella siendo destapada, el corcho sonó con fuerza antes de que la mujer comenzara a verter la bebida en ambos vasos.
Emiya miró como su vaso se llenaba más que el de Koyanskaya.
―No tiene sentido ingerir alcohol, conozco y usé en vida estas tácticas ―aquella respuesta no detuvo a Koyanskaya.
―Oh, no necesito respuestas, lo que ha pasado es más que merito suficiente para poder festejar ―un sorbo fue dado antes de continuar―. No esperaba que mí otro yo tuviera una lengua tan floja cuando habla de lo que le has contado.
― ¿Es eso motivo para estar tan feliz?
―Obtuve la información que estaba buscando, ¿cómo no podría estar feliz? ―la risa amena de la mujer salió cuando bebió el contenido de su vaso de una sola vez―. ¡Ah!
Sacó un grito feliz al terminar su bebida y volver a rellenar su vaso. No era usual verla bebiendo, y mucho más no era usual que ella viniera a interactuar de manera directa con Emiya.
Ambos no estaban en una "confianza" para lo que estaba pasando en aquel momento.
― ¿No dirás que has descubierto? ―la pregunta de Emiya fue recibida con una cara pensativa de Koyanskaya antes de volver a sonreír y bajar ambas manos.
―Digamos que un problema a futuro se ha resuelto con tú interferencia~ ―la voz de la mujer fue suave, el buen humor estaba más que marcado―, hubo un tiempo que caí en duda de lo que podría haber causado ciertos desenlaces y-
― ¿Puedes ir directo al punto?
―Eh, supongo que lo haré por como has sido útil ―Koyanskaya asintió antes de señalar con un dedo a Emiya―. El darle ideas a mí otro yo hizo que eventos que pensé como inevitables desaparecieran.
― ¿Qué es todo esto al final?
― ¿No lo sabes? ―la pregunta de Koyanskaya fue de interés genuino―. Creí que estarías al tanto de todo, ya sabes, repetir ciclos, inmortalidad y esas cosas.
Emiya frunció el ceño más lo dejó pasar.
―Se puede decir que he estado al tanto de muchos eventos, es por eso que me puedo permitir el lujo de estar de vacaciones y relajarme ―Emiya soltó un leve suspiro antes de apoyar su cabeza en una mano siendo sostenida por el codo que estaba en la mesa frente a él.
―Y gracias a eso no tendré problemas mayores, tus vacaciones han sido salvadas en cierta forma, deberías saber, que estoy un poco adelantada a los hechos.
―No es clarividencia o un ciclo repetido.
―No, es algo más, no puedo entrar en detalle, pero con decir que no soy una simple "copia" es más que suficiente para que entres en la idea que puedo estar al tanto de más eventos.
―Bien, he de suponer que estos eventos son para la preservación de Chaldea, ¿no? ―la pregunta fue dada con suavidad, no hubo mayor emoción o algún tipo de exaltación.
―Ja, probablemente serías el único que actúe tan tranquilo ante la caída de este lugar.
―Es un descanso y lo agradezco, pero deberías saberlo, no hay algo así como un final para mí.
La sonrisa de Koyanskaya creció un poco. La mujer estaba al tanto de lo que estaba hablando Emiya.
―Puedes seguir con tú juego, escuché que harás un trato con mí yo de la oscuridad.
―De hecho, dudo que te lo haya contado.
―No, pero es un evento que me parece interesante, mentiría si dijese que no deseo ver a aquella mujer molesta en lo que cae en las palabras de mí otro yo, domesticada, es algo que no puedo negar que me interesa.
― ¿Ha eso es por lo que te presentaste? ―Emiya no podía creer la razón estúpida por la cual se presentó ante él―. No tiene sentido.
―Oh, no confundas, eso no es nada más que un pequeño deleite de mí lado, pero de cierta forma, no esperé que por el mero hecho de que abrieras la boca mis preocupaciones se fueran.
―Supongo que el juego de los poderosos escapa de mi entendimiento una vez más ―Emiya se quedó en su lugar unos segundos más, miró detenidamente a Koyanskaya unos instantes―, ser solo el arma de ustedes quienes están detrás de todo es bastante triste de vez en cuando.
La respuesta que dio Emiya hizo que la sonrisa de Koyanskaya creciera, una semejante a la de su yo de la oscuridad, una sonrisa de haber encontrado una presa.
―Podrías estar en la misma categoría que nosotros si lo desearas.
― ¿Es una broma? ―Emiya alzó las cejas y miró a los ojos a Koyanskaya―. Soy una herramienta, me has llamado así la primera vez que nos vimos, ¿no?, no estoy hecho para comandar.
―Pero sí para sabotear, ¿no es así? ―Emiya frunció el ceño ante lo dicho por Koyanskaya.
―Algo que se da por necesidad no es lo mismo que algo que se da por querer ―Emiya tomó el vaso frente a él y le dio un trago pequeño―. ¿Qué es esto?
―Bueno-
―Hablé que no roben del armario de la cocina ―Koyanskaya se quedó a medio hablar cuando fue interrumpida―. Tengo una noción bastante exacta del inventario del alcohol, tengo una invasora constante que roba el licor que encuentra.
―Oh…
―Ya le he dicho muchas veces que solo tiene que decirme que quiere tomar, pero no me escucha, solo va a toma lo que quiere luego es mí problema cuando otros sirvientes llegan a reclamar.
― ¿De verdad es un problema grande? ―Koyanskaya bajó su ánimo ante el cambio de la conversación. Ella no quería escuchar de la cocina y los problemas con los que lidiaba Emiya.
Un segundo pasó después de aquel tren de pensamiento antes de darse cuenta que el único trago que había dado Emiya fue para hablar del alcohol.
―Un momento, no perdamos el hilo de la conversación ―Koyanskaya sintió un poco de molestia ante el hecho de que había sido burlada de manera casual, era difícil leer la expresión real de Emiya y ahora que estaba haciendo algo como querer burlarla era más que evidente que la posibilidad era más grande que en otros momentos solo por el hecho de que no era lo más sencillo discernir que era lo que él hombre quería.
― ¿Es así?, incluso tú otro yo, va y toma algunas cosas de la cocina ―Koyanskaya intentó decir algo sobre ese asunto, pero terminó cerrando la boca al darse cuenta de que era otra forma de cambio de conversación.
Emiya solo estaba evitando responderle.
―Bien, bien, lo entiendo, no responderás, pero algo que quiero mencionar… ―Koyanskaya se cruzó de piernas e inclinó su rostro―, pero algo que me he dado cuenta, ella no está interesada por este lugar, ¿no?, al menos creo que puedes responderme esto.
―…
― ¿No?
Emiya dio un suspiro ante el rostro suplicante de Koyanskaya.
―Solo no creas que este lugar es más importante de lo que piensas que es, es todo lo que diré ―Emiya tomó de manera consecutiva el contenido del vaso antes de ponerse de pie―. Cierra la puerta cuando te vayas, iré a la cocina, tendremos una misión en unas horas, me ocuparé de lo básico antes de salir.
Koyanskaya atrapó la tarjeta que Emiya le lanzó, la miró unos instantes antes de alzar la cabeza y ver a Emiya que ya se había retirado de la habitación dejándola sin más.
―Eh~ ―la sonrisa de la mujer volvió unos segundos después de bajar la tarjeta en su regazo y verla―, eres alguien poco sincero contigo mismo, ¿no es así?
…
Dos semanas.
Ese había sido el tiempo el cual había transcurrido desde la última vez que había visto Koyanskaya de la oscuridad como se hacía llamar, en esas dos semanas, había empezado a interactuar de manera un poco más profunda con la de la luz, fue algo raro para Emiya, siendo que ambas a pesar de no ser algo más allá de conversaciones simples, ahí estaba, algo que se podría llamar una interacción más profunda, ya había pasado la superficialidad de los modales básicos.
El error más grande fue el haberle tirado la tarjeta de su habitación pensando que solo sería algo molesto de momento, no pensó que esa mujer se dedicaría a molestarlo para algunas cosas sin sentido, en especial cuando se trataba de encargos menores.
El accedió al verse frente a los demás sirvientes y todos con una mirada de duda de que estaba pasando o que es lo que haría ante el supuesto "amable" pedido de parte de Koyanskaya.
Estaba aún intentando cambiar, y la vista de los demás hacia él era un factor que quería arreglar, es por eso que no tuvo más remedio que aceptar en su mayoría de las veces las solicitudes más tontas por parte de la mujer.
Se estaba comenzando a cansar de todo ello, pero no podía rechazar, más cuando la mujer pedía con una sonrisa todo aquello y actuaba como si de verdad fuese inocente, fue una mala broma en cierta forma.
― ¿No irás a la cocina o a tú habitación?
Ahí estaba.
Emiya alzó la cabeza y a diferencia de quien pensó que sería, pudo ver a la mujer que era una contraparte de la otra. Koyanskaya de la oscuridad estaba de pie ante él con una gran sonrisa.
Era obvio por como sonreía que había logrado o que pudo obtener algo, Emiya no estaba interesado en saber que era lo que ella había conseguido para estar tan feliz. Pero por lo que le contaba el yo de la luz de entre ambas, la de la oscuridad estaba disfrutando de una victoria falsa.
―No te he visto por un tiempo ―la respuesta de Emiya ante su encuentro en el pasillo de Chaldea fue algo que sacó una leve risa de Koyanskaya, una que fue de disfrute.
―Estaba ocupada terminando de controlar mí regalo, pero ahora creo que es algo que vale la pena, oh, esta vez es gratis, es mí buena fe ―Koyanskaya le tiró una tarjeta de acceso de una habitación.
Emiya miró la llave en su mano y examinó unos instantes antes de volver a mirar a la mujer. Podía analizar algo como esto y ver la historia detrás, lo que había visto fue algo que no esperó y en cierta manera quiso rechazar.
No tuvo opción cuando la sonrisa complaciente de la mujer emergió a una depredadora como lo hacía cuando ella perdía el temple. Emiya dio un suspiro.
― ¿Qué es esto? ―la pregunta de Emiya fue recibida con un leve tarareo de Koyanskaya, la parte de la oscuridad de ambas se rio levemente al terminar de tararear.
Más no respondió.
― ¿No lo dirás? ―la pregunta de Emiya fue dada con una ceja levantada a esperas de la respuesta.
―Eh, solo el gatito que te ha estado molestando.
―No está permitido pelear entre nosotros.
―No fue una pelea, fue algo que deseaba hacer de todos modos hace tiempo, el que estés a favor como ahora solo soluciona esto, ¿no? ―Koyanskaya se inclinó hacia el hombre que estaba sentado viendo uno de los cristales que daba al exterior de Chaldea.
―No debió ser fácil.
―Pensé que podría hacer en un par de días, me tomó un par de semanas.
―Ah, entonces, ¿Cómo la has "domesticado"? ―Emiya miró con curiosidad renovada a Koyanskaya quien sonrió ampliamente nuevamente, solo que esta vez al darse cuenta de lo que estaba haciendo llevó una de las mangas de su kimono y se cubrió el rostro.
― ¿Importa ahora el método?, pensé que estarías feliz, ya no tendrás a esa pequeña molestia que interfiera en las misiones~
Emiya sonrió de lado antes de ponerse de pie.
― ¿Es así?
― ¿Irás a ver? ―la pregunta de Koyanskaya fue un poco apurada, ella misma se dio cuenta antes de retomar su compostura.
―Iré a comprobar que tan cierto es esto, además, si realmente es lo que dices… quizá pueda hablar contigo sobre lo que quieres ―palabras vacías de Emiya que vinieron con una sonrisa. Ya había hablado con la parte de la luz de no interferir, fue por ello que solo pudo sonreír aún más cuando vio el leve movimiento de las colas de la mujer al momento de que le dio esa respuesta.
―Entonces espero que disfrutes mí regalo y que podamos seguir como ahora.
…
Una habitación algo más alejada del resto, una habitación en la sección femenina también. Emiya miró la tarjeta y la puerta unos instantes, si bien tenía una idea vaga al ver la historia de la tarjeta, no podía hacer algo más allá de leves deslumbramientos retorcidos con imágenes, si fuese una espada podría conocer de pie a cabeza lo que había hecho la mujer, pero como no era el caso se limitó a lo que vio.
Le interesó el resultado que le habían ofrecido, aquella mujer que había interferido en más de una misión fue algo que lo molestó, pasó de algo soportable y posible para burlarse a algo que podía generar una molestia bastante grande, podía soportar insultos a su persona y el odio bastante grande hacia él, pero interferir en misiones era algo que no podía darse el lujo.
Ella debería saberlo, pero aún así decidió superponer su propio querer en un bien mayor, todo por razones que eran un lastre, el hecho que siguiera siendo elegida para las misiones principales escapaban de la cabeza de Emiya, había mejores exploradores y más competentes que no se dejarían llevar por emociones triviales.
Pasó la tarjeta y vio el rojo de las letras pasar a un verde, se quedó viendo la manija de esta antes de dar un suspiro y solo dar un paso adelante dejando que la puerta se habrá automáticamente para él.
Atalanta estaba en la cama de la habitación sentada, su cola se tensó hacia arriba en miedo al momento en que la puerta se abrió. Ella solo sabía por Koyanskaya que debía escuchar todo lo que la persona que entrara diría.
No quería volver a pasar el infierno que había sido en el que le había enviado aquella mujer, Koyanskaya había dedicado bastante tiempo en poder hacer lo que dijo en la primera ocasión en la que se encontraron.
El domar a una bestia que parecía perdida.
Podía escucharlo, la risa de la mujer, como se reía de ella a cada momento, el mero hecho de que su cuerpo no podía ser marcado como tal no significaba que podía borrarse de la cabeza todo lo que le había hecho vivir en el poco tiempo en que estuvo a libre potestad de Koyanskaya.
Se supone que ella había sido "educada" en palabras de Koyanskaya para escuchar al maestro al cual iba a ser de regalo.
Alzó su mano y tocó el collar que estaba en su cuello, aquel artefacto junto con el sello que estaba en su cuerpo la hicieron pasar por un deterioro que no pensó que podría darle aquel final.
No quería repetir el momento de la educación con la que había sido sometida. La forma en la que había caído fue algo realmente vergonzosa en un principio, un juego que pasó a algo que ella no podía salir, su fuerza y voluntad doblegada y entregada al tacto de Koyanskaya, las palabras y la forma en la que la trató, los sellos de mando… ella no sabía que en el tiempo en el cual los sellos del maestro estaban en reposición podía haber un intermediario.
Miedo.
Al principio no entendió, ¿por qué la mujer le contó todo lo que planeaba una vez que estuvieron separadas del equipo principal en la misión?
La forma en la que ella fue dominada al principio, antes de la "formación" por la cual había sido sometida fue con la suma de factores, no sabía de donde la mujer había sacado un libro que podía funcionar como sellos de comando, la sonrisa de la mujer al momento de mencionar que un amigo le había dado aquello fue la única pista.
Incluso con el disgusto que sintió ante el hombre que caminó hasta él no pudo hacer nada, ella había sido "entrenada" por así decirlo por parte de Koyanskaya, pero de entre todas las cosas.
No quería obedecer a ese hombre.
Una descarga salió de su cuerpo, el collar que tenía junto con el tatuaje en su cuerpo la hizo paralizarse. Cayó al suelo agarrándose del cuello, pero no se redujo, saltó hacia adelante intentando sujetar el cuello de Emiya.
Un paso a un lado fue suficiente para que la mujer cayera al suelo. Emiya vio toda la escena con interés. Había más de un hechizo de comando activo, un collar de esclavitud y comandos externos puestos en la mujer y aún sí logró revelarse.
Caminó hasta agacharse donde estaba Atalanta con las manos en el suelo de rodillas intentando mantener el aliento. Emiya pudo decirlo, la velocidad del ataque y la fuerza que empleó la mujer no fueron algo simples, un humano normal hubiera muerto sin más ante el arrebato de la mujer.
Tampoco fue algo fuera de lo común, incluso para doblegar la voluntad del servant más débil no podría doblegarse ante un comando, el ver a Atalanta ahora luchando incluso en este momento, después que Koyanskaya de la oscuridad le había dicho que había sido "domesticada" y con tantas supresiones encima le dio la idea del odio que sentía la mujer hacia él.
―Ara~ ―la puerta se abrió, las dos personas dentro de la habitación. Atalanta quien se había levantado del suelo, con sangre saliendo de su nariz y una mirada de furia.
Mirada y expresión que pasó a una de miedo al ver a la mujer con el abanico en mano que se cubría la mitad del rostro. La mano de Atalanta estaba en el cuello de Emiya quien no se movió en el tiempo transcurrido Los pasos del exterior se escucharon por lo que decidió no moverse.
No esperó que Koyanskaya volviera tan rápido.
―Pensé que te había indicado que quien entraba por la puerta sería tú maestro, entonces, ¿por qué has hecho todo este espectáculo? ―Koyanskaya comenzó a caminar hacia donde estaba Atalanta.
La mujer de cabello rubio y verde se tensó, quiso correr, pero su cuerpo no se movió, la experiencia que había tenido con aquel zorro ante ella la dejó más que cómo un león a un pequeño gato que estaba intentando huir.
―Yo…
Las palabras no salían de la boca de Atalanta, las lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos al momento en que veía como la mujer ante ella metía una mano dentro de la manga del kimono que portaba, solo para sacar un pequeño libro, no más grande que un diario de mano.
Emiya vio aquel pequeño libro y contempló en silencio como las páginas cambiaron hasta llegar en una en específico. El cuerpo de Atalanta empezó a perder fuerza hasta quedar boca abajo en el suelo.
― ¿No teníamos un trato? ―la pregunta de Koyanskaya fue dada con simpleza al ver como Atalanta estaba ahora sin mover un solo músculo―, supongo que una bestia que miente es uno que no ha sido domesticado apropiadamente.
Koyanskaya cerró el pequeño libro, caminó hasta una de las mesas pequeñas en la habitación y lo bajó ahí. Emiya vio como la mujer dejó aquel pequeño, los movimientos gráciles de la mujer para el mero hecho de prender incienso que había estado en un jarrón en la habitación hizo que Emiya quedara observando en silencio el espectáculo dado.
El lugar comenzó a llenarse de un agradable aroma, viendo a la mujer y como esta parecía una doncella de santuario supuso que era alguna costumbre de Koyanskaya, era algo que fácilmente se podría relacionar con ella.
―Entonces querida, ¿te has revelado? ―Emiya tenía curiosidad, la palabra contrato y Koyanskaya no venían con un buen resultado y el solo ver a Atalanta en el suelo tan… desecha a comparación de la mujer que conocía.
Le dio una idea de porqué no era lo más inteligente quedarse al margen cuando se trataba de contratos y Koyanskaya.
―Sabes cariño ―Koyanskaya caminó hasta poner un pie encima de la cabeza de Atalanta quien no alzó más la cabeza, se limitó a estar ahí―, hay algunos animales que son demasiado estúpidos para ser educados, ¿acaso eres tan estúpida?
Una patada con la punta del pie fue dada en la cara de Atalanta quien se movió hacia un lado, ahora con la cabeza mirando hacia el hombre sentado sin más en una de las sillas de la habitación, Emiya se había movido para evitar quedar en fuego cruzado.
Pero ahora estaba en plena fragua en vez del incendio.
―No me mires así ―Emiya se cruzó de brazos y a diferencia de todas las veces que había visto a Atalanta con burla y una sonrisa tonta, ahora estaba una expresión que la mujer de cabello verde no conocía.
Una que mostraba un asco hacia ella. En parte Atalanta quería sonreír y gritar un "¡lo sabía!" al ver la expresión de Emiya tan ajena a lo que los demás veían del hombre.
Había escuchado de Medea la historia de como este lo había traicionado de la peor forma posible y con una gran sonrisa en el rostro, no solo fue ese uno de los sucesos que causaron la desconfianza en él, Atalanta solo se puso alerta por la advertencia de Medea, y ante aquel estado alerta es que pudo ver algo que le heló la sangre.
¿Pero ahora se supone que debía olvidarlo todo y centrarse en atender al hombre?, ni siquiera ella estaba segura de que lo deseaba lograra Koyanskaya.
― ¿Y que dices? ―ahora Koyanskaya se dirigió hacia Emiya, el llamado miró a la mujer que se paró a su lado vio a Atalanta en el suelo―. ¿No estás feliz con esto?
―No firmaré un contrato contigo.
Emiya negó incluso antes de que la propuesta saliera. Koyanskaya rio ante aquello, miró Atalanta para hablar.
―Tú, quítate la ropa y ponte de rodillas, creí que te eduqué mejor que esto, como la reina de las bestias, al menos deberías obedecer a tú rey.
Las mismas palabras de divagación de Koyanskaya, usualmente cualquiera la miraría como una loca más del montón y la ignoraría, pero hubo un entre medio entre Atalanta y los demás.
Un contrato.
―Hablando de contratos fraudulentos…
―Debes tener experiencia en ellos ―Koyanskaya miró a Emiya sonreír de lado y luego volvió a ver a Atalanta ahora de rodillas con los ojos abiertos.
No hubo una respuesta en los siguientes segundos, tampoco alguien se movió.
El tenue y casi inaudible sonido de la ceniza del incienso caer en la mesa hizo que Atalanta volviera a la realidad.
No hubo palabras, al menos Koyanskaya podía decir que ya no contestaba como antes, pero la mirada perdida y el miedo presente solo hicieron sonreír aún más a la mujer quien estaba en duda completa de que hacer.
Atalanta no se movió, incluso ante la atenta y expectante mirada de ambos, Koyanskaya de la oscuridad y Emiya, no pudo moverse, su cuerpo no reaccionó.
―Más vale que lo hagas con una gran sonrisas ―Koyanskaya ahora llevó ambas manos en el rostro y se dibujó a sí misma una sonrisa con la punta de los dedos incide en las mejillas. El signo que hizo que Atalanta ponerse de pie fue quedarse unos segundos viéndose a sí misma.
Ella solo había firmado aquel acuerdo con Koyanskaya para ayudar a los demás, al principio fue todo como había dicho la mujer, el tiempo en las singularidades o en las misiones tenía una leve variación con respecto al tiempo real, dependía del momento y del lugar, por lo que usualmente no existía casi una variación considerable.
Fue poco después que todo comenzó a ir cuesta abajo, el contrato que había firmado tenía lagunas que ella no comprendió, lo que en un principio pensó que era bueno era absolutamente lo contrario y antes de darse cuenta, ella estaba del lado contrario del contrato siendo sancionada.
Lo que ella encontró como tortura en palabras de Koyanskaya solo era formación para su nueva "educación", cosa que no encontró divertida.
Las cosas fueron a peor cuando hizo una apuesta para intentar librarse de lo que estaba pasando, una apuesta que perdió sin más con Koyanskaya.
Una apuesta tras otra, ingenua quizá era el nombre que se podía dar al momento en que todo se acumuló para terminar en la situación actual.
¿Por qué ayudar a los demás generaba tanto mal para uno?
Atalanta estaba ahí, de pie viendo a Emiya quien la miraba con molestia y aburrimiento, pero podía identificar otra cosa, un tinte de curiosidad o incluso leve entretenimiento en la máscara que mostró el hombre.
¿Por qué era ella quien quería ayudar a los demás estaba en el peor lado de todo?, los dos ante ella, no sabía si llamarlos cosas, pero ambos habían demostrado su falta de empatía y solo sacando a relucir su apatía, ellos dos estaban viéndola como un juego más.
Estaban disfrutando de su pesar.
― ¿Cuánto más piensas quedarte de pie sin hacer nada? ― Atalanta tuvo un pequeño sobre salto, alzó ambas manos y las miró unos segundos.
Llevó su mano derecha hacia la correa de su guante izquierdo y comenzó a quitárselo, la mujer no sabía que expresión estaba dando en ese momento, pero el chasquido de lengua indicando el descontento fue algo audible.
― ¿Y la sonrisa? ―la pregunta de Koyanskaya hizo que Atalanta alzara la cabeza, tenía a ambos, Emiya y Koyanskaya quienes la veían esperando que hiciera lo que la mujer de pelo rubio había pedido.
Una sonrisa temblante salió en la cara de Atalanta, fue visible como las mejillas temblaron a cada momento en que la sonrisa crecía. Poco a poco, la sonrisa de Atalanta fue cubierta y el sonido de la nariz sorbiendo fue audible, entre la sonrisa forzada y la obvias ganas de dejarlo todo, Atalanta empezó a derramar lágrimas sin darse cuenta.
Estaba llorando mientras que sonreía y se quitaba la ropa.
La ropa poco a poco comenzó a caer, los guantes desabrochados, las botas y las medias a un lado, la túnica corta para terminar en la ropa color negro sin mangas que quedó a un lado, los pechos de Atalanta ya estaban completamente expuestos, una mano cubrió la vista de los pezones, el codo y el antebrazo cubriendo para evitar la vista.
Atalanta miró la ropa interior que cubría su zona intima abajo.
― ¿Por qué te detienes? ―la pregunta de Koyanskaya hizo que Atalanta se quedara quieta unos segundos viendo las bragas negras que portaba.
Humillante
Atalanta abrió y cerró la boca varias veces intentando formular cualquier cosa para evitar seguir, la atenta mirada de ambos sirvientes ante ella la hizo sentirse incluso inútil.
¿Por qué había aceptado algo como un contrato con Koyanskaya en primer lugar?, desde el primer instante la mujer había dejado claro que tenía algún tipo de animosidad con ella.
― ¡Hazlo! ―el grito con burla y furia a la vez hizo que los temblantes dedos de Atalanta pasaran por los costados que sostenían sus bragas antes de bajarlas de una sola vez.
Las manos de Atalanta estaban cubriendo su cuerpo, una mano cubriendo sus pechos y la otra su zona intima. Mirando con desesperación a la puerta vio el color rojo de esta.
―Oh querida, no vendrá nadie, no aquí, trabajo como una de las dirigentes principales de este lugar, ¿crees que no sé cual es el recorrido de cada quién? ―Koyanskaya se rio de la cara de Atalanta. La risa de la mujer zorro fue como un martillo golpeando sus orejas―. Dóblalo.
La orden en este punto parecía simple, Atalante vio a Koyanskaya y luego su ropa, bajó la mirada unos instantes y luego se puso de rodillas, la planta de sus pies tocando el suelo frío y ahora sus rodillas.
No se movió a tomar la ropa al principio, pero entre el llanto y el grito constante de Koyanskaya terminó doblándolo finamente y dejarlo a su lado mientras que ella se arrodillaba, mostrando todo, pero aún así, no había escuchado de buenas primeras.
Atalanta solo pudo sorber su nariz y quedarse quita ante la mirada de satisfacción de Emiya.
―Eh, parece que nuestra querida gatita está algo rebelde, oh, es bueno que haya traído una herramienta a mí lado para educarla~ ―los ojos de Emiya se abrieron ante el comentario. Todo este tiempo pensó que lo que deseaba Koyanskaya era solo mostrarle lo que había logrado con Atalanta.
Que ahora no era nada más que un problema pasado.
¿Fue por eso que se refirió a él cómo el nuevo maestro de la mujer de rodillas que le dedicó aquella mirada de horror?
¿Qué fue ahora esa mirada de súplica que le dio Atalanta?
Emiya vio a la mujer y sintió algo raro, algo que estaba apagado en él incluso ante la situación más molesta generada por esa mujer. Apretó los puños y entrecerró los ojos viendo a Atalanta.
El incienso cayó una vez más en la mesa.
La sonrisa de Koyanskaya creció, movió un abanico y la puso frente a su rostro ocultando la sonrisa creciente ante la vista del hombre que ella estaba intentando tentar.
Un poco de estimulo sería suficiente para alguien como Emiya.
― ¿Me miras de esa forma? ―Emiya se puso de pie. Atalanta estaba aún de rodillas. La mujer también retrocedió, pero no se dejó de taparse con las manos―. ¿sabes cuánto los envidio a ustedes?, héroes de antaño que lo han ganado, pero tú…
Emiya se detuvo, algo estaba mal con su actuar, se quedó quieto unos segundos y tocó su pecho.
Estaba sobreexcitado.
Se giró y vio a Koyanskaya quien seguía con el abanico en su cara, más no fue necesario mirarla detalladamente para saber que estaba conteniendo la risa.
Dos barras de incienso habían caído consumidas y ahora una tercera se prendía en fuego.
―No es veneno.
―No tengo razón para envenenarte~
―Quieres controlarme ―Koyanskaya guardó su abanico de un golpe en su palma, la sonrisa enorme mostrando sus colmillos salió más que adelante en su rostro.
―Te veo como un arma de metal más, me desagradas ―ella no necesitaba ocultar algo como esto de él, Koyanskaya lo sabía de todos modos.
― ¿Es eso así? ―Emiya se paró correctamente, miró a Atalanta quien estaba contra la pared contraria a la cama, con una mano en la pared y la otra tapándose fue el significado de que la que más había sido afectada por el incienso era Atalanta.
Miró a otro lado de la habitación y era la mesa de noche al lado de la cama, como había signos de varias de estas que fueron consumidas en la estadía de Atalanta en la habitación.
Emiya se sorprendió.
Miró a la mujer en el suelo en aquel estado lamentable y ahora pudo entender cómo estaba tan débil, solo dos barras fueron suficiente para hacerlo perder su compostura, y probablemente Atalanta había estado inhalando una cantidad mucho mayor, eso sumado a el libro de control, el contrato y el collar.
―Eres algo terca, ¿no es así? ―Emiya no pudo evitar sonreír de lado viendo a Atalanta respirando pesadamente. Se giró para ver a Koyanskaya quien sonreía como si hubiera ganado.
―Lo harás.
Emiya no dijo nada.
―Aceptaré tú regalo de buena voluntad ―Emiya sonrió dulcemente, al menos esa fue la forma en la que pudo interpretarlo Koyanskaya.
La mujer se puso de pie y caminó hasta Atalanta para agacharse hasta ella.
― ¿No estás feliz? ―Koyanskaya estaba ahora en cuclillas sonriéndole a Atalanta―. Podría haberte hecho muchas cosas malas, pero retomó bastante rápido la consciencia.
Koyanskaya extendió una mano, tocó la mejilla de Atalanta con cuidado antes de jalarla por el brazo haciendo que se ponga de pie. Unos pasos después de empujarla, la tumbó en la cama donde ambas terminaron acostadas, Koyanskaya encima de Atalanta.
Ya no hubo resistencia, ambas estaban en la cama, el kimono de Koyanskaya cayó de los hombros y Atalanta estaba con ambas manos siendo sujetas hacia arriba, las piernas intentando moverse, pero la fuerza ya había dejado a Atalanta en este punto.
― ¿No te moverás? ―la pregunta de Koyanskaya fue a Emiya quien se había quedado al margen, vio como la intimidad de Atalanta estaba ahora al aire, como Koyanskaya estaba tomando las manos de la mujer dejándolas sobre su cabeza.
Como Koyanskaya al parecer no llevaba nada abajo dejando que ambas partes íntimas quedaran expuestas por la posición en la que se encontraban, con Atalanta bajo Koyanskaya, la cara de ambas rojas, pero evidentemente la de Atalanta mucho más que la de Koyanskaya.
Un suspiro salió de Emiya quien negó para sí. Podía culpar al incienso de sus acciones ahora.
Koyanskaya sonrió. Una vez que Emiya comenzara sabía que no se detendría, en ese momento ella saldría, incluso tomando un antídoto el efecto del incienso ya estaba subiendo por su cabeza. Su cuerpo ya se había puesto, en palabras vulgares, "caliente" por culpa de ello.
Ella miró a Emiya, la sábana santa y el faldón desaparecieron, supuso que Emiya era más un antiguo santo o un santo caído de otro tiempo, no estaba tan al tanto de la historia del hombre como su yo de la luz.
Lo vio, como Emiya se quitó la armadura de arriba y no pudo evitar sonreír ante la vista, el cuerpo del hombre ante ella estaba en la cúspide de lo que podría llegar, el músculo esculpido hasta el punto en que fue como ver una estatua misma moverse.
Solo con el torso desnudo que fue lo que había mostrado, caminó hasta ponerse tras ambas, Koyanskaya y Atalanta, de reojo fue que Koyanskaya vio como el miembro del hombre estaba erguido. Probablemente por la escena y el incienso que había preparado.
Grande.
Más de lo que creyó.
Algo notorio dado la composición física del hombre. La altura y el físico eran obvios para un buen desarrollo de la parte inferior, más lo que había abajo fue lo que pudo llamar como algo bastante grande, conocía bastante bien a los humanos, después de todo, ¿cómo odiar algo que no conoces?
Sabía que algo como eso no era tan usual de ver.
La sonrisa de Koyanskaya se transformó en una risa al ver la cara de horror de Atalanta. Incluso ahora, si el hombre se dio cuenta del incienso, debió haber salido al momento en que se dio cuenta.
Vio el miembro erecto del hombre pasando debajo de ella, la cara de miedo de Atalanta fue un signo de éxtasis para ella, lo sintió abajo, como una parte le rozó, no importaba.
La sonrisa de Koyanskaya se congeló.
¿Por qué el hombre la había rosado a ella y no a Atalanta?
Un leve grito salió de Koyanskaya cuando sintió como la punta del miembro del hombre entró dentro de ella, para luego en un momento que pareció eterno terminara de entrar hasta llenarla.
Koyanskaya estaba con la cara en blanco, había soltado a Atalanta quien estaba ahora con los ojos abiertos ante lo que veía.
―Tú… ―Koyanskaya intentó moverse para salir.
Un abrazo de Atalanta fue lo que menos esperó. Emiya le sonrió a la mujer de cabello verde quien le devolvió la sonrisa.
― ¡No es a mí pedazo de hojalata! ―Koyanskaya sintió su cuerpo caliente, el hombre la tomó por el trasero y se movió con un ritmo algo fuerte para ella quien recién estaba comenzando a dar señales de realizar que había sido penetrada.
Los gritos y gemidos de Koyanskaya no se esperaron, la fuerza de la mujer se fue junto con sus ganas de luchar ante el abrazo de Atalanta y el incienso en el lugar.
No fue mucho hasta que Koyanskaya llegara al clímax. Más no hubo signo que el hombre se detuviera.
― ¡Oye…! ―los pies de Koyanskaya estaban estirados como podía, la punta de los dedos de los pies cerradas en un reflejo del cuerpo ante el placer―. No es… a mí….
La voz de Koyanskaya fue reemplazada por gemidos a lo largo de los minutos. Koyanskaya estaba con la cabeza hundida en el pecho de Atalanta quien se estaba riendo de ella.
La haría pagar después. Fue lo que se dijo a sí misma Koyanskaya.
El ritmo aumentó y el hombre aún no se vino. Ella ya estaba llegando a su segundo límite después de unos minutos más.
― ¿No era a ti? ―un jalón del pelo con fuerza fue dado, las orejas de Koyanskaya picaron cuando el pelaje fue jalado, la mujer abrió la boca y lo sintió al fin.
La carga en su interior que cayó y que la llenó, Emiya al fin había venido en ella dejándola brevemente para respirar.
La respiración pesada y la cara que estaba haciendo Koyanskaya no pasó desapercibida por Atalanta quien estaba bajo la mujer que estaba siendo azotada con fuerza.
Parecía al final que de verdad estaba gozando lo que estaba recibiendo por parte de Emiya. Algo que hizo que le picara la parte inferior al momento de ver como la sonrisa de Emiya se dirigió a ella.
El hombre volvió a moverse.
Koyanskaya jadeó y abrió los ojos, se giró y quiso gritarle a Emiya. Un beso de Atalanta hizo que no pudiera decir nada.
¿Qué era esta situación?
Atalanta no entendió nada. Su cuerpo estaba caliente, bastante, no podía razonar correctamente, pero al ver la expresión de Koyanskaya cambiar a cada segundo en la que era penetrada con ahora una ferocidad mayor por Emiya es que sintió que algo la llamaba.
¿Eran los instintos que tanto clamó Koyanskaya que ella tenía?
Koyanskaya le mordió el hombro en un intento de aliviar el dolor. Ella no se movió y se dejó estar, parecía que la mujer de cabello rubio pasó de estar disgustada a mostrar una sonrisa al final de cada clímax que alcanzaba.
Emiya parecía más centrado en ella, Atalanta pudo ver como a veces sus ojos se movían hacia los de ella, pero no dijo nada, algo que podía llamar también evidente era como la ferocidad hacia Koyanskaya no hizo nada más que subir.
Una y otra vez.
Emiya sentía que su cabeza no estaba en su lugar, pero no le importó, estaba haciendo lo que deseaba hacer en vez de lo que le habían impuesto.
¿Quién se creía ser Koyanskaya para intentar domesticarlo a él?
No era un humano o una bestia, era la herramienta usada para cazar a esas bestias.
¿No fue así como quería la Koyanskaya de la luz?
Emiya rio por lo bajo antes de venirse una vez más dentro de Koyanskaya, la mujer estaba ya sin moverse en el pecho de Atalanta. La respiración de Koyanskaya que había estado irregular poco a poco pasó a una más suave.
― ¿Realmente se fue? ―Emiya sacó su miembro de la mujer, las cargas que había dejado salir dentro de Koyanskaya dieron paso hacia afuera poco a poco.
Atalanta empujó a Koyanskaya a su lado y miró a Emiya como si esperara algo. Emiya la miró detenidamente.
¿No era la mujer de pelo verde quien estaba rogando para ser liberada hace unas horas?
Pudo decir que fueron horas por el reloj al lado de la cama. El incienso parecía aumentar su lívido de forma bastante alta. Por lo cual…
Atalanta quien había estado expuesta desde hace quien sabe cuanto tiempo continuo a aquello debería estar en un estado totalmente perdido.
No se movió, esperó que Atalanta dijera lo que quería.
Atalanta parecía entender.
Nunca se vio rogando a Emiya, mucho menos pidiéndole algo y por sobre todo...
Deseando tanto ser follada con la misma intensidad con la que había cargado contra Koyanskaya de la oscuridad.
Una sonrisa temblorosa salió en el rostro de Atalanta y movió una mano hacia su zona baja, con los dedos índice y medio separó un poco el espacio mostrando todo lo que tenía.
― ¿Podrías… hacerlo también?
La sonrisa de Atalanta ahora era una de impaciencia, una que buscaba a toda costa lo que estaba queriendo. Deseaba con tanto ser tratada igual o incluso más fuerte que lo que fue la mujer a su lado.
―Por favor… ―un ronroneo salió al final de la súplica de la mujer. La mente de esta iba a mil por hora y con un solo objetivo.
Que Emiya le diera la misma mirada que le había dedicado a Koyanskaya.
―Amo… ―Atalanta recordó el título por el que se suponía que debía tratar a Emiya―. Por favor…
La sonrisa de Emiya apareció, no fue una suave cómo cuando fue contra Koyanskaya.
Fue una que mostró todo menos buenas intenciones hacia la mujer que le estaba rogando.
Emiya tomó por las piernas a Atalanta y la trajo hacia él. La acercó y puso su miembro por sombre el estómago de la mujer, una vista que dejó quieta a Atalanta, iba mucho más allá de lo que ella creía que debería ser bueno.
―Espero que de ahora en más seas una buena gatita ―la punta se puso en la entrada de Atalanta antes de ir lentamente.
Las manos de Atalanta subieron por la espalda del hombre antes de rasguñarlo con fuerza ante la entrada del miembro en ella.
Incluso en el dolor que sintió por su primera vez.
Al mismo tiempo ese dolor lo sintió realmente bien.
―Espero no escuchar quejas, seré rudo, tanto como estás rogando.
La expresión de Atalanta cambió a una sonrisa totalmente ida.
Incluso si no fuese por el incienso, ahora mismo ella estaría más que dispuesta a entregarse al hombre.
…
―Salió mucho mejor de lo esperado ―Koyanskaya de la luz estaba tomando en una copa, vino en la habitación de Emiya. Ella estaba al corriente ahora de todo lo ocurrido.
Habían sido casi tres semanas después del "sometimiento" de su yo de la oscuridad junto con Atalanta. Ella misma había saboteado el incienso de la mujer y la dosis del antídoto para dar luz a la situación.
Incluso había invitado a Emiya una taza de té antes que fuera para avivar más algunas drogas y asegurarse que el hombre cumpliera con lo que habían hablado.
No meterse en el camino era una forma de pedirle que lo aplane.
―Fue mucho más potente de lo que esperé, además, podríamos haberme dicho que había algo como un estimulante en la habitación ―Emiya estaba sentada frente a ella. Tenía los brazos cruzados y como siempre que lo invitaba a beber, no tocó lo que le sirvió.
―No lo sabía ―Koyanskaya mintió de inmediato. Estaba al tanto de todo lo que su otro yo quería hacer, el que Atalanta cayera como esclava era algo previsto, pero esta vez intervino para no hacer que Emiya se obsesionara con ella.
¿Fue tan fácil?
Koyanskaya dio un suspiro, si hubiera tenido el conocimiento de que hablar con Emiya haría todo el camino más fácil lo hubiera hecho antes.
― ¿Es así? ―Emiya preguntó viendo a la mujer, quien asintió antes de terminar su copa de vino.
Emiya dio un suspiro antes de tomar la botella y por reflejo ofrecer recargar.
―Podría contratarte cómo mi sirviente personal una vez que todo termine ―Koyanskaya extendió la copa que fue rellenada.
―Solo quieres otra persona para explotar.
―Oh, bien, es una mejor reacción que antes, supongo que esa molestia hacia mí persona se fue gracias a que ahora empujas a mí otro yo hasta el desmayo ―la risa de Koyanskaya salió con júbilo.
Emiya sonrió de lado.
―Puede decirse, ambas son bastante hermosas.
―Eh… pensé que estarías más interesado en la pobre Atalanta, la veo actuar como de costumbre cuando te ruega de rodillas en el suelo para que la folles ―la risa de Koyanskaya no se detuvo.
―Mentiría si no quisiera lo mismo para ti ―Emiya hizo un leve gesto con los hombros como si le restara importancia.
―Ja ―Koyanskaya le dedicó una sonrisa dulce a pesar de aquel gesto que dio―, supongo que al probar la copia deseas ir por la original.
Emiya le dedicó una sonrisa algo grande.
―Siempre debo ir por el original para conseguir la copia.
Una forma divertida de describir la forma en la que funcionaba su poder. Koyanskaya se rio un poco.
Tomó una vez más la copa ante ella, pero su mano flaqueó y la fuerza se perdió. El líquido cayó al suelo sin más y ella misma no pudo seguir.
― ¿Eh?
Su cabeza empezó a dar vueltas y no pudo controlar su cuerpo. Miró al hombre ante ella quien le dedicó una sonrisa enorme. Emiya sacó un pequeño frasco rosa debajo de la mesa y lo puso frente a ella.
―¡Eso…! ―Koyanskaya quiso decir algo, pero sintió como ante cada movimiento su cuerpo temblaba. Tragar saliva o incluso mover sus manos le daba una pequeña descarga por su cuerpo.
Había sido la droga que puso en el té de Emiya.
La puerta de la habitación se abrió.
Ahí estaba, ambas Koyanskaya estaban una frente a la otra. Ambas se veían con diferentes expresiones. La de la oscuridad miraba con una diversión burda a su yo de la luz quien estaba ahora respirando pesadamente.
―He terminado de ver a los alrededores ―Atalanta entró en la habitación de Emiya, al instante en que la puerta se cerró y bloqueó pasó a ponerse un collar, el mismo collar de esclavitud.
―Buena gatita ―Emiya caminó hasta Atalanta y le acarició la cabeza. Una risa tonta salió de ella haciendo que Koyanskaya de la oscuridad riera suavemente.
―Sabía que podía domesticarte correctamente~ ―Atalanta asintió hacia la mujer de pelo rubio.
Emiya caminó y para sorpresa de la Koyanskaya de la luz, su yo de la oscuridad besó de manera apasionada a Emiya quien la abrazó.
La mirada de sorpresa estaba ahí.
―No pongas esa cara hermana~ ―la Koyanskaya de la oscuridad se separó del abrazo y caminó hasta su yo de la luz, la mujer de cabello rosa miró a su yo de pelo rubio brevemente.
Atalanta se unió y la cargaron a la cama.
―Dentro de poco estarás igual.
El sudor en la frente en la Koyanskaya de la luz no se hizo esperar, el nerviosismo estaba más que visible.
―Cómo…
―Administro la cocina, tú robas de la cocina, es obvio que podría poner algo ―Emiya vio como ambas, la mujer de pelo rubio y la de pelo verde quitaron de a poco la ropa a la mujer de pelo rosa quien intentó hacer algo, pero su cuerpo solo respondió de una forma que ella no quería.
Placer.
―La dosis que consumimos aquella vez fue una parte de tres de lo que has consumido ahora ―la mujer de pelo rosa rio nerviosamente ante esa información.
―Eso es casi una dosis pura… ―la risa iba más en jadeos a cada momento.
―No te preocupes, nuestra gatita está como está por la cantidad que ingirió aquella vez, que sigue siendo casi diez veces más de lo que has consumido ―Koyanskaya miró a Atalanta brevemente. El sonrojo y la forma en la que estaba desvistiéndose sola ahora que ella estaba con nada más que las medias fue el indicativo de que incluso ahora, la que estaba más a la espera fue la mujer de pelo verde.
―Ya están ustedes dos… ―Koyanskaya intentó razonar.
Sabía que una vez todo diera lugar, ya no podría resistirse.
―Estoy celosa ―la mujer rubia estaba con el kimono suelto, tocó un poco los pechos de su otro yo de cabello rosa sacando un gemido bastante fuerte―, pensé que conmigo tendría suficiente, pero estaba empeñado a quererte a ti.
Atalanta estaba al margen de todo, sentada y obediente como si fuese un animal adiestrado.
Aquella escena horrorizó a la mujer de cabello rosa.
―Vamos~ ―la risa volvió―, no necesitas de mí, ya tienes a dos bellezas.
Emiya estaba con su miembro más que erecto en su zona baja.
―No me gustan las personas que buscan controlarme ―la peli rosa intentó decir algo, ella al menos creía tener una oportunidad si no fuese en su estado sobreexcitado, la droga que había modificado personalmente para Emiya fue consumida por ella.
¿Diez veces la dosis consumida por Atalanta?, había hecho para el hombre aquella cosa lo suficientemente fuerte para despertar la lujuria desenfrenada en cualquiera, si ella era arremetida en este estado.
No tendría vuelta atrás.
―No es curioso~ ―la mujer de pelo rubio pasó sus dedos por los cachetes de la de pelo rosa―, es casi como si me hicieran la reina entre nosotros~
Ah… Koyanskaya de la luz entendió todo ahora. No fue Emiya quien estaba manejando la situación, fue su otro yo, si bien no interferiría con sus planes, aún quedaba un problema.
No sabía que pasaría en un futuro como este.
―No te preocupes ―la Koyanskaya de la oscuridad sonrió dulcemente a la de la luz―. Me aseguraré que esta línea dure tanto como quieras, pero obviamente ahora con otros intereses, quizá posponga por un buen tiempo mis planes con la humanidad~
Estaba mojada.
Koyanskaya de la luz lo sabía, su cuerpo estaba suplicando cuando su mente estaba negando.
―Querido~ ―la rubia llamó al hombre que estaba viéndolas a ambas, a la rubia y a la de pelo rosa como si fuese lo único que podía mirar, Atalanta captó aquello, pero no le importó.
Su mente estaba en un lugar tan fuera de sí que no importaba si solo era usada, con tal de estar al lado del hombre ya era suficiente.
Eso fue lo que sus instintos llamaron, había encontrado con quien estar, al final, ¿acaso no era una bestia más?
― ¿Sí? ―Emiya respondió ante el llamado amoroso de Koyanskaya de la oscuridad―, asegúrate de romperla, solo yo debo ser la líder, ¿acaso no me quieres más que a ella?
Emiya la miró unos segundos, Koyanskaya de la oscuridad extendió una mano y tomó con cuidado el miembro de Emiya colocándolo frente a la entrada de la mujer de pelo rosa.
―Sí…
Incluso si Emiya no lo sabía, inconscientemente tuvo un favor hacia la mujer de pelo rubio. Incluso si carnalmente quería más a la luz, había algo que le hacía responder a la de la oscuridad.
Incluso si hubo una mayor escucha y "querer" por la oscuridad, había algo mucho más fuerte que le llamó hacia la luz.
¿Era por qué ella se llamaba a sí misma como la diosa de las armas?, fue lo único que pudo decirlo, quería poseerla en cierta medida.
―Vamos Emiya ―la de pelo rosa estaba aún en negación―, hemos pasado por mucho juntos, ¿no querrías-?
No terminó de hablar cuando sintió como el hombre entró en ella sin compasión, a diferencia de Atalanta o la oscuridad, había estado deseando de verdad hacerlo con la mujer de pelo rosa.
El grito de la mujer fue agudo, al instante en que sintió como ni bien Emiya ingresó por completo en ella, Koyanskaya de la luz sintió que su mente se nubló.
―Vaya, realmente estoy celosa de cuanto la quieres~ ―la mujer de pelo rubio vio como a diferencia de ella y Atalanta, su yo de rosa fue envestida sin pensar, ingresando su miembro por completo y sin compasión, aquello sumado al hecho de Emiya estaba yendo duro ni bien comenzó todo dio como resultado a su yo de la luz abrazando y besando con un deseo ferviente a Emiya.
Atalanta estaba ahí, mordió el pecho de la mujer de pelo rosa que estaba siendo penetrada sin compasión. La energía con la que Emiya estaba con la Koyanskaya de luz realmente hizo que la oscuridad sintiera envidia.
No importaba.
Tendría una eternidad para corregirlo y hacerlo suyo.
Al final se equivocó. Incluso ahora con Emiya alzando la cabeza para besarla con fuerza, Koyanskaya de la oscuridad se equivocó al igual que su yo de la luz.
No era una bestia o el arma de un cazador la naturaleza del hombre.
Simplemente era un elemento mismo de la naturaleza.
Fue por eso la duda y fue por eso la derrota de ambas.
¿Pero quién pensó en ello?
La Koyanskaya de la luz no parecía realmente pensar en este momento clamando por más cuando Emiya se venía dentro de ella, Atalanta ya había pasado el umbral de bestia a mascota y ella misma, la oscuridad… pensó que la humanidad podría tener un poco más de libertad mientras que arreglaba todo lo que pasaba ante ella.
Después de todo su mente ahora solo podía seguir una cosa y era lo que entraba y salía de su otro yo.
Extendería esta línea hasta el final, hasta lo imposible.
Pero haría que los cuatro sigan juntos hasta el final.
No permitiría que esa perra Alaya se llevara a la bestia que encontró y la dominó.
Ahora era su propiedad al igual que su otro yo y Atalanta.
Y no le gustaba compartir lo suyo
…
Y tal, esta comisión fue más difícil de lo que creí.
Espero que le guste al mecenas que pidió por la historia. Costó realizar debido a la personalidad de los personajes.
Bueno, casi 15k de palabras y eran solo 8k de la comisión, es por eso que me complica las comisiones, hago algo que dure lo que tiene que durar, pero bueno, espero que sea bueno.
¿Les gustó?
Antes estaba algo más reacio de escribir ciertas cosas, y bueno, últimamente alguien me ha hecho cuestionar que es el límite de lo que se puede representar y pensé un poco esto, no importa, esto es experimental.
Recuerden que pueden donarme si les gusta mí trabajo.
Pa treon .co m "/" reydepicas (Esto es sin espacios y sin las comillas)
Estaré viendo para por fin actualizar.
Rey de picas fuera.
