Capítulo 7

POV Ginga

Flashback

Hace un año

Cinque y yo, afortunadamente, llevábamos dos meses lejos de la infernal casa de Jail Scaglietti, padre de mi novia, pero también estábamos alejadas de Fate. Prometimos que iríamos a buscarla en cuanto pudiéramos y eso haríamos. Le habíamos dejado algo de dinero en caso de emergencia, aunque esperábamos que no le hiciera falta y que nosotras pudiéramos sacarla de allí antes. Habíamos encontrado unos trabajos temporales, así que compaginábamos nuestros estudios universitarios con el empleo. No era mucho, pues teníamos también que pagar el alquiler, aunque habíamos calculado hasta el más mínimo detalle para poder ahorrar lo máximo posible. Nuestra prioridad era sacar a Fate de aquella casa. Alquilamos un pequeño apartamento casi a las afueras de la ciudad, pues era lo más económico. Nos desplazábamos a pie para no gastar en transporte. Teníamos que salir muy temprano de casa para poder llegar a la universidad a tiempo y volvíamos increíblemente tarde cuando terminaba nuestro turno en el supermercado. Por suerte, nuestra encargada, Signum, muchas veces nos daba algo de comida y podíamos ahorrar algo más. Cada centavo que conseguíamos guardar, era exclusivamente para rescatar a Fate.

Hace seis meses

Desde que nos habíamos mudado, llamábamos todas las semanas a Fate, pero Jail nunca nos permitió hablar con ella. Su respuesta siempre era "ella está bien". Odiaba eso. Necesitaba saber que Fate estaba bien. No creía en las palabras de ese hombre. Era alguien cruel y despiadado. No podía fiarme de él. Aun no teníamos ahorrado el dinero suficiente para traer a Fate con nosotras, pero dados los acontecimientos de que no conseguíamos hablar con ella, ni siquiera pidiéndoselo Cinque a su padre, que siempre fue su debilidad, decidimos viajar a aquella casa para comprobar con nuestros propios ojos qué era lo que ocurría y por qué no podíamos hablar con ella y, si era necesario, la traeríamos con nosotras. Haríamos malabares para salir adelante.

- Tranquila, Ginga. Todo va a estar bien. –me tomó de la mano.

- Eso espero, Cinque… –suspiré y volví a mirar por la ventana del tren.

Cuando llegamos a nuestro antiguo hogar, nos miramos por unos segundos antes de asentir a la vez y caminar hacia la entrada. Quisimos abrir con nuestras llaves, pero ese estúpido hombre había cambiado la cerradura. Toqué el timbre, pero no funcionaba. Ambas fruncimos el ceño ya que no nos estaba gustando la situación. Sin dudarlo, Cinque llamó a la puerta, pero el silencio nos recibió. Yo me estaba poniendo muy nerviosa y mi novia lo notó, así que directamente aporreó la puerta hasta que por fin se abrió, dando paso a una de las hermanas de Cinque.

- Habéis vuelto… –susurró con los ojos abiertos como platos.

- Aparta de la puerta, Due. –mi novia endureció la mirada– ¿Dónde está Fate?

- ¿Fate? ¿Quién es Fate? –ambas nos congelamos en el sitio a la par que abríamos los ojos desorbitadamente.

- ¡Fate! ¡Fate! –comenzó a gritar mi chica una vez que estábamos en la sala de estar.

- ¿Cinque? –se escuchó a Jail bajando las escaleras corriendo– ¡Cinque! Mi amada hija. –la estreché entre sus brazos.

- ¿Dónde está Fate? –pregunté al ver a todas las hermanas de Cinque allí, pero sin rastro de nuestra Fate– ¿Dónde está? –fulminé con la mirada al padre de mi novia.

- Ella se fue. –dijo simplemente y me derrumbé.

- ¿Cómo que se fue? –mi novia se separó de su padre y se enfrentó a él.

- Se fue. No quiso estar aquí. Es mejor así. Nos estorbaba. –se escucharon risas provenientes de las demás.

- Nunca obedecía a padre, así que tenía que ser castigada todos los días.

- ¿Qué? –pregunté en apenas un murmuro audible.

- Es el favor más grande que me podía haber hecho. Irse y morirse por ahí. –dejó salir una carcajada.

En un movimiento tan rápido que ni siquiera yo fui capaz de ser consciente de él, Cinque se lanzó sobre su padre y comenzó a golpearlo de manera brutal mientras lo insultaba de la más grosera forma existente. Jamás la había visto actuar de esa forma. Nunca. Tardé unos segundos en reaccionar. Corrí rápidamente hacia ella para tratar de separarla, pero me fue imposible. Jail, en un acto reflejo, me empujó, haciéndome perder la estabilidad y me di un fuerte golpe en la cabeza.

Desperté muy aturdida. Solté un quejido y puse mi mano en mi cabeza. Al mirarla, encontré algo de sangre en ella. No recordaba qué había pasado. Traté de enfocar la mirada y vi un cuerpo en el suelo. Un temblor y miedo recorrió mi espina dorsal. Me puse en pie y, tambaleándome, me acerqué. Mis lágrimas comenzaron a caer antes de dejarme caer a su lado.

- Cinque… –la llamé aterrorizada al ver su cuerpo magullado y ensangrentado– Cinque, cariño… –con manos temblorosas acaricié su rostro, pero no había señales – Cinque, despierta… –busqué mi teléfono en mi chaqueta y llamé a emergencias.

Fin Flashback

En la actualidad

- Cuando llegó la ambulancia, nos llevaron al hospital. –miré a la rubia frente a mí con pesar– Cinque estaba en coma. –ahogó un jadeo– Cinque tenía marcas de haberse defendido y piel bajo sus uñas, así que le tomaron muestras. Al encontrarnos solas en la casa porque su padre y sus hermanas habían desaparecido, me acusaron a mí.

- ¡Pero tú nunca le harías daño! ¡La amas! –exclamó y yo le di una triste sonrisa.

- Sí, pero ellos se dedicaron a investigar el caso. Mientras analizaban las muestras, estuve bajo arresto. –exhalé– Una vez que comprobaron que esas muestras pertenecían a miembros de la familia de Cinque, me dejaron en libertad y me pidieron disculpas. –tomé una bocanada de aire– Desde ese día, me dediqué a trabajar todo el día. Tenía varios trabajos para poder pagar el tratamiento de Cinque.

- ¿Y cómo se encuentra ahora? –preguntó nerviosa.

- Ella… sigue en coma, Fate. –comenzó a llorar y yo me puse en pie de un salto para bordear la mesa y abrazarla.

POV Fate

Hace una hora

Me encontraba en el despacho del doctor Granscenic como cada día. Como yo no quería colaborar, él se dedicaba a adelantar trabajo mientras yo me quedaba allí sentada durante la hora que duraba la sesión. Unos toques en la puerta nos sobresaltaron a ambos.

- Adelante. –dio paso él.

- Siento la interrupción, Vice-kun, pero… –me miró– Si no te importa, necesito llevarme a Fate. –no esperé a la respuesta de él y me puse en pie.

- Adelante, Carim, llévatela. Ella sigue igual. –la rubia asintió.

- Ven, Fate. Tienes una visita especial que atender. –me sorprendí, pero la seguí hasta una habitación alejada de la sala de visitas– Fate, ayer vino alguien que te conoce. Quiere hablar contigo. En el caso de que tú no quieras verla, estará bien y no habrá ningún problema. –asentí.

- ¿De quién se tra…? –mi pregunta murió en mis labios al verla y comencé a negarla– No. No quiero verla. –di varios pasos hacia atrás– Ella y Cinque me abandonaron. Me prometieron venir a buscarme y jamás lo hicieron. –negué.

- Es de eso a lo que viene, Fate. Quiere contarte lo que ocurrió. Creo que es importante para tu recuperación que escuches lo que quiere decir.

- …

- Por favor. Si no lo pensara, no te lo pediría, Fate. Mi prioridad es tu bienestar. Si supiera que lo que te dirá te haría más mal que bien, no lo permitiría. –la miré fijamente. Esa mujer se veía sincera.

- Está bien, pero sólo lo haré si se queda a mi lado, Carim-san. –ella me sonrió.

- Por supuesto, Fate. –acarició mis cabellos y sonreí.

- Fate… –me llamó con lágrimas en los ojos la peli morada.

- Hola, Ginga.

En la actualidad

Durante mucho tiempo las había odiado porque me habían abandonado, o eso era lo que creía. Pensé que me habían mentido y jamás volverían a buscarme. Después de su visita, quedé totalmente desolada. Cinque estaba en coma por mi culpa. Ellas fueron a buscarme y, por culpa de haberme escapado, no me encontraron y recibieron una paliza. Me abracé a Ginga hasta caer casi dormida en sus brazos. Se despidió de mí y me prometió que estaría conmigo a partir de ahora porque comenzaría a trabajar aquí, en este centro. Carim le había ofrecido un puesto de trabajo donde ganaría más que en los demás empleos. Después de esa visita que me había desestabilizado por completo, Hayate y Nanoha se encontraban aguardando por mí a mis espaldas. Mi castaña amiga y hermana, corrió hacia mí y me abrazó. Yo la apreté muy fuerte contra mí. Estaba tan feliz de tener a alguien como ella en mi vida. Le debía tanto.

- Hola, Hayate. –la saludé con cariño.

- Hola, Fate-chan. ¿Cómo te encuentras?

- Feliz de tenerte en mi vida. –dije y ella se separó de mí sonriendo ampliamente.

- He traído a Nanoha-chan como me pediste. –me señaló a la cobriza chica.

POV Nanoha

- Hola, Takamachi-san. –me saludó con una inclinación de la cabeza.

- Hola, Fate-chan. Por favor, llámame solo por mi nombre. –asintió mientras se volvía a sentar y nosotras hacíamos lo mismo frente a ella.

- Te he pedido que vengas porque quiero agradecerte por cumplir la promesa que me hiciste de cuidar de Hayate por mí.

- No tienes que agradecerme, Fate-chan. Yo… –me interrumpió.

- Sí que tengo. Le has dado cobijo, ofreciéndole una cama, comida, agua caliente, ropa nueva y un techo en el que estar a salvo. No era tu responsabilidad y la ayudaste. Muchas gracias. –iba a rebatirle, pero la castaña me dio un disimulado golpecito en la pierna.

- No hay de qué, Fate-chan. –miré a la castaña– Hayate-chan se ha convertido en una magnífica amiga y la aprecio mucho. Me agrada mucho tenerla en casa. Todos la queremos. Es una más de nuestra familia. –sonreímos.

- La familia de Nanoha-chan es muy buena conmigo. Y deberías ver los pasteles que hace su madre. ¡Están deliciosos! –exclamó y no pude evitar reír.

POV Fate

- Voy a salir de aquí. –dije firma y ellas me miraron sorprendidas– A partir de mañana, colaboraré en las sesiones del doctor Granscenic y en las de la directora Gracia.

- ¡Fantástico, Fate-chan! –exclamó mi castaña amiga y yo asentí.

- Saldré de aquí y formaremos un hogar de verdad. Tú, Ginga, Cinque y yo. –hablé decidida y vi que por la mirada de la cobriza apareció un gesto de tristeza– Nanoha. –ella subió la mirada rápidamente y me miró emocionada y feliz, quizás de haberla llamado así– Me gustaría empezar de cero contigo. Ahora me doy cuenta de que no eres una mala persona, sólo tomaste malas decisiones.

- Fate-chan… –susurró antes de asentir una y otra vez– Me gustaría mucho poder conocerte y ser tu amiga. –sonrió– Y contad conmigo para lo que sea. Os ayudaré en todo lo que pueda.

- Gracias. –dije– Te estaré eternamente agradecida y ella negó.

- Estamos en paz. Tu amistad es el mejor pago. –me avergoncé por sus palabras tan sinceras.

Una vez en mi habitación, tumbada en la cama, sonreí. Por primera vez en mucho tiempo era feliz. Había conseguido una nueva amiga y tenía una familia a la que pertenecer. Después de la visita de Ginga, me sentí terriblemente culpable y desolada por lo que le ocurrió a mi prima, pero después esos sentimientos los transformé en motivación. Saldría de este hospital, encontraría un trabajo o varios y ayudaría a pagar el tratamiento de Cinque. Conseguiría dinero para que pudiéramos vivir las cuatro juntas y ser una verdadera familia. Cinque saldría del coma. Estaba segura. En cuanto saliese de aquí, iría a verla al hospital y la regañaría. Todo saldría bien. Sonreí de nuevo. A partir de ahora sería fuerte. No sólo por mí, si no también por mi familia. Teníamos muchos planes de futuro y los cumpliríamos todos y cada uno de ellos. Ginga y Cinque tenían que casarse. Tendrían su boda y su felices para siempre. Tendrían hijos también y serían las mejores madres del mundo. No me cabía la menor duda. Cerré los ojos y sonreí ampliamente. Sí, a partir de mañana todo empezaría de nuevo. Una nueva oportunidad. Una nueva vida.


Saizoh: Y aquí está la explicación, mi querido Saizoh. Cinque se abalanzó sobre su padre para sacar toda la furia porque habían estado maltratando a su amada prima. Entre sus hermanas y su mismo padre, le dieron tal paliza que la dejaron en coma. Ahora queda esperar para ver si sucede como Fate dijo al final. Al menos, al parecer, Fate ha encontrado una razón para luchar y salir de allí lo antes posible. Esperemos que así sea realmente y salga todo bien. ¡Saludos, Saizoh!


Nota de autor: Siento la demora en subir el capítulo. Estas dos últimas semanas están siendo muy complicadas, pero espero que la próxima semana todo vuelva a la normalidad y pueda publicar más seguido. ¡Saludos!