Capitulo 3 : Cruzando la línea.

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Un mes a pasado desde que cierta pelirroja volvió al servicio ninja.

Kushina y su equipo habían estado ocupados entre aburridas misiones de rango D. Algo que sus alumnos solo soportaron debido a los peculiares "premios" que su adorada maestra les daba.

Por suerte para el equipo genin, no todo el mes fue estar acorralado entre esas tareas.

También hubo mucha práctica para pulir sus habilidades, aunque algo adoloridos ya que Kushina no tenía mucho sentido del tacto en cuento a entrenamiento se refiere.

Pero lo bueno es que si pudieron notar el fruto de su entrenamiento, Makoto ya era más ágil y veloz con la espada bajo la tutela de Kushina que le enseño el peculiar kenjutsu del clan uzumaki.

Aunque no lo podía dominar muy bien, ya que los uzumaki eran casi bestias en la resistencia. Por lo que el pobre castaño a duras penas se adaptaba, aún así.

No decepcionó a Kushina.

En cuanto Kiba e Hiroshi. El Inuzuka había mejorado notoriamente en el arte del combate cuerpo a cuerpo.

Le faltaba un poco de agilidad debido al modo salvaje de pelear heredado de su clan.

Pero lo compensaba con la fuerza bruta, Kushina se había asegurado de moldear un tanto ese orgullo que caracterizaba al azabache.

Volviendo más analítico y resistente, para asegurarse de que los golpes precisos cubrieran el flanco que le faltaba en la agilidad.

De ahí en fuera, Kiba seguía siendo ese muchacho altanero que conoció. Solo que ya no era tan cabeza dura a la hora de pelear.

Y eso era un gran avance para ella.

Hiroshi tampoco se quedó atrás , el rubio no destacaba mucho en lo físico pero no era una muñeca indefensa.

Kushina lo instruyó en un estilo de combate algo ligero, sin llegar al extremo de Kiba. Casi como una mezcla del Taijutsu de la academia y el propio estilo del clan uzumaki.

Logrando crear un equilibrio para que el limitado chakra de Hiroshi no se agote tan pronto.

Ya que su principal función y hobby, era el ninjutsu medico. Algo que el rubio a progresado decente para la edad que tiene.

Logrando manifestar la palma mística con un perfecto control, gracias a la ayuda de uno que otro libro que Tsunade le había obsequiado a Kushina en la juventud.

Aunque de momento solo podía sanar heridas menores, pero Kushina sabía que iba a ser un buen ninja médico bajo su ala.

Y ahora, en el presente.

—¿¡Cómo demonios Naruto termino en una misión clase C!?—, Kushina golpeó con las palmas abiertas el escritorio del Cuarto Hokage.

Que estaba recargado en la silla, una sonrisa nerviosa dibujada en su rostro con las manos en alto para apaciguar a la fiera.

—Calma Kushi-chan—, Minato hablo. —Eso fue un cambio de último momento, en el informe que Kakashi envío. Aclaro que el cliente había mentido sobre los detalles de la misión. El tenía pensando en regresar pero decidieron tomar el trabajo por la insistencia de Sasuke y Naruto—, explico.

—Este niño—, Kushina sujeto su frente con la mano, había heredado demasiadas cosas de ella para su gusto.

—Está creciendo, déjalo ser un poco imprudente. Que aprenda de la experiencia—, Minato agregó con diversión en su tono.

—Mientras esa experiencia no lo mate, está bien—, Kushina exhaló para relajarse.

—No te preocupes—, Minato abrió uno de los cajones para darle el rollo de la misión. —Aparte que iras tú cómo apoyo, terminarán el trabajo sin muchos problemas—.

Kushina tomo el rollo para guardarlo en el bolso de su muslo derecho.

—Bien, lo haré—, salió de la oficina, topandose en el pasillo a sus lindos estudiantes.

—Chicos ¡Tendremos nuestra primera misión clase C!—, anuncio con una sonrisa.

El trío se miro entre si animado, ya tenian ganas de mostrar los frutos de su entrenamiento.

—¿En dónde es la misión?—, Makoto pregunto, siguiendo a su sensei y equipo a las afueras del edificio hokage.

—En el pais de las olas, el equipo 7 solicito apoyo debido a que la misión subió de rango—, Kushina respondió.

—Eso está por las costas de konoha, nos tomaría unos dos días en llegar. Aparte de viajar en barco cerca de Kiri para llegar al pais de las Olas—, Hiroshi comento a la vez que su voz se hacía más dócil. Al igual que sus compañeros, estaba emocionado por dejar las tediosas misiones clase D.

Pero aún así, un ligero tinte de nervios lo molestaba por el abandonar la seguridad de los muros de la aldea.

—Parece que alguien si presto atención en la academia~~—, Kushina dió una pequeña risita haciendo que el rubio se avergonzara.

—Siempre ha sido un raton de biblioteca—, Kiba se burló.

—Cállate—, Hiroshi volteo el rostro.

—No se preocupen por el tiempo, tengo un truco que nos hara llegar más rápido—, Kushina les dió un pequeño guiño al grupo.

—¿Cual es?—, Kiba dijo curioso.

—Se los dire más tarde hehe—, Kushina dió la vuelta frente a su equipo en el patio del edificio.

—Ahora vayan a casa, recojan comida, armamento básico, tiendas de acampar y un botiquín de emergencia—, ordeno.

—Son muchas cosas—, Makoto analizó. —¿La misión sera larga?—

—No, espero que no. Pero en el trabajo de un ninja, más vale prevenir que lamentar—, Kushina se rodeo de un aire sabio.

El equipo solo alzó los hombros.

—Ahora vayan, los estaré esperando en la puerta Sur. Solo tienen una hora, un minuto tarde y se quedan—, Kushina amenazó y el trío palideció antes de salir volando a sus respectivas casas.

Al ver las figuras alejándose, se rió por lo bajo.

Le encontraba cierto entretenimiento en molestar a sus estudiantes.

Sin más, fue a su propia casa para alistarse también para el viaje.

[Konoha : Puerta Sur ; Atardecer]

Tanto Kiba como el resto llegaron en el límite de tiempo acordado por su maestra.

La cual ya los estaba esperando.

—Y bueno sensei ¿Cuál era su sorpresa?—, Hiroshi se mostró curioso por el método de viaje rápido.

—Oh claro—, la uzumaki estiro sus brazos. —Vengan, y sujeten una parte de mi—, señaló a su cuerpo.

No basta decir que el trío se apresuro en hacerlo, nunca desperdician una oportunidad de tocar el cuerpo de su maestra.

—"Los niños son niños, supongo"—, Kushina estaba un tanto sorprendida, más no molesta.

Después de todo, en este mes habían desarrollado más confianza respecto a sus "recompensas.

Kiba y Makoto se colocaron aun costado de ella, las manos traviesas de los adolescentes no dudaron en apretar sus redondas nalgas. Hiroshi no fue tímido, aprovechando el momento para hundir su cara entre los enormes senos de la milf.

—Bien mocosos ¿Listos?—, Kushina sonrió, ni siquiera les dió tiempo a responder cuando en un parpadeo desaparecieron de la faz del país en un destello dorado.

[A kilómetros de konoha ; costas de nami]

Las pequeñas y hermosas aves descansaban sobre ramas de árboles tropicales que la playa ofrecía.

O eso fue hasta que un repentino destello brillante hizo escándalo en la hierba bajo ellos, asustados, expandieron sus alas y escaparon.

—¡Wow! ¡Ha pasado un tiempo desde la última vez que use esto!—, Kushina exclamó con diversión en su tono, mirando en sus manos el extravagante kunai de tres puntas que Minato le había obsequiado hace tanto tiempo atrás.

Era más para casos de emergencia, pero siempre venía bien para tomar un atajo.

—¿Que les pareció chicos?—, Kushina se dió la vuelta, el mismo tono alegre la acompañaba.

—Uh... ¿Están bien?—, ladeando la cabeza, miro al genin en el suelo.

Los tres tenían espirales por ojos con espuma saliendo de sus bocas.

—¿Q-que fue eso?—, Kiba a duras penas formuló una palabra, lo último que recuerda fue que todo se hizo oscuro y su cuerpo rápidamente desarmado cuál juguete en jardín de niños.

—¡OH! ¡Es verdad!—, Kushina choco sus palmas, como si acabara darse cuenta de algo importante.

—El hirashin separa cada uno de tus atomos para llevarlos a través del espacio/tiempo a un objetivo previamente marcado. La primera vez puede ser algo horrible pero con el tiempo te acostumbras hehe—, Kushina, avergonzada, se rasco la cabeza con una gotita en la nuca. Su pequeña broma casi manda al otro lado a los niños.

Después de unos cinco minutos, con ayuda de Kushina. El trío logro recuperarse de la sorpresa inicial, solo algo shockeados por la peculiar forma de viajar que aparentemente tenía la familia de su maestra.

—Espere sensei, si el hirashin solo te puede teletransportar a un sitio previamente marcado. ¿Cómo fue que terminamos aquí?—, Makoto cuestiono, avanzando en compañía de su equipo por la playa que llevaba al pueblo de nami.

Estaba curioso, solo había escuchado historias del famoso jutsu del cuarto hokage pero nunca creyó que tendría la oportunidad de verlo ni mucho menos experimentarlo.

—Sonara algo paranoico—, Kushina sonrió. —El cuarto marco las fronteras de konoha en puntos estratégicos, por si alguna aldea vecina quería empezar otra guerra. Konoha pudiera desplazar a sus tropas en cuestión de segundos y llevar la batalla lejos de la capital—, termino su explicación.

Le incómoda llamar a minato por su título, pero debía de hacerlo cuando estaba en el trabajo.

—Oh...— los tres silbaron por inusual información.

Siguieron caminando, charlando entre ellos para matar el tiempo en lo que llegaban al sitio de encuentro con el otro equipo. Por suerte no hubo inconvenientes, llegando por fin a las entradas de la ciudad.

De solo ver las primeras casas que adornaban la entrada, dejaba claro que esta gente no estaba teniendo suerte.

Kushina decidió que lo investigará más tarde, solo si tiene que ver con su misión. Alejándose de la entrada, rodeo el pueblo ya que el informe de Kakashi relataba que se hospedaron en una casa fuera de la zona.

—No está mal—, Kiba murmuró cuando llegaron al lugar, era una casa grande pero sin exagerar acentada sobre un puerto por encima del lago lo que le daba un toque exótico pero agradable.

Kushina no le prestó atención a kiba y tocó un par de veces la puerta.

No tuvieron que esperar mucho cuando fue abierta por una linda mujer de cabello negro.

—Hola, ¿Puedo ayudarlos?—, los genin miraron como una mujer salía a recibirlos.

A simple vista podrían decir que es linda, pero volviendo a su sensei, ella lo era más.

—Un gusto, somos el equipo enviado por konoha—, kushina sonrió.

—¡Ah! ¡Son ustedes!— el semblante serio de la mujer cambio de inmediato. —Mi nombre es tsunami—, la recién nombrada mostró una reverencia.

—Tranquila, mi nombre es Kushina—, la ultima uzumaki se presento.

—Estos son mis alumnos—, los tres jóvenes ninjas saludaron moviendo sus manos.

—Es un gusto conocerlos, por favor pasen—, tsunami se hizo aún lado.

—Vaya, te vez más jodido de lo habitual—, Kushina comento de forma burlona apenas entro a la sala de estar.

Dónde se encontraba Kakashi sentado en el sofá con vendas cubriendo sus antebrazos y parte de su torso.

—Kushina-sama—, kakashi no le dió importancia a la burla y saludo con su clásico ojo cerrado.

—¿Quien te pateó el trasero de esta forma?—, kushina se acercó para mirar mejor al antiguo protegido de su esposo.

—Zabuza Momochi—, el hatake confeso, un tanto avergonzado.

La sonrisa de Kushina decayó levemente, no conocía en persona al espadachín pero si la sangrienta reputación que lo seguía.

—Esto parece más serio de lo que pensaba—, Kushina medito.

—Y al parecer, Zabuza es solo uno de los problemas aquí—, kakashi tomo un suspiro. —Hay un tipo llamado gato que se apoderó de este sitio hace ya tiempo, tiene un pequeño ejercito de mercenarios que han hundido en una miseria este lugar—

—Esto es genial—, kushina agrego, en tono sarcástico.

Parecía que iban a tener mucho trabajo.

—Como sea ¿Cómo está tu equipo?—, Kushina dejo de lado la misión por ahora, quería asegurarse que nada malo le haya pasado a Naruto.

—Bien por suerte, estan entrenando su control de chakra—, kakashi respondió.

—Así que, estos son los tuyos— Kakashi concentro su atención en los muchachos que se habían quedado al margen de la conversación.

—Si, ser maestra es más divertido de lo que pensaba—, Kushina soltó una pequeña risita.

A la vez que los alumnos tuvieron un pequeño sonrojo por los "entrenamientos" con sensei de estos últimos días.

—Concuerdo—, kakashi le sonrió.

Antes de que el silencio reinara, Naruto y compañía no tardaron en unirse a la sala.

—¿Mama? ¿Que haces aquí?—, Naruto cuestiono ni bien entro al hogar, curioso por las caras nuevas.

—Es obvio, ¡Somos los refuerzos!—, Kushina sonrió. —Por cierto, ¿Estás bien? ¿Zabuza logro hacerte daño?—, se acercó preocupada, sosteniendo el rostro de Naruto en busca de cualquier herida.

—Mama...—, Naruto quejo por lo bajo, no quería parecer un niño mimado frente a sus compañeros.

Kiba no tardó en aprovechar la oportunidad para molestar a Naruto, que no se quedó callado y respondió sobre algo de los perros del clan.

Comenzando una acalorada pelea entre los dos.

—No deberían detenerlos—, Tsunami sugirió al jounin de konoha.

—Déjalos, es normal— Kushina alzó los hombros e ignoro al par de genin.

—¡Gane!— Naruto alzó victorioso su brazo después de tumbar a Kiba de un derechazo en su mejilla.

El resto de la habitación siguió el consejo de Kushina y dejaron de lado al par de problemáticos para escuchar atentamente sobre la situación actual de toda la isla. Tazuna, el padre de tsunami, llegó en medio de la pequeña reunión donde colaboró con los detalles sobre el magnate "Gato" para llegar a un mejor resultado.

Tenían la información pero no conocían mucho el terreno, por lo que al haberse hecho tarde, decidieron que mañana comenzaría el trabajo.

Kakashi y su equipo se retiraron a la habitación donde la familia les había dado asilo.

Tsunami se avergonzó al ver que no tenían más espacio en la casa para los nuevos visitantes. Kushina la tranquilizó diciendo que dormirían afuera en tiendas de campaña, algo que la azabache se vio obligada aceptar.

Ya que le parecía mal que las personas que los iban ayudar durmieran afuera.

[Al día siguiente]

—Tssk—, Kiba se rasco la cabeza mientras caminaba por las calles del pueblo.

Soportando el sueño lo mejor que podía, era la primera vez que dormía en una tienda de campaña y le costó acostumbrarse después de pasar la mayor parte de su vida en un cómodo colchón.

—Este lugar no me da tanta confianza—, Makoto lanzo una mirada alrededor, mirando las desoladas tiendas y los residentes de nami sumidos en una tristeza casi palpable.

—Igual, pero sigamos. Hay que encontrar alguno de esos matones que sensei dijo—, Kiba respondió a su compañero, alejándose de las calles principales para acercarse más al centro.

Aunque un toque de envidia se notaba en su tono, ya que le hubiera gustado hacer la búsqueda en compañía de su ardiente sensei.

Pero Hiroshi se le adelantó y tuvo que conformarse con Makoto, que al igual que el, hubiera deseado estar con Kushina.

[En otro lado del pueblo]

Hiroshi agudizó la vista atraves de los tachos de basura, usando la sombra que le brindaba las paredes del callejón como un escudo para mantenerse oculto.

Mirando con anticipación los movimientos de su sensei, que ahora se encontraba rodeada de dos hombres de aspecto tosco y espadas intimidantes colgando de su cintura.

—Vaya, y yo creía que gato se había llevado a todas la mujeres hermosas—, un maton de parche negro cubriendo su ojo izquierdo, sonrió con especial atención dando un buen vistazo al busto generoso de la pelirroja que su chaleco modelaba tan bien.

—Oh gracias, guapos—, Kushina les guiño dando una sonrisa, disimulando muy bien sus intenciones.

—¿Gato se llevo a las mujeres? Creí que solo traficaba droga—, Kushina les siguió el juego con una mirada inocente.

—Bueno, por lo general—, el otro maton de cicatriz en X aún costado de la mejilla, se unió a la conversación. —Cuando encontramos bellezas como tú. Estamos obligados a llevarlas, pero creo que podemos llegar a un acuerdo hehe—, se rió en voz baja.

Desde su escondite, Hiroshi observó con creciente envidia como uno de los matones apretaba firmemente el maravilloso culo redondo y firme de Kushina mientras el otro rodeaba sus hombros.

Llevándola a una tienda aparentemente abandonada al otro lado de la calle.

Segundos que Hiroshi sintió eternos en los cuales estubo tentado a entrar ayudar a su "sensei" a pesar de las órdenes que le dió.

Justo cuando iba hacerlo, Kushina salió de la tienda, alzando la mano en un saludo mientras sonreía.

[Dentro de la tienda]

—Bien, despierten basuras—, Hiroshi apretó sus piernas inconscientemente al ver a su sensei golpear los bajos del par de matones.

Que amordazados por cables ninjas en pies y manos, solo pudieron quejarse.

—¿¡Que crees que estás haciendo perra!? ¿¡Sabes para quien trabajamos!?—, el matón de parche acuso.

—Si, lo sé. "Gato"—, Kushina hizo enfasis con comillas imaginarias. —Este es el trato, me dicen por las buenas dónde está su escondite y demás o por las malas—, mostró una dulce sonrisa que Hiroshi sabía que significaba todo lo contrario.

—¡Y si mejor te vas al diablo!—, el matón de cicatriz en X por su mejilla escupío con desden.

—Ah bueno, supuse que no sería tan fácil—, Kushina ladeó la cabeza con pereza antes de regresar la vista a Hiroshi, los maleantes olvidaron su enojo por un segundo por el buen ángulo que tenían para admirar el enorme y redondo culo de la milf.

—Bien mocoso, supongo que es hora de que aprendas cómo sacar información del enemigo—, Kushina saco un kunai del bolso en su muslo.

Hiroshi tragó saliva.

[Más tarde]

En casa de tazuna.

—¿Tas bien?—, Kiba movió su mano frente el rostro de un pálido Hiroshi.

Estaban en el sala de estar, Makoto dando un resumen sobre la información recopilada de los matones de gato con Kushina.

—Ya veo, nada mal—, murmuró la uzumaki por los datos que pudo recopilar Makoto y Kiba

Al parecer los únicos pesos pesados de gato son Zabuza y su enmascarado acompañante, el resto simples mercenarios de poca monta cuya fuerza depende de estar en grupo.

Por lo que a ninjas experimentados como ella y Kakashi no era difícil de tratar.

Eso fue un alivio en parte.

Por otro lado, después de hablar "civilizadamente" con los matones de gato. Pudo descubrir la ubicación del escondite de este y el cambio de guardias que lo custodian.

Mando un par de clones de sombra en cubierto para formular una buena infiltración, no quería correr riesgos innecesarios. A sus ojos, le era más factible acabar con gato directamente y el resto simplemente se desmantelará por si solo al no haber quien lo controle.

—Entonces ¿Que hacemos?—, Makoto pregunto.

—Tengo un plan, discutiremos los detalles más tarde. Ahora solo tengo hambre~~—, Kushina estiro los brazos para levantarse del sofá.

En dirección a la cocina para ayudar a Tsunami a preparar algo, de todas formas. Ya empezaba a caer la noche y no faltaba mucho para que el equipo de su hijo volviera.

Pero al entrar al lugar, tsunami negó cortésmente su ayuda.

Kushina iba a insistir hasta que sus agudos ojos miraron mejor alrededor, la falta de alimentos era notoria y no iba avanzar para todos.

Así que pudo entender un poco la negativa de la mujer.

—Bien chicos, vengan—, Kushina llamo a sus alumnos al pasillo.

—¿Que pasa sensei?—, Kiba pregunto.

—Verán, aquí están cortos de alimentos. Por lo que tendremos que salir a conseguir algo de comer, alguien tendrá que acompañarme—, Kushina ordeno.

—¡Yo! ¡Yo! ¡Yo!—, no fue sorpresa que el trío empezará a pelear entre ellos para ver quién la acompaña.

—Shh tontos—, Kushina coloco un dedo en sus labios. —Solo podrá acompañame uno, decidan entre ustedes—, sugirió, ya que le daba pereza escoger y no quería hacer sentir mal al resto.

Aparte de que estaba ciertamente emocionada por la especial recompensa que planeó, a pasado un tiempo desde que lo intento con minato.

Después de eso, Kushina fue testigo de una encarnizada pelea de piedra, papel y tijera que termino con dos malos perdedores y un alegre Hiroshi.

[En el bosque cercano]

La noche finalmente había caído, una pequeña fogata iluminaba vagamente un tramo verdoso dónde dos figuras lo rodean.

—No está mal—, Kushina le dió un pequeño mordisco al muslo cocinado de un gorrión.

No era el animal más grande, pero mata el hambre, así que sirve.

Hiroshi se limito a comer su parte, observando el cielo con algo de admiración. Acostumbrado a konoha, es la primera vez que mira lo brillante que son las estrellas sin la contaminación humana.

—Lo de hoy de te afectó ¿No?—, Kushina hablo dejando el hueso del animal en la hierba.

Hiroshi la volteo a ver, algo de vergüenza en su mirada.

—Si, lo siento sensei. No volverá a pasar—, el joven se disculpo, sabía de antemano que los débiles no tenían cabida en el mundo ninja.

—Tranquilo, aún estas aprendiendo—, Kushina sonrió.

—Me basta saber que sigas avanzando—, le dió una palmadita en el hombro a Hiroshi.

En ese instante el rubio se tenso cuando de su bolsillo cayó la cámara al suelo.

Iba a recogerla pero la rápida mano de Kushina se interpuso.

—Vaya—, la pelirroja reviso el objeto. —Este era tu pasatiempo ¿No?—

—Mmm si sensei, perdón si lo traje. Se que no es práctico para un ninja. La guardaré en seguida—, Hiroshi disimulo sus nervios lo mejor que pudo, mientras su mano intento alcanzar la cámara.

No sabía lo que pasaría si Kushina descubre que el junto a Kiba y Makoto grabaron la gran parte de las "recompensas" que solía darles.

—Oh vamos, déjame ver qué tienes—, Kushina ignoro a su estudiante, decidida a revisar la galería de la cámara.

Una delgada sonrisa se formó en sus labios mientras detenía con una mano los burdos intentos de Hiroshi de quitarle el artefacto.

—Por favor sensei, hay cosas muy vergonzosas—, Hiroshi suplico pero Kushina se limito a ignorarlo.

—Soy tu sensei, tranquilo. Quedará entre nosotros—, Kushina se rió, mirando las fotos.

Solo eran paisajes, uno que otro animal silvestre y algunas selfies de Hiroshi que le causó algo de gracia.

Y finalmente.

—"Mierda"—, Hiroshi sentía que un escalofrío recorría su médula cuando Kushina llegó a su pequeño tesoro.

—Hiroshi, ¿Puedes explicarme esto?—, La voz de Kushina era calmada, enseñando el contenido de la cámara a un temeroso rubio.

Dónde se veía a ella e Hiroshi compartiendo un beso aquella tarde dónde practicaron el control de chakra, grabando hasta las audaces manos de genin manosear sus pechos.

—¡Esto! ¡Y-yo! ¿¡Eh!?—, Hiroshi era un mar de nervios, sin poder pensar en que excusarse.

Y solo podía ver el como Kushina seguía explorando la galería. Dónde la pelirroja descubrió fotos tomadas de ángulos muy sugerente a sus generosos activos.

Incluso videos de las veces en la que recompensaba al resto de sus alumnos.

—Parece que alguien ha sido muy travieso—, la voz de Kushina llegó a oídos de Hiroshi como una fría daga.

Que sin saber que hacer, solo pudo resignarse.

—¡Lo siento mucho sensei! ¡Fue idea de Kiba! ¡Yo no debí hacerle caso! ¡Abandonaré el servicio ninja de inmediato! ¡Solo no le diga a mis padres!—, el rubio se puso de rodillas delante de Kushina con su frente pegada al suelo.

Se mantuvo así por unos segundos que el silencio sepulcral que Kushina imponía lo hizo sentir eterno.

—Levántate—, Hiroshi no tardó en ponerse firme al oír la orden de Kushina.

El aspirante a médico miro como la jounin tomo un suspiro antes de hablar.

—No se como sentirme exactamente—, Hiroshi espero lo peor al ver cómo Kushina cortaba la distancia entre ellos.

—Pero tengo una idea—, Kushina tomo las mejillas del genin y una sonrisa suave ocupaba su rostro.

—¿Q-que?—, los ojos de Hiroshi se abrieron por la sorpresa.

Kushina lo estaba besando de nuevo, fue un profundo y dominante contacto en el que se derritió por el toque angelical.

—No siempre seré tu maestra—, Kushina separó los labios del aturdido rubio. —Así ¿Porque no guardar unos recuerdos?—, sugirió en un tono juguetón.

—¿S-sensei?—, Hiroshi tenía una expresión estúpida que le dió risa a Kushina.

—¿No quieres?—, pregunto con la misma burla en su voz.

—¡Claro que sí!—, Hiroshi salió de su aturdimiento, sin creer lo que estaba pasando.

—Bien, ya que esto quedará para la posteridad. Asegúrate de grabar mi mejor ángulo—, Kushina tomo asiento en el tronco mientras Hiroshi torpemente ponía su cámara en acción.

—Cualquier ángulo suyo es perfecto sensei—, Hiroshi comento presionando el botón de grabar.

—Oh que lindo—, Kushina le dió un rápido guiño antes de empezar a bajar el cierre de su chaleco bajo la mirada expectante del lente.

Hiroshi se sento al lado con el mayor cuidado posible para grabar más de cerca, su corazón latiendo ansioso a la vez que la tersa y blanca piel de su sexy maestra iba siendo descubierta a medida que la camiseta azul subía.

—Taran~~~—, Kushina levantó finalmente la prenda junto a su sostén, Hiroshi miro con fascinación las regordetas y enormes tetas rebotar de manera hipnótica.

Las brasas del fuego junto al brillo tenue del cielo estrellado, le daban un aspecto que solo podía describir como divino.

—¿Te gustan?~~—, Kushina esbozo una seductora sonrisa, con las palmas abrazo sus pechos expuestos.

Jugando con sus pezones endurecidos por la brisa fría de la noche, dando suaves rebotes para total disfrute de Hiroshi.

—S-si, son hermosos—, el rubio tenía su mirada clavada en las generosas delanteras de la milf.

Admirando cada centímetro de aquellas montañas de carne que sus instintos más bajos rogaban poseer.

—Sensei... ¿Puedo probarlos?—, Hiroshi dejo que su cuerpo hablara.

Su declaración pareció divertir a Kushina.

—No es lo que tenía pensado, pero ya que soy tan amable~~—, Kushina mordió su labio inferior, con el dedo anular hizo una seña para que el joven se acerque.

Hiroshi no tardó en obedecer y se entregó al fuego de lujuria que lo llenaba.

—Aaah~~—, Kushina emitió un dulce gemido al sentir la boca húmeda de Hiroshi envolver su pezón con imprudencia.

Con la pasión al tope, Kushina tomo la camara de la mano del genin que ni se molestó en retenerla.

Rápidamente sus dos manos se prendieron de los enormes y suaves pechos de la esposa del cuarto hokage, apretando y acariciando suavemente la tersa piel.

Mientras su boca se turnaba en succionar los pezones, tomándolos entre sus labios con la pasión de un sediento en el desierto.

Kushina solo se dedicó apreciar y disfrutar de la atención de su alumno, bastante satisfecha con las sensaciones que la boca y manos de Hiroshi provocaban en ella.

Sosteniendo la cámara algo cerca pero lo suficiente para que se aprecie a Hiroshi devorar sus pechos.

—Oh~~ ¡Sigue así!—, Kushina jadeo, su mano acariciando el cabello rubio del joven, presionando el rostro contra su pecho suave.

Dónde Hiroshi no mostró queja alguna y seguía con su exploración, atrapando entre sus dientes el botón tenso de la milf. Estirandolo suavemente y chupándolo a la par que su mano tomaba entre las yemas de los dedos el pezón indefenso.

Girando el dulce botón en un arrastre tenso que se ganó un audible gemido de Kushina que complacida mando su cabeza hacia atrás.

Con sus ojos cerrados y su boca abierta, dejo que el placer recorriera cada centímetro de su ser.

Fueron solos cinco minutos en los que Kushina de buena gana se rindió ante el genin que no parecía querer parar en adorar los maravillosos pechos.

Al final, Kushina logro retomar el control pero no con intenciones de parar.

Deseaba más.

—¿Hice algo mal?—, Hiroshi temía no ser lo suficiente bueno cuando la mano de la pelirroja lo alejaron.

—No Hiroshi-kun, lo has hecho excelente pero ahora es mi turno~~—, Kushina tenía un tono juguetón, sus orbes violetas tenían un brillo suave que delataba el deseo.

Hiroshi quedó hipnotizado por la belleza de Kushina que ni siquiera se dió cuenta cuando le devolvieron la cámara.

—¿Veamos que escondes aquí?~~—, Hiroshi no tenía palabras más allá de la lujuria y sorpresa, mirando a Kushina de rodillas ante el mientras la suave mano presionaba su erección.

Casi por instinto, sostuvo firmemente la camara para guardar para siempre la que iba a pasar.

Kushina estaba ciertamente nerviosa pero muy emocionada. La única polla que ha vista en su vida ha sido la de su marido, la curiosidad la carcomía y necesitaba saberlo.

Dejando de titubear, su mano bajo la cremallera del pantalón dónde una dura erección casi golpea su mejilla.

—¿¡Pero que diablos le dan a los niños ahora!?—, Kushina tragó saliva, observando la polla de Hiroshi.

Casi catorce centímetros se alzaban orgullos y si no calculaba mal, al menos tres centímetros de grosor.

Minato no era pequeño y sabía usar muy bien sus 17 cm, pero le sorprendía que alguien tan joven la tuviera así.

Sacudió la cabeza y dejo todo de lado.

—D-demonios—, Hiroshi casi suelta la camara al sentir la delicada palma de Kushina tomar su polla.

—Eres ciertamente sorprendente Hiroshi - kun...—, Kushina comento, su mano acariciando lentamente de arriba abajo por el duro miembro.

Disfrutando como la vara de carne palpitaba bajo su toque a medida que lo acariciaba, un extraño gusto la lleno al tener el control de la situación y le pareció divertido el ver cómo Hiroshi se derretía ante ella.

Pero tristemente, el genin aún era joven e inexperto en el mundo del sexo. Por lo que no sorprendió a Kushina cuando le anuncio que estaba a nada de venirse. Le decepcionó un poco, le hubiera gustado jugar más con ese buen trozo.

Al menos se iba asegurar de darle un buen final.

—¿Eh?—, Hiroshi, que tenía los ojos cerrados, los volvió abrir al dejar de sentir el angelical toque de la milf.

Solo para que su cuerpo entero se tensara ante la nueva sensación que su inexperiencia no pudo resistir.

Mirando con absoluta sorpresa y excitación el como Kushina había hundido la polla en el medio de sus enormes tetas.

—¿Que pasa Hiroshi-kun?~~—, Kushina le dió un guiño, usando las manos. Presiono sus pesados pechos alrededor de la dura erección, cubriendo la mayor parte en la extensa carne dejando solo la punta rosada sobresalir.

—¡OH! ¡Santo Dios!—, el rubio balbuceo, haciendo lo mejor que podía para mantener estable la camara.

Sentía una chispa recorrer cada centímetro de su cuerpo por el nuevo mundo de placer que le dió la bienvenida.

Kushina se dedicó apreciar la polla del pre adolescente, moviendo sus pechos con gran detalle. Asegurando que sus pesadas montañas de carne se presionarán contra la erección mientras subía y bajaba a un ritmo mortal, estimulando de sobre manera al joven.

—¡Kushina - sensei! ¡Es usted la mejor mujer de todo el mundo!—, Hiroshi, extasiado más allá de la razón y de lo que su joven cuerpo soportaba.

Hacia su mejor esfuerzo para retener el fin del acto, quería sentir cada segundo de las enormes tetas envolverse en un abrazo mortal alrededor de su polla.

Esa piel tan suave que sería comprable a seda, hacia que su polla temblará a medida que iba aumentando el ritmo.

—Oh~~ que lindo, ya no te reprimas—, kushina arrullo , apretando los pechos alrededor mientras dejaban que la cabeza se perdiera en su escote.

—Vamos Hiroshi-kun... Suéltalo~—, Kushina le dió una mirada de puro deseo al tembloroso joven, ajustando entre el cálido valle de sus pechos la vara de carne.

Que su palpitar delató a Kushina que el fin estaba cerca.

—¡Kushina-sensei!—, Hiroshi soltó un grito ahogado por la emoción del orgasmo.

La milf se preparó rápidamente para lo que venía, alejo un poco el rostro. Mientras subía sus pechos hasta rodear la punta, para evitar salpicaduras.

Lo que no espero, era que Hiroshi fulminó sus senos como si no hubiera un mañana. Hileras e hileras de semen comenzaron a ser disparadas en su cofre, dónde solo pudo sentir como el espeso y tibio semen hacia un desastre pegajoso a su paso.

Pasado unos segundo más, Hiroshi cayó de forma torpe al suelo aún con la cámara en manos. Su respiración jadeante y mejillas rojas lo hicieron parecer que termino de correr un maratón.

Kushina soltó sus pechos que se abrieron revelando la blanca semilla esparcida en tiras delgadas que recorrían todo la piel hasta el escote.

—Que travieso hehe~~—, Kushina comento mirando el desastre, lanzando una mirada juguetona al joven genin.

Que la miraba como si fuera una deidad.

Después de aquello, regresaron al hogar de Tazuna. Para su suerte, todos ya se habían retirado a descansar.

Por lo que no hubo nadie para cuestionar sobre su atraso.

Se retiraron a sus respectivas tiendas de campaña para dormir, hoy había sido una noche agitada.