¡Hola! después de mucho tiempo de pensar y pensar si valia la pena volver a escribir, decidi hacerlo. Arrepentida de en algun momento de crisis borrar algunas historias ya escritas, pero en fin, estamos aquí retomando algo que definitivamente me apasiona.
Espero que sea de su agrado esta historia, me inspire en una película que me gusta mucho que se llama "El velo pintado" en español.
Podía sentir su mirada llena de resentimiento. La humedad y el abrumante calor de aquel lugar empañaban la vista del hermoso paisaje, grandes montañas y el inmenso río eran también opacados por el ambiente tenso entre mi esposo y yo.
Habíamos pasado días discutiendo los nuevos términos y nunca llegábamos aún acuerdo lógico para los dos. Se bien que había cometido un acto horrible contra mi esposo, pero también él había cometido grandes errores.
Mire mis zapatos llenos de lodo y los pensamientos me abordaron uno tras otro, el dolor de verme en esta situación ardía en mi pecho subiendo poco a poco apretando mi garganta, quería gritar mil maldiciones encontrar de todos los que de alguna manera me habían llevado a esta situación. Quizá si hubiera aceptado el divorcio y las críticas sociales estuviera en casa. Escuchando las retarías de mi madre, pero en casa.
-En cualquier momento que gustes podría solicitarlo-
-¿Disculpa? –
-El divorcio, si tanta desdicha estas pasando yo podría…-
-¡Estoy aquí! Creó que dejamos eso claro desde que empaque en Londres –
No nos mirábamos, simplemente ninguno de los dos podía mirarse a los ojos.
A lo lejos escuchamos venir a los hombres que nos llevarían a nuestro nuevo hogar, no podía imaginar cómo sería, pero tenía una idea y no era precisamente la de un castillo.
El trayecto a la aldea en la que viviríamos fue igual de agotador que la partida desde Londres, a primera vista podía ver la pobreza y el olor a muerte inundaba cada rincón, pues allá donde posará mis ojos había personas muriendo de está terrible enfermedad, de la cuál aún no se sabía nada.
Y por eso estábamos aquí, ya que mi querido esposo y ahora verdugo, cómo médico bacteriólogo se había ofrecido amablemente a venir a investigar cuál era la causa de los decesos.
Pasados unos minutos más, llegamos a nuestro nuevo hogar. A la luz de la lámpara de gas no era mucho lo que se podía distinguir pues la oscuridad reinaba por todas partes. Entramos al interior de la casa y una señora de ya avanzada edad nos recibió, o mejor dicho, recibió a mi esposo.
-Señor Uchiha, bienvenido – la señora hizo una reverencia a mi esposo.
-Gracias señora Chiyo-
La señora Chiyo olímpicamente me ignoro, haciendo pasar a mi esposo cómo si de un rey se tratase, mostrando y diciendo donde estaba cada cosa que fuera de importancia en la casa. Yo por supuesto no iba a dejarme intimidar por una señora de avanzada edad.
-¿y cuál será mi habitación?- Tanto mi esposo cómo la anciana me miraron, y por un momento, diminuto momento en los ojos de mi esposo vi una chispa de culpabilidad al olvidarse de mi presencia. Aún que claro, eso no podría dudar demasiado.
-Ohmm señora Chiyo, ella es mi esposa, la señora Uchiha- La anciana me miró de arriba a bajo, luego hizo una leve reverencia.
-Sakura, mi nombre es Sakura- dije mientras miraba a mi esposo, retando su postura sobre el apellido que claramente no era digna a sus ojos de llevar.
-Yo seré su cocinera y ama de llaves señora- una leve risa sarcástica escapó de mi boca y de inmediato tape mis labios con mis manos.
-Disculpe señora Chiyo, es que está casa es tan pequeña –
-Pero hay tanto que hacer señora Uchiha-
Iba a comentar que no podía haber tantos quehaceres si tan solo eran dos cuartos y una pequeña cocina pero mi esposo hablo primero.
-Creo que la señora Uchiha tiene razón, señora Chiyo. No veo necesario que usted haga los quehaceres de la casa si mi querida esposa bien puede ocuparse de eso.- lo miraba incrédula, cómo se atrevía a si quiera insinuar que yo hiciera los labores del hogar.
-No creó que la señora Uchiha…-
-Lo hará señora Chiyo, ¿Verdad querida?-
Si las miradas mataran en este momento yo estaría viuda, definitivamente está afrenta no la pasaría por alto. Así que adopte mi mejor pose de toda una señorita refinada y educada.
-Por su puesto querido, no sólo se tejer carpetas de macramé – pude ver con total indignación cómo su rostro se iluminaba con una estúpida sonrisa de satisfacción.
-Entonces señor Uchiha, si no hay más en que pueda servirle me retiró – la señora Chiyo hizo una reverencia a mi esposo y a mi a modo de despedida, no sin antes mirarme de manera condescendiente.
Al momento de quedarnos solos entre mi esposo y yo se instaló un denso silenció. Yo lo miraba con tanto odio, y él solo ignoraba mi presencia. Quería llorar de rabia, estaba al borde de un colapso menta, ¿Cómo podríamos vivir juntos si ni si quiera nos toleramos? ¿así sería el resto de mi vida?
-¿A si será nuestras vidas Sasuke?- solté la pregunta sin pensar, no quería dirigir una palabra más hacia él pero esto era insoportable y apenas teníamos un par de horas en esta aldea.
Él se giro con sus manos en los bolsillos, había notado que era su nuevo hábito al menos cuando se trataba de estar frente a mi, sin mirarme, porque encontraba todo más interesante y digno a su mirada menos mi presencia.
-Tus errores tienen consecuencias Sakura, elegiste está vida antes que el escándalo y ahora estamos aquí-
-¿Hasta cuándo pagaré por eso, Sasuke, hasta cuándo vas a castigarme?- al parecer algo en mis palabras habían hecho que perdiera algo de orgullo, porque por primera ves en días él me miró y pude ver la amargura en sus ojos.
-¿Tanto me aborreces que el estar conmigo es un castigo para ti?-
Su pregunta me impacto, no había pensando así las cosas. Pero mi coraje y dolor en mi hicieron que abriera la boca, quería lastimarlo aún más, que sintiera el mismo dolor que su desprecio causaba en mi.
-Cada día desde que me separé de Neji- no supe en qué momento Sasuke llegó frente a mi, con sus grandes manos apretando mis brazos y su mirada ahora llena de resentimiento.
-Pues pídele que venga por ti, si tan segura estás que te ama. Aunque no creó que su esposa le permita tenerte de amante en su casa- sus ojos negros en este instante parecían dos brazas ardientes y un miedo ilógico se instaló en mi pecho, pues por primera ves veía odio en los ojos de Sasuke.
Su agarre era doloroso y la piel de sus manos quemaba la mía. Todo en él era furia, dolor y decepción. Y si, había engañado a mi esposo, él hombre que en un principio se había casado con la niña mimada de la familia Haruno, lleno de ilusión, amor y deseo, ahora me apretaba con tanta fuerza. Yo la rebelde que decía que solo por amor llegaría al altar y que por la presión social eligió casarse con él primer hombre que le propuso matrimonio, había roto el corazón del doctor Sasuke Uchiha, y ahora pagaría por ello.
Londres, julio 4 de 1820.
Miraba la casa del doctor Haruno, su colega y nuevo amigo lo había invitado a su casa para celebrar su setentas cumpleaños. Había muchas personas, las cuales la mayoría él no conocía. Pero se integraba con facilidad, la casa era muy grande así que sin problemas podía moverse de aquí por allá. Saludaba cordialmente a colegas y señoras que con una que otra mirada libidinosa lo saludaban. No entendía esto de la clase alta de la sociedad, donde la viuda era libre de coquetear con cualquier joven. Pero en fin, él no estaba aquí en busca de una dama que le diera nalgadas cómo si de su madre se tratara, el estaba aquí con el único propósito de buscar benefactores para su laboratorio biológico.
O al menos eso pensó hasta que la vio a ella.
Su mirada se había dirigido hacia las escaleras de la casa, cómo si su cerebro la hubiera detectado y dado la orden a sus ojos de mirar hacia esa dirección. Ahí bajaba ella, la mujer más hermosa que jamás haya visto en su vida, de cabello rosa, piel cremosa y unos ojos que resaltaban cómo dos piedras preciosas. Llevaba un vestido pegado, con tiras colgado que al movimiento de su cuerpo se movían a su compas.
Ella paso junto a él luego de descender por las escaleras, le dedico una mirada y una sonrisa que lo dejaron sin aliento. Su boca se seco y de inmediato llevo la bebida que llevaba paseando con él desde hacía varios minutos, pero no le calmo la sed, necesitaba hablar con ella, tocarla y besar sus labios carnosos.
-¿Es hermosa, no lo creé así? –
-Oh, disculpe señor Haruno – Había quedado como un verdadero idiota.
-Déjeme presentarle a mi hija sakura, doctor Uchiha-mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Había conocido mujeres en mi vida pero ninguna cómo ella, tan bella y con una elegancia tal.
El señor Haruno llamo a su hija y ella despidiéndose de las personas con las que charlaba se acercó a nosotros.
-Padre, ¡Feliz cumpleaños!- Sakura abrazo y beso en la mejilla a su padre.
-Gracias hija, pero permítame presentarte al doctor Uchiha, es un joven colega recién llegado a Londres –
-Es un gusto conocerlo doctor Uchiha – ella me extendió la mano a modo de saludo y al contacto pude sentir la suavidad de su piel.
-Un placer señorita Haruno- dije sin dejar de mirarla, era bella, muy bella.
-Bueno jóvenes, los dejo para que se conozcan, volveré con los viejos cascarrabias – el señor Haruno se marchó dejándome con su hija. No sabía que decirle, ella me regalaba miradas y sonreía claramente incómoda.
-Soy médico – solté y al instante me arrepentí por lo estúpido que había sonado. Ella sonrió de medio lado, disfrutando de mi nerviosismo.
-Mi padre lo dejo muy claro doctor Uchiha-
-Si, disculpe es que no se muy bien cómo entablar una conversación en este tipo de eventos – Sakura se rio de mi comentario y le resto importancia con su mano.
-Es usted muy modesto doctor Uchiha, apuesto que este tipo de eventos son los que usted disfruta más. Esta más que claro que capta la atención de las damas- Sakura miro a la concurrencia y sonrió al ver a varias mujeres mirando a nuestra dirección.
Por primera ves en la noche mis ojos miraron a las demás damas del la fiesta, estaban todas muy elegantes con sus vestidos de noche, pero ninguna tan hermosa como Sakura. Y cómo si Sakura hubiera invitado a las damas, una de ellas se acercó a nosotros.
-Sakura querida- una chica rubia saludo con un beso en la mejilla a Sakura y está regreso el saludo.
-Ino, que gusto tenerte está noche en casa, ¿ya conoces al doctor Uchiha?- Los ojos azules de la mujer rubia me miraron y una sonrisa se ensanchó en su rostro.
-No, no habia tenido el placer de conocerlo- dijo extendiendo su mano hacia mi.
-Uchiha, Sasuke Uchiha para servirle señorita- le estreche la mano y ella fue más allá, besando mi mejilla.
-Pero que caballero es usted señor Uchiha. Ya veo porque Sakura está tan entretenida – Mire la reacción de Sakura y está solo sonreía, sentí una incomodidad pues claramente a ella mi presencia no le importaba.
-El doctor Uchiha es todo tuyo Ino, nadie mejor que tú para una buena conversación – Sakura me miró y con una leve sonrisa se despido de mi. No pude más que mirarla alejarse.
-¿Así que es usted Doctor?- la voz de la rubia frente a mi atrajo mi atención. Le sonreí amablemente, mirando los ojos coquetos de Ino que a su ves se llevaba una copa de vino a los labios.
-Si, soy Doctor – le sonreí, debía recordar porque estaba aquí. Aunque Sakura no salió de mi mente en toda la noche.
Una copa de whisky reposaba sobre la modesta mesa de trabajo donde Sasuke había acomodado sus anotaciones y demás cosas que necesitaba para trabajar. Había recordado esa noche, la noche en la que nunca debió haber mirado a Sakura.
Tomé un sorbo de la copa de whisky, el licor raspo su garganta. Pero no disminuyó el dolor ni el nudo en su pecho. La amaba, aún la amaba después de que ella lo engañara.
Pero estaban aquí, empezando una nueva vida. Y el dolor no lo dejaba amarla cómo él quería, su orgullo pesaba más que todo el amor que sentía y no había cavidad más que para la venganza.
Volvió a beber de la copa, pero está ves tomando de un solo trago todo el contenido. Había pensando que cuando se casará sería el hombre más feliz, con su esposa y un par de niños a los que claro, inculcaría el amor por la medicina.
Cuánto estaba equivocado, porque ni una cosa ni otra, porque si bien se había casado, la mujer en cuestión no lo amaba.
Evitaba mirarla, pues sentía que sus fuerzas podrían fallar si sus ojos chocaban. Aún podía ver a esa mujer de la que se enamoró, de la que quedó enganchado la primera ves en esa fiesta. Nunca se había arrepentido de nada en su vida, pero por primera vez, el orgulloso Sasuke Uchiha se arrepentía de haberse casado con esa muchachita.
Pensaba que quizás no era muy tarde para solicitar el divorcio, ella podría vivir con un par de dedos señalando su espalda y él, bueno. Él podría sobrevivir sin ella, porque aunque era bacteriólogo, jamás en toda su carrera había conocido una enfermedad con la que no supiera que hacer, y Sakura Haruno era una enfermedad que lo estaba matando.
Gracias por leer, y nos vemos pronto.
Dejen saber su opinión y quizá Sasuke vestido de doctor aparezca en sus sueños. ;)
