Problemas y Caliente soluciones

I : Métodos de pago

Caminando, observo el interior del gran castillo feudal. Desprendia una aura elegante con tan solo verlo, el camino de madera finamente pulida y cubierta de una llamativa alfombra rojiza, a la vez que suaves cortinas de seda descansaban en el marco de las ventanas.

Sus agudos ojos divagaron por el entorno debido a un poco de curiosidad y también matar el tiempo hasta llegar a la reunión a la que fue citada.

-...Estas cosas si que son aburridas...-, mei terumi, la quinta mizukage.

Murmuró en su mente, fue una gran kunoichi hace no mucho. Lideró la rebelión del pueblo de la niebla contra el tirano de yagura.

Eliminando de manera definitiva la purga de sangre, y ahora tratar de llevar a la aldea bajo una nueva imagen.

Una donde su sangriento pasado será olvidado y sepultado.

Pero a pesar de tener el cariño y respeto de su gente, no penso que ser mizukage fuera estar todos los condenados días tras un escritorio con esas interminables columnas de papeleo.

Ya ni si quiera tenia tiempo para buscar una buena pareja o divertirse.

Aún era una mujer muy hermosa y en todo su apogeo, lo sabía muy bien.

Su piel blanca hacía juego con su cabello rojo-castaño que colgaba libremente hasta el final de su espalda, separado en exóticas puntas que le daban un toque peculiar.

Años de entrenamiento, eran fácilmente visibles en su cuerpo muy bien marcado y dotado.

De figura esbelta, unos enormes y redondos senos copa F estiraban su delicado vestido azul dejando sus hombros al descubierto y también una gran cantidad de su generoso escote que en más de una ocasión se robaron miradas a dónde quiera que vaya.

Bajando por su abdomen terso que terminó en unas caderas de reloj de arena que solo re alzaban aún más su presencia.

Dónde un short corto de color negro lo cubria, moldeando su regordete trasero en forma de durazno que a pesar de estar cubierto por la falda del vestido. No pudo hacer mucho para ocultar lo grande y carnoso que era.

Además de su rostro, hermosos ojos esmeraldas lo adornaban. Mientras sus gruesos labios rojos descansaban bajo su pequeña nariz.

Sin duda, mei era todo un manjar que más de un hombre en la niebla cotizaban. Pero no sé atrevían a hacer un movimiento tan arriesgado, ya sea por ser rechazados o terminar como nada más que polvo en uno de sus ataques de lava.

Mei suspiro por esto último, sabía que era hermosa y sexy. Pero la mayoría no se le acercaba por miedo a su fuerza.

Lo que, para disipar esa imagen suya, la llevo a ser alguien muy coqueta.

Y le divertía mucho la atención que eso le daba.

Llegando a unas escaleras que llevaban hacia arriba y terminaban en la puerta del despacho del feudal.

Un diseño algo excéntrico pero no le sorprendió mucho, estos tipos ricos siempre hacían cosas así.

Al llegar al primer escalón, fue recibida por dos guardias a su costado.

-...Es un placer que haya llegado a salvó mizukage - sama...-, uno de los hombres hablo en una reverencia, seguido del otro.

-...Oh gracias por eso...-, mei les sonrió, viéndolos bien. No estaban nada mal, ligeramente atractivos y de rasgos comunes pero de gran porte por lo poco que sus holgadas armaduras dejaban ver.

-...El feudal la está esperando...-, el otro guarida señaló a la puerta.

Mei empezó a caminar, una pequeña idea en mente.

-...Oops...-, la pelirroja se agachó, simulando que un broche de su vestido que cayó.

Sin doblar sus rodillas, dejando que su carnoso trasero quedará en punta y fuera muy visible atraves de la tela para la vista de los guardias.

Que casi por instinto regresaron a ver, quedando casi como tontos al ver el redondo culo de la mizukage frente a ellos.

-...¿Están disfrutando la vista?...-, mei, sin cambiar su posición, les pregunto con picardía.

De inmediato, los dos guardias regresaron a sus posiciones al verse descubiertos.

Temerosos de las represalias por faltarle el respeto a un kage.

-...Fufufu...-, mei se levantó y comenzó avanzar, no sin antes soltar un pequeño risita y un guiño coqueto al par de hombres que se quedaron ligeramente sonrojados.

Le encantaba generar esas reacciones, le indicaban que no era una vieja bruja.

Finalmente llegó ante las puertas de maderas pulida y manijas de oro.

-...Que gustó ver qué llegaste a salvó, ¿Cómo estuvo el viaje?...-, al entrar, fue recibida por una voz masculina.

Mei alzó la vista para toparse con el hombre.

Su imponente sombrero declaraba su rango además de la ropa de fina seda que cubria su cuerpo robusto.

De cabello azabache y rostro de aspecto rústico, ojos negros sin brillo y de nariz chata.

Su nombre era...

-...Gracias a kami sin incidentes, le agradezco su preocupación katsumoto - sama...-, mei dió una ligera reverencia una vez llegó hasta el escritorio.

No pudo notar la mirada del hombre fija en sus pechos cuando se agachó.

-...No seas tan formal mei - chan, toma asiento...-, el recién nombrado invito en tono amable.

La mizukage acepto, descansando en una de las sillas frente a el.

-...¿Cómo han estado las cosas?...-, katsumoto dejo de lado las carpetas sobre su escritorio y saco una fina botella de sake.

-...Nada mal, nos vamos alzando poco a poco...-, mei tomo la pequeña copa de sake que el feudal le ofreció.

Y le dió un sorbo al agridulce líquido.

-...Gracias a usted por supuesto...-, mei coloco el vaso sobre el escritorio antes de sonreír al hombre.

Después de todo, no encabezas una rebelión solo con discursos y lindas palabras.

Se necesitaba dinero, provisiones y armas.

Que alguien del rango de katsumoto fácilmente podía conseguir.

El sabía que el camino que estaba tomando yagura era uno muy ineficiente.

Destruyendo sus propios clanes, reduciendo a si la fuerza militar. Cómo también cortar lazos comerciales y poner el pueblo bajo una dictadura.

Era algo que tarde o temprano iba a llevar, no solo a Kiri, sino también al resto del país del agua.

A la ruina.

Por lo que, katsumoto siendo el feudal.

Se contacto con su grupo, obviamente a escondidas de yagura.

Para ofrecer su financiamiento para derrocar al mizukage loco, porque hasta el sabía que su grupo era una mejor opción que yagura.

-...En verdad, es difícil saber cómo agradecerle...-, mei soltó un ligero suspiro, a la vez que olvidaba los recuerdos de aquellos oscuros días.

-...Solo hice lo mejor por el país, nada más...-, katsumoto bebió su copa de sake antes de ponerla en el escritorio. -...Pero, la razón por la que te he llamado aquí. Es lo que quiero tratar...-.

-...Por supuesto katsumoto, como mizukage. Lo ayudaré en la medida de lo posible...-, mei se torna sería.

-...Eso espero...-, katsumoto murmuró, lo que hizo que mei se sintiera extraña. -...Veras mei - chan, cuando ayude a tu causa. Use tanto los fondos del país como la de la fortuna de las generaciones de mi familia...-.

Katsumoto cruzo sus brazos sobre el escritorio.

-...Pero no fue suficiente. ¿Sabes cuándo dinero se necesita para mantener un ejército? La comida, las medicinas, las armas, los asentamientos...-, katsumoto movió su cabeza como si estuviera atareado, mei escuchaba cada palabra y curiosa de a dónde iba a llevar esto.

-...Así que tuve que pedir algo de ayuda a los países vecinos, los cuales son cobradores muy intensos y se les está acabando la paciencia...-, katsumoto sentenció. -...Y ahora mei - chan, es cuando necesito de la aldea. Es tiempo de que devuelvas tu deuda...-.

Mei sintió que un balde de agua fría cayó sobre su cabeza.

-...Katsumoto - sama, con todo respeto. Pero me es imposible por el momento, la aldea aún no recupera del todo. Solo a pasado un año...-, la mizukage aclaro, si bien sabía que algún día el feudal cobraría su favor.

No espero que fuera tan pronto.

-...Ya veo...-, katsumoto cerro sus ojos por unos momentos. -...Me esperaba algo así...-, ahora la miraba, mei pudo notar un ligero brillo en aquellos orbes negros.

-...Por que, tengo otra forma en la que puedes pagar tu deuda...-, katsumoto, sin descaro, lanzo una lasciva mirada al curvilíneo cuerpo de mei.

Que no tardo en darse cuenta a lo que se refería.

Una ligera pero creciente emoción empezó a tomar control de ella.

-...Oh~~, si es así. Creo que podemos llegar a un acuerdo~~...-, mei se recargo en su asiento, haciendo resaltar sus grandes pechos.

Para gran gusto del hombre que lentamente empezaba a safar el obi de bata blanca.

Afuera del despacho, el par de guardias que se encontraban cuidando las pequeñas escaleras de la oficina del feudal.

Pudieron oír como extraños pero húmedos sonidos empezaban salir del interior.

Sabía lo que eran, no sería la primera vez de todas formas.

-...¿Si viste sus tetas? Eran enormes, viejo suertudo...-, murmuró uno de los guardias.

-...Tienes razón, lo que daría por tener una noche con ella...-, el otro también hablo en voz baja, después de todo era de la mizukage de quien estaba hablando.

No quería morir aún.

Volviendo al despacho.

Katsumoto se encontraba recargado en la silla, a la vez que su rostro tenía el placer marcado en sus facciones.

Mei estaba de rodillas ante el feudal, sus labios suaves y gruesos envueltos alrededor del duro mástil de carne del azabache.

Dejando que el salado sabor se fundiera en su paladar, pero no fue impedimento alguno para continuar con su "trabajo".

No podía negar que estaba excitada al sentir como la polla se batía dentro de su boca, reclamando como suyo el humedo interior.

-...Dios mei - chan, si que sabes usar esa boca para algo más que discursos jeje...-, katsumoto se jacto en tono burlón, sosteniendo con algo de fuerza el moño de mei.

Invitandola a ir más profundo, algo que la mizukage parecía estar de acuerdo cuando sus orbes verdes chocaron con los suyos.

Dándole un guiño coqueto antes de empezar a mover su cabeza con rapidez sobre la polla de katsumoto.

-...¡Ugh! ¡Eso está mejor zorrita!...-, katsumoto apretó sus dientes por la audaz felación de mei, se agachó un poco y con una de sus manos tomo la tela del indecente escote.

En un rapido jalón, la parte superior del vestido de la pelirroja cayo. Dejando sus redondas y enormes tetas en todo su esplendor, mei no parecía importarle ahora su parcial desnudez.

Demasiada concentrada en seguir chupando la polla de katsumoto, que al ver esos divinos pechos indefensos. No pudo evitar que su mano se prendiera de uno de los suaves activos.

Hundiendo sus dedos lentamente en el pecho grande y suave.

Katsumoto comenzó a jugar, aplastando la carne tersa mientras también la hacía rebotar en lentas sacudidas para que la casi angelical sensación se grabará en sus dedos.

Lo cual lo llevo a una idea que lo emocionaba mucho.

-...¿Uh?...-, mei tosió un poco cuando katsumoto la jalo del cabello sacando la polla de su boca, solo un delgado hilo de saliva conectando con la cabeza rosada.

-...Tu boca no la hace nada mal mei-chan...-, el feudal le sonrió con deseo. -...¿Por qué no mejor usas esas gordas tetas de ramera y atiendes mi polla?...-.

Katsumoto sacudió un poco su aún dura erección frente a mei, mirándola en una mezcla deseo y desdén.

-...Sus deseos son órdenes katsumoto - sama...-, mei se lamió el labio inferior mientras con las manos tomaba sus enormes tetas y las envolvía alrededor de la erección.

-...Oh si~~...-, katsumoto sintió un ligera corriente eléctrica surcar su columna, mirando como solo la punta de su polla sobresalía del escote de mei dejando el resto cubierto en el medio del suave pecho que aprisionaba su mástil en una cárcel de placer absoluto.

Mei no perdió más tiempo, empezando a mover sus pechos de arriba abajo con ayuda de sus manos. Asegurándose que cada centímetro de la polla se hundiera en ellos, pero tampoco dejo que su boca se quedará atrás.

Mirando la cabeza de gallo saludarla en cada estocada, agachó su cabeza y dejo que su delicada lengua lamiera la punta sobresaliente.

Los gruñidos que katsumoto emitía, le indicaban que estaba haciendo bien su trabajo.

-...¡Joder! ¡Sigue así zorra!...-, el azabache tenía sus manos apretando el reposa brazos de la silla, dejando que el placentero sentimiento lo asolara.

Mirando las grandes tetas de mei subir y bajar, estimulando más allá del placer su erección. Que con gusto se dejaba envolver en el tentador valle de la mizukage.

-...Me honra que le guste katsumoto - sama...-, mei tarareo. -...Siéntase libre de correrse, llene mis masivas tetas con su carga~~~...-, en una dulce voz sensual, apretó sus senos alrededor de la vara de carne.

Lo que provocó un gruñido en katsumoto que mei sabía muy bien lo que significaba.

Solo bastaron cinco empujes más para que el feudal finalmente cediera al orgasmo.

-...¡Tómalo zorra!...-, katsumoto grito.

En un movimiento, que tomo por sorpresa a mei. El hombre tomo con la manos los suaves senos de la pelirroja y empujó la punta de su polla en la boca de esta.

Pero no pudo quejarse, no tuvo tiempo tampoco.

-...¡GSSSSHSSK!...-, mei solo atino abrir sus ojos de par en par, el alcalino y espeso nectar invadiendo su boca fue lo próximo que supo.

Su cuerpo temblaba ligeramente por los nervios crecientes mientras katsumoto sin demora dejaba fluir el semen fresco en mei.

Que al final no pudo retener los arduos disparos del azabache en sus mejillas, ahora inflamadas.

Al no ver más salida.

Comenzó a mover su garganta en profundos tragos amargos que por alguna razón se sentía extrañamente bien.

-...Uff carajo...-, katsumoto se relajo en su asiento, alejándose un poco de mei.

Que aún estaba arrodillada.

-...Nada mal~~...-, mei atrapo con su lengua una pequeña gota de la espesa semilla cerca de su labio.

-...Bueno mei - chan...-, la susodicha alzó la cabeza cuando la voz del feudal la llamo.

-...Espero que eso no sea todo lo que puedes hacer...-, katsumoto mostró a una sonrisa al ver la mirada embobada de mei en su polla aún erecta.

Pero no duró mucho, mei froto sus muslos por el picor que empezó asolar su zona baja.

Parecía que está reunión iba a durar mucho más de lo que esperaba, y no tenía queja alguna de ello.

-...¡Ouch!...-, mei jadeo en ligero dolor cuando katsumoto la jalo de su cabello y la tiró sobre el escritorio.

-...Hmph, no finjas. Se muy bien que esto les encanta a las zorras como tú...-, katsumoto se burló posicionándose atrás de mei, su dura polla recargada entre las suaves mejillas del enorme culo de la mizukage.

-...Atrapada~~...-, mei lo volteo a ver de reojo con una sonrisa juguetona. -...¿Y ahora que va hacerme? Oh katsumoto - sama...-, dijo en una voz inocente, sus brillantes orbes verdes observándolo con expectacion mientras meneaba un poco sus caderas para frotar la ansiosa polla del feudal.

-...Voy mostrarle a este lascivo cuerpo tuyo su verdadero oficio...-, katsumoto con la mano, tomo la falda del vestido de mei. Alzando la tela, dejando expuesta las esbeltas piernas de la pelirroja solo cubiertas por unas medias negras de lenceria sin costuras por encima de las rodillas.

Hasta finalmente empujar la falda a un costado, sus ojos negros miraron maravillados el trasero en forma de durazno de mei envuelto en ese apretado short que no hacía más que resaltar aún más sus carnosas nalgas.

-...Pero que atrevi- ¡Hyah!...-, mei fue rápidamente callada cuando de manera sorpresiva, sintió la dura mano de katsumoto depositar una potente bofetada a una de sus nalgas.

-...Jejeje, pero que sonido tan pervertido. Digno de una puta como tú...-, katsumoto se mofo, una de su mano extendida acaricio el culo perfectamente redondo de mei.

La mizukage no pudo responder, entre avergonzada y excitada por la situación. Un ligero rubor se apoderó de sus mejillas blancas.

-...K-katsumoto - sama, no haga esas cosas tan pervertidas~~...-, mei le sonrió antes de soltar otro alarido cuando el feudal volvió a estrellar la mano contra su trasero.

-...Jejeje zorrita, como si pudieras ordenarme. Creo que debo recordarte muy bien tu lugar...-, katsumoto dió una última caricia a las suaves nalgas de mei antes de que, en un rapido movimiento.

Bajara el short corto, ahora sola una indecente tanga cubria el culo de mei que estaba aún más excitada.

-...Mira que pervertida...-, katsumoto miro la delgada tela que inútilmente pudo tapar algo de las entradas de la pelirroja. -...¿Quien diría que la gran mizukage usaría algo tan desvergonzado?...-.

Mei soltaba pequeños jadeos por el creciente calor que crecía en ella, sintiéndose tan indefensa pero caliente por los comentarios y mirada tan imponente del hombre sobre ella.

-...Veamos esto de aquí...-, katsumoto no pudo retener más su instinto casi primitivo, acercando su dedo a la tela que lo privaba del placer máximo.

Haciéndolo aun lado, miro casi hipnotizado los labios húmedos y suaves a la vista coronado en su cumbre por un pequeño timbre encapuchado.

Que le mostraron su interior apretado y rosado, rogando ser llenado.

Sus dedos ni siquiera lo pensaron, mei se tenso por un momento al sentir los dedos de katsumoto separar tentativamente sus labios inferiores antes de salvajemente entrar en un arranque de lujuria.

El deseo hablo antes que la razón.

-...¡NGYAAH!...-, mei chillo cuando los dedos ásperos del azabache la penetraron.

-...Pero que sensible eres mei - chan, sin duda eres toda una pervertida...-, katsumoto empezó a mover sus dedos en rápidos embates, los jugos de amor de la pelirroja solo hacían que fuera más fácil.

-...Oh~~ Uhg~~ katsumoto - sama...-, mei soltó dulces gemidos a la vez que sus piernas temblaban por los salvajes dedos estimulando su coño.

-...Eso es zorrita, así me gusta hehe...-, el azabache solo se motivaba aún más al oír los melodiosos alaridos de la mizukage.

Que a medida que avanzaba, sentía que necesitaba desesperada el alivio del orgasmo que katsumoto le estaba negando al dar suaves embestidas.

Era tan excitante como tortuoso.

-..Por favor, katsumoto - sama. déjame correrme. Lo necesito, seré tuya pero déjame correrme...-, suplicó mei en jadeos pronunciados.

-...Te daré lo que quieres puta...-, katsumoto gruño, sus dos dedos en el interior de mei acariciaron el techo del coño mientras su pulgar libre presionaba el timbre sobre la entrada.

Basto solo un fuerte movimiento para que finalmente mei cediera.

-...¡AAAAH!...-, mei arqueo su espalda mientras liberaba un gemido caluroso.

Cayendo satisfecha por el liberador orgasmo que ahora recorrían sus suaves muslos.

Slap*

Mei gimió en voz baja cuando katsumoto volvió a castigar sus nalgas indefensas.

-...Ahora mei-chan...-, el azabache acercó su dura erección a la entrada dispuesta. -...Vamos a jugar enserio ¿Lo quieres?...-, con burla, froto su cabeza de gallo entre los sensibles labios del coño.

-...Mmm~~, no sea cruel katsumoto - sama...-, mei mordió sus labios deseosa, empujando su cadera contra la erección.

Invitandola a seguir.

Pero para disgusto de mei, katsumoto se alejo.

Pero no le dió tiempo a reclamar cuando la tomo entre las duras manos, estampando su cuerpo contra el cristal de la oficina.

Con la suficiente fuerza para mantenerla presionada pero sin romper el vidrio.

-...Este es un buen lugar, ¿Que pensarían tus asesores al verte así?...-, katsumoto mantenía a mei contra el vidrio que daba directamente al camino principal del castillo.

Dónde Ao y choujuro la esperaban cerca del carruaje, conversando con los guardias sin darse cuenta de su situación actual.

-...Katsumoto - sama, esto es tan indecente~~~...-, mei lo miro con su único ojo visible, en voz tímida.

El feudal la tomo con dominio sobre su moño y pego la mejilla de la pelirroja contra el cristal mientras con su otra mano sujetaba la cintura de esta.

-...No trates de fingir zorrita...-, katsumoto alineó su polla en la entrada de mei aumentando el calor de ella. -...Voy a joderte muy mal, tal y como tú cuerpo de ramera se lo merece...-, gruño.

-...¡KATSUMOTO - SAMA!...-, mei separó sus labios liberando en caluroso gemido de su garganta, su mundo se sacudió cuando la dura y gruesa polla del feudal entraba lentamente en ella.

Abriéndose paso entre sus paredes apretadas que poco pudieron hacer para detener la marcha imparable del mástil de carne que se batia con libertad en dirección al centro de mei.

-...¡UGH! ¡MALDITA! ¡SI QUE APRIETAS! ¿¡TANTO TE GUSTA ESTO PUTA!?...-, katsumoto finalmente enfundo toda su polla en el coño de mei que se aferraba al cristal de manera temblorosa.

El azabache no espero respuesta alguna, dominado por su sed de lujuria. Alejo un poco sus caderas antes de volver en una poderosa embestida.

-...¡NGHAA! ¡K-KAMI! ¡PIEDAD KATSUMOTO - SAMA...-, la pelirroja gimió, su aliento jadeante empezando a empañar la ventana.

Cuando empezó moverse ferozmente contra ella, deslizando sin piedad alguna su miembro hasta el fondo de su ser.

-...¡VAMOS PUTA! ¿¡NO QUERÍAS PAGAR TU DEUDA!?...-, Katsumoto hundió sus manos en las carnosas mejillas de la mizukage, dando fuertes estocadas. -...¡HAZ QUE VALGA LA PENA TODO EL DINERO QUE TE DI! ¡EMPIEZA A MOVER TU ENORME CULO!...-, exclamó feroz.

-...AAH UHH~ NGYAAH ¡JODER! ¡SI! ¡SI! ¡SI! ¡MAS FUERTE KATSUMOTO - SAMA!...-, con la mente nublada por el placer, mei no dudo en hacerle caso, empujando sus caderas para atrás dónde ambos chocaban en un ritmo que lentamente los hacía perderse.

Gimiendo de manera desvergonzada, pero lo único que sentía y quería era la gruesa polla de katsumoto penetrar sin compasión su estrecho túnel.

-...¿¡ESO QUIERES PUTA!? ¡TOMA!...-, katsumoto solto el agarre de una de sus manos y la alzó en alto antes de aterrizar con fuerza sobre las suaves nalgas de mei.

Que pego un grito al cielo por el azote pero aún más por el punzante placer que la recorrió con fuerza.

-...¡HYAAAH! ¡OH KAMI! ¡U-UN POCO MAS LENTO!~~~...-, mei tenía su mejilla apoyada en el cristal, su boca abierta a la vez que su cuerpo rendido solo se mantenía en pie por el brutal asedio de Katsumoto.

Sentía que estaba llegando a su límite.

Pero, a un katsumoto eufórico, no le importo en lo absoluto.

-...¡ZORRA! ¡PARECE QUE AUN NO RECONOCES TU LUGAR!...-, katsumoto exclamó, su mano dejo de castigar el suave culo de mei y la tomo de moño sobre su cabeza.

Obligando a casi verlo solo por el rabillo del ojo.

-...¡ASI QUE ADMITELO DE UNA VEZ!...-, el azabache retomo sus estocadas con fuerza sobre mei que gemía a viva voz. -...¡ACEPTA QUE SOLO ERES UNA PUTA VULGAR! ¡UN LINDO COÑO PARA RELLENAR DE SEMEN!..-, ordeno en locura.

Mei, que solo se había dedicado a dejarse llevar por la lujuria, había escuchado las palabras de katsumoto.

Pero, no pudo sentirse ofendida o con temor. Sino, algo más. Casi primitivo dentro de su psique que la obligaba aceptar las declaraciones del feudal.

No paso mucho para que el delgado hilo de cordura de mei que la ataba a su moral finalmente se quebraba.

Relajando su cuerpo y dejando que se funda en el placer que la gorda polla le ofrecía en bandeja de plata.

Grito.

-...¡SI! ¡SI! ¡SI! ¡LO ADMITO! ¡SOLO SOY UNA ZORRA VULGAR AMANTE DE TU POLLA! ¡POR FAVOR! ¡NO PARES DE ENVIAR TU GORDA VERGA EN MI COÑO APRETADO! ¡MARCA Y TRATAME COMO LA PUTA QUE SOY!...-, mei tenía sus ojos perdidos en el horizonte con su lengua colgando hacia afuera, vergüenza o pudor no tenía cabida en su mente ahora inundada por el placer.

-...¡EXCELENTE! ¡TE DARE LO QUE LAS PUTAS COMO TU MERECEN!...-, katsumoto con orgullo y deseo martillaba con fuerza. Sus ojos maravillandose con las nalgas carnosas sacudiéndose escandalosamente al ritmo de sus golpes.

-...¡OH JODER! ¡SI! ¡M-MAS! ¡MAS! ¡MAS! ¡ROMPE MI COÑO!...-, la ardiente pelirroja soltaba alaridos empañados del más puro placer que era tan claro como el agua en su rostro iluminado por una tonta sonrisa.

-...¡MIERDA PUTA! ¡HONRA QUE EL GRAN FEUDAL TE VAYA A DAR SU SEMILLA! ¿¡DONDE LO QUIERES!?...-, katsumoto exclamó en éxtasis por el orgasmo venidero.

Sabía cuál sería la respuesta, pero aún así quería escucharla.

Mei dejo que sus deseos antes que la razón tomarán el poco orgullo que le quedaba.

-...¡MI COÑO! ¡LLENA MI MALDITO ÚTERO CON TU SEMEN! ¡ÚSALO TODO LO QUE QUIERAS! ¡SERÉ TU APRETADO VERTEDERO HASTA QUE MUERAS! ¡SOLO DALE A ESTA SUCIA ZORRA LO QUE MERECE!...-,

Katsumoto sintió que su cuerpo perdía el control al oír a la mizukage rogar por el. Sin poder contener más sus bolas temblorosas, ansiosas de ser liberadas de nuevo.

-...¡MUY BIEN! ¡TÓMALO TODO MALDITA P-U-T-A!...-, gruño dando unas últimas y poderosas estocadas, enterrando toda su polla en lo profundo de la caverna húmeda de la pelirroja.

Liberando su orgasmo en disparos indiscriminados.

-...¡KAAAAMMMMMIIIII!...-, mei chillo, su cuerpo sacudiéndose por el miembro viril bombeando carga tras carga de espeso y caliente semen en su útero.

El ambiente se torno silencioso después de la acalorada "reunión" terminará.

Katsumoto soltó un profundo respiro soltando las muñecas de mei que casi sin fuerza cayó sobre sus rodillas.

Su trasero exhibiendo mejillas carnosas rojas por la salvaje sesión mientras de sus labios usados líneas de semen recorrían sus muslos que ya no pudo contener en su interior.

Que fue observado por la orgullosa mirada de katsumoto que volvía a cerrar su ostentoso traje.

[Minutos más tarde]

En la entrada del castillo.

-...¿¡Se va quedar por tres días?...-, choujuro, el joven espadachín de cabello azul. Miro con sorpresa a su líder que se encontraba al lado del feudal.

-...Bueno, este asunto resultó en algo complicado con lo que necesito ayuda de katsumoto - sama para solucionarlo...-, mei explico dándole una linda sonrisa al joven asesor.

Al lado del joven estaba Ao, portador de un byakugan.

Que miraba extrañado la forma de su líder, la ropa se encontraba algo arrugada a la vez que su cabello se ve como si lo hubiera tratado de arreglar al apuro.

Pero, decidio no darle importancia.

-...Si no tienes nada de que preocuparte chico, tu y el señor Ao harán un gran trabajo en lo que la señorita mei y yo solucionamos esto...-, katsumoto se unió a la conversación, choujuro le pareció ver una muestra de sorpresa en el rostro de mei cuando el feudal se le acercó.

-...¿Verdad mizukage - sama?...-, katsumoto le sonrió.

-...Por supuesto, será fácil...-, mei se tenso pero disimulo lo mejor que pudo al sentir la firme mano de katsumoto apretar su trasero.

-...Ya veo, entiendo su decisión mizukage - sama. Protegeré la aldea durante su ausencia...-, Ao, mostró una reverencia a su líder.

La magnitud del problema es muy grave si el propio kage necesita reunirse con su señor feudal. Así que se limito a obedecer las decisiones de mei y proteger la aldea.

-...Bueno mizukage - sama, con su permiso. Mucha suerte...-, Choujuro agachó la cabeza en señal de respeto a mei y el feudal antes de darse la vuelta para seguir a Ao que ya estaba tomando el carruaje de vuelta.

-...Y ahora mei - chan...-, la mencionada suprimió un jadeo cuando katsumoto siguió tanteando su culo sin cuidado alguno.

Esa mezcla de miedo y excitación al ser manoseada en público, sobre todo delante de sus allegados. Era extrañamente caliente.

-...¿Si katsumoto - sama?...-, mei lo miro expectante, a pesar de haber tenido su pequeña sesión hace unos minutos.

Sentía que su libido estaba en el punto más alto que conoce y no puede esperar para volver a joder con el hombre.

-...Es hora de continuar con nuestros "asuntos", en mi habitación...-, katsumoto la apego a el y sin importarle la mirada de los guardias.

La llevo de vuelta al interior del castillo dónde mei, muy coqueta, presiono sus suaves tetas en el brazo del hombre.

Está "reunión" no resultó tan aburrida como esperaba.