Luan tocó la puerta y Lincoln la abrió.

Se originó un rubor en las mejillas, nada más se vieron las caras, y sonrieron, revoltosos de sus interiores, bajando la mirada y reculando un paso, tratando de configurar qué decir de forma correcta. ¿Tanto eran sus sentires?

El peliblanco se despeinó la cabellera nervioso e hizo un gesto para que Luan entrara a su cuarto un tanto absurdo que provocó una risita inocente y sincera de la castaña relamida, que entrando a la habitación y corriendo la vista por las paredes para llegar a su hermano cerrando la puerta que daba al pasillo, sentía que estaba apunto de acontecer algo indebido.

Se sentó en la orilla de la cama para volverle a mostrar su sonrisa a Lincoln cuando esté, la mira, acomodando su falda sin decir nada, abriendo mucho los ojos.

—¿Qué? ¿Qué sucede? —preguntó Lincoln sonrojado y serio, y Luan negó con la cabeza y girándose detrás, empezó a tomar las almohadas del chico.

—No. No pasa nada... —dijo Luan tenuemente, mirándolo un momento a los ojos antes de que siguiera acomodando las almohadas detrás de ella, y volvió para configurarle una sonrisita.

Luego la comediante se echó hacia atrás, acostándose con las piernas abajo colgando, su cabeza se hundió en el respaldo que hizo, y giró la cabeza curiosamente como si estuviera en un campo de hierbas, siendo que veía el cuarto estrecho y medio oscuro de Lincoln.

—Ya te has puesto cómoda —informó Lincoln rascándose la nariz, y Luan se levantó con sus codos rápida para verlo como intrigrada.

—¿Qué dijiste?

—Emm... Dije que ya te pusiste cómoda en mi cama... —Luan se le quedó mirando y el chico se avergonzó —. Quiero decir que... Ya ves que te gustaba dormir en mí...

—Oh, sí... —respondió Luan contagiándose de la vergüenza —. Entiendo, por lo que dije, ¿no?...

—Sí —dijo Lincoln sonriendo fracasadamente —. Y puedes, claro, si es que... de verdad te gusta mi cama, je...

Y ambos se quedaron en silencio y el bermellón en el rostro se hizo más notable. Lincoln más que aquella, y era el primero en romper la mirada, se preguntaba, ¿por qué decir cosas enfrente de su hermana era tan difícil últimamente? Y aún sabiéndolo, había propiciado a medida del día, más encuentro ni muy atroces, ni muy exitosos entre él y ella.

—Sí, estoy cómoda aquí... —respondió Luan después de unos instantes de silencio, más aligerada y quitándose los zapatos de los talones, para posteriormente subir las piernas en la cama, y enroscarse abrazando sus pantorrillas —. Mira, Lincoln, mira, parezco un caracol, ¿no crees?, jaja...

Y Lincoln quedó inquieto al girarse y acercarse a ver la posición un tanto interesante y excitante (por alguna extraña razón) que tenía su hermana hecha un ovillo ahí en el lecho. "Tal vez he visto demasiadas cosas indebidas con los chicos", pensó culpable siendo que no tenía nada que ver, y le dijo a su hermana que parecía algo así en definitiva, pero tal vez no sabía bien qué.

—Sabes, Luan... —dijo después de otro silencio, aprovechando la tontería—. No quiero ser indiscreto, pero escuche que te peleaste recientemente con tu novio en la escuela, ¿eso es cierto?...

—Mmm... —gimió Luan cerrando los ojos, sintiendo un ligero dolor en la sien —Vaya. Bueno, ¡ya sabes lo que dicen! Por eso los hombres se parecen a los rumores: se corren rápido, ¿entiendes? Jejeje —preguntó riendo y Lincoln se mostró extrañado.

—Por favor, Luan... —dijo Lincoln incómodo y luchando con una mueca enfadosa —Fuera de bromas, me lo ha dicho Luna, y si no quieres hablar de ello, puedo entenderlo. Y si no, sabes que también estoy aquí para ti.

—Oh Lincoln —soltó conmovida y decidió no mirarlo para que no viera el brillo de sus ojos, y luego pensó en el chico de quien le hablaba sentándose en la cama cerrando los ojos, y frunció los labios e hizo un sonido de flatulencia con la boca —. Sí, ya. Benny. Benjamin —dijo y su voz sonó serena pero juiciosa —. Ese chico ya es un tema muy aparte para mí, si te soy sincera, así que no necesito hablar mucho de él, ya que no me siento muy relacionada o junta ya a él...

—¡¿De verdad?! —preguntó Lincoln tal vez demasiado animado interrumpiéndola, y para corregir lo incorregible, lo repitió en un tono civil —Di-Digo. ¿De verdad?

—Sí —respondió sorprendida por la reacción de su hermano y su curioso interés, quedándose muy atenta a su rostro desde ese momento sintiendo una revoltijo animado en su interior —... Ya de verdad Benny no es la persona que yo creía, o por lo menos, ya no es la que me había gustado en primer lugar —dijo y mordió ligeramente su labio inferior y se sonrojó estirando las rodillas, dándose cuenta que Lincoln no había dejado de escucharla o mirarla con extraño comedimiento de parte suya, siendo que sus ojos se avivaban dando atisbos de exaltación, incluso en sus miembros, y decidió cambiar para confirmarse —...Aunque claro está que podríamos volver de nuevo. De hecho, aún se podría decir que seguimos juntos, ya que en todo caso, aún tengo que cortar con él para que todo de verdad termine. ¡Y vaya espectáculo que va a dar cuando lo haga si me preguntas a mí en esa situación!...

—Sí —habló Lincoln asintiendo y contrayéndose, y por su expresión se diría que contenía muchos sentimientos intensos reprimidos —, entiendo.. Supongo que será lo mejor que te sienta entonces... —dijo, y Luan no dejó de verlo a la cara.

—¿Tú qué piensas? ¿Crees que debería terminarlo? —preguntó Luan entre ligera y seria.

—Pues ya te dije lo que pienso...

—Sí. Bueno. Déjame replantear la pregunta: ¿A ti te gustaría que terminara con él? —preguntó en tono claro y casi coqueto.

Lincoln no entendió cómo podía preguntarle tal cosa de convicción.

—Si te parece alguien para desechar en una pregunta así. Yo aconsejaría que lo dejaras.

—¡Dios, Lincoln! No tienes porque ser tan serio todo el tiempo —dijo Luan y volvió a acostarse.

—Entonces no sé qué quieres que diga.

Luan no respondió, y Lincoln la vio desde su sitio cruzando los brazos.

No hablaron más.

La púber se acopló a la cama, girándose y dándole la espalda. No lo podía ver el peliblanco, pero tenía cierta melancolía y coraje entremezclados en una risa contenida de hilaridad. ¿En qué estaba pensando? Ella estaba ahí diciendo todo eso y apegada a la farsa de dormir en su lecho, común de olores bien recibidos por sus delicadas fosas nasales, que describiría aromas familiares y masculinos, que no negaría que no le encantaran más que antes, y que no hicieran acelerar más su corazón como un tambor en un desfile, dándose el hecho de estar nuevamente solos en su cuarto.

Luan escuchó cómo Lincoln se sentó en su silla. No quería verlo, por lo que no se giró de la pared, y siguió con los ojos cerrados, imaginando otras cosas. Viéndolo a él mirándole su figura, o vertiéndose directamente a su escritorio contra su pasión. Delineando y pintando alguna escena asombrosa. O incluso tal vez, esté mirando a una de las paredes, perdido en pensamientos, no necesariamente de ella, aunque, deseaba que así fuera, que la viera tal vez con ojos conflictivos, enamorados, o algo parecido a como ella ha estado examinando las facetas de un amor prohibido.

Por qué a todas luces, para ella en ese escenario de vida, lo suyo, además de tabú, era anormal y escandalosamente prohibido. Era una broma cruel, que tenía remates muy serios en todos lados, y aún así, porque seguía dándole cuerda, propiciando lo imposible, llegando a fomentar las fantasías, centrándose en ello y llevando su mano a donde aquello que humedecía, con su imagen bien presente en sus cavilaciones, y pronto sueños incestuosos. De solo pensar en eso, vuelve a encenderse su rostro y cierta pena no menguaba suficiente. ¿En qué pensaba? Y a su hermano delantero que ha trazado el orden correcto, las buenas maneras, considerando lo bueno y lo malo en cada cosa que habla, ¿cómo él podría llegar a caer bajo encantos de una preadolescente, flaca, dientona, castaña y plana, con propensión a fantasear con su hermanito en escenarios indecorosos y explícitos. ¿En qué cabeza cabe? Si él es el "hermanito", que bien el término nunca se ha utilizado o pensado, siendo esos tres años de distancia, un aliciente para su convivencia y relación, para su igualdad. Unos modos amables, que bien confundió románticos que fraternales, y entrecruzaba los tobillos, realizándose despierta y consciente. ¿Cómo es que quería terminar esa relación tan linda y llena de confianza por una fantasía nefanda? Pensándolo bien, todo eso tenía sentido y lo entendía de frente y ya estaba cansada. Con los ojos cerrados y terminando el pensamiento, recordaba un chiste moroso, y las expresiones de la gente al contarlo, y de repente estaba soñando que estaba en la escuela, comiendo un sándwich de pan blanco que se le pegaba al paladar, y que, no muy lejos de las bancas del sitio, un chico de cabello blanco se le quedaba viendo y le guiñaba el ojo.

Tuvo una reacción sonrojándose en sueños. Se había dormido realmente, mientras que Lincoln, despierto en su silla, no hacía nada más que ver su cuerpo dormido.