Capítulo 7

Contraatacando con la verdad

Markov no creía en las casualidades. Más ahora, con todo lo que estaba pasando y el asunto que le ocupaba tanto a él como a su ejército. Su labor era demasiado importante como para estar atento a burdos rumores sin fundamento. Sin embargo, ahora todo eso parecía cambiar absurda y abruptamente. O al menos eso era lo que parecía que le querían hacer creer.

-Y eso es lo que el dragón nos pidió que le dijéramos.

-Insistió en que, si fuera necesario, él mismo se lo diría en persona.

Antes de responder a todo eso Markov inspiró y espiró profundamente, mirando tanto la gran pluma blanca y el pedazo de hormigón rajado, entrecerrando los ojos en el proceso. No se consideraba un hombre culto, pero tampoco se tomaba por un tonto. Aun así cogió la pluma, estudiándola concienzudamente. A primera vista parecía ser una pluma como otra cualquiera, aunque bastante más grande de lo normal. La supuesta paloma debía de ser enorme para soltar algo semejante, y no era tan larga como la de un ave rapaz. El raquis que sostenía el frondoso plumón era mucho más ancho que el de cualquier otra pluma promedio, y la punta del tronco era particularmente gruesa. Dejó la pluma en la mesa y posó su mirada en el pedazo de hormigón rajado.

A primera vista, esas marcas eran muy similares a las que dejaría un oso pardo en el tronco de un árbol al afilarse las garras. Pero teniendo en cuenta cómo estaban las cosas por la ciudad y sus alrededores, dudaba que uno de esos se acercara siquiera por allí. Pasó la mano por las marcas, sintiendo los surcos. Eran profundos y muy marcados, notándose que algo muy fuerte los había provocado. Por un instante un pensamiento fugaz pasó por su mente, pero enseguida lo acalló. Era ridículo.

-No tengo tiempo para estar perdiéndolo con estas tonterías. Anoche me informaron de un ataque de la resistencia cerca de la plaza central y necesito todos los efectivos disponibles para responder con toda la contundencia posible. Mucho está durando esto. Así que id para allá de inmediato.

Esa orden cogió desprevenidos a los soldados, los cuales se miraron por un momento sin decirse nada, aunque al final acataron sus órdenes y, tras despedirse con el saludo militar, se marcharon de allí. Una vez lejos de su alcance, se permitieron expresar sus más inmediatos pensamientos.

-Vaya, parece que nos hemos librado...

-De momento, más nos vale que esa bestia parda no vuelva a aparecer, aunque por lo que nos dijo... puede que nos la encontremos...

Ante eso el otro soldado no dijo nada más, palpándose la nariz recolocada y aún algo adolorida, esbozando un gesto preocupado en su rostro.

-Bueno... siempre podemos arriesgarnos y desertar sin que nadie se entere...

-Ya, buena suerte con eso.


Tras volver al museo cerca de las cinco de la mañana, tanto Anja como reshiram se dedicaron a dormir debido al cansancio, levantándose cerca de la hora de comer; tanto Zoran como Ruben habían estado haciendo cosas varias adecentando el lugar y haciendo algo de comida que tanto Zoran como Milena habían ido reuniendo desde que empezó el conflicto, por lo que en ese sentido estaban bien provistos. No era mucho, ya que debían de racionar bien lo que tenían, pero al menos calmó un poco el hambre que sentían desde hacía ya semanas.

-Gracias, Zoran...-murmuro Anja, tirando la lata de alubias que se había zampado en menos de cinco minutos.

-No ha sido nada, tenemos muchas de éstas, Milena consiguió un buen montón hará cosa de una semana en la plaza, es buena comerciando...

-¿Dónde está, a todo esto?

-Ha salido para buscar más arte para proteger, no para quieta en ningún momento.

-Ya veo...

Aunque no se lo dijo como tal, Anja no pudo evitar sentirse un poco decepcionada; de cierta manera se esperaba poder ver a Milena más a menudo para poder hablar con ella, pero tampoco pretendía acaparar toda su atención así sin más, por lo que lo dejó estar mientras llevaba a reshiram un poco de comida al almacén, donde lo encontró dormitando aún profundamente. La chica se acercó a él, acariciándole el hocico hasta finalmente despertarlo.

-Buenos días... aunque serían más bien tardes, pero bueno...

-Hola... ¿cuánto tiempo he dormido?

-Ocho horas... toma, come algo.

El dragón aceptó con gusto la lata, apurándola de un solo bocado y sabiéndole a poco, pero optó por no decir nada al respecto, ignorando el hambre que aún sentía y comentando en ese momento.

-¿Sabemos algo de los soldados graznis, han atacado en algún lugar?

-No, aunque a decir verdad no es algo que me importe mucho... si quieres enterarte, puedes poner la radio.

Sin decir mucho más al respecto, el dragón hizo mano de la misma y sintonizó algún canal por el que se pudiera explicar algo, llegando a uno en el que oyó una voz familiar que anunciaba las últimas noticias.

-Aquí Malik, transmitiendo para todo Pogoren. Vayan con mucho cuidado ésta noche en torno a la plaza central, el otro día hubo una emboscada a unas tropas graznis y es posible que hayan represalias en torno a las inmediaciones, no vayan allí bajo ningún concepto.

El ceño de reshiram se contrajo, sabiendo entonces lo que debía hacer esa misma noche; por su parte Anja no le dio mucha importancia, comentando de seguido.

-Estaré bien, tengo intención de pasarme por el orfanato, el niño dijo que estaba al lado de la estación de tren, está en dirección opuesta a la plaza.

-Aun así ten cuidado, si estás en problemas pégame un grito e iré a ayudarte.

-Descuida.

El resto del día lo pasaron adecentando algunas cosas en el museo, tratando de mantener caliente las habitaciones donde más tiempo pasaban, ya que calentar todo el museo era tarea imposible con las calderas apagadas y sin combustible suficiente, teniendo que tirar de estufas y hornillas caseras. Aunque gracias al calor que desprendía reshiram el almacén ahora era un sitio muy agradable en el que estar, por lo que se pasaban muy a menudo por allí cuando no tenían nada más que hacer.

Finalmente, cuando cayó la noche, Anja se volvió a preparar para salir junto con reshiram, abriendo primero la persiana para asegurar primero que no había nadie por las inmediaciones.

-Despejado-anunció ella, terminando de abrir el resto de la persiana.

Reshiram aprovechó entonces para estirar las alas, ya que las tenía un tanto agarrotadas de estar tanto tiempo recogidas, al tiempo que comentaba.

-Supongo que irás a ver a los niños...

-Sí, veré también qué puedo encontrar por ahí, no creo que me quede mucho tiempo fuera hoy.

-Bien, si necesitas algo, lo que sea...

-... te pego un grito, sí, tranquilo.

Tras ese breve apunte los dos se separaron tomando direcciones distintas y diametralmente opuestas.

No se dio cuenta al principio, pero mientras volaba hacia allí reshiram se percató de que era la primera vez que no iba con alguien a quien consideraba un héroe. Si bien al principio le chocó y le hizo sentirse raro, ya que después de todo era lo que siempre había hecho durante muchísimo tiempo, en el fondo no temía, puesto que sabía que era lo que tenía que hacer. Por primera vez desde que tenía uso de razón, podía ver que hacer valer la verdad no era algo reservado única y exclusivamente a otra persona, sino que él también podía hacerlo por sí solo. Y eso le dio más razones para seguir por ése camino.

Nada más llegar a la plaza central, se encontró con una situación que no se esperaba para nada; y es que, al contrario de lo que había supuesto, el lugar se encontraba bastante vacío, y la única amenaza presente consistía en un solitario francotirador apostado en un hotel al otro lado de la plaza, desde donde tenía un rango de visión bastante amplio y óptimo para ver todo lo que pasaba por allí. Y parecía estar bastante entretenido, puesto que se encontraba disparando hacia una estatua situada en el medio de la plaza. Miró hacia la susodicha y vio que había unas pocas personas agazapadas tras ésta, protegiéndose de los disparos del francotirador.

-¿Sólo esto? Qué raro...-pensó el dragón, frunciendo el ceño.

No descartaba que fuera una posible trampa, aunque de momento la seguridad de los civiles era lo primero, por lo que decidió salir a la palestra sin mayores miramientos. Volando a gran velocidad se acercó hasta la estatua dejando anonadado al francotirador, el cual dejó de disparar debido a la impresión. Se posó junto a los civiles cubriéndose como ellos, los cuales le miraban igual de atónitos, aprovechando entonces para preguntar.

-¿Estáis todos bien, hay alguien herido?

-Ah, eh... no, estamos bien, nos pilló desprevenidos cruzando la plaza, eso es todo-balbuceó una mujer joven, de ojos claros y cabello castaño, con la cara desencajada.

-Qué malo es el frío...-masculló un hombre algo más mayor, de cara cuadrada y apenas con pelo.

Reshiram quiso contestar, pero en ese momento otro disparo le puso en alerta, dando de lleno en la cabeza del hombre que representaba la estatua que les cubría. Azotó entonces las alas y se alzó por encima, ubicando enseguida al francotirador, que en ese momento le apuntaba directamente. Antes de que siquiera apretara el gatillo, el dragón legendario se cubrió con protección y la bala rebotó en su superficie, dejando a cuadros al tirador. Al segundo siguiente, reshiram formó un pulso dragón que lanzó en dirección hacia donde se encontraba apostado el tirador, provocando una sonora explosión que le hizo desestabilizarse hasta caer. Al ver esto el dragón se adelantó rápidamente y lo cogió con psíquico antes de que cayera al suelo, pero en vez de soltarlo lo atrajo hasta él para hacerle unas cuantas preguntas. Para entonces el tirador estaba muerto de miedo, sin embargo reshiram fue cortante, inquiriendo de seguido.

-¿Dónde están los demás? No me creo que esto sea todo.

-¿Qué, qué?

-El resto del pelotón ¿dónde está? ¿Qué os ordenó Markov?

Parecía que al hombre le faltaba el aire, dejando escapar varios aspavientos, pero en un momento dado logró formar palabras con sentido, comentando al respecto.

-Yo... yo... me mandaron aquí para hacer algo de ruido y así despistar a los rebeldes...

-Ya veo ¿y dónde están los demás?

-Dirigiéndose a atacar directamente una de las bases rebeldes, junto a la estación...

Al oír el lugar algo saltó en la mente de reshiram, recordando entonces los planes de Anja y poniéndose en alerta enseguida. Lanzó al tirador junto a los civiles, indicándoles de seguido.

-Todo vuestro.

Tras eso echó a volar a no más tardar, yendo todo recto por la avenida más cercana y viendo que no estaban tan lejos los dos lugares el uno del otro, comprendiendo entonces la presencia del tirador en la plaza.

Cuando llegó se encontró entonces con toda una batalla campal gestándose. Un numeroso pelotón de soldados graznis se encontraban avanzando de frente, mientras que eran apoyados desde la retaguardia por un par de tanques y otro francotirador apostado en un edificio cercano que, por suerte, no le vio llegar al volar bajo. Más adelante, pasada una rotonda, la estación de tren humeaba en varios puntos, pudiéndose ver apostados varios rebeldes tratando de defender sus posiciones aun a pesar de la intensa ofensiva. Uno de los tanques disparó una andanada, cayendo cerca de la entrada y obligando a varios rebeldes a retroceder. Al verlo supo entonces que debía deshacerse primero de ellos, pero debía de ser rápido para no dar la oportunidad de que el otro tanque o el francotirador enemigo le atacara antes. Por lo que, tras pensarlo bien, lanzó un aullido y se lanzó a la carrera volando a pocos metros del suelo.

Nada más llegar trazó una amplia curva para ver mejor el panorama, al tiempo que soltaba un rápido lanzallamas para romper un poco las filas enemigas entre medias; su presencia dio tal golpe de efecto que las armas dejaron de tronar por unos breves segundos, lo que él aprovechó a su favor. Usando el poder de psíquico, asió uno de los tanques y lo levantó en el aire, aunque con algo de dificultad, puesto que el cacharro pesaba lo suyo. Le dio varias vueltas en el aire, dándole efecto, y luego lo lanzó sobre el otro, que trataba de apuntarle, pero gracias a que reshiram no dejaba de moverse le resultó casi imposible. Más de sesenta toneladas cayeron a plomo sobre el otro tanque, que no tuvo tiempo para siquiera moverse. Ambas máquinas acabaron del todo maltrechas una sobre la otra y con sus cañones totalmente doblados e inservibles, aunque en ese momento parte del pelotón se desdobló para ir a por él, al tiempo que una bala de gran calibre zumbaba en el aire tratando de alcanzarle, pero el continuo movimiento por parte del dragón evitó que saliera herido. Dando prioridad al tirador que le amenazaba a lo lejos, reshiram describió un rápido rizo mientras se cubría con protección para tratar de localizarlo. No tardó mucho en ver el resplandor del siguiente disparo, viniendo directamente de un edificio justo enfrente de la rotonda. Voló hacia arriba unos cuantos metros describiendo un tonel, para luego bajar en picado hacia el lugar mientras cargaba entre medias una rápida llama fusión que lanzó cuando estuvo lo suficientemente cerca, antes de volver a alzarse en el aire de nuevo. La enorme bola de fuego con anillos concéntricos rasgó el aire con efecto e impactó en la zona donde el tirador se encontraba apostado, haciendo explosión y provocando un incendio en el edificio que, con toda seguridad, obligaría a retirarse al tirador.

Tras eso se dirigió de nuevo hacia la estación, volando al raso y abalanzándose sobre el pelotón que avanzaba hacia la misma envuelto en la esfera azulada de protección; al verle venir cargando cual miura muchos soldados trataron de detenerlo disparando contra él, pero la protección hizo su trabajo y reshiram dio una rápida pasada embistiendo a un buen montón y lanzando a muchos bastante lejos. Tras eso se posó en la parte más alta del edificio principal de la estación y lanzó un agudo chillido, intimidando a los pocos que quedaban aún en pie. Estos, al verle allí erguido y mirándoles con gesto serio pero feroz, soltaron sus armas llenos de miedo y salieron corriendo despavoridos de allí en una retirada para nada táctica que hizo gritar a los rebeldes más cercanos de euforia.

Los ojos de reshiram peinaron los alrededores, buscando a algún soldado rezagado, sin embargo en ese momento vio a alguien saliendo atropelladamente de uno de los tanques inutilizados. Sus ropas se distinguían enseguida, dando a entender que era un de un rango superior, cosa que quedó corroborado enseguida en cuanto lo oyó gritar.

-¡Ni se os ocurra retroceder, reagrupaos ahora mismo, con vuestro sargento!

Antes de que pudiera darse cuenta de que se había quedado solo, el dragón se adelantó y aterrizó justo a su lado; el sargento se quedó helado al verle venir, tratando de hacer mano de su arma secundaria, pero los ojos de reshiram centellearon y ésta voló antes de que siquiera pudiera empuñarla. Apretando los dientes en un gesto aparente de valentía, le espetó.

-¡Maldito monstruo, te arrepentirás de lo que has hecho!

-No, seréis vosotros los que os arrepentiréis de haber continuado con esta guerra. Le vas a decir a Markov lo que has visto aquí, voy a darle una última oportunidad de evitar más confrontaciones armadas abiertas, pero si no está dispuesto a hablar, que se atenga a las consecuencias.

El sargento se quedó de una pieza al escuchar las condiciones del dragón, tardando un poco en contestar; ni en todos los días de su vida hubiera podido haberse preparado para una situación semejante. Lo que iba a ser una operación sencilla y rápida se había convertido en el más absoluto desastre, y ahora un dragón, el artífice de ese desastre, le exigía a su superior a través de él que se rindiera. Era de locos.

-¿¡Pero quién te crees que eres para exigirnos todo eso?!-le espetó entonces, ardiendo de rabia.

Ante eso el dragón agudizó su mirada, mirándole fijamente y respondiendo acto seguido.

-Soy reshiram, el dragón blanco veraz defensor de la realidad. Y estoy aquí para detener esta guerra de una vez por todas. Esa es la verdad.

Aunque se sorprendió a sí mismo al pronunciar esas palabras hizo todo lo posible por no mostrarlo como tal, conservando en todo momento un semblante serio e intimidante, cosa que funcionó, puesto que el sargento se levantó atropelladamente y se marchó de allí sin decir nada más. Reshiram le observó marcharse hasta que lo perdió en la siguiente esquina, dándose entonces el lujo de soltar un suspiro. Se dio la vuelta y se dirigió de vuelta a la estación, donde vio a un gupito de rebeldes hablando entre sí junto a los andenes y varias locomotoras diésel, algunas dañadas. Aterrizó junto a ellos y uno se acercó a sosteniendo un rifle de asalto, dirigiéndose directamente a él.

-Gracias por tu ayuda, dragón, si no hubiera sido por ti no lo hubiéramos contado.

-No ha sido nada. Me gustaría hablar con tu líder ¿sabes dónde puedo encontrarlo?

-No tenemos de eso, puedes hablar conmigo, luego informaré al resto de células repartidas por la ciudad.

Eso cogió por sorpresa a reshiram, que no se esperaba para nada ese tipo de respuesta, inquiriendo de seguido.

-¿No estáis centralizados de ninguna manera?

-No, no hubo tiempo para organizar nada cuando esos fascistas del demonio se alzaron en armas, además, mataron a todas las figuras importantes del gobierno vysenio para evitar que se pudieran reorganizar. Estamos solos en esto. Bueno, estábamos hasta que apareciste tú...

-¿Lo sabíais?

-Sí, estábamos avisados, te vieron anoche interceptando una avanzadilla cerca del supermercado, aunque muchos no nos terminábamos de creer la historia. Entonces fue cosa tuya lo de aquellos soldados quemados hará cosa de una semana y media atrás en las afueras del barrio pobre...

-Sí, fui yo, aunque por aquel entonces no había decidido intervenir aún en el conflicto... hasta hace poco.

-Ya veo... ¿qué te hizo pensarlo mejor?

Por un instante el dragón se quedó callado, meditando la respuesta antes de darla. No le convenía que nadie, ni siquiera los rebeldes, supiera del museo y de Anja, por lo que se apresuró a poner las cosas claras.

-Tengo mis razones. Os ayudaré, siempre y cuando os comprometáis a mantener segura a la población, están sufriendo innecesariamente.

-Ya lo hacemos, debajo de aquí se está excavando un túnel que va más allá del aeropuerto, que es la última línea de defensa grazni antes de llegar a territorio internacional, llevamos tres meses y estamos cerca de terminarlo, pero hemos de asegurar los alrededores primero en torno al aeropuerto. Quizás puedas ayudarnos con eso...

Eso dio que pensar al dragón, el cual se quedó pensativo por unos momentos antes de volver a pronunciarse al respecto.

-Podría ser una buena opción, aunque antes habría que prepararse... ¿dónde más os puedo encontrar aparte de aquí?

-Tenemos varios pisos francos repartidos por sitios estratégicos de la ciudad, éste es uno de ellos, aunque vamos a tener que hacer algo ahora que los graznis lo han ubicado, danos tiempo, ya nos pondremos en contacto contigo cuando todo esté despejado.

-Bien, así les damos tiempo a los graznis a que se lo piensen bien antes de volver a atacar.

-Je, llevamos ya un año de guerra ¿qué te hace pensar que se lo van a pensar ahora después de todo este tiempo?-inquirió en ese momento el rebelde, divertido.

-Oh, créame, aunque no lo parezca puedo ser muy persuasivo. Después de todo, no es la primera guerra en la que participo, y visto lo visto tampoco será la última.

Esas palabras parecieron convencer de cierta manera al rebelde, el cual se despidió de él antes de que volviera a levantar el vuelo, dejando atrás la estación. Un poco más adelante, y yendo recto por una calle aledaña, vio entonces a Anja, la cual parecía haberse quedado rezagada allí cerca. Reshiram aterrizó junto a su lado, dirigiéndose a ella.

-Estás bien, menos mal, temía que te hubiera pillado el fuego cruzado.

-Te vi luchando desde aquí, el orfanato está aquí cerca. La verdad es que te las arreglas bastante bien...

-Te lo dije.

-Sí... supongo que habrás hablado con los rebeldes...

-Así es, he accedido a ayudarles, puede que tengamos algo pronto, pero de momento me han pedido esperar. Me vendrá bien, a ver si Markov se lo piensa mejor...

-Déjame que lo dude, pero bueno, volvamos ya, queda una hora para que amanezca.

Tras eso los dos se encaminaron de vuelta al museo, dejando el lugar vacío y solitario.


¡Y seguimos con el viaje de reshiram! He estado fuera la primera semana del mes, de ahí a que no pudiera subir éste capítulo antes, pero al menos ya lo tengo aquí. Hablemos un poco del mismo.

Reshiram empieza a moverse con el primer contacto con las fuerzas rebeldes, los cuales comienzan a perfilar el siguiente ataque, aunque voy a aprovechar para meter entre medias un poco más de salsa This War of Mine, ya que después de todo no quiero dejar descolgados a Malik o a Adam y su hija en detrimento de la acción de reshiram, que ya bien empezaba a ser necesaria. Como habréis podido observar, el dragón empieza a aclimatarse a la situación, aunque en el fondo le siga chocando, pero puede que Anja más adelante diga algo al respecto, lo iremos viendo. De nuevo, no quiero que esto se alargue demasiado, así que iré acotándolo todo bien.

Y nada más de momento, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!