Hola! Feliz ombligo de semana, espero estén muy bien . Les recuerdo que la historia NO es para menores de edad, gracias por comprender.

LÍNEAS DEL TIEMPO

CAPÍTULO 20

LÍNEA 1

Candy y Anthony caminaban por el largo corredor que los llevaba a la habitación que él compartía con los inventores, ambos apresuraban el paso como queriendo llegar lo antes posible al lado de la joven recién llegada, sobre todo Candy quien estaba verdaderamente preocupada por su amiga. Anthony sentía cada vez más admiración por aquella joven que tenía siempre preocupación por los demás, se sentía orgulloso de saber que ella hubiera crecido tal y como lo había imaginado un día.

-Candy, quiero pedirte una disculpa. – Dijo Anthony antes de entrar a la habitación.

-¿Una disculpa? – Preguntó Candy confundida por las palabras de Anthony, buscando en su mente un motivo por el cual el tuviera que disculparse. Anthony asintió en respuesta. – No comprendo… - Dijo Candy haciéndole ver a Anthony que no comprendía el motivo de tal disculpa.

-Candy, quiero pedirte una disculpa por que no era mi intención traerte hasta mi habitación, mucho menos de esta manera. Puedo asegurarte que jamás serían mis intenciones si no hubiese sido necesario. – Le dijo con verdadera pena de saberla ahí en la habitación de tres caballeros. Candy se acercó a él y le sonrió enternecida al ver que se preocupaba por su honor.

-Siempre tan caballero. - Pensó Candy en un suspiro, observando fijamente el rostro de Anthony quien le sonreía un tanto apenado por estar a punto de entrar a su habitación. Candy acarició su rostro y él se dejó querer. – Sé muy bien que eres incapaz de citarme con alguna intención deshonesta Anthony. – Dijo la rubia con una sonrisa, sintiendo en aquel contacto una felicidad y una calma infinita. Anthony sonrió un poco más aliviado al saber ahora que Candy confiaba realmente en él. Anthony asintió agradecido y abrió la puerta de la habitación permitiéndole el pase a la hermosa enfermera que le sonreía radiante.

-Anthony, Candy, que bueno que llegaron. – Dijo Archie, quien fue el que se dio cuenta de que ambos rubios entraban a la habitación.

-¿Cómo está Patty? – Preguntó Candy nuevamente angustiada por su amiga.

-Véanla por ustedes mismos. – Dijo Archie haciéndose a un lado para que pudieran pasar hasta la recámara de la habitación.

Candy caminó junto a Anthony y para sorpresa de ambos, Patty se encontraba platicando muy tranquilamente con los dos inventores, escuchando todo lo que el mayor podía decirle mientras el menor observaba en silencio a la joven de anteojos. Anthony pudo observar aquel comportamiento de su primo y algo en su interior se sintió verdaderamente reconfortado, al ver que Stear jamás había mostrado tanto interés en alguna joven que no hubiese sido Candy.

-¡Candy! – Dijo Patty sorprendida de ver a su amiga ahí en la habitación. La joven de anteojos se levantó de su sitio y se lanzó a abrazar con fuerza a la rubia que continuaba preguntándose qué estaba sucediendo.

-¡Patty! – Correspondió Candy con el mismo entusiasmo por verla. Se sentía sorprendida por la tranquilidad que ahora reflejaba la joven, ya que se esperaba encontrarla confundida y devastada por la presencia de ambos inventores. – ¿Cómo estás? – Preguntó Candy observándola fijamente para ver si necesitaba algún tipo de cuidado. Candy sabía muy bien por ella que había permanecido medicada todos esos meses que no habían sabido de ella.

-Ahora estoy bien Candy. – Dijo Patty con cierta pena, observando ahora al atractivo joven con el que había chocado la noche anterior. – Buenas tardes… - Le dijo con cierta timidez en su voz.

-Me alegra ver que está usted mejor señorita O'Brian. – Dijo Anthony amablemente, como el caballero que era. Patty se sintió avergonzada al recordar el momento en el que había chocado con él y la manera en la que le había recordado a Stear. Candy pudo ser testigo de aquel sonrojo que Anthony le provocaba a su amiga y sintió cierta incomodidad en su pecho.

-Quiero pedirle una disculpa nuevamente por mi torpeza. – Dijo Patty recordando una vez más la situación anterior.

-No tiene por qué disculparse, creo que fue un simple accidente. – Le decía Anthony con una sonrisa amable. Candy miraba a ambos sin comprender de qué estaban hablando. Al darse cuenta Anthony de esto de inmediato procedió a explicarle. – Lo que sucede es que la señorita O'Brian y yo nos encontramos anoche que regresaba al hotel. – Dijo Anthony intentando explicar lo sucedido.

-Yo venía distraída y no me di cuenta que él venía entrando también y de pronto chocamos. – Dijo Patty un tanto divertida por la situación.

-Yo también venía distraído. – Dijo Anthony apenado por haber sido tan torpe según él.

-¿Y por qué venías distraído primo? – Preguntó Stear quien se sentía incómodo al igual que Candy por la situación que se formaba entre Patty y Anthony, algo que para él no era agradable sin comprender muy bien el motivo por qué.

-Venía pensando en Candy. – Dijo Anthony mirando a la rubia, quien se sorprendió por lo dicho por el rubio, ahora eran sus mejillas las que se habían coloreado de rojo al escuchar el motivo por el cual el rubio estaba tan distraído. Rápidamente el recuerdo de la despedida de la noche anterior pasó por su mente y eso hizo que su rostro se pusiera más rojo de lo que ya estaba. Anthony sonrió al ver la reacción de la rubia, le gustaba provocar esas emociones en ella, emociones que había provocado en el pasado y que quería volver a recrear.

-¿En mí? – Preguntó Candy como si fuese imposible que eso fuera posible.

-Anthony siempre piensa en ti Candy. – Dijo Stear seguro de que así era. Patty escuchó al inventor y sonrió apenada.

-Y yo venía pensando en Stear. – Dijo Patty nuevamente con pena, recordando a su verdadero inventor. – Cuando choqué con usted me recordó mucho a él. – Dijo Patty confesando el motivo de su sonrojo la noche anterior.

-¿Anthony te recordó a Stear? – Preguntó Candy sorprendida, observando a ambos jóvenes. Candy sabía que había cierto parecido entre Archie y Stear, pero jamás había advertido que tuvieran parecido alguno con Anthony. Patty asintió.

-No sé tal vez sus modales y su caballerosidad. – Dijo Patty recordando de nuevo el trato que Stear tenía con ella.

-Eso no hay que negarlo. – Dijo el inventor mayor, quien estaba observando todo desde un rincón. – Los Andrew somos guapos por naturaleza, pero lo caballerosos que son en esta línea del tiempo no se puede negar. – Dijo provocando la risa de todos los presentes por la manera tan fresca de decir las cosas. Patty lo observó sintiendo en su corazón un estremecimiento, para ella era tan fácil reírse de sus bromas.

-¿Entonces te sientes bien, Patty? – Preguntó Candy a su amiga al ver que la joven parecía de lo más normal a pesar de haber perdido peso desde la última vez que se habían visto.

-Estoy tan bien como se puede estar después de saber que hay dos Stear en esta habitación. – Dijo la joven sentándose de nuevo en el lugar que había estado ocupando.

-Te entiendo bien Patty. – Le dijo Candy a la castaña mientras miraba a Anthony con una sonrisa melancólica, recordando que ella también había tenido a un Anthony mayor y uno joven al mismo tiempo, y que ambos le provocaban sentimientos que habían estado callados por mucho tiempo en su corazón. Patty observó a su amiga y pudo comprender que había algo entre ella y el atractivo rubio que la acompañaba. – Él es Anthony Patty. – Le dijo Candy a su amiga para que recordara que alguna vez le había hablado de él en el colegio.

-¿Anthony? – Preguntó Patty un tanto confundida, no recordaba que Candy le había contado de él. – El joven que cayó del caballo. – Dijo después de pensar por un momento y traer a su mente aquel recuerdo. Candy asintió. - Entonces tú y Stear… - Dijo señalado al joven inventor.

-Venimos de otra línea del tiempo. – Respondió Anthony a la joven castaña.

-Vienes por Candy… - Dijo Patty, llegando a la conclusión que así era, no era difícil darse cuenta de ello cuando en todo momento el rubio se había mantenido cerca de su amiga. Candy se ruborizó al escuchar las palabras de su amiga.

-Ese fue el motivo principal. – Dijo Anthony tomando la mano de Candy para después llevarla a sus labios y besar su dorso. Patty observaba aquella acción para después mirar a Stear, quien la miraba apenado porque su motivo había sido otro y no el de estar con ella.

-¿Qué sucedió con Candy en su línea del tiempo? – Preguntó Patty comenzando a comprender un poco la situación.

-Candy murió en la cacería del zorro. – Dijo Stear visiblemente afligido, tanto para él como para Anthony le era difícil superar ese hecho. Patty se dio cuenta de aquel dolor que Stear reflejaba y eso le causó una herida en su corazón.

-¿Y Patty…? – Preguntó para saber qué había sucedido con su contraparte en su línea del tiempo.

-Jamás conocí a Patricia O'Brian. – Dijo Stear con verdadera pena. Anthony asintió a la joven castaña al ver que ella lo miraba como buscando una confirmación de las palabras del inventor.

-¿También viniste por Candy? – Preguntó Patty con un incomprensible dolor en su pecho, incomprensible porque sabía ahora que jamás la había conocido en su línea del tiempo y porque sabía que no era su guapo inventor.

Stear sonrió apenado por tener que revelar algo que a esas alturas ya no importaba, por alguna razón al ver que Candy y Anthony estaban mucho más cerca que cuando habían llegado y el verla a ella aún sin conocerla le causaba un gran desconcierto en su corazón y más aunado a las imágenes que habían pasado por su mente al momento que la había besado.

-El motivo principal que tuve para venir fue mi hermano… - Dijo Stear mirando a Archie, quien le sonreía desde el otro lado de la recámara.

-Cada línea del tiempo es independiente. – Dijo Stear mayor para explicar a la joven Patricia cómo era que funcionaban, se la había pasado explicando cómo había logrado construir la máquina, una plática que ya había sostenido con el joven inventor casi cuando llegó a su línea del tiempo. – Y mientras en mi línea del tiempo, tú y yo estamos comprometidos, Candy y Anthony están casados, con un hijo y otro en camino, Archie es un famoso diseñador. En esta línea del tiempo Stear y Anthony han fallecido, Archie y Annie se van a casar y Candy es enfermera. – Decía el inventor mayor queriendo explicar rápidamente lo que sucedía en cada línea del tiempo. – En la línea del tiempo de Anthony y Stear, el que fue a la guerra y perdió la vida fue Archie, Candy falleció en el mismo accidente en el que Anthony perdió aquí la vida y la tía abuela murió de tristeza al poco tiempo. – Dijo con pesar en su voz.

-Cada línea del tiempo es independiente… - Dijo Patty pensativa. - ¿Entonces tú y yo no nos conocimos en tú línea del tiempo? – Preguntó Patty al joven Stear, quien la miraba con ternura en ese momento, observando el motivo por el cual su contraparte había amado a aquella joven que era tan inteligente como bella.

-Creo que alguna vez te vi junto a la señorita Britter. – Dijo Stear no muy seguro de que era ella.

-Annie… - Dijo Patty segura que así era. - ¿Qué pasa con Annie en tú línea del tiempo? – Preguntó curiosa por saber de ella, ya que no la habían mencionado más que en su línea del tiempo.

-Está comprometida con Terry Grandchester. – Dijo Archie con cierta incomodidad en su voz, ya que no podía soportar que la contraparte de su prometida estuviera comprometida con su mayor rival.

-Tú la rechazaste hermanito. – Le dijo Stear como si Archie hubiera sido el que la hubiera rechazado.

-Lo sé, fui un tonto. – Dijo Archie como si realmente hubiera sido él. Archie quedó un momento en silencio al pensar que por poco hubiera sido esa posibilidad si él hubiera sido correspondido por Candy. Rápidamente sacudió sus pensamientos para evitar pensar lo que no había sido, ahora amaba a Annie y le causaba unos profundos celos imaginarla en brazos del actor.

Candy guardó silencio al saber que Annie era feliz al lado de Terry, Anthony pudo sentir un poco la tensión de la rubia y eso lo desanimó un poco intentando soltar la mano de la joven enfermera que había mantenido agarrada desde que había besado su dorso. Candy sintió sus intenciones y apretó con más fuerza su mano, sus miradas se cruzaron y Anthony comprendió que ella no quería soltarlo esta vez. Él asintió sin necesidad de palabras, comprendiendo los deseos de la rubia quien le suplicaba que no se alejara de ella de nuevo, no otra vez.

-Creo que ya es tarde. – Dijo Archie, quien había pasado todo el día junto a ellos y sabía bien que tendría problemas con la tía abuela al no haber ido a acompañarla a comer.

-¿Irás con Annie? – Preguntó Patty levantándose de su lugar al mismo tiempo que Archie.

-No tenía pensado ir a esta hora. – Dijo Archie en respuesta. – Pero creo que sería buena idea llevarte con ella, no me parece buena idea que pases sola la noche en el hotel. – Dijo seguro que para la joven castaña sería mejor tener compañía esa noche. Patty asintió agradecida, tampoco quería estar sola, ahora sabía que como le habían dicho sus padres había sido una mala idea llegar antes de tiempo e intentar sorprenderlas.

-Creo que será lo mejor, yo que intenté sorprenderlas… y miren… - Dijo un poco decaída por no haber conseguido tener una llegada más alegre.

-No te preocupes Patty, nos da mucho gusto que hayas llegado antes. – Dijo Candy acercándose a ella para darle ánimo. – Verás que todo estará bien. – Dijo de nuevo Candy, intentando como siempre ver el lado bueno de las cosas.

-Eso espero Candy. – Dijo Patty mirando tímidamente a Stear, quien le sonreía con una ternura que ni él mismo podía explicarse por qué.

Los cuatro chicos ayudaron a Patty a organizar sus maletas para después llevarlas hasta el auto de Archie, quien sería el encargado de llevar a Patricia hasta la mansión Britter. Una vez que se fueron Stear mayor se despedía de su contraparte y Anthony, quienes habían decidido ir a llevar a Candy hasta su departamento.

-Yo me voy a descansar. – Dijo el mayor realmente cansado, había sido para él muy difícil ver a la joven Patricia desvanecerse frente a él y verla delirar llamando entre sueños a su otro yo.

-Nosotros volvemos en un momento. – Dijo el joven inventor al ver que su contraparte estaba realmente agotado.

-¿Nos vamos? – Preguntó Anthony a Candy ofreciendo su brazo como siempre para que ella se apoyara en él.

-Nos vamos. – Dijo Candy con una sonrisa tímida en respuesta al rubio, mientras sus mejillas la traicionaban una vez más y se coloreaban por sí solas frente a él. Anthony sonrió y Stear se sintió de más entre ellos.

-Vamos, yo manejo. – Dijo el inventor quitando las llaves a Anthony. – Pero ni creas que vendré de chofer. – Les dijo indicando que los tres irían en la parte delantera, justo como viajaban los tres Andrew en el pasado. – Adelante Candy. – Le dijo a la joven rubia para darle el paso y para después colocarse en el volante. Anthony se acomodó al lado de la joven quedando esta al centro de los dos caballeros.

El camino fue realmente ameno para los tres, iban platicando de lo sucedido y cada vez entre ellos se formaba ese lazo que había existido antes, esa complicidad entre amigos y primos que existía y que Candy disfrutaba tanto al recordar que era algo que había deseado siempre volver a tener.

-Llegamos. – Dijo Stear estacionando el vehículo frente al Magnolia. Anthony se bajó del auto para ayudar a Candy a bajar de él y acompañarla hasta la puerta de la entrada.

-Buenas noches Stear. – Le dijo Candy con una tierna sonrisa al inventor, sonrisa que agradó al alma del joven, sin embargo pronto volvió a su realidad.

-Buenas noches Candy. – Le respondió con una sonrisa sincera, una sonrisa que demostraba que él nuevamente se hacía a un lado para que ellos fueran felices juntos, algo que sabía la vida les debía a ambos.

-Descansa pecosa. – Le dijo Anthony a Candy ya en la puerta del edificio.

-También descansa tú Anthony. – Le dijo Candy con timidez, sin embargo no buscaba la manera de entrar al interior.

-A pesar de todo lo que aconteció este día, me alegra mucho haber estado contigo. – Le dijo Anthony con una sonrisa cautivadora, una sonrisa que irradiaba de él espontáneamente al tenerla tan cerca.

-¡Mis flores! – Dijo de pronto Candy recordando que había dejado sus flores en la parte trasera del auto. Anthony de inmediato se acercó al vehículo y tomó el ramo de flores que le había obsequiado a la hora de la comida. Extendió el delicado ramo hacia ella, quien lo tomó sin dejar de ver sus bellos ojos, perdida una vez más en su mirada azulada. – Gracias. – Agradeció con una linda sonrisa, sonrisa que hacia enmudecer a Anthony con tan solo apreciarla.

-Descansa pecosa. – Le dijo una vez más besando el dorso de su mano para despedirse de ella.

-Tú también. – Le decía Candy con una mirada alentadora, una mirada que lo incitaba a continuar con aquel cortejo que se había propuesto para lograr conquistarla por fin.

-¿Paso por ti en la mañana? – Preguntó antes de alejarse de ella.

-Mañana no voy a trabajar. – Respondió apenada a la pregunta hecha por el rubio, quien de pronto se desanimaba porque no tenía un pretexto para verla.

-¿Entonces te veo después? – Preguntó no muy convencido de encontrar un motivo exacto para volver a verla.

-Podemos visitar a Patty… - Dijo Candy con el corazón acelerado al creer que aquello sería un obstáculo para verlo, deseaba tanto volver a estar a su lado que no quería desanimarlo. El rostro de Anthony se iluminó al ver que ella misma le hacía una propuesta.

-Me parece una muy buena idea. – Le dijo con su hermosa sonrisa, haciendo una reverencia para despedirse de ella. – Te veo mañana princesa. – Le dijo sin calcularlo, atrayendo a su mente una vez más aquella última noche a su lado.

-Hasta mañana mí príncipe. – Le dijo Candy en el mismo estado ensimismado que Anthony tenía. Aquella forma de llamarlo lo hizo sonreír y Candy se sintió avergonzada.

Anthony fue ahora el que tomó la iniciativa de acercarse a ella y besarla delicadamente muy cerca de sus labios. Fue un beso lento, húmedo, un beso que se reprimía en sus verdaderas intenciones y que buscaba controlarse a su verdadero afecto. Candy sintió que todo el aire que tenía en sus pulmones la abandonaba por completo y la dejaba en un estado inerte, mientras su corazón comenzaba a latir de manera acelerada. Latía tan fuerte que creía que el mismo Anthony sería capaz de escuchar su constante sonido.

Anthony esperó que la rubia entrara al edificio para después acercarse caminando hasta Stear, quien lo esperaba en el auto haciéndose el desentendido, no quería importunar a su primo, había comprendido que entre ellos había una conexión que era imposible de esconder y que no sería justo que él intentara tomar ventaja del asunto. Pensó en Patty y no pudo evitar suspirar al recordar el beso tan intenso que le había proporcionado.

-Mi primer beso… - Pensaba Stear tocando sus labios como recordando la calidez de aquel beso y la suavidad de los labios ajenos. Cerró sus ojos y suspiró ilusionado.

-Parece que me perdí de algo. – Dijo Anthony un poco divertido al ver a su primo suspirando con los ojos cerrados mientras rosaba sus labios con la yema de sus dedos.

-¡Anthony! – Dijo Stear sobresaltado al ser sacado de sus pensamientos. Anthony comenzó a reír por la manera que lo había sorprendido.

-Lo siento Stear, no quise asustarte. – Dijo Anthony subiendo al automóvil para emprender su camino de regreso.

-¿Y Candy? – Preguntó intentando hacerse el desentendido.

-Hace rato que entró al departamento. – Dijo Anthony con travesura. – De hecho volvió a despedirse de ti pero no obtuvo respuesta alguna. – Dijo de nuevo provocando que su primo se pusiera de todos colores por la pena de haber ignorado a Candy.

-No la escuché… - Dijo realmente avergonzado. – Mañana me disculpo con ella, la verdad es que no quería importunarlos. – Dijo a Anthony antes de encender el auto.

-No te preocupes Stear, sabes que no interrumpes. – Le dijo Anthony tranquilamente, sabía bien que su primo aún tenía sentimientos por Candy.

Anthony creía que Stear también había tenido un nuevo interés hacia Candy al verla ahora tan hermosa y tan bella, ya no era la misma niña que recordaban en sus tiempos, no cabía duda que había crecido y que sus facciones y su cuerpo había sufrido un cambio notorio ante sus ojos.

-¿Qué te sucede Stear? – Preguntó Anthony decidido a enfrentar la situación, no quería hacer sufrir nuevamente a su primo y quería hablar con él frente a frente. – Si es por lo de Candy, quiero que sepas que lo último que quiero es hacerte sufrir. – Decía Anthony comenzando aquella plática incómoda que antes había quedado en el aire.

-No es eso Anthony… - Dijo Stear de pronto. Anthony lo miró sorprendido porque él estaba seguro que ese era el motivo de su incomodidad. – Hace tiempo que comprendí que Candy y tú estaban destinados el uno para el otro. – Dijo de nuevo sincero en sus palabras. – Y no te voy a negar que al verla convertida en una hermosa joven no pensé en enamorarla. – Dijo seriamente ante la incomodidad de Anthony, quien lo escuchaba atento. – Pero al verla tan entusiasmada contigo… - Decía intentando explicar lo que sentía en su interior.

-¿De verdad crees que está entusiasmada? – Preguntó Anthony como si no estuviera convencido de ello. Stear lo miró como si se estuviera burlando de él.

-¿A qué te refieres? ¡Anthony! ¡Si hasta un ciego lo puede ver! – Dijo Stear a medio grito mientras conducía por las oscuras calles de la ciudad. Anthony sonrió más ilusionado que nunca, creía que él solo se estaba haciendo ilusiones y por eso mismo intentaba controlarse. – Candy responde a tus sentimientos de la misma manera que respondía en nuestra línea del tiempo. – Decía Stear seguro que así era. – Candy te ama Anthony, igual que Candy y Anthony de la otra línea del tiempo, sé que puedes sentirlo, hay algo entre ustedes, es una conexión que no puede tocarse pero que si puede verse. – Decía el inventor nuevamente. Anthony lo escuchaba agradecido porque sabía bien que su primo no le diría ninguna mentira. – Es la misma conexión que yo sentí con la señorita OBrian. – Dijo de pronto con un poco de pena. Anthony lo miró con una sonrisa tierna al verlo tan tímido hablando al respecto.

-¿Por eso estás así? – Preguntó Anthony una vez más. Stear lo miró seguro de que se refería a los suspiros que había soltado cuando lo sacó de sus pensamientos.

-Ella me besó Anthony… - Dijo un tanto cohibido de hablar ese tema con su primo. Anthony abrió los ojos sorprendido al escuchar aquella revelación, ya que le había dado la impresión que aquella señorita era muy tímida y reprimida. Stear asintió para confirmar a Anthony que había escuchado bien. – Es mi primer beso Anthony. – Dijo apenado de confesar que así era, sobre todo porque su primo creía que el andar siempre de coqueto con las jóvenes de su línea del tiempo lo había hecho dar ya su primer beso hacía tiempo atrás.

-¡Vaya! – Dijo Anthony sorprendido por aquella revelación. – Creí que con Daisy… - Dijo avergonzado incapaz de mencionar lo que había creído.

-No… ella solo fue una distracción, pero jamás pasó de un simple coqueteo o un beso en la mejilla. – Dijo Stear recordando a aquella joven que un día lo había pretendido. – Algo sucedió con la señorita O'Brian. – Dijo Stear impaciente. Anthony lo escuchaba atento, quería saber qué era lo que rondaba en el corazón de su primo.

-¿Qué pasó Stear? – Preguntó Anthony un poco impaciente por saber lo que quería decir su primo.

-No lo sé. – Dijo Stear no muy seguro de lo que había sentido en ese momento. – Pero cuando yo la besé de nuevo… - Dijo ante el asombro de Anthony. Stear asintió avergonzado. – Sí yo también la besé de regreso, era como si mi cuerpo me indicara hacerlo, sentí ganas de repetir esa caricia, sin embargo cuando la besé varias imágenes golpearon mi cabeza. – Dijo Stear un poco desesperado mientras estacionaba el auto frente al hotel.

-¿Imágenes? ¿A qué te refieres? – Preguntó Anthony curioso de saber más.

-De pronto es como si hubiera recordado el día que conocí a la señorita O'Brian. – Decía Stear seguro de que era más un recuerdo que un pensamiento.

-Pero tú no la habías visto antes. – Dijo Anthony intrigado por las palabras de su primo.

-¡Eso es lo extraño! – Dijo Stear consternado por la situación. – Le acabo de conocer, choqué con ella hoy por la mañana y confundimos nuestros lentes, pero en mi mente se me reprodujo una imagen en donde ella y yo chocábamos en un baile al parecer de disfraces y también buscábamos nuestros anteojos. – Decía Stear todo confundido. – Es algo que obviamente nunca sucedió entre nosotros y que me vino a la mente momentos después de que nos besáramos. – Decía ya sin menos pena. Anthony guardaba silencio y Stear lo observaba queriendo saber qué era lo que opinaba. - ¿Qué piensas de esto Anthony? – Preguntó Stear a su primo.

-No lo sé Stear. – Dijo Anthony pensativo, recordando que él también había tenido "recuerdos" que nunca había tenido junto a Candy y que estaba seguro que no pertenecían a su línea del tiempo, sino que pertenecían a esta nueva línea del tiempo que estaban viviendo. – A mí también me ha pasado algo similar cuando estoy junto a Candy. – Dijo mirando con seriedad a su primo. Stear lo miraba confundido, ambos buscaban respuestas, ambos querían saber qué estaba sucediendo.

-¿De verdad? – Preguntó Stear un poco más aliviado de no ser el único que le estuviera sucediendo eso. – Por lo menos sé que no soy el único. – Dijo Stear más tranquilo. Anthony asintió en respuesta.

-Y es algo que al igual que a ti me intriga mucho. – Dijo Anthony pensativo, ya que al igual que a Stear se le hacía muy confuso. – Es como si nuestros recuerdos se estuvieran fusionando de alguna manera con esta línea del tiempo. – Decía llegando a una absurda conclusión, una conclusión que no lo terminaba de convencer pero que tampoco descartaba.

-Será mejor que lo platiquemos con Stear. – Dijo Stear refiriéndose a su contraparte. Anthony asintió seguro de que era lo mejor que podían hacer, tal vez el mayor les daría una posible explicación a lo que les estaba sucediendo.

Ambos jóvenes entraron a la habitación en busca del inventor mayor, llamándolo para saber si podía de una vez sacarlos de la duda o por lo menos ver si podía darles una conclusión más certera.

-Stear. – Dijo Stear menor al ver que su contraparte permanecía con los ojos fijos en el techo. –Stear. – Volvió a decir para sacarlo de sus pensamientos.

-¿Estará dormido? – Pregunto Anthony al no obtener respuesta del mayor.

-¿Con los ojos abiertos? – Preguntó Stear al estar seguro que veía que estaba despierto, mientras movía sus piernas al ritmo de una música imaginaria. - ¡Stear! – Dijo de nuevo el inventor menor tocando el brazo de su contraparte, quien de inmediato se levantó quitándose de sus oídos el aparato que le impedía escuchar la llegada de los más jóvenes.

-¡Lo siento chicos! – Dijo el inventor mayor con una sonrisa. - No los escuchaba porque estaba escuchando música. – Dijo con una sonrisa, bajando el volumen en su teléfono al mismo tiempo que se quitaba los audífonos. Anthony y Stear se miraron confundidos porque no escuchaban ningún sonido que les indicara que así había sido. No había ningún fonógrafo en la habitación o algo parecido para reproducir música.

-¿Música? – Preguntó el menor como si su contraparte se estuviese volviendo loco o escuchara voces que confundía con música.

-¡Oh es verdad! – Dijo incorporándose emocionado el mayor. – Era lo que quería mostrarte antes de que mi adorada Patricia cayera desmayada en tus brazos. – Dijo mostrando el pequeño aparato que se unía por medio de cables a su dispositivo telefónico.

-¿Y esto qué es? – Preguntó Stear con cierta intriga, Anthony que estaba a su lado estaba igual que su primo.

-Son unos audífonos. – Dijo el mayor orgulloso del invento que se había desarrollado a través del tiempo.

-¿Audífonos? – Preguntó Anthony también un tanto intrigado al igual que el inventor menor. El mayor asintió con un una sonrisa traviesa.

-Colóquense cada uno de estos en sus oídos. - Dijo con cierta malicia en su voz, ayudando a cada uno a colocarlo dentro de su oído. Ambos primos se miraban sin tener nada que perder ante la insistencia de aquel inventor.

El mayor con travesura abrió una aplicación de su celular y seleccionó la canción más ruidosa que pudiera haber encontrado en su dispositivo.

-¿¡Qué es esto!? – Dijeron ambos jóvenes al mismo tiempo, quitándose el dispositivo que llevaban en su oído contrario.

-¡Música! – Dijo Stear mayor orgulloso de lo que estaba escuchando antes de ser interrumpido.

-Eso no es música, es una señorita gritando. – Dijo Stear mientras Anthony se tallaba su oído para mitigar la incomodidad que había sentido.

-¿Señorita? ¿¡Qué estás diciendo!? ¡Es guns n' roses! ¡Es un clásico! – Dijo un tanto ofendido el mayor al escuchar la crítica tan severa que se enfrentaba uno de sus grupos preferidos.

-¿Guns n' roses? ¿No te parece que es una contradicción que aparezcan esas dos palabras juntas? – Preguntó Anthony con una sonrisa al ver lo ofendido que estaba el mayor. Stear mayor asintió seguro de estar de acuerdo con él.

-Puede ser, pero les aseguro que Sweet child O' mine es un éxito. – Dijo muy seguro de sus palabras.

-¿Cómo puede ser posible que un dispositivo tan pequeño pueda reproducir música? – Se preguntaba el inventor menor observando los audífonos con detenimiento.

-Espera se pueden romper. – Dijo el mayor cuando vio decidido a su contraparte a intentar abrirlos para ver su funcionamiento.

-Es extraño. – Dijo Stear observando al mayor. – En tú línea del tiempo todo es más pequeño. – Dijo señalando los audífonos y el teléfono de Stear. – Los teléfonos, que no solo sirven para hablar, sino que también puedes enviar mensajes más rápido que una paloma mensajera o un telegrama, escuchan música con estos botones en los oídos, ¿Qué más? ¿También los autos son más pequeños? – Preguntó Stear preguntándose tantas cosas en su cabeza.

-No, de hecho hay algunos que pueden transportar hasta ocho personas al mismo tiempo. – Dijo Stear. Los jóvenes Cornwell lo miraron un tanto escépticos. – Pero para que me querían con tanta insistencia. – Dijo de nuevo al ver que no había sido de su agrado la música que escuchaba, guardando en su bolsillo tanto el teléfono como los audífonos.

-Lo que sucede es que hay algo que queremos decirte. – Dijo Anthony seguro de compartir con el mayor lo que estaban pasando, dejando de lado los avances tecnológicos que existían en un futuro seguros de que ninguno de ellos sería capaz de verlo alguna vez.

-¿Qué sucede? – Preguntó Stear al ver que el rostro de ambos jóvenes era más serio de lo que habían estado.

Se acomodaron en la sala de la habitación y comenzaron a relatar lo que habían estado hablando minutos antes entre ellos. Stear los escuchaba atento en su relato mientras ellos explicaban con detalles lo que sucedía en su mente cada vez que estaban cerca de sus almas gemelas.

-¿Esto les sucede solo cuando están cerca de Candy y de Patty? – Preguntó Stear señalando a cada uno de ellos.

-Hasta ahora sí. – Respondió Anthony seguro que así había sido.

-A mí me pasó hoy cuando estuve con Patricia. – Dijo el menor también con la misma preocupación que Anthony. - ¿Qué opinas? – Le preguntó a su contraparte, como todo buen hombre de ciencia esperaba alguna explicación que pudiera considerar más lógica.

-No lo sé. – Dijo Stear seguro que a él no le había pasado nada similar durante su viaje, ni estando cerca de Patricia, y estaba seguro de que a Anthony o a Candy no les había sucedido de lo contrario se lo hubieran dicho. – Es como si ustedes estuvieran tomando el lugar de Anthony y Stear en esta línea del tiempo. – Dijo sin encontrar una explicación lógica a ello.

-¿Y por qué no les pasó a Anthony o a ti? – Dijo Stear igual de pensativo que su contraparte.

-Tal vez porque él tiene a su alma gemela a su lado y Anthony tiene a Candy. – Dijo Anthony intentando encontrar la razón de lo que estaba sucediendo.

-Puede ser. – Dijo Stear mientras tocaba su nariz con su índice. – A pesar de lo ilógico suena lógico lo que dices. – Dijo de nuevo el mayor. – Tal vez el mismo universo está buscando ubicarlos en la misma línea del tiempo para que logren estar con su verdadera alma gemela. – Decía más convencido cada vez.

-¿Estás diciendo que Patricia es mi alma gemela? – Preguntó Stear menor con cierto escepticismo en su voz.

-¡Por supuesto que lo es! – Dijo el mayor convencido de ello. – Tú mismo lo notaste cuando correspondiste a su beso, incluso cuando tú mismo iniciaste otro sin importar que no la hubieses visto jamás en tu vida. – Dijo de nuevo, corroborando así ante Anthony que él también había iniciado un beso con la joven castaña.

-¿Pero si ella no piensa lo mismo? – Preguntó el menor no muy convencido de que ella hubiera notado su ansiedad por estar cerca de ella, por sentir de nuevo esa tierna caricia que le había regalado.

-No te preocupes Stear, te aseguro que tarde o temprano Patricia se dará cuenta que tú eres el único en su vida, y que la vida de una u otra forma me permitió tener éxito con mi máquina para poder unirlos y reparar algo que tal vez fue un error. – Dijo el mayor convencido de que las muertes de su contraparte y de su primo no debían haber ocurrido en esa línea del tiempo y a pesar de que habían dejado otra línea sin su presencia, parecía que esa línea nueva los estaba reclamando como suyos.

Continuará…

Hasta aquí quedamos el día de hoy, disculpen la demora, pero ahora si por motivos de salud me retrasé en la actualización.

Gracias a cada una de ustedes hermosas por tomarse la molestia de comentar, les mando un fuerte abrazo: TeamColombia, Julie-Andley-00, Mayely León, Rose1404, Cla1969, lemh2001, Silandrew, Mía Brower Graham de Andrew y María José M. Gracias por estar siempre ahí hermosas.

GeoMtzR

13/09/2023.