Muy buenas a todos y todas, durante esta temporada me dedicaré a escribir sobre el romance que siempre quise leer y que nunca pude encontrar. Los comentarios y sus predicciones son muy bien apreciados, ya que me inspirarán cuando no tenga inspiración.
¡Disfruten!
—1—
Insensatez y rebeldía
C 1: Capricho
Era una cosa obvia que ella sería la nueva amiga de su hermano y del simpático rubio que iba todas las tardes a casa. La madre de la muchacha tenía turnos diurnos y nocturnos en el hospital, por lo que necesitaba a alguien flexible para cuidarla y siendo Mikoto una mujer que había querido tener una hija durante tanto tiempo, se ofreció gustosa de cuidar a la pequeña pelirrosa.
Itachi tenía las cosas claras desde muy temprana edad, por lo que identificó rápidamente que ella se volvería pronto alguien muy importante para su madre, por lo que hizo el esfuerzo de jugar con ella y hacerla sentir bienvenida cuando Sasuke, su hermano menor, se negó a tener una amiga nueva. Contrario a él, Naruto se entusiasmó y le mostró todos los juegos que habían inventado y que serían los que pasarían el resto de las tardes jugando después de clases.
Naruto y la chica se hicieron rápidamente amigos, ambos eran entusiastas y pronto Sakura, se sintió lo suficientemente en confianza como para proponer ella misma juegos nuevos que involucrara a los tres y algunas veces, cuatro. Ahí es donde le rogaban a Itachi que participara y para el gusto de su hermano menor, generalmente aceptaba. Si él era parte del juego, a Sasuke no le daba vergüenza "hacer el ridículo", como el menor le llamaba.
A veces a Itachi le tocaba ser el villano que secuestraba a la princesa y tanto Naruto como Sasuke tenían que rescatarla y pelear a muerte con él; por supuesto que siendo Itachi tan tremendamente poderoso -como declaraba Sakura- tenían que pelear ambos contra él y no uno a uno, como Naruto insistía.
A veces Sakura era quien tenía que rescatar a Naruto, quien decía tener un poder misterioso y sobrenatural dentro de su cuerpo, por lo que Itachi iba en su búsqueda y tenía que pelear a muerte con la pelirrosa.
A veces Sakura solo quería ser un hada que se enamorara de un humano, y ahí ni Sasuke ni Naruto estaban dispuestos a tener un papel tan débil y solo Itachi se ofrecía para evitar que la chica llorara.
–Yo seré el príncipe y podremos casarnos cuando derrote a estos dos ogros.
–¿Lo prometes?
–Por supuesto.
A pesar de que Sakura tenía un leve sentimiento de amor por Itachi, sabía que no era correcto; él era demasiado mayor. Mientras que ella tenía solo 5 años, él ya tenía 8 y estaba en primaria, por lo que se prometió que una vez fueran mayores, ella podría estar con él. Por otro lado, la pequeña astuta sabía que lo que sí podría ser correcto era que le gustase Sasuke.
Cuando Sasuke cumplió 7, Itachi y él se fueron de campamento por dos meses completos. Su padre decía que solo así podrían ser lo suficientemente autosuficientes. Itachi ya llevaba dos años yendo, mientras que para Sasuke era la primera vez. Allá Sasuke entendió que no podría seguir siendo un niño y admiró mucho más a su hermano.
Cuando Sasuke volvió, ya no estaba tan interesado en jugar todas las tardes, en cambio, él y Naruto se inscribieron en la misma academia de artes marciales a la que iba Itachi. Durante el mismo periodo de tiempo, Itachi comenzó a pasar tiempo con sus amigos de la escuela. A veces iban a su casa y otras veces pasaba tiempo en la de ellos.
Si bien para Sakura el cambio fue abrupto, de vuelta de esas vacaciones de verano se le hizo fácil volverse muchísimo más cercana a sus compañeras de clases. Se juntaban a tomar té en casa de Sakura cuando su madre no tenía turno nocturno, jugaban a maquillarse y fingían ser cantantes en casa de Ino, actuaban largas escenas dramáticas en casa de Hinata, en donde esta generalmente mostraba su lado más extrovertido, y cuando iban donde Tenten, la castaña les enseñaba a crear sus propias prendas o modificar las que ya tenían. Muchas veces se quedaban a dormir allá, ya que su cuarto era grandísimo. El padre de Tenten tenía un negocio de miel lo suficientemente grande como para que la castaña pudiese vivir dos vidas cómodamente.
Sin importar que pasasen varias tardes lejos, Naruto, Sasuke y Sakura de igual manera eran tan inseparables como siempre, después de todo los dos primeros vivían uno frente a otro, mientras que la chica vivía 5 casas a la izquierda. Mikoto seguía cuidando a Sakura las tardes y las noches por lo que su presencia era algo tremendamente común para la familia Uchiha.
Cuando la joven cumplió 10 hizo su fiesta de cumpleaños en casa de Mikoto, ante la insistencia de la mujer. Invitaron a sus 4 amigas, algunos chicos de la su clase como Lee y Kiba, y por supuesto estaban presentes sus tres amigos de toda la vida. Fugaku había decido que el mejor regalo que podía darle a la pequeña era una casa de muñecas de un metro de alto, hecha de ladrillos y con una pequeña muñeca con el cabello rosa que la representaba. Sakura chilló cuando la vio, y pronto el hombre se encargó del trámite para moverla a su hogar esa misma tarde.
Naruto y Sasuke habían juntado sus mesadas para comprarle una cantidad monstruosa de libros de muy buena edición, la mayoría de fantasía, misterio y romance. Sakura lloró y les abrazó, desde que había aprendido a leer años atrás nunca dejaba su casa sin mínimo dos libros, según ella, porque dependía de su ánimo del día. Su mente inmediatamente comenzó a pensar en qué le compraría a ambos para sus cumpleaños. En unos meses Sasuke cumpliría 11 y se había vuelto tan hermético que dudaba de si le seguía gustando lo mismo de siempre.
Para la sorpresa de Sakura, Itachi le regaló un mp3 y unos audífonos blancos. El mp3 venía con canciones que él pensó que a ella podrían gustarle, especialmente porque le gustaban a él. Así fue como la joven comenzó a escuchar a The Strokes y My Chemical Romance, pese a que tanto su madre como la de ella opinaron que era música demasiado violenta para una joven tan delicada y femenina como lo era la chica. Itachi estaba en desacuerdo, él había visto la determinación y la valentía de Sakura mientras crecían, pero no dijo nada, solo le sonrió y le dio un casto beso en la mejilla sorprendiendo a la niña en el gesto.
Mikoto había estado impaciente por darle su regalo, ella y la madre de Sakura habían pasado toda la semana comprando una obscena cantidad de ropa para cambiar el clóset completo de la muchacha, quien había estado creciendo un montón. Entre vestidos, faldas y zapatos nuevos, sus amigas y ella gritaban emocionadas por la sorpresa envuelta en grandes cajas de colores pasteles y listones que le habían preparado las mujeres. El resto de los regalos consistieron en chocolates, dulces, juegos de mesa y accesorios. La pelirrosa sonreía. Su niñez era perfecta.
Al llegar la noche, Sakura se puso los audífonos que le había regalado su amigo y ojeó los libros que le habían obsequiado los otros dos. Inconscientemente se tocó la mejilla, sentía un ardor en la zona que Itachi había besado. Entre libros románticos y letras adolescentes comenzó a crecer una pequeña ansia por vivir un gran amor.
El fin de ese mismo año se vio marcado por la primera vez que Itachi se enfadó con ella.
Había llegado a casa de los Uchiha después de clase junto a Sasuke, ya que la madre de este la iba a cuidar esa noche. Jugaron videojuegos durante un rato y Sasuke se quedó por otro rato más quejándose de que estaban perdiendo por su culpa. Llevaban un año intentando pasar un juego de zombies que hacía que la chica se pusiera nerviosa. Se estuvieron riendo (más ella que él) hasta que Itachi llegó con compañía.
El menor de los Uchiha creyó que su amiga nunca había estado más silenciosa y pronto entendió por qué.
Una castaña menudita les brindaba una sonrisa amable a la par de un saludo. Tenía el cabello largo y brillante, ojos grandes y mejillas rosas de nervios por estar en casa del Uchiha mayor. Pronto se sentaron cerca de los menores y comenzaron las presentaciones.
—Izumi, él es mi hermano menor Sasuke y ella es su amiga, Sakura. Chicos, ella es Izumi, mi novia. —El silencio se extendió por la habitación por unos segundos siendo solo interrumpido por la música del videojuego, lo suficientemente aterradora como para ponerle los pelos de punta a Sakura, quien tenía un rostro neutro y cabizbajo, ¿no cumpliría su promesa? — Traeré a mi madre.
Izumi les miró y amplió su sonrisa: —Así que tú eres Sasuke-kun. ¡Eres una monada! Itachi habla muchísimo de ti y de lo inteligente que te has vuelto. ¿Qué tal si vamos al parque más tarde para conocernos mientras jugamos?
Antes de que pudiese responder, Sakura se adelantó —Él ya no juega en el parque, ¡Sasuke-kun no es un niño! —Frunció los labios y se preguntó si le molestaba más que le hablara a su amigo o que fuese novia de Itachi. Izumi le hizo un gesto arrepentido y le sonrió nerviosa, por otro lado Sasuke miró a su amiga con duda.
—¡Oh, vaya! pero quién es esta preciosura.
Mikoto interrumpió la posible trifulca entrando oportunamente con una bandeja con té y dulces y después de posarlo en la mesa de centro, le tendió una mano a la castaña. Antes de que Izumi pudiese contestar, Sakura replicó con un gesto frustrado. —No creo que sea tan linda como para estar con Itachi-kun.
Mikoto rió, pero Itachi no se lo tomó peor solo porque comprendió que la chica no intentaba ser mala, solo no podía controlar bien lo que sentía. —No es educado que digas eso, Sakura. Creo que Izumi es perfectamente linda. —ninguno de los dos quitó los ojos del otro.
—¡Estás rompiendo tu promesa! —berreó —¡dijiste que ibas a casarte conmigo!
Sakura se puso de pie, digna y furiosa, tomó uno de los dulces de la mesa y con el rostro hacia arriba se fue al cuarto de Sasuke con paso firme, justo al momento en que un escandaloso rubio tocaba la puerta delantera de la casa. Sasuke suspiró y se retiró del lugar, sin antes echarle un vistazo al rostro enfadado de Itachi.
Al llegar la noche Sasuke le exigió a Itachi, por primera vez en su corta vida, que pidiera perdón a Sakura por el tono que usó con ella. La muchacha había llorado toda la tarde porque Itachi-kun ya no la quería.
—¡Yo todavía te quiero Sakura-chan!
Pese a que Naruto intentó de todo para animarla, nada funcionó. Solo cuando Mikoto fue al cuarto a entregarles más dulces, la muchacha por fin se pudo calmar. Los brazos de la mujer le cobijaron en un desconsuelo que no tenía muy claro por qué sentía.
Itachi accedió a disculparse después de ver a su hermano tan determinado.
Un mes y medio después Izumi estaría mudandose.
—A mí también me duele Itachi-kun, esto es tan injusto…
Cuando Sakura pasó por el pasillo que llevaba al baño, escuchó un llanto detrás de la puerta de Itachi. Un puntazo de dolor le atravesó el pecho y volvió a llorar toda la noche, esta vez sola, en su cuarto. Entendió que él jamás podría quererla así de mucho y se decidió por olvidarle.
La teoría era mucho más difícil que la práctica, ya que los próximos dos años se ocuparía de espantar a cada novia que traería el Uchiha mayor a casa. Esas veces a Itachi no le importaron, le dedicaba sonrisas de comprensión y cambiaba rápidamente el tema. Las muchachas que pasaron ínfimamente por su vida se dieron cuenta que jamás podrían ganarle a la pequeña mocosa que ya ocupaba un lugar establecido en la vida del Uchiha.
Pese a que se empecinaba en negarse a sí misma el profundo enamoramiento que sentía por Itachi, sus acciones inconscientes declaraban lo contrario. Fue solo cuando Sakura cumplió doce y que dio su primer beso que pudo sacarse la espina en su corazón que representaba su amigo mayor.
Sakura lo recordaba como poéticamente bello. Era primavera y la brisa tentaba a los pétalos de flores a moverse por el aire. Estaba esperando a Sasuke, quien discutía con Karin más atrás en el camino. La pelirroja insistía en que el profesor había asignado las parejas de biología y que a ellos les había tocado hacer el examen juntos, que Sakura estaba mintiendo descaradamente. Sasuke se hartó y le pidió con una gentileza forzada que dejara de hacer el ridículo, mientras se daba la vuelta y caminaba hacia la pelirrosa, quien lo miró con desaprobación.
—Tienes muy claro que sí estaba mintiendo Sasuke-kun, odio la idea de hacer el proyecto con Lee y lo sabes. No paraba de insistir en que eligiera entre él y Neji-kun y que debería dar mi primer beso con uno de ellos dos… —pronto comenzó a divagar en el tema, pero Sasuke solo ancló en su cabeza esto último y paró la caminata. — no debiste tratarla de esa manera cuando ella tenía razón, ¡pero fue lo único que se me ocurrió para no tenerlo de compañero de proyecto!—Sakura paró su caminata, se volteó y vio a su amigo con el ceño fruncido—¿pasa algo?
—¿No has dado tu primer beso Sakura? —indagó.
—Pff, ya lo sabes, Sasuke-kun. ¡Te lo dije en la fiesta!
Sasuke hizo memoria —No lo recuerdo.
—Por supuesto que no, ¡estabas ocupado besando a Ino! — rió, acomodó su cabello detrás de la oreja y continuó —te conté que Neji intentó besarme y se arrepintió, se puso todo rojo y nervioso y me dejó allí.
—Fue una buena fiesta —Se miraron con complicidad
—Sí que lo fue. Neji siempre actúa muy correcto. La próxima vez lo besaré yo. —Sakura de pronto dejó de respirar. Su amigo la miraba de una manera intensa que le hizo sentir nerviosa, sintió el tacto de su mano en la suya y la acercó hacia él. —¿Mmh?
—Sakura —ella pestañeó— no creo que debas dar tu primer beso con ninguno de los dos. No parece correcto.
Ella rió del descaro de su amigo y apretó más la mano que sostenía la suya —¿qué propones Sasuke-kun? –le dedicó una mirada conocedora, lo conocía demasiado bien. Se acercó un poco y dejó que él terminara con la idea que implícitamente había planteado. El Ichiha quebró la distancia entre ambos y se besaron por largo tiempo, las hojas siguieron danzando sobre ellos, la brisa movía sus cabellos y nadie aparte de ellos presenció el momento más personal e irregular que habían tenido hasta ese momento. Cuando se separaron, Sakura volvió a reir con dulzura —Gracias Sasuke-kun.
Apretó más su mano y caminaron juntos a casa. Sakura tenía cosquilleos en su estómago y Sasuke advirtió que definitivamente algo cambiaría entre ambos, este no se sintió como ningún otro beso que haya dado.
El año en que Itachi cumplió 16 por primera vez sintió un chispazo de amor romántico hacia Sakura.
Era el quinto periodo y su clase de coro se había atrasado pese a que ese mismo día tenían que presentar un exámen instrumental. Hacía el suficiente frío como para que todos estuviesen dentro del aula, afinando instrumentos, afinando la voz y dando unos últimos ensayos. El examen iba a ser relativamente simple: formados en una ronda, irían mostrando uno a uno sus presentaciones con sus respectivos instrumentos. A su lado estaba Deidara y al otro Kisame, ese par había decidido hacer el examen juntos a última hora y estaban intentando coordinarse. Al otro lado del salón, Sakura estaba preparando el piano de cola. Era la única chica de primero en una clase que normalmente tomaban los alumnos de último año para tener más variedad en los antecedentes escolares para la universidad.
Ese día estaba extrañamente nostálgico, le había llegado un mensaje de texto de Izumi que decidió no contestar, pero que había estado mirando por más tiempo del adecuado para su propia salud mental. Suspiró.
No creía justo que apareciese de la nada a revolverle las entrañas, por lo que como último recurso para quitarse esa presión en la garganta, borró su mensaje. Se dio cuenta rápido que no importaba lo mucho que lo intentaba, se había quedado escrito a fuego en su cabeza: Te extraño tanto que no pude evitar llorar toda la noche. Es un poco tonto, ¿no?...
La noche anterior decidió a última hora cambiar la canción que tenía preparada. Inusual en él. No era cómodo para él ser un improvisador, sino alguien que gustaba de planear las cosas meticulosamente. Soltó otro suspiro.
— Buenas tardes a todos. Lamento mucho la tardanza. ¿Les parece si comenzamos de inmediato?
Konan, una de sus amigas, levantó la mano con calma –¿Cómo decidirá quien comienza, Orochimaru sensei?
El maestro sonrió.
—Te veo interesada, por lo que comenzarás tú. Los turnos los tomarán hacia la derecha por lo que Sakura-chan sigue.
Ambas asintieron y la mayor de ellas se ató el cabello, no muy largo, en una cola de caballo baja y se preparó detrás de su violoncello. Había preparado una pieza clásica del lago de los cisnes que hizo que cada persona dentro del salón se pusiera súbitamente nerviosa, la técnica estaba exquisitamente ejecutada, el sentimiento no quedaba atrás y se transformaba en un equilibrio perfecto entre la razón y la emoción. Orochimaru exclamó en halagos. No podía esperarse menos de Konan, quien no solo tocaba música clásica sino que también se dedicaba profesionalmente al ballet. Aplausos energéticos rodearon a la peliazul, quien agradeció con solemnidad.
Sakura apretó las manos nerviosa, siempre le costaba presentar en esa clase en donde todos eran de tercer y cuarto año, sin embargo en esta ocasión era todo más problemático. Había decidido cantar a la par que tocaba y sabía que un par de ojos negros la estarían mirando todo el tiempo, decidió que no miraría a nadie y dejaría que su instinto la guíe.
—Sakura-chan, te escuchamos.
Orochimaru le dio el pase a Sakura con un gesto de mano y la muchacha se preparó detrás del piano, no compartió una mirada con nadie.
Ambas manos se movieron en un vaivén suave sobre las teclas y sus ojos se concentraron plenamente en ello, en la hermosa experiencia de poder presentar una canción tan íntima frente a más personas. Cantó con voz suave y firme, no podía dejarse intimidar solo porque eran mayores y finalmente cuando la confianza llegó, se sintió bien.
Recientemente había terminado con su novio, Neji Hyuga, cuando descubrió que a Tenten llevaba varios años gustándole. Se encargó de aclararle a su amiga que realmente no le gustaba tanto, que no se enfadara con ella y le pidió que su amistad siguiera intacta. Realmente solo quería saber qué se sentía tener un novio, solo tenía 13 años. Tenten le dio una mirada de comprensión, la abrazó y se sintió mal por Neji. Todos lo habían visto llorar ese día y cuando se acercó a consolarlo, Neji le dijo que jamás volvería a enamorarse de una chica como Sakura.
—¿Una chica como ella? ¿cómo es ella? –Tenten frunció el ceño en muestra de desapruebo
—Con tanta cercanía a varones.
Sakura decidió que no le daría más vuelta al asunto, al fin y al cabo la canción no tenía nada que ver con él. Respiró entre versos y cantó con más ahínco. El cabello sobre su rostro, gestos que marcaban lo mucho que sentía lo que cantaba. Del otro lado, Itachi se estremeció. Conocía la canción porque Sakura le mostró a Fiona Apple unos meses atrás y le comentó con emoción que le gustaba cómo escribía. Ahora veía de primera mano cómo la cantante tomaba a su amiga, casi como si su espíritu fuera domado por una fuerza desconocida. Cuando terminó, aplausos leves la rodearon con sonrisas de amabilidad, Sakura miró al frente e inevitablemente se topó con la mirada del Uchiha, quien quedó demasiado abstraído como para aplaudir, aunque no evitó que le regalara una sonrisa de apreciación que hizo que su corazón se detuviese.
—Hermoso Sakura-chan, no esperaba escucharte cantar en esta ocasión. Buen dominio de tu voz, pero hay que trabajar la técnica, –El maestro anotó algo en su libreta y la volvió a mirar. –sería muy bueno si tu y Konan hacen equipo para la próxima presentación. —Konan le sonrió a Sakura.
Itachi pensó que era incorrecto lo que acababa de sentir, si bien la pelirrosa era hermosa y no era indiferente a que ella gustaba de él, era demasiado menor para él. No era posible.
Así que con todo el control que poseía, enterró el sentimiento en el fondo y le respondió a Izumi, solo para pensar en otra cosa. Al final de la clase se acercó a decirle a Sakura lo mucho que le había gustado su presentación. Ella le agradeció con una gran sonrisa y se alejó caminando cuando Sasuke pasó a buscarla para la clase de gimnasia. Tanto su hermano como ella se habían mirado con más complicidad de la normal. ¿Pasaba algo entre ellos? No quería pensarlo, pero la idea se plantó incómodamente en su cerebro.
—¿Cómo te fue?
—Supongo que bien. Sensei quiere que haga un dueto con Konan-san. —Sasuke silbó.
-o-
Durante la clase de gimnasia Karin le tiró un balón en el rostro a Sakura que la mandó a enfermería. Ino golpeó a Karin por esto y ambas terminaron en detención.
Cuando Sakura salió de la enfermería no tuvo intenciones de volver a la clase de gimnasia. ¿Era realmente necesario? Caminando con un algodón en la nariz y el rostro levemente levantado -Shizune-san, la enfermera, se lo exigió como condición para salir de allí, de modo que no siguiera chorreando más sangre- no advirtió cómo la joven de pelo azul que había interpretado solemnemente una de las piezas del lago de los cisnes en la clase anterior, la detuvo y se ofreció a llevarla a casa. En el camino dentro de su auto, que Sakura encontró genial, le demostró su interés por hacer el siguiente examen juntas y la invitó a verla ensayar al día siguiente en los estudios de ballet en que preparaba con su grupo.
Una hora más tarde, Itachi caminando por fuera de la casa de Sakura escuchó como la chica cantaba con tanta fuerza que no permitía que la música se escuchara. Ella estaba realmente feliz de haber hablado con Konan. El Uchiha le mandó un mensaje corto.
"Lou Reed canta bajo, pero tú haces que ni siquiera logre ser escuchado."
Segundos después, escuchó como su voz se extinguió y vio asomar el dulce rostro de la chica entre las cortinas con una sonrisa. El zumbido de su teléfono hizo que quitara la mirada de la ventana y sonrió con su mensaje.
"¿Tendré que escuchar música más violenta? pasaré luego para que me muestres algo que opaque mi voz. Poco probable pero crucemos los dedos"
Cuando volvió a mirar, la pelirrosa le lanzó un beso desde el segundo piso. El hizo la acción de agarrarlo con la mano y siguió caminando.
Sakura leyó el mensaje unas 4 veces más y chilló de emoción. No importaba cuánto tiempo pasara y cuánto intentara quitarselo de la cabeza, Itachi siempre sería un amor platónico muy tentativo para ella. Siempre presente recordándole lo guapo, inteligente, encantador y perfecto que era.
Cuando Itachi llegó a su casa, Fugaku le dio las noticias de un posible ascenso en la empresa Uchiha. Su tío Madara le había propuesto que tomase la vicepresidencia, por lo que tendría que mudarse por un tiempo y le extendió la invitación a su hijo mayor a que lo acompañara a una pasantía para su currículum universitario. Itachi lo meditó por unos segundos y le comunicó lo atractiva que era la propuesta. Lo estaría pensando en la semana, le dijo.
—Sería en un año, hijo. Terminarás la escuela como corresponde y luego nos iríamos.
Itachi se encerró en su habitación y se dedicó a meditar sobre el día, para él era obvio que tomaría la decisión de irse, pero odiaba la idea de vivir en Iwa, un lugar industrial con un clima horroroso. La voz de la pelirrosa cantando esa tarde se alojó en su cabeza. En breve puso el disco al que pertenecía la canción y evocó inevitablemente el rostro de la chica en su mente. El zum de su celular lo sacó de sus cabilaciones y vio el corto mensaje de la chica en quien estaba pensando.
"Voy para allá"
Y luego otro.
"¿Me haces un poco de té? Hace un frío de la mierda"
Itachi rio y se puso de pie mientras respondía: "Las damas no dicen ese tipo de palabras." En la cocina comenzó a preparar té y esperó a que la joven entrara por la puerta.
Ese año iba a transcurrir rapidísimo.
-o-
Sakura gritó de rabia cuando se enteró. No sabía en qué pensaba cuando fue a encarar a Fugaku, pero lo hizo. El hombre le tenía una paciencia infinita a la niña, sabía que tenía un temperamento fuerte, que era caprichosa y que ella sabía que él no podía ser estricto con ella, por lo que esperó a que dejara de reclamarle por la partida de Itachi para comenzar a hablar. Sin embargo, antes de que siquiera pudiese hacerlo, Itachi se internó en la sala de té de sus padres para detener a la irrespetuosa muchachita.
—Basta Sakura, te dije que la decisión la tomé yo mismo. ¿Acaso crees que soy un mentiroso? –la miró con reproche y ella estalló en llanto.
Fugaku no aguantó y se acercó a abrazarla. Era un hombre duro pero esa niña había crecido bajo su techo. —Él lo prometió Fugaku-san… —ella le miró con ojos de cachorro herido mientras murmuraba— él me prometió que se casaría conmigo y ahora se está marchando.
Era solo una niña.
Sakura intentó pasar el mayor tiempo posible con Itachi, especialmente cuando descubrió que habían decido mudarse hace meses y solo le quedaban otro par más antes de irse. En la clase que compartían de cálculo -la habían adelantado esa clase- se sentaba a su lado, sin dejar que Kisame le quitase su puesto. Después de clase lo pasaba en su cuarto, escuchando música, haciendo las tareas que dejaban los maestros, a veces solo leían con la compañía del otro. Cuando Itachi se pillaba mirándola por demasiado tiempo, se reprochaba y en un breve momento comprendió que pese a que intentó con todas sus fuerzas, Sakura nunca sería como una hermana pequeña para él.
Cuando Sakura cumplió 15, no quiso hacer nada más que pasarla con él. Él, por otra parte, tenía pendiente una fiesta a la que gustosamente no fue. Tanto su padre como él habían decido retrasar su ida para poder pasar el cumpleaños con la joven. Merendaron en compañía de su familia y conversaron hasta tarde en su cuarto.
Itachi le regaló una agenda de cuero negra junto a un beso largo y lento. Se rió cuando sintió su mejilla arder bajo su mano y su cara mucho más sonrosada de lo normal en ella.
Había sido más impulso que una decisión, habían estado hasta la madrugada conversando sobre la tarde que había pasado con Konan y Pain después del ensayo en el estudio de ballet, en donde a Sakura a veces le permitían tocar para las bailarinas; sobre como Ino estaba intentando que Shikamaru "le diera bola" besando a Sasuke frente a él; y sobre cómo Kukiko, una chica de su clase de japonés, le había estado relatando bastante confiada los avances que estaba teniendo con Sasuke. A Itachi las cavilaciones de la chica le hicieron recordar la cantidad de cuadernos viejos en que escribía sobre sus días a modo de diario y la interrumpió para dirigirse hacia el otro lado de la habitación para sacar de la cajonera que estaba al lado de su cama, el regalo que le había guardado a la pelirrosa.
—Puedes escribir allí las cosas que te gustaría contarme. —le dijo pasando su mano por su mejilla con cariño.
Momentos más tarde la llevó a su casa y le dio un casto último beso.
—Para el camino.
Sakura le sonrió y le abrazó con gracia y fuerza. Miró a la nada con una mirada llena de añoranza y tristeza.
Itachi se fue a la tarde siguiente y ella esa misma noche comenzó a escribir en su nueva agenda.
"Los vi marcharse hace un rato atrás. Fugaku-san iba conduciendo su auto e Itachi-kun se llevó el suyo propio conduciendo detrás de su padre. Se lo regalaron por la ocasión porque según Fugaku-san "iba a necesitarlo", ya que una vez que estuviesen en Kusa, la zona boscosa que sería su nuevo hogar, tendrían que conducir varias veces a la semana a Iwa, a una hora de distancia y en donde trabajarían. Mikoto-san nos comentó su deseo por que ninguno viva en Iwa, siendo una zona un poco más peligrosa y también muy rocosa para el gusto de ella. Por otro lado, Kusa queda solo a 5 horas de viaje, por lo que aumenta la posibilidad de que ambos visiten con frecuencia Konoha, o al menos los fines de semana.
Yo también lo espero así, no puedo creer que no veré a Itachi-kun por tanto tiempo.
Ayer me besó y hoy solo recibí un abrazo. ¿Debería preocuparme? ¿debo esperar a que vuelva? según Fugaku-san, estarían volviendo en uno o dos años dependiendo de como vaya todo. ¿Él me esperará?
Tengo tantas dudas sin respuesta que de solo tener su rostro en mi cabeza una vorágine de emociones me embarga y me mareo. Quiero volver a besarlo y quiero que me vuelva a mirar como lo hizo anoche. Como alguien a su altura y no como una niña.
El día que vuelva se dará cuenta de que soy una joven completamente capaz de estar con alguien como él y a sus ojos nadie podrá refutarlo."
Al cobijarse en su cama, Sakura determinó que no iba a esperarlo. Lo lloraría y luego lo guardaría en un espacio cerrado en su corazón. Esa noche, sin embargo, Sakura soñó que Itachi la besaba sobre el capó de su auto, él entre sus piernas y ella con sus dedos entre los cabellos negros del chico. Él le dedicaba palabras suaves mientras besaba su cuello y ella le decía que estaba lista para él.
Se despertó alarmada con la vaga sensación de que aquello simplemente no era correcto (dentro de lo que alcanzaba a recordar) sin importar lo muy acelerado que estaba su pecho y la incómoda sensación entre sus muslos.
—Supongo que tendré que buscar un novio…
Sakura pensó en los posibles candidatos.
-o-
La primera vez que Itachi volvió a casa, Sakura no estuvo allí para recibirlo. De acuerdo con Mikoto, ella, Sasuke y Naruto habían ido a una fiesta en la playa por el fin de semana a celebrar el cumpleaños de su amigo Choji, y que si él hubiese avisado que les visitaría, probablemente ellos se hubiesen quedado.
La segunda vez que Itachi volvió a casa, fue exactamente un mes después para el cumpleaños de Mikoto. Fugaku había planeado la sorpresa de llegar en medio de la celebración y Mikoto lloró de emoción, ya que la habían engañado diciéndole que no podrían ir. Acercándose la primera hora de la madrugada, sin el ruido de alrededor, Sakura e Itachi pudieron finalmente tener una conversación sin oyentes. Ella le contó que tenía novio y que Naruto había estado especialmente molesto por ello. Itachi rió, pero no le gustó nada de lo que estaba escuchando, su lado posesivo salió lentamente como bruma en su cabeza y lamentó no estar cerca para alejar a los pretendientes de la muchacha. Cuando habló con Sasuke al respecto, él demostró estar igual de molesto y comentó que generalmente siempre estaba presente cuando Sakura y su novio se juntaban. Itachi asintió una vez.
—Su nombre es Kiba. Es primo de Tenten y se transfirió a principios de semestre. —Itachi asintió nuevamente. Lo que Sasuke obvió decirle, fue que él y Sakura habían follado una semana antes de que ella y Kiba fuesen oficialmente novios.
Itachi se quedó un poco más de una semana en casa, ya que ocho días después fue su cumpleaños. Sakura decidió regalarle un beso de vuelta, esta vez nada lento. Itachi rió por la ocurrencia de la chica y se besaron toda la tarde hasta que llegó la hora de tomar el té. A la noche, Hinata llegó en su auto a buscar a Sakura, dentro de él iba Tenten de copiloto, Ino y Kiba en el asiento trasero y la mitad del cuerpo de este último estaba fuera del vehículo a través de la ventana, mientras le hacía señas a Sakura de que se apresurara.
Sakura le dio un beso en la comisura de los labios de Itachi y le dedicó una última mirada antes de correr al auto. Ambos sonreían con un poco de sorna. Una hora después los amigos de Itachi pasaron a buscarlo para irse de fiesta en honor al cumpleaños del Uchiha.
La tercera vez en el año que Itachi fue a Konoha, fue para el cumpleaños de su primo Shisui, quien organizó una gran fiesta en la que invitó a todos quienes se habían graduado el año anterior, entre ellos Kisame, Deidara, Sasori, Konan junto a su novio Pain, Hidan, Kakuzu y algunos otros. Itachi vio a su hermano menor junto a Naruto hablando con un par de chicas de manera coqueta, pero no vio en toda la noche a la pelirrosa. Se quedaron hasta las 6 am y emprendió camino a casa completamente borracho. Cuando pasó fuera de casa de Sakura, vio la luz apagada de su ventana. Estaba amaneciendo y tenía que irse en unas horas a Kusa, lamentó genuinamente no poder ver a la chica y caminó la última cuadra hacia su casa.
Itachi no volvió en Navidad como su padre lo hizo. Por lo que el regalo de Sakura quedó bajo el árbol durante el resto del mes.
-o-
Había pasado más de un año y comenzaba el año escolar nuevamente. Sakura había visto a Izumi Kowara en la fiesta de Konan, al parecer había vuelto y ella ni enterada. La esquivó toda la noche, cada vez que esta se acercaba al grupo de conversación en el que estaba la pelirosa, se escabullía grácil, como un orgulloso gato que no quería ensuciarse el pelaje. Sabía que era tonto no querer compartir con ella, después de todo esos pequeños encontrones que tuvieron por celos contra la otra fueron hace más de seis años.
Cuando Sakura estaba haciendo la fila para el baño, prendió un cigarrillo para la espera, claramente quienes estaban dentro estaban ocupados por lo que le llevaría tiempo entrar. En ese instante, no pudo evitar la siguiente interacción.
Konan se aproximó con Izumi del brazo, ambas se veían despampanantes, después de todo tenían ya 19 años. Konan tenía una minifalda negra, una chaqueta gruesa y unos tacones mary jane, que pese a que eran bajos, no evitaba que se balanceara levemente por la borracherra, mientras que Izumi usaba un vestido blanco corto y unos zapatos destaconados. Sakura sintió incómoda envidia de esta última y lo odió, ya era segunda vez que se sentía así hacia la misma persona. Injusto —pensó.
—¡Ahí estás Sakura-chan! no hemos podido hablar en toda la noche. —Izumi, castaña y hermosa, le sonrió con un rostro un poco serio.
Sakura le dio otra calada a su cigarrillo y le sonrió con cortesía. —No sabía que estabas aquí. —Izumi subió una ceja. Sakura aclaró fastidiada: —Creí que seguías viviendo en Suna.
—O disculpen, me están llamando. Vuelvo enseguida. —Konan se escabulló cuando vio a Pain entrar por la puerta.
Izumi le sonrió —Bueno, ya que ahora soy mayor de edad volví para entrar a la universidad. Suna es demasiado calurosa, ¿sabes?
—Lo puedo imaginar
—Claro, ahora que vuelve Itachi-kun todo será más divertido. ¡Entraremos a la misma!
La menor de las dos creyó que la música estaba demasiado fuerte como para escuchar claramente, por lo que repitió con rabia poco disimulada: —¿Itachi-kun?
—Me lo dijo la semana pasada. —Sakura no le quitó la vista de encima mientras exhalaba el humo de su cigarrillo. Izumi pestañeó con molestia cuando un poco de este pasó por sus ojos. —Bueno, supongo que no se han puesto al día. ¿Él ya sabe que estás con Sasuke-kun? porque si no lo hace, creo que hablé de más la última vez que conversamos.
Sakura frunció el ceño y deseó quitarle esa sonrisa con su puño. —Hablaste demás, Izumi. No deberías repetir rumores estúpidos —La puerta blanca del baño se abrió a un costado y de adentro salieron Hidan con una pelirroja que Sakura conocía bien, Karin. Hidan le desordenó los cabellos a Sakura mientras salía y ella no pudo evitar pensar en dónde debieron estar esas manos. Entró apresurada al baño sin quitarle la vista a Izumi, quien la miraba seriamente de vuelta.
El baño dentro olía a sexo y cigarrillos. Una de sus botas se había llenado de cenizas, Sakura le dio una última calada al suyo, con cuidado de que las cenizas no siguiesen cayendo sobre la bota, antes de tirarlo por el retrete y suspirar. El espejo le devolvió una mirada frustrada. ¿Itachi no le había dicho que volvía? No hablaban hace bastante, de vez en cuando se mensajeaba con él, pero de solo pensar que compartía llamadas telefónicas con Izumi se le revolvió el estómago. Habían terminado hace siglos, ¿qué hacían hablando nuevamente?. Vomitó en el lavamanos el poco alcohol que había consumido, sin asco, y volvió a prender otro cigarrillo.
¿Itachi volvía? ¿Y creía que ella estaba con Sasuke?
Mientras salía de casa de Konan, aún con cigarro en mano, se preguntó cómo Itachi llegó a pensar eso. La fiesta había acabado para ella.
—1—
¿Tienen idea por dónde se va a dirigir esto? jeje. Algunos personajes serán levemente OOC, pero haré mi esfuerzo en no quebrar sus personalidades.
Este capítulo está recién salido del horno, así que cuéntenme qué les pareció y cuáles son sus predicciones para este fic (que ni siquiera yo tengo claro cómo va a terminar jeje).
Los personajes secundarios siempre tendrán frescura y buenas participaciones, aparte de eso, habrán todo tipo de pairings. ¿Cuáles les gustaría leer?
Estaré actualizando semanalmente. Un besito en la trompita.
