- Vamos Ruby, no te quedes atrás - le decía a su hermana mientras quitaba la maleza la selva de Nassau -.
- *jadeo* Y- Ya voy hermana... Aunque si puedo preguntar otra vez ¿Por qué no arribamos simplemente en el puerto de la isla?
- Ya te lo dije, necesito comprobar primero algo importante antes de ir con You... Además, no olvides que fuiste tú la que insistió en que viniésemos a esta "aventura"
- *suspiro* Sin dudas eres cruel hermana...
- Las Kurosawa debemos serlo si queremos mantener nuestra reputación. Nunca debemos ablandarnos frente a nadie - respondió en tono serio mientras seguía buscando algo por la zona con extremo cuidado -.
- Cuando hablabas con Sarah tenías una opinión muy distinta sobre eso...
- ¡No digas ese nombre más! - al darse cuenta de que había dejado que su ira saliera contra su hermana, solo aclaró su garganta avergonzada mientras fijaba su vista en el suelo -.
- He- hermana...
- *suspiro* Escuchar Ruby... Tú no sabes lo que pasó ese día con exactitud ¿Está bien?
- ¿¡Pero por qué no me lo cuentas entonces!?
- Por que- *quejido* N- No puedo hacerlo aún...
- Siempre me das la misma respuesta... Ya no soy una niña, Dia... Ya no como lo era en aquel entonces...
Al escuchar las palabras de su hermana menor, la joven de cabello negro solo pudo ver el cielo con una expresión complicada. Quería decirle la verdad, quería ser honesta con lo que ocurrió ese fatídico día. Pero su corazón no estaba listo para ver cuál sería la reacción de Ruby al enterarse de lo que ocurrió luego de aquel incidente.
*Diez años atrás*
- Por Neptuno estúpida chica de cabello morado... ¿Cómo vas a dejar que te capturen? - se preguntaba Dia mientras se escondía detrás de un gran cargamento mercantil -. *suspiro* Tienes que estar tranquila Dia... Solo es entrar y liberarla, nada del otro mundo...
Hace un par de días ella había recibido una misteriosa carta, escrita con una tinta casera que apenas lograba leerse. Esta explicaba de forma descuidada y apresurada como una de sus mejores amigas había sido capturada por la corte inglesa. Ella era muy importante en su vida e incluso la veía como algo más que una simple amiga, aunque nunca lo admitía en público.
- *respiro* Las celdas están por allí... Debo ser sigilosa y veloz. Esos perros regresarán en cualquier momento... - hablaba mientras se movía con destreza por los oscuros pasillos de la base de la corte en la Habana -. Vamos Sarah... ¿Dónde estás?
El lugar era un laberinto. Las paredes de piedra envejecidas y el aroma salado de la costa que apenas estaba a unos metros fuera de aquella fortaleza, volvían a ese lugar incluso más sofocante y cansino. Dia estaba empezando a perder la esperanza, hasta que vio a lo lejos a una joven encadenada al suelo sobre la arena hirviendo. Solo necesitó un par de segundos para confirmar sus sospechas.
- Por Dios... ¿Qué te hicieron, Sarah? - apresurada corrió hacia ella mientras con un trozo de metal trataba de romper los eslabones de la cadena que la tenían prisionera -.
- Di- ¿Dia? - le pregunta con una voz débil mientras intentaba abrir sus ojos. Sus energías casi se habían acabado por completo -. Q- ¿Qué haces aquí? No se supone que debías de venir...
- Idiota... *jadeo* Al menos un agradecimiento primero hubiese sido más amable de tu parte... ¡Agh! ¡Malditas cadenas!
- N- No lo entiendes... Le debo mucho dinero a los ingleses... *jadeo* S- Si te ven aquí te enviarán a la horca...
- Que lo intenten si tienen las agallas. Ahora mismo mi prioridad es sacarte de aquí y punto... - no quería admitirlo, pero ver además a Sarah en aquel estado tan deprimente le hería como no podía imaginar -. Somos piratas ¿No? Nos ayudamos cuando parece que el mar está en contra nuestra...
Luego de un par de intentos más, finalmente consiguió liberarla. Con dificultad la tomó entre sus brazos y empezó a cargarla fuera de la base.
- A- ¿A dónde vamos ahora?... - le pregunta tratando de mantenerse despierta con las últimas energías que su cuerpo guardaba luego de haber estado varios días bajo el sol -.
- A escapar de aquí... El Azalea está fuera *quejido* Solo necesitamos huir y entonces te llevaré a alguna base para que te recuperes...
- Po- ¿Por qué haces todo esto por mí, Dia?...
- ¿Y apenas me haces esa pregunta ahora? *jadeo* Solo le debo una promesa a tu hermana, es todo...
- N- No es cierto... *toz* Puedo notar cuando mientes...
- ... *quejido* Eres tan tonta... Incluso con todos los años que hemos navegado juntas y aun no has podido darte cuenta...
- *risita* Realmente lo noté... Es solo que... *toz* Siempre imaginé que llegar al corazón de una Kurosawa era algo imposible...
- ¿Eh? - al escuchar aquellas palabras, el corazón de Dia dio un salto -. Re- ¿Realmente sabes lo que siento entonces?... ¿Sarah?
Al regresar a verla puedo notar como finalmente se había desmayado. Estaba deshidratada y sin comer, ahora mismo tenía un reloj de arena contando los minutos que le quedaban para salvar la vida de la persona más importante de su vida.
- No no no... ¡Sarah! *jadeo* Maldición... Necesito encontrar agua... ¿Dónde?
Estuvo buscando por varios minutos hasta que finalmente dio con un pequeño pozo al fondo de uno de los pasillos. Sin perder un instante recostó a Sarah en el piso y tomando el agua en sus manos comenzó a dejarla caer sobre sus labios, procurando que ella bebiese todo lo que pueda.
- Vamos, no puedes morirte ahora... No aquí... - hablaba con su voz empezando a quebrarse mientras luchaba porque ella despertara -. ¡Vamos! ¡Despierta! *sollozo* ¡Sarah! ¡SARAH!
El llanto finalmente la había dominado pensando que todo estaba perdido, hasta que pudo notar como sus ojos se empezaron a abrir poco a poco. Con alivio puso sus manos en sus mejillas y las comenzó a acariciar con cariño.
- S- si despertaste... *risita* *sollozo* No hagas que me asuste de ese modo, idiota...
Todo parecía ir por buen camino, hasta que sintió como un fuerte objeto golpeó contra su cabeza, haciendo que cayese al suelo mientras veía como un par de gotas rojas carmesí empezaron a manchar la arena. Quería ver quién había sido el culpable, pero aquel ataque fue demasiado efectivo y al final, la dejó inconsciente en el piso.
- ¡Agh! Do- ¿¡Dónde estoy!? ¿Eh? - de repente, había despertado en una celda desconocida mientras veía como sus manos estaban encadenadas a la pared -. ¡Suéltenme!
Frente a ella estaba Sarah atrapada de la misma forma, viéndola con pena mientras trataba de hablar. Sin embargo, una mordaza de tela cubría su boca.
- Maldición... Debí ser más precavida... N- ¡No te preocupes Sarah! ¡Nos sacaré de aquí!
- ¿En verdad? *riendo* ¿Y cómo se supone que hagas eso capitana Kurosawa? - le pregunta una mujer de aspecto amenazante y ropajes azules mientras entraba a la celda -.
- Qui- ¿Quién demonios eres tú?
- Mi nombre es Alicia y soy la comandante de esta fortaleza... - habla con voz grave mientras se paraba frente a ella -. Y tú, acabas de infiltrarte en mi base buscando liberar a una de mis prisioneras más valiosas... ¿Quién diría que todas las piratas son así de estúpidas?
- ¿¡Ah, sí!? De- ¡Déjame salir y te enseñaré la verdad maldita inglesa!
- *riendo* A diferencia de ti yo no soy tan ingenua... Y además... - le responde acercándose a ella con un tono sarcástico -. No estoy encadenada como un perro sin dignidad esperando que un milagro me libere... Como lo estaba la escoria de tu ami- ¿¡AGGH!?
Sin haberle permitido que acabase de hablar, Dia había envestido contra su rostro, dándole un fuerte golpe con su cabeza que hizo que su nariz sangrara.
- ¿Quién lo diría? - habla la joven pirata con una expresión llena de confianza y furia -. A ustedes los ingleses les queda bien la sangre cubriendo sus asquerosos rostros...
- ¡Insolente! ¿¡Quieres que acabe con tu vida también!? - le reta dando un fuerte golpe contra la pared -.
- Haz conmigo lo que se te antoje maldita... Pero no te atrevas a poner un dedo sobre mi familia o mis amigos...
- ¿Acaso estás amenazándome?
- Tómalo como lo que tu idiota cabeza sepa entender... Solo te estoy diciendo la verdad antes de que tomes una decisión de la que podrías arrepentirte de por vida...
- ¡Piratas estúpidos!
En ese momento estuvo a punto de apuñalarla con una daga que escondía bajo su abrigo, hasta que una joven chica la detuvo, entrando corriendo a la celda.
- ¡No lo hagas madre! ¡Detente!
- ¡Suéltame Mari! - le recriminaba la furiosa mujer mientras forcejaba todo lo que podía -.
- ¡Recuerda las órdenes del comandante! E- Estamos buscando la paz con los piratas... Si la matas, él te enviará a la horca...
- ¡Agh! Buscar la paz con estos animales es estúpido... - susurra con una voz temblorosa mientras apretaba sus puños con fuerza -. Pero está bien... Puedo encontrar otras formas para hacer que esta plaga desee incluso la muerte...
Y con esas palabras se marchó a paso rápido, azotando la puerta tras ella. Al ver que se había ido, la joven chica Rubia regresó a ver a Dia con una expresión complicada, llena de dolor y vergüenza.
- Si- Siento que hayas tenido que ver eso... - le dice a Dia mientras con un paño trataba de secar la sangre que aun brotaba de la herida que ella tenía en su cabeza -.
- ¿Qué crees que haces? - le pregunta la joven capitana con confusión y enojo -. ¿Acaso te estás burlando de mí?
- Claro que no... *suspiro* No todos los ingleses somos así... Y no todos los Ohara somos como mi madre... A diferencia de ella, yo creo que encontrar la paz con ustedes es el único camino que nos llevará a mejor futuro para todos...
Ante sus palabras Dia solo soltó un leve suspiro, pensando en aquella idea una y otra vez. ¿Piratas y marinos conviviendo en paz? Simplemente era algo alocado... Algo de cuento de hadas...
Las horas pasaron y al final ella había quedado dormida por el cansancio que su cuerpo había acumulado desde la mañana. Sin embargo, el frío de la celda no se apiadó y para cuando la luna estaba en lo alto del cielo, ella despertó.
- Ru- Ruby... - suspiró el nombre de su pequeña hermana mientras esperaba que ella estuviese bien en la seguridad de una cabaña oculta en Nassau, donde la dejó a cargo de otros piratas que conocía -. Debo salir de aquí, debemos salir... *toz*
En ese momento, con la leve luz de luna pudo distinguir como una figura frente a ella se movía de forma sigilosa hacia la puerta. Al inicio no estaba segura de quién era, pero en cuanto notó las cadenas de enfrente sin ningún prisionero, supo la verdad.
- ¡Sarah! Lograste liberarte jaja... ¡Vamos! Libérame y escapemos ahora que tenemos oportunidad...
- ... - ella había escuchado sus palabras, pero en lugar de decir algo solo la miró con una expresión complicada -.
- Sa- ¿Sarah?...
En ese instante solo soltó un suspiro y abriendo la puerta de golpe, escapó del lugar a paso rápido. Dejando a Dia con el corazón hecho trizas mientras veía a quién era para ella la persona más importante de su vida, dejándola atrás, encadenada en la fortaleza inglesa.
- Así que esa supuesta amiga tuya acaba de escapar ¿No es así? - en ese momento la mujer rubia había regresado -.
- *sollozo* ¡Claro que no! Se- Seguro fue a buscar ayuda o...
- No te hagas ilusiones... Mis soldados vieron como un barco acabó de llegar hace unos minutos. Su escape lo había planeado incluso antes de que vinieras y no te ayudó... ¿No te das cuenta de lo desalmados que son los piratas?
- ¡Tú no sabes nada!
- *sonrisa* Puede que no... Pero si hay algo que se ahora es que gracias al escape de tu "amiga" ahora puedo hacer un trato contigo...
- ¡Jamás haría un trato conti-
Antes de que pudiese terminar de hablar, ella le dio una fuerte bofetada, haciendo que quedase aturdida mientras todo a su alrededor le daba vueltas.
- ¿No has escuchado que interrumpir a alguien mientras habla es de mala educación maldita sabandija? Ahora escúchame con atención... Vas a pagar a la corte el dinero que tu amiga debe... Si no lo haces, mis fragatas la encontrarán y te dejarán su cabeza en tu barco...
- *toz* ¿Y si me niego, qué? Maldita bruja...
- *sonrisa* Esperaba justamente que dijeras eso... - dice tomándola de las mejillas con fuerza mientras le enseñaba, un pequeño ropaje rosa. Al verlo sus ojos se abrieron en sorpresa mientras su sangre se helaba -.
- L- La banda de Ruby... ¿¡De dónde diablos la sacaste!? ¿¡Qué hiciste con ella!?
- Oh no no, para nada he hecho algo con ella... Sigue en esa cabaña tan bien "escondida" en su mugrienta isla... Esta es solo una advertencia Kurosawa... Te daré diez años... Diez años para pagar los millones de libras que Sarah le debe a la corte... Si no lo haces no te mataré a ti, no mataré a la capitana Kazuno... - habla antes de acercarse a su oído para susurrarle con un tono cruel y amenazante -. Pero me aseguraré de que el cuerpo sin vida de tu hermanita cuelgue de tu mástil en lugar de tu asquerosa bandera pirata...
- ¿¡Qué!?-
- Entonces... ¿Tenemos un trato?...
*De vuelta al presente*
No importaba cuantas veces rememorase ese instante, siempre terminaba por helarle la sangre y recordarle como el tiempo se iba acabando. Ya habían pasado diez años y en cualquier momento aquella mujer cobraría su deuda y ella no hacía algo para evitarlo.
- [No permitiré que eso pase... Es por eso que ahora mismo esta es mi última oportunidad] Ya llegamos...
- ¿Huh? L- ¿La antigua cabaña donde solíamos vivir? - pregunta Ruby confundida mientras entraba junto a ella -. ¿Por qué querías venir aquí, hermana?
- Porque necesito algo que oculté hace años... - en ese momento quitó un par de tablas del piso y luego de excavar un poco sacó una bolsa llena de algunos lingotes de oro -. Esto es todo lo que pude rescatar del Azalea luego de que los ingleses lo hundieron...
- Pe- pero hermana... Ese es todo el dinero que tenemos... ¿Por qué lo llevarás con You y las demás piratas? - le pregunta preocupada mientras salía junto a ella -.
- Porque ninguna pirata tan respetada como You reclutaría a más solo por una aventura... Debe estar en busca de algo grande, un tesoro inmenso... Y si necesita nuestra ayuda para ello... - habla regresando a ver a su hermana menor con una expresión complicada -. Pienso ayudarla con lo que necesite...
...Para obtener todo el botín que podamos...
