Capítulo 79 - A la Madriguera volando sobre ruedas
A las doce del día siguiente, el baúl de Harry estaba con sus cosas del colegio y posesiones más apreciadas dentro: la capa invisible heredada de su padre; el álbum de fotos que le había regalado Hagrid en su primer año; la escoba voladora que le había regalado Sirius (La Saeta de Fuego) y el mapa del Merodeador que le habían dado Fred y George el curso anterior. También había vaciado el armario donde tenía guardado parte de su material escolar y los regalos obtenidos en su cumpleaños para guardarlos dentro del baúl. Luego dio dos repasos más por el dormitorio para asegurarse de que no se dejaba ninguna pluma ni ningún libro de hechizos que pudiera necesitar en la escuela. No es que le preocupara dejarse algo, pero Harry consideraba que no era correcto dejar cosas suyas tiradas en casa ajena.
- Bien, creo que ya lo tengo todo listo. - pensó él, observando con satisfacción como había quedado la habitación. Tan limpia y ordenada como el día en que llegó por primera vez.
No le sería tan sencillo dejar de lado la Casa de los Granger. Incluso con su agridulce visita a la Feria, Harry vivió durante el último mes momentos de suma felicidad, y deseaba poder volver de nuevo. Esperaba contar con algo de suerte de cara al próximo verano, deseando que no ocurriera nada extraño en, por ejemplo, una visita al cine (era otra de aquellas actividades que tenía en tareas pendientes con Hermione).
Con todo listo para el viaje, Harry fue a ver a Hermione a su habitación. Cuando entró, vio que ella tenía prácticamente todo listo. El único problema era que seguía rebuscando en su estantería pensando en que más libros podía llevar. Parecía que llevaba horas tratando de organizarse, debido a las ojeras que llevaba. Le recordaba un poco a su falta de sueño en su intento fallido por cursar todas las asignaturas optativas.
- Veo que ya lo tienes todo preparado. - dijo Harry con sarcasmo, mirando de reojo el equipaje de Hermione. - No, mejor que guarde toda la estantería…- pensó con diversión.
- Muy gracioso. - bufó Hermione, mientras hacía un esfuerzo por guardar de golpe todos los libros posibles en su baúl. - ¡Vale, se acabó! ¡De uno en uno! - bramó, antes de reorganizarse e ir lanzando los libros hacia el baúl como si fuera una canasta de baloncesto sin fondo, ya que también estaba hechizado con un encantamiento de extensión indetectable. Resultaba bastante gracioso verla en ese plan. - Vale, creo que ya lo tengo casi todo, ¿Qué más? Ah, ya sé, aún debo guardar mis copias de "Hogwarts: Una historia" y el diccionario de Runas. -
- Si Ron estuviera aquí te llamaría algo así como "Biblioteca portátil". - dijo Harry entre risas, aunque se detuvo al ver la mirada que le dirigió ella. - Errr…es broma. - farfulló.
- Por supuesto…- espetó Hermione, con los ojos entrecerrados. - ¿Qué hay de ti? ¿Ya tienes listo tu equipaje? - preguntó.
- Así es. - sonrió Harry. - Solo nos queda esperar a que vengan a buscarnos. Hm…me pregunto si vendrán en el coche. Recuerdo que los Weasley tienen el Ford Anglia volador. -
- Aun sigo pensando que es una locura, - dijo Hermione. - mira que tener un coche encantado para que pueda volar…pero conociendo al señor Weasley tampoco me extraña. Lo más rápido y razonable sería utilizar la red Flu como aquel día en el Callejón Diagon…Oh no, lo había olvidado. Las chimeneas muggles no se conectan a la red Flu. - Harry asintió, tomando nota mental. - Pues nada, me imagino que en unas horas veremos como vienen a buscarnos. - una vez terminó de guardar su copia de Runas Antiguas, se quedó mirando por la ventana. - Vaya, será la primera vez que esté en la Madriguera. Debe de ser fascinante vivir en una casa de magos, ¿no crees Harry? -
- Si, - repuso Harry con una sonrisa. - es cierto que en ocasiones Ron no puede evitar quejarse por la falta de dinero, pero…dentro de lo que cabe, la vida allí es bastante divertida. Siempre hay cosas que hacer: Magia, desgnomización, Quidditch, un espíritu en el ático al que tengo pendiente darle una paliza…creo que te encantará. -
Hermione asintió. - Oye…- dijo, mirando tímidamente a Harry. - ¿Qué te han parecido las vacaciones en mi casa? -
- Quizás no estemos rodeados de magia (vale, salvo ese día que ya sabes), pero…- Harry la miró con honestidad y dijo: - Han sido las mejores que he tenido. -
Se miraron durante un par de minutos sin decirse nada. Una bola de lana salió rodando desde la cama, y Crookshanks (posiblemente aburrido de la conversación) se fue corriendo a perseguir la bola por el pasillo. En ese tiempo, Harry se debatía internamente si era adecuado decir que su estadía con los Granger había sido lo más familiar que había vivido nunca entre muggles. También pensó que debía armarse de valor e intentar decirle a Hermione lo que sentía por ella.
Cerró los ojos un momento, pensando en que decirle. Era como si el tiempo se ralentizara, materializando brevemente a Hermione con aquel vestido de princesa de sus sueños. Entonces se vio envuelto en un férreo abrazo que lo devolvió a la realidad. Hermione apoyó su cabeza en uno de sus hombros, temblando un poco y dejando caer unas lágrimas silenciosas. ¿Qué estaba pasando?
- No quería decirte nada de esto, pero…desde ese día no he conseguido dormir bien. - Harry se sintió tentado a hablar para tratar de animarla, pero decidió esperar a escuchar que iba a decir. - Yo pensé…que iba a ser el fin, cuando…ese, te lanzó la maldición asesina yo…¡Por Dios! ¡Se suponía que era tu cumpleaños! -
Lo ocurrido en la Feria sería algo que perseguiría a los dos por el resto de sus vidas, o esa era la impresión de Harry. Si bien era cierto que ambos se esforzaron en llevar con normalidad los días posteriores, entre las cartas de sus amigos y el reciente mal recuerdo, hicieron que fuera difícil pasar página.
- Lo sé. - dijo Harry finalmente, y antes de que Hermione siguiera llorando la interrumpió. - Oye, para mí también fue inesperado, quiero decir, no pensé que fuera a terminar así. -
- Merecías algo mejor Harry, no es justo que…-
- Quitando lo del duelo, el día fue fantástico, lo pasé muy bien yendo contigo. -
Ninguno de los dos se había dado cuenta, pero estaban muy cerca uno del otro. Los sentimientos de Harry se podían comparar a los de un torbellino. Por un lado sintió un repentino deseo por acercar más su rostro y darle un beso, pero también deseaba salir corriendo a toda prisa, ya que no sabía cómo dar el siguiente paso sin miedo a fastidiarla.
- ¡Vamos joder! - pensó, dándose ánimos a sí mismo, al mismo tiempo que secaba las lágrimas de Hermione con gentileza. - ¡Puedes con magos oscuros y no confesando tus sentimientos! ¿Y tú eres el Heredero de Gryffindor? ¡Agh! Tengo que echarle valor, pero…-
- Gracias…- dijo ella de repente, y Harry sintió su cara arder. - y lo siento. Dime…¿volverías a quedarte conmigo el año que viene? - preguntó con algo de timidez. - Si quieres, podemos intentar otra cosa que no sea la Feria, ¿Qué me dices de ir a la playa? En todo el verano no hemos ido, pienso que…-
- Me encantaría, - repuso él con entusiasmo. - me gusta este lugar. No es una casa de magos, pero es tan inusual como cualquier casa del mundo mágico y eso ya es un gran logro. -
- ¡Oh! Me alegra oír eso, - farfulló Hermione, y Harry pudo ver que se estaba poniendo colorada. - Y… ¿Hay algo más que quisieras contarme? -
Harry frunció el ceño. Escuchar a alguien formular una pregunta de ese tipo le recordaba de alguna manera a Ryddle cuando esquivaba preguntas. Aun así, entendía que alguien pudiera hacerle ese tipo de preguntas, en especial la gente que mejor lo conocía. ¿Se notaba mucho cuando divagaba en su mente?
- Quizás tenga que practicar más para que no se note. Me imagino que si estuviera en prácticas con el profesor Snape este ya estaría quitándole puntos a Gryffindor. - pensó detenidamente antes de responder. - Hermione…- susurró, apretando los puños y en parte, deseando no ser interrumpido por nadie. - antes de que la Noria se fuera al garete quería decirte esto. Yo…-
- ¿Ya lo tenéis todo listo, niños? -
Y volvió a pasar. La señora Granger había abierto la puerta, interrumpiendo aquel momento entre ambos. Harry y Hermione saltaron y se apresuraron en cerrar el baúl para que no se alarmara al ver una especie de pozo sin fondo.
- Oh, ya veo. Gracias por ayudarla Harry. -
- Sin problemas Jean. - respondió este con una sonrisa forzada. - ¡Maldita sea! ¡Ha vuelto a pasar! Empiezo a estar hasta los mismísimos…-
- ¿Te falta algo cielo? - preguntó Jean a su hija, pero entonces frunció el ceño. - ¿Te encuentras bien? Tienes la cara roja…¿será que te ha dado fiebre? Iré a por el termómetro. - añadió tras tocar la frente de su hija.
- ¡No es nada! Solo tenía algo en el ojo, nada más. - respondió Hermione rápidamente, al mismo tiempo que agitaba los brazos. - Y si, ya tengo todo listo mamá. -
- Muy bien. - asintió Jean, aunque no parecía muy convencida. - En ese caso ya podéis dejar los baúles en la sala de estar. Comeremos juntos y jugaremos un rato al Monopoly. Eso debería darle tiempo a los Weasley para llegar. - y se marchó escalera abajo.
Soltando un suspiro de resignación, Harry comenzó a caminar hacia el pasillo, pero algo lo detuvo. Hermione tomó su mano y le obligó a mirarla.
- ¿Harry, estás bien? - le preguntó ella, aún con las mejillas enrojecidas. - Siento la interrupción, si estabas por decir algo importante adelante. ¿Qué es? -
Era sorprendente que el día que se conocieron él solía sentirse más tranquilo y como a la hora de hablar con ella, pero cuanto más pasó el tiempo aquel sentimiento que inicialmente no comprendía fue tomando forma hasta convertirse en algo mágico, pero que al mismo tiempo lo descolocaba, a tal punto que le resultaba difícil tomar un paso que debería ser menos complicado que enfrentar a una horda de Dementores.
- Yo…- empezó, pero no conseguía que salieran las palabras que quería decir. - no sé cómo decírtelo…- pensó, antes de excusarse. - Era una anécdota, pero nada del otro mundo. No te preocupes, igual después te lo cuento con más calma. Iré bajando mis cosas, si me das unos minutos te ayudaré con tu baúl. -
No se atrevió a volver la mirarla cuando salió de su habitación. ¿Qué pasaba con él? Ella le había dado la oportunidad de decirle lo que sentía y la había rechazado. ¿A que estaba esperando? ¿No se atrevía a dar el paso con sus padres presentes en la casa? Harry negó con la cabeza, incapaz de aceptar algo que comenzaba a reconcomerle, otro miedo más: perder su valiosa amistad.
- Estas interrupciones no parecen fruto de la casualidad…- pensó el joven mago, mientras bajaba cuidadosamente su baúl por las escaleras. - Quizás…quizás ocurren para evitar que ella se aleje de mí...¿Será eso?¿O es al contrario? -
Intentó no pensar más en ello y centrarse en los baúles. Cuando terminaron de bajarlos, Harry y Hermione se encontraron a Dan, preparando otra "obra maestra" en la cocina. La sala de estar estaba bastante ordenada. Había recibido una buena mano de limpieza sobre la televisión y las estanterías con platos de porcelana y cuadros pequeños con fotos de la familia. Harry pensó inocentemente que alguien había lanzado un encantamiento de limpieza por lo bien que había quedado, pero entendió que la magia estaba restringida para ellos hasta la mayoría de edad.
- Ley estúpida. - se quejó Harry internamente. - La de problemas que nos ahorraríamos si tuviéramos permitido hacer magia fuera de la escuela…-
- ¿A qué vienen esas caras? - dijo Dan con alegría, mirando a los jóvenes. - ¡Hoy tendremos arroz al curry! Así que ya podéis sonreír o se quedarán sin comer. - añadió, con el rostro sombrío, pero a modo de broma. Harry se sorprendió y recuperó un poco la sonrisa. - Es una pena que los Weasley no vengan un poquitín antes, porque no suelo dejar nada de nada una vez sirvo para el resto. No obstante, tengo unos aperitivos para recibirles cuando lleguen, será una pequeña compensación por perderse el plato fuerte. -
Después del delicioso almuerzo y de recuperar los ánimos, Harry y los Granger se enfrascaron en una prolongada partida de Monopoly, un popular juego de mesa muggle basado en el intercambio y la compraventa de bienes raíces (normalmente se inspiraban en los nombres de las calles de una determinada ciudad, por ello su versión era la de Londres). Harry recordaba que, en ocasiones, antes de que conociera su origen como mago, se preguntaba qué tan exitoso podía ser para él una vida dedicada a las inversiones en propiedades inmuebles. Esto por supuesto influenciado de alguna manera por tío Vernon.
- No necesito tantas casas, me basta con una en la que pueda vivir. - pensó, mentalizando cual sería el lugar más apropiado para construir su casa. - Hablando de eso, ¿dónde viviré cuando sea un adulto? - entonces a su mente llegó un vestigio de lo que alguna vez fue su hogar, con sus padres, pero desechó la idea de inmediato. No le traía muy buenos recuerdos precisamente.
Pasaron un par de horas, hasta llegar casi a las cinco de la tarde. Dan acabó quedándose sin propiedades, al igual que Harry, por lo que solo quedaban Jean y Hermione. Ambas estaban aguantando el pulso, el dinero se les estaba agotando. Quien se declarará en banca rota daría la victoria a su adversario.
Harry se estaba ocupando de la caja y las tarjetas, mientras que Dan se había quedado dormido. - Ya podría haberme quedado dormido y dejar que se encargue de la caja. - pensó, mientras soltaba un gran bostezo.
- Caí en arca comunal…- susurró Jean, con los nervios a flor de piel.
- ¿¡Qué pone en la tarjeta, Harry!? - inquirió Hermione, mientras sujetaba con fuerza los pocos billetes de libras (de mentira ya que era papel pintado) que le quedaba. - ¿¡Qué pone!? -
El azabache se tambaleó, sacudiendo la cabeza, antes de leer la nota que ponía en la tarjeta del arca comunal. - Veamos, - dijo. - "Arca Comunal: Paga al hospital 100£ (Libras)". -
- ¡Oh no! - exclamó Jean. - Bancarrota…- bufó, tras perder sus últimas libras.
- ¡HURRA! - chilló Hermione. Se puso tan contenta que las piezas de casas y hoteles saltaron por los aires.
- ¿Eh? ¿Qué? - farfulló Dan, despertando de golpe. Por su cara parecía que se había despertado de una pesadilla. Varias de las piezas cayeron sobre él, pero no le dio importancia.
Entonces un extraño ruido similar al de un viejo tubo de escape llegó a los oídos de Harry. Ese ruido ya le dejaba caer quién podía ser, pero necesitaba comprobarlo. Pasaron un par de minutos hasta que alguien comenzó a darle repetida y cansinamente al timbre de la puerta. Entonces la señora Granger vociferó en alto que no hacía falta tocar el timbre tantas veces, que con una vez era suficiente.
- ¿Quién de los Weasley será? - pensó Harry, riéndose al imaginar al señor Weasley, por ejemplo, en su gran entusiasmo por los artefactos muggle emocionado al tocar un timbre eléctrico. Iba a acercarse a la ventana para ver quiénes habían venido a buscarles, pero las voces se oían perfectamente.
- Papa, no creo que sea necesario que le des tantas veces. - dijo alguien desde fuera, y Harry pensó que se trataba de uno de los gemelos, probablemente Fred.
- ¡Pero es eléctrico! - se escuchó hablar alegremente al señor Weasley. - Mira Chloe, ¿qué me dices? Llevo tiempo queriendo incorporar uno en la puerta de casa. -
- ¡Eso estaría genial! - habló su amiga de baja estatura. Entonces Harry recordó que ella también tenía fascinación por las cosas que inventaron los muggle. - Solo necesita encontrar un método para que el timbre no entre en conflicto con la magia de la casa y todo irá bien. -
- Yo creo que se puede hacer, - dijo otra chica. Entonces recordó el tono de voz, tenía que ser Ginny. - a diferencia de Hogwarts, nuestra casa no cuenta con una cantidad abismal de magia rodeándola. No hace mucho encontré algunas notas sobre hechizos de clasificación por…-
- En serio, ¿quién te ha invitado a venir? - dijo la voz de Ron, a quien Harry reconoció de inmediato. - Para darnos la lata con tus teorías te hubieras quedado en casa. -
- ¡Ronald! - saltó Chloe. - Quería que viera la casa de Hermione. Además, lleva desde comienzos del verano encerrada en su habitación. Esta es una buena oportunidad para que salga de la cueva y que empiece a entrar en dinámica Quidditch de cara a las pruebas de este año. -
Tan pronto como la señora Granger abrió la puerta dijo: - ¡Caray! ¡Cuánta gente! Errr, hola a todos. -
- Buenos días Jean, - dijo el señor Weasley cordialmente. - es una alegría verla de nuevo. La verdad es que tienen una casa la mar de fascinante. ¿Están por aquí Harry y Hermione? -
- Si, están en la sala, si son tan amables...-
- ¿Cuántos son cariño? - preguntó Dan, levantándose de golpe. Echó un vistazo por el pasillo hacia el vestíbulo y pudo ver mejor a los visitantes. - ¡Caray! ¡Cuánta gente! - repitió lo mismo que su mujer, antes de marcharse a la cocina.
Harry y Hermione se miraron un momento antes de reírse. Había una maraña de gente que entraba al vestíbulo. Eran por lo menos ocho personas, aunque por la forma de vestir no los reconocía demasiado, salvo a Fred, George (ambos gemelos lanzaron confetis luminosos al aire mientras decían al unísono "¡Hola! ¡Ya estamos aquí!"), Ron, Chloe y Ginny. Se dio cuenta de que el hombre calvo con poco pelo pelirrojo y gafas era el señor Weasley, pero iba vestido con ropas de jugador de golf veraniego. El pelo rosado chicle de la chica que iba vestida con una camiseta amarilla y pantalones deportivos negros de Adidas dejaba en claro que se trataba de Tonks; mientras que a la otra chica la delató su cabello castaño recogido en una coleta con un flequillo anaranjado. Era Mérula Snyde (Una bruja que se dedicaba a perseguir magos tenebrosos, pero por cuenta ajena y al margen del ministerio), que iba vestida con una camiseta gris, chaleco tejano negro, con pantalones y botas a juego, además de unas gafas de sol de aviador.
- ¿Qué hace ella aquí? - pensó Harry, frunciendo el ceño.
Sin embargo, no tuvo mucho más tiempo para pensar en ello porque Ron y Chloe esquivaron a Jean y entraron en la sala de estar, solo para abalanzarse sobre Hermione y él, dándoles un abrazo.
Ron era por lo menos una frente más alto que Harry ("¡Bien! Casi le estoy alcanzando", pensó felizmente). Iba vestido con una camiseta oficial de los Chudley Cannons ("Seguro que se lo regaló Sirius, pero…¿Qué hace yendo por territorio muggle con esta camiseta?", pensó de nuevo), además de sus habituales pantalones marrones.
En cuanto a Chloe, no sabía si se trataba de algún truco óptico (eso sería en caso de que él contara con gafas) pero Harry se quedó sorprendido al ver como había ganado unos cuantos centímetros que le permitía alcanzar su barrilla. También se había cortado el pelo, teniéndolo a la altura de la espalda. Vestía una camiseta roja de la marca Lacoste y unos pantalones azules cortos, y por supuesto, tenía consigo a su muñeca Barbie (a quien había vestido con un traje de granjera, con sombrero y gafas de sol incluidas), situada en un bolsillo de su pantalón.
- Si, - pensó Harry, riéndose por dentro. - ella está empeñada en crecer. Si tanto quería eso debería haber usado unas zapatillas de suela gruesa, o hacer como dijo Ron que hizo Hagrid en su juventud. Tomar por accidente una poción Crecehuesos defectuosa. - de repente hizo una mueca con solo imaginarse a Chloe convertida en una especie de pariente lejano de Hagrid. - Vale, quizá no sea buena idea…-
Miró un momento a Ron, preguntándose si sus amigos habían hecho algo "interesante" más allá de prácticas de Quidditch o quizás una exhaustiva colaboración con Fred y George y sus "maquiavélicos" proyectos.
- ¡Os he echado de menos! - dijo Ron con emoción. - Vaya verano llevamos, ¿eh? ¿Cómo estáis? -
- ¿A que no esperabais ver a tanta gente? - dijo Chloe, mientras reía y mostraba una sonrisa chistosa. - Es normal, al principio solo veníamos nosotros, pero entonces nos encontramos a Tonks y a Snyde por el camino. Al parecer ellas también planeaban acompañarles a la Madriguera, así que por eso estamos todos aquí, para llevarlos sanos y salvos. -
- Esto, Chloe...- empezó Hermione. Entonces Harry se dio cuenta del problema al escuchar a Dan decir desde la cocina "¿Sanos y salvos? Eso es un poco exagerado, ¿no?".
- Será un problema si terminan enterándose de lo que está pasando. - pensó Harry, haciéndole un gesto tranquilizador al señor Granger.
- Tienes una casa increíble Hermione, - siguió ella, sin hacerle mucho caso y mirando con entusiasmo a su alrededor. - las otras quizás sean más altas (muy simplonas para mi gusto), pero la tuya tiene un diseño diferencial. Por un momento pensé que el gato con sombrero era McGonagall (Si, se me pusieron los pelos de punta cuando me lo dijo Ron). ¿Se lo has dedicado a ella? Seguro que le encantaría verlo. -
- Yo creo que le dejaría dos semanas de castigo, - comentó Ron, riéndose. - ¡No! ¡Espera! Ya sé, esto es aún mejor. Le terminará poniendo un nueve en el próximo examen de Transformaciones...- Chloe bufó y soltó una carcajada.
- El gato con sombrero lleva años en la familia, - replicó Hermione. A Harry le dio la impresión de que se había llevado un susto. - pero la cosa es...-
- Ah claro...el "tema", ¿no? - dijo Chloe, con una misteriosa y divertida mirada dirigida hacia Harry, al mismo tiempo que se frotaba las manos y meneaba las cejas. - Entonces, ¿cómo fue? Supongo que no hace falta que volvamos a lo de esa "Refia" o como se llame. Es una...-
Entendiendo que estaba a punto de hablar sobre lo ocurrido en la Feria, Harry saltó y le tapó la boca. - ¡Shhhh! Los padres de Hermione piensan que no estuvimos durante el accidente. - dijo en voz baja. - Y no es "Refia" es Feria, aunque si me preguntas para mí era un parque de atracciones y punto. En cualquier caso, mejor no digas nada sobre eso, ya te contaré luego...-
- ¡Oh! Lo siento...- se disculpó Chloe en tono bajo. - Es que llevo todo el verano esperando conocer "el desenlace". - entonces frunció el entrecejo y fulminó a Harry con la mirada, inflando sus cachetes. - Como no me des buenas noticias...- dijo, en tono amenazante.
- Si, me va a matar. - pensó Harry, riendo nerviosamente.
- ¿De qué están hablando? - preguntó Ron, frunciendo el ceño.
- De lo que pasó en la Feria. - masculló Hermione en voz baja.
- ¿La "Refia"? -
- ¡Feria! - exclamó Hermione, pero rápidamente se llevó las manos a la boca. Tuvieron suerte de que el jaleo colectivo amortiguó su voz lo suficiente como para que el señor Granger siguiera tranquilo en la cocina mientras preparaba unos aperitivos. - Honestamente Ronald, deberías haber tomado Estudios Muggles como optativa en vez de Adivinación. Por lo menos te sería de mayor utilidad que escuchar a esa estafa de Trelawney. -
- ¿Lo ves Chloe? - se quejó Ron, encarándose con ella, aunque parecía de broma. - Ahora se me ha pegado esa estúpida palabra. Voy a tener a Hermione dando la lata con esa dichosa clase todo el año. -
- ¡Cállate! - protestó Chloe, mostrando algo parecido a una cara de enfado, pero cómica y comenzando a darle puñetazos de chiste a Ron. - ¡Por tu culpa se me ha quedado grabada la palabra "Felétono"! ¡Ahora me cuesta horrores pronunciar el nombre de ese aparato correctamente! ¿¡Qué dirá de mi la profesora Burbage cuando esté en clase!? ¿¡Sabes la ilusión que tenía por entrar en Estudios Muggles y hacerlo bien!? ¿¡EH!? ¡Te odio! ¡Te odiooooo! - añadió, y Ron se puso a reír sin parar.
- ¿Qué es todo ese ruido? - preguntó alguien al entrar en la sala de estar. Vestido como si fuera un jugador de golf en pleno verano, se trataba del señor Weasley. - ¡Ah! Hermione, Harry, como me alegro de veros. ¿Qué tal las vacaciones? -
- Ha ido muy bien señor Weasley. - le aseguró Harry, estrechándole la mano al igual que Hermione. - Bueno, quitando lo que ya sabe…- añadió en voz baja.
- Si, entiendo lo que quieres decir. - asintió el señor Weasley en el mismo tono. – Una vez estemos en el coche podrás preguntarnos acerca de la situación actual…esto...¡Oh, Dan! Cuánto tiempo. -
- Encantado de verte de nuevo Arthur. - dijo el señor Granger con una sonrisa, mientras le estrechaba la mano. - Disculpa si me echabas en falta en el vestíbulo, pero pensé en ir adelantando faena con algunos aperitivos para acompañar. Se está haciendo tarde. -
- Al contrario, agradezco mucho este recibimiento. Me atrevería a decir que eres de los pocos muggles que me recibe así en su casa. -
- ¿Y eso? -
- Errr…bueno…los muggles a los que he visitado anteriormente tenían la tendencia a asustarse cuando hacía una intervención en una casa, - balbuceó el señor Weasley, como intentando encontrar la mejor manera de explicarse. - o mismamente un apartamento. Como aquella pareja holandesa que encontró un cocodrilo en la bañera de un hotel no muy lejos de Charing Cross. El pobre animal había sido hechizado para cantar mientras se tomaba un baño (si, hay magos que les gusta hacer el tonto), a la señora casi le dio un infarto por la impresión. Por supuesto, cada vez que hacemos una de estas intervenciones tenemos la obligación de no dejar cabos sueltos. -
- ¿Cabos sueltos? - preguntó Dan. - Vaya, eso no suena muy bien. ¿Qué quiere decir con…? -
- Cuando terminan el trabajo tienen que lanzar un hechizo desmemorizante para que el muggle al que han ayudado no recuerde nada de lo que ha pasado. - explicó Ron. - De esta manera se mantiene el Estatuto del Secre…-
- No deberías hablar de esos asuntos con muggles, Weasley. - dijo una voz desde la entrada de la sala, y Ron se sobresaltó. Era Mérula Snyde. - Entiendo que os entusiasme hablar así con ellos, pero revelar tan tranquilamente las funciones de los trabajos de mago a los muggles no es muy prudente de vuestra parte. Creo que no hace falta que te recuerde por qué Arthur…-
- Lo sé, - dijo el señor Weasley. - de todos modos, son los padres de Hermione. No es como si ellos desconocieran la magia. -
- Creo que en esta ocasión es mejor que no entremos en…todos los detalles. - añadió Tonks, entrando también a la sala. -
- Idiota… - espetó Mérula.
- ¿Qué? ¿Qué es lo que ocurre? -
- Esto…Tonks, - dijo Hermione, señalando la estantería con vajillas de porcelana que estaba a punto de tirar. - tu camiseta se ha enganchado en la punta, quizás sea mejor que no sigas avanzando. -
Para suerte de la señora Granger, se dieron cuenta justo a tiempo y salvaron la estantería.
- La suerte es que no tumbara esa estantería en su primera visita. - pensó Harry, mientras veía como Mérula, de mala gana, separaba a Tonks de la estantería.
Poco después el señor Granger había vuelto a entrar a la sala de estar, colocando encima de una mesa galletas al horno con pasas y zumo de melocotón para todos. Harry intercambiaba miradas con sus amigos, en busca de una salida al silencio que se había formado. No hizo falta rezarle a Merlín ya que los gemelos Weasley se habían puesto a explorar la casa, y bajaron del piso de arriba frunciendo el ceño junto con Ginny y Chloe, que inspeccionaban la casa como si se tratara de un enorme museo.
- Esperábamos encontrar algún pasadizo secreto. - dijo Fred.
- Pero lo único que encontramos fue una habitación vacía. - añadió George.
- Y un lavabo bien decorado y perfumado. -
- Y una habitación con pinturas y barro para moldear. -
- Pero las pinturas no se mueven. -
- Como en el resto de retratos de la casa. -
- Eso es raro. -
- Muy raro. -
- Pero en cuanto a rarezas muggle tenemos la habitación de Hermione. -
- En serio…¿Cómo puedes dormir con todos esos libros ahí dentro? -
- Literalmente…-
- ¡Duermes en una biblioteca! - dijeron al mismo tiempo. Harry y Ron no pudieron evitar reírse.
- Muchas gracias por vuestra valoración. - dijo Hermione con sarcasmo.
- Aunque pueda parecer una biblioteca yo creo que tienes una habitación muy bonita Hermione. - aclaró Chloe, pero con una sonrisa chistosa.
- Encontré un peluche que parece algún tipo de gato raro, - comentó Ginny. - pero es muy mono. Esto…espero que no te moleste Hermione, pero le eché un vistazo a unos libros que no parecían de la escuela. Lo más interesante que encontré fue eso que llamáis "Diseño y Tecnología", "Geografía", "Historia"…pero en serio, ¿existe un libro sobre educación física? Creo que es lo más raro que he encontrado. -
Harry y Ron se miraron, antes de soltar una carcajada. Hermione se puso roja pero no dijo nada. Harry entendió mejor porque intentó aprender a volar por medio de un libro en su primer año.
- A modo orientativo puede venir bien, pero en la práctica…- dijo el azabache con una sonrisita.
- ¡Harry! -
- ¿Qué? Era así, ese libro casi ni lo utilizaba. El profesor nos escribía en la pizarra todo lo que teníamos que hacer durante las lecciones de turno. -
- ¿Quieres decir como hacía Wood? - preguntó Fred.
- Entonces, - dijo George. - ¿también daba palizas de entrenamiento? - Harry asintió.
Los gemelos se miraron, antes de rodar los ojos y decir al unísono: - Ahora entendemos de donde sacaste ese entusiasmo por los entrenamientos, Harry. -
Harry se encogió de hombros, y entonces vio a Chloe inspeccionando el televisor del señor Granger como si se tratara de alguna especie de nave espacial alienígena.
- ¿Qué ocurre con mi televisor? - preguntó Dan, parpadeando los ojos. - ¿Los magos no tenéis este tipo de artefactos en casa o algo por el estilo? -
- Rara vez he encontrado brujas y magos con ese tipo de artefactos en sus casas, - comentó Tonks, mientras se sentaba en un lado del sofá para unirse al picoteo que había preparado el señor Granger. - ni siquiera los más ricos. Si algún mago los tiene en casa es porque comparte casa con un muggle o porque les interesa chafardear que hacen los muggle sin tener que moverse. La mayoría de nosotros usamos más la radio, ya que existe un filtro mágico exclusivo para los de nuestro mundo. Eso nos permite escuchar emisoras que no pueden llegar a oídos muggles. -
- Hm…otra que no sabe estar callada…- masculló Snyde en voz baja.
- Y luego tenemos entretenimientos como el Quidditch, el ajedrez mágico, los naipes explosivos…- añadió Ron, frotándose las manos ante el aperitivo.
- ¡Ha! No creo que ese deporte vuestro con escobas supere al fútbol. - se jacto Dan.
- Si, si…nuestro compañero Dean Thomas ya se encarga de comparar el Quidditch con vuestro deporte. - bufo Ron, rodando los ojos. - Pero no tiene nada que ver, es distinto a correr por el campo detrás de una sola pelota. -
- ¿Ah sí? ¿Es muy seguido? ¿De cuánta audiencia estamos hablando? -
- ¿Audiencia? -
- Dan…- le advirtió Jean, pero entonces…
- ¡Aaaaaah! -
- ¿Qué ocurre? -
Alguien chilló de emoción en la Sala. Chloe no resistió las ganas de ver que podía hacer el televisor y terminó encendiendo el aparato electrónico.
- ¡Mirad! ¡Es como la foto que encontré en la biblioteca! - dijo emocionada, mientras pegaba su cara a la pantalla. - ¡Ginny, ven a ver esto! ¡Muggles con folletos encerrados en esta…televisión! ¡Genial! ¿De qué están hablando? -
- No te acerques mucho, - dijo Hermione, apartándola de la pantalla a una distancia considerable, justo cuando un periodista comenzaba a explicar a los telespectadores que el día sería bastante soleado en Londres, al mismo tiempo que anunciaba el sorteo de tres billetes para unas vacaciones pagadas en Hawái (Estados Unidos). - la exposición tan cercana al televisor podría darte problemas de vista más adelante. -
- ¿Esta cosa puede perjudicar tu vista? - inquirió Chloe. - ¡Por Merlín, eso es peligroso! Gracias por avisarme, no creo que rinda igual de bien jugando al Quidditch usando gafas. -
- ¿Por qué no? - preguntó Harry. - El año pasado utilizamos unas gafas antilluvia para jugar. -
- Ya, pero unas gafas de ver se me caerían. Soy algo brusca a la hora de moverme en el aire…-
- ¿Pero qué dices? - dijo Harry, frunciendo el ceño. - Mi padre también jugaba al Quidditch, usaba gafas y (por lo que me han contado) era de los mejores jugadores del equipo en su época. -
- Bueno, - dijo Ginny a Chloe, mientras fruncía el ceño cuando desde televisión pasaban el anuncio de algunos fichajes de la Liga de Futbol Inglesa. - si alguna vez llegas a usar gafas puedo hacerle un arreglo para que no se te caigan. -
- ¡Gracias! -
Los adultos se sentaron a charlar un rato en la sala. Mérula se quedó de pie, recostada en la entrada a la Sala y sin decir nada, mientras que Tonks hablaba alegremente de su trabajo (esquivando algunos detalles). Fred, George y Ginny siguieron adelante con la exploración de la Casa de los Granger, como si se tratara de un importante descubrimiento histórico. Ron y Chloe se unieron a ellos, y con la ayuda de Harry y Hermione probaron algunos electrodomésticos de la casa.
- No será otra lavadora encantada, ¿verdad? - preguntó Chloe, mirando con desconfianza la lavadora, como si el electrodoméstico estuviera a punto de atacarla.
- No, - respondió Hermione sin entender. - es una lavadora normal y corriente. En caso de que alguien se haya olvidado, hasta que no tenga la mayoría de edad no puedo hacer magia por mi cuenta fuera de la escuela. De todos modos, no es como si yo pudiera hechizar la lavadora, salvo que me aproveche de los agujeros legales que redactó el señor Weasley. -
- ¡Hey! - bufó Ron. - lo haces sonar como si fuera algo malo. De todos modos, me alegro que no te plantees el intento. La que tenemos en casa está loca, ruge y ataca a todo quisque que se interpone en su camino. -
- ¿Todavía no han conseguido arreglarla? - preguntó Harry a los gemelos.
- No, - respondió Fred. - se ha adaptado tanto a esa personalidad que es imposible que cambie a estas alturas. -
- Aún recuerdo la primera vez que nos lanzó espuma, - se río George. - creímos que el espíritu del ático se había apoderado de ella. -
- George y yo quisimos comprobarlo, - prosiguió Fred. - así que intentamos enfrentarla. Papá nos descubrió y nos explicó lo que hizo, aunque claramente le salió mal. Después de tanto tiempo intentado arreglarla se ha cansado de ella y ha planteado la idea de dejarla abandonada en el bosque. -
- ¿No es lo mismo que hizo el señor Weasley con el cortacésped asesino? - preguntó Chloe a Ron. A Hermione se le erizó el pelo, y Harry frunció el ceño.
- Si, - respondió él, encogiéndose de hombros. - pero míralo de este modo: si se conocen se matarán entre ellos. -
- Deberíamos encontrar la manera de anular los encantamientos sobre el cortacésped y la lavadora. - replicó Ginny. - Le dije a papá que no era buena idea soltar esos cachivaches peligrosos por el bosque. No me quiero imaginar lo que pueden hacer si se cruzan con algún curioso que pase por ahí. -
- O las hadas. -
- O las tortugas de fuego. -
- O los gnomos. -
- ¡Eso! Pobres gnomos…-
- No tanto cuando se cuelan en el jardín de casa, ¿eh?. -
- ¡Ron! -
- Tranquilízate, como te estamos diciendo, donde papá ha soltado los aparatos muggles está habitado por criaturas mágicas. - aclaró Ron, al ver la cara horrorizada de Hermione. - Un cacharro como ese no puede hacer nada contra las tortugas de fuego que habitan allí. -
- E…eso no me deja tranquila precisamente. - dijo Hermione, fulminándole con la mirada.
- Como al Ministerio se le ocurra enviar a alguien a investigar a papá se le caerá el pelo del todo. - dijo Ginny en tono de advertencia. - Los rumores de que hechiza artefactos muggle aprovechando sus agujeros legales están ahí. -
- ¡Wow! Mira, de aquí sale un aire bien fresquito. - dijo Chloe, cuando abrió la nevera.
- ¿Tampoco sabéis que es una nevera? - preguntó Hermione, frunciendo el entrecejo. - ¿Cómo lo hacéis para conservar…no sé, carne o pescado? -
- ¿Quién eres tú y que has hecho con mi biblioteca andante? - se burló Ron, y Hermione le sacó la lengua. - Nosotros tenemos un pequeño armario hechizado con Glacius y varios encantamientos para que el hechizo siga funcionando con el tiempo. Tampoco es que sea algo revolucionario. Total, es solo uno de los métodos tradicionales de los magos. -
- Contamos con un amplio espacio con un hechizo Glacius leve para las verduras o la leche, - añadió Ginny. - y una área menor con un hechizo más potente para los congelados. -
- Oye Fred, ¿te imaginas que podría hacer papá con esta cosa? - le preguntó George a su hermano gemelo.
- Si, - respondió Fred, sacando una tabla con cubitos de hielo del congelador. - hacer que nos ataque con cubitos de hielo. -
- ¡Qué va! - se rió Ron. - ¡Mejor con bolas de nieve! Seguro que esta cosa lo puede hacer. -
- Eso no lo dudo. - dijo George entre risas.
Ginny negó con la cabeza, pero riendo un poco.
- Os iba a contar que para cortar el césped utilizamos el encantamiento seccionador, pero…- dijo, antes de volverse a Harry, Ron, Hermione y Chloe. - ¿Saben? Creo que sería interesante tomar Estudios Muggles, aunque antes me he decantado más por Aritmancia, Runas Antiguas y Cuidado de Criaturas Mágicas. -
- Es una buena elección. - asintió Hermione con aprobación.
- Creo que no eligió todo el repertorio después de verte a ti el curso pasado. - dijo Chloe a Hermione, frunciendo el ceño.
- La verdad es que te veías terrible. - admitió Ginny. - Así que lo pensé mejor. -
- ¡Ajá! - exclamó Chloe con incredulidad, señalándola acusadoramente. - ¡Lo sabía! ¡Ibas a hacerlo! -
- No puede ser que solo Bill y Percy lo hayan conseguido. - se quejó Ginny.
- Antes eras guay, Ginny. - dijeron Ron, Fred y George en voz baja. Harry se rió por lo bajo.
Después de los aperitivos, Fred, George, Ron y el señor Weasley ayudaron a llevar el equipaje de Harry y Hermione al Ford Anglia. Tras un breve cruce de miradas, Snyde se despidió de los Granger (con una sorprendente educación) y se situó a un lado del coche, con su varita en mano. Tonks hizo lo mismo, pero más animada, aunque tuvo que reparar dos jarrones de Jean antes de salir (Snyde le echó la bronca por imprudente).
- Menos mal que han puesto una serie de encantamientos por los alrededores para no llamar la atención de los muggles más cercanos…- pensó Harry detenidamente.
Les siguieron Fred, George, Ginny, Ron, Chloe…hasta que Hermione abrazó a sus padres antes de salir al exterior de la casa. Entonces Jean se quedó charlando con el señor Weasley un poco más.
- ¿Harry? - dijo de repente el señor Granger.
- ¿Qué ocurre Dan? - preguntó el joven mago.
Ambos se quedaron en la sala de estar poco antes de ir al vestíbulo. Dan echó un vistazo hacia allí antes de acercarse al muchacho.
- No es muy común que venga tanta gente a buscarte, ¿cierto? -
- Desde luego que no. - admitió Harry. - La última vez que vinieron a buscarme solo eran tres, y estaba alojado en el Caldero Chorreante. Y a qué horas por cierto…- bufó, riéndose del recuerdo.
- Ya veo…Mira, quería hablar contigo antes de que te fueras. -
- Claro, ¿de qué se trata? -
El señor Granger echó una última mirada hacia el vestíbulo antes de dirigirse a él en voz baja.
- Si bien es cierto que no estabais en la Feria cuando ocurrió aquel accidente no puedo evitar sentirme preocupado. - Harry abrió la boca para hablar, pero Dan le hizo un gesto con la mano para que esperara. - A diferencia de Jean, yo he estado al tanto de las noticias sobre este accidente. Tengo unos amigos de la policía con los que tengo buena relación ya que son clientes habituales en mi consulta y no pude resistirme a preguntarles por los informes de la investigación. Ellos muy amablemente me dieron detalles (no pueden pasarme los informes completos por obvias razones), estos apuntaban a un fallo en los engranajes de la Noria, pero había más…había marcas de desgaste, lo cual no tiene sentido si la Feria lleva muy poco tiempo por aquí, y el material es totalmente nuevo. Luego me hablaron de rastros de explosiones. Según dicen que fue a consecuencia de una reacción en cadena, pero tengo dudas…- Harry sintió que su rostro se endurecía un poco, pero decidió esperar. - ¿Recuerdas la charla que tuvimos en el garaje hace unas semanas? Si bien la magia me parece algo maravilloso e impresionante tengo que reconocer que en ocasiones…me preocupa. -
Tratando de ocultar su temor, Harry preguntó con toda la calma que pudo: - ¿Qué quiere decir, Dan? -
La mirada de Dan se ensombreció antes de seguir hablando. - Al igual que hace maravillas, no puedo evitar pensar que alguien podría utilizar esos poderes para hacer el mal, y después de lo que me ha contado Arthur acerca de las "actividades" de determinados magos no ha hecho más que confirmar algo que llevo tiempo sospechando. -
- ¿Qué le habrá contado, señor Weasley? - pensó Harry detenidamente. - Quiero decir, más allá de la anécdota del cocodrilo en la bañera…-
- Mira…ya no se trata de si somos personas con magia o sin ella, la cosa es…que siempre hay gente buena, y mala, como aquel hombre que encontramos en la librería del Callejón Diagon hace un par de años. - Dan puso una mano en el hombro de Harry y prosiguió. - Conozco a mi hija, Harry…sé cuándo ella nos oculta algo que le preocupa, y tengo la impresión de que tiene que ver con algo de tu mundo. -
Harry hizo un esfuerzo por ocultar su preocupación por medio de la Oclumancia, manteniendo su semblante atento pero despreocupado para no alarmar al señor Granger.
- Me imagino que no quiere decirnos nada para no preocuparnos, aunque desearía que nos lo contarais para ver en qué podemos ayudar. Es muy propio de ella alejarnos de los problemas, es casi como cuando estaba en primaria. Si bien era una alumna ejemplar, nos ocultaba que había otros alumnos de su edad que la insultaban o le jugaban malas pasadas. Al final, no nos enterábamos de lo ocurrido hasta que nos llamaba el director del centro. Harry, - tomó al muchacho por los hombros. - eres su mejor amigo, y mi hija nunca ha estado tan feliz de tener amigos que incluso fueran a verla a su casa como hasta ahora. La profesora McGonagall nos ha asegurado que con el mago más poderoso del mundo como director no tenemos nada de qué preocuparnos, pero tu mundo es extraño para mí, y ocurren cosas muy raras. Tú lo conoces y sabes lo que hay…Bueno, lo que intento decirte es…por favor, prométeme que pase lo que pase, no permitirás que le ocurra nada malo a mi hija…-
- ¡Harry! ¡Ya tenemos que irnos! - vociferó Tonks desde el exterior.
- ¡Ya voy! - replicó Harry, antes de mirar a Dan, ya sin Oclumancia. - No tienes que preocuparte Dan, en Hogwarts tenemos docentes que se preocupan mucho por sus alumnos (en este último curso diría que hasta exageraron). Yo por mi parte…no dejaré que le pase nada... -
Ambos se miraron. Una gota de sudor resbaló por la cara de Dan, pero parecía más de alivio, como si se quitara un enorme peso de encima. Toda la charla le hizo darse cuenta a Harry de que ellos sabían que algo estaba pasando. Deseaba poder darle más detalles, pero consideró que era mejor mantenerlos al margen.
- Hasta el próximo verano, Dan. - dijo Harry, antes de irse hacia el vestíbulo.
- Hasta la próxima, Harry…- suspiró Dan, siguiéndolo de cerca mientras se limpiaba la frente.
- No me importaría dar vida por ella si es necesario…- pensó Harry sombríamente, mientras abrazaba a Jean antes de subir al Ford Anglia. Súbitamente en su cabeza volvió el recuerdo de cuando se enfrentó al Basilisco.
- ¿Cómo puede entrar tanta gente en ese coche? - preguntó la señora Granger desde la entrada.
- ¿No es evidente? - dijo Dan, alzando la mano para saludarles. - Es cosa de magia. ¡Hasta el próximo verano chicos! -
- ¡No te olvides de escribirnos, Herms! -
- ¡Lo haré mamá! ¡Hasta el próximo verano! -
Y finalmente se pusieron en marcha. Harry casi había olvidado que los asientos del Ford Anglia podían alargarse, pareciendo un sofá muy largo. Fred y George acompañaban al señor Weasley en el asiento del copiloto (este también se alargó, y al tratarse de gemelos no llamaba demasiado la atención para el ojo ignorante muggle), mientras que los demás estaban atrás, con Tonks y Mérula ocupando los asientos más cercanos a las puertas. Crookshanks se había acostado cómodamente detrás de los asientos, mientras jugaba con una bolsa llena de grandes caramelos con envoltorios de vivos colores.
- De acuerdo, tardaremos unos minutos en salir de la ciudad, - dijo el señor Weasley. - los muggles siguen moviéndose para ir de vacaciones a sitios turísticos. Hay que ver la suerte tienen algunos. -
- Tenías vacaciones papá, - dijo Fred, después de alzarle el dedo del medio a un señor con barba que dijo entre risas "¡Miren ese trozo de chatarra!". - pero al final decidiste aceptar quedarte por el Mundial. ¿Tan buena fue la oferta? -
- ¡Más que buena, necesaria! - se río el señor Weasley. - No estamos en una situación como para que me permita rechazar galeones, además…he conseguido el día libre para ver la final. ¿Qué más puedo pedir? -
- ¿Quién le dio billetes para asientos de lujo en la final del Mundial señor Weasley? - le preguntó Harry, intentando no pensar mucho en su conversación con Dan.
- Un amigo del Departamento de Juegos y Deportes mágicos. - dijo el señor Weasley muy contento.
- ¿En serio consideras a ese sujeto un "amigo"? - dijo Mérula, soltando un bufido. - A mí me parece que es un pobre diablo. -
- Entiendo que Ludo no te caiga bien, Mérula, - dijo el señor Weasley con paciencia. - pero es un buen tipo. Nos ha conseguido las entradas para la final después de todo...-
- ¿A cambio de qué? -
- Errr…bueno, le hice un pequeño favor: su hermano, Otto, se vio metido en un aprieto a causa de una segadora con poderes sobrenaturales y yo…arreglé todo el asunto…-
- ¡Premio! - se burló Mérula. - Aun así, me parece que el alboroto no era para tanto. Si tan solo no fuera tan incompetente como para pedirte ayuda…-
- Hm…me encantaría que no fueras tan grosero con él. -
- No cuentes con ello. - dijo Mérula, sonriendo maliciosamente.
- Ahora que lo pienso, - dijo Harry, mirándola con el ceño fruncido. - ¿Por qué estás aquí? Creí que seguirías buscando al enmascarado. -
- Eso podrías preguntárselo a su madre. - gaznó Mérula, señalando con el pulgar a Chloe (ella frunció el ceño). - Bones ni siquiera se dignó a venir a verme porque según Malfoy "Tenía otras prioridades", ya…Bueno, la cuestión es que los inútiles del ministerio tienen a tanta gente ocupada con el Mundial que Malfoy decidió contactar conmigo para ocuparme de tu protección hasta que vuelvas a Hogwarts. Por lo que veo no se han olvidado completamente de ti, ¡mira! Han sido capaces de mandar a una Auror para cuidar de tu pellejo y todo…- se rió sarcásticamente, señalando a Tonks con la cabeza. - pfff, encima envían a una novata, poco profesional y torpe. Si es que no se puede ser más inútil. -
- ¿¡Perdona!? - inquirió Tonks, y su pelo comenzó a teñirse de rojo. - Estoy sobradamente capacitada para esta misión. ¡Por mi como si se presenta el mismísimo Voldemort! - declaró, alzando su varita como si fuera un atizador. El señor Weasley soltó un pequeño grito de susto, mientras que Harry y los demás observaban con interés el intercambio entre la Auror y la Cazarrecompensas (excepto Hermione, que se llevó una mano a la frente con exasperación).
- Ya, lo que tu digas guapa. - se burló Mérula, estirando los brazos en su asiento. - si alguna vez te enfrentas a un mago oscuro y consigues dejarlo frito avísame. Quiero inmortalizar el momento…-
- ¿Ah sí? Por lo que me dijo Tulip, no saliste bien parada de tu último encuentro con el enmascarado. - comentó Tonks en tono alegre, aunque Harry podía visualizar una vena palpitando en su frente. - ¿Qué sucede "Me creo la bruja más poderosa"? ¿Te has visto superada? ¡Qué gran novedad! -
Mérula se quitó las gafas de sol y puso cara de demonio, salió disparada de su asiento a grito de "¿¡Que dijiste!? ", estiró el brazo por encima de los más jóvenes y tomó a Tonks del cuello de la túnica, chocando su frente plagada de venas palpitantes con la suya. Parecía un perro rabioso. Por su parte, Tonks no se intimidaba en lo más mínimo. Ella simplemente se burló mostrándole la lengua como si se tratara de una riña entre niñas.
Hermione intentó separar a Mérula de Tonks, pero era inútil, al mismo tiempo Ginny tiraba de Tonks pidiendo calma. Por otra parte, Harry, Ron, Chloe y los gemelos (lejos de intentar calmar la situación) se pusieron a corear con entusiasmo "¡Pelea, pelea, pelea!".
- ¡Ya es suficiente! - declaró el señor Weasley, tratando de sonar autoritario. - Todo el mundo en su sitio, voy a emprender el vuelo. -
El Ford Anglia volador comenzó a elevarse en el cielo, al mismo tiempo que el señor Weasley le daba "clic" a un botón plateado cerca del reproductor de casets, y entonces el exterior del coche comenzó a desaparecer, como si le hubieran aplicado un encantamiento desilusionador, permitiéndole mezclarse perfectamente en el cielo para no ser vistos por los muggles. Harry no podía hacer más que maravillarse ante las capacidades del coche.
- Bueno Harry, - dijo de pronto de señor Weasley, una vez estabilizó el coche y comprobó que la paz había vuelto en los asientos traseros. - supongo que aún tendrás preguntas por hacer, ¿me equivoco? -
- En absoluto. - repuso Harry, riéndose al ver como Chloe había sacado la cabeza por la ventada, abriendo la boca y diciendo algo parecido a "¡Como mola el coche volador!". Era como si quisiera comerse las nubes. Entonces Mérula (que aún seguía enfadada con Tonks) la tomó del pescuezo para obligarla a meter la cabeza de nuevo en el coche (recordó lo que Ron había escrito de ella en una de sus cartas), al mismo tiempo que Ginny se reía a carcajadas.
- Si vamos a hablar de ese tema prefiero que Molly no esté presente… - dijo el señor Weasley con seriedad. - Muy bien, dispara. -
- ¿Hay alguna novedad con respecto a quien nos atacó en la Feria? -
- Rufus puso a un pequeño equipo a investigar, pero no duró demasiado. Se reportaron más disturbios en los alrededores de la sede del Mundial y necesitaron a todo el personal disponible. Si te soy honesto no creo que se deba dar muchas vueltas con respecto a la identidad del causante, ya que por la descripción que nos diste de la máscara encaja a la perfección con el tipo de máscaras que utilizaban los Mortífagos años atrás. Mucho más al no tratarse de la máscara de serpiente. Debe tratarse de un viejo seguidor supuestamente "reformado" o hechizado que volvió a nuestro bando, pero que evidentemente sigue simpatizando con las ideas de "Ya sabes quién". -
- Patéticos cobardes que siguen sueltos fingiendo ser víctimas de una estúpida maldición. - gaznó Mérula. - Si bien es cierto que entre ellos hay magos y brujas de auténtica talla, la mayoría de los que están fuera de Azkaban no son más que perdedores que hace años deberían estar entre rejas pero que por culpa de ciertos incompetentes siguen en libertad. -
- Sin pruebas congruentes no hay nada que se pueda hacer en ese sentido Mérula. - razonó el señor Weasley.
- ¡Y una mierda! - masculló Mérula con enfado, mientras el señor Weasley replicaba "¡Esa lengua!". - Hay métodos de sobra y bastante útiles para obtener pruebas y encerrar a esos canallas, pero la cámara del Wizengamot siempre viene con la chorrada de someter métodos que de cajón se debería dar uso a votación. ¿Cómo se puede ser tan ridículo? Así es como algunos consiguieron eludir su merecido encierro…-
Harry no pudo evitar mirar a Chloe, quien parecía algo incómoda (se notaba que intentaba esforzarse en ocultarlo, pero ella no sabía Oclumancia como él). Después de todo lo que había pasado en relación con el Diario de Tom Ryddle, no cabía duda de que uno de esos casos podría ser Lucius Malfoy. Esto también le hizo pensar en todo lo que había pasado hasta el momento en que se encontraba, volando rumbo a la Madriguera.
- Me imagino que aún tiene fresco nuestro duelo de hace más de un año. - pensó Harry, mirando por la ventana. - Un momento, no lo había pensado pero…¿habrá sido él quien nos atacó? Quizás Malfoy aún conserva la ropa y la máscara que utilizaba en su época de Mortífago, ese canalla debe de añorar esos tiempos. Quizás busca rendir alguna especie de tributo a su antiguo amo…Pero eso es lo que menos me preocupa, lo que me tiene intrigado es que Malfoy sabía dónde encontrarme (suponiendo que es él, claro). ¿Cómo? ¿Cómo supo ese insecto pelo planchado donde encontrarnos? Hm…creo que mi última visita a la clase de Adivinación no me sentó bien, me estoy volviendo un paranoico. Está claro que él no es el único Mortífago "reformado", quizás…quizás Voldemort se puso en contacto con alguno de esos antiguos seguidores y le encargó ir a por mí, pero de ser así, ¿a quién puede tener Voldemort más confianza que alguien con tanto dinero, contactos e influencia que Malfoy? -
- ¿Qué ocurre Chloe? - escuchó hablar a Ron, aunque sonreía. - ¿Sigues molesta porque no te dejan sacar la cabeza por la ventana? -
- Como vuelvas a intentar esa estupidez…- le advirtió Mérula, entonando los ojos de forma amenazante.
- No es nada. - replicó Chloe. - Sólo…pensaba en cosas. -
- ¿En qué cosas? -
Chloe parecía a punto de responder, cuando de pronto vieron asomarse por encima del asiento algo rosa, alargado, húmedo y carnoso, que por su movimiento serpenteante dio más de un susto.
- ¡Ah! ¿¡Qué es esta cosa!? - exclamó Ginny, escondiéndose detrás de Chloe. A ella se le pusieron los pelos de punta, al mismo tiempo que blandía su varita.
- ¿Qué ocurre chicas? - preguntó el señor Weasley.
- ¿Será una serpiente? - preguntó Tonks, acercándose con cautela a la cosa rosa y alargada. - parece que viene de atrás de los asientos, es como si hubiera mudado de piel forzadamente. ¿Qué habéis guardado en los baúles? -
- ¿A parte de los libros, la escoba, la ropa y demás? - preguntó Hermione, observando con cuidado la extraña criatura, al igual que Harry.
- No será una de vuestras estúpidas bromas, ¿verdad? - inquirió Mérula, fulminando a los gemelos.
- Señora mía, - dijo Fred, en tono dramático y con "supuesta" seriedad. - esa es una acusación muy seria. -
- Exactamente, - añadió George, siguiéndole el juego. - ¿cómo puedes acusarnos de hacer bromas con serpientes? -
- Eso suena a mala broma por parte de las serpientes de tu casa. -
- ¡Un momento! Ahora que lo pienso…-
- No hemos hecho ninguna broma con serpientes…-
- Lo que significa…-
Fred y George se miraron, esbozando idénticas y malévolas sonrisas mientras se frotaban las manos. Harry se imaginó que ya tenían en mente algunas bromas pesadas con serpientes.
- ¿Qué tendrán pensado? - pensó Harry, viendo como a Mérula se le acumulaban las venas en la frente. - ¿Esconder una serpiente en una bota? -
- Os voy a…-
- ¡Crookshanks! - chillo Hermione de repente.
Harry, demostrando su valor, fue tirando de la alargada cosa carnosa, la cual comenzaba a parecer más una interminable cuerda de carne. Fue tirando y tirando hasta dar con el origen, que no era otro que el gato de Hermione.
- Oh Crookshanks, ¿qué te ha pasado? - preguntó Hermione, abrazando a su felino amigo. - ¿Se puede saber que te has comido? No lo entiendo, no es como si uno de nosotros llevará pociones en el baúl. ¿Harry? -
Harry negó con la cabeza y dijo: - Si cuento con alguna reserva de pociones la tengo en Hogwarts. De hecho, cuento con una pequeña reserva de poción herbovitalizante escondida en el castillo, siempre viene bien. No podemos llevar pociones a casa de todos modos. -
- Ou…- dijo Fred, en tono dolido.
- Creo que ya sabemos lo que se ha comido. - dijo George, riendo nerviosamente.
Hermione los miró con ira. - ¿Qué le habéis hecho a mi Crookshanks? - inquirió.
- Tranquila, - dijo Fred, esta vez riendo. - no es nada grave, en realidad es solo una de nuestras últimas obras maestras. -
- Si, - asintió George. - seguimos innovando nuestra gama de productos de cara a nuestro cada vez más cercano éxito. -
- Con ustedes nuestra última creación, ¡Caramelos longuilinguo! - anunció Fred, muy orgulloso. A continuación, se puso un bigote postizo y un sombrero de copa color blanco mientras hablaba en tono de anunciante comercial. - ¿Tienes un amigo al que se le va demasiado la lengua? ¡No hay problema! Con los Caramelos Longuilinguos no solo te divertirás gastando bromas, sino que también le darás una buena lección a los chivatos. ¡Haz que se arrepientan de hablar de lo que no deben! - tras hacer una reverencia, Harry, Ron y Chloe aplaudieron con entusiasmo.
- Nos hemos pasado el verano buscando a alguien en quien probarlos, - comentó George. - pero vaya, no encontramos a ningún conejillo de indias que valiera la pena. -
- Bueno, - señaló Fred, encogiéndose de hombros. - eso era así hasta que a tu gato se le ocurrió husmear donde no debe. -
- Ahora que lo pienso, - dijo George. - aún tenemos que hacer pruebas con humanos.
- Cierto, cierto…¿te ofrecerías voluntaria, Hermione? -
Hermione los miró con tal dureza que parecía dispuesta a utilizarlos a ellos como conejillos de indias de sus propios productos. Quizás por eso decidieron olvidar la idea.
- ¿Cuánto le creció la lengua, Harry? - preguntó George, con mucho interés.
- Errr…creo que medio metro. - respondió el joven mago, tratando de ocultar su diversión.
Ron y sus hermanos prorrumpieron de nuevo en una sonora carcajada (Chloe se esforzaba en no reírse, quizás para no molestar más a Hermione).
- ¡Sois unos insensibles! - se quejó Hermione. - ¡pobre Crookshanks! -
- Mis más sinceras disculpas. - dijo Fred entre risas. - Pero se agradece, después de todo, no hay progreso en el negocio si no podemos probar la mercancía antes de la venta. -
- ¡Cómo si a mí me importara vuestro maldito negocio! - espetó Hermione, mientras que Harry, Ron, Chloe, Tonks e incluso Ginny se reían a carcajadas. - ¡Arreglen esto ya! -
- Vamos chicos, arreglen la lengua del gato. - les instó el señor Weasley. - Y os recomiendo no hablar de vuestros artículos de broma delante de vuestra madre. No está contenta con ustedes por ello precisamente. -
- Deja de llorar, me encargaré de arreglarlo (¡Como siempre!). - gruñó Mérula a Hermione, blandiendo su varita y murmurando un hechizo para reducir la longitud de la lengua de Crookshanks.
Siguieron volando rodeados de nubes blancas a plena luz del día, a medida que el ambiente comenzaba a ser mejor para el grupo, ya que Harry no hizo más preguntas sobre el Ministerio y su intención de "protegerlo", o algún que otro encontronazo entre Mérula y Tonks. La lengua de Crookshanks volvió a la normalidad y se acurrucó para dormir encima de Hermione. Con el ambiente tan relajado, Harry cerró los ojos y se quedó plácidamente dormido, esperando ver de nuevo la casa de sus amigos pelirrojos.
- ¿Papá? - escuchó Harry hablar a uno de los gemelos. - Creo que hay gente durmiendo ahí atrás. Igual habría que darles el toque. -
- Será lo mejor. En breve comenzaremos a descender. -
- Qué ganas tenía de hacer esto. - dijo la voz burlona de Mérula, y entonces sintió un chorro de agua fresca caer en su cara, al mismo tiempo que escuchaba su fastidiosa risa.
Al parecer, Harry no había sido el único que decidió tomarse una siesta mientras volaban. Los demás también le habían acompañado, a excepción del señor Weasley, Mérula y los gemelos.
- Que vergüenza, - se burló ella, mirando como Tonks se secaba la cara con un pañuelo que hizo aparecer mágicamente. - hasta la Auror se ha quedado dormida, no tienes remedio. -
- Solo había pestañeado un poco, idiota. - se quejó Tonks, frotándose los ojos. - A diferencia de ti, yo he pasado noches enteras custodiando la casa de Hermione, cosa que ni siquiera tú eres capaz de hacer. -
- ¿Qué no? - se burló Mérula. - Puede que hayamos estudiado juntas, pero es evidente que a día de hoy sigues sin conocerme bien. -
Poco a poco todos abrieron los ojos, y el coche comenzó a bajar de las alturas hasta permitir la vista de un hermoso paisaje hogareño. La luz del atardecer daba un pintoresco toque a la casa que se encontraba rodeada por árboles, en medio de un extenso pasto, con su pantano, su granero, sus cosechas y arcos de Quidditch. Para Harry era como si hubiera pasado años desde la última vez que vio la Madriguera, como una vieja casa rural de su más remota infancia donde pasaba las vacaciones con sus compañeros de colegio ("En parte estoy con compañeros de colegio, ¿no?", pensó Harry).
Y entonces el coche aterrizó limpiamente en la pista de tierra, siguiendo el camino hacia el garaje donde el señor Weasley guardaba sus cachivaches muggles.
- Ah…dirán mil historias sobre nuestra casa, pero es todo un hogar. - dijo el señor Weasley con alegría, mientras los demás asentían (salvo Mérula, que lo miró con el ceño fruncido, y Ginny, lo cual sorprendió algo a Harry). - Bien, Fred, George, ayuden a Harry y Hermione a llevar los baúles adentro. Los subiremos a las habitaciones después de cenar. -
- Si mi jefe. - dijeron los gemelos al mismo tiempo, poniéndose firmes como un par de soldados muggle.
El Ford Anglia frenó en seco justo en la entrada del cobertizo. Harry y los demás bajaron del vehículo y comenzaron a sacar los baúles del maletero, mientras que Hermione, al ver que Crookshanks estaba ansioso por irse a correr por el lugar, le dejó ir libremente para que se fuera a jugar al jardín de la Madriguera.
- Ahora entiendo porque llamas a la Madriguera "Monumento Asimétrico". - comentó ella, mirando a Chloe con una sonrisa.
- Es el mejor elogio que he escuchado sobre esta casa en toda mi vida. - dijo Ron, frunciendo el ceño.
- ¿A que sí? - se rió Chloe. - Yo creo que es un nombre apropiado. Solo espera a entrar en la casa, hay artilugios que ni siquiera yo tengo en la mía por todas partes, pero son la mar de fascinantes. -
Capítulo 80 - Bill y Charlie
Comenzaron a caminar hacia la puerta de la valla que cubría los alrededores de la casa, entrando por una pequeña y hogareña puerta. Mientras Harry y Hermione cargaban los baúles con la ayuda de Fred y George, se podía ver a Crookshanks persiguiendo a las gallinas, quienes se dejaban ver después de escaparse del corral. Fue entonces cuando llegó a sus oídos la voz de la señora Weasley.
- ¡Dichosos gnomos! Tenían que acercarse a la puerta del corral. Empiezo a cansarme ya de que vengan aquí a destrozar el jardín. Vaya, ¿de dónde ha salido este gato? Caray, gracias por traerlas de vuelta. Aun así, en cuanto vea a Arthur…-
- Hola cariño, - dijo el señor Weasley en tono animado, aún si no daba la sensación de que su mujer estuviera de humor. - ¿Qué ha pasado con las gallinas? ¿Se ha aflojado algún engranaje de la puerta? -
- Hola querido marido. - dijo la señora Weasley, blandiendo una escoba como si se tratara de una lanza. - No, lo que pasa es que tus amiguetes los gnomos se han decidido a husmear más de lo habitual en el jardín, cuando antes se iban corriendo derechitos al bosque y tardaban más tiempo en volver. Creo que ya es la enésima vez que te digo que lo mejor es aislarlos de aquí de por vida. Quizás vaya a decirles a esos dos que si van a holgazanear que por lo menos ayuden a desgnomizar el jardín. -
- ¿Esos dos? - pensó Harry, mirando si había alguien más en la casa.
- O también puedo dejarles la tarea a nuestros tres hijos más jóvenes, al menos así hacen algo de provecho en lugar de hacer destrozos o no mantener las habitaciones limpias. -
- ¡Mamá! - protestaron Ron y los gemelos.
- Bueno, - dijo el señor Weasley, riendo nerviosamente. - por si no te habías dado cuenta hemos traído a Harry y Hermione. -
- ¿¡Qué!? Oh cielos, estaba tan ocupada que ni me había dado cuenta. - dijo la señora Weasley, recuperando su rostro bondadoso para saludarles. - ¿Cómo han estado? Veo que vosotros también habéis dado el estirón este verano. Que bien se os ve, espero que disfrutéis de vuestra estancia en casa hasta la vuelta a Hogwarts. -
- Gracias señora Weasley. - dijeron Harry y Hermione casi al mismo tiempo.
- Habéis llegado bien de tiempo, - añadió la señora Weasley. - todavía queda una hora para que empiece a preparar la cena. ¡Oh, pero si son Tonks y Mérula, cuanto tiempo! No sabía que también estabais aquí. -
- Me alegro de volver a verte Molly. - dijo Tonks cortésmente. - Sería genial si fuera en mejores circunstancias, pero…-
- Cállate, no hay que alarmarla. - masculló Mérula, dándole un codazo en las costillas antes de dirigirse a la señora Weasley, con una sonrisa poco habitual teniendo en cuenta su habitual semblante de malhumorada. - Cuanto tiempo Molly. Espero que no sea un inconveniente, pero ya que nosotras también vamos a la final del Mundial de Quidditch habíamos pensado en quedarnos a pasar la noche. -
- Cuando no, - se rió la señora Weasley. - ¿alguna vez te has perdido una sola final de Copa del Mundo? -
- Pues no, - dijo Mérula, levantando la nariz y presumiendo. - mantengo la racha de asistencia desde que nací. -
Tras escuchar el intercambio, Harry tuvo que admitir que a Mérula se le daba bien improvisar, más si tenía en cuenta de que ninguna de las dos estaba con los Weasley de un inicio, sino que se incorporaron después a la "misión" de ir a buscarlos a la casa de los Granger.
- A eso le llamo yo improvisar. - pensó Harry, frunciendo el ceño.
- Me temo que lo tenemos un poco difícil, - dijo la señora Weasley. - pero si es por una noche creo que podremos apañar algo. -
- Si no hay habitaciones suficientes no será problema, - dijo Mérula. - acamparemos en el exterior. -
- No adelantemos las cosas Mérula. Como dije, si hace falta apañaremos algo. Por el momento…¿que tal si entran en casa? Mientras tanto, Fred, George y Ron se encargarán de desgnomizar el jardín. -
- ¿¡Iba en serio!? - protestaron de nuevo los gemelos.
- ¿¡Y ahora yo que he hecho!? -
- Más bien que no ha hecho el señor Ronald Weasley, - espetó la señora Weasley, con las manos en las caderas mientras que Tonks y Mérula (esta última riendo con maldad) se iban al interior de la casa. - ¡tú habitación está hecha un desastre tan grande que pareciera que tengo gnomos viviendo allí en vez de magos! -
Chloe rodó por los suelos riéndose a carcajadas, mientras que Harry y Hermione se reían haciendo menos escándalo. Ginny se apiadó de su hermano al tratar de esconder una risilla.
- ¡Pero si Fred y George comparten habitación conmigo! - dijo Ron acaloradamente. - ¿¡Porque solo me adjudicas a mí el desorden!? -
- Porque sin necesidad de compartir habitación siempre hay desorden. - declaró la señora Weasley, y Chloe rió aún más fuerte.
- ¿¡Quieres dejar de reírte como una idiota!? - bramó Ron con las orejas rojas y encarándose con ella.
- Lo siento, pero…es que es muy gracioso. - jadeó Chloe, pero sin dejar de reír. - ¡Y encima lo que dice es verdad! -
- ¡Cállate! - masculló Ron. - ¡Ay! -
- ¿¡Quieres hacer el favor de dejar de gritarle y ponerte a trabajar de una vez!? - ordenó la señora Weasley, dándole un tirón de orejas.
- ¿Y qué hemos hecho nosotros? - preguntó Fred, pero con cautela. Entonces al ver la mirada feroz de su madre se escondió detrás de George.
- Si tuviera que mencionar la enorme lista de cosas que habéis hecho mal no acabaría hasta Navidad. - comentó ella con enfado. Entonces Hermione se rió fuertemente. Chloe se apoyó en Ginny, sin poder parar de reír. - No quiero volver a hablar de sus TIMOS. De lo que sí hablaremos luego es de sus dichosos Sortilegios Weasley, como esa estúpida varita falsa que encontré en el gallinero…algo me dice que es la causa de que se abriera…¡Miren, no me den más disgustos y poneros a trabajar, ahora! -
- No pida imposibles señora Weasley. - pensó Harry, riéndose. - Espero que no le importe, pero quiero apuntarme a la desgnomización. Hace tiempo que no participó en una. - dijo, estirando los brazos.
- Oh Harry, eres todo un cielo. - dijo la señora Weasley con una sonrisa y un brillo en los ojos.
- Favoritismo…- murmuraron Ron y los gemelos.
- ¡Yo tampoco pienso perdérmelo! - dijo Chloe con entusiasmo. - ¿Te apuntas Ginny? -
- Pero aún tengo trabajo que hacer. - dijo ella, frotándose la nuca con algo de fastidio.
- Te apuntas, ¿verdad? - repitió Chloe, con una ensombrecida y fulminante mirada.
- Pfff que pesada eres. - gaznó Ginny. - Vale…-
Chloe infló sus cachetes con enfado. - ¡Levanta ese ánimo, por Merlín! - dijo, tomándola por los hombros y zarandeándola. - ¿Piensas presentarte con esa cara a las pruebas de Quidditch? ¡Tenemos que dar la talla y esto también nos puede servir como entrenamiento! -
- ¿Tú también quieres participar, Hermione? - le preguntó Harry.
- ¿No era esta una de esas actividades de la Madriguera que mencionaste antes? - recordó ella, observando el jardín con interés. - No sé muy bien cómo se hace así que podríais enseñarme ya que estamos en dinámica. -
- ¡Genial! - dijo Harry alegremente.
- Me imagino que con tanta ayuda vosotros tres dejaréis de protestar. - espetó la señora Weasley, mirando a tres de sus hijos. - Quiero a esos gnomos fuera del jardín lo antes posible, ¿entendido? -
- Si mamá. - dijeron los chicos Weasley en tono fúnebre.
- Bien, - asintió la señora Weasley. - supongo que a partir de aquí os apañareis bien. ¿O quizás alguien necesita que le preste los consejos de Gilderoy Lockhart? - preguntó, levantando el libro "Gilderoy Lockhart: Guía de las plagas en el hogar".
- ¡NO! - dijeron todos los jóvenes casi de inmediato.
- Esperen a que tenga ese libro en mis manos… - pensó Harry, apretando los puños con ira y fulminando al libro. - No quedarán ni las cenizas...-
- De acuerdo, - dijo la señora Weasley, frunciendo el ceño ante la negativa colectiva. - dejo el jardín en vuestras manos, aún tengo que arreglar el gallinero. Oh, y ese gato que me ha ayudado con las gallinas es Crookshanks, ¿no es cierto Hermione? - ella asintió. - Que bien me vendría tener uno así, parece muy educado y servicial. Se ha ganado un premio. -
- Tienes que estar de broma…- gruño Ron, y Harry sonrió con diversión.
La señora Weasley los dejó encaminarse hacia el jardín. Fred y George hicieron de guías, mientras que Ron y Chloe fueron explicándole a Hermione lo que tenía que hacer con los gnomos.
- ¿No es algo cruel hacerles eso? - preguntó Hermione, algo incómoda. - Quiero decir, ¿no les hacemos daño a la hora de echarlos del jardín de esa manera? -
- Que va. - se rió Chloe. - Les encanta que hagamos eso. -
- Exacto. - añadió Ron. - ¿Por qué crees que siempre terminan volviendo a nuestro jardín? -
- Porque papá es muy blando con ellos, sí. - bufó Ginny.
- Vaya…- dijo Harry.
No recordaba que hubiera tantos gnomos en el jardín la última vez que hizo desgnomización. Estaban corriendo por todas partes, escondiéndose entre los matorrales para luego salir disparados y embestirse entre ellos, causando destrozos tanto a las plantas como a las estatuillas decorativas.
- Como esto siga así mamá nos echará la bronca del siglo. - dijo Fred.
- Oye Fred, - dijo George. - ¿Aún conservamos los premios de la última vez? -
- Pues salvo que Chloe se haya hecho con todos, sí. Es más, Sirius repartió unos cuantos más durante su última visita. Se ve que encontró divertido hacer esto. -
- ¿De verdad? Y yo que pensaba que los había conseguido todos. - dijo Chloe con entusiasmo y crujiendo los nudillos. - A ver si tengo suerte y sumo otro cromo de brujas y magos famosos a mi colección. -
- ¿Premios? - repitió Hermione, sin entender.
- Para incentivarnos a que hagamos este maldito trabajo. - explicó Ron. - Originalmente la idea fue de papá. Escondió algunas cajas de grageas Bertie Bott de todos los sabores en el seto de allí. O un viejo cromo de brujas y magos famosos en ese saco de tierra, o plumas de regaliz en ese árbol de allí. -
- Desde entonces hemos seguido con el juego. - dijo Fred. - Si no fuera por esto quizás no tendríamos las mismas ganas de desgnomizar. -
- Antes mencionaste a Sirius. - dijo Harry.
- ¿Eh? Oh, si, es verdad. Vino a cenar hace dos días antes de volver a la sede del Mundial. Aunque tal y como iban las cosas por allí no parecía muy contento. -
- ¿Y eso? -
- Ya te lo contaremos con más tranquilidad durante la cena. No te preocupes, - añadió Fred, al ver el rostro de Harry. - no es nada alarmante más allá de puro Quidditch. -
- De acuerdo, - dijo George. - ¿listos para iniciar la desgnomización del jardín? -
- ¡Oh! ¡Esperen! - dijo Chloe, blandiendo su varita como si fuera una piruleta. - Dejadme hacer el tutorial. ¡Vamos! Por favor... - añadió con un brillo en los ojos.
- ¿Tutorial? - pensó Harry, frunciendo el ceño, pero riendo ante el entusiasmo de su amiga. - Ni que esto fuera un videojuego. -
- Adelante, - asintió Fred. - siempre es un placer dejar que otros hagan el trabajo cansino por nosotros. -
- Enseñar da pereza en realidad. - añadió George de un bostezo.
- Lo primero que tenemos que hacer es aturdir a uno de estos granujas con (por ejemplo) "Desmaius". - explicó Chloe, derribando a un gnomo que intentó embestirla. - Ahora, lo tomamos por las patas, giramos sobre nosotros para ganar velocidad y…¡A volar! -
El gnomo salió despedido a gran velocidad, hasta entrar de lleno en un cubo vacío que estaba cerca del pantano. Entonces un objeto brillante y de bronce salió disparado desde allí, y al cabo de unos segundos este fue a parar a las manos de Chloe. Se trataba de un Cromo de Brujas y Magos Famosos.
- ¡Menudo lanzamiento! - exclamó Harry, aplaudiendo. - ¿Quién te ha tocado? -
- ¡Es Celestina Warbeck! - dijo ella muy contenta. - Será mejor que lo guarde bien, a la señora Weasley le encanta su música. -
Harry asintió, recordando haber visto discos de vinilo de Celestina Warbeck dentro de la casa durante su última visita.
A continuación, todos comenzaron a hechizar a los gnomos y a tomarlos de las patas para iniciar una especie de tormenta de patatas con patas voladoras. Por momentos Harry se imaginó a sí mismo liderando la defensa de un gran castillo, al lado de sus soldados, al mismo tiempo que utilizaban grandes catapultas, pero en lugar de piedras tiraba gnomos a los malos.
- ¡Jajaja, hora de comer patatas hijos de pu**! - pensó Harry, imaginando la situación.
Mientras realizaban la tarea, a Harry le pareció escuchar las protestas de alguien de la casa, pero con el ruido de los hechizos y las protestas de los gnomos no le prestó mucha atención. Por un momento pensó que era Crookshanks, que se había unido a ellos para perseguir a los gnomos ("¡Bien hecho Crookshanks, ahuyéntales hacia el bosque!", le animó Hermione) pero no era el caso. No fue hasta que le alcanzó el ruido de un traqueteo cuando se volvió hacia la casa. Arriba, por una ventana del segundo piso, se había asomado una cara con gafas de montura de hueso y expresión de enfado.
- ¡Hola Percy! - saludó Harry, frunciendo el ceño.
- ¡Ah, hola Harry! - contestó Percy de muy mal humor. - Me preguntaba quién estaría armando tanto jaleo. Intento trabajar, ¿sabéis? Tengo que terminar un informe para la oficina, ¡y resulta muy difícil concentrarse cuando la gente se dedica a lanzar maleficios y gnomos por el jardín a diestra y siniestra! -
- ¡Lamentamos haber entorpecido los asuntos reservados del Ministerio, pero como puedes ver, mamá nos ha dejado trabajo que hacer! - replicó Ron, enfadado. - ¡Si tanto te molesta ven aquí y ayuda a desgnomizar! -
- Por cierto, ¿en qué estás trabajando? - quiso saber el azabache, arrepintiéndose casi en el acto.
- ¡Harry! - gruñó Chloe, inflando los cachetes y haciendo volar a un gnomo tras lanzarle un potente "Depulso". - ¿¡Que te hemos dicho sobre preguntarle cosas a Per…!? -
- ¡Es un informe para el Departamento de Cooperación Mágica Internacional! - respondió Percy con aires de suficiencia e interrumpiendo a Chloe. Los gemelos bufaron y se emplearon más a fondo con el lanzamiento de gnomos. - ¡Estamos intentando estandarizar el grosor de los calderos! Algunos de los calderos importados son algo delgados, y el goteo se ha incrementado en una proporción cercana al tres por ciento anual...-
- ¡Ajá! ¡Y eso cambiará el mundo! - intervino Ron en tono dramático. Lanzó un gnomo que terminó atinando a otro que había lanzado Chloe y ambos fueron a parar a un viejo pozo que se encontraba cerca del bosque. - ¡Ese informe será todo un bombazo! Ya me lo imagino en la próxima edición de "El Profeta". ¡En primera plana! "Calderos con agujeros". -
Harry, Hermione, Chloe, Ginny y los gemelos rieron con ganas. Percy se sonrojó ligeramente.
- Puede que te parezca una tontería, Ron… - repuso acaloradamente. Para callarlo de una vez Ron le tiró un gnomo, pero Percy blandió su varita y lo mandó a volar hacia el bosque. - ¡Pero si no se aprueba una ley internacional bien podríamos encontrar el mercado inundado de productos endebles y de culo demasiado delgado que pondrían seriamente en peligro y...! -
- ¡Que sí, que sí, de acuerdo! - interrumpió Ron con impaciencia y mandó a volar a otro gnomo.
Percy con todo su malhumor cerró la ventana de su habitación con tanta fuerza que terminó rompiéndose, por lo que tuvo que repararla con "Reparo". Poco después del intercambio con su pomposo hermano, Ron dejó de echarle ganas al trabajo, por lo que sus gnomos terminaban dándose de bruces contra el muro; Ginny, que al principio de la tarea no parecía muy entusiasmada, se fue animando poco a poco hasta conseguir un cromo de Morgana; Fred y George hicieron un buen trabajo y consiguieron varias cajas de grageas Bertie Bott de premio ("Nos vendrán bien para realizar unos…"experimentos", dijo Fred en tono misterioso); Hermione, intentando no hacer mucho daño a los gnomos, los aturdió y los lanzó lo mejor que pudo, y aunque al principio no conseguía alcanzar los objetivos más lejanos, al final consiguió atinar al espantapájaros, lo que le permitió adueñarse de un chivatoscopio.
Harry y Chloe compitieron enérgicamente entre ellos, siendo quienes más gnomos lanzaban fuera del jardín. En cuestión de minutos todos los gnomos quedaron fuera, y ambos se hicieron con cuatro cromos más, unas cuantas bombas fétidas, globos explosivos y dos paquetes de grageas Bertie Bott.
- Habéis quedado en empate. - anunció Fred, limpiándose el sudor. - Creo que para la próxima no tendremos tantos premios como hoy. Nosotros no andamos sobrados de dinero, ¿saben? -
- Pues qué pena. - se rió Chloe, cargando su botín. - Supongo que tendremos que esperar a otra ocasión, o a que tío Sirius nos aporte más premios. La próxima vez te ganaré Harry. -
- ¡Ha! Inténtalo si puedes. - presumió Harry, alzando sus premios. - Hoy porque acabo de llegar, pero la próxima te comerás una paliza. -
- Mira que dejar las afueras con cachivaches tirados. - dijo Hermione, mirando de reojo su chivatoscopio. - No me extraña que los gnomos se acerquen por aquí. Encontrarán en el jardín un lugar más seguro. -
- ¿De qué estás hablando? - Le preguntó Ron.
- ¿No es evidente? - dijo Ginny, frunciendo el ceño. - Habla del porqué vienen más gnomos que de costumbre. Es por los cachivaches muggle encantados que dejó papá en el bosque. De seguro que están huyendo de ellos y por eso se cuelan con más empeño en nuestro jardín. -
- No me quiero imaginar la cara de mamá cuando se entere de que el aumento de la plaga se debe a los chismes encantados de papá. - dijo George, riéndose.
- A propósito, - dijo Harry. - aún no me habéis explicado de qué va todo eso de "Sortilegios Weasley". -
- Mi querido socio, - rió George, alzando la nariz mientras Fred lo acompañaba. - estás ante el nombre que llevará el próximo gran éxito en ventas del Callejón Diagon. -
- Hemos trabajado exhaustivamente este verano para preparar las novedades de este año a un precio idóneo para los bolsillos de los aspirantes a bromistas del colegio. - anunció Fred, lanzando confetis luminosos al aire. - Entre nuestras novedades de artículos de broma tenemos las mencionadas varitas falsas, los caramelos con truco (como los Longuilinguos) y muchas cosas más. -
- ¿También vais a mencionar las explosiones de vuestra habitación? - gaznó Ron. - Es increíble la suerte que tenéis de que mamá no os pillara antes infraganti. Supongo que en parte la culpa es mía y de Ginny por daros el aviso cada vez que mamá realizaba una inspección. -
- Nosotros conocíamos su secreto y nos la ingeniamos para echarles una mano porque sabíamos cómo reaccionaría mi madre. - explicó Ginny a los invitados. - En fin, era cuestión de tiempo que ella les acabara pillando. -
- Así que al final los descubrieron. - dijo Harry, y los gemelos hicieron un mohín con desánimo.
- Lo que pasa es que la mayor parte de los inventos de estos dos son…- dijo Ron. Carraspeó un poco y dijo: - bueno, todos, en realidad…son un peligro ("¡Eso no es verdad!", protestó George) y como ya sabéis ellos en parte empezaron su negocio en Hogwarts. -
- No podemos culparles por estar como locos por querer cumplir su sueño. - replicó Chloe, en señal de apoyo a los gemelos. - En el último año se han pasado más tiempo experimentando que gastando bromas con Ron y conmigo. Por supuesto, tras descubrirles la señora Weasley se puso hecha una furia. Les ha prohibido seguir fabricando sus artículos y ha quemado todos los cupones de pedidos. Además, para meter más leña al fuego, también está cabreada porque ellos no han conseguido tan buenas notas como esperaba…-
- Un par de genios como nosotros no necesitamos tantos TIMOS…- refunfuñó Fred, y George asintió enérgicamente.
- ¿Genios? - dijo Hermione con incredulidad, y luego añadió en voz baja: - ¿Cómo van a ser genios un par de idiotas como estos dos? Madre mía, lo que hay que oír…-
- Y también ha habido broncas porque mi madre quiere que entren en el Ministerio de Magia como nuestro padre, - añadió Ginny. - y claro, ellos lo único que quieren es abrir su tienda de artículos de broma. -
- ¡No puedo creerlo! - dijo Harry, indignado. - ¡Estos dos tienen talento para las bromas! ¡Si abrieran "Sortilegios Weasley" de seguro se forrarían! Además, ellos no encajan en ningún perfil profesional o político del Ministerio como para entrar a trabajar allí. -
- En eso si estoy de acuerdo. - dijo Hermione, entonando los ojos. Sin embargo, los gemelos se pusieron a llorar dramáticamente.
- ¡Gracias buena gente! -
- ¡Vosotros sí que entendéis a un par de humildes genios como nosotros! -
- Genios… - se burló Hermione, aunque lo hizo con irritación. Harry se rió un poco y le pidió que los dejara estar. - si ellos son genios entonces yo soy un pariente lejano de Crookshanks…-
Mientras se aproximaban a la casa, poco a poco fue llegando a ellos unas voces. Mérula parecía enfrascada en una profunda charla. Harry hizo señas a los demás para que redujeran el paso y poder escuchar mejor la conversación.
- Tulip se puso pesada y no me dejó ir hasta recuperarme del todo. Así que pasé estas dos últimas semanas buscándolo por todo el país, pero no hay manera de dar con él. De momento lo he dejado aparcado hasta que Potter vuelva a Hogwarts. -
- Entonces… - habló una voz que Harry no reconocía. - ¿es cierto que intentaron secuestrar a Harry? Pensé que solo se trataba de un rumor. -
- Por desgracia no. - replicó Mérula. - Si bien es cierto que no hemos tenido noticias de su actividad desde que consiguió colarse en Hogwarts, pensé que sería muy iluso creer que desistirá en su intento de secuestrar a Potter para llevarlo con Voldemort. Dijo que lo quería como una muestra de lealtad hacia ese miserable. -
- Aun así, ¿estás segura de que se trata de él? - preguntó alguien a quien Harry tampoco reconocía por su voz. - Escuché todo tipo de rumores tras lo de aquella vez…entre esos rumores estaba…ya sabes, su muerte…-
- Por mucho que quiera negarme a creer en ello, su manera de pelear, e incluso su voz…Esa máscara no puede esconder del todo quién es. Es como le dije a Tulip y a Snape, sé que de alguna manera él sigue vivo tras esa maldita máscara. Si tan solo pudiera quitársela de encima, quizás... -
- Por supuesto, ha puesto al corriente al profesor Snape…- pensó Harry.
- No hay que darse por vencidos. - replicó Tonks. Por su voz parecía muy preocupada. - Si ha podido reconocerte e incluso ha dudado en matarte…¡Ti…tiene que ser él! Quizás…¡quizás aún hay posibilidad de traerlo de vuelta! -
Mérula soltó un bufido, aunque sonaba desanimada. - Si por casualidad te preguntabas si había algo que envidio de ti, ahí lo tienes. - dijo, con una extraña risa. - Menudo optimismo…-
- ¿De qué creen que estarán hablando? - preguntó Ron a Harry en voz baja.
- Creo que están hablando del portador de la máscara de serpiente. - respondió él con seriedad, agudizando el oído. - Por lo que acabamos de oír, da la sensación de que Mérula lo conoce bien y sabe de quién se trata…Aunque ahora, lo que más me interesa saber es quién fue el insecto que nos atacó en la Feria…-
- ¿Ya habéis terminado? - preguntó alguien.
Harry y los demás se llevaron un buen susto. La señora Weasley había aparecido detrás de ellos, mirándolos con el ceño fruncido.
- ¡Mamá! - exclamó Fred. - Esto…¿Qué haces aquí fuera? -
- Arreglando el gallinero, por supuesto. - respondió la señora Weasley. - Con algo de suerte la próxima vez será más difícil que se escapen. ¿Qué estáis cuchicheando? ¿Habéis terminado de desgnomizar? -
- Errrr…si mamá, - farfulló Ron. - ya hemos terminado de echar a los gnomos. -
Tan pronto como los encontró la señora Weasley dejaron de escuchar las voces del interior de la casa. Debieron percatarse de que estaban a punto de entrar.
- O peor, - pensó Harry, pensando en un posible reencuentro con la máscara de serpiente. - se habrán percatado de que hemos escuchado parte de la conversación. Al menos ya tengo una idea de quién es el hombre con la máscara de serpiente. Debe tratarse del tal John Anderson…-
- ¿Entonces a qué esperáis para entrar en casa? Vamos, aún tenéis que ayudar a Harry y Hermione a subir los baúles a las habitaciones de arriba. Harry, tú dormirás en la habitación de Ron, y Hermione, cielo, tú estarás en la habitación de Ginny. -
- ¡Bien! ¡Será nuestra primera noche juntas! - dijo Chloe con entusiasmo. - Es una pena que Luna no esté aquí, así podríamos tener una pelea de almohadas más equilibrada. -
- Nada de pelea de almohadas. - dijo la señora Weasley. Chloe soltó un bufido. - Ginny y tú me dejareis la habitación perdida de plumas esta mañana. - miró a Harry y Hermione y añadió: - Una vez hayáis dejado los baúles os quiero abajo para poner la mesa de cara a la cena. -
Los jóvenes entraron por fin en la casa por la puerta que daba con la cocina. Harry miró a su alrededor, y vio que Mérula y Tonks estaban sentadas, con caras solemnes, ocupando una mesa de madera desgastada de tanto restregarla, con dos pelirrojos a los que no había visto nunca, aunque no tardó en suponer quiénes serían. Bill y Charlie, los dos hermanos mayores de la familia Weasley.
- ¿Qué tal te va, Harry? - preguntó el más cercano a él, dirigiéndole una amplia sonrisa y tendiéndole una mano grande que Harry estrechó. Estaba llena de callos y ampollas. Aquél tenía que ser Charlie, que trabajaba en Rumania con dragones.
- ¡No me lo puedo creer! - dijo Harry con una amplia sonrisa, al conocer en persona a su predecesor en el puesto de buscador en el equipo de Quidditch de Gryffindor. - ¡El legendario Charlie Weasley! Es un honor conocerte. -
- ¿Legendario? - repitió Mérula, frunciendo el ceño. Tonks contuvo las ganas de reír.
- Vamos, no es para tanto. - balbuceó Charlie, sonrojándose. - Cada vez que mamá me escribe me cuenta lo bien que juegas al Quidditch. Es una alegría saber que Gryffindor cuenta con el mejor equipo de la escuela. - su constitución era igual a la de los gemelos, y diferente de la de Percy y Ron, que eran más altos y delgados. Tenía una cara ancha de expresión bonachona, con la piel curtida por el clima de Rumania y tan llena de pecas que parecía bronceada. Sus brazos eran musculosos, y en uno de ellos se veía una quemadura grande y brillante.
- ¡Si señor! Todo un guerrero. - pensó el azabache. - Tiene heridas de sus batallas pasadas, como debe ser. -
Bill se levantó sonriendo y también le estrechó la mano al azabache, quien se sorprendió. Sabía que Bill trabajaba para Gringotts, el banco del mundo mágico, y que había sido Premio Anual de Hogwarts, y siempre se lo había imaginado como una versión crecida de Percy: un quisquilloso en cuanto al incumplimiento de las normas e inclinado a mandar a todo el mundo.
- ¡Que va! - pensó Harry impresionado. - ¡Es todo lo contrario! ¡Este tío es guay! -
Bill era alto, tenía el pelo largo y recogido en una coleta, llevaba un colmillo de pendiente e iba vestido de manera apropiada para un concierto de rock, salvo por las botas (que, según reconoció Harry, no eran de cuero sino de piel de dragón).
- Si Charlie es un amante de los dragones seguro que no le hace ninguna gracia. - pensó el azabache, observando de reojo las botas de piel de dragón.
- Al fin nos conocemos, Harry. - dijo Bill. - Hasta ahora todo cuanto sabía de ti fue por medio de las cartas de mis padres y hermanos. Da la sensación de que tu etapa en Hogwarts parece más fascinante que la mía. -
- ¿Tú crees? - preguntó Harry.
- Desde luego. - asintió el mayor de los hermanos Weasley. - Tu prematuro ingreso al equipo de Quidditch, lo que pasó con la Piedra Filosofal, la Cámara de los Secretos…¿es cierto que puedes conjurar un Patronus Corpóreo? Caray, me dijeron que eras talentoso, pero eso es simplemente increíble. Incluso magos más mayores que tú no son capaces de realizar con éxito ese encantamiento. -
Harry sintió que se ruborizaba. El gran Bill Weasley ponía en valor sus hazañas. - Oh vamos, no es para tanto. - farfulló, riendo tontamente.
- No le infles tanto el ego a ese mocoso, Bill. - gruñó Mérula. - Y nuestra etapa también fue muy buena. No tenemos por qué envidiar la de Potter. -
- No sé si envidiar es la palabra correcta. - pensó Harry detenidamente. - y yo que pensaba que antes de mi llegada las cosas estaban tranquilas por la escuela…-
Tonks miró a Mérula con burla y poniendo pico de pato le dijo en tono gracioso: - Quién necesita que le rebajen urgentemente el ego es a ti, "Bruja más poderosa de Hogwarts". -
- ¿¡Qué dijiste rompemuebles!? - gruñó Mérula.
- ¿¡Cómo que rompemuebles!? - el pelo de Tonks volvió a teñirse de un rojo intenso.
- Desde que Ron me dijo que trabajas como rompemaldiciones en Egipto he tenido curiosidad de saber cómo es ese trabajo. - confesó Harry, sonriendo como un idiota y manteniendo su arrogante nariz en alza, al mismo tiempo que Charlie sostuvo firmemente a Tonks para evitar que se peleara con Mérula (A ella la mantuvieron sujeta Hermione y Ginny, ya que los demás querían ver pelea) - ¿A que sueles enfrentarte? ¿Momias embrujadas? -
- Es más complejo que eso. - explicó Bill. - Yo solo me dedico a romper maldiciones con la finalidad de alcanzar lugares ocultos donde poder encontrar tesoros u otros objetos de valor. Al final lo más importante es que Gringotts siga ganando dinero, y siga siendo el banco más importante del mundo mágico. Y si…- añadió, al ver la mirada expectante de Harry. - alguna que otra vez me he enfrentado a momias embrujadas. -
- ¡Genial! -
- De acuerdo, es hora de empezar a preparar la cena. - dijo la señora Weasley, acomodándose el delantal. - Chicos, ¿qué os parece si vais dejando los baúles arriba? Mientras hago los preparativos voy a intercambiar unas palabritas con este par de dos. - añadió, señalando a los gemelos, que se sobresaltaron.
- Oh vaya, - pensó Harry, compadeciéndose de sus socios. - debí de imaginar que la señora Weasley no se iba a quedar tranquila sin regañarlos por lo de la varita mágica falsa…-
Los adolescentes asintieron y salieron de la cocina llevándose los baúles. Emprendieron el camino por el estrecho pasillo y subieron por la desvencijada escalera que zigzagueaba hacia los pisos superiores. Aprovechando que estaban fuera de la vista de los adultos, levitaron los baúles con el encantamiento levitatorio "Wingardium Leviosa" para llevarlos con mayor facilidad. Dejaron el baúl de Hermione en la habitación de Ginny, debido a que se encontraba en el rellano del primer piso. Entonces comenzaron a subir hacia el quinto piso, donde se encontraba la habitación donde dormía Ron, en la buhardilla de la casa.
Al entrar, Harry pudo ver que estaba casi igual que el verano de hace dos años. Con los mismos posters de los Chudley Cannons, que daban vueltas y saludaban con la mano desde las paredes y el techo inclinado. En la pecera del alféizar de la ventana, que antes contenía huevas de rana, había una rana enorme. Por supuesto ya no estaba Scabbers, la vieja rata de Ron que resultó ser un animago, pues su lugar lo ocupaba la pequeña lechuza gris que había llevado la carta de Ron a la casa de Hermione para entregársela a Harry. Daba saltos en una jaulita y gorjeaba como loca.
- ¡Cállate, Pig! - le dijo Ron, abriéndose paso entre dos de las cuatro camas que apenas cabían en la habitación. - Como era…¡Ah, sí! Fred y George duermen con nosotros porque Bill y Charlie ocupan su cuarto. - repasó con Harry, explicando así porque había cuatro camas. - Percy se queda la habitación toda para él porque tiene que trabajar (es mejor así, porque nadie le aguanta). -
- ¿Por qué llamas Pig a la lechuza? - le preguntó Harry.
- Porque es tonto. - dijo Ginny, rodando los ojos. - Su verdadero nombre es Pigwidgeon. -
- Sí, y ése no es un nombre tonto. - replicó Ron sarcásticamente. - Ginny lo bautizó, le parece un nombre adorable. Yo intenté cambiarlo, pero era demasiado tarde, ya no responde a ningún otro nombre. Así que ahora se ha quedado con Pig. Tengo que tenerlo aquí porque no gusta a Errol ni a Hermes. En realidad, a mí también me molesta, así que les entiendo perfectamente. -
- Eso no te lo crees ni tu. - dijo Chloe. Se acercó a Harry y le dijo rápidamente en voz baja: - No se lo digas a Ginny, pero yo también pienso que llamar Pigwidgeon a una lechuza es de lo más tonto. ¿Tan difícil era ponerle un nombre más bonito y corto? A mi me hubiera gustado llamarle "Flash", como es tan rápido... -
- ¿De que estáis hablando? - preguntó Ginny, mirándolos con curiosidad.
- ¡Ah! No es nada, no es nada. - farfulló Chloe, agitando los brazos y poniendo cara de inocente.
A su auxilio llegaron los gritos de la señora Weasley desde cinco pisos abajo. Probablemente estaba recibiendo otra negativa por parte de Fred y George ante su idea de verlos trabajando para el Ministerio.
- Vamos señora Weasley…- pensó Harry, sintiendo algo de pena por los gemelos. - Tenga fé en el talento de esos dos. Pueden hacer muchas más maravillas que Gambol & Japes…-
Pigwidgeon revoloteaba veloz y alegremente por la jaula, gorjeando de forma estridente. Harry conocía demasiado a Ron para tomar en serio sus palabras. Siempre se había quejado de su vieja rata Scabbers, pero cuando creyó que Crookshanks se la había comido, se disgustó muchísimo.
- Así es, - pensó el azabache. - solo necesitan un tiempo para que al final le coja cariño. Espero que Pig no sea otro animago no registrado. - miró a Ron y le preguntó: - Entonces, ¿Percy está contento con el trabajo? - se sentó en una de las camas, observando a los Chudley Cannons, que entraban y salían como balas de los posters colgados en el techo.
- ¿Contento? - repitió Ron con disgusto. - Creo que no habría vuelto a casa si mi padre no lo hubiera obligado. Está obsesionado, pero no le menciones a su jefe. "Según el señor Crouch...Como le iba diciendo al señor Crouch...El señor Crouch opina...El señor Crouch me ha dicho...El señor Crouch esto…¡El señor Crouch aquello!" ¡Agh, maldita sea! Un día de éstos anunciarán su compromiso matrimonial…-
Harry, Hermione y Ginny se rieron con ganas (Chloe tuvo que apoyarse en Ron porque estaba a punto de rodar por los suelos otra vez). Al poco tiempo llegó de nuevo a sus oídos la voz de la señora Weasley, exigiéndoles que bajaran a la cocina. Los cinco se pusieron en marcha, bajando por las escaleras e ignorando las protestas de Percy ("A este paso se quejará del sonido del viento", dijo Ron con enfado).
- Vamos a comer en el jardín. - les dijo en cuanto entraron. - Aquí no cabemos catorce personas. ¿Podríais sacar los platos, chicas? Bill y Charlie están colocando las mesas. Vosotros dos, llevad los cubiertos - le dijo a Ron y a Harry. Con más fuerza de la debida, apuntó con la varita a un montón de patatas que había en el fregadero, y éstas salieron de sus mondas tan velozmente que fueron a dar en las paredes y el techo. - ¡Por las barbas de Merlín! - exclamó, apuntando con la varita al recogedor, que saltó de su lugar y empezó a moverse por el suelo recogiendo las patatas. - ¡Esos dos! - estalló de pronto, mientras sacaba cazuelas del armario. Harry comprendió que se refería a Fred y a George. - No sé qué va a ser de ellos, de verdad que no lo sé. No tienen ninguna ambición, a menos que se considere ambición dar tantos problemas como pueden. -
Depositó ruidosamente en la mesa de la cocina una cazuela grande de cobre y comenzó a dar vueltas a la varita dentro de la cazuela. De la punta salía una salsa cremosa conforme iba removiendo.
- Vamos señora Weasley, - dijo Harry, dispuesto a defender a sus socios. - no se ponga así. Ambos son muy talentosos en las artes del bromista. ¿Qué tiene de malo que saquen provecho de su talento natural? Además, que les encante hacer bromas no quiere decir que no tengan cerebro…-
- No es que no tengan cerebro, cielo. - dijo la señora Weasley, mientras llevaba la cazuela a la cocina y encendía el fuego con otro toque de la varita. - Pienso que lo desperdician, y si no cambian pronto se van a ver metidos en problemas de verdad. He recibido más lechuzas de Hogwarts por causa de ellos que de todos los demás juntos. Si continúan así terminarán en el "Departamento Contra el Uso Indebido de la Magia". -
- ¿No es ese el Departamento donde trabaja el señor Weasley? - pensó Harry. - Tampoco sería tan malo. Es decir, si los dos trabajan para ese Departamento el señor Weasley estaría la mar de contento, pero viendo esta reacción me da la sensación de que a ella no le gusta ese trabajo…-
La señora Weasley tocó con la varita el cajón de los cubiertos, que se abrió de golpe. Harry y Ron se quitaron de en medio de un salto cuando algunos de los cuchillos salieron del cajón, atravesaron volando la cocina y se pusieron a cortar las patatas que el recogedor acababa de devolver al fregadero.
- No sé en qué nos equivocamos con ellos. - dijo la señora Weasley posando la varita y sacando más cazuelas. - Llevamos años así, una cosa detrás de otra, y no hay manera de que entiendan...¡OH NO,OTRA VEZ! -
Al coger la varita de la mesa, ésta lanzó un fuerte chillido y se convirtió en un ratón de goma gigante.
- ¡Otra de sus varitas falsas! - gritó la señora Weasley. - ¿¡Cuántas veces les he dicho a esos dos que no las dejen por ahí!? - cogió su varita auténtica, y al darse la vuelta descubrió que la salsa humeaba en el fuego.
- Vamos colega. - le dijo Ron a Harry apresuradamente, cogiendo un puñado de cubiertos del cajón. - Vamos a echarles una mano a Bill y a Charlie. -
Dejaron sola a la señora Weasley y salieron al patio por la puerta de atrás. Apenas habían dado unos pasos cuando Crookshanks salió del jardín a toda velocidad con su cola de cepillo enhiesta y persiguiendo a un gnomo que se había colado en el jardín.
Con su palmo de altura, golpeaba en el suelo con los pies como los palillos en un tambor mientras corría a través del patio, y se zambulló de cabeza en una de las botas de goma que había junto a la puerta. Harry oyó al gnomo riéndose a mandíbula batiente mientras Crookshanks metía la pata en la bota intentando atraparlo.
Al mismo tiempo, desde el otro lado de la casa llegó un ruido como de choque. Comprendieron qué era lo que había causado el ruido cuando entraron en el jardín y vieron que Bill y Charlie blandían las varitas haciendo que dos mesas viejas y destartaladas volaran a gran altura por encima del césped, chocando una contra otra e intentando hacerse retroceder mutuamente.
Fred y George gritaban entusiasmados, Ginny se reía y Hermione rondaba por el seto, aparentemente dividida entre la diversión y la preocupación. La mesa de Bill se estrelló contra la de Charlie con un enorme estruendo y le rompió una de las patas.
Se oyó entonces un traqueteo, y, al mirar todos hacia arriba, vieron a Percy asomando la cabeza por la ventana del segundo piso. - ¡YA ESTÁ BIEN! - estalló. -¿¡Queréis hacer menos ruido!? -
- ¡Lo siento, Percy! - se disculpó Bill con una risita. - ¿¡Cómo van los culos de los calderos!? -
- ¡MUY MAL! - bramó Percy malhumorado, y volvió a cerrar la ventana dando un golpe, rompiéndola de nuevo ("¡Estas ventanas no resisten nada!", protestó) para repararla al poco tiempo. Riéndose por lo bajo, Bill y Charlie posaron las mesas en el césped, una pegada a la otra, y luego, con un toquecito de la varita mágica, Bill volvió a pegar la pata rota e hizo aparecer por arte de magia unos manteles.
- Bill es muy gracioso…- pensó el azabache, riendo. - creo que ya sé quién enseñó a Fred y George a divertirse. -
A las siete de la tarde, las dos mesas crujían bajo el peso de un sinfín de platos que contenían la excelente comida de la señora Weasley. Los nueve Weasley, Harry, Hermione, Chloe, Tonks y Mérula tomaban asiento para cenar bajo el cielo claro, de un azul intenso.
Harry se sintió a gusto al aire libre, disfrutando de la buena comida y las pláticas sobre las vacaciones de cada quien. Al otro extremo de la mesa, Percy ponía a su padre al corriente de todo lo relativo a su informe sobre el grosor de los calderos.
- Le he dicho al señor Crouch que lo tendrá listo el martes. - le explicó Percy, dándose aires de grandeza ("Y ahí va de nuevo con su prometido, que cansino", se quejó Ron en voz baja, haciendo reír a los que estaban más cerca de él). - Eso es algo antes de lo que él mismo esperaba, pero me gusta hacer las cosas aún mejor de lo que se espera de mí. Creo que me agradecerá que haya terminado antes de tiempo. Quiero decir que, como ahora hay tanto que hacer en nuestro departamento con todos los preparativos para el Mundial, y la verdad es que no contamos con el apoyo que necesitaríamos del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos...Ludo Bagman...-
- Ese inútil…- gaznó Mérula, bostezando. - Si tanto querías entradas para la final me lo hubieras preguntado antes Arthur. Tengo mis contactos. -
- Creo que no estaba interesado en acudir a tus contactos…- dijo Tonks en tono misterioso. Miró a Harry, Hermione, Ron y Chloe y dijo con la boca pequeña: - Seguro que iba a recomendarle a uno de esos tipos extraños que son recurrentes en esa taberna del Callejón Knockturn llamada "La Cripta Deshuesada". La gente que hay por ahí da muy mala espina, como esta tía. - señaló a Mérula con el pulgar, haciendo reír a los más jóvenes.
- ¡E…esos no cabeza de fresa! - gruñó ella acaloradamente, con una vena palpitando en su frente. - Ese atajo de imbéciles solo me sirven para sacarles información sobre magos tenebrosos, cosa que, por cierto, los inútiles de tu departamento de mierda son incapaces de hacer bien. - Tonks la miró con ira.
- ¡Mérula, ese lenguaje! - espetó la señora Weasley, llamándole la atención. Mérula soltó un bufido y se cruzó de brazos, desviando la mirada mientras escuchaba a Tonks decirle con enfado "¡Deja de meterte con mi departamento!".
- Ludo me cae bien - repuso el señor Weasley con calma a Percy. - Como dije, nos ha conseguido las entradas para la Copa. Yo le hice un pequeño favor, su hermano, Otto, se vio metido en un aprieto a causa de una segadora con poderes sobrenaturales y…-
- Acudió a ti porque sabía de sobra que si lo hacía otro se metería en un buen lío. - espetó Mérula sin mirarle, mientras la señora Weasley pedía tanto a ella como a Tonks que dejarán de pelearse.
- Quizás Bagman te caiga bien papá, - dijo Percy desdeñosamente. - pero eso no quita que sea algo…irresponsable. Sigo sin entender cómo pudo llegar a ser director de un departamento. ¡Cuando lo comparo con el señor Crouch...! Desde luego, si se perdiera un miembro de nuestro departamento, el señor Crouch intentaría averiguar qué ha sucedido. ¿Sabes que Bertha Jorkins lleva desaparecida ya más de un mes? Se fue a Albania de vacaciones y no ha vuelto...-
- Albania…- pensó Harry, temiendo que Bertha se haya topado con Voldemort, o el enmascarado de serpiente. Entonces intercambió miradas significativas con sus amigos. - Esto no me gusta, si es cierto que la tal Bertha ha ido allí…-
- Sí, le he preguntado a Ludo. - dijo el señor Weasley, frunciendo el entrecejo. - Dice que Bertha se ha perdido ya un montón de veces. Aunque, si fuera alguien de mi departamento, me preocuparía...-
- Por supuesto, Bertha es un caso perdido. - siguió Percy. - Creo que la han estado pasando de un departamento a otro durante años: da más problemas de los que resuelve. Pero, aun así, Ludo debería intentar encontrarla. El señor Crouch se ha interesado personalmente...Ya sabes que ella trabajó en otro tiempo en nuestro departamento, y creo que el señor Crouch le tiene cierta estima. Pero Bagman no hace más que reírse y decir que ella seguramente interpretó mal el mapa y llegó hasta Australia en vez de Albania. En fin…- lanzó un impresionante suspiró y bebió un largo trago de vino de saúco. - tenemos ya bastantes problemas en "El Departamento de Cooperación Mágica Internacional" para que intentemos encontrar al personal de otros departamentos. Como sabes, hemos de organizar otro gran evento después del Mundial. - se aclaró la garganta como para llamar la atención de todos, y miró al otro extremo de la mesa, donde estaban sentados Harry, Hermione, Ron y Chloe antes de continuar. - Ya sabes de qué hablo, papá…- levantó ligeramente la voz. - El asunto ultra secreto…-
- Imbécil…- masculló Ron en voz baja. Puso cara de resignación y le susurró a Harry, Hermione y Chloe: - Ha estado intentando que le preguntemos de qué se trata desde que empezó a trabajar. Seguramente es una exposición de calderos de culo delgado. - Los cuatro se rieron por lo bajo.
En el medio de la mesa, la señora Weasley discutía con Bill a propósito de su pendiente, que parecía ser una adquisición reciente.
- ... con ese colmillazo horroroso ahí colgando...Pero ¿qué dicen en el banco? -
- Mamá, en el banco a nadie le importa un comino lo que me ponga mientras ganen dinero conmigo. - explicó Bill con paciencia.
- A mí me gusta…- declaró Ginny, que estaba sentada al lado de Bill. - Tú estás muy anticuada, mamá. Además, no tienes más que mirar el pelo del profesor Dumbledore...-
- Está comparando el pelo de su hermano con el de un hombre mucho más mayor que él. - pensó el azabache con diversión. - De seguro que el pelo de Dumbledore se sentiría halagado. -
- Tu también deberías cortarte el pelo Mérula, - añadió la señora Weasley, mirando a la cazarrecompensas. - No recuerdo que lo tuvieras así de largo cuando estabas en Hogwarts. -
- Si a Bill no le dicen nada en su trabajo en el mío menos. - repuso ella, encogiéndose de hombros mientras se hacía una cola de caballo. - y aunque me dijeran algo me daría igual. -
- No le dicen nada porque es autónoma. - añadió Chloe, entrecerrando los ojos, pero lejos de intimidar daba risa.
Mérula tenía un largo cabello castaño que llegaba a la altura de su cintura, con un flequillo de color anaranjado. Entre sus anillos plateados de oreja, su chaleco negro y sus botas a juego a Harry le recordaba a los típicos cantantes de metal, y también un poco a un guitarrista muggle que llevaba una larga melena ondulada y sombrero.
- Yo no necesito cortarme el pelo, - dijo Tonks, riéndose. - puedo hacerlo crecer o disminuir la longitud cuando quiera. -
- Que pena que no puedas hacer lo mismo con tu cerebro de Billywig...- se burló Merula, pero esta vez Tonks no le hizo caso.
- ¿Y tú Chloe? - le preguntó Harry a su amiga. - ¿A qué viene el corte de pelo?
- Siempre lo he tenido a la altura de la cintura porque así lo lleva mi madre, pero no es muy cómodo para hacer deporte, por mucho que lleve una cola de caballo. Así que aprovechando el verano lo he recortado un poco para variar. Errr…no me queda mal, ¿verdad? -
- Yo creo que te ves mejor así. - comentó Ron aisladamente.
- ¿¡De verdad lo crees!? - dijo Chloe, con el rostro iluminado.
- Desde luego, - repuso Ron con seriedad. - Al menos así ya no te pareces a tu dichosa arma homicida. - añadió, señalando a su muñeca Barbie.
- ¡Idiota! - bufó Chloe, inflando sus cachetes con enfado y pegándole un puñetazo en el brazo a modo de juego, mientras los demás se reían.
Junto a la señora Weasley, Fred, George y Charlie comenzaron a hablar animadamente sobre los partidos del Mundial de Quidditch.
- Va a ganar Irlanda. - pronosticó Charlie con la boca llena de patata. - En las semifinales le dieron una paliza a Perú. -
- Evidentemente, - dijo Chloe, alzando la nariz con orgullo. - eso es porque tienen a la mejor golpeadora del mundo en el equipo, ¡la poderosa Erika Rath! -
- Tenían que convocar a esa bestia…- masculló Mérula en voz baja, y poniendo mala cara. - Un día casi me tira de la escoba, la muy…-
- No lo tendrán tan fácil los irlandeses, - repuso Fred. - te recuerdo que Bulgaria tiene a Viktor Krum. -
- Krum es un buen jugador, pero Irlanda tiene siete estupendos jugadores. - sentenció Charlie.
- ¿Un buen jugador? ¿Estás de broma? - inquirió Ron con indignación. - ¡Es el mejor buscador del mundo! ¡Y sin ir más lejos, es el actual ganador de la Escoba de Oro! -
- ¿La Escoba de Oro? - preguntó Harry, frunciendo el ceño. - ¿Qué es eso? ¿Un nuevo modelo de escoba? -
- ¿No sabes lo que es, Harry? - dijo Charlie con sorpresa. - Y yo que pensaba que Oliver te lo había explicado todo, o por lo menos de eso presumía él en sus cartas. La Escoba de Oro es la distinción individual más importante en la carrera de un jugador de Quidditch. Independientemente de la posición, se le otorga el premio al jugador más destacado de una temporada, tomando en cuenta todas las competiciones, incluidas las de selecciones nacionales. -
- ¡Ah, ya entiendo! - exclamó Harry. - Es como el balón de oro de los muggles en el fútbol. -
- ¿Balón de Oro? - repitieron los Weasley.
- ¡Yo sé lo que es! - dijo Chloe emocionada. - Es una pelota de fútbol bañada en oro que reparte una revista muggle de Francia. Se la dan al jugador más destacado de la temporada en ese deporte que tienen los muggles. -
- Es un trofeo hecho desde cero, - le corrigió Hermione. - Los muggles no bañan una pelota de fútbol con oro. -
- ¡Pues yo creo que sería genial! -
- Creo que si hacen eso explotaría la pelota. - replicó Ginny.
- ¿Tú crees? -
- Ojalá Inglaterra hubiera pasado a la final. - dijo Bill, soltando un suspiro de decepción. - Fue vergonzoso, eso es lo que fue. -
- ¿Qué ocurrió? - preguntó Harry con preocupación.
Bill soltó un bufido, mientras que Ginny y Chloe pusieron mala cara. Harry supuso que no le había ido bien al equipo nacional de Quidditch.
- Fue derrotada por Transilvania, - repuso Bill con tristeza. - por trescientos noventa a diez…-
- ¡TRESCIENTOS NOVENTA A DIEZ! - estalló Harry, como si se tratara del mayor escandalo del universo. - ¡No! ¡No puedes hablar en serio! -
- Tan en serio como que ya salió hasta en "El Quisquilloso". - bufó Charlie. - Una actuación terrorífica. Y Gales perdió frente a Uganda, y Escocia fue vapuleada por Luxemburgo. -
- ¡Tch! ¿¡Pero qué clase de equipo tenemos!? - pensó Harry, indignado con el equipo nacional.
- Parece que aún no tenemos un equipo competente. - comentó Chloe, rodando los ojos. - En cambio yo pienso que Escocia hubiera dado la talla si hubieran seleccionado a Skye Parkin. Es la mejor cazadora de la Liga. ¡Hasta es candidata para llevarse la Escoba de Oro de esta temporada! Pero claro, según el seleccionador que tienen es demasiado joven para participar. Menuda estupidez…-
- ¡Hmph! Si yo me hubiera dedicado al Quidditch profesionalmente ya tendría tres. - repuso Mérula en tono presumido. - y claro, Inglaterra no habría hecho semejante ridículo. Slytherin me debe a mi las Copas de Quidditch ganadas. No por nada fui la mejor buscadora. -
- Aún así el oso Charlie consiguió quitaros dos copas. - dijo Tonks en tono burlón, haciendo que Charlie frunciera el ceño. - Mira que era difícil. Imagínate tener en un equipo a Skye Parkin, a Orion Armani, a John…-
De repente el ambiente se volvió solemne. Harry no tenía dudas de que John Anderson era alguien muy importante para aquellos que estudiaron con él, porque incluso los gemelos se quedaron callados. El único al que no parecía llamarle mucho la atención la conversación era Percy.
- Teníamos un gran equipo, - dijo Mérula en tono distante. - el mejor de la escuela. Lo pasamos muy bien haciendo jugadas increíbles y machacando rivales…Disculpadme, gracias por la cena Molly. - se levantó de la mesa y se perdió de vista por el jardín. La señora Weasley no replicó nada, lo cual sorprendió a más de uno, mientras que Bill, Charlie, Tonks y los gemelos la miraban marcharse con algo de pena.
- Oye, Tonks…- dijo Harry, captando la atención de la metamorfomaga. - ¿Qué…tipo de relación tenía Merula con John? - ella parecía lista para replicar pero antes añadió: - Tulip nos habló un poco de él cuando visitamos Hogsmeade el año pasado. Tengo entendido que fueron rivales. -
Los chicos intercambiaron miradas cómplices, pero finalmente Tonks respondió por ellos.
- Rivales al principio…- dijo, asintiendo con una sonrisa triste. - pero con el tiempo se fueron acercando, se entendieron cada vez mejor hasta que para sorpresa de muchos se hicieron buenos amigos, y eventualmente…novios. -
- ¿¡Novios!? - exclamaron los más jóvenes.
- Si, - dijo Tonks, riendo un poco. - esa fue más o menos la reacción que tuvimos en su día cuando John nos lo dijo. -
- Era un excelente estudiante, compañero y amigo. - dijo Bill, mirando hacia donde se había ido Merula. - Con él de por medio existió una buena convivencia entre estudiantes de Gryffindor con los de Slytherin. Aún recuerdo que me dijo que una vez acabara sus estudios se dedicaría a ser un rompemaldiciones, como yo…-
- Le gustaba las bromas que hacíamos. - afirmó Fred.
- Es una pena que no lo tengamos aquí…- dijo George. - De seguro estaría entusiasmado por ver la final del Mundial…-
- Si tan solo no hubiera perseguido las bóvedas hasta el final…- susurró Charlie. - Después de encontrar la última no supimos más de él…Mérula fue la última persona que lo vio…-
Fue en ese punto donde Harry entendió que no iban a hablar más del tema, al menos por ese día. John Anderson, el hombre que posiblemente se ocultaba tras aquella máscara de serpiente, había sido muy importante para los Weasley, para Tonks y en especial, para Mérula.
La Cazarrecompensas se había quedado marginada, sentada cerca de la valla por donde tiraban a los gnomos. Una parte de él deseaba saber más, porque si era cierto lo que escuchó antes de entrar en la casa, la posibilidad de que Anderson siguiera con vida estaba ahí. El problema era que estaba poseído por una máscara con forma de serpiente, o al menos eso era lo que interpretó tras oír aquella conversación de la tarde.
Antes de que tomaran el postre, helado casero de fresas, el señor Weasley hizo aparecer mediante un conjuro unas velas para alumbrar el jardín, que se estaba quedando a oscuras, y para cuando terminaron, las polillas revoloteaban sobre la mesa y el aire templado olía a césped y a madreselva. Harry había comido maravillosamente y se sentía en paz con el mundo mientras contemplaba a cuatro gnomos que saltaban entre los rosales, riendo como locos y corriendo delante de Crookshanks.
- ¡Mirad qué hora es! - dijo de pronto la señora Weasley, consultando su reloj de pulsera. - Ya tendríais que estar todos en la cama, porque mañana os tendréis que levantar con el alba para llegar a la Copa. Harry, si me dejas la lista de la escuela, te puedo comprar las cosas mañana en el callejón Diagon. Voy a comprar las de todos los demás porque a lo mejor no queda tiempo después de la Copa. La última vez el partido duró cinco días. -
- ¿¡Cinco días!? - dijo Harry entusiasmado, y pensando en cómo podría el sobrevivir a toda una "campaña" por ganar un partido. - ¡Eso estaría excelente! -
- Pues yo espero que no. - replicó Percy en tono moralista. - Me horroriza pensar cómo estaría mi bandeja de asuntos pendientes si faltara cinco días del trabajo. -
- Desde luego, - dijo Fred con seriedad. - alguien podría volver a ponerte una caca de dragón, ¿eh, Percy? -
- ¡Era una muestra de fertilizante proveniente de Noruega! - respondió Percy, poniéndose muy colorado. - ¡No era nada personal! -
- Sí que lo era…- le susurró Fred a Harry, cuando se levantaban de la mesa. - Se la enviamos nosotros. - Harry tuvo que esforzarse para no reírse a carcajadas.
A la mañana siguiente, en la habitación de Ron, Hermione lo zarandeó para despertarlo. Harry abrió los ojos con dificultad, pues aun estaba cansado, pero al tratarse de ella no quiso poner más pegas.
- Dios…eres tan hermosa…- pensó, sintiendo sus mejillas arder. Entonces se dio cuenta de algo.
Quizás se trataba de un error, debido a que todavía estaba medio dormido, pero juraría que los dientes incisivos de Hermione no eran alargados como de costumbre. Al contrario, eran rectos e iban al compás del resto de su hermosa dentadura.
- Vamos Harry, es hora de irse…- le susurró ella, y Harry sintió más ganas que nunca de sentir su aliento un poco más cerca. Justo cuando ambos se quedaron mirándose, alguien interrumpió el que podía ser uno de mejores despertares de su vida.
- Vamos Ron, despierta de una vez. - era Chloe, obligando a su mejor amigo a levantarse tras darle un golpecito en la cabeza con su muñeca Barbie .
- ¡Ah! ¡Maldita sea! - gruñó él. - ¡Aparta esa cosa de mi cabeza! -
- Pues será mejor que te levantes o no llegaremos a tiempo. - dijo ella, aunque claramente tenía sueño, igual que ellos.
Mirando por la ventana, Harry pudo ver que fuera todavía estaba oscuro. A los pies del colchón vio dos formas grandes, despeinadas e idénticas que surgían de sendos líos de mantas.
- ¿Ya es la hora? - preguntó Fred, más dormido que despierto.
Se vistieron en silencio, demasiado adormecidos para hablar, una vez las chicas salieron (Harry pudo visualizar como ambas estaban sonrojadas cuando estuvieron a punto de cambiarse delante de ellas).
Para la ocasión todos debían ir vestidos como muggles para no llamar la atención. Harry aprovechó la ocasión para estrenar un nuevo juego de ropa, más apropiado para alguien que ya no era tan crío: Unos pantalones vaqueros oscuros, una camiseta roja, una chaqueta negra ligera y con capucha, además de unas zapatillas deportivas.
- Había pensado en comprarme una chaqueta de cuero, - pensó el azabache, mientras se ataba los cordones de las zapatillas y contenía como podía el sueño. - pero no me alcanzó el presupuesto que me autoimpuse. Además, si Charlie me llegara a ver con una podría pensar que son de piel de dragón…-
Luego, bostezando y desperezándose, los cuatro bajaron la escalera camino de la cocina. La señora Weasley removía el contenido de una olla puesta sobre el fuego, y el señor Weasley, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes entradas de pergamino. Levantó la vista cuando los chicos entraron y extendió los brazos para que pudieran verle mejor la ropa. Llevaba una vez más su conjunto de jugador de golf.
- Se supone que vamos de incógnito...y cuando fui a ver a los Granger les gustó mucho. - dijo muy contento. - ¿Parezco un muggle, Harry? -
- Desde luego. - observó Harry, sonriendo. - Ahora solo falta que aprenda a jugar golf. -
- ¿Tú sabes jugar? -
- No. -
- Oh, vaya…-
- ¿Dónde están Bill y Charlie y Pe-Pe-Percy? - preguntó George, sin lograr reprimir un descomunal bostezo.
- Bueno, van a aparecerse, ¿no? - dijo la señora Weasley, cargando con la olla hasta la mesa y comenzando a servir las gachas de avena en los cuencos con un cazo. - Así que pueden dormir un poco más. -
- Ah…la aparición. - pensó el azabache, con ganas de ser un poquito más mayor. - Como me gustaría tener diecisiete solo para poder usar esa habilidad. Es cierto que no es algo tan simple, además que solo lo usaría si la distancia es rematadamente larga y la situación me lo pidiera. Hm…ahora que lo pienso…-
De repente recordó que la aparición la había llegado a utilizar con anterioridad. La primera vez, aunque no estaba del todo seguro, fue aquella en la que escapaba de Dudley y sus amigotes, terminando en lo alto de una chimenea. Luego, gracias a su habilidad Reiumta podía usarla un poco, aunque sin saber del todo su funcionamiento. Gracias a que recuperó los recuerdos que Snape le había quitado, supo que utilizó esa habilidad más veces.
- O sea, que siguen en la cama. - dijo Fred de malhumor, acercándose su cuenco de gachas para comer. - ¿Y por qué no podemos aparecernos nosotros también? -
- ¡Porque no tenéis la edad y no habéis pasado el examen! - replicó bruscamente la señora Weasley. - ¿Y dónde se han metido esas chicas? -
- Si hablas por nosotras, - bostezó Tonks, saliendo de la cara al mismo tiempo que estiraba los brazos. - ya estamos aquí Molly…-
- No te quejes, tu has dormido en el sofá. - gruñó Mérula, dándole una patada en el trasero para obligarla a despejar la salida. Al parecer ya volvía a mostrar su habitual mal humor. - Yo me tuve que dormir encima de las sillas. -
- ¿No sugeriste dormir afuera? - se burló Tonks, aunque parecía estar lista para soltarle un puñetazo. - ¿Qué ocurre? ¿Te dejaste la tienda de campaña? -
- La llevo encima, idiota. - bufó Mérula. - Es una lata desmontarlo cuando todavía no estamos en la sede del Mundial. Ya podrías darme las gracias por dejar que te quedes, más que nada porque a las invitadas les hace ilusión ver tu careto de nuevo…-
- ¿Invitadas? - repitió Tonks, pero fue interrumpida por la señora Weasley.
- Hablaba de las niñas, - dijo, frunciendo el ceño. – y ustedes dos pueden aparecerse. ¿Cómo es que vais a pie? -
- Pues…-
Antes de que Tonks inventara una excusa, Mérula le dio un codazo en las costillas y le explicó a la señora Weasley que las dos se animaron a dar un paseo matinal para calentar motores de cara a la final. Luego Mérula y Tonks empezaron a cuchichear en voz baja, así que Harry decidió reanudar su charla sobre la aparición con el señor Weasley.
- ¿Hay que pasar un examen para poder aparecerse? - le preguntó. Aunque él ya tenía conocimiento de lo que era la aparición y el asunto de la licencia, quería conocer el punto de vista de un trabajador del Ministerio como podía ser el señor Weasley.
- Desde luego. - respondió el señor Weasley, poniendo a buen recaudo las entradas en el bolsillo trasero de su pantalón. - "El Departamento de Transportes Mágicos" tuvo que multar el otro día a un par de personas por aparecerse sin tener el carné. La aparición no es fácil, y cuando no se hace como se debe puede traer complicaciones muy desagradables. Esos dos que os digo se escindieron. - todos hicieron gestos de desagrado.
- ¿Se…escindieron? - repitió Harry, poniéndose nervioso. - ¡La mitad de su cuerpo quedó atrás! ¡La Ley varía de las consecuencias si se hace una aparición incorrectamente! Esa es bien desagradable…- pensó, horrorizado de solo imaginárselo.
- Huy si, y por supuesto estaban inmovilizados, - explicó el señor Weasley, echándose con la cuchara un montón de melaza en su cuenco de gachas. - no tenían ningún modo de moverse. Tuvieron que esperar a que llegara "El Equipo de Reversión de Accidentes Mágicos" y los recompusiera. Hubo que hacer un montón de papeleo, os lo puedo asegurar, con tantos muggles que vieron los trozos que habían dejado atrás...-
- ¿Que-quedaron bien? - preguntó Harry, asustado.
- Sí, - respondió el señor Weasley con tranquilidad. - pero les cayó una buena multa, y me parece que no van a repetir la experiencia por mucha prisa que tengan. Con la aparición no se juega. Hay muchos magos adultos que no quieren utilizarla. Prefieren la escoba: es más lenta, pero más segura. -
- Esta es una de las razones por las que debo de ser muy bueno con esa habilidad, para no encontrarme con problemas de este tipo. - pensó el azabache. - Además, si domino la aparición, podría usarlo como una herramienta evasiva útil en caso de que esté metido en un duelo. - miró al señor Weasley y preguntó: - Entonces, ¿Bill, Charlie y Percy sí que pueden? -
- Charlie tuvo que repetir el examen. - dijo Fred, con una sonrisita. - La primera vez se lo cargaron porque apareció ocho kilómetros más al sur de donde se suponía que tenía que ir. Apareció justo encima de unos viejecitos que estaban haciendo la compra, ¿os acordáis? -
- Bueno, pero aprobó a la segunda. - señaló la señora Weasley, entre un estallido de carcajadas, cuando volvió a entrar en la cocina.
- Percy lo ha conseguido hace sólo dos semanas. - dijo George, rodando los ojos. - Desde entonces se ha aparecido todas las mañanas en el piso de abajo para demostrar que es capaz de hacerlo. -
Se oyeron unos pasos, Hermione, Chloe y Ginny entraron en la cocina, esta última pálida y somnolienta.
- Buenos días. - dijo Hermione, sentándose al lado de Harry.
Los gemelos miraron a Harry sonriendo graciosamente y le lanzaron miradas con risillas que provocaron que se sonrojara.
- Esos malditos…- pensó el joven mago con las mejillas ardiendo, recordando cuando se conocieron. Los gemelos dieron por sentado desde el principio que Hermione y él eran novios. - Esta no es la primera vez, ya hicieron lo mismo en Zonko el año pasado, aunque pasó desapercibido. Debí imaginar que era cuestión de tiempo en que volvieran a las andadas con eso…-
- ¿Por qué nos hemos levantado tan temprano? - preguntó Ginny, frotándose los ojos y sentándose en la mesa junto a Chloe y Ron.
- Tenemos por delante un pequeño paseo. - explicó el señor Weasley.
- ¿Nos tomará mucho tiempo si vamos andando hasta la sede del Mundial? - preguntó Harry.
- A mí no me importaría, - opinó Chloe, bostezando. - aunque preferiría poder dormir un par de horas más…-
- No, no, la sede está muy lejos. - repuso el señor Weasley, sonriendo. - Sólo hay que caminar un poco. Lo que pasa es que resulta difícil que un gran número de magos se reúnan sin llamar la atención de los muggles. Siempre tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de viajar, y en una ocasión como la del Mundial de Quidditch...-
- ¡George! - exclamó bruscamente la señora Weasley, sobresaltando a todos.
- ¿Qué? - preguntó George, en un tono de inocencia que no engañó a nadie.
- ¿Qué tienes en el bolsillo? - inquirió la señora Weasley.
- Oh no…- masculló Ron, alterado. - se ha percatado…-
- ¿De qué? - preguntó Harry, pero él solo señaló a George y su madre.
- Eeeee….¿Nada? - dijo George tontamente.
- ¡No me mientas! - bramó la señora Weasley. Blandió su varita, apuntó con ella al bolsillo de George y exclamó: - ¡Accio! -
- Adoro el encantamiento de atracción de objetos, - pensó Harry, observando con interés lo que la señora Weasley intentaba sacarle a George de su bolsillo. - pero si el objeto en concreto lo tengo al alcance tampoco me voy a ponerme a realizarlo. No puedo estar dependiendo de la magia para todo, necesito moverme. -
Varios objetos pequeños de colores brillantes salieron zumbando del bolsillo de George, que en vano intentó agarrar algunos: se fueron todos volando hasta la mano extendida de la señora Weasley.
- ¡Os dije que los destruyerais! - exclamó furiosa, sosteniendo en la mano lo que, sin lugar a dudas, eran más caramelos longuilinguos. - ¡Os dije que os deshicierais de todos! ¡Vaciad los bolsillos, vamos, los dos! -
Fue una escena desagradable. Evidentemente, los gemelos habían tratado de sacar de la casa, ocultos, tantos caramelos como podían, y la señora Weasley tuvo que usar el encantamiento convocador para encontrarlos todos. "¡Accio! ¡Accio! ¡Accio!", fue diciendo, y los caramelos salieron de los lugares más imprevisibles, incluido el forro de la chaqueta de George y el dobladillo de los vaqueros de Fred. Ginny los observó con pena, mientras que Chloe parecía contener las ganas de llorar.
- Deberían haberse llevado menos y haberlos ocultado mejor…- pensó Harry, mientras observaba como Hermione miraba la escena con indiferencia. - Oh, que rencorosa. Supongo que esta es su venganza particular por lo de Crookshanks con los caramelos longuilinguos…-
- ¡Hemos pasado seis meses desarrollándolos! - le gritó Fred a su madre, cuando ella los tiró.
- ¡Ah, una bonita manera de pasar seis meses! - exclamó ella. - ¡No me extraña que no tuvierais mejores notas! -
Harry sonrío divertido y Hermione reprimió una carcajada. Chloe parecía contener las ganas de replicar a la señora Weasley, pero Ginny le dijo que se lo pensara mejor, alegando que no era buena idea hablar con ella en ese estado.
El ambiente estaba tenso cuando todos se despidieron. La señora Weasley aún tenía el entrecejo fruncido cuando besó en la mejilla a su marido, aunque no tanto como los gemelos, que se pusieron las mochilas a la espalda y salieron sin dirigir ni una palabra a su madre.
- Bueno, pasadlo bien. - dijo la señora Weasley. - ¡Y portaos como Merlín manda! - añadió dirigiéndose a los gemelos, pero ellos no se volvieron ni respondieron. - Os enviaré a Bill, Charlie y Percy hacia mediodía. - añadió, mientras el señor Weasley, Harry, Ron, Hermione, Chloe, Ginny, Tonks y Mérula se marchaban por el oscuro patio precedidos por Fred y George.
Nota del Autor: No tengo excusa para explicar el retraso que he tenido, más allá de un problema de exceso de trabajo y poco tiempo para pensar y seguir escribiendo los capítulos…y para que engañarlos, me pasé estos meses sin poder acceder a mi cuenta. Afortunadamente ya recuperé la cuenta y puedo seguir. También pienso, joder que tonto, mira que podría haber dicho algo por medio de una review anónima o algo así, pero a saber si lo ibais a creer o no. En fin, solo espero que esta vez pueda cumplir los plazos establecidos sin problemas. Con tantas cosas sobre la mesa me ha faltado tiempo para dedicarme de lleno al fic y por ello me ha sido difícil dejar listo estos capítulos.
Debido a esto (y a modo de prueba para mí mismo) he pensado en dejar un margen de tres semanas para los siguientes dos capítulos y a partir de ahí volver al ritmo de cada dos semanas. Perdón una vez más por el enésimo retraso xD
Pues aquí les dejo la fecha de la siguiente subida: 5 de octubre del 2023 (05/10/23)
