Capítulo: VII
Tuvieron que detener la moto Hyliana antes de adentrarse por completo en Ordón, haciéndola desaparecer en cuanto la autopista se habría terminado y estaban en carretera nacional, ya que Link argumentó que como una vieja cotilla los mirase, se podían olvidar de ir de incógnito y estarían en problemas. Ambos iban caminando sobre un camino de tierra, sin ninguna iluminación salvo la luz artificial de la tableta Sheikah, que hacía que Zelda se tropezase casi con cada paso al no estar acostumbrada, teniendo que aferrarse al brazo de Link para no caerse. Jamás habría ido a un pueblo así, tan alejado al menos de la Ciudadela. Olía muy rústico, mejor dicho, a abono para los campos y a mucho ganado. Era un olor muy natural y rústico y no era que le desagradase, pero no estaba acostumbrada a este. Sin embargo, Link parecía no inmutarse.
-Entonces…-murmuró la princesa mirando el perfil del joven.-¿Has vivido toda tu vida aquí?
Link simplemente asintió, mirando levemente las vistas de su pueblo siendo iluminadas por la luz de la luna.
-Sí…-respondió el hyliano.-Creo que solo he salido de aquí un par de veces, una vez a Kakariko en mi cumpleaños y… Bueno, a la ciudadela para el festival.-aquello último lo dijo en un tono burlesco, suspirando levemente.-Es un pueblo muy bonito, todo el mundo conoce a todo el mundo, solo hay un colegio prácticamente… Pero no sé, siempre me he sentido atrapado, como si no perteneciese aquí…
Zelda le miró apenado, sin poder evitar recargarse más sobre su brazo mientras caminaban intentando brindarle apoyo.
-Te entiendo…-murmuró la princesa.-No te creas que por ser "la princesa de Hyrule" mi vida ha sido fácil… Recuerdo que en el funeral de mi madre, ni si quiera me dejaron llorar por "protocolo".-Zelda se quedó levemente cabizbaja y Link la miró atónito, sim creerse tal cosa.-Siempre estudiando de sol a sol, teniendo que atender actos oficiales, luciendo mi mejor sonrisa… Creo que nunca logré procesar la muerte de mi madre, ¿sabes?-dijo, mirando ahora a Link a los ojos.-Porque los actos oficiales no acaban y siempre debo lucir correcta… Ni si quiera he tenido un amigo de verdad que se haya acercado a mí a algo más que no fuese mi título… Bueno, tengo a mi amiga Styla, y somos buenas amigas, pero sé que se acercó por eso mismo…-otro suspiro, pero esta vez la princesa agachó la mirada.-Creo que de no ser por Impa, habría estado completamente sola…
Link miró apenado a Zelda, tomando su mano, cosa que sorprendió a la princesa de sobremanera, para luego detenerse el rubio y mirarla.
-Ya no estás sola, Zelda…-dijo Link, mirando a la princesa a los ojos. La piel pálida de la princesa brillaba bajo la luz de la luna, al igual que sus ojos de color zafiro. Pero no era la única, Zelda miraba maravillada los profundos ojos azules de Link, sintiendo su corazón latir rápidamente.-Y créeme, no pienso dejarte sola, aún cuando acabemos con esta locura…
No hacían falta más palabras. Era increíble cómo con ellos, las palabras sobraban. Con una mirada podían reconfortar al contrario, a sus almas. Era como que si con tocar la mano del contrario, las angustias se esfumaran de ambos cuerpos. Incluso una tenue luz dorada amenazaba por salir de los mitones de cuero donde ambos ocultaban sus correspondientes marcas.
-De entre todas las personas que pude haber encontrado en un callejón…-dijo la princesa alzando la vista a los ojos contrarios.-Me alegro de que hayas sido tú, Link…
Una vez llegaron al pueblo, caminaban lentamente por las calles con la mirada agachada tratando de no cruzar miradas con algún posible peatón. Ambos llevaban las capuchas puestas y Link reía diciendo que parecían niñatos a punto de intentar asaltar a alguien con una navaja. Zelda se sorprendió ante aquel comentario, pero Link dijo que era un chiste común en Ordón. Zelda se calmó levemente, pensando que debía conocer mejor su reino.
Caminaron por media hora y Zelda estaba ya exhausta, al igual que Link. No habrían parado desde aquella mañana que fueron a por la llama de Farone. Ambos soñaban con sus respectivas camas, aunque sobre todo con comida ya que se estarían muriendo de hambre y se habrían agotado los aperitivos que habrían sobrado de la gasolinera. A lo lejos se veía una casa pegada a un local y Link dijo que era allí, por lo que se acercaron y Zelda apreció mejor el sitio. Era una casa de pueblo, aunque algo vieja. Las paredes ya no eran totalmente blancas, si no que habrían adquirido un cierto tono amarillento por el paso de los años al igual que habría varias grietas en estas también. Las ventanas tenían barrotes de hierro fuera de estas, aunque estos estaban ya oxidados y las ventanas que estarían abiertas parecían rechinar un poco. Aunque fuese una casa preciosa, el paso del tiempo le estaría pasando factura, aunque no por eso estaba desatendida.
-¿Sabes quién vive aquí?-preguntó Zelda mientras Link buscaba algo en su mochila. El hyliano simplemente asintió para luego ver a la princesa.
-Es mi casa.-respondió, luego abriendo la puerta de la tienda y rápidamente apagando la alarma antes de que alertase a sus abuelos.-Mi abuelo tiene una tienda de antigüedades, trabajo con él y eso.
Zelda se sorprendió al escuchar aquello, entrando a la tienda en cuanto Link le hizo una seña con la mano de que ya podía entrar, para así mirar sorprendida todos los artilugios que habría en ésta.
-Wow...-murmuró la princesa.-Hay muchas cosas que parecen ser muy valiosas...
Link simplemente se encogió de hombros, a la vez que se adentraba aún más en la tienda hasta un pasillo solo con libros.
-Cuando era pequeño a veces curioseaba lo que habría aquí...-murmuró el hyliano buscando entre los estantes.-Una vez abrí el libro de Mudora y no entendí nada de lo que ponía, entonces mi abuelo me explicó que era una especie de diccionario de hyliano antiguo.-poco después encontró el libro, soplando la portada polvorienta y enseñándoselo a la princesa.-Creo que nos puede servir...
Zelda tomó el libro entre sus manos, abriendo sus páginas viendo el contenido de este y asintiendo con una leve sonrisa. Habría visto anteriormente ese libro en el castillo, de hecho, Impa habría querido enseñarle hyliano antiguo con este. Sin embargo, siempre se quejó de que no le servía aprender hyliano antiguo y ahora se estaba arrepintiendo enormemente de aquello.
-¿Nos vamos?-preguntó la princesa.-Deberíamos volver al bosque de Farone a buscar al Árbol Dekú y preguntarle qué deberíamos hacer ahora...
Link simplemente asintió y en lo que se dirigían hacia la salida, primero se toparon con donde estaría la caja registradora. En uno de los cajones su abuelo tendría un anillo, el cual era el anillo de compromiso de su padre a su madre. Era un anillo plateado, creía recordar que no era un diamante si no un zafiro blanco, pero recordaba cómo su madre adoraba ese anillo y el momento en el que su padre le pidió matrimonio. Decidió tomarlo, guardándolo en su bolsillo, para luego mirar los posts its amarillos y un bolígrafo, dejándole una nota a su abuelo.
Salieron de la tienda, mirando levemente una luz encendida en el salón de la casa de Link. Zelda se asomó levemente, sin ser vista obviamente por la familia del hyliano, mirando a estos sentados todos en el sofá cabizbajos. La princesa volteó a ver a Link, quien simplemente se ajustaba su capucha.
-¿Seguro que no quieres decirles que estás bien?-preguntó la princesa, a lo que Link negó.-¿Por qué?
-Porque me será más difícil irme si los veo.-dijo Link, simplemente empezando a caminar con las manos en sus bolsillos.-No podré explicarles todo esto... Y no querrán que me vaya y honestamente, no creo poder decirles que no...
Zelda simplemente miró apenada a Link y en silencio se dedicaron a marcharse del pueblo, dirigiéndose otra vez a los Bosques Perdidos en la región de Farone, tratando de ignorar aquel silencio que los rodeaba.
A pesar de que no estaban tan lejos del Bosque de Farone y también de los Bosques Perdidos, tardaron aproximadamente casi tres horas en llegar debido a la falta de luz. Link insistió en que podrían descansar y dejar aquello para la mañana siguiente, pero Zelda decía que era mejor proseguir para así acabar con aquella odisea cuanto antes. Sin embargo, a diferencia de la primera vez que fueron a los Bosques Perdidos, una oscura aura rodeaba estos. El ambiente era pesado y ahora estaba lleno de bichos, o mejor dicho monstruos, que anteriormente no habría. Lo primero que se toparon fueron con una especie de murciélagos, más grandes y con un solo ojo rojo, llamados keesees que se acercaron a ellos en bandada. Link los a ambos con el escudo hyliano, para luego con su espada maestra asestar tajos en estos y escuchando sus ensordecedores chillidos cuando morían desapareciendo en un humo morado. Zelda se tapa la boca tratando de aguantar las leves náuseas que aquello le provocó, aunque le sorprendía el rostro serio con el que Link mataba a esos bichos sin dudarlo. Después de eso se encontraron arañas gigantes, skulltulas, que caían sobre las ramas de los árboles. Zelda gritó asustada al verlas, ya que odiaba los bichos y siempre que habría alguno en el palacio tendría un grupo de empleados que vendrían corriendo a matarlos, y el ver una araña gigante le causó aquella impresión. Link las volteaba como podía, para acabar dándoles las vuelta y con una estocada dar en su punto débil debajo de aquella coraza calavérica. El último monstruo con el que se toparon fue con una especie de plantas con dientes. De no haber sido por Zelda quien las avistó de lejos, Link habría sido mordido en la pierna por una de estas. Con un tajo logró romper la boca de la dekú baba, haciendo que esta muriese en el acto y desapareciese también en el mismo humo morado. Ya estaban cerca de llegar a donde el Árbol Dekú, Zelda se aferraba al brazo de Link para seguir caminando, ambos algo sorprendidos por el estado del bosque y levemente temerosos.
-Me pregunto si el Árbol Dekú está bien…-murmuró Zelda.-Parece que algo grave ha pasado desde la última vez que estuvimos…
Link simplemente asintió en un suspiro, cortando las ramas que obstaculizaban el paso con el filo de su espada, llegando por fin al claro donde estaría el Árbol Dekú. Sin embargo, al llegar la imagen del protector del bosque era totalmente lo contrario que recordaban. Las hojas del protector estaban marchitas y caían al suelo, a la vez que el árbol soltaba un gemido adolorido, abriendo sus ojos débilmente para así mirar a los jóvenes hylianos en frente suya.
-Princesa… Héroe elegido por las Diosas…-murmuró el protector del bosque.-Me temo que no puedo ayudaros ahora mismo puesto que el usurpador me ha encontrado…el Árbol Dekú soltó algo parecido a una tos, escuchándose cómo algo "caminaba" entre sus ramas.-Me ha enviado a un monstruo, un esbirro, la reina Skulltula Gohma para acabar conmigo… Me temo que ha llegado mi fin…
-¡No!-exclamó Link, poniéndose en posición de combate para así acercarse al árbol.-¡No dejaremos que Ganondorf acabe contigo! ¡Ganondorf no va a seguir destruyendo Hyrule mientras nosotros sigamos de pie luchando!
El Árbol Dekú simplemente sonrió mientras cerraba sus ojos, escuchándose cómo de entre sus ramas una araña gigante bajaba, parándose en sus dos patas traseras en señal de ataque y luego proceder a atacar al hyliano tirándole un poco de su telaraña. Por suerte, Link bloqueó esta con su escudo, para luego proceder a atacar a esta. Sin embargo, la araña tendría una fuerte coraza y sus ataques eran en vano. A pesar de esto, la araña tendría un enorme ojo que llamó la atención de Link y una rápida idea apareció en su mente. Sacó el arco que colgaba de su pantalón junto con una flecha del carcaj que colgaba del mismo y lo más rápido que pudo acercó esta al arco y apuntó hacia el ojo de Gohma. Aprovechó un momento que la araña procedió a volver a pararse en sus dos patas traseras, para así Link disparar la flecha en dirección a su ojo. Milagrosamente, después de años sin haber disparado una flecha, dio justo en el blanco y la araña soltó un sonido ensordecedor, tapando su ojo con su párpado y moviéndose de un lado a otro. Link aprovechó para cortar las piernas de esta y en el momento que Gohma volvió a abrir su ojo, clavar de una estocada su espada. Gohma soltó un grito ensordecedor al recibir la estocada, muriendo poco después e igual desapareciendo en un humo morado. Link simplemente suspiró calmándose, corriendo hacia Zelda quien durante todo ese tiempo habría estado rezándole a las Diosas para que salvasen al Árbol Dekú o despertasen su poder sagrado para salvarlo ella misma. Sin embargo, fue en vano y el tronco del Árbol Dekú no tardó en marchitarse, dándoles a entender que este no estaría ya entre ellos. Al darse cuenta de aquello, Zelda no pudo evitar echarse a llorar, para así Link simplemente abrazar a la princesa, rodeándola protectoramente con sus brazos, dejando que esta llorase en su pecho, aguantándose él mismo las ganas de llorar también.
Decidieron pasar el resto de la noche allí, en silencio. Aún seguían en shock. ¿Cómo pudo Ganondorf hacer aquello? ¿Mandar a Gohma a asesinar al Gran Árbol Dekú? Estaba atentando contra toda la vida en Hyrule, asesinando a sus protectores. Pero era difícil detenerlo, no estaban listos. La Espada Maestra necesitaba recuperar su poder, Zelda encontrar alguna forma de despertar su poder sagrado y aquella batalla le hizo darse cuenta de una cosa muy importante a Link. Por mucho que tuviese el alma del héroe elegido por las Diosas y que esta le brindase cosas inexplicables como el manejo de la espada y demás, no estaba listo para enfrentarse al usurpador. Necesitaba fortalecer su espíritu. ¿Cómo? No tenía ni idea. El Gran Árbol Dekú, la única persona que los podía guiar, había muerto. Zelda estaría recostada en el pecho de Link, sitio donde se habría quedado después de quedarse dormida después de llorar, mientras Link no podía evitar jugar levemente con los rubios mechones de la princesa que estarían en el suelo. Link simplemente suspiró, para luego Zelda incorporarse poco a poco levemente avergonzada y sonrojada después de quedarse dormida en aquella posición, los dos aún sobre la tierra del bosque.
-Lo siento…-murmuró la princesa.
-¿Eh?-preguntó Link confuso, hasta que cayó en lo pasado, adquiriendo un tenue rubor de igual manera.-Oh, no te preocupes por eso…
Zelda simplemente esbozó una dulce sonrisa, suspirando luego y desviando la mirada.
-No sé qué hacer…-murmuró nuevamente la princesa.-Estoy perdida… He soñado con esto múltiples veces pero no sé cómo seguir… Creo que debemos ir con más calma… Nos hemos apresurado y el Gran Árbol Dekú ha muerto…
Link suspiró levemente, frotándose el rostro cansado.
-Supongo…-contestó el hyliano cabizbajo.-Tampoco nos queda mucho dinero… Y no soy lo suficientemente fuerte para protegerte, digo, proteger al resto como me gustaría…
Zelda esbozó una pequeña mueca desanimada, viendo su sombra reflejada bajo la luz de la luna. Fue en eso, que una idea surcó por su cabeza. Los sheikahs. Los sheikahs eran la tribu de Impa y ella era su líder. Se estimaba que no quedaban muchos con vida, quedando solo un pequeño pueblo cerca de Kakariko, pero Impa ya sabía sobre aquello y ella misma habría dicho que los sheikah llevaban cuidando de la familia real desde las sombras por generaciones. Tal vez Impa habría logrado escapar del castillo aquel día y tal vez, ella estaría allí esperando a que ella llegase para guiarla.
-Creo que tengo una idea…-murmuró Zelda atrayendo la atención de Link.-Mi nana… Ella es una sheikah y ella ya sabía todo esto…-elevó su mirada, quedando cara a cara con el hyliano.-Tal vez… Tal vez ella ha escapado y pueda ayudarnos… O algún otro sheikah…-suspiró levemente frustrada, abrazándose a sí misma.-No sé qué más hacer, Link… Esta es mi última esperanza… Seguramente todas mis antepasadas estén decepcionadas de mí por no saber guiar al héroe en su misión…
Nuevamente lágrimas de impotencia salieron de los ojos de la princesa y Link se dedicó a abrazarla como anteriormente. Ambos estaban frustrados sin saber qué hacer. Y Link tampoco sabía qué hacer, pero odiaba ver a la princesa llorar, algo en su interior le hacía querer estar a su lado y siempre secar sus lágrimas, protegerla con su vida si hiciera falta, a pesar de que apenas la conocía.
-Si tus antepasadas están decepcionadas de ti por no saber guiarte, mis antepasados estarán decepcionados de mí por no poder protegerte…-murmuró con una apenada sonrisa mientras con su mano acariciaba la mejilla de Zelda y secaba sus lágrimas con su pulgar.-Pero eso da igual, princesa… Estamos juntos en esto…
Los ojos azules profundos de Link brillaban bajo la luz de la luna y Zelda no pudo evitar sonrojarse nuevamente, quedando hipnotizada bajo su mirada, con su corazón latiendo fuertemente. Era como si el tiempo se hubiese detenido allí mismo y solo una cosa lograba pasar por su mente. ¿Por qué no se sentía como la primera vez que tendría aquel sentimiento? ¿Por qué aquella sensación se le hacía tan conocida, como un vago recuerdo de una vida pasada?
Después de eso, Link ayudó a la princesa a levantarse del suelo y con cuidado empezaron a salir del bosque ya con la ayuda del sol iluminando su camino.
Una vez salieron del bosque, Zelda se dedicó a invocar la moto hyliana y Link a buscar materiales para el depósito y que durase lo suficiente hasta Kakariko. Sin embargo, al volver y ver a la princesa algo más pálida que de costumbre, se preocupó levemente para así colocarse frente suya y con su mano comprobar que esta no tuviese fiebre o algo parecido.
-No has estado comiendo bien estos días o descanzando…-murmuró Link preocupado.-Será mejor que paremos a descansar en algún sitio… No quiero que te enfermes…
Zelda se apartó levemente, negando mientras guardaba la piedra sheikah y se sentaba en la moto.
-Estoy bien…-suspiró la princesa.-No deberíamos perder más tiempo…
Link simplemente suspiró, terminando de guardar las cosas en las mochilas y mirando luego a la princesa.
-¿De qué va a servir una princesa enferma para proteger a su pueblo?-aquello fue como un golpe de realidad para Zelda, quien simplemente se quedó cabizbaja mientras Link hablaba.-No te preocupes, sé de un sitio donde podremos descansar un poco y además podremos conseguir un poco de dinero. Te prometo que será solo un par de días, ¿sí?
Zelda no estaba segura del todo pero no le quedó más que asentir, para luego Link subirse en la moto y Zelda aferrarse a este. Desde el bosque donde estaban hasta el sitio que Link habría pensado fue casi tres horas de viaje. Viajaban por carretera nacional, es decir por las carreteras viejas y hechas de tierra, ya que así eran menos probable que alguna cámara de tráfico los viese y los atrapasen, aunque eso significaba que el camino estuviese en peor condiciones y tardasen el doble en llegar a los sitios.
La princesa miraba por encima del hombro de Link el paisaje y poco a poco entraron a una finca, un rancho con un letrero enorme que pondría "Rancho Lon Lon". Zelda no sabría donde estaban, pero parecía que Link conocía bastante bien el camino. Al llegar, Link se bajó de la moto hyliana y ayudó a Zelda a hacerlo también, para luego aparecer una niña con un cucco en brazos y sorprenderse al ver al hyliano.
-¡Prima! ¡Cremia!-exclamó la pequeña niña pelirroja mientras corría hacia dentro de la casa que habría.-¡Es Link!
Zelda estaba sorprendida ante aquello, mirando levemente a Link. Bueno, se imaginaba que seguramente él habría ido más veces a ese sitio si ya lo conocía, aunque no por eso la reacción de aquella niña al verle no le sorprendía. Justo en eso, dos pelirrojas salieron de la casa junto con la pequeña, mirando atónitas al rubio sin saber qué decir exactamente.
-¡Link!-exclamó la mayor de las pelirrojas para así correr a abrazarle.-¡Estás aquí! ¿¡Pero dónde has estado?! ¡Todos en el pueblo dicen que has desaparecido!
Link se sorprendió por aquella noticia, teniendo que separarse de la pelirroja para observar su rostro, dándose cuenta por el semblante de esta que Cremia decía la verdad.
-¿Desaparecido?-preguntó sin creérselo.-Bueno… Ah… ¿Podemos entrar? Trataré de explicároslo…
Cremia, que hasta en ese momento no se habría fijado en la princesa, simplemente asintió mientras miraba de reojo a la rubia, haciendo que esta se sintiese levemente incómoda como si la estuviesen juzgando. La otra pelirroja mayor abrió la puerta lo suficiente y llegó a cruzar la mirada con Link, aunque este rápidamente la apartó para así todos entrar. Cremia le dijo a la pequeña niña que mejor fuese a recoger huevos de los cuccos, a lo que esta simplemente asintió mientras corría fuera con una canasta. Mientras, los cuatro mayores se sentaron en la mesa del comedor, con la mirada de las pelirrojas puesta en ambos rubios aunque sobre todo Link.
-¿Y bien?-preguntó Cremia.-¿Vas a responder ya?
Link estaba mudo. No sabía qué decir a decir verdad. No sabía nada desde que se escapó, así que obviamente no sabía que sus abuelos habrían denunciado su desaparición como era lógico. Además, por mucho que quisiera explicar lo sucedido no podía por dos razones muy importantes: la primera, no le creerían y la segunda, ante todo estaba la seguridad de la princesa.
-Es complicado…-murmuró Link desviando la mirada.-No os puedo decir toda la verdad…
Cremia simplemente bufó molesta y la otra pelirroja, quien no habría parado de mirar a Zelda, habló por primera vez.
-¿Y ella quién es?
Zelda se sintió intimidada, notando Link aquello por lo que la tomó de la mano debajo de la mesa, tratando de mostrarle algo de apoyo y llegando a calmarla.
-Ella es una amiga…-respondió Link, tratando de pensar en lo siguiente que decir.-Es una situación muy complicada y no os la puedo explicar toda, pero estamos… Escapando, sí, eso.-suspiró, más al ver que las pelirrojas no le estaban creyendo del todo.-Mira, da igual, ¿sí? Lo que estoy haciendo lo estoy haciendo por ella, por ayudarla, no lo entenderíais pero necesito vuestra ayuda.-aquello sorprendió a ambas primas, quienes estaban atentas a lo que decía Link.-Me preguntaba si podíamos quedarnos un par de días… Trabajaré incluso, como hacía siempre que venía en vacaciones… Pero realmente necesitamos descansar un poco…
Cremia estaba atónita, llegando a levantarse de la silla para así buscar su teléfono y empezar a marcar a la policía. Sin embargo, Link la detuvo levantándose detrás suya y arrebatárselo, dejando a la mayor atónita.
-Si llamas a la policía te juro que me voy.-respondió tajante Link, con una seria y profunda mirada que Cremia aseguraba que jamás habría visto en el rubio.-Si he venido aquí es porque creí que podríais ayudarnos pero si no… Cojo ahora mismo nuestras cosas y desapareceremos de aquí antes de que cualquier policía pueda encontrar este sitio con GPS.
Cremia no estaba del todo decidida, pero conocía a Link desde que eran niños… Al final simplemente suspiró, para así tomar su teléfono nuevamente, dejándolo en la mesa y cruzándose de brazos mientras le miraba seria.
-Está bien.-respondió Cremia.-No diremos nada, pero ella no se queda de gratis. Si quiere estar aquí tendrá que trabajar también.
Link se calmó levemente, para así suspirar y volver al lado de Zelda, quien hasta entonces habría permanecido callada y cabizbaja. Link estaba metiéndose en tantos problemas por su culpa… Se sentía mal, además que ni si quiera conocía a esas chicas y ya la estaban juzgando, aunque era entendible si es que eran amigas cercanas del rubio. Link le dijo que todo estaba bien y salió a por las mochilas y sus cosas, dejando a Zelda sola con las pelirrojas quienes no paraban de mirarla, sobre todo la prima de Cremia que parecía juzgarla con la mirada.
-¿Y tú quién eres?-preguntó la pelirroja.-¿De qué conoces a Link?
Zelda iba a responder y justo en eso entró Link, mirando desaprobatoriamente a la pelirroja.
-Malon.-dijo Link serio.-Déjala en paz. No te quiero ver molestándola.
Malon parecía estar rechinando los dientes de la ira, a lo que Cremia suspiró tratando de calmarse mientras miraba a ambos rubios.
-No puedes juzgarla, Link.-dijo Cremia atrayendo la atención a ella.-No la conocemos de nada y estás aquí como perrito guardián de ella, casi una semana después de desaparecer en el viaje a la ciudadela y en todo este rato no ha dicho ni mu. Claro que queremos explicaciones.
Antes de que Link respondiese diciendo que no era asunto de ellas, Zelda negó levemente para así hablar de una vez.
-Me llamo Zelda…-murmuró con una tenue voz alzando la mirada.-Yo… Hay unos tipos que me están persiguiendo… Me topé con Link y él me ayudó y ahora lo persiguen a él también…-Link se quedó sorprendido al escucharla, tomándola de las manos y luego mirándola a los ojos.
-No tienes que responder si no quieres…-murmuró el rubio, a lo que la princesa negó.
-Son tus amigas y tienen razón…-respondió Zelda.-Si queremos quedarnos merecen una explicación…-soltó las manos de Link, para volver a ver a las pelirrojas.-Solo está ayudándome a escapar… Mi familia tiene dinero y he prometido darle mucho si me ayuda… Solo es eso… Una vez me vaya no volveré a verle…
Link estaba sorprendido con aquella respuesta, aunque sabía que era perfectamente mentira. Cremia y Malon la estarían mirando aún no muy convencidas, pero finalmente Cremia suspiró y se acercó para abrazar a la rubia, cosa que sorprendió a todos los presentes.
-Tranquila…-murmuró Cremia, acariciando levemente su espalda.-Aquí estás a salvo…-se separó levemente, para luego ver a Link y darle un pequeño golpe en la nuca.-¡Y tú! ¡Eres un desconsiderado y un tonto! ¡Deberías hablar con tus abuelos cuanto antes!
Zelda no pudo evitar soltar una leve risilla al ver a Link ser regañado como un niño pequeño, más aún cuando este rodó los ojos y tomó la mano de Zelda.
-Sé lo que hago.-respondió Link, escuchándose de fondo un "ya claro" de Malon, cosa que le molestó pero decidió obviar.-¿Las habitaciones siguen donde siempre, no?-preguntó Link a lo que Cremia asintió, por lo que Link tomó las pertenencias de ambos y miró a Zelda.-Ven, te enseñaré las habitaciones.
Zelda simplemente asintió y todos subieron, seguidos de Malon quien seguía mirando juzgadamente a la rubia sin creerse nada de lo que habría dicho. La casa era bastante grande, Link dijo que eran habitaciones para gente que viniese a trabajar, ya que la familia de Malon y Cremia le daban albergue gratis a cambio de trabajar en la granja y también les daban un salario. Zelda estaba levemente sorprendida, parecía una buena idea, sobre todo para gente sin hogar que buscaba una forma de volver a levantarse. No tardaron en llegar a una y Cremia entró para así sacar algunas sábanas de uno de los armarios.
-Aquí dormirá…-dijo la pelirroja mayor mientras hacía la cama.-Zelda era, ¿no? Anda, te llamas como la princesa. ¡Hasta te pareces a ella!
Zelda y Link se tensaron ante aquello, negando la princesa rápidamente mientras miraba hacia otro lado.
-Zelda es un nombre muy común en la ciudadela, sobre todo desde que nació la princesa…-mentira, era un nombre prohibido para la plebe y reservado solo para la familia real de Hyrule.-Y conozco muchas chicas rubias, es muy normal, no me imagino siendo una princesa en absoluto…
Cremia la miró por unos segundos, pero simplemente se encogió de hombros y terminó de tender la cama.
-Supongo que será así, jamás he ido.-en eso volteó a ver a Link, haciendo un ademán con la mano para que la siguiese.-Ven, tu habitación es la de siempre.
Link simplemente siguió a Cremia. Malon miró un par de segundos más a Zelda aún frunciendo el ceño, para luego salir y dejar a la princesa sola. Zelda suspiró agotada, recostándose en la cama y suspirando. Bueno, no era como su comodísima cama en el castillo, pero era mejor que nada y su espalda se lo estaba agradeciendo después de haber dormido en el suelo del bosque varias noches. No pudo evitar quedarse dormida hasta que escuchó ruido fuera, levantándose y mirando por la ventana a Link sin camiseta, con un pequeño brillo en su cuerpo por el sudor, cargando un montón de cajas, casi tres a la vez y siguiendo a Cremia hasta un cobertizo. Jamás lo habría visto así y no podía negar que se miraba muy atractivo. No parecía ser el típico chico que se mataba en el gimnasio, pero parecía que de tanto trabajar y hacer trabajo pesado tendría un muy buen físico. Estaba tan anonadada viendo al héroe, que no notó que habría otra persona en la habitación hasta que escuchó un carraspeo y vio a Malon.
-¿Tienes ropa que lavar?-preguntó Malon a lo que Zelda asintió.-Pues bien, levántate y lava la ropa.
Zelda se levantó rápidamente de la cama, mirando levemente avergonzada a Malon.
-¿Podrías dejarme una muda de ropa?-preguntó la rubia, dejando confusa a la pelirroja.-Solo tengo lo que llevo puesto…
Malon gruñó molesta para así irse y volver un par de minutos después con una camiseta blanca vieja y unos leggins negros y prácticamente tirárselos en la cara a la rubia. Zelda estaba atónita, jamás la habrían tratado así, pero simplemente dijo gracias y fue a darse una ducha primero. Aquella ducha se sintió increíble, sobre todo después de días sin hacerlo y sintiéndose ya sucia. Extrañaba la bañera de su cuarto, con todos sus jabones y bombas de baño… Jamás se había dado cuenta de lo mimada que estaba hasta ahora que estaba lejos de casa. Sí, era normal, era la princesa después de todo, pero aquello estaba haciendo que se diese cuenta de que al fin y al cabo era casi tan superficial como las demás personas de clase alta que conocía en la ciudadela. Después de ducharse, se vistió con la ropa limpia y bajó a la lavandería donde estaría la lavadora. Sin embargo, se quedó paralizada. ¿Cómo se ponía una lavadora? ¡Jamás habría tenido que hacerlo! Siempre algún sirviente tomaba su ropa en cuanto salía del baño, ni si quiera habría visto la lavandería del castillo. Malon volvió a pasar por ahí y al ver a la princesa, volvió a gruñir molesta para así acercarse a ella y apartarla de un empujón.
-¿Eres inútil o qué que no sabes poner una lavadora?-dijo mientras sacaba el detergente y suavizante y lo echaba en la máquina.
-Siempre ha habido alguien que lo hacía por mí…-murmuró la princesa cabizbaja.-Lo siento…
Malon iba a decir algo más, pero en eso Link apareció y miró desaprobatoriamente a Malon, haciendo que la pelirroja se callase un poco.
-¿Qué te dije de molestarla?-preguntó el hyliano molesto, para luego voltear a ver a la princesa.-¿Estás bien?
Zelda asintió levemente cabizbaja, casi queriendo llorar, para luego simplemente suspirar y largarse de allí. Link miró con el ceño fruncido a Malon, para luego ir detrás de Zelda. Link jamás la habría visto así y Malon se sentía con el corazón roto.
Las horas habrían pasado y Zelda se encontraba dando vueltas en su cama en mitad de la noche, para luego levantarse casi gritando al haber tenido una pesadilla. Era la misma pesadilla que hacía unas semanas, con Link en un charco de sangre a punto de morir. Sudaba frío y su corazón palpitaba fuertemente, teniendo que calmarse con una mano en su pecho recordándose a sí misma que solo era una pesadilla, nada más. Sin embargo, ya no podía conciliar el sueño. Cada vez que cerraba sus ojos, esa horrible imagen volvía a aparecer en su cabeza. Suspiró, mirando el reloj en la mesita de noche, las dos de la mañana. No parecía que podría dormir así, así que se levantó y optó en ir a la habitación de Link para asegurarse que este estaba bien.
Sin embargo, grande fue su sorpresa al ver al hyliano despierto, bocarriba en la cama mirando al techo. Al escuchar la puerta abrirse del todo, Link miró sorprendido a Zelda de pie, por lo que se incorporó levemente preocupado al verla en aquel estado.
-¿Todo bien?-preguntó el hyliano, a lo que Zelda simplemente se quedó cabizbaja.
-Tuve una pesadilla…-murmuró la princesa, luego viendo de reojo al hyliano aún cabizbaja.-¿Te importa si duermo aquí…? Creo que me sentiré más segura…
Link se sorprendió ante aquello, pero simplemente asintió a la vez que dejaba unas almohadas en el suelo para dormir él. Zelda se recostó en la cama, pero al verlo se quedó sorprendida.
-¿Qué haces?-preguntó, dejando confuso al hyliano.-No tienes que dormir en el suelo… Debes estar agotado…
Link suspiró ante aquello, negando levemente.
-Eres una princesa…-murmuró algo avergonzado.-No es correcto…
Zelda suspiró algo molesta ante aquello, para así salirse de la cama y sentarse a su lado en el suelo.
-Link, mírame…-murmuró la princesa, acariciando su mejilla para que le mirase.-Ahora mismo, soy solo Zelda… No soy una princesa… No me trates como una princesa porque en estas circunstancias no lo soy… Mírame, soy una inútil… Malon tiene razón… No puedo hacer nada por mí misma ni puedo ayudarte… No puedo hacer lo único que la princesa de Hyrule podría saber hacer…-aquello lo dijo al borde de las lágrimas, suspirando para luego calmarse.-Ahora mismo no soy una princesa… Solo soy Zelda… Y Zelda no quiere dormir esta noche sola porque tiene pesadillas… Así que no me trates como una princesa…
Link se quedó sorprendido ante aquello, para tomar la mano de Zelda que estaría en su mejilla, sin poder evitar entrelazar ambas manos, haciendo que una tenue luz dorada saliese de los mitones.
-No me pidas que no te trate como una princesa…-susurró Link, mirando a la rubia a los ojos.-Porque siempre te trataré como a una y te protegeré…
Nuevamente el corazón de Zelda palpitaba con fuerza. Tampoco ayudaba que estuviesen a escasos centímetros del otro, a solas, solo siendo iluminados por la luz de la luna. Sentía cómo esos escasos centímetros se hacían incluso menores cada vez más, pero ambos saltaron sobresaltados al escuchar el canto de un cucco, separándose avergonzados y desviando la mirada. ¿Pero qué habían estado a punto de hacer? Estuvieron así unos minutos, hasta que Link carraspeó y tomó la mano de Zelda.
-Sígueme.-dijo Link ayudando a la princesa a levantarse.-Te voy a enseñar algo.
Confusa, Zelda se levantó del suelo con ayuda de Link y este salió por la ventana de la habitación, dejando a Zelda sorprendida hasta que lo vio subir por unas viejas escaleras de metal. Insegura por temor a caerse, Zelda siguió los pasos de Link, hasta quedar ambos en el techo y sentarse en este, sujetando Link a Zelda para que esta no fuese a caerse en ningún momento. Una vez ya sintiéndose segura, Zelda miró hacia el frente, asombrada por las vistas. No había contaminación lumínica, así que podía apreciar completamente las estrellas sobre el cielo. Era precioso y le transmitía una calma enorme.
-Es precioso…-murmuró la princesa, recostándose ambos en el techo y acercándola Link a él, con la excusa para que no se cayese, aunque a Zelda le daba igual puesto que se sentía segura en sus brazos.
-Llevo viniendo aquí desde pequeño.-comentó el rubio mientras miraba el cielo, sintiendo a Zelda acomodarse sobre su pecho y mirando ambos el cielo.-Mis padres eran amigos de los padres de Cremia y veníamos en el verano bastante y trabajábamos en familia… Cuando se hacía de noche mi padre me traía aquí arriba y me enseñaba cosas sobre las estrellas… Era nuestro rincón secreto, pero quiero compartirlo contigo.
Zelda se sorprendió ante aquello, pero simplemente sonrió, incorporándose levemente junto a Link y entrelazando ambas manos con la marca, haciendo que sus marcas brillasen bajo los mitones.
-Gracias por compartir tu rincón secreto conmigo…
Link solo sonrió, atrayendo con su mano libre a Zelda por la cintura y ambos mirar el cielo otra vez, con Zelda apoyando su cabeza en el hombro del contrario.
Mientras, Malon habría entrado a la habitación de Link esperando poder hablar con él en privado y preguntarle mejor todo. Sin embargo al no verlo, se asomó por la ventana ya que sabría que siempre que iba al rancho iba en las noches al techo. Se asomó esperando verlo solo, sorprendiéndose al verle con Zelda allí arriba, cosa que nunca hizo con ella, y fue entonces que comprendió por qué siempre la defendía y estaba haciendo todo eso por ella. No pudo evitar reír irónica, soltando un par de lágrimas mientras se iba en silencio de vuelta a su habitación.
-Lo perdiste para siempre… Tonta…
Esa noche, Zelda descubrió algo importante. Descubrió que no tenía pesadillas al dormir cuando dormía junto al héroe elegido por las Diosas, abrazados ambos el uno al otro.
