Hola

Disclaimer: los personajes no me pertenecen.

Un poco de spoiler.


Erase una vez un científico que era el debilucho más debilucho de todos. Con complexión más bien delgada pero afortunadamente músculos marcados (no que esto último le importará en alguna forma al científico), y que tenía tan poca resistencia para realizar actividades físicas. Correr, escalar, saltar, levantar peso, pelear... cualquier cosa, era estar al borde del colapso debido a su poca resistencia y fuerza.

Por eso, cuando se terminó por enamorar como todo un idiota de la guerrera más fuerte que existía, se hizo pruebas, varias pruebas a su amado cerebro. No era posible, era la cosa más absurda. Él que siempre pensó que esa clase de sentimientos eran innecesarios, problemáticos y que para nada le hacían falta. Venía a terminar aceptando lo que sentía por la chica rubia, Kohaku.

Kohaku, la guerrera que fue con él a la luna, la mujer más físicamente fuerte que conoció nunca. Con fuerza física tan absurda que en una ocasión logro convencerla de dejarlo estudiarla ¿La razón de querer hacerlo? Su enorme fuerza no concordaba con la delgada y curvilínea complexión de la rubia. Simplemente habían llegado a la conclusión después de sus estudios de que la única razón para que ella pudiera romperlo con un solo brazo y no mostrará músculos monstruosos era que sus músculos estaban extremadamente comprimidos, tan así que está era la misma razón por la que la chica comía lo que fácil podían comer dos hombres sin llegar a engordar.

Había sido simplemente un chiste, era la vida demostrando una vez más su suerte de mierda. Era la vida haciéndole tragar sus palabras. No sólo termino cayendo en el cliché que eran los sentimientos de amor, sino que además de eso la vida lo hacía enamorarse de su completo opuesto, u opuesta. No solo se había enamorado, además tenía que enamorarse de la mujer mas fuerte siendo el hombre más débil. ¿A qué ente cósmico se le ocurrió juntarlos? Porque cuando logro atrapar a esa Leona, y comenzó a sentir las necesidades que venían después de aceptar sus absurdos sentimientos cayó en la cuenta de lo que vendría después, o más bien de lo que quería que viniera.

Antes de hacer suya a esa Leona, de verdad se pregunto sí sería posible que está no lo rompiera. Lo que fuera, solo había pensado que valdría la pena. Y lo había valido. Y seguía valiéndolo a pesar de que a veces terminaba por no caminar correctamente.

Y con todo y todo, había algo de todo eso que hacía sentir algo de orgullo a Senku. Su mujer era la persona más fuerte que conocía y todos podían reconocerla por esto. Y él, todos lo conocían por absolutamente lo opuesto. Sin embargo, Senku conocía absolutamente bien las debilidades de esa Leona, y ella quedaba completamente a su merced. No logro evitar sonreír de lado, afortunadamente ella seguía dándole la espalda por lo que no se ganaría un buen golpe en el brazo (que le dejaría el brazo dormido por una hora) por creerle burlándose de ella como seguramente haría.

Aún recostado tras ella en la cama, llevo su mano hasta el brazo de ella para pasarlo por su largo en una caricia suave. Ella se negaba a voltear su cuerpo para regresar a verlo.

Senku volvió a sonreír burlonamente y negar con la cabeza en cuanto la escucho gruñir por tocarla.

—Quiero dormir, Senku.

Oh, ese tono seco en Kohaku lo conocía perfectamente bien. Pego su pecho a la espalda de ella e intento pasar un brazo por su cintura, por supuesto antes de lograr aferrarla, ella le aparto el brazo de un manotazo y se encogió más. —No puedes seguir molesta.

—Si puedo.

Volvió a pasar su brazo por su cintura y está vez si la aferró sin darle tiempo a qué lo quitará y la pego más a él. Era divertido para él verle molesta, pero lo que no era divertido era lo que sabía pasaría, o más bien no pasaría si la dejaba seguir así. Esa mujer estaba muy equivocada sí creería que iba a escapar.

—Estoy cansada, Senku.—Kohaku se mordió la lengua después de decir eso.

Senku negó con la cabeza.

Ninguno de los dos creyó las palabras de la rubia en la cama. ¿Kohaku cansada? Imposible simplemente.

Senku llevo su nariz al cabello de ella y aspiro algo tan fuerte que ella logro escuchar.—Sabes que es una tontería, leona.

—No es una tontería. Y yo no soy una Leona.—tenia tantas ganas de echarse a llorar.

Senku solo bufo y volvió a negar. Oh bueno, hora de recurrir a esos conocidos puntos débiles.

Lentamente movió su mano en círculos sobre el estómago de ella. Era un caricia muy simple. Y podía sentir y escuchar muy bien como su leona empezaba a gruñir en advertencia. Tendría que ser rápido. Subió sus mano a uno de los pechos de ella y no le dio tiempo de que le volviera a gruñir, atrapó su pezón entre sus dedos índice y pulgar y comenzó con su caricia justo ahí. Ella dejó de gruñir y Senku la sintió tensarse.

—¿Qué haces?

—Nada.—le dijo al oído, y a pesar de sus palabras dejo un húmedo beso en su cuello y siguió dejando un par más. Podía sentir como le llegaban los nervios de Kohaku.

La rubia se mordió el labio, no, no, no. No iba a caer en esos trucos. Ella tenía planeado dormir y ya simplemente como venganza por lo que le había hecho en la cocina.

Se maldijo a sí misma en cuanto sintió como el científico la movía de uno de sus hombros para que terminara con su espalda en contra el colchón y se posicionaba sobre ella.

Senku sabía muy bien que hacer sí quería quitarle el mal humor a ella y él no irse a dormir sin satisfacer sus ganas.

—¡Senku!—Kohaku chillo en cuanto sintió su húmeda y caliente boca rodeando su pezón. Mierda, eso era justamente lo que debía evitar. ¿En qué momento Senku bajo su bata de dormir y expuso sus pechos? Cómo siempre, lo que su débil novio hacía con esa boca se sentía tan bien. Debía detenerlo, debía castigarlo en abstinencia.—Senku, no...—Su reclamo murió en cuanto sintió como ya estaba dando intermitentes mordidas a su pequeño pezón expuesto. Sentía un pequeño dolorcillo placentero con cada mordida que le daba. Más fuerte, de verdad quería soltarse a decirle que la mordiera más fuerte cuando paso a su otro pecho y ya trabajaba sobre el. Pero no, se negaba a hacerlo. Llevo una mano a su boca para intentar acallar lo pequeños sonidos que ya salían de su boca y evitar decirle que siguiera.

Senku le devolvió un gesto de desaprobación aún desde donde estaba en cuanto alcanzó a observar que cubrió su boca. Aún con lo que hacía su boca alcanzó a sonreír. Con que darás batalla, Leona. Fue el claro pensamiento de Senku justo antes de torturar el pobre pezón con una mordida más fuerte.

—¡Senku!—no pudo ahogar el grito de su nombre, Kohaku ya sentía su intimidad caliente y necesitada.

Senku conocía tan bien sus debilidades. Esos turgentes pechos eran tan absurdamente sensibles, sobre todo ahora. Tenía que aprovecharlos bien.

—¿Sigues absurdamente molesta?—ella tenía que dejar su tontería ya, sentía apretada su ropa interior, debía liberarse y entrar en ella.

—Hmm si...—Sigue, quería decirle pero se contuvo.

Ligeramente frunció sus cejas, entonces tendría que usar la artillería pesada.

Siguió succionado y mordiendo uno de sus pechos y deslizó una de sus manos desde su rodilla hasta llegar a la ropa interior, sin perder tiempo justo termino en su centro. Podía sentir en sus dedos la tela húmeda y el ligero cambio de temperatura más elevada en ese lugar, su pulgar se deslizaba ya sobre la húmeda tela sintiendo la carne palpitante debajo de ella.

Kohaku undio los dientes en su labio inferior cuando deliciosamente Senku estaba ya frotando en círculos su pulgar contra su ahora necesitada intimidad.

Senku sabía bien que eso no era suficiente cuando ella estaba así de molesta y se resistía a él. Usaría el truco qué mejor le funcionaba. —Kohaku,—la llamo sin dejar de frotar su intimidad con su pulgar, y solo abriendo la boca sin sacar su pezón aún de ella.—Tócate.—Y comenzó a deslizar la tela por sus piernas hasta sacarla.

Oh eso era todo, la anticipación de saber lo que venía logró que Kohaku sintiera como una punzada placentera la recorría desde su centro, y eso era solo por la anticipación.

Sin contestarle llevo una de sus manos hasta su entrada y sintió toda su propia humedad y lo caliente que estaba, sabía tan bien que ya necesitaba a Senku. Con él sobre ella que continuaba con su tarea de chuparla sin descanso alcanzó a ver cómo sonreía triunfante.

Kohaku había caído.

Ambos lo sabían perfectamente bien en cuanto el gemido placentero de ella inundó la habitación justo cuando sintió sus propios dedos frotar en círculos su clítoris sin dejar de sentir a Senku chupando y mordiendo su pecho. Estaba segura que en cuanto se viera al espejo sus pezones debían verse ya complemente rojos y ya no rozas.

Senku paso de un pezón a otro y siguió succionando, comenzaba a cansarse de succionar pero estaba decidido con lo que venía. Esa Leona estaba por derretirse. Mientras ella seguía frotando su clítoris, llevo dos de sus largos dedos a la entrada de ella y sin perder tiempo los enterró, quería ser el quién ya estuviera dentro pero sabía que era cuestión de segundos para que eso pasara.

En cuanto sintió que entraba Kohaku jadeo fuertemente. Era demasiado, y saber que venía aún más que eso era casi tan bueno como lo que venía.

Senku siguió succionando y metiendo y sacando los dedos de ella. Sabía que ya no podía con su miembro tirante, se daba diez mil billones de puntos por estar aguantando tan bien.

—Hmmm Senku...

Senku saco los dedos empapados por los jugos de ella en cuanto la escucho gemir fuertemente su nombre. Se alejo solo un poco hasta ver la imagen de ella, con sus pechos adornados por sus pezones al rojo vivo después de haber sido torturados durante tanto tiempo, mientras seguía masturbándose y lo observaba. La lengua del científico salió a relamerse los labios en anticipación mientras al fin se permitía liberar su miembro.

Su miembro largo, duro, caliente y palpitante al fin era liberado. Inconsientemente llevo su mano hasta su miembro y la deslizó en el un par de veces sin dejar de observarla. Era tan sexi y él había caído irremediablemente ante ella cuando terminó como idiota enamorado.

Volvió a inclinarse hasta tomar ambos pechos y amasarlos entre sus manos. La rubia ahogó un par de jadeos anticipados sabiendo lo que estaba por hacer. Senku termino por juntar sus pechos hasta que esos rojizimos pezones terminaron juntos casi tocándose.—¡Senku!—grito en cuanto sintió que la caliente boca de él ahora rodeaba ambos pezones.—¡Ah!— Y volvió a gemir fuertemente cuando sintió la succión de su boca en ellos, todo sin que dejara de masturbarse.

Kohaku estaba casi convulsionándose en la cama debajo de Senku.

Le faltaba tan poco a la rubia, sentía su entrada casi palpitante.

—Se-Senku... ya—le aviso.

¡Al fin! Pensó rápidamente Senku al escucharla. Aun y con sus pocas capacidades físicas en ese momento fue por segundos el hombre más veloz del mundo cuando se apresuró a entrar en ella justo cuando comenzó el fuerte orgasmo de Kohaku debido a tanta estimulación.

Solo entrar en ella y en el primer instante después de resbalar tan bien en su entrada tan húmeda como pocas veces y ya sentía las palpitaciones de su orgasmo.

—¡Senku!— grito apretando los puños a cada lado de su cabeza en cuanto se vino y sintió al instante como él entraba en ella ejerciendo algo más de presión de lo normal para hacerlo.

Su vagina apretaba tanto debido a los espasmos del orgasmo, que Senku tenía que ejercer algo más de presión al enterar.

Rápidamente la envistió en cuanto estuvo dentro y no perdió tiempo en alguna otra cosa que no fuera empujar sus caderas fuertemente contra las de ella que estaba con las piernas bien abiertas temblándole a causa del orgasmo en el que aún seguía.

Siempre que hacían eso Senku sabía que era la gloria. Meter su pene justo cuando ella se venía. Siempre que hacían eso ella estaba húmeda como nunca y a pesar de eso tenía que hacer algo de fuerza al entrar debido a que los espasmos en la entrada de ella empujaban hacia afuera por la presión, era delicioso para él entrar y sentir como solo de hacerlo no solo lo aprisionaba como la mayoría de las veces que estaban juntos, sino que además de entrar, sentirla húmeda como nunca y caliente como nunca, también sentía al instante que lo apretaba entre sus paredes de manera intermitente ya que ella continuaba viniéndose mientas la envestía. Sabía bien que metérselo mientras se venía le alargaba el orgasmo lo suficiente para que él la alcanzará.

—Que rico, Senku.—y ella no podía controlarse. Seguía sintiendo su sexo palpitar deliciosamente alrededor del miembro de Senku. Cuando él hacía eso se alargaban tanto esas deliciosas sensaciones que incluso creería podría desmayarse.

Senku doblo sus brazos hasta que quedo sosteniendo su peso con los codos a cada lado de la cabeza de ella sin dejar de observar esos ojos azules brillantes, tan brillantes como antes de ponerse a llorara, sin embargo en esta situación era la intensidad del placer lo que los hacía ver de ese modo. Podía sentir los pezones de Kohaku rozando suave y casi imperceptible contra su pecho.—Ya... Ya no estás molesta—tuvo que apretar los dientes para poder hablar.

El científico dejo salir un gruñido en cuanto sintió que su fuerte mujer ya le arañaba la espalda al sentir un nuevo orgasmo arrollador justo después del otro.—Mierda, Kohaku.—eso era nuevo. Que Kohaku tuviera dos orgasmos seguidos no había pasado hasta ahora. Y con el segundo espasmo palpitante de Kohaku alrededor de su miembro al fin se derramó en ella.

—¡Si, Senku!—Kohaku sintió los últimos movimientos del miembro de Senku en su interior y cerro los ojos disfrutando de sentirlo llenarla y los corrientazos de placer que le recorrían el cuerpo.

Con un par de movimientos antes de salir de ella se aseguro de derramar todo dentro. Para al fin caer a su lado con el pecho subiendo y bajando. Pasarían un buen par de minutos antes de que pudiera respirar normalmente. Oh pero valía tanto la pena.—¡Oye!—le reclamo débilmente a la rubia en cuanto sintió un golpe en su brazo.

—Bastardo.—lo miro mal y se cruzó de brazos sonrojada y avergonzada. Podía sentir el líquido de Senku comenzar a salir de su intimidad.—Odio que hagas eso.

Aún recostado con su pecho contra el colchón alcanzó a hablar sin terminar de recuperar el aliento.—Y a mi no me gusta que mientas.—Sabía perfectamente bien que nada le gustaba más en el sexo a Kohaku que lo que acababan de hacer.

Kohaku se estremeció en cuanto sintió la mano de él una vez más en su vientre trazando círculos imaginarios.

—Tonta.—y volvió a mirarlo mal al escucharlo.—Lo dije como un cumplido.

—¡Dijiste que te gustaba mi panza!—y nuevamente sus ojos se aguaron.—Estoy más gorda.—Hablo recordando como en la cocina de su hogar la había abrazado por la espalda y colocado sus manos en su vientre solo para decirle que le gustaba su panza.

Senku bufo—Ninguna parte de tu cuerpo está gorda. Al contrario, eres hermosa. Y por su puesto me gusta tu panza, aquí está mi hijo.—O hija, pensó.

Y Kohaku giró un poco su cuerpo al fin para estar de lado y al fin mirarlo. Algo más recompuesto Senku hizo lo mismo.—¿De verdad crees que soy hermosa?

Y aquí iban de nuevo con los absurdos cambios de humor. Kohaku apenas cumpliría tres meses de embarazo y desde el minuto uno se dio cuenta que tendría que lidiar con ellos. Y aquí iba a consolar a su absurda y hormonal leona. Dejo su mano en el apenas abultado vientre.—Y sexi.

Kohaku rodó sus azules ojos y agachó su cabeza a su pecho hasta pegarse a él y abrazarlo.

Senku cerro los párpados pesados ahora sí cansado y somnoliento sin dejar de abrazarla. Ella ya no estaba molesta. Y él podía dormir ahora sí satisfecho de su absurda necesidad por ella.

—Ne, Senku.—Un somnoliento "Mmm" fue todo lo que obtuvo.—Debo ir a ducharme.

Y está vez fue Kohaku la que obtuvo un gruñido como respuesta—No.

—Pero debo ir.

—Puedes ducharte por la mañana.

—No puedo. Me dejaste escurriendo.—admitió sonrojada.

Y solo entonces el científico se permitió abrir los párpados maliciosamente al escucharla. Entonces sí debía ir a ducharse.—Bien.—Y soltó su abrazo para que ella pudiera liberarse.—Fue uno bueno. Conté dos orgasmos.

Y mientras Kohaku se sentaba en la cama para acomodarse la bata no pudo evitar volver a sonrojarse furiosamente.—Algún día ese truco no te funcionará.

Senku negó con la cabeza bajando su mirada a sus pechos ahora cubiertos. La gran debilidad de la Leona que solo él sabía y podía aprovechar. ¿Qué no era justo que ella no supiera su debilidad? Era totalmente justo sí se tomaba en cuenta que simplemente su debilidad era ella.—Hablas con el hombre que puede intentar pacientemente una y otra vez.

Kohaku se estremeció sabiendo que eso era muy cierto.

Erase una vez un día en que el debilucho más debilucho de todos había logrado hacer venir dos veces seguidas a la mujer fuerte más fuerte de todas.


Jajaja ¿se nota que esto salió de la nada? Simplemente ganas de escribir un lemon absurdo. Y si, son novios y van a tener un hijo, es que yo me los imagino casandose despues de ser padres jajajaja