Capítulo 35

El atardecer se iba cerniendo, aportando un color anaranjado en el cielo, el cual contemplaba Hart desde su oficina tras colgar el móvil. Poco después el sonido de la puerta lo distrajo, yendo a abrir a sus compañeros. No le extrañó ver a ambos al otro lado, ya que los dos eran siempre puntuales.

El detective los saludó escuetamente mientras pasaban dentro del amplio espacio, dedicándole unos segundos de más a la mujer para encontrar en su mirada si era sincera al decir que estaba bien. Hacía unos días tan sólo había sucedido aquel leve incidente en Lafayette. Tras las leves palabras de saludo, Marty carraspeó y habló en primer lugar.

-Bueno, le pasé todos los datos nuevos a Papania sobre la chica, Marnie, aunque ya sabemos que sin cuerpo es muy difícil avanzar. Lo bueno es que está tan dentro de esto como nosotros, quiere atrapar a ese tipo también, así que al menos se va relajando y deja de amenazar con jodernos por investigar.
-¿Ha accedido entonces a tratar de conseguir la orden para las cámaras de la autopista y de los moteles cercanos?
-Está en ello, aunque los superiores no están muy por la labor, ya sabes...

Rust asintió al saber a qué se refería, sacando el tabaco mientras se sentaban todos en torno a la mesa principal. De nuevo el mayor de los hombres continuó hablando.

-Después de lo que os dijo aquella chica del puti, he recopilado todos los informes de desaparecidas desde finales de los noventa para que busquemos los patrones de las zonas. He conseguido todo esto. -Agregó mientras palmeaba una de las varias cajas de cartón sobre la mesa.
-Pues vamos al lío.

Nadie agregó nada más ante el comentario resignado de la morena, pasando a repartirse las cajas y comenzar el trabajo en silencio.


-Vale, pues así queda esto. Veamos.

Marty se alejó unos pasos hacia atrás tras terminar de escribir en la pizarra blanca, apartándose para que sus compañeros pudieran escudriñarla mientras recapitulaba.

-Tenemos 1089 mujeres desaparecidas desde el año 95, y que cuadren con el perfil que buscamos son algo más de 100. Si juntamos las localizaciones de los cadáveres de las que sabemos o sospechamos que ha matado, con las desaparecidas que tienen alta probabilidad de haber sido sus víctimas...
-Se ha movido. En los noventa actuaba en el norte del estado, y desde mediados de los 2000 en el sur... -Susurró Sally, levantándose para examinar la pizarra y pared, ahora llena de fotos.
-Eso parece. Vas a tener razón, ya lo comentaste.
-Joder, ahora hay cámaras por todas partes, tiene que haber algo para verle la puta cara.
-Lo acabaremos pillando, ya lo verás. Hemos avanzado mucho, y seguiremos haciéndolo. Estamos cerca. -Trató de consolarla Hart, observando a la joven pararse ante la ventana, nerviosa.
-Ahora tenemos lo más importante a favor. -Agregó Rust. -Saben de su existencia, y en cuanto vuelva a intentarlo, ya no lo tendrá tan fácil. Marty tiene razón. Puede que aún tardemos en pillarlo, pero no será nada comparado con lo que ya has esperado, Sally. Tengo que irme ya. Nos vemos.

Ambos contemplaron a Rust aplastar la colilla contra el cenicero, poniéndose en pie para dirigirse a la salida.
Nadie dijo nada hasta que el rubio hubo abandonado el local, y fue entonces cuando el policía habló mirando a la camarera, cambiando de tema.

-¿Y cómo van las cosas entre vosotros dos?
-Todo está igual que antes de que nos acostáramos, Marty. Nada ha cambiado.
-Bueno, quizás no a priori, pero veo cosas diferentes, detalles... ¿Qué pasa? -preguntó ante la actitud de la ella, quien nuevamente, nerviosa, se encendió un cigarro a la vez que respondía con sinceridad total.
-Pues que yo cada vez estoy peor con eso también, joder.
-¿Por qué? ¿Ha pasado algo?
-No. Es solo que... no sé, no puedo dejar de pensar en él, Marty. Me encanta, y ni siquiera sé por qué. Es como un magnetismo mágico y la hostia de poderoso que no me deja alejarme ni pensar, ¿sabes?
-Sí, lo entiendo. Sé de qué hablas.
-Pues eso; cada vez me cuesta más, y sobre todo después de ver su otra faceta. Está tan jodido en realidad. Dios, Marty; aquella noche en su casa cuando me dijo que me quedara... lo vi tan vulnerable, y tan clara la falta de cariño que todo su ser manifiesta. No soy capaz de no tratar de ayudarlo a avanzar y sacarle de toda esa oscuridad. No se merece tanto sufrimiento, es buena persona.
-Lo es, sí.
-Cuando lo encuentro de esa manera, o siendo tierno conmigo, lo único que desearía es colgarme de su cuello y besarle hasta no poder más.
-Pues deberías hacerlo, a los dos os vendría muy bien. -Agregó el hombre con una sonrisa.
-No sé si sería capaz de reunir tanto valor. Y tampoco sé si es buena idea emocionarme tanto. Esto se me va de las manos, joder.

Marty volvió a sonreír mientras la veía aplastar la colilla del pitillo, susurrando aquellas últimas palabras. Era evidente que la mujer estaba enamorada de Cohle, y aunque eso la estaba haciendo sufrir, sabía que en realidad la estaba ayudando más que perjudicarla.

-Sally, solo te diré lo mismo que le dije a Rust: deja de pensar tanto y disfruta. Haz lo que sienta que necesitas, y que él necesita, si eso te hace feliz también. Déjalo fluir, las cosas se asientan solas, ya verás.

La camarera centró sus ojos en los de él, y no pudo evitar abandonar la seriedad de su rostro al ver la leve sonrisa divertida de Hart. Aquellos momentos le recordaban que debía dar las gracias cada día por haber conocido a aquel buen hombre que tanto la estaba ayudando en tantos aspectos.