CAPÍTULO 3:

NEATHIANA

La Tierra, Casa de Shun

Jardín

–Nunca te agradó mucho Ren, ¿cierto?

–¿Debería?

La estela de dos hojas plateadas chocando destelló de pronto, las chispas volaron antes de que algunas de ellas se perdieran en el aire o en el césped que los rodeaba. Los movimientos que los creaban eran gráciles y veloces, casi perfectos en su ejecución y en su velocidad. Ambas espadas cortaban el aire y creaban breves corrientes de viento que despeinaban con delicadeza las hojas verdes que rodeaban a ambos combatientes, bajo la atenta mirada de los espectadores que los veían desde una distancia segura.

–Claro que no. Tú mismo lo dijiste: nos mintió por meses. Decidió esperar a que la invasión neathiana comenzara para decirnos la verdad. Tienen muy buenos motivos para desconfiar de él, Nick.

–¿Y por qué lo apoyaste en la sala de reuniones, Shun? Si estás de acuerdo con nosotros, ¿por qué lo dejaste seguir con su acto de buenas intenciones?

Había muchas cosas en el mundo que Nick Takahashi nunca terminaría de entender completamente: una de ellas era la buena disposición de sus amigos a creer en todo lo que les dijeran sin importar quien pudiera proveer la información, la otra era el accionar de su amigo y actual mentor, Shun Kazami. Si el ninja mayor estaba de acuerdo con su postura respecto al problema que Ren Krawler había planteado en sus vidas, no entendía cual podría ser su motivo para apoyarlo y, aparentemente, fingir aprecio genuino por él.

–Si Ren es un peligro como tú dices, entonces debemos vigilarlo hasta entender su verdadero propósito. Hacerle creer que estamos de su lado para que baje la guardia nos ayudará a descifrar sus intenciones –. Explicó el pelinegro mayor blandiendo su arma con agilidad.

El ninjato en las manos de Shun se movía con más velocidad y agilidad que el de Nick gracias al estilo de batalla del ojimiel, basado principalmente en ataques certeros que resultarían letales para enemigos con auténticas intenciones de lastimarlo. Después de tanto entrenar con el último hijo legítimo de la familia Kazami, Nick conocía bien sus técnicas de lucha y sabía que nunca vencería a su amigo en una batalla de velocidad, por lo que prefería recurrir a un estilo de combate más defensivo y utilizar solo contraataques para contrarrestar los golpes veloces de Shun con Hoja, su propio ninjato con una hoja de acero plateada y una ligera curvatura sobre su propio mango de color verde.

En las manos de ambos peleadores, Colmillo y Hoja, espadas gemelas diferenciadas únicamente por el color de las empuñaduras para indicar quién era su portador, eran armas letales que requerían de la habilidad de sus usuarios para recibir el apropiado uso reduciendo el riesgo de sufrir daños.

–¿Crees que cometimos un error? –. Preguntó Nick sosteniendo a Colmillo en alto.

–Creo que se precipitaron. Ahora, Ren sabe que no todos creen en su palabra y podría tomar medidas contra ustedes si en verdad es un peligro –. Explicó Shun antes de atacar con un corte vertical descendente.

Nick logró bloquear el ataque alzando su propia espada sobre su cabeza en forma horizontal, obligando al acero de ambas armas a encontrarse.

Inmediatamente, los pensamientos del pelinegro más joven se desviaron al significado en las palabras de su amigo. ¿En verdad se había equivocado? ¿Confrontar y cuestionar a Ren había sido un error? En un principio, había esperado que sus acciones hicieran entrar a Dan, Marucho y Jake en razón, que entendieran que apoyar a Krawler sin auténticas pruebas era una equivocación. Pero solo se había expuesto ingenuamente y Marduk, Julie e Izumi lo habían seguido porque confiaban en que hacía lo correcto.

No cabía duda de que, para alguien al que le atribuían ser un genio, también podía ser bastante tonto.

Estúpido –. Pensó el Peleador Darkus con amargura.

Al ver un momento de duda en su guardia, Shun no tardó en imponer su fuerza sobre el encuentro con su pupilo, empujándolo con el peso de su cuerpo para alejar a Nick con su equilibrio perdido antes de abalanzarse sobre él.

Un veloz intercambio de cortes se produjo en el centro del jardín mientras ambos peleadores atacaban y bloqueaban los ataques del otro y su juego de pies los guiaba a lo largo del pastal.

–¡Sigue así, Shun! ¡No dejes de atacar! –. Exclamó Ingram en apoyo a su compañero desde la entrada al jardín.

A su lado, Hylash miraba impasible la batalla entre ambos peleadores, casi ajeno a la idea de quedarse en la banca mientras era su peleador quien libraba un combate contra alguien de su mismo tamaño, en lugar de utilizarlo a él para la lucha.

–¡No lo dejes avanzar, Nick! –. Animó Leónidas a su compañero en respuesta.

Mientras el dragón negro gritaba consejos a su amigo, Ángel y Wolfang ejercían el rol de animadores, deletreando con euforia el nombre del humano más joven entre llamados alegres y aullidos motivadores.

Con ímpetu y rapidez, Shun arremetió con un corte diagonal a las piernas protegidas por el equipo de seguridad de su amigo, un ataque que no tardó en ser bloqueado por la hoja de Colmillo, obligando a Shun a devolver su arma y dando un giro veloz para intentar alcanzar la otra pierna de su oponente.

Haciendo gala de su entrenamiento, Nick logró desviar con éxito el corte de Hoja con el borde su propio ninjato.

Imaginando que su pupilo podría adivinar su movimiento, Shun se dejó llevar por la fuerza de su propio ataque, soltando su pierna más alejada de la confrontación para barrer los pies del pelinegro más joven en un movimiento que éste no logró prever, provocando que cayera al suelo con dureza sobre su espalda.

Para Nick, el impacto fue fuerte, más que el quejido que soltó al tocar el suelo a pesar de que el césped ayudó a amortiguar el golpe. Sin embargo, nada fue más fuerte que las risas de Marduk e Izumi al verlo caer como un costal de papas al suelo.

–Eso se vio doloroso –. Comentó la pelirroja golpeando suavemente con el codo el brazo de su novio.

–¿Estás bien, Nick? –. Preguntó el antiguo peleador entre risas.

A veces, a Nick le resultaba imposible negar que le gustaría enseñarle a Marduk e Izumi a pelear únicamente para reírse de ellos. Sabía que ambos lo apreciaban a su manera, pero ninguno perdía la oportunidad para burlarse de él.

¿Qué crees que estás haciendo, humano? ¿Acaso ya no sabes pelear? –. Regañó Vladitor con frustración.

Aunque se había acostumbrado a tener constantemente a Vladitor en su cabeza, Nick estaba bastante seguro de que nunca podría adaptarse a las constantes exigencias y críticas del Bakugan incorpóreo en batalla.

–¡Ánimo, Maestro Nick! ¡Usted puede ganar! –. Dijo Ángel con Wolfang respaldándola a su lado entre ladridos, aullidos y saltos emocionados.

Haciendo caso omiso a las burlas y palabras de aliento de sus amigos en la entrada, Shun acercó la punta de Hoja al cuello del pelinegro para dar por terminado el encuentro. En respuesta, Nick levantó a Colmillo lo suficiente para alejar el arma de su mentor con un golpe veloz cerca de la empuñadura.

Al ver la oportunidad de replegarse y tomar aire, Nick se alejó de su oponente girando sobre el pasto. Normalmente, el movimiento habría sido mucho más rápido y no habría tardado tanto en levantarse del suelo. Sin embargo, el peso extra del equipo de seguridad en sus extremidades y torso le quitaba agilidad y no estaba tan acostumbrado a él como Shun. Por suerte, logró alejarse y recomponerse a tiempo antes de retomar la batalla.

Ambos ninjatos se encontraron nuevamente en el calor de la batalla, las chispas volaron una vez más alrededor del campo mientras los guerreros se movían con agilidad hasta que ambas espadas colisionaron en el punto más alto que ni sus cabezas lograban alcanzar.

Aprovechando la cercanía, Nick giró ligeramente a Colmillo, manteniendo el arma pegada a Hoja para llevar ambas espadas de regreso nivel del suelo, con sus puntas amenazando con enterrarse firmemente en el interior de la tierra.

Antes de que Shun pudiera pensar en algún contrataque o en alguna defensa, Nick azotó su brazo más cercano al ojimiel contra el pecho de éste, aturdiéndolo en el acto y obligándolo a alejarse. Viendo la oportunidad de imponerse en el encuentro, Nick posó su pie en el pecho de su mentor para empujarlo con fuerza al suelo.

–¡Sigue así! –. Felicitó Leónidas a su compañero.

–¡Eso es, Nick! –. Animó Ángel con euforia a su peleador.

¡No lo dejes levantarse! –. Exclamó Vladitor con euforia.

Manteniendo la calma y procesando los acontecimientos sin dejarse llevar por la emoción de una posible victoria, Nick se acercó lo suficiente a Shun para levantar a Colmillo sobre su cabeza una vez más, preparándose para azotar el lado plano de la hoja en la pechera del ojimiel y terminar su entrenamiento del día.

Por desgracia para el pelinegro más joven, cuando la hoja de su propio ninjato descendió hasta el nivel del suelo, el acero de Hoja lo detuvo en seco, cruzado en una posición horizontal para evitar que la espada de empuñadura negra alcanzara su pecho.

–¡Tú puedes, Shun! –. Animó Ingram a su compañero dando pequeños saltos que lo elevaban sobre la cabeza de su Trampa Bakugan.

Al lado del maestro ninja, un Hylash aparentemente confundido comenzó a imitar la acción de su compañero de batallas en completo silencio, para diversión de los humanos.

Dando una patada a la zona interior de la pierna del Peleador Darkus, Shun logró desequilibrar a su oponente, obligándolo a alejarse nuevamente para no caer expuesto al suelo junto a su contrincante.

–Oigan, si se van a matar, háganlo rápido. Les recuerdo que tenemos que llegar al interespacio cuanto antes –. Dijo Marduk desde la distancia.

El recordatorio del problema en su proyecto virtual trajo un sabor amargo al gusto del peleador más joven. Pensar en todo lo que rodeaba al interespacio se había convertido en una agotadora obsesión que no dejaba de perseguirlo, empezando por los infructuosos resultados de su investigación acerca de los desaparecidos.

No podía evitar castigarse cada vez que pensaba en todos los jóvenes desaparecidos tras su última visita al Interespacio Bakugan. Se habían sumergido tanto en la emoción de tener finalmente un espacio dedicado a las batallas, que no le habían prestado atención a las últimas desapariciones provocadas por estos neathianos.

Tenían suerte de que el padre de Marucho se hubiera encargado de la policía y sus preguntas sobre el interespacio. Ninguno de los peleadores habría sabido que responder ante las múltiples desapariciones que se habían dado entre visitas a su espacio virtual.

Mientras chocaba su acero con el de Shun, no pudo evitar que el tren de sus pensamientos se desviara nuevamente a su investigación. Después de dos días, lo único que sabía acerca de los desaparecidos era absolutamente nada. No había un patrón clave que los ayudara a predecir los movimientos neathianos, no buscaban a un tipo específico de peleadores, no querían solo a los más fuertes o a los más inteligentes. No, los neathianos no discriminaban a nadie, se llevaban a todo aquel que mostrara habilidades de pelea decentes; lo que le daba un muy mal presentimiento. Si se llevaban a casi todo el que se cruzara en su camino, significaba que no solo querían soldados en su guerra, sino también carne de cañón.

Una práctica retorcida y cruel de reclutamiento, una que lo obligaba a rememorar una y otra vez las expresiones inconsolables de los padres de los desaparecidos que había visitado para su investigación.

¡Reacciona, humano! –. Gritó Vladitor con fuerza en su mente.

El fuerte grito de Vladitor hizo que Nick reaccionara con sorpresa, atestiguando a tiempo como la velocidad de su amigo y mentor subía con cada ataque realizado, una ofensiva que penetraba poco a poco su postura defensiva.

Una fuerte tacleada por parte del ojimiel desorientó por completo al peleador más joven, obligándolo a retroceder mientras agitaba los brazos en un intento por recuperar el equilibrio para no caer de bruces al suelo.

Lastimosamente para el Peleador Darkus, aunque logró posar la planta de sus pies con firmeza en el suelo, nada lo preparó para el salto que Shun dio y que elevó sus rodillas a la altura de su rostro.

Nick se quejó con dolor al sentir como una rodilla y un pie de su mentor conectaban un par de golpes en su pecho y en su barbilla respectivamente, aturdiéndolo y alejando sus propios pies de la estabilidad que tenía en el suelo.

Siguiendo con gran velocidad la cadena de sus propios movimientos, Shun se abalanzó sobre su amigo, empuñando a Hoja con su mano derecha y apuntando su filo a su cuello, mientras presionaba el cuerpo de su alumno contra el suelo con su mano libre.

El encuentro había finalizado y Nick había perdido.

Otra vez –. Se recordó el pelinegro más joven con cansancio.

No tenía la cuenta exacta del número de veces que se había enfrentado a Shun desde el inicio de su entrenamiento, pero tenía presente todos los resultados de cada encuentro. No importaba con que luchara Nick: kunais, nunchakus, bōs, sais o ninjatos, Shun siempre ganaba.

Normalmente, las victorias de su amigo se debían a la experiencia y la habilidad superior de éste. Sin embargo, Nick sabía que esta victoria se debía en parte a su exceso de cavilaciones.

–Tienes que concentrarte, Nick. La batalla es la batalla y debes enfocarte en ella –. Recordó Shun a su alumno extendiéndole una mano para que se levantara –. Lo último que queremos es que te maten, especialmente por distraído.

–Lo sé. Es solo que no dejo de darle vueltas a todo este asunto del interespacio. Si Ren dice la verdad, estos neathianos son peligrosos, pero es difícil saber que es verdad y que no con ese sujeto –. Se justificó el peleador más joven con pena.

Al ver el encuentro finalmente concluido, los espectadores que se habían mantenido alejados se permitieron acercarse una vez más a los combatientes con un par de botellas de agua para ellos.

–Fue una buena batalla, Maestro Nick. No se preocupe, estoy segura de que un día logrará la victoria –. Felicitó Ángel a su compañero saltando a su hombro.

–Sí, no te preocupes por lo demás. Lo resolveremos –. Animó Leónidas a su compañero.

Siguiendo de cerca a sus "padres", Wolf se acercó con cariño a su peleador para acariciar suavemente su mejilla contra su pequeña cabecita en señal de apoyo.

–Gracias, chicos –. Dijo el pelinegro más joven recibiendo una botella de agua por parte de Marduk.

–Fue una buena pelea, tienes que invitarnos más seguido para verte caer de esa forma –. Dijo el peliplata entre risas.

–Está bien, cariño, ya lo molestamos lo suficiente –. Interrumpió Izumi batallando con sus propias carcajadas mientras le extendía una botella de agua al ganador del encuentro –. Vayan a cambiarse y tomen una ducha, no creo que quieran pasearse por ahí oliendo a sudor y cubiertos de tierra.

–Tiene razón, Shun. Parecen salidos de un basurero con tanta tierra encima –. Concordó Ingram con la pelirroja.

Al lado de su compañero de batallas, Hylash asentía rápidamente en lo que debía ser un claro acuerdo con sus palabras, provocando la risa de Marduk e Izumi ante los sonrojados pelinegros que olieron apenados sus axilas.

–Asegúrense de usar mucho desodorante y jabón, los podemos oler desde aquí –. Se burló la pelirroja tapándose la nariz entre risas.

Al verlos igual de apenados, Marduk pareció apiadarse un poco de ambos aprendices ninja cortando finalmente la conversación y dejándoles el paso libre al interior de la mansión para que pudieran tomar una ducha.

–Tomen un baño y traten de no demorar demasiado, Ren nos envió un mensaje. Parece que Dan encontró otra neathiana.

Por supuesto, la mención del administrador del Interespacio Bakugan y la aparición de un nuevo enemigo logró quitarle todo rastro de calidez al ambiente para reemplazarla por tensión y nerviosismo por lo que sucedería una vez que regresaran a la realidad.


Interespacio Bakugan, Sala de Juntas

2 horas después

Muchas emociones negativas surcaban a Nick cuando estaba en presencia de Ren Krawler: desconfianza, incertidumbre y preocupación eran algunos de los primeros ejemplos que venían a su mente con solo devolverle la mirada a esos ojos felinos dignos de un depredador, que no dejaban de seguir sus movimientos desde el momento en que entró a la sala.

Desde su plática con Shun en medio del entrenamiento y como éste le había hecho caer en cuenta de su error al revelar sus verdaderos pensamientos sobre Ren, no había dejado de pensar en las represalias que podría tomar el gundaliano si resultara ser una amenaza. Para ser sincero consigo mismo, comenzaba a extrañar el tener a Colmillo en sus manos estando en presencia del peligris.

Si estuviera solo con él, no tendría problemas en llevar la confrontación a los puños si fuera necesario. Sin embargo, estando en presencia de Dan, Marucho y Julie, preferiría buscar una ruta de victoria mucho más rápida.

Solo habían pasado unos días desde que Shun se lo había obsequiado, pero ya se estaba malacostumbrando a sentir su ninjato en sus manos.

Dejando el pensamiento de su espada atrás, Nick se permitió ver a sus alrededores, a todos sus amigos esparcidos por la sala, especialmente a la acalorada conversación que Ren sostenía con Dan y Marucho. Julie e Izumi se encontraban perdidas en su propia charla mientras Gorem y Marduk hacían su mejor intento por fingir atención a lo que decían las chicas, Ingram y Shun se habían acercado a Jake para verlo interactuar con el Bakugan digital que había elegido en su primer día en el interespacio: el Coredem Subterra. No podía negar que le resultaba divertido ver el concurso de miradas casi infinito que Hylash sostenía con el compañero digital del nuevo miembro de los Peleadores.

Sin embargo, su débil sonrisa se apagó cuando vio a Ren acercarse nuevamente delante de Dan y Marucho. No era la primera vez que atestiguaba este cuadro y ahora lo odiaba más que nunca, no entendía como Dan y Marucho eran tan abiertos y afectivos con el sujeto que les había mentido a la cara.

Solo podía imaginar lo que pensarían sus amigos vestal si se enteraran de esto. Elisa y sus hermanos lo apoyarían, su tiempo tras las líneas enemigas y en el ejército de su mundo los había preparado para reconocer a amigos de enemigos, por lo que podía apostar que estarían de su parte, al igual que Ace. Baron seguramente se pondría del lado de su mentor, confiando ciegamente en su juicio y más después de su éxito al creer en Marduk.

–Muy bien, Ren, ya estamos todos aquí –. Indicó Leónidas con tono autoritario.

–Háblanos de esa neathiana –. Dijo Nick reposando su espalda contra su silla.

A pesar de su seguro desagrado por el tono del peleador y su Bakugan, Ren se acercó a la mesa lo suficiente para presionar un par de botones, dando la instrucción de mostrar las últimas grabaciones de las cámaras de seguridad en las arenas de combate.

Estando en el centro de la habitación, la estructura de color blanco puro reprodujo una de las últimas batallas libradas en las arenas disponibles para pelear, una en la que se encontraban una peleadora desconocida en una de las plataformas para los competidores, desde las cuales daban instrucciones a sus Bakugan.

–Esta mañana, cuando llegué al interespacio, me encontré con esta chica en el lobby. Venía de una batalla cuando me arrojó de pronto –. Comenzó a explicar Dan tomando asiento.

–¿Te arrojó? –. Cuestionó Leónidas con escepticismo.

–Debieron verlo, lanzó a Dan como si no pesara más que una pluma –. Asintió Drago por su compañero.

–¿Cómo es eso posible? –. Preguntó Julie confundida.

–Debe ser muy grande si logró levantarte de esa manera –. Comentó Shun mirando al pequeño punto en la pantalla que debía ser la chica en cuestión.

–Eso es lo extraño, Shun –. Respondió Marucho negando con la cabeza.

Tomando la delantera, el pequeño rubio extendió sus pequeñas manos hacia la pantalla para hacer un zoom que les permitió ver a detalle a la chica de la que estaban hablando. La vista dejó con más preguntas a los miembros recién llegados del grupo.

–Es demasiado baja y delgada para alguien con una fuerza así.

Deteniendo la grabación de la batalla, todos los peleadores recién llegados pudieron ver perfectamente a la chica que los había reunido con tanta urgencia. Era una joven de cabello azul oscuro, con puntas que le llegaban hasta los hombros mientras sus alargados mechones tapaban parte de su rostro, sus grandes ojos eran verdes y poseía una mirada penetrante y determinada sobre un rostro amplio decorado con mejillas completamente blancas y una barbilla filosa, alineada perfectamente con su pequeña nariz. Vestía un conjunto amarillo con bolsillos anaranjados que dejaban al descubierto sus piernas color crema y un par de botas blancas con interior azul cubriendo sus pies; en sus hombros vestía una delgada chaqueta blanca de mangas cortas que le llegaba hasta las rodillas, pero dejando sus brazos completamente descubiertos.

Aunque Nick nunca había sido de los que se detenían para reconocer la belleza de una mujer más allá de Alice y Elisa, tenía que aceptar que esta peleadora poseía una belleza muy notoria, que lo hacía recordar con facilidad a su novia y su belleza guerrera.

–¿Esta es la chica neathiana de la que hablaron? –. Cuestionó Ingram saltando del hombro de su compañero mientras Hylash lo seguía.

–Así es. Ahora figura en el expediente que realicé para sus compañeros, solo me falta su nombre para poder registrarlo junto al de Mason Brown, Zenet Surrow y Jesse Glenn –. Asintió Ren en respuesta.

–¿Y cómo pudiste rastrearlos con tanta facilidad? –. Preguntó Shun con los brazos cruzados mientras tomaba asiento.

–Los agentes de Neathia han usado una forma de transporte entre su mundo y el interespacio, usando el poder de sus Bakugan. De este modo, no necesitan de un punto de acceso como nosotros –. Explicó Ren apoyándose en la mesa –. Gracias a eso, tenemos registro de todas sus batallas, pero no de sus entradas o salidas, por lo que solo tengo que revisar ambas listas. Además, los neathianos son conocidos por su extraordinaria fuerza y sus habilidades superiores de combate, le podrían arrancar la cabeza a un humano de un golpe si así lo quisieran; no puede haber otra explicación a la gran fuerza de esa chica.

–Se pueden infiltrar cuando deseen en el interespacio, saltándose por completo los protocolos de seguridad y acceso programados, presumiendo de una gran fuerza y habilidades de pelea avanzadas. Tenemos que hallar el modo de predecir sus entradas o miles de vidas estarán en juego –. Comentó Nick acariciando su sien con estrés.

–Por desgracia, somos muy pocos para una tarea tan grande y somos menos los que podemos pelear –. Asintió el administrador en acuerdo.

–¿Por qué siento que quieres sugerir algo? –. Preguntó Marduk sarcásticamente.

Ren se tomó un momento para desviar su mirada de los ojos fijos de Marduk, que lo veían con sospecha y curiosidad. Instintivamente, Nick se preparó para cualquier posible escenario en el cual tuviera que negar toda idea absurda por parte del peligris y que la mitad de sus amigos no tardarían en dar su visto bueno.

–En vista de la falta de personal que tenemos para enfrentar a los neathianos, esperaba que fuera posible contactar a sus amigos vestal. Creo que sus números nos ayudarían mucho a expulsar a estos intrusos del interespacio, incluso podríamos capturarlos y averiguar todo lo que saben –. Sugirió el peligris rascándose la parte posterior de la cabeza.

A su lado, Jake pareció notablemente emocionado ante la idea de establecer contacto con una raza extraterrestre, asintiendo eufóricamente al escuchar la idea del administrador del interespacio.

Maldecía profundamente el día en que Dan y Marucho habían contado con emoción su aventura por Nueva Vestroia y Vestal. Lo último que quería Nick era involucrar a los chicos en estos problemas, su mundo aún se encontraba sanando las heridas que su último rey les había dejado y no estaba dispuesto a inmiscuirlos en una nueva guerra que afectaría su mundo una vez más.

No, no iba a permitir que los vestals entraran en guerra, no mientras aún tuvieran opciones.

–No –. Declaró Takahashi con firmeza.

–Nick, por favor, te pido que lo pienses bien. Necesitamos ayuda y… –. Trató de objetar Ren antes de ser interrumpido.

–¡Ya dije que NO!

El fuerte grito de Nick se vio acompañado por un fuerte azote a la mesa que él mismo había ayudado a construir con su brazo cubierto únicamente por la manga marrón de su chaqueta. La mirada del pelinegro reflejó con fuerza la ira y la firmeza que acompañaba sus palabras, dejando que el profundo abismo oscuro que eran sus ojos ennegrecidos cayeran completamente sobre el mentiroso que había sugerido tan absurda idea.

La sala se quedó en silencio, nadie más se atrevió a objetar al atestiguar la furia normalmente escondida del Peleador Darkus. Julie e Izumi se mostraron un poco asustadas al ver a su amigo estallar en rabia de tan solo escuchar tal propuesta, Jake y Marucho tragaron saliva y se alejaron incómodos, previendo una posible nueva confrontación entre los peleadores del atributo de la oscuridad, mientras Dan, Shun y Marduk esperaban la reacción del joven de ojos felinos.

Sin embargo, aunque la mayoría se puso notablemente tenso, Krawler no retrocedió ni un solo centímetro de su posición. Todo lo contrario, el gundaliano lo miró con la misma determinación y los brazos cruzados antes de hablar nuevamente.

–Tú también construiste el Interespacio Bakugan, Nick. ¿Prefieres dejar que el proyecto en el que hemos invertido tanto tiempo y esfuerzo caiga en manos de los neathianos? ¿Te rehúsas a hacer lo necesario para salvar el interespacio porque no quieres buscar refuerzos? ¿Acaso es una cuestión de orgullo, Nick? ¿Eres incapaz de compartir el crédito de detener a los neathianos? –. Cuestionó Ren con una ceja arriba.

¿Cómo se atrevía a acusarlo de orgulloso? Tenía muchos defectos y sabía mejor que nadie lo lejos que estaba de ser un hombre perfecto, pero el orgullo no formaba parte de su lista de defectos. No, evitaba molestar a los chicos en Vestal por su propio bien, porque quería protegerlos e involucrarlos en una guerra completamente ajena a ellos no era el modo de hacerlo. Nick lo sabía, lo tenía muy presente, pero aun así no podía evitar que las palabras del peligris lo afectaran.

No entendía el motivo, no entendía que era lo que tenía la maldita víbora, pero de algún extraño modo que no dejaba de alterar a Nick, Ren Krawler tenía facilidad para sacarlo de sus casillas.

Inmediatamente, Nick se levantó de su asiento con rabia, enfatizando su frustración en la agresividad de sus movimientos. La ira en sus ojos se rehusaba a abandonar su dura mirada, insistiendo en perseguir a Ren sin importar el lugar al que se aventurara con estos intentos de convencer al pelinegro de algo en lo que claramente no estaba dispuesto a ceder.

–Tú ya conoces su historia, Ren. Estoy seguro de que te la han contado varias veces, por lo que deberías entender las heridas que Vestal aún está sanando y lo injusto que sería pedirles que intercedan en un conflicto que no es de ellos –. Argumentó Nick acercándose al administrador.

El peligris no tardó en responder de la misma manera, ambos peleadores chocaron frente a frente mientras sus orbes se encontraban con odio y repulsión por el carácter y las ideas del otro. Los puños de ambos jóvenes se cerraron con fuerza, dejando ver los nudillos desnudos del gundaliano y el cuero de los guantes del terrícola tensándose por el cierre de sus propios puños.

–Si los neathianos ganan la guerra, nada les impedirá atacar otros mundos. Ni siquiera tu amado Vestal estará a salvo de ellos, Nick. ¿En verdad crees que lo que ellos hayan pasado importa ahora? –. Dijo Ren a modo de respuesta en la cara del peleador.

–Si todo lo que nos has dicho es cierto, tú deberías entender mejor que nadie el peso de las guerras y la injusticia que es para los pueblos inocentes tener que involucrarse en ellas. Así como tu pueblo no quiso ser atacado, Vestal no querrá otra guerra y no deberían buscarla solo por la petición de un reclutador mediocre que tardó medio año en dejar claras sus verdaderas intenciones –. Respondió Nick con furia antes de continuar –. Mientras yo esté aquí, Ren, no permitiré que un mundo inocente se involucre en una guerra por un soldado inútil que esperó a que tuviéramos al enemigo entre nosotros para poder actuar.

Parecía que sus palabras habían calado con fuerza en la psique del peligris, pues éste no tardó en reaccionar acorde a la cantidad de insultos y reclamos recibidos, productos de una tensión que llevaba tiempo formándose entre ambos genios. Bastó con un simple parpadeo para que la mano de Ren se enganchara con fuerza en la chaqueta del pelinegro para jalarlo con fuerza, acción que Nick respondió de la misma manera, sujetando la camisa del administrador mientras sus puños se alzaban al mismo tiempo.

Al ver que ambos peleadores se encontraban listos para pelear con los puños en lugar de las palabras, los hombres del grupo no tardaron en saltar para detener la confrontación de los chicos antes de que pudieran hacerse daños reales más allá del odio en sus declaraciones.

–Muy bien. Ya basta, ustedes dos –. Dijo Marduk posándose entre ambos peleadores para tratar de alejarlos.

Al mismo tiempo que el peliplata se posicionaba como un muro entre ambas fuerzas esperando chocar, Dan y Shun se abalanzaron hacia sus amigos para separarlos al mismo tiempo que Jake intercedía para apoyar a Marduk en su intento de evitar que los golpes de sus amigos se encontraran.

–¡Es suficiente, Nick! –. Exclamó Shun alejando al pelinegro.

–Tranquilo, maestro. Tiene que calmarse, por favor –. Pidió Ángel flotando delante de su compañero para intentar tranquilizarlo.

–Respira, Nick. Recupera la compostura –. Dijo Leónidas a su peleador con firmeza

Al mismo tiempo que su compañero hablaba, Vladitor trataba de ayudarlo a contener a Nick con fuertes exigencias que le recordaban una y otra vez que este no era ni el momento ni el lugar para una batalla así.

Ya tendrás tu oportunidad, humano. Pero no será aquí.

Mientras esto sucedía, Dan alejaba a Ren de la confrontación mientras Marucho le pedía a su amigo peligris que se calmara. Claramente, el castaño tenía sus propios problemas para contener al peleador de ojos felinos, problemas que despertaron sus propias frustraciones y lo motivaron a dar un paso adelante nuevamente, azotando su pie contra el suelo para llamar la atención de todos en la sala.

–¡Ya basta, ustedes dos! –. Gritó Dan con frustración a ambos peleadores –. ¡Entiendo que nunca se han caído bien! ¡Lo entiendo perfectamente! ¡Pero sin importar lo que sientan por el otro, les recuerdo que todos estamos del mismo lado! ¡Todos queremos lo mejor para el Interespacio Bakugan y sus peleadores, así que debemos mantenemos unidos!

Era raro ver al castaño tan enfadado, no era común para nadie verlo tomar las riendas de una situación tan acalorada como esta para darla por terminada. Sin embargo, cuando las circunstancias lo ameritaban, Dan Kuso era perfectamente capaz de soltar el fuego de su atributo que ardía en su corazón para guiar a sus amigos cuando más necesitaban un líder.

–Es cierto. Sin importar lo que sintamos, todos aquí somos aliados y tenemos que comportarnos como tal. Si nos damos el lujo de seguir peleando entre nosotros, entonces ya perdimos esta guerra –. Respaldó Drago a su compañero en el ojo de la confrontación.

Viéndose superado por las fuerzas de los demás chicos, Ren se permitió un segundo para respirar y calmarse bajo la mirada iracunda de Nick, que lo veía con asco. El maldito sabía actuar acorde a la situación y eso lo frustraba, estaba muy seguro de que esos ejercicios de respiración no eran más que un acto para seguir presumiendo el favor de Dan y Marucho.

Todo esto era como un juego, uno que Nick constantemente perdía y en el que quedaba como un paranoico exagerado acosando con terror a un maldito depredador disfrazado de inocente presa en busca de protección del monstruo que lo perseguía.

–Tienen razón –. Aceptó el peligris recomponiéndose para organizar su camisa maltratada por el fuerte agarre del ojinegro –. Creo que Nick solo está comprometido emocionalmente con los vestal. Imagino que su relación con esa chica Valiant nubla su juicio y no lo deja pensar apropiadamente.

De no haber sido por el fuerte agarre de Shun alrededor de sus brazos, se habría lanzado una vez más sobre Krawler. ¿Cómo se atrevía si quiera a pronunciar el nombre de su amada rubia con su lengua venenosa? Quería arremeter contra el gundaliano y callar sus tonterías de una vez, pero las insistencias de sus compañeros lo mantuvieron con los pies en la tierra, haciéndole saber que esto era algo de lo que Krawler podía aprovecharse. Si sus amigos lo veían como un monstruo, sería mucho más fácil para él influir en sus decisiones y pensamientos.

Soltándose del fuerte agarre de Shun, Nick se reacomodó su chaqueta mientras hacía sus propios ejercicios de respiración para recuperar la compostura. No podía darse el lujo de perder el control, tenía que mantener la calma y asegurarse de que incidentes así no se repitieran.

–Eso es. Ya estamos mejor, ¿no? –. Dijo Dan entre risas nerviosas –. Ahora, dense la mano y prometan…

De pronto, la fuerte alarma de alerta desplegó su fuerte sonido una vez más, mientras la luz roja en los techos bañaba el blanco de la habitación, cortando rápidamente las palabras del líder de los Peleadores Bakugan, el cual miró confundido a su amigo gundaliano en busca de una explicación sobre el próximo peligro a enfrentar.

Ha habido un acceso no autorizado. Las barreras de seguridad han sido traspasadas.

De pronto, el aviso de la computadora se vio acompañado por el cese de la luz roja y las alarmas para dar paso a un espectro lumínico que pintó la zona de la habitación al lado de la mesa proyectora de imágenes, antes de dar paso a la figura de una chica ya conocida por los Peleadores Bakugan.

Frente a ellos, la misma joven de cabello azul alargado y ojos verdes se materializó con una expresión serena en su rostro, aunque con las mejillas ligeramente enrojecidas.

Aunque no era el momento ni el lugar, tenía que aceptar que la joven hacía gala de una belleza aún mayor estando en persona, cara a cara.

–Es ella –. Comentó Ingram en voz baja a su compañero.

Suavemente, la chica de cabello azulado abrió los ojos con lentitud para dirigir su atención a todos los presentes en la sala con lo que parecía ser un poco de remordimiento en sus ojos apenados.

–Lo siento. Sé que entré sin autorización, pero es una emergencia –. Comenzó la chica con aparente vergüenza en su voz –. Reconozco que fue arriesgado, pero debo saber si recibieron mi mensaje.

¿Mensaje?

Instintivamente, Nick se giró para ver a Shun con la esperanza de que éste pudiera dar sentido a las palabras de la chica. Sin embargo, lo único que encontró en su lugar fue el espectro de la duda y la sospecha al analizar todas las posibilidades que pudieran traer consigo estas nuevas afirmaciones.

Estaban listos para preguntar más, pero Dan no tardó en tomar la delantera nuevamente, acercándose a la joven con rabia en sus ojos.

–¿Quién eres tú? ¿Qué es lo que quieres? –. Cuestionó Dan con fuerza a la joven.

Mostrando una expresión de lo que parecía ser pesar y confusión por un recibimiento tan frío y descortés por parte del peleador castaño, la chica trató de responder a las preguntas como mejor pudo entre tartamudeos, aparentemente herida y nerviosa.

–Bueno… yo…

–Eres de Neathia, ¿verdad? –. Cortó Dan a la chica con sospecha.

Inmediatamente, la expresión insegura de la peliazul cambió a una totalmente sorprendida, abriendo su boca y sus ojos a tal punto que ni el velo de su cabello podía cubrir el impacto en sus facciones.

–Entonces sí recibieron el mensaje –. Dijo la ojiverde con esperanza en su voz.

Si era otra actriz recién llegada a la Tierra con la intención de vender propaganda para la guerra en su mundo, tenía que aceptar que era muy buena e interpretaba su papel con mucha más maestría que la serpiente que se le acercó hasta quedar posicionada al lado de Dan.

–Oye, yo soy Ren de Gundalia. No creo haberte conocido antes.

La expresión de la chica cambió una vez más, dejando atrás la esperanza dentro de una grata sorpresa para ser reemplazada por miedo, frustración y desagrado por el hombre que tenía delante.

–Jamás recibimos un mensaje tuyo. ¡Así que date por vencida! –. Declaró Dan con enfado, sin despegar su mirada penetrante de la chica.

Dejando atrás la frustración que ver a Ren parecía provocarle, la peliazul miró brevemente el suelo con pesar antes de cerrar los puños por primera vez en lo que llevaba en la sala. Sus ojos dejaron de reflejar la pena que parecía estar sintiendo para enseñar el brillo de la determinación y la fuerza que solo una guerrera sería capaz de transmitir.

Una vez más, con un tono fuerte delante del llamado de un claro desafío, la joven peleadora habló nuevamente.

–Si están ayudando a Gundalia, entonces son el enemigo.

–¡Si somos enemigos, entonces no te puedes ir! ¡Llegó la hora de pelear! –. Exclamó Dan en respuesta.

Fue lo último que se dijo antes de que Marucho tecleara un código en el tablero de control. La luz de los teletransportadores no tardó en bañar sus cuerpos hasta desvanecer a todos los peleadores en un aro de luz que los sacó de la sala de juntas y los llevó al único lugar que les serviría para resolver este conflicto.


Interespacio Bakugan, Arena Privada

5 minutos después

A veces se preguntaba que era lo que los poseía para permitir que Dan hiciera siempre lo que quisiera. No sabía si era por algún aire de autoridad desconocido que emanaba el castaño cada que tomaba la delantera o lo respetaban demasiado como para hacerlo dar un paso atrás en lugar de lanzarse directamente a la batalla. Sin embargo, no importaba, porque eso era justo lo que había pasado una vez más.

A pesar de la seguridad que emanaba Dan desde su plataforma a un lado de la arena, Nick no podía evitar pensar que algo no andaba bien y Shun parecía compartir su presentimiento, pues veía con atención a la joven neathiana del otro lado del campo, expectante a todo lo que pudiera hacer.

Aparentemente, la incertidumbre que decoraba su rostro era más visible de lo que Nick había pensado en un primer momento, pues Ángel no tardó en acercarse a él para sentarse en su hombro junto a Wolfang.

–¿Sucede algo malo, Maestro Nick? –. Preguntó la Bakugan.

–Has estado muy callado desde que esa chica accedió a la sala de juntas. ¿Todo bien, compañero? –. Cuestionó Leónidas con intriga.

No le des vueltas a las tonterías del gundaliano. Haces bien al negarle refuerzos hasta que definamos si es un aliado o un enemigo –. Aconsejó Vladitor mentalmente con indiferencia.

–No dejo de pensar en esta chica. Ren se vio particularmente interesado en ella, como si ya la conociera o supiera quien es –. Respondió Nick a los Bakugan antes de desviar la mirada.

Un par de escalones debajo de ellos, se encontraba Krawler viendo el inicio de la futura batalla de su amigo en compañía de Marucho y Jake.

Como era de esperarse para todos los demás, Nick había optado por mantener la distancia con el administrador del interespacio, eligiendo sentarse a una distancia prudente de él para poder vigilarlo con ayuda de sus compañeros.

Por otra parte, al ver la división que generaba el choque entre los Peleadores Darkus del equipo, Julie, Shun y sus Bakugan se habían decidido a acompañar a su amigo pelinegro para que no estuviera solo.

–No te preocupes por eso, podrás hacer todas las preguntas que quieras una vez que Dan le haya ganado –. Trató de animar la peliplata a su amigo.

–A menos que escape al instante como lo hicieron Arcale e Isis tras perder en la batalla contra Dan –. Recordó Shun atento a los movimientos de la neathiana.

–No creo que sea un problema. Marduk e Izumi se quedaron en la sala de control, podrán seguir sus movimientos desde la distancia –. Respondió Gorem en el hombro de su compañera.

–Tendremos que ver qué sucede. Por ahora, lo que importa es esta batalla –. Finalizó Ingram la discusión mirando al campo.

Ahí, dos fuerzas esperaron a batirse en duelo en el fragor de la batalla, medir las fuerzas del otro a través de una confrontación salvaje en la que el fuego ardería con fuerza contra la luz desconocida que parecía amenazar con invadirlos.

–Le apuesto a Drago –. Comentó Leónidas con aburrimiento al verse obligado a quedarse en la banca de nuevo.

Finalmente, después de unos segundos en los que el campo de batalla se preparó, alejando las gradas de la arena y abriendo un gran espacio para que los Bakugan pudieran luchar, Dan se atrevió a dirigirse nuevamente a su contrincante con veneno en su tono de voz.

–Acabo de recordar que no sé tu nombre –. Comentó el castaño desde su lugar en la arena.

–Eso es porque nunca lo dije –. Respondió la ojiverde antes de señalar a la parte superior del campo.

La pantalla holográfica en el techo mostraba los indicadores de vida de los participantes y el espacio en el que se retratarían los niveles de poder de sus Bakugan y donde la voz programada del anunciador fue la encargada de presentar a la misteriosa peleadora que invadía su hogar.

La batalla entre Dan Kuso y Fabia Sheen está por comenzar.

Al compás de la voz programada del sistema, los indicadores de vida se llenaban a gran velocidad mientras el centro de la pantalla se desplegaba para dar paso a las que serían las lecturas en los niveles de poder.

Por suerte, gracias al ambiente preprogramado del Interespacio Bakugan, ya no era necesario iniciar la batalla con los efectos de los lanzadores, que habían pasado a ser un digno recuerdo de su tiempo en Vestal y Nueva Vestroia.

Campo Bakugan: Abierto.

Al recibir el indicativo para comenzar la batalla, Fabia dio el primer paso en el encuentro, arrojando su primera carta portal al centro de la arena, una que no tardó en extenderse en un brillante color dorado que bañó el suelo del campo.

–¡Carta portal lista! –. Exclamó la neathiana al arrojar la carta al ojo de la arena antes de enviar a su primer Bakugan a la arena –. ¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge!

Sobre una brillante luz Haos, emergió una criatura con la estructura de lo que parecía ser un brontosaurus de piel dura y blanca con detalles amarillos y anaranjados que hacían juego con los colores de su peleadora.

Se podían destacar muchas cosas interesantes acerca de ese Bakugan, una criatura que nunca habían visto en el interespacio, que resultaba completamente nueva para los ojos de todos los presentes. Pero ninguna de esas cosas era tan llamativa como su nivel de poder.

600.

¿Por qué lanza un Bakugan con ese nivel contra el Dragonoid? –. Se preguntó Vladitor con confusión.

No subestimaban ese nivel de poder, los equipos de Nick y Shun tenían números base similares a los de este Bakugan desconocido, pero todos eran perfectamente capaces de superar esa barrera con mucha facilidad y acceder a poderes que la gran mayoría de peleadores no poseían. Era esa capacidad de incrementar su fuerza lo que había convertido a ambos aprendices ninja en el segundo y tercer lugar dentro de la tabla de los mejores peleadores del interespacio respectivamente. Sin embargo, esta criatura no parecía tener esa habilidad y los demás neathianos registrados por Ren tenían el mismo nivel base del Helix Dragonoid.

¿Por qué no ir con todo desde el inicio? No tenía sentido.

¿Acaso lo estaba probando?

No lo sé. Se supone que para ella somos el enemigo, debería ir con todo si quiere vencer a Dan y Drago –. Respondió Leónidas en las mismas condiciones.

Tendremos que esperar a ver qué planea –. Concluyó Nick mirando la batalla.

Finalmente, tras superar lo que pareció ser un breve impacto al ver por primera vez al Helix Dragonoid Pyrus, Fabia se lanzó al ataque, levantando su primera carta de ataque.

–Poder activado: ¡Luna Espartana!

Una tenue luz destelló en las fuertes piernas del brontosaurus en el campo de batalla, una que se separó lentamente de su gran cuerpo hasta quedar completamente libres en el aire con la forma de lo que parecía ser un disco de energía pura.

A gran velocidad, ambos espectros de luz dorada abandonaron a su creador para volar hacia su enemigo, aquel que se erguía con orgullo y altitud sobre la arena de combate con ambas alas tan abiertas como podía.

–Poder activado: ¡Dragon Hommer! –. Activó Dan tan rápido como le fue posible.

Envuelto en una intensa aura de energía roja Pyrus, Drago aumentó su velocidad para evadir con éxito los ataques de su oponente, desapareciendo en el aire brevemente antes de emerger una vez más delante de la explosión que los discos de energía crearon al explotar sin poder alcanzar a su objetivo.

Jake y Marucho festejaron mientras veían a Drago dar todo un espectáculo en combate, luciendo tan fuerte e imponente como su amigo de escamas rojas sabía hacerlo.

–Presumido –. Murmuró Leónidas con una risita.

Al ver que su primer ataque no había logrado el éxito esperado, Fabia no tardó en reaccionar una vez más en socorro a su Bakugan en el campo.

–Carta portal abierta: ¡Reactor Haos! –. Exclamó la peliazul con un ademán.

De pronto, la fuerte luz dorada de la carta en la arena destelló con fuerza ante los ojos aturdidos del pequeño público, mientras la peleadora que había invocado sus efectos mostraba una nueva carta poder entre sus delicados dedos.

–Poder activado: ¡Nieve de Goliat!

Al instante, el gran Bakugan Haos liberó una gran serie de copos de energía de su cuerpo, bañando todo el campo de batalla y apagando las llamas carmesíes que decoraban el cuerpo de su contrincante, anulando su poder.

A pesar de verse superado momentáneamente, Dan no perdió la compostura. En su lugar, se permitió mostrar una sonrisa arrogante, llena de confianza, antes de levantar su siguiente poder.

–¿Crees que eso me detendrá? Poder activado: ¡Dragón Galáctico! –. Exclamó el castaño con sorna enseñando su carta en lo más alto.

Convocando las llamas con las que ardía su espíritu en cada batalla, Drago liberó una poderosa bola de fuego que cayó como una bomba encima de su oponente, creando una abrumadora nube de humo sobre un suelo llameante que tapó por completo la silueta del Bakugan Haos.

Lo último que escucharon de parte de este oponente de gran tamaño fue un fuerte bramido que anunció el fin de su batalla antes de caer vencido al suelo, envuelto en un aura de luz que lo devolvió a su forma de esfera y lo hizo caer a los pies de su peleadora.

Indicador de vida de Fabia: 60%.

–Bien hecho –. Felicitó Marucho con orgullo.

–Arriba, Dan, el galán –. Vitoreó Jake por su amigo con emoción.

Presa de la emoción como ya era su costumbre, Dan no tardó en arrojar su primera carta portal al centro de la arena de combate, en la cual se perdió dicha carta entre la sombra de un resplandor rojizo a lo largo del campo.

Sin más que decir por parte de ninguno de los peleadores, Dan ya había dado por iniciada la segunda ronda de la batalla.

–¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! ¡Helix Dragonoid Pyrus!

Drago hizo su característico espectáculo del tornado de fuego debajo de sus poderosos rugidos, que tenían la intención de intimidar a quien fuera su oponente. Sin embargo, Nick no le prestó atención, en su lugar, miró con curiosidad a la neathiana del otro lado de la arena y al siguiente Bakugan que arrojaría para pelear.

Esta vez, Fabia llamó a otra criatura del mismo atributo que la anterior, un ser de cuerpo delgado con brazos similares al papel, extremadamente alargados y que bajaban casi a la altura de sus piernas cubiertas por una pretina, mientras que su gran casco de color dorado buscaba especialmente la atención de los peleadores en las gradas.

Era otro Bakugan que no recordaba haber visto nunca en el interespacio, uno que presumía un nivel de poder de 800.

–Ya está comenzando a tomárselo en serio –. Comentó Ángel con un hilo de voz, distraída por la extraña apariencia del Bakugan Haos.

En la plataforma más cercana de la arena, la opinión de Ángel era compartida por los miembros Pyrus de los Peleadores Bakugan, que veían con emoción a su nuevo contrincante.

–Esa sí que es una apariencia extraña, ¿no crees amigo? –. Dijo Dan mirando a su compañero en busca de su opinión.

–Extraña o no, caerá igual que los demás –. Respondió Drago con confianza.

Harta de escuchar como subestimaban a su Bakugan, Fabia se permitió soltar el primer ataque de este nuevo asalto para tratar de emparejar el marcador.

–Poder activado: Magia Negra.

De pronto, la silueta del nuevo retador se desvaneció misteriosamente del campo, mientras la oscuridad bañaba los alrededores visibles, sumergiendo el interespacio en una tiniebla aparentemente infinita que impedía que todos los presentes pudieran ver al Bakugan Haos perdido.

–¿Qué pasó? ¿Dónde está? –. Se preguntó Drago mirando a sus oscuros alrededores.

–Ten cuidado, amigo –. Pidió el castaño a su compañero.

–Sí, claro –. Asintió el dragón rojo.

De pronto, una gran mano de color blanco emergió de las profundidades de este oscuro abismo para sujetar a Drago como si no fuera más que un muñeco con el cual jugar a su voluntad. A pesar de la advertencia del Peleador Pyrus, Drago había caído en las manos del contrincante, literalmente.

Los fuertes rugidos del dragón rojo alertaron a Dan, dándole el impulso veloz que necesitaba para actuar cuanto antes en ayuda de su compañero.

–Poder activado: ¡Dragon Hommer!

Brillando en medio de la oscuridad con las llamas rojas de su cuerpo, Drago se liberó del agarre con una poderosa onda de energía Pyrus que hizo arder la ilusión del oponente junto con las sombras que habían devorado el entorno.

Fabia gruñó frustrada al ver como su enemigo lograba librarse de sus ataques una vez más. Poco a poco le quedaba claro que el peligro de Dan Kuso y su Dragonoid Pyrus no era su capacidad intelectual para superar los problemas de forma astuta, sino su poder para destruirlos con un movimiento.

Persistente como parecían ser los neathianos, la ojiverde activó un nuevo ataque con la intención de volver a someter a Drago.

–Poder activado: ¡Cubo de la Perdición! –. Exclamó Fabia alzando su nueva carta tan alto como le fue posible.

En una de las grandes manos de su Bakugan, un dado de color blanco con versiones simplificadas de los símbolos de los seis atributos comenzó a girar rápidamente ante las miradas confundidas de Dan y Drago.

–Poder activado: ¡Dragón Galáctico! –. Atacó Dan con la intención de terminar la batalla lo más pronto posible.

En respuesta a la ofensiva de sus contrincantes, el Bakugan solo levantó su dado a la altura del ataque que se acercaba con gran velocidad, amenazando con devorarlo igual que a su compañero en la ronda anterior.

No obstante, en esta ocasión, la poderosa bola de fuego se vio incapaz de alcanzar a su objetivo al chocar directamente con el dado de éste, el cual devolvió su empuje con tal poder que las llamas no tardaron mucho tiempo en desvanecerse ante las miradas asombradas del dragón rojo y su compañero castaño.

–Mientras el cubo esté girando, ninguno de tus ataques funcionará –. Explicó Fabia al Peleador Pyrus al ver su confusión.

–¿Y qué? ¿Vas a dejarlo girar? –. Preguntó Dan con incredulidad.

–Cualquier Bakugan con el atributo que indique el cubo bajará su nivel de poder a cero –. Dijo la peliazul ignorando el tono de su oponente –. Tienes una en seis oportunidades y cuando el dado se detenga, tu destino se decidirá.

Finalmente, acompañando las palabras de la peleadora neathiana, el dado del Bakugan Haos se detuvo en seco, enseñando la carátula roja del objeto para todos los presentes.

–Es Pyrus –. Señaló Ren con preocupación.

–Y siempre sale el que nosotros elegimos –. Concluyó Fabia con orgullo –. Mala suerte, amigo.

Una fuerte aura de luz amarilla envolvió el cuerpo de Drago, consumiendo poco a poco su energía perdida entre los gemidos de frustración y cansancio del Bakugan Pyrus que se retorcía en un intento de liberarse del agarre del poder de su contrincante.

Poco a poco, el nivel de poder del dragón comenzó a descender hasta llegar a números de solo dos dígitos. Sin duda alguna, un poder letal y brillantemente ejecutado.

Ahora ya conocían el verdadero nivel de los soldados neathianos. Por lo que sabía de la batalla contra Syd Arcale y Lena Isis, el de Fabia era considerablemente superior al de ese par de idiotas que habían sido incapaces de seguirle el ritmo a Dan y Drago.

–Inteligente –. Reconoció Shun en un murmullo que solo ellos pudieron escuchar con claridad.

Sin embargo, Dan no estaba dispuesto a perder y aún le quedaban trucos bajo la manga para evadir la derrota.

–Carta portal abierta: Arena 0 –. Activó Dan rápidamente.

De repente, la luz que envolvía a Drago se desvaneció misteriosamente. El Bakugan Pyrus no tardó en recuperar su nivel de poder usual de 900 mientras alzaba el vuelo una vez más para todos los espectadores de este encuentro.

–¿Qué pasó? –. Preguntó Fabia confundida.

–Arena 0 es una carta de mando que anula todas las habilidades del oponente –. Explicó el castaño con orgullo.

–¡Mi turno de jugar! –. Exclamó Drago con emoción al recuperar todo su poder.

–¡Terminemos con esto, Drago!

Haciendo caso a la orden de su compañero, Drago se abalanzó sobre su oponente una vez más, listo para derribarlo con un solo golpe que sería definitivo para determinar el resultado de la batalla.

Nick dudaba seriamente que el Bakugan Haos fuera capaz de resistir el golpe de su contrincante, por lo que se quedó completamente intrigado por el curso de acción que tomaría Fabia en el momento en que vio como ésta parecía descartar completamente a su Bakugan actual de la batalla para concentrar toda su atención en arrojar a un nuevo contendiente a la arena.

–¡Bakugan, pelea! ¡Bakugan, surge! –. Exclamó la neathiana arrojando la pequeña esfera blanca y dorada al centro del campo.

Debajo del choque de la fuerza imparable que era el Dragonoid Pyrus, un nuevo Bakugan emergió listo para librar la encarnizada batalla que sus camaradas no pudieron ganar.

–¿Ese es…? –. Comenzó Julie sin creer a quien estaba viendo.

–Sí, es él –. Confirmó Leónidas por la morena, recordando muy bien al nuevo contendiente en la arena.

–No puede ser.

Parándose con orgullo delante de un cada vez más cansado Helix Dragonoid, un caballero de complexión delgada asomó su rostro, cubierto por un casco decorado con un visor rojo, encima de una mandíbula completamente gris, delante de una alargada coleta metálica con una punta filosa y presumiendo una armadura blanca con detalles en dorado y azul.

–Aranaut Haos –. Presentó Fabia a su Bakugan.

¿Cómo es que una chica como ella tenía en su poder a tal guerrero? Era imposible que fuera robado, el clon digital del Bakugan Haos había sido puesto en un servidor seguro junto al clon del Hawktor Ventus, uno diseñado por Keith, Nick y Marucho sin ningún tipo de intervención externa para garantizar la seguridad de tales especímenes. La única explicación lógica era que aquel Aranaut que tenían a punto de enfrentar a Drago era el Aranaut Haos real.

Solo había una forma de corroborar su teoría: Aranaut tenía que hablar, tenía que superar la única barrera que detenía a todos los clones digitales.

Por fortuna o desgracia, Nick no tardó en hallar la respuesta a todas sus preguntas.

–Aranaut, es mi turno de pedir tu apoyo –. Comenzó la neathiana con cortesía hacia su Bakugan antes de continuar –. Necesito que venzas al Bakugan conocido como Helix Drago Pyrus. No estará con los gundalianos.

–Como desees, princesa –. Asintió el caballero de blanca armadura con humildad.

Hablaba. Este Aranaut hablaba, lo que debía significar que su teoría era cierta y este era el Bakugan real, no un clon como la versión que habían descubierto junto a los vestal y que había enfrentado con Leónidas y Wolfang.

Este Aranaut era muy real.

–Maestro Nick, ¿esto significa que…? –. Comenzó Ángel confundida.

–Sí, linda. Los datos que dieron forma a los clones digitales son neathianos –. Completó el pelinegro por su compañera.

–¿Cómo es posible? ¿Nos enviaron armas de destrucción en la forma de esos clones y no enviaron a nadie para intentar reclutarnos? –. Cuestionó Leónidas igual de confundido que su pareja.

–Nada de esto tiene sentido –. Se quejó Julie masajeando su sien.

En eso tenía que darle la razón a Julie. El mismo Nick tampoco comprendía a ciencia cierta lo que estaba ocurriendo. Algo andaba muy mal y no sabían cómo detenerlo.

Desde su lugar, Marucho pareció llegar a la misma conclusión que él, analizando todos los factores de su misma afirmación detenidamente y llegando al mismo punto que Nick

–Todos los clones digitales provienen de Bakugan de Neathia.

–Nuestros enemigos –. Murmuró Jake en busca de confirmación.

Desde su lugar con una expresión completamente indiferente, Ren asintió en respuesta a la pregunta del pelinaranja.

La mirada de Shun abandonó por completo a Fabia para enfocar toda su atención en el peligris y su exasperante semblante tranquilo ante el descubrimiento de sus amigos.

–¿Sucede algo, Shun? –. Preguntó Ren con confianza.

Siguiendo su propio consejo, Shun respondió con una evasiva sencilla mientras regresaba su mirada al campo de batalla, resolviendo sus propias dudas en el templo que era su mente.

Por desgracia, la mente de Nick no tenía la misma intimidad y cientos de ideas pasaban a gran velocidad por los pensamientos del pelinegro.

El gundaliano ya sabía esto –. Señaló Vladitor con estoicismo.

Lo supo en todo momento y no dijo nada a nadie –. Comentó Leónidas con frustración.

Lo sabía, lo había sabido todo el tiempo. El maldito mentiroso les había permitido usar clones de sus supuestos enemigos y su tecnología en la forma de sus armamentos y no les había dicho nada. Otra cosa sobre las que les mintió a la cara a todos, pero que nadie más parecía darse cuenta de eso. O peor aún, nadie parecía estar dispuesto a darse cuenta de la naturaleza falsa de Krawler.

Sin más miramientos, la batalla continuó con Aranaut arremetiendo contra Drago con un golpe a la mandíbula que logró hacerlo retroceder antes de continuar atacando con una veloz sucesión de puños y patadas semejantes a los que solo Ingram y Ángel podrían propinar a tal ritmo.

Finalmente, cuando Drago encontró un segundo para devolver uno de los ataques en la forma de un gancho, Aranaut logró esquivarlo entre risas antes de contraatacar con un uppercut que separó al Bakugan Pyrus del suelo como si no pesara nada.

–¿Creíste que me detendrías con fuerza bruta? Vergonzoso –. Dijo el caballero de blanca armadura con sorna.

Reincorporándose sobre sus pies nuevamente, Drago se elevó rápidamente hasta el punto más alto de la arena para intentar el combate a distancia.

–¿Escapando? –. Preguntó Fabia con incredulidad.

–Princesa, mi armamento –. Pidió Aranaut a su peleadora.

–De acuerdo –. Asintió la chica tecleando una combinación en el dispositivo de su muñeca.

El pequeño reloj de invocación era una máquina cargada de un considerable conjunto de botones en la parte superior y un proyector en el marco, que les permitía materializar los armamentos en el ambiente único de las batallas.

Battle Crusher: Listo.

Automáticamente, pudo sentir el desagrado compartido que tenían Leónidas y Vladitor hacia las armas que estos dispositivos en las muñecas de sus peleadores podían invocar. No podía culparlos por sentir rechazo hacia esa tecnología, ambos Bakugan eran lo suficientemente orgullosos como para no ver los armamentos como algo más que una muestra de debilidad, razón por la cual no habían modelado ninguno para Leónidas.

Así como pudo sentir el rechazo de su compañero y su antiguo némesis, Nick pudo ver claramente el desagrado de Wolfang hacia la imagen de Aranaut recibiendo su armamento. No podía olvidar que, para Wolf, este era el mismo sujeto que había puesto en peligro el interespacio en una batalla de práctica, una que había llegado a un punto tan crítico, que se había requerido de sus servicios para ofrecer la victoria más rápida posible.

–Tranquilo, pequeño –. Dijo Ángel acariciando suavemente el lomo del lobo acorazado con sus pequeños bracitos.

Al sentir el amoroso toque de su figura materna, Wolf se permitió relajarse un poco y dejar de gruñir en dirección a Aranaut para pegarse un poco más a Ángel con amor.

Al ver la ventaja mecánica que su oponente había logrado para sí mismo, Dan no se quedó atrás y liberó su muñeca izquierda de la presión de la manga de su chaqueta para revelar su propio dispositivo de invocación de armamento Bakugan.

–¡Dos puede jugar ese juego! –. Dijo el castaño tecleando rápidamente la combinación para llamar sus propias armas.

JetKor: Listo.

–¡Armamento instalado! –. Gritó Dan arrojando la pequeña figura que se materializó sobre su muñeca.

Brillando brevemente sobre la espalda de Drago, un armamento compuesto por dos cañones sobre los hombros y un par de reflectores verdes envueltos en sus alas tomó su propia forma sobre la espalda del dragón rojo, listo para ser usado en combate.

–¡Poder de armamento activado: JetKor Delta! –. Exclamó Dan con apuro para terminar con la batalla definitivamente.

Alzándose tan algo como pudo, Drago apuntó los reflectores sobre sus alas para cargar temporalmente la visión de su contrincante, el cual solo podía tapar sus ojos ya cubiertos por su visor para tratar de divisar una vez más el campo de batalla, todo esto sin darse cuenta de que ya había perdido.

–Blanco localizado. ¡Fuego! –. Exclamó Drago liberando un potente disparo doble de ambos cañones sobre su espalda.

Una lluvia de fuego carmesí cayó sobre Aranaut y bañó el campo de batalla en ardientes llamas que levantaron el humo alrededor del Bakugan Haos, el cual gritó con dolor al recibir al golpe directo de su enemigo.

Incluso desde las gradas fue posible ver cómo la silueta de Aranaut se retorcía, bañada en fuego antes de deformarse y regresar al tamaño de una esfera que cayó solitaria en el demacrado suelo del campo de batalla, anunciando la victoria del líder de los Peleadores Bakugan.

Indicador de vida de Fabia: 0%.

–¡Sí! –. Vitoreó Marucho con emoción esta vez.

–¡Dan, el galán, vuelve a triunfar! –. Celebró Jake con alegría.

Fabia no tardó en bajar de su plataforma para recoger a Aranaut con cuidado, mientras Dan le seguía el paso con arrogante alegría. No sabía que es lo que querría decirle el castaño a la neathiana, pero a Nick no le importó mucho realmente, no en ese preciso instante en el que sintió la mano de Shun palmear su hombro, llamando su atención rápidamente mientras se levantaba de su asiento a gran velocidad.

–Vamos, chicos. Rápido –. Comenzó Shun jalando los brazos de Nick y Julie.

–¿Por qué? ¿Qué ocurre? –. Preguntó la peliplata confundida.

–Vamos a llegar al fondo de todo esto –. Respondió Shun mientras se perdían en el pasillo que los llevaría afuera de la arena de combate –. Nick, contacta a Marduk e Izumi, diles que rastreen a Fabia Sheen y que no la pierdan de vista.

–¿Qué es lo que planeas, Shun? –. Preguntó el pelinegro.

–Quiero oír que es lo que tiene que decir esa chica –. Respondió el ojimiel sin dejar de avanzar.

–¿Crees que ella pueda decirnos la verdad acerca de Ren y su guerra? –. Preguntó Ingram a su compañero mientras Hylash saltaba a la cabeza del ninja.

– Eso espero –. Contestó el Peleador Ventus sin más.

Nick no dijo más, solo se limitó a mandarle un mensaje a Marduk e Izumi para que siguieran los pasos de Fabia Sheen y no la perdieran de vista sin importar que ocurriera. También les envió un segundo mensaje en el que decía que no debían decir nada a ninguno de los chicos sobre este improvisado acercamiento con el enemigo.

Lo último que necesitaban era causar más división en el equipo por culpa de la víbora que era Ren Krawler.


Interespacio Bakugan, Lobby

10 minutos después

–¿Estás seguro de que es por aquí? –. Preguntó Nick mientras avanzaba.

Frente a él, Marduk solo asintió mientras guiaba el camino, pasando al lado de varios peleadores que iban en dirección a distintas arenas de combate. A su lado, Shun caminaba en silencio pensando en quien sabe que cosas acerca de la chica neathiana y como se acercarían a ella para que no reaccionara de forma hostil. Sería difícil, Dan y Marucho no habían dado la mejor primera impresión y ellos no habían hecho nada para calmar la acalorada situación.

Mientras tanto, Julie e Izumi miraban a sus alrededores en busca de su objetivo con la ayuda de los Bakugan que flotaban a sus alrededores. Debía ser una imagen graciosa, cinco chicos rodeados por distintos Bakugan, que flotaban a sus alrededores como moscas.

–¿Están seguros de que es por aquí? –. Cuestionó Ingram al peliplata.

–Muy seguro. Las cámaras la vieron entrar por uno de los callejones después de arrojar a Dan otra vez. Si aún está en el Interespacio, solo pudo venir por aquí –. Respondió Marduk con un asentimiento.

–¿Y qué es lo que le diremos? –. Preguntó Izumi curiosa –. No creo que se vaya a alegrar mucho de vernos después de la bienvenida que los otros le dieron.

–Por suerte, no vamos a hablar por ellos –. Respondió Leónidas mientras avanzaba.

–Le demostraremos que no pensamos igual que los demás. Tenemos que demostrarle que estamos dispuestos a escucharla –. Aclaró Shun con las manos en los bolsillos.

–¿Y cómo haremos eso? No creo que los otros vean bien que hablemos con el "enemigo" –. Recordó Nick a su mentor.

–La llevaremos a mi casa. Ahí podremos interrogarla sin inconvenientes.

Solo podía imaginar cómo sería eso, llevar a una completa desconocida con súper fuerza y posiblemente resentida con los Peleadores a un sitio lleno de armas ninja muy bien afiladas por el propietario del lugar. Ya podía imaginar a la chica Fabia abalanzándose sobre Shun bajo el refugio de la noche empuñando un sai o atacando únicamente con sus propias manos.

–¿Estás seguro de que es buena idea? –. Preguntó Leónidas por su compañero.

–No te preocupes, Leo. Nos aseguraremos de mantenerla bien vigilada entre todos, ¿cierto, Hylash? –. Respondió Ingram mirando a su compañero de batallas.

En respuesta a su pregunta, la Trampa Bakugan asintió en acuerdo con las palabras del maestro ninja sin dejar de avanzar.

Finalmente, después de unos minutos caminando por la zona más recóndita del lobby del interespacio, donde predominaban las sombras por sobre las luces de los hologramas, todos los presentes pudieron escuchar lo que debió ser la conversación de dos voces ya muy conocidas acerca del próximo curso de acción a tomar en este conflicto interplanetario.

Los peleadores que buscamos todo este tiempo ya están trabajando para los gundalianos –. Comentó la voz de Fabia Sheen en el fondo del callejón más cercano.

¿Qué vamos a hacer, princesa? Tal vez deberíamos volver a casa –. Sugirió la voz de Aranaut con pesar.

No, no podemos volver ahora, no con las manos vacías –. Respondió Fabia con un suspiro –. Sé lo que tenemos que hacer ahora: convencer a los Peleadores de que se cambien a nuestro bando y nos ayuden en la batalla, Aranaut.

Aunque Nick estaba dispuesto a esperar un poco más para averiguar qué información podía sacar acerca de Neathia y su gente, Shun no se mostró tan entusiasmado con esa idea y no tardó en dar un paso al frente para aventurarse hasta las entrañas del callejón con calma, donde aquella que habían vendido como su enemiga se vio sorprendida al verlo.

–Entonces habla con nosotros –. Comenzó el ojimiel sin temor a lo que pudiera hacer la ojiverde.

–Ah, son ustedes –. Señaló Fabia poco impresionada con su presencia.

A pesar de su ya esperado recibimiento poco cálido, Shun no dejó de avanzar hasta quedar frente a frente con la chica neathiana que habían estado buscando los últimos minutos.

Shun era el más alto del grupo y se imponía sobre Fabia por casi una cabeza de altura. Desde su lugar, Nick pudo ver como la chica se veía obligada a mirar hacia arriba para devolver la mirada del ojimiel.

Ambos peleadores se quedaron en una especie de limbo por un momento, un punto estático en el tiempo en el que solo existían ellos, mirándose fijamente mientras esperaban que alguno hiciera algo.

Parecían capaces de quedarse en ese estado por un tiempo aparentemente indefinido. Sin embargo, Shun no tardó en recuperar el sentido del tiempo y recordar que tenían que actuar rápido, antes de que los demás los vieran fraternizando con una posible enemiga.

Finalmente, después unos segundos que Nick y los demás encontraron eternos, incluso para el miembro más estoico del grupo, Shun habló nuevamente con determinación y autoridad rebosando en su tono de voz dominante frente a los posibles peligros.

–Queremos conocer el otro lado de la historia.


La tensión entre Nick y Ren es fuerte, será interesante cuando finalmente termine de estallar. Oficialmente, ya introdujimos a Fabia en la historia y eso me alegra mucho, veamos qué tipo de gracia haré con el personaje a futuro.

También imagino que muchos, al igual que yo, no dejábamos de preguntarnos constantemente cuál sería la excusa de los escritores para no meter a los vestal en la guerra entre Neathia y Gundalia, solo para que al final apenas y los mencionaran. Por ende, decidí poner una razón por mi cuenta y usarla para generar un pequeño debate, ustedes que dicen: ¿Nick tiene razón al no querer involucrar a los vestal o se equivoca y debería llamarlos para pedir su ayuda? Trato de que el personaje de Nick se sienta un poco más "real", más allá de sus defectos y virtudes, poner en duda sus decisiones y debatir si son aciertos o errores ayuda a que se sienta más humano y creíble.

Nota: Y no, Nick aún no se ha podido comer su pastel de cumpleaños. No dejan celebrar al abuelito 😔😢