HONNE

Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 9. Desbordante.

Aun cuando tenía muchas otras cosas más apremiantes de las que preocuparse, la mente de Sakura no había podido concentrarse en ellas los últimos días debido a los recuerdos de los extraños sueños que había estado teniendo y que se agolpaban en su mente inclusive en el día.

Lamentablemente, éstos no eran del tipo que pudiera compartir con alguien para que le aconsejara qué hacer para deshacerse de ellos y lo cierto es que conseguían hacerla sentir tan avergonzada de sí misma que tenía que esforzarse bastante en aparentar estar normal ante los demás.

Sobre todo, ante su emperador.

Él tenía un ojo bastante agudo y era rápido al apuntar que algo le pasaba, pero no tenía manera de saber el contenido de esos explícitos sueños que la pelirrosa preferiría morir antes que compartirle.

Aquel calvario había dado inicio aquella tarde cuando leyó aquel prohibido libro, propiedad de Kakashi y desde entonces las noches habían estado plagadas de ilusiones de índole sexual. Aunque al menos el protagonista principal de ellas era su prometido.

Reflexionando en la soledad del baño mientras su desnudez era cubierta por el agua caliente y el vapor que ésta emanaba, Sakura se retorció avergonzada e innegablemente excitada mientras traía de regreso a su memoria el último sueño que había tenido.

Sasuke y ella habían aparecido desnudos desde el principio, acariciándose y besándose largamente. Él estaba conteniéndose en tocarla y su labor, en cambio, se concentraba en torturarla con su boca sobre la suya, delineando su labio inferior con su lengua y luego abriéndose paso en ella para explorarla por completo.

La pelirrosa rogó entre gemidos que la acariciara, aunque fuera un poco, pero el hombre se negó a ello y le indicó que debía suplicar un poco más para que realmente pudiera considerar su pedido.

"Por favor, siento que me quemo, te necesito" ella le había dicho con la voz entrecortada y las mejillas completamente ruborizadas.

"Te has portado muy mal, no te mereces que te atienda como tú quieres" él sonrió perversamente para después empujarla sin delicadeza contra el futón bajo ellos "Pero sí me complaces como yo quiero, tal vez te conceda un poco de misericordia"

No teniendo otra opción más que aceptar sus condiciones, ella asintió tímidamente y se preparó para recibir órdenes.

Lo primero que él le pidió fue que se tocara a sí misma, especificando que debía ser lenta y a la vez atrevida a la hora de tocar sus puntos más erógenos.

Seguramente debido a lo poco cercanas que eran a la realidad las cosas que sucedían en los sueños, ella no titubeó a la hora de atender sus indicaciones. Las inexpertas manos femeninas comenzaron a vagar por su cuello y su clavícula en una caricia parecida al tacto de una pluma, pero cuando llegaron a sus alegres y excitados pechos el contacto se volvió más fuerte y lujurioso.

Apretó sus hinchados senos con ambas manos para después tomarse el tiempo de rodear con sus dedos sus erectos pezones y estirarlos ligeramente bajo la mirada hambrienta de Sasuke. Posteriormente y tras unos minutos ocupándose en eso, decidió delinear el contorno de su vientre, su cintura y sus anchas caderas con más sensualidad de la que antes se habría creído capaz de demostrar.

"Desde aquí puedo ver lo húmeda que estas, apúrate y muéstrame" él se inclinó un poco más hacia ella y con una pequeña palmada en su muslo le indicó que abriera sus piernas, algo que la chica obedeció de inmediato "Mira qué mujer tan perversa eres"

Con la mirada, el Uchiha le ordenó que continuara tocándose y, envalentonada por su propio deseo, Sakura no tardó en comenzar a pasar sus dedos por los labios hinchados de su vagina. Acariciándola superficialmente por fuera mientras de su boca se escapaban una serie de cortos, aunque audibles gemidos, mismos que se hicieron todavía más escandalosos cuando pasó a tocar su clítoris, enviando descargas de placer inmediatas por todo su cuerpo.

"Sasuke-kun ~" llamó al hombre que la observaba con las pupilas dilatadas al tiempo en que frotaba en círculos su perla y se retorcía sobre el futón.

"Gritalo, grita mi nombre" el hombre pidió con la voz ronca y demandante, ella lo obedeció al instante y por ello fue recompensada por la sorpresiva intromisión de los dedos de su prometido en su húmeda hendidura.

"¡Sasuke! ¡Así! ¡Asi Sasuke! ¡No pares! ¡Oh dios!" comenzó a gritar agudamente, sin dejar de rodear su clítoris, cuando él empezó a bombearla velozmente.

No tuvo que pasar mucho tiempo antes de que su ansiado orgasmo llegara y su cuerpo se contorsionara por la casi insoportable sensación de placer y ni siquiera se había recuperado por completo cuando sintió como su prometido se abalanzaba sobre ella para comenzar a besarla con furia.

Poco le importó maltratar sus labios entre los suyos y mucho menos comenzar a dejar marcas con su boca y sus manos en cada parte de su cuerpo. De hecho, esa parecía ser su meta principal, pues la violenta succión que le dio a su cuello y sus pechos hasta dejarlos empapados de saliva y adoloridos por unas cuantas mordidas recibidas, dejaría secuelas que probablemente se pondrían moradas. Un patrón que repitió en su vientre, sus caderas y sus piernas, incluso pasando a su espalda y la amplia extensión de su trasero cuando le dio la vuelta para que estuviera boca abajo.

"Te deseo tanto que siento que el pene me va a explotar. Ya estarás contenta" le había dicho al tiempo que soltaba una fuerte palmada en su nalga derecha.

"Lo siento" ella jadeó cuando hizo lo mismo con la izquierda y por encima del hombro le dio una mirada llena de deseo y lujuria incontenibles.

"Te perdonare si me dejas meterme en ese apretado interior tuyo"

"¡Sí por favor! ¡Hazlo!" la chica había suplicado levantando la parte inferior de su cuerpo y abriendo las piernas para mostrarle su vagina en todo su esplendor.

"¿Qué? ¿Qué quieres que haga? ¡Dímelo!" él demandó comenzando a frotar su dureza contra la suave piel de su trasero y luego posándola en su entrada.

"¡Cogeme! ¡Llename de ti sin piedad Sasuke! ¡Por favor!" Sakura le concedió su demanda y al instante fue atendida por él, iniciando así un violento vaivén que la hizo reír y gritar de placer al instante.

Su prometido se movía enérgicamente detrás de ella, estirando sus paredes internas deliciosamente y haciéndola ver estrellas conforme correspondía a sus embestidas y se dejaba llevar por el primitivo ritmo al que estaba siendo sometida. Pudo escuchar perfectamente bien como el Uchiha gruñía, jadeaba y maldecía a sus espaldas, complacido por la perversa visión de su grueso miembro entrando y saliendo sin cesar del pequeño cuerpo de su futura esposa.

"Eres mía, solo mía. De aquí a la eternidad, este precioso y lujurioso cuerpo tuyo es mío" él le susurro al oído mientras sus caderas seguían chocando contra ella con una fuerza que estaba dejando aún más roja y ardiente la piel de su trasero.

"Si Sasuke. Lo soy" la pelirrosa gimió sintiendo que estaba a punto de llegar a un nuevo y todavía más fuerte orgasmo.

Sin embargo, antes de poder lograrlo, hubo un cambio en el ritmo al que era sometida y una extraña caricia llena de ternura se posó sobre su cintura. Incluso pudo sentir como el miembro dentro de ella crecía en cuanto a largo, pero perdía grosor.

Estaba por voltear la mirada y preguntar qué estaba pasando, pero fue detenida en seco cuando una voz que no pertenecía al momento íntimo en el que su prometido y ella estaban se hizo presente.

"En realidad tú eres mía, cariño"

Y ya que no tardó en reconocer a quien pertenecía, Sakura despertó de golpe y ahí había terminado su fantasía.

Aunque, en la actualidad, los estragos de lo que ésta había provocado en ella aún seguían siendo fuertes y útiles para actividades como la que la doncella estaba desempeñando en ese momento, mientras se bañaba.

La Haruno estaba poniendo todo su empeño en conseguir ese orgasmo que la intromisión de Kakashi en aquel sueño le había negado. Bombeando su interior con mano izquierda mientras la otra se ocupaba de su clítoris y sus esfuerzos estaban siendo tan efectivos que lo difícil era contener en su garganta los gemidos que necesitaba soltar. Asi entonces y tras unos minutos concentrándose en el recuerdo del fuerte, trabajado y perfecto cuerpo de su prometido, consiguió llegar al clímax.

Terminó exhausta y aunque su lívido había sido satisfecho, la consciencia de la realidad volviendo a ella no le dejaron prolongar la sensación de plenitud por más tiempo.

Aunque deseara con todo el corazón quedarse ahí dentro de la bañera por la eternidad, no podía hacerlo y tarde o temprano tendría que enfrentarse a la presencia de su emperador.

Kakashi antes le había resultado agradable y ameno como compañía, llegando incluso a desear pasar más tiempo con él de vez en cuando, sin embargo, desde que comenzó a entrometerse en sus sueños húmedos (porque ese no era el primero en el que aparecía) estar a su lado se le hacía incómodo.

No comprendía porque su mente oscilaba entre hacerla soñar que hacia el amor con Sasuke y luego la obligaba a tener la misma experiencia con Kakashi, siendo la combinación de ambos hombres en una misma fantasía lo más agresivo a lo que había sometida. ¡Mierda! Incluso había llegado a albergarlos a ambos en su pequeño cuerpo al mismo tiempo en una ocasión y conservar esa depravada imagen mental en su memoria la hacía sentir una completa traidora al compromiso que la unía con su novio y a la amistad que tenía con el emperador.

Al menos tenía muy claro que el Uchiha despertaba en ella más que solo deseo sexual, mientras que el otro hombre sentía que la encendía en contra de su voluntad.

Tener intimidad con Kakashi en sus sueños se sentía como ser sometida a un dulce y a la vez avallasador placer que la hacía sentir culpable durante y después del acto, por más que solo de sueños se tratara, y debido a eso se sentía en la obligación de buscar la manera de expulsarlo de su mente definitivamente.

No tenía un plan detallado para eso, pero estaba segura de que la llegaba de su amado conseguiría resolver su problema y arrancarlo de raíz.

Sí, en cuanto Sasuke llegara todo estaría bien. Estaría segura y tranquila entre sus brazos y no habría nada que pudiera herirla ni siquiera en su interior.

Él la protegería incluso de sí misma.

Solo esperaba que eso fuera pronto y que para empezar aceptara acudir a ella.


Habiéndose incorporado de regreso a su trabajo como escolta, el Uchiha se sintió obligado a concentrarse en sus labores con el fin de compensar todo el tiempo perdido.

Sorprendentemente, Hashirama no lo había cuestionado respecto a su relación con los altos mandos del gobierno y las razones detrás de tantas atenciones de su parte, aunque sí le manifestó que también podía contar con él para cualquier cosa que necesitara. Caso contrario con Suigetsu, quien no perdió oportunidad para interrogarlo y se mostró muy confundido y hasta envidioso de todas las cosas buenas que tenía.

Un buen trabajo, buenas conexiones y, próximamente, una esposa.

Aunque él no tenía idea de que nada de eso estaba asegurado y que en realidad estaba metido en un enorme problema que amenazaba con quitarle hasta la vida.

No obstante, últimamente la incertidumbre de no saber si podía confiar en que el emperador respetaría los sentimientos y deseos de su novia era la cuestión que más torturaba su mente. Nada le aseguraba que ese hombre no querría abusar de su posición e intentar forzarse sobre Sakura y de solo pensar en que Kakashi quisiera usurpar su lugar y convertirse en el primer hombre en poseer a la pelirrosa le entraba una rabia incalculable.

Él ya había probado y tocado parcialmente su precioso cuerpo aquel día que la misma Sakura se lo ofreció como muestra de que solo a él le pertenecía el derecho de hacer el amor con ella y, debido a que el recuerdo y la sensación aún permanecía fresca en su memoria, la posibilidad de que otro pudiera tomarla amenazaba con hacerlo caer en la locura.

Esa noche ya era bastante tarde cuando estuvo de regreso en su hogar. Sus pasos pesados apenas y pudieron llevarlo hasta la puerta sin tropezar y dado que su estado de ánimo estaba más decaído que nunca ni siquiera reaccionó demasiado cuando se dio cuenta de que alguien ya lo estaba esperando adentro.

—De modo que hablaban en serio sobre enviarte... — Sasuke murmuró fríamente, observando al hombre de casi dos metros de altura que aguardaba por él parado junto a la ventana.

—Asi es, Uchiha-sama... Ya estoy aquí, mi nombre es Juugo — el emisario enviado desde el palacio por órdenes de Kakashi era un hombre que parecía tallado en piedra, con un porte y expresión estáticas, pero que resaltaba por su extraño cabello color mandarina.

—¿Y a qué has venido Juugo? — el Uchiha se deshizo del saco de su uniforme y desabotonó su camisa hasta dejarla abrirse de par en par. Estaba terriblemente cansado y solo quería dormir.

—A comunicarle que estoy a su servicio y traerle información confidencial. Que es para lo que me contrataron.

A pesar de que siempre había sido un hombre pulcro y muy ordenado, la creciente depresión de Sasuke le había impedido poner esfuerzo en cosas tan simples como levantar su futón por las mañanas, por lo que éste estaba todavía extendido. Así que el pelinegro se recostó sobre él lentamente y se cubrió los ojos con el antebrazo.

—Habla entonces.

—El emperador está investigando a fondo a Madara Uchiha y aunque tiene identificado el método que uso para llegar a su actual puesto como un miembro de bajo estatus dentro del consejo, aún están rastreando sus movimientos durante esos años perdidos que hay entre la muerte de sus familiares y su llegada al palacio — Juugo hizo una pausa esperando algún tipo de retroalimentación de su nuevo amo, pero éste no dijo nada y en cambio le hizo un ademan manual para que continuara —. Como sabe, su prometida esta fuera del alcance de todos los que no sean el emperador o su mano derecha, pero aun así están reforzando la seguridad en sus aposentos para que nadie pueda intentar acercársele. Sin embargo, hace poco se suscitó un acontecimiento que cambiara el estatus de Haruno-sama como una concubina sin nombre y rostro.

—¿De qué estás hablando? — eso sí que había conseguido capturar la atención de Sasuke, pues incluso se incorporó para verlo con fiereza.

—El consejo está presionando a nuestro señor para que la presente ante ellos y puedan asegurarse de que realmente existe y está cumpliendo con sus deberes. El emperador hizo hincapié en que ha conseguido exentar a Haruno-sama de cualquier revisión intima que pueda confirmar que su pureza sigue intacta y que nunca piensa ceder en ese aspecto por el bien del honor e integridad de su prometida...

—¿Pero? — para ese punto los ojos del Uchiha se habían oscurecido en algo que su vasallo pudo identificar como furia y amenaza.

—Pero es posible que no pueda convencerlos de dejarla permanecer en el anonimato. Es bastante seguro que en algún punto tenga que ser presentada ante los concejales — Sasuke ya se temía que eso pudiera llegar a pasar y tal vez no le preocuparía tanto que la identidad de Sakura fuera revelada, de no ser porque... —. El problema es que eso podría dar pie a que esas personas quieran acercarse a ella, incluyendo a Madara Uchiha.

—Algo que él no podría impedir ¿O sí?

—Lo cierto es que nuestro señor quiere llevar este asunto lo más cauteloso posible para que él no pueda anticiparse a ninguno de sus movimientos — Juugo cruzó los brazos sobre su pecho y frunció el ceño ligeramente —. No hay que levantar ni un poco de sospecha ni hacer evidente que lo están investigando, pues tampoco se sabe si tiene aliados ni quienes podrían ser. Aunque, por lo que he observado estos días antes de venir, no creo que suponga un peligro inmediato el que este cerca de Haruno-sama. No tiene lógica que le haga daño si él la llevó allá en primer lugar

—Mas bien un encuentro entre él y Sakura podría resultar revelador en cuanto a sus verdaderas intenciones — Sasuke meditó un momento las implicaciones de ese plan.

De lo poco que podía recordar de su tío, era que siempre había mostrado un especial cuidado y cariño tanto con él como con la pelirrosa. Siendo un par de niños inocentes en aquel tiempo era imposible darse cuenta si acaso había algún comportamiento extraño o malintencionado en él; todo lo que podían ver era lo obvio: que el hombre los quería y disfrutaba verlos contentos.

Lo cierto es que la imagen de ese hombre agradable y pacifico que aun permanecía en sus memorias de cierta manera le impedía creerlo capaz de herir a Sakura. Aunque sí creía que pudiera haberlo hecho con su padre e Itachi y pudiera intentarlo con él.

Ciertamente necesitaban establecer algún tipo de comunicación con él para comprender lo que estaba haciendo o, aunque sea conocer las mentiras que pensaba usar para justificar sus actos. Además de que no podían ignorar el hecho de que, si había convocado a la pelirrosa como concubina del emperador, con la plena consciencia de que posiblemente se encontrarían y ella sabría quién era él, se debía a no le preocupaba ser reconocido e incluso tal vez a que eso fuera lo que quería.

No deseaba poner en una situación de riesgo a Sakura, ni siquiera en una que pudiera causarle incomodidad, pero sabía que esa era la mejor opción si querían empezar a obtener las piezas faltantes de ese puzzle que se agrandaba conforme más cosas salían a la luz.

—Haruno-sama no tiene idea aun de que el consejo quiere que sea presentada, pues nuestro señor no quiere ponerla demasiado nerviosa o asustarla con la perspectiva de encontrarse con Madara Uchiha — Juugo interrumpió sus cavilaciones mentales con más información —. Pero en palabras del emperador, ella está firme en cuanto a ayudarlo se trata, Uchiha-sama. Así que seguro podrá con la tarea de hacerle frente a ese hombre.

—Lo sé — Sakura siempre había podido tomar la valentía necesaria para afrontar la vida cuando de cuidarlo y protegerlo a él se trataba, pero aun así... —. Entonces hazle saber al emperador que ninguna reunión entre ellos debe hacerse en secreto o sin vigilancia. Siempre debe haber alguien protegiéndola desde las sombras, incluso mientras duerme.

—Sí Uchiha-sama — el pelinaranja asintió con la firmeza propia de un soldado y luego se preparó para continuar con su trabajo como mensajero —. También hay otra cuestión que me enviaron para hablar con usted, señor. El emperador quiere que considere ir a hospedarse al palacio.

—¿Qué? — Sasuke ladró confundido y a todas luces enojado —. ¿Bajo qué condiciones o justificación? ¿Para cobrarme todas estas cosas que me ha dado sin que yo se las pidiera o para restregarme en la cara que tiene a mi prometida atrapada con él?

—Debido a que Haruno-sama lo extraña, señor... — esas simples palabras evaporaron la cólera del pelinegro en cuestión de segundos, algo que fue evidente para su acompañante por lo que prosiguió con más seguridad en su discurso —. Se siente insegura y triste lejos de usted, preocupada constantemente por su bienestar e incluso atemorizada porque algo pueda sucederle. Nuestro señor cree que la única solución para mitigar sus inquietudes es que este cerca de ella.

—Pero, ¿Solo iré ahí como su huésped? ¿Igual que ella?

—Sí señor, piensa alojarlo en el mismo sitio y mantenerlo en secreto al igual que ella. Eso claro hasta que todo el asunto de Madara esté resuelto.

—De modo que piensa dejarme fuera de la investigación — esa acertada conclusión no le gustó para nada —. Entonces mi respuesta es no. Prefiero estar por mi cuenta que quedarme sentado esperando que él resuelva ese asunto por mí.

Más bien preferiría morir que permitirle a alguien más impartir justicia por lo que le pasó a su familia. Él era el único verdadero hombre Uchiha que quedaba y solo a él le correspondía ese deber. Nunca cedería en esa cuestión, ni siquiera porque Sakura se lo pidiera.

—Si me permite señor... — todavía mirándolo implacablemente, Sasuke le concedió permiso para expresarse —. Creo que, aunque sea debería considerarlo o intentar renegociar las condiciones de ese trato. Las dos personas que busca están allá, si usted accede a estar en el mismo hábitat que ellos podrá cuidar de Haruno-sama y al mismo tiempo investigar a Madara. — habiendo conseguido interesar a su amo, pues fue evidente en su expresión que asi era, Juugo continuó con sus sugerencias —. El emperador está especialmente interesado en complacerlo, así que seguro aceptara cualquier demanda que usted le pida: tener un puesto establecido en el palacio, meterlo como un agente secreto e incluso podría pedirle que se oficie de una vez por todas su matrimonio con Haruno-sama para asegurar su futuro juntos.

Soltando un suspiro pesado y frotándose las cienes para aminorar el dolor de cabeza que estaba sintiendo, Sasuke sopesó lo certeras y sabias que resultaban las sugerencias del vasallo. Por más que le pesara admitirlo, era una mejor decisión tener el apoyo del emperador de su lado que trabajar solo, a un ritmo mucho más lento y con una dirección incierta.

Lo que menos tenía era tiempo y debía estar preparado para cualquier plan o treta que Madara quisiera poner en contra suya o de Sakura. No tenía más opción que ceder en su orgullo, aunque fuera un poco y, de hecho, lo justo era aprovechar esas condiciones que Kakashi le ofrecía ya que para empezar esa era su parte en el trato que había hecho con su prometida.

Si él ya estaba disfrutando de los beneficios también debía pagar sus obligaciones y si quería fingir que estaba completamente a su disposición, Sasuke iba a tomar de él tanto como le fuera posible.

—Voy a pensarlo entonces, así que eso es todo, puedes irte... — satisfecho, el hombre hizo una profunda reverencia y comenzó a caminar hacia la salida, aunque antes fue detenido por unas últimas palabras de su amo —. Y gracias Juugo, de ahora en adelante solo dime Sasuke.

—Como usted diga, Sasuke-sama.


Aun cuando el peliplata había tratado de hacer todo lo posible para evitar llegar a ese punto, al final no tuvo forma de seguir ignorando los deseos de su consejo y terminó por ceder ante su demanda de conocer a su concubina.

Sería una reunión privada y bastante corta, pero aun así sabía que ni él ni ella estarían exentos de ser interrogados por esos entrometidos hombres. Sobre todo, en cuestiones como la relación de amantes que se suponía debían llevar y eso era lo que más le preocupaba:

Tener que tocar ese tema significaba mentir respecto a algo que, si bien en otras circunstancias no tendría ninguna importancia para él, debido a los crecientes sentimientos que estaba desarrollando por la pelirrosa, cobraba un significado bastante problemático.

Siempre fue consciente del hecho de que ella le agradaba mucho y que se sentía cómodo a su lado, pero últimamente su mente comenzaba a divagar en ideas que involucraban acercarse aún más ella y varias no eran en lo absoluto decentes.

Siendo honestos era algo de esperarse. Él era un hombre sano y viril entrado en sus treintas, mientras que ella era joven y por mucho la doncella más hermosa que había conocido en toda su vida. Lo raro sería que no se sintiera atraído por ella.

Pero una cosa era sentir enamoramiento y otra muy diferente desear e imaginar constantemente el llegar a acostarse con ella.

Ya había perdido la cuenta de cuantas veces se imaginó así mismo acariciando cada parte de su curvilíneo y puro cuerpo. Besando hasta la saciedad sus voluptuosos labios para después hacer lo mismo con sus tiernos pechos, sus seductoras caderas y su dulce sexo. Escuchando en su oído los gemidos y llamados a su nombre que ella soltaría presa del placer. Las caricias inexpertas, pero aun así llenas de deseo que la joven le daría a él para corresponder sus atenciones. Y, sobre todo, la deliciosa y enloquecedora sensación que lo recorrería cuando la penetrara y la hiciera suya una y otra vez.

Normalmente cuando esas fantasías asaltaban su mente la solución era complacerse a sí mismo para sofocar su excitación, pero en ocasiones bastaba con simplemente pensar en que el beneficio de satisfacerse con el cuerpo de Sakura era únicamente derecho de Sasuke Uchiha.

Ese muchacho que ella amaba con todo su corazón era el hombre al que le entregaría su virginidad, el candor de su cuerpo para el resto de su vida, su absoluta devoción y con el que tendría descendencia.

Kakashi no era esa persona con la que la pelirrosa querría disfrutar de los inenarrables placeres carnales que él podría ofrecerle y era un hecho que ella no sucumbiría a entregarse a alguien más que no fuera su futuro esposo, sin embargo... A veces el emperador no podía evitar desear que no tuviera de otra más que hacerlo, aunque fuera por una vez.

Una sola oportunidad en la que lo dejará amarla. En la que le permitiera demostrarle cuanto la deseaba y lo mucho que podría entregarle si ella lo aceptara en su vida y su corazón.

Si no podía siquiera soñar con que un día ella se convertiría en su emperatriz y su amada esposa para el resto de su vida, al menos quisiera tenerla entre sus brazos por una única ocasión.

—Solo una vez... — el emperador murmuró casi inaudiblemente mientras aguardaba a que la dama a su lado estuviera lista para poder entrar al salón donde los estaban esperando y enfrentarse a los buitres desesperados por consumir su carne.

Para su buena suerte, ella no pudo escucharlo, pues estaba concentrada en regular su respiración antes de finalmente dar un paso adelante y estando tan metida en sus propias cavilaciones mentales no pudo darse cuenta de que su amigo estaba igual de nervioso que ella.

—¿Lista Sakura-chan? — Iruka la cuestionó directamente y aunque en realidad nunca terminaría de estarlo, ella afirmó con la cabeza.

Adentro escuchó la firme voz de un hombre anunciar que el emperador estaba por entrar al salón, así como la forma en que todos los presentes se inclinaron para recibirlo y en cuanto se puso en su lugar junto a Kakashi y observó cara a cara a cada hombre en el lugar, le entró una tremenda ansiedad que amenazaba con hacerla huir corriendo.

El soberano había tomado la palabra para presentarla y comenzar a contar las razones detrás de todo el secretismo que habían estado guardando desde que la eligió, pero nadie lo estaba escuchando con total atención. En cambio, tenían los ojos bien puestos en la pequeña dama de colores exóticos y de belleza angelical cuya expresión desvalida la hacía parecer una princesa salida de cuentos o canciones antiguas.

Como siempre, en esas reuniones Madara estaba al fondo, casi escondido entre los demás, pero aun desde su posición pudo reconocer que había tenido razón cuando manifestó a su hermano menor que la pequeña hija de los Haruno se convertiría en una mujer hermosa cuando creciera. Tanto que nadie podría describirla con palabras y hacerle justicia.

Definitivamente era una delicia para la vista ser testigo de su belleza natural, exaltada por el elegante kimono rojo que usaba y el leve maquillaje que hacía resaltar principalmente sus labios.

Aquella criatura que conoció hacía más de diez años ahora era una toda dama, en toda la extensión de la palabra.

—Entendemos eso mi señor y lamentamos si nuestras preocupaciones se entendieron como desconfianza hacia usted en algún punto — un anciano se disculpó educadamente sin apartar los ojos de la jovencita —. Ahora que hemos conocido a Haruno-san entendemos perfectamente a qué se refería con que el simple hecho de verla desvelaría su identidad, pero... ¿Por qué es tan apremiante que nadie fuera de este palacio sepa quién es?

—Considero a Sakura una persona muy importante para mí, pero soy consciente de que no será con ella con quien finalmente contraiga nupcias en el futuro — por más que lo deseara y fuera capaz de incluso renunciar a su título con tal de conseguirlo —. Por eso en el momento en que ella y yo dejemos esta relación es su deseo y el mío que lleve una vida normal afuera. Sin el estigma de haber estado conmigo antes.

—No es una deshonra en lo absoluto que una mujer haya sido la amante de un emperador. Tal vez lo mejor para ella sería apoyarse en eso para conseguir un futuro pretendiente — otro hombre en la sala opinó rápidamente —. Sin mencionar que algún noble incluso podría considerar cortejarla en el futuro.

—Es precisamente por eso por lo que no quería que nadie supiera de ella en primer lugar. A pesar de sus circunstancias y las cosas que ha vivido, el corazón de Sakura es tierno y bueno, lo que ella desea no es un conveniente matrimonio con alguien de alto estatus — Kakashi se mantuvo firme e internamente la pelirrosa agradeció que así fuera.

—¿Entonces lo que ella quiere es una vida normal con alguien común y corriente? — una voz al fondo llamó la atención de todos y la mujer no pudo evitar temblar cuando reconoció que se trataba de Madara. Aquel hombre que se suponía estaba tan muerto como su hermano y que en ese momento la miraba con esa sonrisa apacible en el rostro que ella todavía recordaba de sus días de infancia —. ¿O tal vez con alguien con alguien que ya conoce?

Kakashi observó con la mirada afilada al Uchiha y deseó poder sostener la mano de su amiga para sosegar su creciente miedo y ansiedad. Tal y como pensó, Madara no pensaba mantener un bajo perfil para evitar ponerse en el radar de Sakura y que ésta lo delatara, pero ¿Por qué? ¿Qué lo hacía sentirse tan confiado de ir como si nada por la vida y poder salirse con la suya?

—Eso es solo asunto de ella, no mío y les pediré que nunca lo vuelvan a mencionar porque tampoco es de ustedes — el emperador no era alguien que soliera ponerse firme o cortante con sus allegados, por lo que su comportamiento de ese día les pareció bastante peculiar a todos —. Ya les he complacido presentándosela y demostrándoles que realmente estoy obedeciendo mis debes, así que no pienso alargar más este tema.

—Sin embargo, señor, tenemos que discutir qué pasará si la dama aquí presente concibe un hijo suyo... — uno de los más aguerridos e intimidantes miembros del consejo se rehusó a concluir esa reunión sin tratar esa cuestión.

Probablemente pensó que estaría poniendo en aprietos a su emperador y, creyendo más conveniente que ella se quedara permanentemente en el palacio, podría hacer caer su resolución de liberar a la joven una vez lo creyera necesario, pero Kakashi tenía experiencia dejando a esos viejos creerse ganadores cuando él llevaba la ventaja.

—El o los descendientes que tengamos se quedan conmigo, eso es algo que ya hemos hablado ¿No? — el emperador miró con suavidad a la joven y ya que ella comprendía muy bien que estaban hablando de un caso hipotético, imposible de ver hecho realidad, asintió con firmeza.

Todos parecieron conformes con esa resolución, pero Madara tuvo que aguantarse una sonora carcajada por tan evidente mentira. Sin importar el pasar de los años, Sakura siempre seria esa niña inocente, sensible y en extremo amorosa que había conocido y sería incapaz de abandonar a sus hijos en ese lugar en caso de tenerlos.

Sin querer esa declaración le estaba confirmando las sospechas que ya venía guardando respecto a la actividad sexual, o la falta de ella, que tenía ese par.

Nadie quiso hacer más observaciones o pedir aclaraciones sobre la relación del emperador y su concubina y, sin más demoras, la reunión terminó con una nota tranquilizadora, aunque a la vez intrigante para todos los miembros del consejo.

Sobre todo, para el Uchiha, quien fue el último en abandonar la sala y que se entretuvo pensando en cómo, aunque las cosas no estaban saliendo exactamente de acuerdo a su plan, el evidente afecto que Kakashi mostraba por Sakura le indicaba que no todo estaba perdido.

Todavía podía mover sus fichas y ganar el juego, solo tenía que presionar los eventos decisivos y cumpliría con su objetivo.

Aunque antes tenía que tomar sus precauciones para no ser expulsado de la partida antes de tiempo y que mejor que usar a la doncella de ojos verdes para ello.

...

NOTAS FINALES:

En conclusión: trío. Noooo no se crean, la verdadera conclusión es que todos quieren coger y como la persona asexual que soy, pues no me identifico jajaja.

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Cuéntenme que les pareció este capítulo amixes, que les hizo sentir, que creen que va a pasar en el futuro. Siempre lxs estoy leyendo y les agradezco un montón la retroalimentación, en serio.

Mil gracias por llegar hasta aquí y nos leemos en la siguiente actualización. bye!