Hola lectores!

Ya estamos a un capítulo del final de esta historia (dos si contamos el epílogo)y ufff, la verdad es que me cuesta dejarla ir, creo que entra dentro de mi top tres de historias que mas disfruté escribir. Desde 2020 quise crear una historia que girara en torno a una trama donde Inu y Kag fueran mejores amigos antes de enamorarse y la verdad no me ha decepcionado, todo ese jugueteo, todo lo que conlleva admitir que estás sintiendo algo más por alguien que no deberías... ha sido entretenido de escribir.

Últimamente he tenido mucha mas actividad no sólo en esta historia si no tambien en mis antiguas creaciones y la verdad es que me ha hecho valorar aun más todo este viaje lleno de imaginación alocada junto a todos ustedes, sé que para muchos autores lo más complejo es obtener la atención que uno desea, y la verdad es que gracias a ustedes jamás me he sentido sola, porque siempre me han entregado todo el cariño del mundo en sus reviews. Si todo esto sigue adelante es por y para ustedes, sépanlo.

Muchas gracias a todos:

- joiscar: Una sola oportunidad para que Kag se la juegue o lo pierde para siempre, Inuyasha es tremendamente orgulloso, pero todos sabemos que su debilidad mas grande es la calentura ajajaja. Muchas gracias por tu comentario! Veremos que sale de todo este caos JIJIJI.

- kcar: A mi me carrrrga hacerlos pelear, pero amo sus reconciliaciones, todos sabemos que son bien intensas jejeje. Un abrazo! Estaré esperando tu opinión aquí :3

- Rosa. Taisho: Pos si :c Izayoi nos ha destrozado la ilusión de perfección en su personaje. Kikyo por su parte siempre echa carbón, va en su esencia jajaja, pero por ahora está feliz con Alex (Y la dejaremos así). La reconciliación de Inu y Kag va a tomar un poco de tiempo eh, disfrutemos del fuego entre los dos mientras eso sucede. Se viene intenso, eso no más diré. Un abrazo amiga mía, estamos cerquita del final y me haz acompañado desde el inicio.

- Susanisa: Comprendo el sentimiento :c eventualmente saldrá el sol para ti preciosa, lo importante es mantener la cabeza bien en alto y no rendirse! Te dejo aqui la actualización para ver si te distraes y en el caso que lo necesites no dudes en hablarme! Un abrazote.

- Angela Inukag: Yo soy team Inuyasha debo admitir XD, y con este cap definitivamente estarás aún mas orgullosa de nuestro bebé peliplata hermoso, un poco orgulloso, pero de buen corazón. Kag no es la misma chica segura de si misma que conocemos y eso traerá un poco de desventaja para recuperar a Inu... Pero ya veremos jiji.

- Kayla Lynnet: Me encanta ver gente nueva en los reviews! bienvenidisima a esta aventura llena de historias locas sacadas de mi mente jaja, como probablemente ya has notado me encanta el drama, y si estás aquí definitivamente debe gustarte a ti. Este cap se viene intenso, pero los que vienen uffff, no puedo esperar a publicarlos!. Nos leemos pronto, prepara tu tecito y siéntate a leer comodamente, porque este cap es mas largo que los anteriores. Un abrazo!

- Karisho LeMar: Ambos son cabezotas y orgullosos, sufriendo mas de lo que deberian por ello :c, Muchas gracias por tus felicitaciones! Todo este trabajo es por y para ustedes, amo leer sus reacciones jiji. Nos leemos prontito! Espero disfrutes este cap.

- Rocio K Echeverria: Inuyasha se ha perdido a si mismo y eso en verdad nos pasa a todos bien seguido, y nos damos cuenta cuando es demasiado tarde. Las relaciones son más complejas que sólo amar, se trata de dar y recibir y a veces pasa que uno da mas que el otro y eso nos hace sentir tristes :c en mi percepción habrá oportunidades donde uno luchará mas y otras en las que el otro tendrá que hacer lo mismo, lo importante es no dar por sentado a quien tenemos al lado, sin importar el tiempo, demostrar el amor nunca está de mas. Me encanta pablo alboran! La canción que mencionas definitivamente viene como anillo al dedo a la situación. Tengo un poquito de penita porque esta historia termina :c, pero la imaginación es infinita, sobretodo teniendolos a ustedes como apoyo todo el tiempo. La relación de Kag e Inu esta bien densa, y tomará tiempo para resolver, asi como también el tema de Inu no e Izayoi, pero weno, aun tenemos dos caps por delante. Un abrazo! Espero este cap te encante también jiji, yo he amado escribirlo.

- Cindy Osorio: Oh cariño, vas a obtener una reconciliación que definitivamente no va a decepcionarte, me encargaré de ello jijiji. Espero disfrutes este cap! Muchas gracias por leerme :3

- Guest: Silvya! Muchas gracias a ti, por leerme y aún mas por escribirme, los reviews significan mucho para mi, es el único modo en el que puedo conocer a cada uno de ustedes. Un abrazo enorme y espero disfrutes la actualización.

- yancyarguetaf: Verdad! No lo habia pensado, en ese entonces también me enoje mucho con Kag, Inu estaba todo preocupado y ella lo trató pesimo XD bueno, en realidad la Kag del animé a veces me dan ganas de golpearla, ambos en realidad ajajaja. Se viene intensa la reconciliación, aunque tomará mas que este cap, paciencia paciencia! Se viene lo bueno jji.

- YokoGH: Team Inuyasha por aquí también! Veremos un avance en cuanto a la actitud de Kag, y tambien en Inuyasha. Un agrado tenerte aqui! Nos leemos prontito

este cap tiene aprox 9.350 palabras, quise regalonearlos un poquito, por tanto review y tanto amorcito, asique es el doble de largo que cualquier otro cap :3.

Ténganme paciencia que siempre cumplo y después de tantos caps sin lemon, les daré todo lo que extrañan jejej.

Un abrazo

Frani.


'

Capítulo 29.- La energía entre los dos.

Inuyasha

*Flashback*

Dos semanas atrás.

Permanecí de pie frente a él mientras esperaba a que mencionara el motivo de esta reunión improvisada entre los dos.

– Tu madre y yo no estamos en el mejor de nuestros momentos… Creo que sabes el por qué. - Mi padre me miraba fijamente, sentado en postura erguida del otro lado del escritorio, sus ojos lucían agotados y un poco apagados, reflejando fácilmente lo rota que estaba su alma al asumir eso frente a mí. Yo sólo asentí lentamente.

– No puedo evitar sentirme un poco culpable por ello.

– ¿Culpable tú? - Se puso de pie y caminó dando la vuelta para pararse a mi lado.

– Si no le hubiera preguntado por los dichos de Tomura… - Bajé mi mirada, incapaz de continuar con la frase e incapaz de enfrentarlo.

– No es necesario cargar con los errores de tu madre, Inuyasha. - Su mano levantó mi barbilla para obligarme a mirarlo. - Tenías razón en ello… Yo merecía saber la verdad.

– Pero te ha hecho infeliz.

– Esa es la gracia de las verdades; no siempre son agradables de escuchar, pero siempre son necesarias.

Hice una mueca, su respuesta no me convencía del todo.

– ¿Van a separarse por esto? - Pregunté y él me sonrió justo antes de desviar la mirada, mientras se recargaba en el escritorio, con ambas manos adosadas al borde de éste.

– No lo he decidido aún. - Admitió.

– ¿Y cuando planeas hacerlo?

– He estado evitando ese momento. Mi lado racional me dice que separar nuestros caminos es la única decisión correcta, pero mi corazón piensa todo lo contrario. - Caminó hacia el ventanal y miró el día nublado mientras suspiraba. - Es difícil encontrar un equilibrio entre el amor que siento por ella y el respeto que siento por mí, no sé si puedes comprenderlo. - No pude contestarle, simplemente guardé silencio. - ¿Quieres hablar de ello Inuyasha? Conozco a mi hijo lo suficiente como para saber que tampoco está pasando por un buen momento.

Levanté mi mirada hacia él y sonreí triste, ambos estábamos tan destruidos y vulnerables.

– No quiero hablarlo, pero creo que lo necesito. - Se giró hacia mí y caminó hasta el pequeño bar de madera pulida en la esquina, llenando dos vasos con whisky bourbon y un par de cubos de hielo. Se acercó hasta mí y me entregó uno con una sonrisa honesta.

– Soy todo oídos.

– Kag y yo ya no estamos juntos, creo que eso ya lo sabes. - Asintió y yo bebí mi primer sorbo de licor del día, siendo apenas las nueve de la mañana, un nuevo record para mi alcoholismo depresivo.

– Cualquiera que haya pasado tiempo junto a ustedes antes y después de su quiebre puede saberlo. Mi pregunta es ¿Por qué?

– No estoy seguro… Creo que me perdí a mi mismo en el intento de recuperarla y cuando lo logré sentí que estaba entregando más de lo que recibía, eso es todo.

Omití la parte donde supuestamente había besado a Bankotsu, parte de mi se negaba rotundamente a creerlo.

– ¿Sientes que no te amaba lo suficiente? - Bebí otro sorbo de whisky antes de responder, intentando pasar el trago amargo de su pregunta con el amargor del licor.

Realmente di todo por recuperarla y ella decidió odiarme por matar a su primer amor, el responsable de todo su sufrimiento. Me parece un poco injusto.

– Creo que el primer amor puede sacar reacciones viscerales en todos nosotros. - Exclamó, haciendo alusión no sólo a Kag y Bankotsu, si no también a mi madre y Tomura. - Pero eso no quita el amor que ella siente por ti o el que tu madre siente por mí.

– No es excusa suficiente.

– Lo sé, pero para nuestra mala suerte ellas son nuestro primer amor, eso las hace bastante especiales.

Ambos reímos bajo, aunque la situación distaba de ser graciosa.

– Tu y mi madre siempre han sido mi modelo idealizado de amor… Si ese modelo deja de existir dudo que pueda volver a creer en alguien más.

Su mano se apoyó en mi hombro y yo recargué mi cabeza en el suyo, mirando un punto vacío frente a nosotros.

– Todo puede verse gris ahora, pero eventualmente el panorama mejorará para ambos, tienes mi palabra. - Exclamó con su voz imponente.

– ¿Por qué estás tan seguro?

– No hay tristeza que dure mil años, así como tampoco desamores que duren para siempre. Si por algún motivo decidimos perdonar o por el contrario seguir adelante, ambos caminos son válidos, lo importante es tomar decisiones que no nos hagan mirar atrás.

– Ese es un consejo de mierda. - Aquello le hizo reír.

– Es el único que puedo darte. Sé que tomarás la decisión correcta.

*Fin de flashback*

'

Recargué mi cabeza sobre el volante, inspirando hondo y cerrando los ojos, intentando lidiar con mis emociones en silencio. Todo se había ido a la mierda demasiado rápido.

Un mes había pasado desde mi quiebre con Kagome y mi cuerpo aún tenía toda intención de reaccionar al suyo como si nada se hubiera roto entre los dos. Me tomaba una fuerza de voluntad enorme el no caer en la tentación de permanecer a su lado un poco más. Por eso literalmente había huído, no quería seguir coleccionando momentos incómodos entre los dos.

Kagome seguía igual de bonita que siempre, sin embargo el brillo en sus ojos había desaparecido para no volver y su lenguaje corporal ya no emanaba esa aura de fortaleza y confianza en sí misma que tanto me había fascinado en el pasado, ahora se veía increíblemente pequeña e indefensa, recordándome mas a una ramita quebradiza y temerosa que al fuego abrasador de antaño.

Aquella Kagome, de la cual me había enamorado instantáneamente al ver su fotografía hace 8 años, de pronto ya no existía más, y esa era probablemente la única razón que me ayudaba a mantenerme lejos de ella, pues parecía ser una persona completamente distinta. Atrás habían quedado los recuerdos adorables, manchados y tristemente opacados por los últimos acontecimientos.

Todo se había vuelto complejo. Luego de que mi madre había decidido confesar su error a mi padre, el cambio de actitud entre los dos era asfixiante para cualquiera que estuviera a su alrededor. Touga había decidido perdonarla y por ello seguían viviendo juntos, sin embargo el brillo característico de mi padre se había esfumado y veía los ojos llorosos de mi madre más seguido de lo que desearía. Todo aquello me hacía pensar si a fin de cuentas realmente él había sido capaz de tomar la decisión correcta por amor, si había valido la pena perderse a sí mismo.

No hay tristeza que dure mil años, así como tampoco desamores que duren para siempre, había dicho, y yo seguía esperando la verdad tangible en esa frase, porque la tristeza parecía seguir justo por encima de nuestras cabezas, negándose a ceder.

La jaqueca instantánea me hizo apretar los ojos con fuerza y de pronto un par de golpecitos en la ventana me sobresaltaron. En el exterior Sota me sonreía, sus ojos iban entrecerrados por el gesto mientras me saludaba con la mano.

Sonreí falsamente de vuelta y bajé el vidrio.

Buenos días Sota, ¿Todo bien?

¿Puedo hablar contigo un segundo? - La sonrisa se esfumó de mi rostro.

Depende, ¿Es sobre tu hermana? - El silencio y la preocupación en sus ojos fue respuesta suficiente. - Entonces no lo creo.

Vamos, sólo será un segundo, sabes que no te pediría ayuda, pero eres el único que la conoce lo suficiente y estoy preocupado.

Apreté el puente de mi nariz con mis dedos, por supuesto, mi terrible jaqueca comenzó a empeorar. Justo lo que necesitaba, preocuparme por mi ex.

No quiero sonar egoísta, pero en realidad no necesito más preocupaciones en mi vida, estoy bien con las que ya tengo ¿No podemos dejarlo así?

Por favor… Es Kag de quien estamos hablando, sé que no es una desconocida sin importancia para ti.

El silencio entre los dos me dio tiempo para pensar en mis dos posibilidades: golpearlo por atreverse a asumir que me conocía lo suficiente o simplemente lidiar con el hecho de que en realidad tenía toda la razón. Los ojos me ardieron de rabia y apreté los puños intentando contenerla, golpear al hermano pequeño no iba a solucionar absolutamente nada.

Tsk, súbete, tienes 30 segundos. - Me sonrió y corrió para dar la vuelta hasta el asiento de copiloto, abrió la puerta y se sentó a mi lado. - ¿Entonces?

¿Cómo era mi hermana antes de todo el incidente con Tomura? - Pestañeé un par de veces intentando comprender.

Tienes que ser un poco más específico, porque no entiendo la pregunta.

Verás, el recuerdo que tengo de Kag es de hace más de 10 años, sería estupido de mi parte esperar que siguiera siendo la misma que era en ese entonces, pero tampoco creo que en mi ausencia se haya transformado en la persona que es hoy. - Sonreí.

¿Y qué persona es hoy según tu percepción?

El brillo en sus ojos se ha apagado. - Desvié mi mirada, intentando eliminar la punzada de dolor instantánea en mi pecho, porque obviamente me importaba demasiado. - La escucho gritar por sus pesadillas en las noches… todas las noches desde que vivo con ella.

¿Y no has pensado en preguntarle a ella en vez de venir conmigo?

Nuestro vínculo no es tan fuerte como lo era en el pasado, hay cosas en las que no siento que pueda entrometerme y esta es una de ellas.

¿Y esperas que yo lo haga? - Me miró fijamente y cargué mi peso en el asiento cerrando los ojos. - No puedo ayudarte Sota, lo siento.

¿Por qué no? Fuiste su mejor amigo durante años, puedo apostar a que nadie la conoce más que tú.

Eso no viene al punto y está completamente fuera de lugar. - Exclamé molesto.

Pero…

Si dejo a mi cerebro preocuparse por un segundo… Si permito que el virus adictivo de tu hermana me consuma otra vez, todo lo que he avanzado sin ella lo pierdo por completo. - Exclamé interrumpiéndolo. - Me perderé a mi mismo una vez más, tal y como mi padre se ha perdido por mi madre.

El chocolate de sus ojos me recordó tanto al de Kag que ni siquiera fui capaz de mantenerle la mirada.

Ella te adora. - Musitó.

Y yo también a ella, sin embargo las relaciones no sobreviven sólo por amor, eso jamás es suficiente. - Suspiró a mi lado y quitó el seguro de su puerta. - …Todo lo que ves en tu hermana es síndrome de estrés post traumático, lo que necesita realmente es un psicólogo, no a mi. - Asintió. - No soy la persona que recuperará el brillo de sus ojos. - Sonrió a mi lado.

Te sorprenderías. - Bajó del auto y me miró una última vez antes de cerrar la puerta. - ¿Supongo que estás realmente listo para perderla para siempre?

Sonreí al escuchar esas palabras, el idiota había usado mi propia frase en mi contra justo antes de dejarme solo una vez más.

'

*Flashback*

Mi hermano abrió la puerta y cerró de golpe, parecía realmente frustrado cuando se sentó frente a mí, peinando su cabello con sus dos manos, dejándome oler su frustración.

– Aún sabiendo la verdad Sota planea irse lejos, no está listo para intentar reparar una relación con Kag. - Exclamó frente a Touga y a mí.

Estábamos los tres sentados en la oficina de mi padre, discutiendo lo complejo de la situación. Moví el licor en mi vaso mientras escuchaba con atención, si Sota se iba significaba que Kag perdía toda oportunidad de recuperar el tiempo perdido con su hermano.

– No hay mucho que podamos hacer al respecto… Le ofrecí trabajo, hospedaje y seguridad, si aún así no nace desde su corazón quedarse, no podemos obligarle. - Mi padre apoyaba sus brazos en su escritorio. - Me pregunto si todo esto nos traerá inconvenientes más adelante.

– Sota es un buen chico, no traerá problemas, estoy seguro de ello… En realidad es Kag quien me preocupa, se que estas dos semanas desde que Inuyasha la rescató han sido difíciles para ella, lidiar con el estrés post traumático y con un hermano que no quiere verla… Sin contar el quiebre de su relación contigo… - Exclamó mi hermano mirándome serio. Yo simplemente sonreí.

– ¿Estás intentando hacerme sentir culpable por ello? Porque no funciona.

– Entiendo tus motivos, pero no entiendo en qué estabas pensando para terminar con ella en un momento así, has sido increíblemente egoísta. - Me recriminó.

– Oh ilumíname entonces ¿Cuándo era el momento apropiado para hacerlo hermano? ¿Dos años más tarde, cuando ella hubiera superado su trauma y yo me hubiera hundido en la miseria en el proceso?

– Kagome nunca besó a Bankotsu, idiota. - Me encogí de hombros.

– Da igual si eso sucedió o no, no es el motivo por el que decidí alejarme.

– Ya basta, ambos. - La voz de mi padre nos silenció. - No es momento para entrometerte en la vida de tu hermano, Sesshomaru. - Levanté mi barbilla, porque al fin lo tenía de mi lado.

Sesshomaru suspiró y desvió la mirada.

– Da igual… ¿Qué haremos con Sota? - Me puse de pie y caminé hacia la salida.

– Déjamelo a mí, hemos sido demasiado suaves con el idiota.

Di pasos seguros hasta el gimnasio, en él Sota entrenaba justo frente a un saco de boxeo, golpeando con fuerza intentando destruir sus propios problemas.

Medité la opción de actuar maduramente, sin embargo a Sesshomaru no le había servido de nada. Me acerqué antes de que pudiera sentirme y di una patada certera justo tras sus rodillas, llevándolo al suelo en un ruido seco. Lo miré desde mi altura mientras me cruzaba de brazos.

– ¡¿Qué mierda Inuyasha?! - Su rostro enfadado me hizo sonreír.

– Mi hermano ha lidiado con tu actitud de mierda pacíficamente durante dos semanas y no ha dado resultado, así que he decidido ver si mi método funciona. - Di una patada en su costado con fuerza controlada y lo ví quejarse en el suelo. - ¿Qué sucede pequeño? ¿Demasiados traumas con los que lidiar?

El chocolate de sus ojos se borró por completo, siendo reemplazado por un rojo brillante justo antes de abalanzarse contra mí y fallar en el intento, chocando contra una pared cercana.

– Wow, Tomura realmente te entrenó pésimo. - Una vez más cargó contra mí y aproveché su impulso para doblarlo a la mitad y apretar su cuello en una llave simple con mi brazo, mientras sus garras se enterraban en él, intentando zafar sin éxito. - Quiero que comprendas lo siguiente: los años perdidos, las mentiras que te hicieron creer, nada va a desaparecer, no importa si te quedas aquí o intentas huir al fin del mundo, todo eso se va contigo.

– ¡No es la razón por la que quiero irme! ¡Suéltame!

– Oh, ilumíname entonces, ¿Cuál es? - Lo solté y cayó de bruces frente a mí, sentándose avergonzado con su mirada baja antes de hablar.

– No tengo nada que me retenga aquí. - Musitó.

– Hmm ¿Tu hermana no es suficiente? - Pregunté sarcástico.

– No. - Respondió seco. - Ambos somos dos desconocidos que solían ser familia y ya no lo somos más.

Ouch, esa frase incluso sonaba fuerte para mí, tan fuerte como para mirar con disimulo a nuestro alrededor, con la idea de comprobar que Kag no estuviera escuchando.

– La unión por sangre sigue ahí, vamos idiota, ambos son la viva imagen del otro.

– Sabes perfectamente que no me refiero a eso.

– No realmente, vas a tener que explicarte mejor. - Suspiró.

– Es realmente difícil para mí pensar en recuperar tiempo con alguien que creí había destruido todo lo que yo solía amar. Sé que no es la villana de mi historia, pero lo fue por mucho tiempo, incluso si era en torno a mentiras, tengo que aprender a convivir con ella desde cero.

– Entonces sólo es miedo de volver a quererla. - Concluí y él guardó silencio. - Miedo de que te importe demasiado, sientes que estás traicionando al Sota que fuiste todos estos años.

– Algo por el estilo. - Sonreí.

– Comprendo, bueno, la decisión es tuya, nadie va a ayudarte a superar tus miedos. - Estiré mi mano para ayudarle a ponerse de pie y al tomarla lo jalé rápidamente, tomando su barbilla con fuerza para obligarlo a mirarme. - ¿Supongo que estás realmente listo para perderla para siempre, no?

Me miró con pánico y yo sólo sonreí, justo antes de soltarle de golpe y enviarlo al suelo de nuevo.

– Buena charla compañero, que tengas un excelente viaje, si sales por esa puerta no se te ocurra volver aquí. - Exclamé amenazante sin volver a mirarle.

Y luego de eso él por alguna razón había decidido quedarse y vivir junto a Kag.

*Fin de flashback*

'

Levanté la mirada, seguía donde mismo, en el estacionamiento frente a la mansión Taisho.

Manejé hasta el centro de Tokio y me estacioné frente a una casona antigua que ya conocía demasiado bien. La adorable secretaria en recepción me sonrió de inmediato al verme cruzar la puerta de entrada, tal y como siempre lo hacía.

¡Señor Taisho! Que alegría verlo otra vez por aquí.

Buenas tardes Megumi, ¿Cómo has estado? - Me recargué en el mesón y sentí su corazón latir velozmente mientras sus mejillas se tornaban rosadas.

B-bien, ¿y usted?

Perfectamente bien. - Le sonreí y casi solté una risita con la pequeña arritmia que provoqué en respuesta. Era agradable saber que al menos no había perdido mi encanto.

¿Viene a ver a Miyo? - Asentí. - Debe estar en los jardines, su sesión de la mañana terminó hace poco.

Muchas gracias. - Me moví para ir en la dirección indicada.

Oh, ¡señor Taisho… - Me giré en mis talones para mirarla. - Sé que es un poco atrevido, pero… ¿No sé si le gustaría ir a almorzar más tarde?

¿Contigo? - Asintió rápidamente mientras tironeaba sutilmente de un mechón de su cabello rubio. - Almorzaré con Miyo…

Ah… - Su rostro decepcionado me provocó cierta ternura, la chica era bonita, después de todo, ¿Por qué no?

Pero puede ser mañana temprano, ¿un café? Yo invito. - La sonrisa que surcó su rostro fue tan honesta que me hizo sonreír en respuesta.

Un café, perfecto. - El teléfono en su mesón sonó de pronto sobresaltándola y yo sólo sonreí. - Lo siento, tengo que contestar esto.

Adelante, nos vemos, pediré tu contacto más tarde.

Caminé por los pasillos hasta dar con el jardín, lleno de árboles frondosos y macetas enormes con peonías, flores que siempre me recordarían a Kag. Dentro del montón de cosas que me recordaban a ella.

Una chica de cabello azabache con una coleta alta llamó mi atención a la distancia, sentada en una banca mientras miraba hacia el horizonte, sumergida en sus propios pensamientos.

Hola tú. - Miyo se giró hacia mí y me sonrió, entrecerrando sus ojos azules idénticos a los de su hermano. - ¿Lista para almorzar?

No aún, no he podido decidir que quiero comer. - Me encogí de hombros y me senté a su lado.

¿Cómo ha estado tu sesión?

Aburrida, como todas. - Me reí. - No necesito terapia, sólo extraño entrenar.

Todo a su tiempo, pequeña.

¡Me hago vieja aquí!

Tienes apenas 16 años, tienes literalmente la eternidad por delante. - Revolví su cabello con cariño y ella apoyó su cabeza en mi hombro.

Sabes que siempre te estaré agradecida por rescatarme de Tomura, pero esta vida es demasiado tranquila para lo que estoy acostumbrada. - Era cierto, después de todo había comenzado su vida como cazarrecompensas a los 12 años, le habían quitado gran parte de su infancia.

Como dije, todo a su tiempo, volverás a ello, tienes mi palabra. - Besé la raíz de sus cabellos y ella suspiró mientras se abrazaba a mí.

Para mi sorpresa Miyo se había apropiado sin permiso de un espacio en mi corazón, pese a su abrumador parecido a Bankotsu, la chica en realidad me recordaba bastante a lo que yo había sido en algún momento y a la Kagome que tanto me había encantado, con esa personalidad explosiva y segura de sí misma. Había cumplido mi promesa y la había puesto a salvo, pese a lo mucho que había detestado en vida a su hermano.

Oh por cierto, ¿La chica de la recepción te ha invitado ya a salir? - Se separó de mí para mirarme.

Tal vez…- Entrecerré mis ojos al comprenderlo todo. - Ya veo, ¿Tú fuiste la de la idea? - Me sonrió. - ¿Me veo tan desesperado como para que intentes armarme citas a escondidas?

Vamos, Megumi no para de hablar de ti y me parece una buena chica, eso es todo.

Puedo conseguir citas por mi cuenta.

¿Y por qué no lo haces?

Porque no tengo ganas. - Estaba agotado francamente, lidiar con mujeres nuevamente de pronto me parecía un poco extenuante, pese a lo excitante que era la etapa inicial de coqueteo.

Oh oh, es porque aún no superas a esa chica ¿no? Kagome. - Su nombre dicho en voz alta provocó una punzada en mi pecho. - Mi hermano nunca pudo superarla ¿Qué es lo que la hace tan especial?

Eso no te incumbe. - Exclamé serio.

Me incumbe si lo que quiero es verte feliz… Ha pasado tiempo ¿Cuanto más vas a guardar luto por tu relación fallida? Sal con chicas, diviértete, nadie dice que te involucres sentimentalmente con ellas. - Sonreí.

¿Desde cuando tan madura con tus consejos?

Desde siempre… El problema es que me sigues viendo como una hermana pequeña y en realidad no lo soy, Inuyasha.

Lo eres para mí. - La abracé y suspiré. - Es complicado, creo que estoy un poco traumado.

No puedes pasar el resto de tu vida evitando al sexo opuesto.

Y te daré la razón en ello. - Musité. - Si te deja más tranquila he aceptado salir con Megumi, mañana.

¿De verdad?

Mhm. - Confirmé. - Veremos que sale de eso.

¡Me encanta! - Se puso de pie y dio la vuelta hasta quedar a mis espaldas, peinando mi cabello con sus dedos. - Pero tu coleta está un poco desarmada, así no vas a conquistar a nadie. - Musitó justo antes de volver a armarla. - Listo. Quiero comer comida italiana.

Perfecto, conozco el lugar ideal. - Me puse de pie y caminamos juntos hasta la recepción.

Allí Megumi se sonrojó apenas sus ojos verdes se cruzaron con los míos. Me acerqué al mesón una vez más y le sonreí.

Entonces… ¿Vas a darme tu número? - Asintió sin dejar de mirarme y luego rápidamente buscó un lápiz y un trozo de papel, pude notar su mano temblorosa al trazar los números con rapidez en tinta azul. - Te llamo mañana temprano.

¡Genial! Nos vemos señ…

Pero tendrás que decirme Inuyasha, ¿Vale?

Vale. - Tomé el papel de entre sus dedos y lo guardé en mi traje.

Miyo me esperó sonriente en la entrada y se despidió de las personas en la recepción con un vigoroso gesto de su mano antes de caminar hacia mi auto.

¿Cuánto tiempo tenemos para almorzar? - Preguntó mientras abrochaba su cinturón de seguridad.

Un par de horas y vendré a dejarte, luego tengo una misión agendada.

Comeré mucha lasaña en esas dos horas. - Exclamó como amenaza.

Cuento con ello.

Dos horas para evadir mi realidad, luego tendría que irremediablemente enfrentarme a Kag una vez más.


'

Kagome

Me miré en el espejo, intentando convencerme de mi apariencia. El vestido de satín burdeo oscuro con escote pronunciado y un corte sobre el muslo derecho parecía perfecto cuando lo ví colgado en mi closet, siempre había sido uno de mis favoritos, sin embargo sobre mi cuerpo ya no lograba convencerme del todo. Toqué un par de cicatrices cercanas a mi clavícula izquierda mientras ladeaba mi cabeza hacia un costado, intentando encontrar un ángulo que me favoreciera más.

¿No te convence? - Sango me habló mientras se cruzaba de piernas, sentada en el borde de mi cama, mirándome con atención.

¿A ti sí? - Pregunté.

Todos los vestidos que te has probado han sido hermosos, pero este en particular es mi favorito. - Me miré nuevamente al espejo. - Ambas sabemos que el problema no es el vestido, si no tu inseguridad.

Suspiré.

Es agotador odiarme a mi misma… - Admití.

Se acercó y colocó sus manos sobre mis hombros, sonriéndome a mis espaldas.

Escucha amiga, no voy a acelerar tu proceso de aceptación, creo que es normal sentirse así después de vivir una experiencia tan traumática. - Tomó un par de mechones de mi cabello y los juntó en la parte de atrás de mi cabeza, sujetando ambos con un par de varillas con flores de plata y ordenando mis largos bucles con sus dedos. - Pero necesito que empieces a trabajar en ello, porque no lo estás intentando en lo absoluto.

Sango…

Deja de ver tus cicatrices como algo malo y llévalas con orgullo, porque has sobrevivido a lo que las ha provocado y has vivido para contarlo. - Su teléfono vibró de pronto y lo sacó de su bolsillo con rapidez. - Tengo que contestar esto… Vuelvo enseguida.

Me dejó a solas en mi habitación y por primera vez me atreví a mirar mi reflejo con detalle. Si me obligaba a ser optimista en realidad las marcas ya no eran tan notorias, de los más de 50 cortes que dolían en mi memoria apenas eran muy visibles tres, el resto se camuflaba bastante bien en lo blanco de mi piel. El más terrible era el de mi espalda, cubriendo toda su extensión en una línea recta que nacía desde mi cuello y terminaba justo antes de llegar a mi trasero. Me giré para mirarla y agradecí que mi cabello largo la tapara por completo.

Apliqué maquillaje un poco más drástico de lo habitual, con un delineado negro en mi párpado superior y un labial en un tono tan oscuro como el de mi vestido. Todo en contraste hizo destacar el chocolate de mis ojos, haciéndolo lucir más claro y dulce. Sango entró de vuelta y me sonrió.

Perfecta. - Tomó el perfume de mi tocador y lo roció en exceso sobre mi cabello. - ¿Lista?

Nunca, dame 30 minutos, luego llévame antes de que decida huir. - Ambas reímos y ella asintió, ordenando algunos detalles adicionales en mi cabello.


'

Inuyasha

Entonces… me dices que si aprieto este botón provocaré un corte de luz en todo el salón… - Pregunté mientras indicaba con desconfianza el pequeño aparatito en mi mano.

Alex asintió sonriente, orgulloso de la pequeña arma de destrucción que había creado.

¿No crees que es perfecto?

¿Y cómo lo logra?

Funciona invadiendo las radiofrecuencias de los climatizadores de aire que hay en ese salón, resulta que ese aparatito en tu mano genera una radiofrecuencia más alta en el momento en que presionas el botón y eso provoca un subidón de energía que induce el corte eléctrico total de emergencia de los generadores. - Lo miré serio, intentando fingir que en realidad sí había comprendido.

Y estás seguro de que funciona…

Inuyasha… literalmente me has visto controlar drones en otros países desde la comodidad de esta silla… ¿Esto te genera más dudas que eso? - Me reí. - Sólo aprieta el jodido botón en el momento que lo necesites.

Okey, elijo confiar.

Mi relación con Alex había mejorado considerablemente luego de su ayuda con todo el asunto de Kag. Gracias a ello había conocido su habilidad particular con todo lo que incluía tecnología y mi padre le pagaba más por sus dotes de hacker que por sus dotes físicos como cazarrecompensas.

Kikyo me dijo que esta vez tendrás que trabajar con Kag.

Tu novia es una chismosa. - Me sonrió. - Pero si.

¿Y cómo te sientes con ello? - Me encogí de hombros.

Trabajo es trabajo. - Me miró fijo, sin expresión en su rostro. - Okey, tal vez me molesta un poco.

¿No has hablado con ella aún, uh?

Nop, pero no creo poder seguir evitándolo, francamente, Sesshomaru está obsesionado con juntarnos una vez más. - Su risa hizo eco en aquella sala de estar.

Yo tampoco lo creo. - Caminé hacia la salida, que el tipo me cayera mejor no significaba que fuéramos amigos cercanos. - Cuéntame más tarde que tal ha ido todo.

Seguro. - Me despedí con un gesto de mi mano y salí de allí.

Tomé el ascensor y miré mi reflejo en los espejos a mi alrededor, abotoné mi chaqueta formal y enderecé mi corbatín negro justo antes de salir por la entrada principal del edificio y caminar hacia mi auto.


'

Manejé hasta la ubicación indicada en la información entregada por mi hermano, aquel salón de eventos era probablemente uno de los más grandes y lujosos que había visto en el último tiempo y estaba atestado de gente. Todo el lugar estaba iluminado en una luz tenue, salvo por el gran escenario en el medio, donde los focos de luz blanca apuntaban directamente, dándole el énfasis suficiente como para ignorar lo demás.

Luego de unos minutos la gente comenzó rápidamente a ordenarse, buscando asientos frente al escenario. Me senté en la última fila, intentando no llamar demasiado la atención.

¿Va a participar de la subasta señor? - Un tipo de aspecto avejentado me sonrió mientras llevaba un montón de paletas con números en una bandeja.

Si. - Contesté sin pensar y él me entregó una de las paletas de inmediato.

Su número es el 53, sólo necesita levantar esto al querer dar una oferta.

Perfecto, muchas gracias.

Miré a mi alrededor sin ver realmente mientras reposaba mi mejilla en mi propia mano, bebiendo una copa de vino tinto, la quinta desde mi llegada. Dios sabía que necesitaría toneladas de alcohol para soportar esa noche.

Distinguí a los objetivos a la distancia, las dos chicas iban juntas, sin embargo el hombre estaba al otro extremo de la habitación, lo que significaba que tendríamos que dividirnos para triunfar sin levantar sospechas. Miré el reloj en mi muñeca, las agujas marcaban las 18:45 y Kagome aún no se dignaba a llegar, quizás simplemente no aparecería y en realidad eso hacía las cosas infinitamente más sencillas. Abotoné mi chaqueta antes de acomodarme en el asiento de brazos cruzados, apoyando mi tobillo derecho en mi muslo izquierdo, listo para lucir despreocupado y adinerado.

¡Sean bienvenidos a una nueva subasta auspiciada por la casa Ming! Si todos han tomado sus asientos y tienen sus paletas estamos listos para com…

De pronto el aire se tornó asfixiantemente dulce y me erguí en mi posición, captando el aroma a vainilla como si fuera la única droga favorita de mis sentidos. Algo en la entrada había captado la atención del animador y me invadió cierta reticencia a girar hacia ella, sin embargo me rendí y lo hice, atraído por una fuerza mayor. Intenté mantener mi expresión lo más neutra posible, sin embargo estaba seguro de que había fallado olímpicamente en ello.

Por un instante la antigua Kag apareció como una ilusión frente a mis ojos, cruzando la entrada con un brillo único y propio que acaparó no sólo mi atención, si no también la de gran parte de los asistentes. Llevaba un vestido largo y ajustado burdeo sangre, pegado a cada una de sus curvas, con un escote profundo y delicioso en "v" que dejaba poco a la imaginación. Su cintura estrecha hacía visiblemente prominentes sus caderas y la piel cremosa de su muslo derecho se dejó entrever con el par de pasos que dio al entrar. Miró a su alrededor y cuando sus ojos se posaron en los míos pude sentir una corriente eléctrica que viajó rápidamente entre los dos. No tuvo que sonreírme y aún así sentí que me derretía a voluntad a sus pies.

Mierda. Eso iba a ser un problema.

Algo en su actitud insegura de las últimas semanas había cambiado y la maldije internamente por eso, justo cuando sentía que quizás podía llegar a superarla, ella simplemente se atrevía a aparecer así, envuelta en mi color favorito. Aumentó aún más el efecto de atracción cuando me quitó la mirada como si no fuera importante y sonrió al animador.

¿Puedo participar aún? - Preguntó utilizando un poco mas de volumen en su voz y el tipo asintió con una sonrisa, embobado y sin miedo de dejarse en evidencia.

Por supuesto que sí, sólo tome asiento donde guste, enseguida le entregarán su número. - Kagome asintió y caminó hasta mi lado, sentándose sin mirarme mientras yo me esforzaba en respirar su aroma lo menos posible, lo único que podía hacer para mantenerme lo suficientemente cuerdo.

El animador siguió con su discurso, agradeciendo a todos los presentes y comenzando la subasta de artículos de lujo rápidamente.

Llegas tarde. - Musité bajito sin mirarle.

Me pediste que encontrara un vestido acorde a la situación, sólo tomó un poco más de tiempo de lo esperado.

La miré de reojo y ella mantuvo su atención en el escenario, dándome una vista perfecta de su hermoso y respingado perfil bajo las luces tenues del lugar. Mis ojos bajaron por su cuello, admirando el trayecto violáceo de su yugular, encontrando en el camino un pequeño punto de luz de diamante ,colgando de un cadena de oro blanco que apenas era visible. Más abajo sus pechos creaban dos montículos preciosos, pegados y turgentes, que subían y bajaban sutilmente con cada respiración. Su pequeña cintura daba paso a unas caderas encantadoras, terminando en una vista sublime de su muslo desnudo, el que acaparaba aún más atención ahora que ella se cruzaba de piernas, exponiéndolo por completo.

Sentí mi boca comenzar a salivar de deseo y me obligué a tragar antes de responder.

Al menos ha valido la pena, tu elección es totalmente acorde a la situación. - No fui capaz de disimular mi voz ronca y ella sonrió aún sin mirarme.

¿Es un cumplido lo que escucho?

No te acostumbres a ello. - Respondí y ella volvió a ignorarme.

El sujeto en el escenario mostró un cuadro pintado en óleo, horrible para mi gusto, pero al parecer increíblemente deseado por el resto, quienes no tardaron en pujar con ofertas para obtenerlo.

Asumo que irás por las dos chicas. - Susurró a mi lado.

Y tu por el idiota de la primera fila. - Movió su cabeza de un lado a otro, haciendo crujir su cuello sutilmente. Tocó las dos varillas de plata que sujetaban su peinado y asintió.

Pero no quiero apresurarme con esto, apenas acabamos de llegar. - Y ahí por primera vez sus ojos chocolate se posaron en los míos, mirándome de reojo. - ¿O estás apurado por terminar?

Sonreí aún cuando me esforcé por evitarlo, captando el pequeño juego de palabras en doble sentido. Apoyé mis brazos en las dos sillas colindantes, emanando autoconfianza suficiente.

Sabes que me encanta tomarme todo el tiempo del mundo. - Me sonrió.

Perfecto.

Su sonrisa desapareció cuando su atención fue captada por algo más bonito y brillante en el escenario, una horquilla pequeña de oro blanco y diamantes incrustados, formando pequeñas flores de cerezo deslumbrantes.

No sabía que te gustaban tanto los diamantes… - Musité cuando ella levantó su número ofreciendo 800.000 wones.

¡800.000 para la señorita encantadora de rojo! - Exclamó el animador.

No soy una gran fanática de las joyas… Pero esa horquilla es idéntica a una que me regaló mi padre cuando era pequeña. - Exclamó sin prestarme mucha atención.

¿Y qué pasó con ella?

La di por perdida en el incendio. Se que no es la misma, es imposible que haya viajado de Francia hasta aquí, pero se parece mucho. - La miré con atención, captando como por un segundo el brillo en sus ojos volvió a aparecer, por una pequeña y simple horquilla.

Sonreí.

Una señora más adelante ofreció 1.600.000 wones y el quejido ahogado de Kag me hizo comprender lo mucho que lo deseaba.

¿Tener esa horquilla te haría un poco más feliz? - Pregunté y ella me miró sin responder. Sin pensarlo dos veces levanté mi número. - Ofrezco el triple de la suma anterior y de cualquiera que alguien ofrezca en el futuro. - Exclamé en voz alta, sonriendo cuando escuché la sorpresa de los presentes.

¡4.800.000 wones ofrece el muchacho peliplata del fondo! - Kagome me miró en pánico. - 4.800.000 a la una… A las dos…¡ A las tres! ¡Vendido!

Los aplausos no se hicieron esperar y nuestras miradas chocaron con tal intensidad que sentí un golpe de corriente bajar por la parte de atrás de mi nuca, ignorando al resto del mundo, cortando aquella conexión sólo cuando sus ojos chocolate bajaron a mis labios y yo sentí un tirón de mi miembro dentro de mis pantalones.

Mierda.

Quité mi atención rápidamente desviando mi mirada a otro lado, fingiendo que en realidad ponía mi atención en el escenario, desde donde bajaba el animador con la pequeña horquilla en sus manos, caminando hasta mi lugar y entregándomela de inmediato.

Apenas la atención dejó de estar sobre nosotros puse la horquilla en su regazo, concentrándome en una única misión: no mirarle a los ojos una vez más.

Gracias. - Susurró.

No hay de que.

Luego de eso no volvimos a hablar y agradecí internamente por ello.

Al terminar la subasta todo aquello se transformó en una fiesta de alta sociedad, tan aburrida como solía recordarlas, con música ambiente y luz tenue mientras todos se reunían a conversar en grupos.

Voy por mi objetivo, creo que ya me aburrí. - Exclamó Kag antes de perderse entre la multitud, dejándome ahí de pie, con mi séptima copa de vino.

Tan buena como era en su trabajo no tardó en llamar la atención del sujeto que ambos necesitábamos muerto, simplemente tuvo que apoyarse sobre la barra del bar, mover su cabello de forma coqueta, pedir un trago y esperar a que el sujeto apareciera justo a sus espaldas, atraído por esa esencia magnética que despedía su cuerpo y que era imposible de ignorar. Los vi charlar amenamente y supe que en realidad ya no me necesitaba.

Me puse a propósito en el camino de los dos objetivos restantes cuando ambas decidieron moverse juntas hacia el baño y apenas pude ocultar mi sonrisa cuando una de ellas tambaleó al chocar con mi costado, sentí el aroma del alcohol derramado sobre mi chaqueta, pero lo asumí como un pequeño daño colateral.

¡Mierda! ¡Lo sient… - Sus manos subieron por mi antebrazo y sólo entonces sus ojos perdidos en el alcohol se encontraron con los míos.

Son palabras demasiado sucias para una boca tan bonita, ¿no crees? - Le sonreí mientras peinaba un mechón de su cabello rojizo y el aroma dulzón de su excitación no tardó en llegar a mis fosas nasales.

Tal vez… - Me sonrió coqueta sin dejar de sujetarse a mí. - Soy Azumi.

¡Y yo Yoko! - Gritó su amiga pelinegra a sus espaldas.

Es un placer, yo soy Inuyasha.

El chico peliplata que compró la horquilla. - Sonreí.

El mismo.

¿Tú cabello es natural? - La miré intentando no mostrar desagrado en mi expresión. Siempre hacían la misma pregunta.

¿Quieres tocarlo? - Asintió sin hablar y yo bajé un poco mi estatura para hacérselo más sencillo.

Wow… Es muy suave.

Fingí reírme con ellas y pronto tuve una sujetada a mi brazo izquierdo y otra al derecho. Caminamos juntos hacia una de las mesas que ocupaban los costados del salón, aquellos invadidos por las sombras y compré un par de rondas más de alcohol, treinta minutos más tarde ambas apenas podían mantenerse conscientes.

Inuyasha… - Azumi se restregaba cada vez más desesperada contra mi costado y mi nombre había sonado en un gemido cerca de mi oreja por lo menos en un par de oportunidades además de esa.

¿Hmm?

¿Crees que soy bonita?

No creo que ese simple adjetivo sea suficiente para describirte. - Su mano tomó mi mandíbula y acercó sus labios a los míos.

¿Y cuál usarías tú? - El aroma a alcohol en su aliento era increíblemente asfixiante.

No lo pensé demasiado, la manera más sencilla de atrapar objetivos era fingiendo interés y esas chicas se morían por recibir atención. Jalé de su cabello hacia atrás y besé lentamente su mentón, bajando hasta su cuello mientras sus manos buscaban mi entrepierna. Yoko no perdió el tiempo y sentí a los pocos segundos sus labios sobre el lóbulo de mi oreja. Escalofríos me recorrieron cuando sentí su toque y se esfumaron en el mismo instante en que mi vista captó a Kag a la distancia, jugando el mismo juego que yo con su presa, quien sujetaba su cintura con fuerza mientras le besaba el cuello. Pronto le tomó de la mano y lo guió hacia la salida trasera del salón. Luego de eso no pude volver a concentrarme.

Me tomé los minutos suficientes para esperar a que todos los asistentes estuvieran aún más distraídos, secretamente también esperé por el regreso de Kagome, algo que no sucedió ni en el corto ni el mediano plazo. Me separé de golpe de ambas, aunque las mantuve abrazadas a mi cuerpo.

Me parece que este no es el lugar indicado para todo lo que quiero hacerles a ambas… - Musité y ambas me sonrieron. - ¿Podríamos buscar un lugar más privado quizás?

Definitivamente podemos. - Exclamó Yoko de inmediato.

Fue fácil moverme con ambas chicas por uno de los tantos pasillos de aquel salón y entrar en la primera puerta que encontré sin seguro. Aquella era una oficina, algo fácil de adivinar con el montón de librerías adosadas a las paredes y por el escritorio enorme de madera de roble en el centro.

Entonces… Vamos a divertirnos un poco los tres. - Exclamé cerrando la puerta tras de mí, mientras ambas chicas me miraban con deseo apoyadas en el borde del mueble, dejándome escuchar su respiración entrecortada y los latidos desordenados de su corazón.

¿Sólo un poco? - Preguntó Azumi y yo mostré mi sonrisa más coqueta mientras me encogía de hombros.

En realidad… Tanto como puedan soportar.

Me acerqué a Yoko de una vez, tomando su rostro y besándola lentamente, o al menos eso quise y fracasé en el intento, cuando sus labios se movieron increíblemente desesperados contra los míos, en caricias frenéticas y gemidos bajitos de deseo. Azumi no perdió el tiempo y puso todos sus esfuerzos en no ser ignorada, aferrándose a mi espalda y besando mi cuello mientras desabrochaba uno a uno los botones de mi camisa, con sus dedos colándose bajo la tela, trazando caricias suaves sobre los músculos de mi abdomen.

Dios… Eres demasiado perfecto para ser real. - Gimió contra mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Me separé de su amiga sólo para besarla a ella, quien se aferró a mí con desesperación. Yoko por su parte se agachó frente a mí, rozando con sus dedos el borde de mi pantalón, mientras me miraba desde su posición. Sus manos tocaron mi miembro por encima de la tela y sonreí separando mis labios de los de Azumi.

¿Qué estás esperando? - Pregunté y ella acercó su boca a mi pantalón, besando la tela mientras intentaba lucir sensual. - Que buena chica.

Aproveché aquella distracción y decidí que en verdad no tenía ánimos de llegar más lejos. Besé a Azumi una vez más y segundos más tarde, lejos de levantar sospechas en ella, mis manos giraron su cabeza y sentí el "crack" en su cuello, desactivando su cuerpo de inmediato como una muñeca de trapo entre mis brazos. El ruido de su cuerpo al caer en la alfombra sobresaltó a Yoko y antes de que pudiera moverse la tomé con fuerza por el cuello y la levanté de su posición, sin poder evitar sonreír al ver el pánico invadir sus preciosos ojos azules cuando apreté sin piedad.

¿No te enseñaron de pequeña a no confiar en hombres desconocidos? - Pregunté, mientras sus dedos se aferraban desesperados a mi mano, intentando inútilmente evitar su asfixia. - …O quizás simplemente lo olvidaste.

No tomó demasiado tiempo a su cerebro el caer en hipoxia y desactivarse, así como tampoco para su corazón enlentecer sus latidos poco a poco hasta detenerse por completo. El silencio a mi alrededor me trajo paz inmediata. Ordené mi traje, abotoné mi camisa y caminé hacia la puerta, listo para irme a casa completamente victorioso.

Apenas saqué el seguro y abrí me encontré con una Kag increíblemente sonriente del otro lado. Me miró de los pies a la cabeza y vi el esfuerzo que le costó mantener su sonrisa intacta cuando sus fosas nasales se expandieron sutilmente, captando todo el aroma delator que cubría mi cuerpo.

Pensé en venir a ayudarte, te veías un poco abrumado entre tanto beso y coqueteo… - Musitó y noté la pequeña mancha de sangre justo sobre su escote.

¿Enserio? Pensé lo mismo cuando vi al sujeto pegado como ventosa a tu cuello, te ha dejado un precioso moretón allí por cierto. - Su sonrisa se mantuvo intacta. - ¿Has terminado con él? - Se encogió de hombros.

Puedo mostrártelo si quieres. - Sonreí.

No es necesario, aún confío un poco en ti. - Asintió sin quitarme la vista de encima. - ¿Hace cuánto estás parada aquí?

Desde que entraste con ambas.

Hum. - No le debía explicaciones, pero por algún motivo el impulso de pedir perdón me quemó los labios. Cerré la puerta con delicadeza y ambos caminamos de vuelta al salón, manteniendo cierta distancia entre los dos. - ¿Necesitas que te lleve a tu casa?

No realmente. - Respondió cortante y eso aumentó aún más mi ansiedad.

Pero… ¿No querías hablar conmigo? - Le seguí de cerca.

Creo que ya no es necesario. - Mi mano derecha atrapó su muñeca, obligándole a girar y mirarme de frente.

De pronto un grito de pánico femenino rogando por ayuda hizo eco en las altísimas paredes y no tuve que ser adivino para saber que alguien había encontrado el cadáver del pobre chico que Kag había asesinado. Ambos miramos en direcciones contrarias, buscando de forma automática una salida, sin embargo todas estaban bloqueadas por guardias y si bien podía acabar con todos ellos, llamar aún más la atención no parecía ser una buena idea.

¡Calma por favor! ¡Ya hemos llamado a la policía, pero nadie puede salir de aquí hasta que ellos lleguen! - Una voz amplificada en los parlantes intentó evitar el caos que poco a poco comenzó a tornarse incontrolable. Suspiré y miré hacia atrás donde un sujeto asustado acababa de abrir la puerta donde había dejado mi desastre y otro grito resonó.

Bien, me parece que es un excelente momento para usar el aparatito de mierda.

Quédate cerca de mí. - Ordené a Kag mientras apretaba mi agarre sobre su piel.

¿Hmm?

Apreté el botón en mi bolsillo y el ruido del generador al explotar a lo lejos me hizo sonreír al mismo tiempo que las luces y el sonido se apagaron por completo, dando lugar a gritos desesperados de humanos aún más asustados. Arrastré a Kag conmigo por el mismo pasillo, doblando a la derecha en el final de este y subiendo las escaleras hasta el segundo piso, donde los gritos se escuchaban más a lo lejos.

¿Tú cortaste la luz? - Susurró mientras jalaba de ella.

Podemos agradecerle a tu encantador ex novio Bonnet cuando salgamos de aquí.

Probé abrir un par de puertas sin éxito, al llegar a la tercera y fallar otra vez sentí a Kag zafar de mi agarre.

Déjame intentarlo. - Un pequeño broche brilló bajo la escasa luz de luna que filtraba por las ventanas al ser quitado de su cabello. Lo introdujo en la cerradura y luego de unos segundos un "clic" me hizo sonreír.

Ambos entramos y volvimos a cerrar. Todo estaba tan oscuro que incluso siendo youkai me costó algunos segundos enfocar, para cuando logré hacerlo noté que estábamos en una especie de bodega, con un montón de estantes a nuestro alrededor.

¿Cuál es el plan? - Su voz en un susurro a mi lado. - Las únicas ventanas en esta habitación son demasiado pequeñas para escapar.

No hay plan, sólo escondernos hasta que todo se calme un poco.

Eso no va a suceder pronto…

Oh ¿Tienes prisa? - Pregunté sarcástico y ella sólo suspiró.

¿Tú no? Tanto tiempo esforzándote por evitarme para ahora estar encerrado a mi lado, debe ser insoportable para ti. - Sonreí.

No te creas tan importante.

Dios ¿Siempre fuiste tan desagradable o yo estaba tan ciega para no notarlo? - Preguntó con el ego notablemente herido.

Siempre he tenido una personalidad de mierda, pero puedo apostar a que empeoró cuando me rompiste el corazón… - Exclamé con rabia, mirándola desde mi altura, con su rostro a escasos centímetros del mío. - Uno que en realidad jamás supe que tenía hasta que caí rendido a tus pies, y no sabes como te odio por eso.

Já ¿Yo te lo rompí a tí?, considéralo algo mutuo.

El ambiente seguía siendo caótico allí afuera y aún así mi mente sólo podía pensar en que cualquier lugar sería mejor que estar encerrado a su lado, luchando constantemente contra mis ganas de ahorcarla y abrazarla al mismo tiempo.

No te atrevas a salir. - Advirtió cuando me vió sujetar el pomo de la puerta.

No me digas lo que puedo y lo que no puedo hacer.

Sentí sus pasos tras de mí y tiré con fuerza de mi mano cuando intentó sujetarla. De inmediato la acorralé contra la pared a nuestras espaldas, quitando todas sus opciones de respirar cuando aplasté su tráquea con mi antebrazo. Sus garras perforaron mi piel cuando luchó por salir de aquella situación.

Escúchame con atención Kagome, porque no volveré a repetirlo. No cometas el error de pensar que no te haré daño si sigues tentándome a hacerlo, te acostumbraste tanto al Inuyasha que te amó devotamente que has olvidado a aquel al que le importas una mierda.

¿Existe ese Inuyasha? - Preguntó con dificultad.

Por supuesto, tú lo creaste. - No obtuve respuesta luego de ese ataque, simplemente me miró con rabia desde su posición. Estaba preparado para recibir un grito o incluso un golpe, sin embargo el aroma de la sal que llegó rápidamente a mis fosas nasales me tomó por sorpresa. - Espera, ¿Enserio estás llorando?

No lo estoy. - Su voz quebrada no ayudó en nada a su mentira y tampoco a mantener mi rabia, que se disipó de forma instantánea.

Solté el agarre y ella permaneció con su cabeza baja, escondiendo su rostro tras su flequillo. Estaba dolido, todos éramos conscientes de ello, pero hacerla llorar me hacía sentir como un monstruo. Apreté mis sienes y di un paso hacia atrás.

Okey, lo siento, me estoy comportando como un idiota. - Exclamé y su cuerpo tembló frente al mío, sin darme ninguna respuesta. Suspiré y me recargué sobre la pared a su lado. - Creo que es momento de hablar las cosas que dejamos pendientes, esto se me está escapando de las manos.

No me parece el momento indicado.

No habrá otros momentos. - Aseguré. - Necesito cerrar todo este asunto entre los dos, quiero seguir adelante, necesito hacerlo.

Sin mi…

Sin ti. - Respondí de inmediato. No iba a dar lugar a dudas con respecto a eso. - Partiré yo. Siento no haber estado para ti estas semanas, sé que han sido complejas de llevar, tu hermano me ha dicho que estás teniendo pesadillas.

Algunas. - Admitió. - Pero está exagerando, en realidad estoy bien.

Sota te escucha gritar todas las noches… - Su silencio me hizo sonreír. - No tienes que mentir conmigo, no es necesario. - Bajé hasta sentarme en el suelo, apoyando mi cabeza en la pared. - Puedes contarme tus pesadillas si quieres, tenemos bastante tiempo.

Me miró con desconfianza desde su altura, sin embargo bajó hasta adquirir la misma posición que yo.

¿Somos amigos de nuevo? - Preguntó.

No necesito ser tu amigo para querer ayudarte un poco.

Sólo son malos recuerdos que revivo en mis sueños, no pude defenderme a mi misma y eso me tortura aún. - Se abrazó a sí misma mientras sus garras trazaban figuras sobre la piel de sus brazos. - Todas estas cicatrices…

¿Quién las provocó?

Hakudoshi.

Puedo matarlo por ti…

Lo hice con mis propias manos, antes de escapar.

Ese es un buen comienzo para superar un trauma, ¿no crees? - Una risa suave abandonó sus labios.

Las marcas se han difuminado hasta desaparecer casi por completo, pero siguen doliendo de la misma manera. - Ahí estaba esa voz quebrada otra vez, haciéndome apretar los puños de rabia.

Lo siento, Kag. - ¿Qué más iba a decir? Nunca había sido muy bueno en el arte de consolar, al menos no con palabras y abrazarla no era una opción.

No importa, no es tu problema. - Exclamó intentando convencerse de ello. - Todo este tiempo… Sólo he querido agradecerte.

¿Por?

Por todo, me salvaste la vida y nunca dije gracias, también sé que si hoy tengo la oportunidad de recuperar el tiempo perdido con Sota es sólo gracias a ti.

Había esperado por esas palabras tanto tiempo que incluso allí, escuchándolas en la oscuridad, parecía que eran obra de mi imaginación. Quizás estaba delirando.

Sé que habrías hecho lo mismo por mi. - Respondí cortante, intentando involucrarme lo menos posible.

…Tampoco mencioné lo feliz que era a tu lado. - Mi corazón se estrujó dentro de mi caja torácica como si ella lo hubiera tenido en sus manos todo el tiempo. - Sé que mis actitudes de mierda te hicieron pensar que no te amaba lo suficiente, pero en realidad lo hice, con todo mi corazón… Lo hago.

Una calidez agradable estalló de forma instantánea dentro de mi pecho y mis latidos aceleraron su ritmo sin mi consentimiento, sus palabras de pronto parecían consolar mi alma y de algún modo llenar las grietas en mi corazón.

Kagome… - Quise detenerla, no quería escuchar esas palabras, no ahora que estaba realmente decidido a superarla.

Y nunca besé a Bankotsu, si bebí sangre de él, pero no en el modo sexual que él te hizo ver… Sólo estaba hambrienta. - Sonreí.

Eso lo sé.

¿Lo sabes?

Mmhm. - Confirmé.

¿Desde cuándo? - Suspiré.

Desde siempre. - Se giró a mirarme, un poco descolocada. - Esa patética y desesperada mentira jamás fue la razón de nuestro quiebre. - Hice una pausa esperando una respuesta, y por el contrario, el silencio me dio a entender que aquello la confundía en demasía. - Me perdí en el momento en que me permití amarte, y toda esa situación me hizo ver lo mucho que eso me aterraba.

¿Y qué es lo que harás cuando vuelvas a enamorarte? - Preguntó bajito.

No creo poder volver a hacerlo. - Admití.

Eso es muy triste. - Musitó.

Lo es…

El silencio se extendió por lo que parecieron horas entre los dos hasta que ella decidió romperlo.

Entonces… ¿Estás decidido a seguir adelante? - Preguntó, mientras la luz azulina de la luna filtrándose escasamente por los pequeños ventanales hizo brillar su cabello cuando ella me miró fijamente.

Es lo mejor para ambos, tú y yo somos sinónimo de caos cuando estamos juntos. - Ambos nos reímos apoyando la cabeza en la pared.

Si… lo somos. - Extendió su mano hacia mí, sonriéndome tan encantadora como siempre. - Habiendo hablado todo, ¿Quedamos en paz?

Miré su mano con desconfianza, sin embargo me rendí luego de unos segundos, después de todo la chica frente a mí había sido mi mejor amiga durante demasiado tiempo como para no valer la pena.

En paz. - Mi mano se enroscó alrededor de la suya, frágil y delicada bajo mi toque y al instante apareció esa ya conocida sensación electrizante entre los dos, viajando del uno al otro en hormigueos agradables y tentadores.

Ambos nos soltamos bruscamente por inercia, dando paso al ruido de nuestros corazones alborotados con ese simple contacto. Su respiración agitada hizo subir y bajar su pecho con violencia y se incorporó de inmediato.

Okey, necesito salir de aquí. - Exclamó casi corriendo hacia la puerta.

El ruido de múltiples pisadas subiendo las escaleras la detuvieron en seco y actué por instinto, poniéndome rápidamente de pie y abalanzándome sobre ella, acorralándola contra la pared y poniendo mi mano sobre su boca, intentando evitar que cualquier sonido saliera de ella. Sus ojos chocolate me miraron fijo, el escaso espacio entre nuestros rostros hizo el aire aún más denso y su cuerpo rozando el mío pareció de pronto mucho más importante que cualquier cosa que estuviera pasando allí afuera. Cualquier cosa podía esperar, porque sus ojos de pronto habían captado toda mi atención.

Toda la adrenalina del momento fue a parar a la boca de mi estómago y cualquier pensamiento cuerdo que hubiera en mi mente la abandonó por completo cuando un aroma dulzón que ya conocía demasiado bien invadió mis sentidos; Kagome me deseaba… Probablemente tanto como yo a ella.

Mi mano libre bajó a su cintura y subió desde allí hasta rozar su pecho izquierdo, provocando un escalofrío que la hizo estremecer y que me arrancó una sonrisa instantánea.

Quizás esa era la mejor forma de proceder, una despedida que la arrancara por completo de mi corazón… O que simplemente la grabara a fuego para siempre, la verdad ya no me importaba demasiado.