Descargo de responsabilidad: la serie de Pucca no es mía, es de su creador Boo Kyoung Kim, así que sólo disfruten este fic sin que plajien o traduscan.

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"He luchado tanto por ti, así que este será el último intento, para saber si me rindo o continúo con esto."_(perlapuccabf)

Era su última oportunidad de demostrar su dulce amor y eso Pucca muy bien lo tenía por sentado, ya que, aunque ama bastante a Garu, ella sabía que no todo el tiempo podía seguir de tras de él, aunque quisiera hacerlo porque hasta Pucca se cansaba.

Pues el tiempo avanzaba y no se detenía, así que tenía que madurar, como todos los de la aldea y llegar a la otra etapa del noviazgo, para que así Garu se tomara en serio aquel amor, o la dejara ir si el no consideraba su amor como válido y de novios normales.

Oh bueno, lo que Pucca tomaba como un noviazgo entre ella y Garu. Ya que ahora no era la tierna niña de 10 años, que perseguía al niño ninja de 12 por toda la aldea de Sooga.

Sí no que ya tenía sus maduros 18 años y esto ya no era una cosa de niños, sí no algo de adultos entre ella y su Garu de 20 años. Que ella tenía que enfrentar con todo y sus consecuencias, pero Pucca tenía mucho miedo de eso por pensamiento de que podría rechazarla de nuevo.

Así es, la valiente y fuerte Pucca tenía miedo. Miedo de lo que pensaba hacer y que no resultara, tenía tanto miedo de que Garu olvidase cuanto ella lo quería y cuanto había estado para él.

Y que, con el paso del veloz y cruel tiempo, el ninja dejara en el olvido el amor que tanto le tiene desde siempre. Por eso lo perseguía por última vez, dirigiéndolo sin que se percatara hacia el bosque de bambú, corriendo rápido y riendo nerviosa.

–¡Ji ji ji!

Mientras Garu corría y corría veloz por toda la aldea, tratando así de perder a Pucca en el lugar. Sin que tuviera ningún tipo de éxito en el intento, sintiendo así como la chica le pisaba los talones.

Sin notar ese tantísimo miedo, que Pucca tiene porque él se fuera lejos. Obviamente sin que se atreviera a nada, aparte de sus besos y sus abrazos asfixiantes que desde niño le daba.

Claro que sin que él pudiera darse cuenta que, desde hace tiempo, la joven le tenía demasiada precaución. Tanta que no le dejaba demostrarle el deseo que le tiene, para que el ninja no la lastimara y él no se diera cuenta que, aunque lo abrasara y lo besara, ella se quedaba sin nada a pesar de todo.

Aumentando así Garu su enorme velocidad, para entrar a su casa pronto. Queriendo cerrar la morada rápido, sin poder siquiera hacerlo por la fuerza descomunal de Pucca.

Siendo empujado fuertemente por ella, abriendo la puerta de la entrada del lugar de par en par. Para meterse a la casa de él, mirándolo a los ojos azabaches con el nerviosismo aumentado.

Acercándose poco a poco a Garu sin antes cerrar la puerta de la entrada, aún con el plan que tenía pensado desde hace rato en la mente. Mientras él retrocedía a la pared asustado, sonriéndole traviesa por el plan que obtuvo en el día que haría que le robara los besos.

Y obvio que tenía que dar resultado, porque ya era su última opción. Ya que lo amaría tanto, que haría que Garu terminara llorando de amor por ella.

Acorralándolo así en la pared, para luego besarlo dulce y largamente. Sonrojando al de traje bicolor, que solo la vio con fijeza cuando Pucca profundizó el beso con gran pasión.

Pues ahora le tocaba a ella, dándole lo que a nadie le dio. Vestida de azúcar, así como un delicioso dulce atrapante.

Separándose de los labios de Garu, sin alejarse por completo de él. Observándolo con gran alegría, para musitarle en un suave susurro con una voz hibnotizante.

Confundiendo al ninja, al no hablar o estar acostumbrado a ello. A pesar de que hace unos cuantos meses, ellos concluyeron con su voto de silencio.

–Este es mi último intento, Garu.

Sin que Pucca se diera cuenta que con eso, derretía y encantaba a Garu con su atractiva voz. Enrojeciéndolo aún más, para luego volver a besarlo con gran profundidad repleta de deseo.

Separándose de nuevo de los labios de Garu, después de que a los dos se les fuera el aire. Tratando que no se fuera de su lado, para que con esa acción le dijera adiós por siempre y para siempre.

Poniendo de esa manera aún más nervioso a Garu, para sólo volverlo a besar una y otra vez. Haciendo que con el pasar de los segundos, él le correspondiera por fin con algo de dudas.

Cerrando los ojos lento al rendirse ante ella, profundizando junto a la chica aquel beso ardiente. Que al ninja en lo particular lo estaba volviendo loco, por cada rose de la boca de ambos contra él otro.

Dirigiéndose a la habitación de Garu con gran cuidado, demostrando así con esa acción. Que Pucca deseaba hacerle al joven lo que a nadie le haría nunca, no importando lo que su ninja dijera o el mundo entero al saber lo que hicieron.

Se arriesgaría todo lo necesario, aunque supiera que tal vez y solo tal vez Pucca las llevara todas las de perder. Pero ella prefería dar un enorme salto a lo desconocido, aunque sea en un instante vivido que tal vez nunca se repetiría.

Tal vez, ella moriría en el intento o sólo tal vez lo lograría, pero eso por ahora ya no le importaba. No mientras lo detenga con besos cálidos, acostándose en la cama entre besos apasionados que él respondía.

Pues ya no quería ser precavida, total, si el ninja se iba de su lado. Pucca deseaba que por lo menos, él le diera una bonita sonrisa que nunca nadie le volviera a dar.

Y aunque ella sabía que podía dolerle aquel recuerdo, lo prefería a no quedarse siquiera con eso. Por eso mientras los dos se besaban con furor, la kunoichi sólo se separaba de encima de Garu.

Quitándose la ropa de una a una en frente de él, hasta sólo dejar su ropa intima negra a la vista. Comenzando a quitarle el traje de poco a poco, volviéndolo a besar de nueva cuenta por su cara roja por la vergüenza o el placer.

Ejecutando el plan que tenía en la mente, para así hacerle algo que definitivamente lo detendría. Esperando vencer al miedo, mientras dejaba a Garu en simples bóxer.

Haciendo lo que no creía hacer, para demostrarle lo que podía causar. Cuando ella quisiera, quitándose lo que le quedaba de ropa.

Para darle lo que a nadie le dio, vestida de la más deliciosa azúcar. Un dulce esquicito sólo para él, retirándole el bóxer que cubría su masculinidad. Para sólo exclamar seductora, sin dejar de mover sus caderas atrapantemente contra él cuerpo de Garu que también se movía.

–Sólo por esta vez, déjate llevar, mi Garu, igual tú también lo deseas hacer.

Volviendo a derretir a Garu de nuevo con su cálida voz, para que entre suspiros y gemidos de los 2. Dejarlo sin aliento por sus ardientes carisias y besos, esperando que con eso él nunca se alejara de su lado.

Haciéndole lo que nunca le haría a nadie, dejando que he él le hiciera exactamente lo mismo. Ya no importándole lo que Garu o alguien más dijera, pues se arriesgaría sin ninguna inhibición.

Además, el azabache no la podía criticar. Ya que estaba correspondiendo ese acto algo impropio y no le parecía molestar de todas maneras, si no que la besaba de la misma manera apasionada por todo su cuerpo desnudo.

Así que, ¿Por qué agobiarse por eso? De todas maneras, ella casi lo daba por perdido antes de este momento de placer.

Y por eso y sólo por eso, Pucca prefería dar el paso a lo desconocido. En ese instante que vivía y que ambos compartían en la modesta habitación de Garu, que se llenaba de gemidos y gruñidos de placer de ambos.

Aunque después ella se muriera luego de eso, porque Garu se fuera de su vida por lo que hicieron o tal vez, lograra que se quedara con ella por toda su vida. la verdad era que no sabía, pero este riesgo lo prefería correr por él.

Sintiendo que aquel acto de entrega, que según Pucca parecía escena de película de amor cliché. Hiciera que ellos brillaran por el sudor de la pasión, reflejando la luna entre las cortinas blancas cemihabiertas de Garu.

Mientras la chica soltaba lágrimas de felicidad, mostrándole con eso caminos a su parte recóndita. Haciendo que Garu volteara a verla fijo, para así besar cada lágrima del rostro de ella.

Calmándola para así continuar con lo que hacían, sintiendo alivio con los roses de sus cuerpos. Yendo paso a paso en el acto que hacían, esperando que la escarcha fría de sus sentimientos se quebrara de una vez por todas.

por lo menos con ella en ese momento, para unir sus cuerpos y sus almas por fin. Temblando entre los brazos y las estocadas de él, no exactamente por el miedo que sentía antes.

Sí no por el anhelo y el amor que le tiene a Garu, terminando de hacer el amor después de un gemido de ambos. Acostándose uno al lado del otro, mientras Pucca recargaba la cabeza en el pecho de su amado.

Para sentir como ese ninja serio la abrazaba con fuerza, acariciando su cabello con su mano libre. Hasta que él se quedó profundamente dormido, dejando a Pucca despierta entre sus brazos.

Mientras ella musitaba feliz, al ver que su valiente chico había quedado dormido. Acariciando su rostro suavemente, quitándole así el poco sudor que le quedaba en la frente.

–No me importa lo que pase después, pues me has hecho feliz, como ahora sé que te hice feliz a ti. Aunque aún seguiré peleando por ti, pues esto me ha demostrado que mi lucha no es en vano.

Quedando dormida entre aquellos brazos, esperando que lo que hiso hiciera un cambio en la relación que tiene con él y así hacer que Garu ya no fuera tan tímido con ella.

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17 de septiembre.