Advertencia: Este fanfic tiene contenido que puede resultar sensible o perturbador para algunos lectores, como el gore, body horror, lenguaje vulgar u ofensivo, acoso escolar y discriminación, menciones o referencias al suicidio, la autolesión, entre otros temas bastante delicados. Se recomienda discreción durante la lectura.

Resumen completo: Yonah sabía que el mundo espiritual no era algo que se debía tomar a la ligera.

Desde el mismísimo momento en que Kainé y Emil la encontraron hace tantos años, sabía que su vida ya no estaría separada del mundo espiritual, y por mucho que quisiera intentarlo, nunca podría deslindarse de ese misterioso lugar y de sus peligrosos habitantes.

Su trabajo se lo exigía, sus poderes se lo exigían y su alma se lo exigía.

Creyó que podría lograr soportar esa enorme carga, pero todo cambia cuando un oscuro espíritu se conecta a ella.

/

Vanitas llevaba unos meses, ni siquiera medio año, muerto, pero poseía una fuerte energía y un poder descomunal para ser un espíritu tan "joven". Sin embargo, por muy poderoso que fuera, aún necesitaba un ancla para permanecer en el mundo terrenal, y su hermano Sora no era suficiente.

Pero el destino parece ser gentil con el joven fallecido, y tiene la suerte de encontrar una chica con una enorme conexión al mundo espiritual que será una segunda ancla perfecta...


Capítulo 1: Día Oscuro.

"Para los justos y puros de corazón, la justicia es un deleite indescriptible. Pero para los impuros, aquellos que disfrutan de jugar en las tinieblas, la venganza es un manjar entregado por los mismos dioses."


14 de febrero del año 3851.

Sora

—... En serio debieron de haber estado ahí y verlo por ustedes mismos, porque la cara de felicidad que Roxas tenía no se puede describir, había recibido un milagro del mismísimo cielo... ¡Pero luego se le cayó su helado y lloró como un bebé! —grito Ventus, para después explotar en un ataque de risas.

Todos los presentes, excepto Roxas, también estallaron en risas. Roxas, con un ceño fruncido de enojo, le dio un codazo a Ventus, pero eso no detuvo las risas del niño idéntico a él.

Riku tenía sus brazos alrededor de su estómago y no paraba de gritar "¡No puedo respirar!" entre sus fuertes carcajadas. Mi hermano, Vanitas, estaba en un estado similar a Riku, solo que por su ataque de risas rodó del sofá y cayó al suelo.

Mi pequeña hermana Xion, de 3 años, también comenzó a reírse, aunque lo hizo porque vio como nosotros nos reíamos, no porque haya entendido cual era la gracia de lo que contó Ventus. Yo, por mi parte, no paraba de reír y sentí que algunas lágrimas se acumulaban en mis ojos.

Roxas, después de ver cómo reíamos sin parar por la historia que contó Ventus, exclamó enojado contra nosotros.

—¡Bueno, paren ya, no es para tanto! —. Al ver como lo ignoramos, Roxas hizo un puchero y cruzó los brazos en frente de su pecho.

Poco después dejamos de reírnos, exhaustos y con necesidad de respirar mucho aire. Vanitas permaneció unos largos segundos tirado en el suelo, con sus brazos y sus piernas extendidas en una posición que me pareció un poco graciosa, y luego regresó al sofá, donde se acurrucó con unas cobijas viejas que pertenecían a la abuela.

Ventus, ya calmado, empezó a bromear con Roxas y a decirle que no tenía que enojarse por nuestras risas. En respuesta, Roxas suspiró frustrado y le pellizcó la nariz al pobre Ventus, quien no pudo evitar responder con un pequeño "¡Auch!".

Luego hubo un silencio un tanto inquietante en toda la estancia, mientras nos recuperamos del ataque de risas. Y era inquietante porque un momento de silencio entre nosotros es muy extraño, o al menos eso es lo que dice la abuela Claudia.

Al ser el día de los enamorados, mamá y papá querían disfrutar de un tiempo a solas entre ellos, y como todos los años, nos llevaron a la casa de la abuela para realizar una pijamada entre primos con Roxas y Ventus. O bueno, casi entre primos, porque este año decidimos invitar a Riku y a su hermanito.

Vanitas, Xion y yo somos hermanos. Vanitas es mi hermano mellizo y Xion es nuestra hermana menor, y los tres somos nietos directos de Claudia. Ventus y Roxas son gemelos idénticos y son hijos de un primo de papá, así que son "sobrinos-nietos" de la abuela Claudia. Riku es un amigo cercano (es mi mejor amigo) y tiene un hermano menor que por su edad no se encuentra aquí en la sala, sino que mi abuela está cuidando de él en otra habitación.

La casa de la abuela ES ENORME, creó que una vez escuché a mi madre referirse al lugar como una "hacienda", pero no sé qué significa eso. La casa es muy antigua, y ha sido heredada de generación en generación por distintos miembros de la familia, y en la actualidad le pertenece a la abuela Claudia.

Es un lugar que tiene muchas habitaciones, pasillos y salas de estar, de hecho, nosotros nos encontramos en una de esas salas. Es una de las salas más pequeñas de la casa y en la noche no está muy iluminada debido a que una sola lámpara de mesa se encarga de producir la luz, pero es muy acogedora, y es una costumbre el hacer las pijamadas aquí, solo colocamos unos cuantos colchones y unas sábanas en el suelo, ¡Y listo! ¡El pequeño refugio para pijamadas está hecho!

Solemos dormir en los colchones del suelo, pero Vanitas se apoderó del sofá y siempre duerme ahí. El año pasado, Xion todavía dormía dentro de una cuna, pero esta vez ha querido dormir en el suelo con nosotros.

En un momento dado, durante el corto momento de silencio y de tranquilidad, Riku habló

—Bien, ahora, ¿Quién va a contar una historia?

Era muy obvio que, por la pregunta de Riku, todos comenzamos a pensar de inmediato en una posible historia para contar a los demás.

La abuela nos dijo que era muy tarde para que nuestras carreras y juegos alrededor de toda la casa continuaran, así que decidimos permanecer tranquilos en la sala y simplemente hablar. Eso nos llevó a iniciar un pequeño juego llamado "Cuenta una historia", donde cada uno de los presentes cuenta alguna experiencia personal, o un cuento que haya inventado.

—¡Ya sé! —exclamó Ventus después de un rato— ¡Les puedo contar la historia de cuando me perdí en el hipermercado con Terra!

—Pero esa ya la contaste en la cena —le dije yo.

—No creó que haga ningún daño que la cuente otra vez…

—No, ni se te ocurra hacerlo —interrumpió Roxas a Ventus—, desde hace un buen rato tú eres el único que ha contado historias.

Y así, regresó el silencio.

Después de unos segundos, Riku, otra vez, se encargó de acabar con ese ambiente tan aburrido.

—Si nadie piensa contar una historia, entonces yo lo haré. Esperé bastante tiempo para poder hablar de esto.

En un instante, Riku captó la atención de todos. Desde el sofá, Vanitas dio la impresión de levantar una ceja con curiosidad, o eso fue lo que pude distinguir gracias a la poca iluminación presente en la estancia.

—¿Qué nos piensas contar? —preguntó Vanitas, quien llevaba un buen tiempo sin hablar— ¿Alguna experiencia vergonzosa? Ya estoy harto de eso.

—No, pensaba contarles una historia que mi madre me contó hace unos días cuando fuimos a un picnic cerca del lago —Riku hizo una pausa para mirar a los gemelos rubios—. ¿Lo recuerdan?

Esta última pregunta estuvo dirigida a Ventus y a Roxas, ya que días atrás ellos fueron con sus padres a un pequeño picnic cerca del enorme lago que se encuentra cerca de la casa de la abuela. Como era de esperarse, ambos asintieron, y así, Riku siguió hablando.

—Hubo un momento en el que seguí a Hayner y a Olette hacía el lago, porque ellos querían nadar, y yo también quería hacerlo, pero apenas puse un pie en el agua mi madre me gritó que no lo hiciera. No me dejó nadar con ellos, y me dijo que tenía prohibido entrar a ese lago.

—¿Por qué diría algo así? Mi mamá no tiene problemas en dejarnos nadar en el lago —interrumpió Ventus—, solo que ese día no nos dejó porque había un poco de frío y dijo que no quería que nos diera un resfriado.

—Por eso le pregunté a mi madre cual era el problema, pero solo dijo que el lago era peligroso y que no quería que yo entrará ahí. Cuando nos fuimos, me contó una historia acerca del lago y porque es peligroso.

Noté como Vanitas, por un segundo, abrió sus ojos con sorpresa.

—Oh, ya veo por donde va esto... —murmuró mi hermano.

—¿A qué te refieres? —pregunté yo.

—Riku piensa contarnos la leyenda del fantasma del lago, ¿No?

Por una razón que no quiero explicar, un escalofrío recorrió mi espalda. Vi que Xion, con solo escuchar la palabra "fantasma", se hizo bolita y se acurrucó con una sábana. Se veía muy tierna así, pero el motivo de su reacción fue un claro miedo a las cosas aterradoras, como los fantasmas o los monstruos. Y aunque nunca lo diría en voz alta, yo también tenía ese miedo.

—¡¿Hay un fantasma en el lago?! —preguntó Ventus, sorprendido y asustado.

—Eso es lo que dicen los adultos, por eso hay algunos padres que no permiten que sus hijos naden ahí —respondió Vanitas, con una sonrisa traviesa en su rostro y dirigió su mirada hacía mí.

Eso era una muy mala señal.

—La abuela me ha contado esa leyenda muchas veces cuando Sora y yo hemos venido a visitarla, solo que Sora siempre nos ignora porque no le gusta escuchar historias de miedo —. Vanitas me miró con una expresión facial que decía una sola cosa: "Eres un cobarde".

Por supuesto que me enojé.

—¡No soy un cobarde! —exclamé ofendido— ¡Solo no me gusta escuchar esas historias de miedo que a ti tanto te gustan!

Vanitas se río un poco, buscando provocar aún más mi enojo.

—Sí, lo que tú digas... Cobarde.

—¡Tú serás el cobarde!

— Ya, ya, cálmense, par de peleones —intervino Riku de inmediato—, si empiezan con sus dramas los acusaré con su abuela.

Y así, los dos nos tranquilizamos. Cuando la abuela nos regaña por cualquier cosa, un sentimiento inexplicable se apodera de nosotros y nos hace sentir muy mal. No sé qué clase de sentimiento será, pero no me gusta en lo absoluto, y a Vanitas tampoco le gusta.

—Me interesa mucho escuchar esa leyenda sobre el fantasma del lago —dijo Roxas, visiblemente intrigado y emocionado, aunque se nota que lo hizo para regresar al tema inicial.

—A mí también me interesa —dijo Ventus, en apoyo a su hermano.

Yo, que para nada estaba asustado por tener que escuchar esa historia sobre un fantasma, decidí colocar la primera excusa que se me vino a la cabeza.

—Pero, ¿Qué hay de Xion? Es muy pequeña para escuchar esa clase de co…

—Xion está dormida —me interrumpió Vanitas.

Y, para mi desgracia, el pequeño bulto tembloroso que hace unos segundos estaba envuelto en una sábana se convirtió en una Xion tranquilamente dormida a pierna suelta, con su boca abierta y con saliva saliendo.

—Ya no tienes ninguna excusa~ —canturreó Vanitas en un tono burlón. Yo solo suspiré frustrado y tomé una decisión de la que estaba seguro que me arrepentiría luego.

—¡Muy bien, Riku, empieza ya! —grité al darme por vencido.

Mientras más rápido iniciará la historia, más rápido va a terminar, y según mi opinión, eso marcaría una pequeña diferencia en la situación.

Estaba muy claro que Riku esperaba mi confirmación para poder empezar con la historia, porque de inmediato se sentó derecho en su puesto y carraspeo un poco antes de hablar. Roxas y Ventus se acercaron a él para prestar mayor atención a lo que iba a decir, sus rostros mostraban su claro interés en la leyenda sobre el fantasma.

—Durante la noche, cuando hay niebla o neblina y en los días de Luna Roja aparece un fantasma en los alrededores del lago. Se dice que es en esas ocasiones cuando el espíritu puede salir del lago donde está aprisionado. Este fantasma, al parecer, es el causante de todas las muertes por ahogamiento que han ocurrido en el lago desde hace varios siglos, porque se dice que agarra y arrastra al fondo del agua a aquellas personas que nadan sin compañía y a niños.

Las personas que han visto al fantasma dicen que se trata de una joven mujer con piel grisácea y maltratada, un cabello negro como las plumas de un cuervo y que usa un vestido elegante del mismo color. Lo más aterrador de su apariencia son sus ojos: La zona que se supone que debe ser blanca es, en realidad, de color negro, y sus irises son de un color amarillo tan fuerte que parecen brillar en la oscuridad.

Se rumorea que el fantasma es el espíritu de una joven cantante que murió por razones desconocidas en el lago. La última persona que la vio con vida fue un pescador, quien aseguró hasta el día de su muerte que la mujer estaba cantando en completa paz mientras se sumergía poco a poco en el lago, hasta que desapareció entre la niebla.

Algunas personas dicen que se ahogó en el lago por accidente, mientras que otros dicen que fue asesinada por un fanático que estaba obsesionado con ella y que arrojó su cuerpo al lago para que nunca fuera encontrado. Según esta última suposición, lo que el pescador vio fue que el espíritu de la cantante se volvió uno con el lago.

En las noches, en especial las de Luna Roja, se puede escuchar el canto angelical de una mujer que proviene del mismo lago. Dicen que nunca se debe escuchar por mucho tiempo ese canto, ya que terminarías hipnotizado por la voz y sin darte cuenta te sumergirás en el lago hasta ahogarte.

De hecho, hay personas que afirman que la primera víctima del fantasma fue un granjero que, tras la desaparición de todo su rebaño de ovejas y su perro guardián, se adentró en el bosque para buscar a sus animales. Al pasar por los alrededores del lago, quedó hipnotizado por el canto y murió ahogado cuando se sumergió en el agua.

Tras una preocupante época en la que varias personas que dijeron haber visto al fantasma se quitaron la vida, se creó el rumor de que mirar directamente a los ojos del espíritu haría que una maldición cayera sobre ti. Está "maldición", al parecer, provocaría que no dejarás de tener sueños constantes acerca del lago, estos sueños seguirán y seguirán hasta llevarte a la locura, a un punto de no retorno donde no podrías pensar en otra cosa que no sea el lago. Al final, acabarías con tu propia vida en medio de tus delirios.

Este rumor se sostenía gracias al hecho de que muchas de las personas que se quitaron la vida afirmaban, semanas antes de cometer aquel acto, que no podían dejar de soñar con el lago. Uno de los casos más conocidos fue el de un pintor muy respetado en el pueblo que, antes de ahogarse en su propia bañera, hizo una pintura donde retrató con una precisión espeluznante la apariencia del tan conocido fantasma del lago.

Dicha pintura parecía retratar uno de los constantes sueños del pintor, donde el fantasma lo intentaba convencer de sumergirse en el lago con ella, con su mano extendida hacía el pintor. Días después de su muerte, varios supersticiosos afirmaron que la pintura traería "energías negativas" a la comunidad, y que era necesario destruirla, lo que provocó un pleito entre la familia del pintor y las personas supersticiosas.

Sin embargo, antes de que se decidiera lo que se haría con la pintura, esta desapareció sin dejar rastro, y hasta hoy en día, se desconoce su paradero y quién, o qué, se la llevó…

Cuando Riku terminó de hablar, la sala se llenó de un silencio muy tenso.

Sin tener una sola palabra para decir, miré a Vanitas, que estaba acostado en el sofá con sus brazos detrás de su cabeza como una clase de almohada y miraba despreocupado el techo. Creó que era muy obvio que no había prestado mucha atención a lo que dijo Riku, ya que se sabía la leyenda de memoria. Dada la sonrisa en su rostro, supuse que pronto diría algo, y no estaba equivocado para nada.

Vanitas y yo nacimos juntos, vivimos juntos y hacemos (casi) todo juntos, lo conozco a la perfección y sé cuándo piensa hacer o decir cualquier cosa.

—Puedo oler como Sora se acaba de hacer pipí en sus pantalones —dijo con un tono de voz indiferente, aunque se veía como intentaba reprimir sus ganas de reír.

—¡¿Qué?! ¡Claro que no! —respondí enojado, y antes de darme cuenta, me levanté de mi puesto y me acerqué a mi hermano mientras sostenía una almohada entre mis manos.

—Claro que sí-... —. Vanitas no pudo decir ni una sola cosa más cuando lo golpeé en la cara con mi almohada, y en respuesta, él agarró su propia almohada y me golpeó con ella.

—¡Guerra de almohadas! —. Ese fue el grito de Ventus que inició una temible guerra con las almohadas.

Ya ni siquiera podíamos recordar porque inició la guerra, ni tampoco nos importó que el enorme alboroto despertará a Xion, solo nos dábamos almohadazos entre nosotros sin ninguna pausa y sin pensar.

Durante todo el alboroto, que terminó en el momento en que la abuela entró a la sala y nos dio un buen regaño, había comenzado a llover afuera…


Según mis propios cálculos mentales, eran la 1 o las 2 de la madrugada.

Tras la guerra de almohadas y el regaño de la abuela Claudia, todos nos acostamos para dormir. Cuando lo hicimos eran las 11 de la noche, y yo me dormí con solo oler la almohada y abrigarme bien con una sábana.

Sin embargo, tiempo después (un tiempo que yo sentía corto), me desperté y ahora tengo problemas para recuperar el sueño otra vez. Afuera todavía continúa la lluvia, no es tan fuerte así que el único sonido que produce es el constante golpeteo de las gotas de lluvia contra las ventanas.

La lámpara que iluminaba la sala fue apagada por la abuela después de que nos acostamos. Ninguno de nosotros tenía miedo de dormir en la oscuridad, ni siquiera Xion, y por eso no tuvimos ninguna queja al respecto. Por eso la sala se encontraba en una completa oscuridad, pero había momentos en los que era brevemente iluminada por un repentino resplandor que atravesaba las ventanas. Dicho resplandor era producido por relámpagos.

En medio de ese ambiente que, siendo sincero, se me hacía algo relajante, mi cuerpo estaba inundado por una peculiar inquietud que, creó yo, es la razón por la que no puedo dormir. No sé cómo describir eso, pero dicha inquietud se sentía como una "comezón" en el interior de mi cuerpo, especialmente en mis extremidades y en mi corazón.

Esa "comezón" era muy molesta, ya que no sabía cómo eliminarla y me producía ganas de caminar, una cosa que no podía hacer porque se supone que todos los demás están dormidos y hacer cualquier clase de ruido sería una falta de respeto.

Permanecí un buen rato acostado, con mi mirada dirigida al techo y mis manos entrelazadas encima de mi estómago, y traté de calmar esa inquietud en mi cuerpo, pero no podía hacerlo. Volteé mi cabeza a un lado y ahora miraba el sofá donde Vanitas dormía. Sin embargo, noté una ausencia de... Algo que no podía identificar debido a la falta de luz.

Como si mi necesidad de un poco de iluminación hubiera sido vista por los dioses, el resplandor de un par de relámpagos iluminó la estancia, y permitió que pudiera ver lo que faltaba en el sofá…

Vanitas no estaba ahí.

Con el mayor silencio posible, me levanté, me puse mis pantuflas de pato y caminé hacia la puerta de la sala.

Dado que no había sentido ninguna clase de movimiento ni tampoco escuché a alguien salir del lugar durante todo el tiempo que he estado despierto, supuse que Vanitas se había ido antes de que yo despertará. Y ahora tenía que buscarlo para evitar que se metiera en problemas.

Siempre, siempre, cuando dormimos en la casa de la abuela, Vanitas se despierta en la madrugada y tiene la costumbre de recorrer toda la casa para volver a recuperar el sueño. Hasta ahora, nadie (además de mi) sabe acerca de esto, pero tengo que encontrar a Vanitas e insistir en que regresé a la sala para que no despierte a nadie.

Esto no sería un problema si no fuera porque la abuela, incluso dormida, tiene activado su ultra-instinto de abuela y está al pendiente de cualquier ruido que se escuche en la casa, aún más si tomamos en cuenta que hay 6 niños (serían 7 si cuento al hermanito de Riku, pero ni siquiera puede caminar bien así que no daría problemas) bajo su cuidado y supervisión está noche.

Con solo colocar un pie afuera de la sala, recordé la razón por la que la casa de la abuela suele ser tan aterradora en la noche.

Las pinturas alegres y coloridas, acompañadas de diversas fotos de la naturaleza o de la familia que adornaban las paredes, eran cubiertas por la oscuridad de la noche. Esos objetos que solían otorgar vida a cada pasillo, ahora no se podían ver de ninguna manera. Mi caminata solo era iluminada por el resplandor de los relámpagos, que se habían vuelto mucho más constantes que antes. Dar la vuelta en cada esquina me producía unos intensos escalofríos, y para tratar de distraerme empecé a pensar en Vanitas.

Definitivamente, a él no le daría miedo estar en una situación igual o peor que la mía, en realidad, a él no le daría miedo ninguna cosa por muy aterradora que sea. Mi peculiar mellizo, desde que éramos muy pequeños, tenía una actitud y una valentía que no era común para los niños de nuestra edad, y a veces mamá bromeaba con que Vanitas es un adulto atrapado en el cuerpo de un niño.

A Vanitas le gustan muchas cosas que a los demás niños de 6 años no les llegaría a gustar hasta que crecieran. Le gustan las historias de miedo, en especial esas que hablan de fantasmas, le fascina caminar por la oscuridad sin ninguna clase de compañía, le interesan varios animales peligrosos como las serpientes y tiene una extraña... Fijación por las películas de terror que contienen escenas violentas.

Hace un mes, en una pijamada que hicimos en la casa de Riku, en la que también contábamos con la compañía de nuestras amigas Kairi, Naminé y Selphie, vimos una película de terror que pertenecía al padre de Riku. Lo hicimos a escondidas, cuando los padres de Riku estaban profundamente dormidos, y fue por mera curiosidad.

Y hasta el día de hoy, me arrepiento de lo que pasó esa noche.

No recuerdo el nombre de la película porque estaba escrito en un idioma que no conozco, pero se trataba de un asesino misterioso que primero vigilaba y espiaba a sus víctimas antes de acabar con sus vidas. Hubo una escena en particular que nos hizo temblar de miedo a todos y, si no fuera porque veíamos la película a escondidas, pudimos haber gritado en cualquier momento.

No voy a describir lo que pasó en esa escena, ya que de solo pensar en ella me dan escalofríos, pero solo mencionaré la extraña actitud de Vanitas a diferencia de la nuestra.

Él en ningún momento tembló, se tensó por el miedo o intentó taparse los ojos (como lo hizo Naminé), solo miró la pantalla con una enorme atención, porque ni siquiera lo vi parpadear. Y así fue en el resto de la película, no parpadeo en lo absoluto al mirar fijamente la pantalla, mientras nosotros no parábamos de temblar asustados.

A partir de ahí, lo descubrí, en varias ocasiones, mirando películas de terror en la sala de nuestra casa cuando mamá y papá dormían. En todas esas ocasiones lo acusé y ellos le dieron sus buenos regaños, diciéndole que era muy pequeño para ver esa clase de cosas, pero los ignoró.

Yo sabía que, en el fondo, aquellos regaños solo hacían que su interés por esas "películas prohibidas para un niño de su edad" creciera aún más.

Era tal cual como una vez dijo mi abuela: "Lo prohibido es demasiado tentador para los curiosos". Aunque yo soy curioso, pero nunca me han interesado las cosas prohibidas.

En menos tiempo del que yo calculaba, ya había recorrido todo el segundo piso de la casa y no había señales de Vanitas. La idea de bajar al primer piso, o subir al tercero, me inquietaba demasiado debido a la oscuridad y al completo silencio presente en la casa. No tuve que pensar mucho cuando decidí que lo mejor era regresar a la sala e intentar dormir, y así me ahorraba toda la aventura por la casa.

Si Vanitas quería meterse en problemas, ahora era su problema, no él mío, y no estaba dispuesto a arriesgarme a sufrir pesadillas por una semana entera acerca de un recorrido completo por la casa de la abuela, durante la noche y en plena tormenta.

Claro que no.

Así que él puede arreglárselas solito.


16 de abril del año 3862.

Sora

Me desperté con una pesadez horrible en todo mi cuerpo.

Había tenido una muy mala noche, casi no pude dormir, y las veces que lo logré tuve pesadillas extrañas que no me permitían disfrutar bien de mi descanso. Mi cuerpo y mi mente se sentían agotados, tenía ganas de dormir un poco más y de no moverme de la cama en muchísimas horas, pero sabía que eso no era una opción.

Independientemente de lo que mi cuerpo me exigía con fervor, tuve que hacer el esfuerzo de levantarme de mi cama. Primero, tuve que convencer a mí propio cuerpo para dejar mi suave almohada y mi cobija caliente, me senté en la orilla de la cama y permanecí un buen rato mirando a la nada, sumergido en mis pensamientos.

El día de hoy, un viernes "común y corriente", tenía que llegar bastante temprano a la preparatoria, y no porque tuviera en la primera materia a un profesor o profesora exigente que no tolera la falta de puntualidad, sino por otra razón distinta.

Hoy es el día del festival por el aniversario de la preparatoria "Radiant Garden", un evento que se lleva a cabo todos los años y cada 16 de abril. Los alumnos y profesores se encargan, días antes, de crear todos los preparativos para el festival, cosas tales como: La decoración, la comida, el lugar donde se llevaría a cabo el evento, las actividades, entre otras cosas más.

Yo, junto con algunos amigos que estudian en mí mismo salón, decidimos crear unas linternas de papel para decorar el gimnasio (lugar donde se realizará el festival de este año), y eso es lo que hemos estado haciendo durante toda la semana.

Aunque no lo crean, se necesitan muchas linternas y, a decir verdad, todavía nos falta terminar algunas de ellas, así que nos vamos a encargar de ese asunto este día. Kairi se ha encargado de dirigir al grupo con respecto a la creación de las linternas, ya que es una experta en manualidades, y el día anterior dejó muy en claro que todos los miembros del grupo debíamos de llegar a la preparatoria a las 7 de la mañana, para terminar lo más pronto posible con esas linternas.

A nadie le parecía prudente hacer enojar a Kairi, así que era probable que todos, incluso Axel (el más irresponsable de nuestro grupo), traten de llegar lo más temprano posible a la preparatoria.

Y yo no iba a ser la excepción.

En especial cuando Kairi me hizo prometer que haría mi mejor esfuerzo para llegar temprano, y no pienso defraudar a mi mejor amiga ni aunque me pagarán por ello.

Bajo este pensamiento, me levanté de mi cama y caminé directo al baño. Al parecer, era una mañana nublada, debido a que la luz que entraba por la pequeñísima ventana de mi baño era muy tenue. Por eso, no me quedó de otra (a pesar de que esa idea no me gustaba) que encender el bombillo del baño, cuya luz blanca penetró mis pobres ojos cansados y los hizo arder como si mirara directamente al sol en pleno mediodía.

Bueno, tampoco fue así de... exagerado, pero la luz era molesta.

Bañarme con agua tibia no funcionó para quitarme el sueño y la pesadez de encima, en cambio, hizo que aumentará. Podría intentar con agua fría, pero estás mañanas han sido frías y húmedas, por lo que es mejor tratar de tener el cuerpo calentito antes de salir al exterior. Eso lo digo por experiencia propia, no es nada bonito tener el cuerpo frío cuando vas a estar en un ambiente mucho más frío.

... Creó que el cansancio está haciendo que pierda el tiempo pensando en cosas extrañas…

Después de mi largo baño, me cepillé los dientes, arreglé un poco mi cabello y me vestí. En la preparatoria no es tan obligatorio el uso impecable y perfecto del uniforme, por eso no me preocupé por dejar mi camisa dentro de mis pantalones, pero sentí la necesidad de que mi corbata estuviera bien anudada.

Mientras me colocaba los zapatos, escuché un ruido en mi habitación y cuando fui a averiguar qué era, me llevé la sorpresa de que se trataba de la alarma de mi teléfono. La alarma está programada para sonar a las 5:40 de la mañana, y como no me había tomado la molestia de revisar mi teléfono antes de ir al baño, no sabía que me había despertado antes de esa hora.

No soy una persona que por sí sola se despierte muy temprano, así que el hecho de haberme despertado tiempo antes de que mi alarma sonará me hizo sentir muy bien. Creó que esté acontecimiento inimaginable haría que el día fuera más tolerable para mí. No es que me molesté llegar temprano a la preparatoria, lo que me molesta es saber que voy a estar ahí hasta la 1 de la tarde sin nada que hacer, porque seguramente vamos a terminar todas las linternas que nos faltan antes de las 10.

En días normales, nos dejarían ir a casa a las 3 de la tarde, pero si eres miembro de algún grupo recreativo entonces podías permanecer en el colegio hasta la de la noche. El horario escolar de la preparatoria es demasiado apretado a comparación del horario de la secundaria, donde las clases normales duran hasta la 1 y los grupos recreativos hasta la de la tarde.

El día de hoy era una excepción debido a que el festival se realizaría a las 6 de la tarde, por lo que los profesores querían ser algo "piadosos" con los estudiantes y darles el tiempo suficiente para descansar y prepararse para el festejo.

Sería un completo abuso que no lo hicieran.

En fin, terminé de arreglar mi vestimenta y me aseguré de colocarme una sudadera azul encima de mi uniforme, porque como mencioné antes, estás mañanas han sido frías. Guardé mi teléfono en mi mochila y saqué todas las cosas que no iba a necesitar hoy para que la mochila no pesará tanto. Al salir de mi habitación, la casa estaba sumida en un completo silencio que me recordaba lo solo que estaba.

Mi madre, que es doctora, está de guardia en el hospital. Estoy seguro de que cuando regresé a casa va a estar muy cansada.

Mi padre, un policía, tiene un turno nocturno que consiste en recorrer todo Traverse Town para asegurarse de que ciertos intrusos no deseados causen problemas.

Xion tuvo una pijamada en la casa de una amiga y no llegaría a la casa hasta la 1, cuando su tiempo de clases en la secundaria terminaría.

Y Vanitas... Oh, Vanitas.

La semana pasada estuvo involucrado en un incidente muy grave en la preparatoria y fue suspendido por toda esta semana. Claro está que no le dio ni la más mínima importancia a un castigo tan grave y decidió aprovechar su semana libre para escaparse a la casa de la abuela. Le encanta estar ahí, es como su refugio de confianza cada vez que tiene un problema, pero estoy completamente seguro de que le gusta quedarse allá por la cercanía con el famoso lago embrujado de Traverse Town. No sé qué es lo que le gusta tanto de ese lugar…

Eso me hizo recordar que el viernes pasado él olvidó uno de sus varios cuadernos de dibujo en el colegio, y que se supone que yo debía de entregárselo, pero lo olvidé y cuando quise hacerlo Vanitas ya se había ido a la casa de la abuela.

Confieso que me sentí tentado de revisar sus dibujos, ya que él se ha vuelto muy... "conservador" con ellos (y es obvio que eso me produce curiosidad acerca de lo que dibuja), pero la amenaza latente de "si te atreves a revisar mis cosas, te arrancaré los dedos con mis propios dientes" hizo que logrará resistir esa fuerte tentación…

Y si, Vanitas me amenazó con arrancarme los dedos de un mordisco si revisaba sus pertenencias.

Decidí no perder más el tiempo pensando en mi problemático hermano y desayunar lo más rápido que pudiera, ya que, si no lo hacía, podrían despertarse dos pequeños traviesos que no me van a dejar irme de la casa.

Esos dos traviesos son mis mascotas, un pato llamado Donald y un perro llamado Goofy, a los dos no les gusta que me vaya de la casa sin ellos como compañía y hacen todo lo posible para evitar que lo haga. En otros días, mi mamá o Xion me ayudan a lidiar con los dos, pero ahora que me encuentro solo, no es una buena idea hacerlos despertar y arriesgarme a llegar tarde.

En el mayor silencio que era capaz de hacer, me dirigí a la cocina y preparé un tazón de leche con cereales que me comí entero en un tiempo récord. Pude haber preparado unas tostadas y untarlas con queso crema para completar mi desayuno, pero juro que escuché unos pasos en el segundo piso de la casa y no quería arriesgarme a que Donald y Goofy me vieran. Tengo suficiente dinero para sacar algún bocadillo de una máquina expendedora.

Salí de la casa, no sin antes colocar una buena cantidad de comida y agua en unos tazones que pertenecen a Goofy y a Donald, y entré al garaje de la casa, de ahí saqué mi bicicleta (que es de color azul marino) y emprendí mi viaje hacía la preparatoria. El cielo estaba muy, muy nublado, las nubes oscuras lo tapaban en su totalidad y había una iluminación ambiental considerablemente baja.

Si no fuera porque revisé qué hora era antes de salir de la casa, podría llegar a creer que eran las 5 de la mañana, cuando en realidad faltaban unos 20 minutos para que fueran las 7. Las calles de mi barrio están ensombrecidas por varios árboles que, en forma de línea recta, dan sombra a las aceras y a la propia calle, eso me obligó a encender un foco de luz que se ubica en la parte delantera de mi bicicleta para intentar iluminar un poco el camino.

Había un silencio tenso en el ambiente, ni siquiera podía escuchar el canto de los pájaros o la brisa fría que me producía escalofríos mientras conducía en mi bicicleta. Un sentimiento de angustia se formó en mi interior, comencé a tener un mal presentimiento acerca de toda la situación, en especial cuando salí de mi barrio y noté que en el resto del pueblo había ese silencio tenso e inquietante.

A duras penas logré ver a algunos estudiantes que caminaban hacía la secundaria o la preparatoria, pero, aun así, no vi a ninguna otra persona por las calles. El cielo todavía estaba muy oscuro, y me arrepentí de no pensar, apenas vi el cielo tan nublado, en la posibilidad de que hubiera una tormenta y no haber llevado un paraguas.

Mientras veía a todos esos estudiantes que iban a sus respectivos colegios a pie, pensé en aquellos cuyas casas estaban en las afueras de Traverse Town y tenían que caminar en medio de está oscuridad tenebrosa y este frío intenso. Pensé en Naminé, una querida amiga mía que vive muy lejos, y oré en silencio porque Axel se tomara la molestia de ir a su casa a darle un aventón en su carro.

Pero, gracias a lo sumergido que estaba en mis pensamientos, no me di cuenta de que había llegado a la entrada de la preparatoria.

Cuando lo hice, ya era muy tarde para evitar la catástrofe…

Choqué con la esquina de una acera, mi bicicleta se descontroló y todo terminó con yo cayendo al suelo junto con mi bicicleta en una posición dolorosa e incómoda, bajo la mirada atenta de todos los demás estudiantes que caminaban por ahí e iban a entrar al enorme edificio que constituía nuestra amada preparatoria.

Escuché algunas risas a mi alrededor, pero en general, todo el mundo me ignoró y continuó con su caminata. En el fondo, agradecí no llamar tanto la atención por mi burrada, pero un poquito de preocupación por parte de mis compañeros no estaría tan mal. Si yo viera que alguien tuvo una caída tan fea como la mía, no dudaría en, mínimo, preguntarle a esa persona si se encontraba bien.

Pero, al fin y al cabo... ¿Qué se puede esperar de un montón de adolescentes sádicos que disfrutan tanto del dolor ajeno?


Un pequeño viaje a la enfermería confirmó que no me lastimé de gravedad, pero tenía varios moretones en la pierna izquierda y mi hombro izquierdo dolía bastante. Mi sudadera se ensucio un poco, y pese a los comentarios de la enfermera al respecto, no me la quité. El frío sigue siendo espantoso.

De camino a mi salón de clases, volví a sucumbir a mi hábito de sumergirme en mis pensamientos, está vez centrándome en la querida preparatoria, cuyo interior no era muy acogedor como en otros días.

Todas las luces estaban encendidas, con su color blanco artificial que parecía acentuar aún más el blanco de las paredes. Podía escuchar las conversaciones de otros estudiantes, pero eso no evitaba que el lugar todavía se sintiera demasiado calmado para ser una institución educativa. En serio, ¿Qué rayos está pasando el día de hoy?

Al subir las escaleras para llegar al segundo piso, me encontré con un trío de estudiantes que me miraron con mala cara, pero supuse que era por mi caída en la entrada, así que no le presté tanta atención a su actitud.

El edificio tiene 3 pisos en total, y en cada uno se ubica a los 3 diferentes grados de la preparatoria. Los de primer año están en el primer piso, los de segundo año en el segundo piso, y los de tercer año en el tercer piso. Arriba del área de tercer año hay una azotea a la que muchos suelen subir en las horas libres o a la hora del almuerzo.

Yo soy de segundo año, así que mi destino es el segundo piso. Cuando subí, noté que no había muchos estudiantes en los pasillos, y que la mayoría de ellos estaban dentro de sus respectivos salones.

Todos los salones son iguales: Son lugares bastante espaciosos, con techos altos, puertas corredizas, y una fila de ventanas en ambas paredes laterales. Una de esas filas da una vista del exterior, mientras que la otra da una vista casi completa del pasillo. Los salones de la secundaria son idénticos a estos, de hecho, ambos edificios (el de la secundaria y el de la preparatoria) son una copia exacta el uno del otro, con la única excepción de que la secundaria es mucho más amplia.

Al entrar a mi salón me llevé la muy grata sorpresa de que habían encendido la calefacción, así que no pude evitar suspirar con una profunda satisfacción. Con todo este frío tan fuerte y peculiar, entrar en un lugar calentito era un enorme alivio.

—¡Sora, llegaste temprano!

Mi momento de satisfacción y relajación fue interrumpido por una persona que corrió hacia mí y me abrazó. Estoy seguro de que mi sorpresa se veía reflejada con claridad en mi rostro, hasta que vi quien era la persona que me abrazó.

Era Kairi.

De inmediato, también la abracé.

—¡Hola, Kai! —exclamé contento— ¡Te dije que me aseguraría de llegar temprano hoy!

Esa chica de cabello rojo oscuro que ha sido mi mejor amiga por tantos años se separó de mí, solo un poco, y así pude ver su radiante sonrisa de orgullo y felicidad. Me alegra no haber defraudado a Kairi.

—¡Y me alegra mucho eso! Aunque si no lo hicieras, no me extrañaría en lo absoluto, eres demasiado dormilón.

—¡Oh, vamos, Kai! ¿En serio me tienes tan poca confianza? —. Ella me dio un pequeño golpe en el hombro de manera juguetona.

—¡Claro que no, solo estoy bromeando!

Mientras caminaba hacía mi pupitre junto a Kairi, hablamos acerca de temas triviales. Ella me preguntó si dormí bien anoche y solo di una respuesta genérica, no quería que empezará a suponer que mi mala noche se debió a la presión que colocó encima de mí para llegar temprano o algo por el estilo.

Cuando ya me había sentado en mi pupitre, Kairi se sentó en el suyo (que estaba al lado derecho del mío) y continuamos con la conversación. Hablábamos acerca del festival en el momento en que se le ocurrió darme cierta información.

—Riku me llamó está mañana y me avisó que no vendrá hoy a la prepa —dijo, de una manera tan repentina que me sacó de onda por un segundo.

—¡¿Qué?! —exclamé con incredulidad— ¡¿Por qué?! ¡Él aseguró que nos ayudaría a terminar las linternas hoy!

—Anoche tuvo una fiebre alta y hoy se despertó sintiéndose muy mal —respondió Kairi, esta vez con una leve preocupación en su voz—, y, de todos modos, me esperaba que algo así ocurriera. No se ha sentido bien desde lo que pasó el martes, y con todas sus negativas a tomar un pequeño reposo, sabía que llegaría el momento en que su cuerpo le pasaría factura.

Yo solo asentí a lo que dijo, e intenté con todas mis fuerzas no pensar en lo que pasó el martes. Quería simplemente olvidar que ese día existió en primer lugar…

Un pequeño silencio incómodo se estableció entre los dos, acompañado de la incapacidad de poder mirarnos el uno al otro. Esa situación hubiera continuado por un buen rato si no fuera porque el sonido de que la puerta del salón fue abierta nos llamó la atención. Al dirigir la mirada a ese lugar, vimos a dos de nuestros amigos: Axel y Naminé.

Axel nos hizo un gesto con la mano en forma de saludo y Naminé, sin pensarlo mucho, se dirigió a su pupitre y se sentó ahí, para luego recostar su cabeza en la mesa. Se veía muy cansada, pero Kairi y yo no dudamos en ir a saludarla y preguntarle si estaba bien. Cuando los dos llegamos al pupitre de Naminé, Axel ya estaba sentado en otro pupitre, uno que estaba justo detrás de nuestra amiga rubia.

Cada estudiante posee su propio pupitre, asignado por los profesores durante el primer día de clases, y estaba claro que el pupitre en el que Axel se sentó no era el suyo. Pero eso no parecía importarle en lo más mínimo, más si se toma en cuenta que el dueño del pupitre es uno de sus mejores amigos. Sí, me refiero a Riku.

—¿Qué ocurre, Nami? —le preguntó Kairi a Naminé— ¿Te sientes mal?

Naminé levantó su cabeza de la mesa y pudimos ver con mayor atención su rostro. Tenía unas ojeras muy marcadas, la piel de su cara estaba más pálida de lo normal y le costaba mantener sus ojos completamente abiertos.

—Anoche no dormí bien —respondió, desanimada—, en realidad, no pude dormir ni por un solo segundo.

"Bueno, ya somos dos" pensé. Sin embargo, estaba seguro de que ella se veía peor que yo, a pesar de que también tuve una mala noche. En realidad, parece que, tal como ella misma lo dijo, no pudo cerrar los ojos en toda la noche. Sin dudarlo ni un poco, había sacado mi conclusión sobre esto.

—Otra vez tú mamá no te dejo dormir, ¿Verdad? —dije, con una seriedad que no era nada común en mí.

Naminé dudo un poco antes de responder.

—Si…

Kairi y yo suspiramos al mismo tiempo.

—Nami —empezó Kairi, hablando con firmeza—, está situación no puede seguir así. No puedes sufrir una falta de descanso constante por culpa de las paranoias de tu madre, eso no es justo ni para ti ni para ella, pero sobre todo para ti. Y lo siento, porque sé que no te gusta que te lo diga, pero deberías de llamar a tu padre y contarle lo que está ocurriendo.

—Exacto —dije yo, apoyando a Kairi—, tu padre puede hablar con tu madre y seguramente logrará tranquilizar sus paranoias.

Los dos sabíamos muy bien cuál iba a ser la respuesta de Naminé, porque siempre es la misma cada vez que hablamos sobre este tema.

—Mi padre ya tiene muchos problemas como para que yo venga a darle otro más.

El padre de Naminé tuvo que mudarse a Twilight Town por una oferta de trabajo muy prometedora, ha estado allí desde hace algunos meses y, por lo que nos ha contado Naminé, el trabajo es de lo más estresante que puede haber en el mundo, y no ayuda en nada el hecho de que no hay una sana convivencia en ese ambiente laboral tan pesado. Eso es lo que ha detenido tanto a Naminé acerca de decirle lo que está pasando con su madre.

La madre de Naminé es una mujer bastante... negativa. Siempre piensa que lo peor que puede llegar a pasar ocurrirá si o si, y es esa manera de pensar lo que la ha convertido en una persona extremadamente paranoica. Al vivir en una zona pegada al bosque que hay alrededor del pueblo, la constante preocupación de que alguna criatura o persona malévola aparezca para atacar a ella o a su familia le ha producido canas verdes por años.

Y ahora que su esposo se fue, sus paranoias han aumentado a tal punto de que ahora "duerme" en la sala de su casa junto a una escopeta, y al más mínimo ruido exterior que le parezca "sospechoso" comenzará a gritar asustada pensando que se trata de algo o alguien que representa un peligro. Tanto ella como Naminé no han podido dormir bien debido a este nuevo "hábito".

Supuse por la expresión de desánimo que tenía Kairi en su rostro que, tal cual como en otras ocasiones, no pensaba insistir más con el asunto, y se iba a ir por la "solución" fácil.

—Ahora que lo pienso… hace mucho tiempo que no hacemos pijamadas en mi casa —dijo Kairi, con una leve sonrisa y una voz más animada que antes—, podemos aprovechar este fin de semana para hacer una, ¿Qué te parece, Nami?

Naminé solo asintió con la cabeza y Kairi aplaudió de la emoción. Noté que Axel había estado muy callado desde que entró al salón porque estaba muy concentrado en su teléfono. Tal vez conversaba con alguien por mensaje y decidí no molestarlo.


El tiempo pasó con una lentitud notoria y aburrida.

Kairi y yo regresamos a nuestros pupitres para seguir con la conversación de antes, y poco después, se nos unió Axel. Estuvimos un tiempo largo hablando y hablando sin parar sobre temas sin tanta importancia, como algún chisme que circulaba por la preparatoria, sobre cosas graciosas que ocurrieron en alguna de las reuniones entre amigos que hemos organizado, o un debate extraño sobre porque a la gente le gustaba tanto combinar el chocolate con cualquier otro alimento.

Y está última parte es cierta. El veredicto final fue que a la gente le gusta hacer eso porque piensan que el chocolate, al ser tan delicioso, puede hacer que ciertos alimentos con mal sabor puedan tener un mejor gusto. Pero eso provoca lo contrario, o así es desde el punto de vista de la gente con gustos... ¿Más normales?

Durante la conversación, Naminé había descansado un poco, pero se despertó gracias al alboroto que había en el salón debido a las conversaciones de nuestros demás compañeros de clases. Parte de ese alboroto era provocado por Selphie, una amiga de la infancia, quien era conocida por ser la "Reina de los Chismes" de Radiant Garden, tenía un talento demasiado peculiar para enterarse de todo lo que ocurría dentro y fuera de la institución, y no tenía ningún problema a la hora de esparcir esa información por todas partes.

Al parecer, el enorme chisme de hoy era que Selphie logró descubrir cuál es el tipo de champú que utiliza el profesor Sephiroth para tener el cabello tan sedoso y brillante. Estoy seguro de que muchas chicas y chicos van a hacer ricos a los fabricantes de aquel champú, porque ahora que conocen el secreto del profesor Sephiroth, podrán tener el cabello tan espectacular como él.

Así que, con todo el tiempo que había pasado desde que llegué aquí, ¿Acaso el exterior ya no estaba tan oscuro y frío como antes?

No, todavía seguía igual. Al menos en gran parte.

Claramente, la oscuridad había disminuido un poco con el avance del sol, pero aquellas nubes negras seguían cubriendo de oscuridad todo el pueblo. No estoy seguro de si el frío ha cambiado, porque no he salido de este salón tan calentito gracias a la calefacción.

En fin, al darnos cuenta de que ya eran las 8 de la mañana, decidimos continuar con la creación de las linternas de papel. Acomodamos los pupitres de forma que parecieran una mesa más grande para realizar el trabajo. Nos colocamos cerca de las ventanas que dan una vista al pasillo para tener más iluminación, y después de que Kairi buscará todos los materiales que necesitábamos, iniciaron las manualidades

En este momento son las 9 de la mañana, y pronto terminaremos las linternas. Solo nos faltan unas 2 más y listo, por eso, Kairi convenció a Naminé de que tratará de descansar mientras ella termina las últimas linternas. Yo insistí en ayudar con esas linternas, pero Kairi me dijo que no era necesario.

Así que aproveché eso para salir del salón e ir a comprar un bocadillo en una máquina expendedora del pasillo. Haber tenido un desayuno incompleto me afectó y ahora tenía hambre, mucha hambre, así que compré una barra de granola, unas galletas de chocolate y un chicle de cereza (solo para divertirme haciendo una burbuja).

Regresé a mi salón y todo seguía normal. Kairi estaba a punto de terminar las linternas restantes, Naminé seguía dormida (o al menos tratando de dormir), y Axel estaba concentrado en su teléfono, aunque de vez en cuando le echaba un vistazo a las linternas terminadas.

Todas las linternas que hicimos tenían una forma de esfera y dos colores muy específicos: Blanco y negro. Esto es debido a que la temática del festival es "Luz y Oscuridad", por eso el profesor Eraqus (quien decidió la temática de este año, y la del anterior) pidió a los encargados de realizar las decoraciones que todas fueran de dichos colores.

El profesor es conocido por tener una obsesión con el tema de la luz y la oscuridad, debido a que la temática del festival del año pasado fue de máscaras, pero máscaras de color blanco y negro. Las implicaciones de esos dos colores están muy claras ahí.

Aun así, todos han estado bien emocionados por el festival, y entre mis seres queridos, Xion es la más entusiasmada, porque quiere aprovechar la ocasión para estrenar un hermoso vestido de color negro que compró hace unas semanas. Y si, los estudiantes de la secundaria pueden asistir al festival, en general, todo el mundo puede asistir, incluso los adultos que ni siquiera tienen a un hijo o hija que estudie en cualquiera de las dos instituciones educativas.

Por eso es un evento tan importante para todos en el pueblo. No solo para los estudiantes de Radiant Garden.

Kairi, Riku y yo habíamos planeado ir con conjuntos a juego de color blanco, Naminé prefería usar un atuendo de color gris para mostrar la "neutralidad" que necesita la paleta de colores del festival, y Axel nos confesó que piensa ir con el mismo traje negro y blanco que utilizó el año pasado.

Si, el mismo traje que utilizó en ese festival que tenía una temática prácticamente idéntica a la de este año.

Insisto, ¿Por qué aceptaron la idea del profesor Eraqus si se trataba de la misma del año pasado? ¿Por qué el director tiene tanta preferencia por el profesor Eraqus?

Hubiera sido mucho mejor la temática de fiesta disco que propuso la profesora Shizune, al menos no tendría una paleta de colores tan monocromática y, de cierto modo, muy aburrida.

—Oye, Sora, ¿Vanitas piensa venir al festival?

La pregunta de Naminé me tomó por sorpresa y no pude esconder mi sobresalto, ¿No se supone que estaba dormida hace un segundo?

—¿Eh? —murmure, sin haber comprendido bien lo que ella preguntó.

—Te pregunté si Vanitas va a venir al festival, con todo eso sobre su suspensión…

Para ser honesto, nunca se me había cruzado esa cuestión por la cabeza en toda la semana.

—No lo sé, de verdad —contesté, mientras me comenzaba a rascar la cabeza por mero reflejo—, no pienso que su suspensión incluyera alguna prohibición sobre el festival, pero, aunque no la tuviera, es probable que no quiera venir.

A Vanitas nunca le han gustado los festivales.

Decía que eran una pérdida de tiempo y dinero, todos estos años había asistido a ellos por pura presión de personas cercanas a él. En un principio, esa presión venía de parte de la abuela Claudia, quien siempre le insistía en que debía de asistir para divertirse e intentar relacionarse con otras personas (no es un secreto para nadie que Vanitas no tiene amigos), y luego esa presión vino de parte de Xion, que no quería asistir a los festejos sin la compañía de sus dos hermanos mayores.

Ahora, dada la situación provocada por su suspensión, puede que lo aproveche para no asistir al tan esperado festival. No creó que Xion se atreva a tratar de convencerlo solo para que, al final, resulte que no podía ir al festival gracias a lo que pasó el viernes.

—Si yo fuera él, definitivamente no asistiría —dijo Axel, quien estaba muy enfocado en su teléfono—, Vanitas se ganó varios enemigos públicos y peligrosos con lo que ocurrió el viernes, sería estúpido arriesgarse a ir a un lugar donde todos esos enemigos van a estar reunidos.

—¿Y con enemigos te refieres a...? —dijo Kairi, sin entender lo que trataba de decir Axel con "enemigos".

—El consejo estudiantil y sus lamebotas, obvio —respondió Axel, como si no se tratará de la gran cosa.

Esa fue la señal de que la conversación debía ser abandonada. Un silencio se produjo entre nosotros, no estábamos dispuestos a arriesgarnos a ser unos completos rechazados sociales por decir, en público, una sola cosa negativa acerca del consejo estudiantil.

Todos respetaban mucho al consejo, y ya no era un secreto el que expresar cualquier clase de disgusto sobre uno de sus miembros haría que te ganarás el desagrado de toda la sociedad estudiantil. No soy capaz de comprender a qué viene tanto respeto al consejo, pero eso lo convirtió en un grupo lleno de estudiantes intocables.

Permanecimos en silencio por un tiempo que pareció más largo de lo que en realidad fue, pero eso terminó cuando un grito por parte de Kairi nos hizo saber que el trabajo con las linternas de papel estaba completado.

—¡Terminé! —exclamó Kairi llena de felicidad mientras sostenía entre sus manos la última linterna, finalmente terminada.

—¡Hurra! —gritamos al mismo tiempo Axel, Naminé y yo, los tres con las manos levantadas hacia arriba.

Después de que chocamos los cinco entre nosotros y que Axel les tomará una foto a las linternas para enviársela a Riku, inició el último trabajo que realizaríamos por esta semana. Kairi guardó todas las linternas en una caja y se fue directo al gimnasio, para que los decoradores ya tuvieran sus "materiales" a mano.

Naminé, Axel y yo recogimos los materiales sobrantes, los que todavía podían usarse los guardamos en el bolso de Kairi (ella insistió en que podía utilizar los sobrantes en buen estado para hacer otras manualidades) y aquellos que no se podían usar los metimos en una bolsa de plástico que Axel fue a arrojar en un cesto de basura en el patio central.

Y al final, yo tuve razón desde un principio acerca de que terminaríamos las linternas antes de las 10, pues eran las 9:30 de la mañana.

Mientras Axel y Kairi no estaban, Naminé y yo permanecimos sentados en nuestros respectivos pupitres. Ella ya no podía descansar pues el alboroto en el salón se hizo más fuerte, y solo jugueteaba con sus dedos mientras se notaba el aburrimiento que sentía.

Quise dar comienzo a una conversación con ella, pero de pronto algo muy inexplicable pasó en mi cuerpo.

Inició como una inquietud muy intensa, con esa "comezón" en el interior de mis extremidades y en mi pecho, acompañado del latir rápido de mi corazón. Era como si mi cuerpo, de un segundo a otro, estuviera en un estado muy similar a cuando estoy agotado por haber hecho un exceso de ejercicio, pero aun así mi cuerpo me exige "quemar" energías que ya no poseo.

Un mal presentimiento se asentó en mi cabeza, haciendo que la sensación fuera aún más peor, porque sentía que un suceso extremadamente malo estaba a punto de ocurrir y que debía de "escapar" de aquello con desesperación, a pesar de que no había nada que representará un peligro para mí. Al parecer, Naminé logró darse cuenta de mi estado, porque me miró con mucha preocupación en su rostro.

—¿Estás bien, Sora?

—N-No —dije, con mi voz quebradiza—, no s-sé qué me pasa…

Naminé tomo mis manos temblorosas con firmeza. Una extraña opresión en mi pecho se hizo presente, obligándome a jadear con desesperación.

—Sora…

Naminé no pudo decir nada más cuando una extraña sombra apareció por un milisegundo en una de las ventanas con vista al exterior, seguida de inmediato por el ruido sordo de algo chocando contra el suelo y un sonoro "¡Crack!" repugnante.

Todos los presentes en el salón ahogaron un grito por la sorpresa.

Cuando una chica se acercó con rapidez a una de las ventanas y trató de abrirla, pude sentir como todas esas sensaciones extrañas desaparecieron de mi cuerpo, pero ahora me sentía... congelado. No podía moverme en lo absoluto, incluso mi respiración parecía estar atascada en mis pulmones.

Mi única reacción fue levantarme de mi silla por puro reflejo. Apenas lo hice, una zona en la parte posterior de mi cabeza comenzó a palpitar, y una presión incómoda se hizo presente en el interior de mi cabeza, haciendo que me sintiera mareado por unos cuantos segundos.

La chica logró abrir la ventana, sacó su cabeza y miró hacia abajo. En el mismo segundo en el que miró lo que había chocado contra el suelo, la chica se alejó de la ventana, su rostro reflejaba lo horrorizada que estaba y comenzó a sollozar. Los demás estudiantes que estaban cerca de esas ventanas decidieron abrirlas también y se asomaron para ver lo que espantó a la otra chica.

Las reacciones fueron variadas.

Algunas chicas se alejaron de las ventanas gritando de horror, un chico salió del salón lo más rápido que le permitieron sus piernas (no sé si iba a vomitar o si iba a avisar a los profesores), pero hubo varios chicos y chicas que permanecieron con su mirada fija en lo que había chocado contra el suelo, y la mayoría de ellos sacaron sus teléfonos, al parecer para tomarle fotos a lo que fuera esa cosa…

... O ese alguien.

Durante todo ese corto lapso de tiempo, ni Naminé ni yo nos habíamos movido ni un milímetro. Sin embargo, una voz dentro de mí cabeza me suplico que corriera hacía esas ventanas, que había algo que necesitaba ver con urgencia.

No noté en qué momento mi cuerpo se movió por sí solo, pero cuando lo hice, el daño ya estaba hecho y no había vuelta atrás.

Tenía justo enfrente de mí una de esas ventanas abiertas, y lo último que pude escuchar fue a alguien gritar "¡Sora, no veas!" cuando asomé mi cabeza y miré hacia abajo sin pensarlo mucho.

A partir de ahí, el mundo se congeló para mí, y no escuché absolutamente nada más.

Primero vi el característico camino de cerámicas grises que hay en las afueras del edificio, ese camino que sirve de guía a la hora de dirigirse a otro lugar en los terrenos de la preparatoria.

Pero, había cierta zona de dicho camino que estaba manchada de sangre.

Un charco de sangre se extendía por el camino, proveniente de un solo lugar: La cabeza de un chico que se había impactado contra el suelo.

El cuerpo estaba extendido en una posición no precisamente extraña, pero que dejaba muy en claro lo que le había pasado. Hasta ahora, mi observación había sido superficial, pero mis ojos se abrieron con horror cuando note muchos detalles acerca del chico…

Me arrepiento de haber reconocido su ropa.

Me arrepiento de haber reconocido su cabello negro y su peinado tan alborotado.

Me arrepiento de haber reconocido su rostro, ese mismo rostro que puedo admirar cada vez que me miro en un espejo.

Me arrepiento de haber reconocido sus ojos dorados que, ahora, "miraban" inertes el cielo, carentes de cualquier tipo de brillo. Carentes de vida.

Aunque, por un momento, pude jurar que… esos ojos vacíos me estaban mirando a mí y solo a mí.

Esos ojos me juzgaban.

Me arrepiento de haber reconocido en un instante que el chico que se había arrojado de la azotea del edificio... Era mi hermano.

Era Vanitas.

Y ahora... Él está muerto.

Muerto.


"Haré un hermoso retrato de ti usando mi sangre como pintura."


Aclaratorias:

- Acepto criticas constructivas, correcciones de ortografía, o que me señalen alguna incoherencia en cierta situación. Lo que no acepto son presiones para cambiar aspectos importantes de la trama, como el papel que desempeña algún personaje o un shipp que a alguien no le guste.

- Como pudieron ver en la información de este fanfic, la "pareja principal" es un crackshipp entre Yonah y Vanitas. Dejando de lado que obviamente no me tomaré a juego insultos hacia mi persona por dicho shipp, también aclaro que su desarrollo será lento y bastante secundario en la trama.

- Este será el único capítulo con narración en primera persona. Cuando lo escribí, quise experimentar un poco con ese tipo de narración, pero confirme que simplemente me incomoda escribir de esa manera, y claro, no lo cambie porque ya tenía todo el capítulo listo y no escribiría más de 10.000 palabras de nuevo (¬_¬).