Hola.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.

Advertencia: AU. Y temática algo cuestionable pero no mucho si se termina de leer.


A lo largo de sus 17 años de vida Senku Ishigami tenía bien comprobado ya que había nacido con la peor suerte de todas. No había ni un milímetro de duda en eso. Y eso lo comprobaba una vez más justo en ese momento, después de robarle un torpe beso y el primero de su vida a la rubia que tenía en frente que lo miraba con los ojos como platos.

—¿Qué… Por qué…?—Kohaku había perdido la capacidad de hablar.

Y Senku cerro los párpados lentamente y exhaló. Había comprobado con algo de temor lo que ya suponía. Ella le correspondía, porque al besarla torpemente, ella se había sorprendido sí, pero en ningún momento lo alejo, termino correspondiendo.

Estaban jodidos.

Su conocida mala suerte se había manifestado ya en diversas ocasiones. Como cuando de niño hacia travesuras ya en nombre de la ciencia y terminaba arrastrando a Kohaku con él, siempre los descubrían cuando intentaban dormir hasta tarde para seguir trabajando en los proyectos que Senku ya quería realizar. Cómo en la ocasión en que a sus cinco años terminó por crear un gas que inundo todo el apartamento y tuvieron que dormir todos en el pasillo. Pero está vez, la vida no podía estar jugando con esto. Esto era… Era simplemente demasiado.

—Estamos jodidos, Leona.

—Senku-niichan.

Y volvió a besarla. Con su mano ahora en la mejilla de ella alcanzó a sentir como una lágrima llegaba hasta su mano. El Ishigami sintió su corazón comprimirse un doloroso segundo. Con la pequeña gota de humedad que sentía en el dorso de su mano tenía claro que Kohaku entendía tan bien como él que no había vuelta atrás.

La estúpida vida se mofaba de él y lo hacía enamorarse de la única persona de quién no podía, y lo peor en ese juego retorcido era saberse correspondido.

Toda su vida recordaba que fueron siempre Kohaku-chan y Senku-nichan, toda su vida tomados de la mano de un lado al otro, acompañándose en los diferentes intereses de ambos. Y todo estaba bien, hasta que comenzó a notar que su hermana era bonita, no sólo eso, ahora admitía que de su clase, Kohaku era la más atractiva por mucho. Y todo había estado bien, hasta que se vio a sí mismo odiando cuando notaba que su hermana le sonreía a alguien más. Y todo había estado bien, hasta que inconscientemente acaparaba el mayor tiempo posible a su hermana. Y todo había estado bien ese día, hasta que ella dijo lo más absurdo que había escuchado que ella dijera nunca: aceptare una cita con Mozu. Eso fue todo, la sangre le hirvió y dejo de contenerse. La beso.

Para su sorpresa ella le había correspondido casi al instante, y le seguía correspondiendo. Le llenaba de satisfacción que le correspondiera casi tanto como le dolía. Porqué ahora sabía que el condenado no solo era él.

Contrario a su hermano, Kohaku estaba inmensamente feliz al saberse correspondida. Se lanzó a rodear su cuello con sus brazos en cuanto separo sus labios de ella. No podía contener sus lágrimas. Pensaba que era aberrante estar enamorada de su tonto hermano mayor y que debía olvidarlo. Y ahora, ahora sabía que no era la única. El dolor casi constante que cargaba en su corazón desapareció por completo con ese segundo beso.

—Senku yo te…

Antes de que pudiera terminar de hablar Senku tapo su boca con una mano. Y bajo los párpados pesadamente.—No lo digas.

Y ella volvió a sorprenderse no solo por lo que le decía y porque toda la situación era confusa, sino también por el ligero aire de tristeza pesada que Senku desprendía.

Él podía ver claramente en los gestos de ella que le pedía una explicación. Solo entonces la soltó y suspiro pesadamente. Sí, Senku se sentía cansado a su edad, pero lo atribuía bien a qué trabajaba demasiado en sus proyectos y dormía poco, cosa para nada recomendable en un chico en pleno desarrollo. Pero lo hacía con el fin de dejar de pensar en la chica de ojos azules delante de él. Se maldecía a sí mismo al no poder pensar en ella como debía, como su hermana—No habrá vuelta atrás sí lo dices.—De verdad Senku sentía que sí ella lo manifestaba con palabras, terminaría tan condenada como él.

Era más que retorcido todo eso.

—Lo sé. Pero es que tú también.

Senku asintió y miro a un lado sin necesidad de que ella dijera más para entender a lo que se refería—Solo no lo digas.

Con algo de decepción Kohaku se separó de él.—Bien.—Se escuchaba claramente la resignación en su voz.—Entonces ¿ahora?

Y ahora Senku regresaba a mirarla seriamente—Ahora, cancelaras esa absurda cita.

Aún con los ojos humedecidos y la nariz algo rosada Kohaku no logro evitar reír. Tontos celos de hermano mayor y… y no sabía que eran. Era tan triste.—Ok

—Y ya debemos ir a casa.

Como cuando eran niños, Senku tomo su mano y se encaminaron de nuevo hacia su hogar. Se habían detenido en un parque justo donde unos árboles los cubrían.

Kohaku sentía su mano cálida guiándola. ¿De verdad algo tan hermoso como lo que sentían estaba tan mal?

Para cuándo estaban por llegar a casa Kohaku ya tenía su rostro recompuesto y ni rastros de haber llorado.

—¡Niños, al fin llegan! Se les hizo tarde.—Byakuya los recibió al instante con los brazos extendidos. De inmediato Kohaku corrió a abrazarlo. Senku por su parte lo miro con algo de repulsión y paso por su lado.—¿No saludas a tu padre, también?

—No. ¿Ya está la cena?—Senku mostraba indiferencia por fuera, pero por dentro no podía ser indiferente al pequeño pinchazo de culpabilidad que sentía al ver a Kohaku abrazando a Byakuya. Byakuya no tenía ni una sospecha de lo que momentos antes habían estado haciendo.

—Este niño, tan frío como siempre.

Senku rodó los ojos al escucharlo. Ya no era un niño.

—Ne, Kohaku ¿Me ayudas a servir?

Kohaku asintió entusiasta y después de dejar su mochila se encamino a la cocina. No se sorprendió cuando descubrió que lo que había para cenar era ramen. Su padre siempre cocinaba lo mismo cuando su madre no se encontraba. Mientras negaba con la cabeza termino por servir los tres platos y agradeció a Senku cuando esté llegó para ayudarle a llevarlos junto con lo demás que necesitarían para cenar.

—Y ¿cómo les fue en la escuela?

Senku y Kohaku apenas intercambiaron una rápida mirada.

—Bien.—tan seco como siempre continuo comiendo.

—Creo que reprobare química.—tan sincera como siempre Kohaku le externo su temor a su padre.

—Oh, vaya. ¿Aún estás a tiempo de aprobar?

Kohaku asintió—Pero los exámenes se me harán difíciles, no entiendo mucho.

—Ya veo. Senku, se buen hermano mayor y ayuda a tu hermana a estudiar.

Senku rodó los ojos y termino por asentir mientras se llevaba un bocado a la boca.

La cena transcurrió tranquila y Senku en ningún momento pensó que fuera mala idea ayudar a su hermana con sus estudios para aprobar química. O al menos no hasta ahora que se encontraban en su habitación y la tenía sentada a un lado suyo y terminaron por besarse nuevamente torpemente. Ahora ya no recordaba quien había iniciado ese torpe beso.

No iba a ser fácil. Ni el mismo sabía donde terminarían ambos con sus sentimientos y emociones ahora aceptadas. Sobre todo ¿Qué eran?

Nerviosamente sonrojada Kohaku lo observó mientras se acomodaba un mechón de cabello rubio detrás de la oreja—No puedo creer que seamos hermanos. Tu eres muy bueno para esto y yo no doy una.—dijo mientras señalaba su enorme e incomprensible para ella libro de química.

Senku abrió los ojos algo más de lo normal, algo de lo que Kohaku decía no se escuchaba tan descabellado. Claro que ella no lo decía seriamente. ¿Y sí había la posibilidad? Sacudió la cabeza, no creía que eso fuera posible porque cierto, ellos no se parecían, pero si se parecían a sus padres. Él tenía un ligero aire a Byakuya y Kohaku era la viva imagen de su madre Lilian, no había manera de que no fueran hijos de ambos.

Senku golpeó ligeramente su frente con dos dedos—Solo tienes que concentrarte un poco e ir por partes.

Y siguieron estudiando. Senku descartó esa descabellada posibilidad de que no fueran hermanos.

-…-…-

Y así paso casi medio año. Y ambos sabían ya que estaban llegando al límite de lo que podían y no podían hacer porque, hacía tiempo atrás que habían dejado de lado los torpes besos y estos habían pasado ya a ser besos apasionados y necesitados. No ayudaba mucho el hecho de que Byakuya recurrentemente tenía que viajar por su trabajo y que Lilian de igual forma estuviera de viaje debido a sus a veces largas y a veces cortas giras.

Senku sabía que el mismo ya no se conformaba solo con besarla, cada vez llegaban más lejos. Justo como en ese momento. La película que habían estado viendo quedó olvidada por completo mientras se concentraba en besar el cuello de Kohaku y tener sus manos entre su falda.

Con la caricia de las manos de Senku moviéndose de manera circular en su punto más sensible Kohaku sentía que estaba a punto de explotar.

Senku sentía su propia excitación pegándose al trasero de ella desde atrás sin dejar de besar su cuello y mover sus manos.

—¡Senku!—Y un minuto más de caricias y Kohaku exploto sacudiéndose ligeramente entre los brazos de Senku.

Lentamente se separó del cuello de ella y saco sus manos de su falda. A Kohaku no le tomo ni un minuto reponerse cuando ya se había dado la vuelta y comenzó a besarlo.

Algo de realidad llegó a Senku y maldiciendo alejarse la separó lentamente de él empujando ligeramente sus hombros, esquivo la mirada de decepción de Kohaku. Apretó los puños un momento intentando con esto contenerse. Apenas y la miraba, si lo hacía perdería su control. No dijo nada, solo se levantó del sofá y se encamino a la ducha.

Kohaku solo alcanzó a ver su espalda desaparecer. Una lastimera lágrima se deslizó por su mejilla. ¿Tan malo era lo que hacían?

Senku golpeó su puño contra la pared mientras seguía el agua cayéndole. Era sumamente frustrante. En la escuela se veían, y era frustrante que se le acercaran a su hermana con las intenciones con las que a él le gustaría acercarse, en casa cuando sus padres estaban también tenían que ocultar todo. Y en las noches, ella se arriesgaba y salía de su habitación para adentrarse a la de él. Compartían apasionados y frustrantes besos y caricias que no debían hasta que tomaba algo de autocontrol y los detenía a ambos. Estaba algo molesto con Kohaku porque toda resistencia y responsabilidad se la estaba dejando a él. Ella estaba completamente entregada.

Y sin embargo, también sentía algo parecido a la ensoñación cuando solo estaban ellos en casa y solo así podían ser Senku y Kohaku. Se permitía a sí mismo verla diferente aunque terminaba recriminándose después por hacerlo.

—¿Seguro que es tu hermana? Kohaku-chan es demasiado linda, no se parecen en nada.—esas palabras de su amigo mentalista después de que conociera a Kohaku hicieron eco en Senku. Y la espinita de la duda aparecía nuevamente.

Kohaku estaba molesta. La situación con Senku la tenía completamente en incertidumbre. Él siempre ponía peros. Sentía ya que siempre le hacía esperarlo. Ella no era tonta, sabía bien en lo que estaban metidos y lo desafortunado que era. Pero no podía evitar amarlo como lo hacía. Tan grande era su amor que por ella estaría bien huir al otro lado del mundo sólo para poder estar juntos sin que los juzgarán. Lo que sentía por Senku era tan grande y tan puro que se negaba a creer que algún Dios pudiera juzgarlos por amarse como lo hacían. Ahora, en la soledad de su habitación, acomodándose su vestido de dormir veía a Senku salir por su puerta. Permitió que las lágrimas salieran de sus ojos en cuanto se cerró la puerta. Ambos habían estado a punto de amarse por completo pero en el último instante Senku se aparto. Senku estaba siendo más sensato, y seguía pensando con algo de su amada lógica. Ella simplemente se dejaba llevar. Pero ahora sola, extrañado los brazos de Senku, dejo caer su cabeza sobre su almohada e intento acallar los sollozos que salían de su boca.

Después de su ducha fría termino por recostarse en la cama. No pudo dormir en toda la noche. Siguió recriminándose una y otra vez lo que estuvo a punto de hacer y sin embargo también se lamentaba lo que no pasó. Si cerraba los ojos podría ver nuevamente a Kohaku debajo de él tan lista para recibirlo en lo que pudo terminar en la primera vez de ambos.

Eso no podía seguir así.

Al día siguiente cuando ambos se encontraron en el pasillo Kohaku se cruzó de brazos ante la repentina indiferencia de Senku.

-…-…-

—Mi nombre es Luna. Por fin, soy la novia de Senku.

Kohaku sintió como su corazón se apretó cuando entendió las palabras que la extranjera había pronunciado en un japonés con diferente acento.—Ah… Ah si ¿Novia?—Apenas podía hablar.

Senku miraba hacia otro lado, y apretó sus puños al escuchar su voz ahora débil. Que miserable era por hacerla sufrir. Pero lo mejor para ella era hacer algo por olvidarse. Aún sí eso terminaba por hacer que le odiara.

—Tu hermana es muy linda.—apenas escucho Senku las palabras de su ahora novia después de que dejaron a Kohaku y siguieron caminando.

—Si.

-…-…-

Eso fue todo para Kohaku. Lloro tanto esa noche en su habitación que agradeció que su madre no estuviera por la mañana porque claro que lo notaría.—Senku, idiota.—Oh ella podía jugar el mismo juego.

—¡Pero que Linda! ¿A dónde vas?

Senku que todo el tiempo había estado en la computadora de su escritorio revisando importantes correos por fin se permitió prestar atención a algo que no fuera eso en cuanto escucho las exclamaciones de su entusiasta padre.

Kohaku ahogó una risa traviesa de esas que su divertido padre siempre le sacaba.—Saldré con mi novio.

—¿Qué?—exclamo Byakuya sorprendido.

—¿Qué tú qué?—Senku golpeó su palma contra el escritorio al escucharla ¿Qué ella que? ¿Novio?

Se cruzó de brazos y miro a un lado—¿Por qué les sorprende tanto? Puedo tener novio sí yo quiero.

—Bueno. Si, claro. No tengo problema con eso, Kohaku-chan… pero no me habías dicho nada.

Kohaku le dedicó una culpable mirada a su padre. Tan distraída estaba por el idiota de su hermano que lo que Byakuya decía era cierto.—Lo siento. Apenas es nuestra primera cita.

—Muy bien. Solo no llegues tarde.

Byakuya no se dio cuenta en ningún momento de la mirada que intercambiaban sus hijos. Completamente cargada de molestia y reproche.

Kohaku salió despidiéndose.

Senku solo al fin se levantó del escritorio y se fue a encerrar a su habitación sin decir nada más.

Byakuya miro a todos lados en cuanto se sintió solo en la sala del departamento. Saco un pañuelo de su bolsillo y se sonó la nariz. Sus hijos estaban creciendo.—¡Senku, volveré mañana por la tarde. Por favor, espera a tu hermana!—Le grito a su hijo desde la sala. Y sin más también salió.

-…-…-

Su cita había sido por de más aburrida. Más que ser venganza para Senku fue una tortura para ella. Agradecía al fin llegar y poder descansar en su habitación.

La rubia ahogó un hipido de sorpresa en cuanto cerró la puerta y distinguió a Senku ya delante de ella.

—¿Con quién saliste?—Tenia la mandíbula tan apretada que se sorprendió a sí mismo que sus palabras fueran audibles.

—Eso no es asunto tuyo—¿Quién se creía para venir a preguntar eso después de que sin reparos él le había presentado a su "novia"? Se cruzó de brazos y le sostuvo la mirada.

Si era posible la vena hinchada en la frente de Senku creció más al escucharla.

—¿Qué no es mi asunto?

Kohaku negó con la cabeza. Y aunque seguía sosteniendo la furiosa mirada de él dio un par de pasos atrás hasta que sintió la puerta contra su espalda. La estaba acorralando con sus brazos a cada lado de su cuerpo como sí no quisiera dejarla escapar.—¿Condeno mi vida por amarte y crees que puedes decir que lo que pase contigo no es asunto mío?

Los ojos de ella quedaron abiertos como platos al escucharlo—Lo dijiste.

Él no pudo evitar bufar.—Maldición, Kohaku.

Se permitió ya pensar, que la persona que tenía en frente no era su hermana. Era solo Kohaku, la mujer a la que amaba. La mujer que le despertaba todos los sentidos con su cercanía. Y se agachó a besarla furiosamente, furioso por la idea de ella saliendo con algún idiota, furioso por no poder contenerse más tiempo a pesar de que lo había intentado, y furioso porque desde la última vez que la había besado hacían ya un par de semanas que le gustaría borrar para corregir el error de no disfrutar sus labios como ahora lo hacía.

Y como siempre ella no le oponía resistencia. Simplemente se dejó hacer. A Senku le llega a toda el aura de emoción que ella desprendía. Ahora estaban irremediablemente condenados. Él sabía ahora que esa noche los condenaría a ambos. No pensaba detenerse.

—Senku, yo…—Kohaku aún entre besos intento hablar.—Yo te amo, Senku.—Y para ella era lo más hermoso del mundo por fin poder decírselo.—Senku, te amo.—Y volvió a besarlo.

Y después de mucho tiempo, por esa vez, Senku se permitió no recriminarse por lo que sentía y se permitió no sentirse culpable. Deslizó sus manos hasta su trasero y dejo que ella enredadera sus piernas alrededor de él. Con algo de dificultad logro llevarlos a la cama.

Ahora ambos sabían que no había nada que pudiera detenerlos.

El futuro científico se dio el tiempo de besarla por todos lados, por el cuello, el escote, los turgentes pechos. Pero tantas veces se habían reprimido ya que lo que ya quería era entrar en ella, y Kohaku tenía una idea muy similar así que no protesto cuando ya completamente desnudos y sin barreras, se posiciono sobre ella y la penetro tan deliciosamente como quería.

Ella había gritado tanto esa noche que esperaba no quedar afónica al día siguiente. Agradecía tanto que de un momento a otro comenzará a llover y cayeran truenos que distorsionaron sus gritos.

Senku despertó sintiéndose como nunca al día siguiente. Sabía bien que habían cruzado la línea, el límite. Pensó que se arrepentiría si dejaba que pasará. Pero contrario a todo eso solo podía sentirse satisfecho y decidido a estar con ella ¿Kohaku estaría dispuesta a mandar todo al diablo e irse con él? Por lo menos él tenía bien claro que no podía estar con nadie más del modo en que estaba con ella.

Kohaku se removió sobre su pecho y se pegó más a él apenas despertando—Mmmm Senku.—Nunca había tenido un despertar mejor que ahora que despertaba abrazada a él.—Buenos días.

Senku sonrió de lado al observarla recién despertando.—Buenos días, Leona.

—No me digas, Leona.

—Después de lo que hiciste anoche claro que creo que eres una Leona.

Y ya tenía a la chica sonrojada y molesta al mismo tiempo.

-…-…-

Después de esa primera vez siguieron otras más. No podían quitarse las manos de encima. Y solo hasta el momento Senku caía en la cuenta de que sus padres los dejaban demasiado tiempo solos.

Por esa noche disfrutaban sus cuerpos en la habitación de él.

Kohaku había descubierto que montarlo era una de sus posiciones favoritas. Con su energía casi inagotable daba brincos rápidos sobre Senku mientras él tenía las manos en sus pechos y los dedos en sus pezones y los retorcía.—¡Senku!—chillo agudamente al venirse y sentir que él también lo hacía.

Senku maldijo nuevamente en cuanto se vino en ella. Estaban demasiado hormonalmente descontrolados que por segunda ocasión se venía en ella sin condón. Debía ir con ella el día siguiente y comprar la píldora.

-…-…-

—¡Estás enamorada!

Senku se atragantó con su té al escuchar el grito de su madre.

—Mira, Byakuya. Mira su rostro.—Lilian apuntaba al sonrojado rostro de Kohaku. Y Byakuya entrecerró los ojos observando a la rubia más joven.

Kohaku tragó saliva—¿Qué dicen? No es así.

—Bueno cariño. Kohaku-chan tenía novio.

Su esposa negó rápidamente.—No, no. Conozco a mi hija. No es ese chico.

—Mamá. No digas esas cosas.—Se llevo las manos a las mejillas, las sentía calientes.

—Bien, bien. Cuando estás lista ven a contarme.

Y por primera vez Kohaku se sentía culpable. Nunca podría contarle

—Senku, cuida a tu hermana. Solo vigila que no sea algún patán.—le pidió Lilian suavemente.

Senku carraspeó y siguió con su lectura una vez se recuperó de ahogarse con el té.

-…-…-

Kohaku se sostenía fuertemente contra la pared del pasillo mientras sentía como deliciosamente el miembro de Senku salía y entraba de ella una y otra vez. ¿Qué porque habían terminado haciéndolo ahí? Realmente ella ya no lo recordaba ahora con sus sentidos inundados por el placer. Le faltaba tan poco. —Hmmm Senku—.

Y él disfruto derramarse sobre ella una vez más. Kohaku ya tenía 18 y el casi 19 por lo que lograron acceder a las pastillas anticonceptivas y ahora no se preocupaban por el condón.

Con las piernas algo temblorosas la tomo de la mano y se recostó con ella en la cama de la habitación de él.

-..-..-

¿Qué sus padres estarían fuera toda la semana?

Senku le regreso una mirada maliciosa a Kohaku al enterarse que su viejo y su madre los dejaría solos toda una semana.

Kohaku tragó saliva. Oh, oh sabía lo que eso significaba. Tenía que cumplir con la nueva regla de Senku.

Así que sin más, apenas estuvieron solos se deshizo de su bragas y él no perdió tiempo y la jalo hasta él para sentarla en su regazo.

—Diez mil billones de puntos para ti, Leona. Por recordar la nueva regla.

—I-Idiota.—y ahora Kohaku seguía brincando sobre él con su pene ya en su interior.

La nueva regla de Senku era que mientras estuvieran solos en casa, Kohaku no debía llevar ropa interior. Ella debía estar lista para recibirlo.

Kohaku lo sabía, se había convertido en todo un pervertido, y ella también por no negarse a sus ideas absurdas. Brinco un par de veces más sobre él y al sentir como liberaba sus pechos y comenzaba a succionar deliciosamente un pezón un placentero orgasmo la atravesó.

Senku tomo sus caderas para moverla un par de veces más y ahora sí derramarse una vez más dentro.

Fue de las semanas más llenas de sexo que tuvieron.

Kohaku lavando los trastos en la cocina, y él con la expectativa de saber que bajo esa corta falda no había nada que le detuviera. Solo tenía que levantarla.

Lentamente se acercó e hizo lo que había estado pensando, por detrás levantó esa corta falda y su redondo trasero quedó expuesto a él. Tenía pensando enterrarse en ella pero la idea de probarla paso por su cabeza y termino por agacharse para torturarla con su lengua—¡Senku! O-Otra vez quieres…—Kohaku no lo reconocía ya. Ella sabía de la poca resistencia física de su hermano pero estaba demostrando todo lo contrario. Se sentía tan bien esa lengua frotándola de ese modo. Casi reclama en cuanto sintió que se apartaba. Pero tan rápido como la dejo sintió que se enterraba en ella. Y con las manos recargandose en el lavabo donde ella había estado lavando los platos se sostuvo para comenzar a envestirla.

—Voy a terminar… muerto el día de hoy.—apenas podía hablar.

—Y-Y de quién es la culpa.

—Con faldas.. tan cortas.—¿Cómo era capaz de hablar mientras apretaba los dientes?—La culpa es tuya.

—¡Senku!

Y el delicioso orgasmo llegó rápidamente para ambos.

-…-…-

Había algo rondando la mente del próximo científico que estaba pronto a experimentar para la cura del cáncer de páncreas. ¿Una prueba de ADN? La idea de hacerla le rondaba desde que su antigua y única novia también le había mencionado que sí él no le hubiese dicho que Kohaku era su hermana hubiese sentido celos porque igual que otras personas le habían mencionado ya, Luna le recalcó esa vez que no se parecían en nada.

Y sin más un día cualquiera le expuso su idea a Kohaku que después de la explicación de él accedió.

Un día sin nada de especial se presentaron en el laboratorio y dejaron que a ambos les tomaron las pruebas. Y sin dejar de sentir nervios abandonaron el lugar.

—Senku, y sí resulta que tus sospechas son equivocadas entonces tú y yo… Nosotros no.—A Kohaku se le cortó la voz con lo que quería decir. No quería pensar que él pudiera dejarla en alguna forma.

Recostados en la cama, con su brazo rodeándola la hizo girar.—Aunque me equivoqué no pienso dejarte.—Y Kohaku se sorprendió por la mirada más seria que nunca había visto en Senku hasta ahora.—Kohaku, nadie nos aceptará en ese caso. Y no me interesa que piensen de mi. No quiero que tú sufras eso. Pero no puedo dejarte. Por eso, vámonos.

Abrió mucho sus brillantes ojos sorprendida. Ella sabía bien que ese vámonos era dejarlo todo. Lentamente asintió y correspondió al beso desesperado que él había iniciado.

Con sus manos entrelazadas, después de besarse hasta el cansancio, una vez más deslizó su miembro en su caliente intimidad. Ella apretaba su mano entrelazada y lo jalaba hacia ella por el cuello, sus piernas lo rodeaban y con eso entendía que no iba a dejarlo ir así como él no la dejaría ir a ella.

Y así en cuanto terminaron se dejaron llevar por el sueño ahora en la habitación de ella sin dejar de abrazarse.

—¡¿Oh por Dios?!

Fue el grito que despertó a la pareja que dormía en la cama. De inmediato Senku se sentó y Kohaku lo imito con la diferencia de que cubría su torso.

No.

Podía.

Ser.

Tenían en la puerta de la habitación de Kohaku a Lilian que los miraba con los ojos como platos y una mano tapando su boca.

Mierda, mierda, mierda. Pensaba Senku. Su amígdala parecía que no funcionaba porque no se le ocurría nada en esa situación de emergencia.

Kohaku solo miraba a un lado sin atreverse a mirar a Lilian.

—Los… los espero en la sala.

Y Lilian por fin logro moverse de la puerta y se retiro dejándolos solos en la habitación.

Después de un baño, y de cambiarse. Por fin estaban sentados en el mismo sillón uno al lado del otro. Senku observaba seriamente de su padre a Lilian esperando por lo que ellos dirían. Y Kohaku solo podía mirar al piso. Pero ambos ya lo tenían decidió. Se irían, escaparían de cualquier que no les permitiera estar juntos.

—Niños…—Byakuya tuvo que carraspear para poder seguir hablando.—Creo que ha llegado el momento de decirles la verdad.

Ante eso Kohaku por fin alzó rápidamente a ver a sus padres y Senku abrió más los párpados expectante.

Lilian asintió con una mano en su pecho.

—Kohaku, tu no eres…—Lilian trago saliva.—Tu no eres mi hija. Soy tu tía.

Y Kohaku sintió sus ojos inundarse rápidamente en lágrimas. Le alegraba por el lado de que entonces no era hermana de Senku, pero la persona que siempre había creído su madre no lo era. El jadeo de Kohaku se escuchó por toda la habitación. Y se sintió profundamente agradecida cuando Senku tomo su mano.

Eso último no pasó desapercibido para los mayores en la sala.

—Senku,—y Senku escuchaba expectante lo que diría.—No soy tu padre biológico. Te adopté cuando eras un bebé y desde entonces te amo como sólo se le puede amar a un hijo.

Y ahora quién no podía creerlo era Senku. Había esperado un secreto por quizá descubrir pero ¿dos?

Los más jóvenes en la habitación se dedicaron una efímera mirada con un sinfín de emociones en ella. De entre todo, algo era seguro.

No eran hermanos.

Juntos escucharon las prontas explicaciones de Byakuya y Lilian que respondieron pacientemente a cada pregunta y luego pidieron disculpas por no haberles revelado todo desde siempre.

Pero, hasta donde los mayores habían pensado no lo veían necesario. Nunca imaginaron que terminarían amándose de la manera en que lo hacían.

Al parecer Byakuya y Lilian se habían juntado después de conocerse y saber que ambos pasaban por algo similar. Criar a niños que amaban. Los padres y hermana de Kohaku habían muerto en un accidente y Lilian se hizo cargo de ella apenas Kohaku tenía un año. Y Senku había perdido de igual manera a sus padres que eran amigos de Byakuya, y Byakuya sin dudarlo decidió adoptar a Senku.

En resumen eran una familia completamente compuesta.

Y después de llorar los tres y Senku negar agotado con la cabeza. Regreso a ver a su padre y le agradeció. Byakuya debía saber que él no tenía nada por qué pedirle perdón. Le había dado una familia y había cuidado de él. Y le había dado a Kohaku. Senku sabía le debía todo y esperaba algún día retribuírselo.

Lilian carraspeó y llamo la atención de todos pasadas unas horas de llantos, risas, disculpas, agradecimientos y más—Po-Por otra parte… ¿Se están cuidando?

Al instante todo sonido murió en la habitación.

Kohaku aún cabizbaja asintió.

—Bien.

—Ne, Senku. ¿Entonces cuál es su plan? Sabemos que es una situación muy extraña.—Pregunto Byakuya confiando en su hijo.

—Nos hicimos una prueba de ADN.—Claro que ya no era necesaria.—Sí a ustedes les parece bien quiero casarme con Kohaku.

La mandíbula de todos cayó al piso.

—Oh, una boda.

—Esta es la situación más extraña de todas pero… Senku, creo que no hay nadie mejor para Kohaku. Estoy de acuerdo.

Senku observó a quien consideraba una madre y asintió. Nadie sabía el inmenso alivió que recorría su cuerpo ¿Qué era abrupto pensar en casarse? Todo el tiempo había pensado que lo que sentía por ella estaba mal, que era una aberración y nunca podría ser, por eso, en cuanto entendió que sus sentimientos podían ser. Perfectamente tenía la idea de pasar con ella el resto de su vida.

Kohaku observó a cada uno incrédula ¿Nadie pediría su opinión? Pero esos ojos escarlata que regresaban a verla le daban la respuesta. Debía ser claro como el agua que estaba irremediablemente enamorada de Senku.

Las cosas habían cambiado mucho en la casa de los Ishigami. Era una situación doblemente extraña a la cual acostumbrarse sobre todo para los mayores. Había dos parejas conviviendo ya en un mismo techo. Y la situación más extraña se vivió las primeras dos semanas cuando no pudieron hacer nada para refutarles el dormir juntos.

Con el tiempo claro al final todos se acostumbraron, y cuando Kohaku termino la universidad no esperaron y se casaron.

El regalo de sus padres había sido un apartamento para ambos. Dónde Senku se sentía ahora el hombre más afortunado del mundo.

¿Qué tenía mala suerte? Pfff, era un niño huérfano que nunca sospecho que lo había sido dado que se habían plantado en su vida unos padres maravillosos que le habían dado a la mujer que le daba la mejor noticia que nunca había escuchado.—¿Entonces voy a ser un padre?

—¡Y yo una mamá!—Kohaku siempre lo había sabido. Su amor era lo más hermoso y puro en el mundo.

Senku ahora lo sabía, era el hombre más afortunado del mundo. Diez mil billones por ciento seguro.


Mmm quería hacer un fic completo de esto pero, no me engaño. No tendría tiempo de terminarlo.

Jajaja

Saludos!