Código Galaxy
Capítulo 39
Con sus manos desnudas, Odd desnucó al terrorista al girar con violencia su cuello, el chasquido de los huesos hizo que se le erizara el cabello y dejó caer el cadáver como un saco de patatas antes de darle una rabiosa patada y recoger un arma láser que pudiera serle útil. Anduvo más muerto por dentro que otra cosa hasta las cercanías de la salida aún procesando lo que había pasado y tropezó con uno de los cadáveres, cayendo al suelo; sólo en ese momento se permitió volver a llorar con amargura por la pérdida, golpeó el suelo con el puño con un dolor inmenso y ni se inmutó cuando una cálida mano acarició su cabellera… al momento de alzar la vista se encontró con Nadie, que se había sentado a su vera con el casco retirado así que podía ver su rostro por primera vez desde que la conocía.
-Creo… que tenemos que hablar.
-No hay nada que hablar…
-Sí que lo hay -le acaricio la cabeza con algo de cariño-. Estás listo para lo que te depara el destino, Starfire.
-No quiero estar listo… -sollozó- Quiero… quiero…
-Oh, querido… -ella le apoyó sobre ella- Comprendo tu dolor… pero por desgracia la muerte nos alcanza a todos, ni siquiera yo soy inmune a ella.
Él se limitó a llorar e incluso hipar del dolor, las lágrimas hacía rato que dejaron de salir pero en su pecho seguía aquella presión. Allí dentro estaban a salvo del extremo frío del exterior, los vientos arreciaban y la oscuridad y falta de visión hacían que no se pudiera ver más allá de un par de pasos hacia cualquier dirección. Pero eso al otro poco le importaba llegado un punto en el que empezó a actuar en modo automático; ni consciente era de ello y mandó, cuando se calmó un poco y razonó que necesitaba ayuda, una señal de alarma a la base.
-Lo sé, yo sé que moriré… y sé que me enfrentaré a todos, a eso te referías… ¿verdad?
-Sí, exacto -se le aproximó un poco y señaló uno de los cadáveres-. Ellos no serán los únicos, me temo… Shamarya, hablé con ella.
Ella sonrió al ver su reacción cuando nombró a la imperial, claramente se acordaba de ella.
-¿Y bien?
-Ella ya está lista también -le explicó-. Tus acciones tendrán consecuencias pero eso no es importante, sólo… tendrás que estar listo para cuando llegue tu oportunidad.
-¿Qué puedo esperar?
Ella se limitó a entregarle un documento. Escrito en francés, Odd lo leyó por encima y se limitó a guardarlo entre sus prendas; alzó la vista y contempló a la mujer, él apretaba los puños con firmeza aunque controló su cólera y suspiró con pesadez antes de andar hacia la salida para comprobar cómo estaba el ambiente. Fue entonces que se encontró con la dura realidad de que la poderosa borrasca había caído con toda su fiereza sobre esa zona de Glaciaris, y sin embargo en su corazón esperaba poder ser sacado de allí.
-¿Durará mucho?
-Es posible… ¿te preocupa?
-Son mis amigos… deberían venir a por mí, yo… no podría estar aquí sólo…
Laura le observó durante unos instantes y apoyó su mano en el hombro de él con cierto cariño, tenía pensado acompañarle ella misma y, con suerte, Shamarya durante su travesía en ese desierto helado hasta poder volver a casa… sería entonces que todas las piezas estarían en su sitio para dar el último golpe de su plan maestro.
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Precisamente la señal llegó hasta Jeremy pocos minutos después de ser enviada; sin embargo las cosas en la base estaban lejos de la calma después del atentado. Si bien le ordenó a Odd en repetidas ocasiones no irse, le hizo caso omiso y salió detrás de los terroristas como un desquiciado, pegando gritos y chillando; y cuando se quiso dar cuenta se encontró con una nube de fuego que se extendía entre los diferentes vehículos después de la primera de todas. Una sucesión se fue expandiendo hasta que la lograron cortar cuando Jeremy dio un fuerte tirón para detener la cadena.
-¡Primero el fuego, luego los heridos! -el líder se puso en marcha y empezó a levantar a los clones- ¡Ulrich, conmigo, vamos!
Éste asintió y comenzó a correr usando su súper sprint, usaba su espada de luz para cortar los vehículos y retirar las placas y baterías para evitar más explosiones y las alejaba; por su parte, Jeremy coordinaba a los clones para que apagaran los puntos calientes mientras un grupo se dedicaba a intentar retirar los cadáveres – o lo que quedaba de ellos – de Ritmo y Compás; y después de ello comenzaron con la reparación de la zona afectada. Trabajaban con intensidad por la proximidad de la enorme tormenta que los científicos habían previsto, y sin embargo ésta llegó antes de lo previsto y los vientos arreciaron cerca de una hora antes de lo que pensaban. Pese a todo, los esfuerzos colectivos lograron dar sus frutos y en poco tiempo lo tuvieron todo lo más perentorio listo cuando se alzaron las paredes de energía que los protegerían; en cuanto se alzaron, poderosas y brillantes, toda la actividad se vio limitada a la zona entre muros de la base.
Muralla y Fan se habían dedicado a coordinar al resto de clones en la explanada del atentado, Dinamo y Ventura hacían lo propio en los túneles de explotación minera; y los muchachos se reunieron de urgencia en la entrada del edificio principal. La falta de Odd era absolutamente evidente y escandalosa, aunque no sabían dónde estaban se hacían a la idea. Yumi apretó lo puños antes de patear su propio casco contra la cercana pared, Aelita sollozó y Ulrich se limitó a girar el rostro mirando hacia donde sentían los poderes del otro desatarse; sin embargo escucharon las palabras de su oficial, que se tuvo que aclarar antes la garganta.
-Las cosas… se han complicado súbitamente -murmuró-. Muralla está informando en directo, las protecciones están en orden pero necesitarán arreglos, sólo podremos llevarlos a cabo cuando la tormenta amaine -suspiró, tenso-. Me temo que… lo mismo sucede con la misión de buscar a Odd, y también… que no puedo pasar todo esto por alto.
-¿A qué te refieres? -preguntó Yumi, mirándole a los ojos- ¿Le vas a…?
-Incumplió una orden directa con testigos de su desobediencia -Jeremy mantuvo la mirada perdida-. Eso se castiga en función de las circunstancias y del grado de desobediencia… ya tengo claro cual será, pero no puedo no hacerlo.
Los demás, aunque lo comprendían, no lo compartían en absoluto. Cuantas veces no se habían saltado las normas internas entre ellos y sin consecuencias… se limitaron a separarse sin llevar la contraria a su líder, no era ni el momento ni estaban de ánimos, tampoco tenían nada que hacer ahora ni estarían ocupados en nada que no fueran cuestiones incidentales hasta que terminara el proceso tormentoso en el exterior. Aelita fue directa, junto a Jeremy, al cuarto que tenían para descansar y poder recuperar fuerzas… se recostaron y él simplemente apoyó su cabeza en el pecho de su compañera, que acarició su pelo con suavidad. Estuvieron un buen rato así en el que Jeremy acabó rompiéndose y acabo llorando al sentirse superado por las circunstancias; su pareja se limitó a dejarle soltarse y pasó la mano por el pecho para confortarle, amaba a ese chico y le dolía verle así de triste en momentos así.
-¿En qué piensas, mi amor?
Las suaves palabras de ellas acariciaban sus oídos y le calmaban un poco. Se giró y dejó su rostro frente al de ella, a la que miró a los ojos. Luego pasó a observar sus facciones, perdiéndose en ellas y contemplando la belleza que desprendía. Acarició el cuerpo de la chica con parsimonia y acomodó su rostro cerca de los pechos de ella-
-En que… esto no me gusta nada… Odd está en terribles problemas.
-Lo sé… -ella le entendía bastante bien- Estoy de acuerdo con tu decisión, necesita… un correctivo, aunque nos pueda doler.
-Te… necesito, Lita…
Esa fue su única respuesta, para con cariño él acarició los pechos de ella, Aelita se rio un poco y se quitó la ropa para dejarle hacer. Él siempre había sentido una cierta fascinación por su busto, de las primeras partes que atendía era esa misma; comenzó pasando sus manos con suavidad a lo largo de su seno, centrándose en un momento dado en sus pezones, que se iban alzando. Aelita le acariciaba la cabeza durante aquello, hasta que se los llevó a la boca y los empezó a succionar; un suave gemido salió de lo más profundo de ella, sus ojos se quedaron entreabiertos del placer que sentía y no pudo evitar una agradable risa de satisfacción; sonrió un poco y le besó en las mejillas con cierto cariño.
-No te preocupes -le miró a los ojos-. Te amo…
-Y yo a ti…
Y le empezó a besar con ciertas ganas. No era la primera vez que lo hacían, de hecho en esas ocasiones acababan semidesnudos pero sin llegar a hacer nada más… ese día ambos necesitaba algo más, demasiado agobiados para quedarse donde siempre. Y ella estaba totalmente dispuesta a ello, ayudó a su pareja a quitarse la ropa y ella acabó de desnudarse y volvieron a abrazarse y darse besos cada vez más intensos. Pasaban por el cuello y sus manos bailaban a lo largo de la espalda y el trasero del otro, algún que otro apretón servía de confirmación de que las cosas iban bien y sus lenguas acariciaban los pezones y hombros contrarios; sentían la sangre correr por sus cuerpos y llegar a sus genitales, que aproximaban cada vez más y rozaban con ganas, deseando poder unirse… pero no aún.
-Te amo… -murmuró él- Eres… la mujer más importante de mi vida…
Los besos se sucedían de forma constante, recorrían los labios y cuerpo de su pareja con las manos; no necesitaban tener los ojos abiertos para saber dónde pellizcar o acariciar, los mismos gemidos placenteros de su pareja indicaban que iban por buen camino, únicamente se detenían para dedicarse palabras de amor o cariño, eventualmente se tumbaron en la cama y se colocó él por encima de ella. Le sonreía con amor y apoyó todo su cuerpo sobre el de él, que llevó de inmediato sus manos a las nalgas de la mujer, con las que jugó apretando y dando suaves palmadas más sonoras que otra cosa; ella se rio un poco y le miró con una felicidad como la que nunca había sentido. En ese momento Jeremy ahogó un gemido cuando ella acarició su erección, llevaba un rato contemplándola y sólo pensar en lo que venía la excitaban como nunca.
Con movimientos rítmicos y suaves de arriba y abajo logró que fuera creciendo en su mano, cuando la vio algo más dura bajó hasta colocarse de tal forma que podía lamer e introducir sus testículos en la boca de ella. Succionaba y pasaba su lengua a lo largo de la misma, eso hacía que se estremeciera con placer; al mismo tiempo se masturbaba con cuidado y le observaba mordiéndose los labios con cierto placer, jadeaban con fuerza cuando ella se recolocó y puso su vagina frente al pene de él, con el que jugó mientras se rozaba el clítoris con el glande del chico; en un momento dado él la aprisionó y se pegó a su cuerpo.
-No… puedo… necesito entrar, Lita, pero…
Ella le miró a los ojos y le sonrió.
-Hazlo, mi amor.
Y eso fue más que suficiente para él, demasiado excitado para pensar en nada más. Su cuerpo necesitaba destensarse, ella lo comprendía y por eso tomó su pene – al que devolvió su dureza total en poco tiempo de masturbarlo – y procedió sentarse sobre el mismo, introduciéndolo con cuidado en su vagina; él ahogó un gemido de placer mientras se abría paso en sus estrecheces, la muchacha se estremeció y le escocía un poco aunque los suaves movimientos de él al acomodarse hacían que poco a poco se cambiara a un intenso placer. Era mucho mejor de lo que se habían imaginado y una risa de emoción salió de ella.
-Ya… no eres virgen, mi amor -sonrió él, gimiendo-. Ni yo tampoco.
-Sí… muévete, por dios… hazme tuya, Jeremy…
Y comenzó un suave bamboleo mientras se acababan de poner de la mejor forma. La erección del chico iba poco a poco completándose mientras la lubricación natural hacia su efecto y permitía que se deslizara mejor; en un momento dado los jadeos pasaron a ser gemidos y entrecruzaron sus manos con cierta pasión, sintiéndose más unidos que nunca. Sólo pensaban en amarse e ir más allá, más profundo con cada ocasión; él dejó que ella le montara hasta que cambiaron los roles y Jeremy se puso por encima, introdujo su miembro de una sola vez y la aprisionó contra la cama en un intenso ritmo donde sólo eran capaces de gemir; no sabían cuando tiempo pasó cuando él sintió perfectamente el orgasmo de ella, todo su cuerpo se tensó en el instante que la vagina de ella apretaba con intensidad y sintió que eyaculaba con una explosión de tal satisfacción que se dejó caer sobre su pareja. Aelita le recibió entre besos y caricias por el cuello, suaves jadeos seguían acompañando a sus respiraciones mientras se recuperaban. Se besaron con amor durante un buen rato, aún con el pene de él dentro de ella, no tenían prisa alguna por sacarlo.
-Dios… Jeremy, estás hecho un toro -bromeó ella-. Qué placentero…
-Sí… -él se separó un poco, aún por encima, pero la contempló sonriendo- Suerte… que los nanobots evitarán un embarazo, porque…
-Ya… -ella se rio un poco- Qué poco considerado con tu princesa…
-Mi reina, sí -la corrigió-. Aelita, yo…
-¿Sí?
-Eres la mejor.
Ella le miró a los ojos y acarició un poco el rostro.
-¿Sabes? Eres tan guapo… no me importaría si ahora me dejaras embarazada, si eso significara… estar más unida a ti.
Él se limitó a besarla, acarició su cuello con cariño como única manera de explicar sus sentimientos por ella, por supuesto correspondió al gesto pues tampoco tenía forma de explicar sus sentimientos más allá de esa acción. Y entre beso y beso se movían por la cama, subiéndose y bajando del cuerpo del otro mientras sus cuerpos se preparaban para una segunda ronda de amor en ese día, por una vez olvidándose de sus muchos problemas en esa galaxia en guerra.
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Y mientras ellos se dedicaban a amarse, Odd se había dado cuenta de que estaría allí sólo hasta que acabara la tormenta. Y sabiendo eso no tuvo más remedio que tomar una medida drástica para no morir congelado en esa trampa de hielo, por mucho asco o dolor que le diera; con sus poderes movió unas rocas grandes para hacer un punto más protegido en un punto donde dos paredes de la cueva se unían, y sin demasiado cuidado lanzó al interior los cadáveres más grandes que encontró. Procedió entonces a recuperar lo que podía hacer arder de entre los vehículos y bienes materiales de los terroristas que minutos antes sucumbieron a su espada de luz… frunció con fuerza los labios no creyéndose su mala suerte en esos momentos.
-Hijos de puta… -murmuró, pateó la cabeza de uno de ellos- Vuestra muerte al menos servirá de algo.
Los cuerpos aún debían mantener cierto calor interno gracias a la ropa de abrigo, si lo hacía bien podría introducir al menos la parte baja de su espalda, abriendo lo bastante incluso podría entrar por completo… pero necesitaría algo más. El fuego ayudaría en cualquier caso, con los paneles adecuados podría hacer una suerte de punto caliente donde la temperatura aumentara más rápido y se mantuviera más tiempo gracias a la radiación. Suspiró un poco y empezó a trabajar en su fuerte, alzaba paredes de energía a modo también de tejados y para poder apoyarse en una superficie plana y no directamente contra el frío suelo.
En apenas media hora ya lo tenía todo más o menos listo pero aún quedaban preparar los cuerpos, cuando escuchó un poderoso mugido resonar por toda partes; cuando se giró su aguzada vista producto de la gran oscuridad de allí dentro se encontró con una enorme bestia. Era cuadrúpeda, lanuda y cola y orejas detrás de la cabeza cortas, grandes zarpas para horadar en la nieve y el hielo; su boca estaba plagada de palas y unos grandes colmillos salían desde su mandíbula superior, debía pesar varias toneladas y allí pretendía encontrar un lugar en el que refugiarse.
-Creo que me serás útil…
Odd se le acercó con cuidado, debió reconocer su presencia enseguida pues en cuanto se aproximó le encaró con varios bufidos nerviosos. El fuerte olor de la sangre tenía que haberle puesto de los nervios pues comenzó a bajar la cabeza y gruñir como si fuera a hacerle un placaje; rascó el suelo con una de las zarpas y daba meneos de lado a lado con la testa. El chico se puso en posición de ataque con su espada de luz lista y en cuanto vio que se le lanzaba dio un gran salto; giró sobre sí mismo y atravesó el cráneo del animal, hizo un severo corte a lo largo del mismo que llegó a atravesar el hueso y derribó al gigante, que trastabilló hasta tropezar y darse un poderoso porrazo contra la cercana pared.
-Se llama Gelotitán, son animales nativos de esta luna, contrario que los trabajadores que tenéis en las bases -Laura iba y venía para dejarle hacer-. Ellos sí que han evolucionado aquí desde muy antiguo… te lo he traído adrede, ¿te servirá?
-Gracias…
El chico se limitó a alzarlo con sus poderes, lo desplazó hasta un punto más adecuado y sacó su espada de luz nuevamente; abrió la tripa del animal y empezó a sacar vísceras para poder comer, y de paso hacerse de un hueco más apropiado para esconderse del frío, y sin embargo en su fuero interno sabía que era probable que no fuera a ser suficiente. La borrasca no había hecho más que empezar y los rayos retumbaban, ahogados por el aullar del viento helado. Trabajó durante horas para sacar carne, el frío congelaría todo pero era fundamental mantener el fuego o podía morir de hipotermia aún con el traje y la lana que pudiera sacar de la enorme bestia; y ésta tampoco implicaba comida infinita.
Si no se manejaba adecuadamente podía agotar antes de tiempo sus tesoros y pasarlo mal, además existía la posibilidad que la carne se pusiera mala por la falta de tratamiento adecuado si la cueva se calentaba en exceso por el fuego. Era todo, pues, un delicado equilibrio que tenía que mantener pero del que no era plenamente consciente ni en el que tenía energía para pensar. En cuando logró sacar lo suficiente decidió recostarse en el interior, aun el hedor a bestia, y descansar un poco; no supo si durmió mucho o poco pues cuando abrió los ojos seguía en la plena oscuridad.
Sin referencia temporal de tipo alguno estaba totalmente perdido, pero de lo que estaba seguro es que aún seguía la borrasca por encima; apretó el puño con cierta rabia y estuvo andando por la cueva, dejándose guiar por sus poderes. Allí sentía que su energía estaba más afilada a falta de la vista, podía notar incluso las más pequeñas piedras; sin embargo, sin enemigo al que batir de nada le servía, como tampoco tenía nada que hacer más allá de sentarse a esperar… y eso le cabreaba. Su cola biónica golpeaba el suelo con violencia mientras murmuraba toda clase de palabras malsonantes.
-Esos hijos de puta me han abandonado… -intentó hacer funcionar el ordenador de su antebrazo pero no tenía señal-. ¡Me dejarán morir aquí!
Aquellos aparatos los tenían que cargar cada poco y el suyo estaba casi sin batería, seguía dando la hora de antes de salir y no se actualizaba desde entonces, esa era su única esperanza y había desaparecido completamente. Intentó toda clase de cosas, en un momento dado intentó horadar las paredes para hacer un túnel de algún tipo e intentar llegar a casa bajo tierra, pero sin una referencia de por dónde ir y hacia dónde estaba orientado en todo momento era imposible hacerlo, podía fácilmente ir en dirección contraria y ni se enteraría. También pensó en hacerse un abrigo con la lana del gelotitán pero existía el peligro, igualmente, de desorientarse; en cuanto se acercaba al exterior daba de bruces con una pared de hielo y nieve que ni dejaba ver a un par de pasos por delante, dudaba incluso que su vehículo funcionara a esas alturas.
-Los mataré… debería matarlos, ¡los mataré, sí!
Horas pasaban, el hambre apretaba y sus reservas de carne iban a menos, comía cada vez que su estómago gruñía y apenas dormía por miedo a la hipotermia; en una de esas ocasiones, al abrir nuevamente los ojos, le costó volver a sentir su mano izquierda e hiperventiló al pensar que podía perderla. Sin embargo fue una falsa alarma que agravó sus nervios, de por sí de punta y que le daban malas ideas a su perturbada mente. Los nanobots de su cuerpo no dejaban de mandar señales de peligro pero sin nadie que lo pudiera recibir estaba simplemente a la merced de las fuerzas de la naturaleza…
-Son unos hijos de puta… Aelita, esa puta zorra, me dejó en la estacada… -pudo sentir, mientras preparaba la base, cómo algo pasaba con ella y Jeremy- Seguro que se ha follado a ese plancha bragas de Einstein… -sus ojos se humedecieron- Ulrich… ¿por qué no vienes a por mí? Pensaba que eras mi amigo… ¡Y tú, Yumi, maldita altiva egocéntrica!
Golpeó el suelo con los puños desnudos, su energía iba en alto en esos momentos de desesperación, su cola iba como un látigo y clavó la espada de luz hasta prácticamente el mango. Lloró con ganas, Laura le miró desde el fondo y se limitó a desaparecer en el aire igual que había llegado. Estuvo chillando, dejándose la garganta y moviéndose de lado a lado como una bestia encerrada, buscando agotarse y harto de la situación; quería dormir y sólo así podría estar más tiempo dormido, y por tanto sin sufrir. En uno de los giros vio de reojo algo, después de ni sabía cuántos paseos, y dio con los ojos de Jeremy frente a él. Dio un respingo y posteriormente saltó hacia atrás con los brazos en posición, incluso sacó su espada de luz.
-¡Jeremy, cabronazo, muéstrate!
No le veía pero notó una mano en su hombro, giró sobre sí mismo y atacó con su espada de luz. Una gota de sudor cayó por su sien antes de girar nuevamente y atravesar el aire. Escuchó risas y cuando lanzó una pared de energía para aplastar lo que quiera que hubiera enfrente; aquella situación crispaba sus nervios.
-¡Te mataré, maldito! ¡Acabaré con tu vida como tú acabaste con la nuestra, cabronazo de mierda! ¡AH!
Se llevó las manos al rostro y lanzó su espada contra unas sombras que había en su frente, gruñó con violencia y reconoció, de entre las risas agobiantes, una dulce voz.
-¿Ritmo? ¿Eres tú, mi amor?
Vio a la clon pero sólo un instante. Una risa desquiciada salió desde lo más hondo de su garganta y golpeó con fuerza sus propias piernas y chilló antes de quedarse en silencio; jadeaba, se limitó a andar, consciente de su incipiente locura… se sentía roto por dentro y se cobraría su venganza llegado el momento oportuno… Tras la tempestad a su corazón llegó la necesaria calma, pues quedó rendido en cuanto encontró algo mínimamente mullido y no especialmente apestoso y cerró los ojos, quedándose dormido de inmediato.
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Los días fueron pasando y en la base no había demasiado que hacer. Ulrich y Yumi permanecían la mayor parte del día en su cuarto cuando no tenían turno de guardia en los túneles. Fue de hecho idea de él ir a por Odd pero usando maquinaria contra la nieve, cuando se lo propuso a Jeremy éste tuvo que reconocer que era viable, sin embargo los poderosos vientos helados obligarían a ir bajo tierra… al menos tenían el punto de señal donde estuvo en su último reporte, si había sido inteligente se quedaría en una de las cuevas cercanas. Y con suerte podrían buscar a alguien de dentro de la base para sonsacarle la información de los terroristas, fue la siguiente instrucción a seguir durante su encierro obligatorio.
Él se dedicó durante largas jornadas intensivas a revisar las cámaras de seguridad, con su pareja a su lado en turnos maratonianos para intentar dar con alguna pista que les sirviera; precisamente estaba él con una pista de grabación que se prometía exitosa cuando escuchó la puerta del baño abrirse, al girarse vio a Yumi semidesnuda, sólo cubría en esos momentos sus piernas pues se secaba el cuerpo con otra más pequeña.
-Hola… -ella le sonrió y se sentó sobre su regazo- ¿Cómo te va?
-Bien -la besó en los labios, acariciando su piel-. Estaba revisando… esto…
Los pechos de ella estaban peligrosamente cerca de su boca, pero estaba demasiado centrado en lo que estaba haciendo para perderse entre los senos de su novia. Ella acarició con mimo sus hombros, aunque estaba juguetona entendía que él no estuviera de ánimos en esos momentos, no ahora que sentía que estaba demasiado cerca de su objetivo. Besó con amor el cuello de él antes de levantarse e ir a cambiarse, el chico se limitó a darle una nalgada y seguir con su trabajo.
En otras circunstancias se hubiera abalanzado sobre ella y retiraría sus prendas a tirones aún a riesgo de rasgarlas; y aunque la idea le atraía mucho simplemente no era el momento. La energía de su amigo iba a intervalos de picos altísimos y depresiones igual de profundas, eso sólo podía significar que lo estaba pasando mal… creyó identificar un rostro que estuvo trabajando en las horas previas en los mismos aparatos que las clones y Odd condujeron antes de la explosión.
Era uno de los mecánicos, de vez en cuando revisaban los vehículos pero la mayoría del tiempo estaban en las profundidades de Glaciaris, junto a sus queridas máquinas, por si se estropeaban en plena faena poder arreglaras in situ. Y si bien la revisiones eran periódicas, cada vez era hecha por uno de ellos… por lo que tendría que revisar si la previa fue precisamente hecha por él. Pensaba en ello aunque la imagen del cuerpo de Yumi no se le acababa de ir de la mente al chico, se esforzó en concentrarse y pasó a unas imágenes que ya había revisado pero quería hacer la comprobación.
-¿Das con algo, mi amor?
-Diría que sí… -murmuró a modo de respuesta él- Pero… quiero… comprobarlo…
Tecleaba y movía su mano derecha para desplazarse por la pantalla del ordenador cuántico, pensativo observaba la pantalla y se preguntaba si aquello serviría de algo hasta que encontró la imagen – más o menos clara – del trabajo de revisión de los vehículos de la base. Tenía a un lado la información de la base de datos de los trabajadores, concretamente sus respectivos perfiles; sin embargo sudaba en frío y no acababa de centrarse, estaba demasiado nervioso y su pareja lo notó en el acto. Procedió a abrazarle por detrás cuando le vio temblar un poco y se apoyó sobre su espalda, apretándose contra su pareja.
-Tranquilo… -le susurró al oído- Tranquilo…
Le escuchó sollozar un poco, la mujer también se emocionó un poco y se dejaron caer suavemente sobre el costado para estar más cómodos. Se limitaron a quedarse así hasta que él la buscó al girar sobre sí mismo: la encaró y acarició en el rostro con el pulgar en las mejillas, procediendo a besarla con un cariño que ella correspondió; se fueron uniendo y acompasaron sus cuerpos poco a poco mientras jugaban con los labios del otro y disfrutaban del calor íntimo del otro.
Y si ellos disfrutaban del otro, Odd sobrevivía a duras penas. Su espada de luz apenas brillaba por irse agotando la batería poco a poco, el hambre iba cada vez a más y el agua que descongelaba no debía ser del todo potable porque el estómago se le empezaba a hinchar. Sin embargo la comida, pese a comprender que tenía que racionarla, no estaba en un mejor estado pero no podía estar tampoco sin meter nada al cuerpo… sólo su cada vez más ardiente odio le mantenía con fuerzas aún con la incipiente fiebre.
Y mientras él pasaba las peores penurias, Ulrich y Yumi se habían acabado desnudando en la cama que compartían; se habían colocado tumbados ella sobre él, disfrutando de su cálida y sedosa piel. Sus pubis estaban rozándose y los labios vaginales de ella besaban el miembro del muchacho, que se masturbaba de vez en cuando. Entre besos y gemidos de placer ella le ayudaba con la tarea; se metía algún que otro dedo y acariciaba su entrada, unas gotas caían sobre el pubis de él por el agradable placer que sentía la muchacha… un suave gemido salió de su garganta cuando sintió el glande de él acariciar ese mismo punto.
-Joder Yumi… -gruñó él- Qué mojada estás…
-Métemela, Ulrich -gimió-. Hasta el fondo…
Si él siguió la orden de su pareja, Odd también acabó introduciendo su mano entre los restos del gelotitán, pero no había nada más allá de restos inservibles y que ahora encima olían terriblemente mal… lo cual implicaba que sólo había una alternativa, aunque no quisiera. Sin embargo ya nada tenía que perder, su cuerpo necesitaba energía y sus nanobots requerían productos para poder curarle, por lo que se decidió hacer uso de los últimos instantes de la espada de luz para cortar las vísceras de los pocos cadáveres que parecían en condiciones de poderse cocinar aún.
Lo que él sentía contrastaba con las emociones de la pareja; el miembro de Ulrich se introdujo sin demasiados problemas en el interior de Yumi, que se acomodó con suaves movimientos rítmicos de cadera, de lado a lado o haciendo cariñosos círculos. Gemidos eran su sola forma de comunicarse, y tal era su necesidad de estar juntos que ella se tumbó sobre él, que alzó las caderas para llevar un ritmo rápido mientras ella soltaba un largo gemido al notar como el miembro de su pareja iba adelante y atrás hasta que no pudo más y en una de esas veces tembló y el cálido semen de él comenzó a brotar; ella suspiró de placer y una muy agradable sensación recorrió su cuerpo mientras el clímax transportaba su mente al cielo.
Si ellos sólo sentían calor, un infierno helado esperaba a Odd en el exterior; a kilómetros de distancia la borrasca perdía potencia pero el viento seguía arreciando fuerte. Y sin embargo la tenue luz del gigante gaseoso, que servía de espejo de la solar, comenzó a iluminar la desolada superficie de Glaciaris. El chico lo notó de inmediato pues la oscuridad era tan profunda que cualquier punto de luz destacaban perfectamente en el fondo. Una carcajada estalló en él al ver los reflejos en el pasaje gracias a la reflexión sobre los hielos que cubrían la pared, se acercó a trompicones y aunque había mucha nieve de un poderoso tirón de su energía abrió un estrecho hueco por el que pudo reptar; un par de minutos de lento avance le llevó hasta el exterior… y salvado observó las estrellas del cielo, comprendiendo definitivamente su destino y siendo uno con la energía que su cuerpo emanaba. A su lado Laura se apareció y le colocó una mano al hombro, señalando hacia un montículo de nieve cerca del camino ya en proceso de despejarse por varias máquinas.
-Ve, y cumple tu destino, mi heraldo.
-Con gusto… -murmuró él- Gran Resplandor… sí
Sus ojos brillaban mientras las habilidades de ella formaban intensas olas en el tejido de la realidad; sus idas y venidas prepararon el ambiente para que todo estuviera en su sitio en el momento oportuno, la coordinación fue perfecta en ese sentido y ahora él contempló lo que pasaría… lágrima cayeron por su mejilla mientras murmuraba cosas ininteligibles pero la determinación no decreció en ningún momento; al contrario, fue a más, dispuesto como estaba a cumplir con aquello para lo que se había preparado.
También con profunda determinación Ulrich se colocó sobre Yumi; la rabia que sentía la había desatado al penetrar a su pareja con firmeza, pretendía poseerla con toda la fuerza que pudiera… necesitaba sentirse poderoso en un momento en el que se encontraba débil y endeble como un niño. Su pareja le comprendía y miraba con una mezcla de amor y deseo tan profundo como la conexión que sentían, él era el hombre de su vida.
Igual de profundo en sus pensamientos estaba Odd, comenzó a andar hacia su vehículo algo más tranquilo, era agradable sentir el fresco en el rostro y respirar un aire limpio, lejos del vicio que la cueva que venía habitando. Su mente sólo podía pensar en una cosa, pero antes de dirigirse vuelta a casa dio un poderoso tirón de energía contra las rocas que servían de entrada al espacio interno… unos láseres volaron en su dirección.
La suave melena de Yumi cubría sus pezones mientras su hombre la tomaba, él apretaba su cuello con firmeza pero sin llegar a hacer daño, sólo haciendo sentir su presencia… la mujer se sentía poderosa y deseada así, suaves gemidos salían con cada embestida; mismas con las que Odd atravesaba los pechos de los terroristas con sus antebrazos, con la muerte de uno fue suficiente para los demás y que entendieran que no podían con él.
El culmen llegó a la vez: el miembro de Ulrich dio un último empujón antes de impulsar de nuevo el semen hasta el fondo; Odd retiró su brazo del cuerpo del muerto con violencia, sacó las vísceras de un tirón y empujó el cuerpo contra la nieve sin contemplaciones… un nacimiento y una unión, en dos lugares no muy distantes en el espacio pero sí en la posición de sus protagonistas.
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En cuanto pasó la tormenta salieron varios clones en búsqueda de su superior desde la base, no tardaron demasiado en dar con él por el camino, iba despacio usando una monoplaza pero no se resistió cuando le dijeron que tendrían que ponerle unas esposas; tampoco dijo nada cuando le llevaron en solitario ante Jeremy, que estaba revisando algo y así estuvo durante un par de minutos antes de atreverse a mirar a su amigo, aunque nunca a los ojos.
-¿Cómo… te encuentras?
-Bien.
-Te haremos unos análisis de sangre y pondremos suero, debes estar famélico -murmuró-. ¿De ánimos?
-No me vinisteis a buscar -le espetó-. Si hubieras venido lo sabrías.
Jeremy suspiró un poco pero no quiso seguirle el juego, ahora no estaba en condiciones de atender a razón alguna. Sin embargo tenía una obligación que cumplir.
-Había una borrasca con vientos sostenidos de cientos de kilómetros -le explicó-. Estaba prohibido ir a cualquier parte, por seguridad no…
-¡MATARON A RITMO Y COMPÁS! -gritó, dando un golpe en la mesa- ¡Ya que vosotros no tenéis huevos, los tendré yo por todos!
Jeremy templó su arrebato de gritarle y se limitó a tamborilear en la mesa.
-He tenido que abrirte un expediente por tu desobediencia abierta a mi orden de no ir a ningún lado -le espetó entonces-. Serás enviado directamente a Asmara para que Rictania Foreman empiece tu entrenamiento y te discipline.
Odd bufó pero no llegó a expresar nada más, sólo golpeó la mesa nuevamente pero con menos intensidad. Jeremy estuvo tecleando unos instantes más, un par de clones quisieron entrar al escuchar la discusión pero el oficial les ordenó volver fuera con un gesto de la cabeza.
-Hemos encontrado al terrorista, bueno, Ulrich lo hizo -le explicó, Odd le miró con el ceño medio fruncido-. Le haremos un juicio, ha sido puesto a buen recaudo en las celdas… tú saldrás en un vuelo mañana dirección a la capital.
El otro asintió despacio, serio. Su compañero se limitó a seguir tecleando un par de minutos más antes de llevarse las manos al ceño; una lágrima se le escapó pero recuperó la compostura.
-¿Me explicarás cómo pudiste sobrevivir? -pidió, su tono había dejado de ser autoritario, de hecho era incluso suave- Has estado fuera cerca de dos semanas estándar, te creía muerto en el mismo día y quise ir, pero…
Sin embargo Odd templó su corazón. La experiencia le había enseñado una dura lección que no tenía intención de olvidar, por lo que decidió explicar lo mínimo: se había resguardado de la tormenta en una cueva y se alimentó de los restos de una bestia que había encontrado recién muerta; omitió toda cuestión relacionada con la matanza de los terroristas y, por supuesto, de las duras decisiones que tuvo que tomar en su agonía.
-… y bueno, pocos kilómetros después me encontraron los clones que mandaste -Jeremy le miraba con cierta atención-. Gracias por la ayuda, yo… perdona, estaba muy agobiado.
El otro le había dado una taza de chocolate caliente para reconfortarle un poco, comprendiendo que tampoco podía ser muy duro con su compañero. Se alegró de comprobar que esa deferencia le ayudaba a abrir su corazón, la fortaleza que siempre parecía tener en torno a lo que sentía parecía irse abriendo poco a poco para que accediera y le comprendiera.
-No te preocupes, estuvimos muy nerviosos intentando ayudar lo que podíamos -le explicó el otro, jugando con uno de los bolígrafos-. Siento lo sucedido… le haremos esta noche un funeral a Ritmo y Compás, por si… quieres ir.
Odd sin embargo negó un poco, no se sentía con fuerzas; su amigo podía comprenderlo y se limitó a levantarse y extender sus brazos. El otro le estrechó con cuidado, más para contentar que por otra cosa, y salió para hacerse las pruebas y que a partir de mañana su vida pegara un gran giro. Y mientras ellos estaban allí, Aelita estuvo aprovechando mañanas enteras para analizar sus propios nanobots – precisamente ahora tenía la excusa de preparar los que usarían con Odd – para saber qué era lo que impedía a los imperiales desertar. Con sus descubrimientos había preparado un programa para reeditar precisamente esa parte y eliminarla, de esa manera no tendrían problemas para unirse a ellos o, incluso huir de vuelta a la Tierra; al menos en lo referente a morir súbitamente por culpa de la ejecución. Seguirían en problemas evidentes de poder ser identificados en cualquier puerto, pero al menos esquivarían esa primera dificultad.
Se recostó en el asiento, acariciándose la tripa aún caliente de las últimas relaciones con Jeremy; fue la mejor decisión que pudieron tener, se dijo. Era casi feliz en esas condiciones, pese a las dificultades vividas por todos, pese a los duros entrenamientos… esperaba que el cambio de aires ayudase a Odd, realmente le quería de vuelta con los demás. Sin embargo… por otro lado aún tenía esa espinita clavada con él, cuando hace meses le ofreció tomarla sin apenas pensarlo. Se hubiera odiado a sí misma después, ahora comprendiendo que su primera vez con Jeremy fue tan mágica precisamente por ser su verdadera primigenia experiencia en esas lides.
Puede que fuera una cuestión sin importancia real pero tenía su simbolismo. Le prometió no contárselo a su pareja pero ahora no podría estar sin hacerlo, puede… que ahora que había pasado un tiempo, y no habiendo pasado nada, fuera el momento adecuado. Al final tampoco eran novios en ese entonces, aunque ella se sintió fatal consigo misma y actuó más por despecho que de forma racional… en ese momento pensó que era buena idea y actuó en consecuencia, por suerte Odd tuvo más cabeza.
-Puede… que deba hablar con él y despedirme.
Tras enviar el programa se decidió a ir a verle, no volvería a tenerle cara a cara en una buena temporada así que quería aprovechar esa última oportunidad.
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Mientras el grupo de Jeremy estaba en Glaciaris, el de Laura se había apostado en la base de comunicaciones que unían Asmara con el resto de la República; gracias a su situación privilegiada hasta ahora pudieron repeler todos los ataques que recibieron, nadie fue capaz de acercarse, mucho menos entrar y poder enfrentarles cara a cara. Nadie notaba las salidas de su líder, pero tampoco tenían intención de monitorizar las actividades de su superiora, como tampoco ella tenía intención de estar detrás de ellos, vigilante.
Los clones se habían dedicado a hacer las tareas de dejar todo listo en cuanto a configuraciones, sólo haciendo las diferentes guardias y rondas de vigilancia cuando lograron ocupar plenamente el edificio, durante la mismas procuraban pasar por todas partes; resultaba ser bastante grande y complejo, con un mapa interno intrincado que si bien se acabaron aprendiendo sus varios días le costó. Los demás, en cambio, estaban en los ordenadores, desviaban información al Imperio y buscaban siempre la señal – que se codificaba cada poco – para seguir con su trabajo. En la República no eran idiotas y ello sabían que esos datos no debían ser ciertos, pero al final lograban determinar lo que estaba pasando en el conflicto.
El único que no estaba plenamente en esa tarea era Patrick, que trabajó junto a Aelita para llegar al final de su calvario; Yekira también le apoyó bastante pero, como encargada de la guardia, estaba obligada a hacer las rondas con ellos. De hecho iba la primera por los pasillos espada en sin mano y lista para enfrentar cualquier cosa, pocas veces estuvo más segura que en ese momento… una parte de su tarea pasaba por detenerse en los ordenadores de la parte inferior y comprobar el flujo de datos, por su relevancia sólo ella entraba a esa sala aunque los clones esperaban fuera.
-Mi… Lakyos.
Ella se giró para mirar a Hielo, con interés. No solía hablar demasiado salvo cuando tenía que mantener una conversación directa.
-¿Sí?
-¿Está usted segura de… bueno, todo lo que están haciendo?
Estaban en un sitio que, si bien había cámaras, no audio; eso permitía que pudieran hablar sin problemas de ser escuchados por nadie.
-Por supuesto, ¿por?
-Esto es… no sé qué estarán haciendo en concreto, pero es traición, señora.
-Lo sé, Hielo -murmuró-. Eres un hombre de honor, por ello te trataré como a uno -el otro la miró con interés, ciertamente halagado-. Mi superior directo ha tomado la decisión, y yo misma vengo de exiliada al Imperio… sólo queremos volver a casa.
El líder de los clones miró de reojo a los demás. Para ellos ése era su hogar, así que no entendían del todo la sensación; sin embargo sí entendían su apego, aunque fuera en contra de una de las cosas en las que más creían. También tenían una gran fe en sus superiores, que demostraron ser hombres y mujeres de fuerza y responsabilidad, por lo que la división en ellos era más que evidente. Muchas noches discutieron entre ellos, observando las diferentes opciones que tenían pero sin llegar a decidirse plenamente.
-Entiendo…
Fue esa la única respuesta de Hielo, así que Yekira pasó al interior de la sala y se acercó hasta los ordenadores. Aún recordando en su mente la reciente conversación, escuchó unos pasos tras de sí y se giró; en un momento dado vio una espada de luz pasar a su derecha y de un veloz movimiento lo esquivó y sacó su propia arma para dar con Laura, la puerta estaba cerrada a sus espaldas… y era insonorizada.
-Pero mi capitana, yo no…
-No te hagas la estúpida conmigo -le espetó-. Llevo sabiendo desde el principio lo que eres.
-¿A qué te refieres?
-Lo sabes perfectamente, Dakión.
Yekira frunció suavemente el ceño.
-Ese es un nombre de leyenda, ¿qué tiene que ver conmigo?
-Pues que es tu nombre clave para vender información a la República -murmuró-. Como digo, lo llevo sabiendo desde el principio pero… ahora tengo pruebas.
Yekira se limitó a respirar hondo, y se rodeó de sus poderes; fue tal su velocidad con el súper sprint que le hizo un poderoso placaje y la encaró con su espada de luz, aunque Larfiria se protegió. De un veloz movimiento interpuso su arma y empujó para quitarse a la otra de encima, que usó su energía para lanzarla contra la pared; se defendió y desapareció en el aire para sorpresa de Yekira, sus agudos sentidos permitieron que interpusiera un escudo que llevaba en el antebrazo para no ser segada por la mitad desde la espalda.
-¡¿Cómo haces eso?!
-Trucos, muchacha -le espetó-. Aprendí de la mejor, ¿recuerdas?
-Sí… de la mayor hija de puta de la galaxia.
Y volvieron a la lucha; el efecto sorpresa lo había perdido pero esa era la oportunidad de Laura de poner la guinda del pastel a su plan: volvió a atacar con más velocidad y dio con las espadas dobles de la otra, que la miraba con el ceño fruncido. No entendía cómo se había enterado de sus actividades pero el caso es que sucedió y ahora… puede que tuviera que matarla. No dudó y elevó sus armas, con el que hizo un tajo hacia abajo a la vez que la otra colocaba la espada de luz en horizontal; movió su filo de tal forma que elevó las armas y le dio una patada a Yekira para alejarla y volver a apuntar a su estomago, sin embargo ella se defendió colocando sus armas en forma de X y deteniéndola.
No sólo sus piernas eran poderosas, también sus brazos; de un empujón alejó a Laura y sus espadas dieron contra las protecciones de su superior, que volvió a desaparecer en el aire. En seguida Yekira se pegó a una de las paredes, atenta a todo lo que hubiera y lanzó su espada de luz hacia la izquierda cuando la sintió; se dio cuenta de que había clavado el arma en el hombro de la otra, que retiró el arma de un tirón: se podía ver un gran agujero carbonizado que humeaba y apestaba a carne cocinada, pero Larfiria no parecía demasiado afectada.
-Necesitarás más para matarme… -le retó- Yo vivo en las dimensiones… ando por ellas como vosotros cruzáis una plaza, puedo estar en varios lugares a la vez.
Ante la mirada atónita de la otra su herida se curó a ojos vista, sin embargo Yekira extendió su mano y recuperó su arma, dispuesta a seguir luchando.
-No sé qué coño eres, pero… te aseguro que venderé cara mi piel.
Larfiria se limitó a lanzar una onda de energía con intención de ahogarla; la otra se defendió con la misma técnica, sus mandíbulas estaban apretadas e iban a empujar con más fuerza aún cuando la puerta se abrió de par en par de una patada, resultando ser Patrick. Yekira se giró antes de encarar a su enemiga, no se sorprendió de comprobar que había desaparecido justo antes aunque aún se sentían sus poderes allí.
-Llevamos llamándote diez minutos, ¿pasa algo?
-Luego… os cuento -murmuró, tragando saliva- ¿Qué pasa?
-Lo tenemos… mi amor -sonrió, parecía realmente contento- ¡Lo tenemos!
Y es que Larfiria se dejó aparecer en las inmediaciones de donde Starlight recogía algunas de sus cosas para terminar de hacer el equipaje: comenzaba la misión más importante de todas, y aún así no quería molestarla en esos momentos… se preguntó si sería necesario ir y terminar con lo que había dejado, pero por otro lado no tenía mucha importancia. Esa pequeña venganza personal no tenía relevancia, el resto de piezas estaban en su sitio mientras sentía cómo Odd se disponía a reunirse con su destino tras su viaje desde Glaciaris.
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Bien, ¿Qué os parece? ¿Os gusta? Como siempre, comentad, decid que os gusta y que no etc... Para acabar, me despido, hasta la próxima, y que la inspiración os acompañe. Código Lyoko ni ninguno de sus personajes me pertenece.
