Nada de la Leyenda de Zelda me pertenece.


Capítulo 5

-... bien?, pareciera que hubieras visto un fantasma. - Aún estaba procesando que el tan aclamado elegido no aprobaba ser el elegido.

Y dicha persona tenía más que un argumento válido al respecto. Era listo. Listo. Eso ya lo sabía, pero no tenía idea de cuanto. No realmente. Hacerlo hablar, por otro lado, no era tan fácil. Para alguien tan tranquilo y atento, tenía la característica de querer no llamar la atención y al mismo tiempo sentirse inadecuado en su propia piel. Decía lo último por sus argumentos.

Entraba en nervios, ansiedad, conflicto emocional, por las posibles reacciones de los demás. Sobreanilizaba el lenguaje corporal ajeno, sobre analizaba las emociones ajenas, sobre… si, pensaba mucho, no le gustaba hacer sentir mal a nadie y también se preocupaba sobre que podía pasarle a él si decía algo que no debía.

La mitad de todo eso no decía nada bueno de su pasado. Con la gente, al menos. Explicaba perfectamente bien porque era como era.

Por fuera se veía bien y noble y todo eso. Por dentro era tímido y sensible a la crítica ajena, pero amaba a la gente. Decía que no, pero el cómo la cuidaba a ella y a las cosas que le dieron los otros decía otra cosa.

- Has puesto a mi padre y medio reino en conflicto por maquillaje, ¿sabes? - Comentó como quién no quiere la cosa.

- Creía que no pasaba nada, te queda bien pequeña ave. No sabía que-

Hizo un gesto de mano para callarla y señalo al tonto de su caballero, quién por fin había terminado de malcriar a los caballos. Ahora estaba 100% segura de porqué Tormenta le hacía caso a Link y quería salir de los establos ahora.

- Oh. - Si Urbosa, si. - Te queda bien cariño. - Ante tal adulación, Link sonrió y saludó con una mano. Traía lo que-

- ¿Es el nuevo grito de la moda o acaso solo quieres verte más distinguido que tus compañeros? - Y por supuesto que venía de inmediato Revali a dar su opinión.

Lastimosamente Urbosa y Mipha no llegaron a amenazar al Rito con sus armas, porque alguien ignoró al Rito.

- ¿Que se supone que estás haciendo? - Eso quisiera saber ella y medio mundo.

En lugar de responder, Link solo continuó en lo suyo… hasta sacar una caja. Una caja. Para Revali. Oh no, no me digan que…

- ¿Disculpa? - La caja definitivamente era para Revali. - El elegido se ha dignado-

Un Rito fue cortado rudamente por una caja siendo empujado en su pecho y que el culpable volviera a…

Definitivamente oh no.

- No hacía falta Link. - También una caja, y también una insistencia que prometía problemas si le negaban. - Gracias.

Quizás no debió ser una sorpresa para ella que fueran para los cuatro. Menos que fueran peor que los originales.

En serio, ¿de dónde sacó el dinero para…?

•••••

Si por el elegido fuera, estaría cargando la espada maestra, pensó para sí con diversión pura. En sus manos estaba una espada, similar a la espada maestra en todo menos peso, tamaño y decoración. Las dos primeras porque era para ella. Debió de copiarse de la espada que le dio, y debió de mandarla a hacer. Y encantarla. Podía sentir la magia, pero no sabría decir de qué o para qué. Lo descubriría más tarde.

- No vayas a decirle que consigues piedras más grandes. - Murmuró al ver lo que Garuk tenía en manos.

En respuesta el Goron subió la vista a ella y negó lentamente con la cabeza antes de decir:

- Artificial. - Movió la esfera de cristal y entendió. Había hecho un juego de colores según tocara la luz. - Artificial en todo menos en núcleo. - Eso significaba que los colores internos eran gemas reales. - Y en magia.

- Gastó una fortuna. - Eso explicaba la leve pérdida de peso. Se notaba, pero solo porque no lo había visto en un tiempo. - ¿Revali? - El Rito llevaba rato inmóvil.

En sus manos estaba un collar similar al que Link tenía puesto en su cuello, solo que cada pluma era diferente, de distintos pájaros probablemente. Y por el brillo extraño en la cadena, también estaba encantado.

El mocoso gastó todos sus ahorros en estas cosas. ¿Acaso no gastaba en él…?

- ¡Es hermoso Link! - Ah, cierto. Mipha.

No era un arma, o una armadura como hubiera pensado y allí sí que era verdad que hubiera procedido a demandar el estado financiero del chico porque nadie podía tener tanto dinero.

O al menos así fue hasta que vio al caballero sacar una flecha eléctrica y tocar el collar con él mientras un Zora lo sostenía. Y luego a dicho Zora.

Un collar de oro con zafiros y otras gemas preciosas que negaban electricidad.

No podía ni bromear con Mipha por llorar de alegría. Muy bien pensado-Un momento, ¡¿otro?!

No, estaba dándole dinero a ese chico e instrucciones a su pequeña ave de que tuviera un ojo en él. Solo las diosas saben en que se metió ese tonto…

•••••

- Pero no te di nada… - ¿Cómo podía aceptar?, ¿como po- trak.

Un par de ajustes y su caballero se apartó, como si no hubiera tirado todo al viento incluyendo su posición. Un adorno de pelo. Un gancho de pelo.

En la viva imagen de su flor favorita.

- No te di nada. - Repitió, porque no sabía qué más decir y era la verdad.

Entendía a los otros, pero no esto. Ella no había hecho más que-

- ¿Y todos los bocadillos no cuentan? - ¿Ah? - ¿Las escapadas?, ¿el dejarme botado en medio del desierto?, ¿qué tal la rana que me hiciste probar? - Este idiota…

- ¡Esos no son regalos Link! - Y la mitad de todo eso era-

- ¿Entonces el que ya no me odies? - No acababa de oír eso. No lo oyó. No. No. - Si no quieres una excusa, no la pidas princesa. - Este idiota…

- Zelda. Es Zelda. - ¿Cuantas veces se lo iba-

- Entonces por llamarte Zelda, Zelda. - Tardó unos segundos extras en procesar eso, unirlo a una sonrisa picara y luego contrastarlo con el grupo que estaba atrás viendo todo en primera fila con quijadas en el piso.

Ooops.

- Okey. Gracias Link. - Y como sabía que se iba a desentenderse de todo sin miramiento alguno, lo agarró del brazo y jalo. - Al menos diles un hola, y si quieres algo de comer, deben tener bocadillos. - Era una pésima excusa, todos lo sabían, hasta Link lo sabía, pero…

- Si intentó matar a alguien no me culpes. - Exagerado. - Tu eres la que me está tirando a la guerra. - O tal vez no. Tenía… un punto, si era generosa.

- Revali, por todo lo bueno, no te metas con él en medio de una conversación. - Ese era el único campo peligroso, honestamente. - Por algo se hace el mudo, exitosamente. - Ignoró la mirada de Link. Técnicamente era cierto, se hacía el mudo.

Y medio le estaba hablando, incluso si tenía que iniciar ella. O pedírselo. Y la mitad del tiempo él buscaba no mirarla a la cara.

•••••

-... te quedó? - Se ahogó con lo que tenía en la boca.

Qué forma de preguntarle a quien le vendió el alma, diosas. Ah, no era solo Urbosa. Y por eso era que no le gustaba tener interacción-

- Link es listo, no creo que le quedará debiendo a alguien. - Gracias princesa, pero:

- Al estómago, si cuenta. - Y tampoco tan extremo. - Se le dio uso a lo que nunca se tocó. - Y si era por él se hubiera mantenido de esa forma por mucho tiempo. No es como si…

Deseó no haber subido la mirada. Deseo no dar con esas expresiones de incredulidad y pena ajena. Había hablado demás. Había hablado demás, ¿no es así?

Era eso, ¿verdad?, o quizás dijo algo que no debía y no sería la primera vez que decía algo inadecuado o sin filtro como decía su hermana. Y no había sido crudo, que eso a veces era otro problema, ¿o debió ser crudo?, sería-Crack .

Y ahora hizo explotar un vaso. Genial. Y arruinó el mantel. Y el traje. Y la reunión completa porque no era como si esto-

- Quién lo diría, fuera de combate eres solo un desastre. - Ah, no podría haberlo dicho mejor.

- Revali. - Tenía razón, no hacía falta-

- Es un desastre porque quiere mantenerte feliz, y quiere estar tranquilo. - Eso no era el problema aquí, no hacía falta… - Y no te puedes caer a golpes para lograrlo. - Si eso fuera una opción, sería siempre la que elegiría. Lástima.

- Gracias. - No era necesario, ni siquiera era grave, más grave era la pobre taza que no tenía salvación por todo lo que sabía a menos que alguien mágicamente reparara tasas o regresará en el tiempo.

Regresar en el tiempo y pretender que nada de esta conversación paso sería lo mejor que le hubiera pasado en todo la semana- no, el mes. Si el mes. Y en la vida si podía hacerlo más de una vez.

- Es mi placer. - Ni una marca. Lástima que no se podía hacer lo mismo con-

- Si es así, me haría feliz saber que tan mal quedó su bolsillo y como es que tenias tanto para pagar todo esto. Y para su paz mental, no diré absolutamente nada sobre los detalles. ¿Funciona? - Qué.

En qué lío se había metido solo por decir hola. Y que tenía hambre. Siempre tenía hambre eso no era-

- ¿Otro aperitivo? - ¿Ahora lo estaban comprando con comida?

Eso…

Era la mejor estrategia que podían usar en su contra, siempre tenía hambre.

•••••

- ¿En serio? - Susurró a Urbosa, sin saber si reír o llorar.

La expresión de Link era cuidadosamente neutral. No tenía idea de si se ofendió, se molesto, o qué estaba pasando por su cabeza. Y Urbosa estaba sonriendo con pura satisfacción como si las cosas estuvieran yendo de acuerdo al plan. Solo las diosas sabrán cual plan.

- No deberías hacer esas cosas. - La voz de la razón, gracias aq-

- Casi en bancarrota. - Cortó una voz qué no era tan ronca como la recordaba, como una flecha incendiaria. - Solo lo uso para comer, y soy básicamente la sombra de la princesa. - Uhhh… esa era Impa, técnicamente. - Cuando termine el mes puedo comprar todos los bocadillos usuales, Pelusa y Sombra están en la cuerda roja como es, hice malabares con su atún. - Qué.

Quién había hablado estaba mirando al árbol y entendió que, para Link, solo le había hablado al árbol en voz alta en lugar de a ellos.

- ¿Y te alcanzo para tus… bocadillos usuales este mes?, ¿no necesitas comprar más que solo bocadillos? - Buen punto Revali. Lo dudaba, Link era un glotón. - ¿O lo suplen todo princesa? - La verdad es que-

- No, era eso o la comida para los chicos. - Por supuesto que puso los gatos primero. - ¿No realmente?, usualmente tomo algo entre la rutina de la princesa. - No le estaba gustando por donde estaba yendo esto. - No tengo horario, si eso quieres saber. - ¿Y cómo llamaba la rutina diaria entonces? - Todo lo demás no es mi problema. - ¿No era su que? - Así que no, solo gastó en comida. - El encogimiento de hombros estaba demás y no le respondía nada.

De todo eso, lo que más le llamó la atención fue:

- Dices que no tienes horario. Pensé que desayunabas antes de la guardia, y tal vez almorzabas mientras-

- No. ¿Tienes idea de cuantas veces me he metido en problemas porque me agarran comiendo o tomando algo cuando los nobles están presentes?, no. - Ah. Ah. - ¿Ya?, más vale que el premio valga la pena. - Lo último ya fue más un susurro que otra cosa, recordándole perfectamente porqué Link estaba teniendo un concurso de miradas con un árbol.

Al menos eso explicaba porque no lo veía comer cuando otros lo hacían a menos que hubiera algún evento, y si era un evento él prefería no estar. Lastimosamente ella no podía zafarse de la mayoría y si ella no podía zafarse- ¡Urbosa!

- Que buen chico~

Ella ya lo había vivido. ¿El resto de la gente?, no. ¿A Link le importaba?

Tenía comida, no tenía que hablar, Urbosa se estaba metiendo con su pelo y sus orejas, por tanto no.

- Urbosa. - No sabía para qué se quejaba.

Mientras hubiera comida de por medio, todo era perfecto para Link.

- Cumplió su parte del trato, es un buen chico, ¿no es así cariño? - Si lo que quería era romper con-

Orbes azules dieron con un Goron, y si hubo unos segundos de debate fue mucho. Daruk no estaba tan sorprendido por la confianza, pero no debía de creer que fuera-

- Si no le gusta lo sabrás. No le molesta, no creo que deje que lo cargues o lo empujes solo por cortesía. - ¡Urbosa!

Tardó demasiado tiempo en notar que la persona que más conocía a Link allí no estaba ni remotamente preocupada o sorprendida por las muestras de afecto. No podía decirse lo mismo de un Rito, lastimosamente.

•••••

- No creo que el problema seas tu. - Pero si no era ella, ¿entonces que? - Tu poder aparecerá cuando tenga que hacerlo. No antes, no después. Forzar las cosas no tendrá un buen resultado, ya mucho has dado, no eres tu. - Entonces estaban condenados.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro? - Él no era quien tenía que sellar el monstruo, él no era quién tenía el poder sagrado de la diosa y nació destinado a sellarlo y no era quien, a diferencia de las otras Zeldas, no tenía un poder que mostrar.

- Es hereditario, todos tus antepasados han tenido el poder. La cosa es que aún no has dado como liberarlo, y estamos hablando del poder de la diosa. No cualquier cosa lo liberara, a diferencia de una espada mágica.

- Pues-

Se cortó, Link estaba frente a ella y no estaba mirando a otro lado.

- Cuando el momento llegué, estarás bien, todo saldrá bien. - Se oía tan bonito. Si tan solo fuera así, si tan solo fuera real. - Temo más que yo sea la cuerda floja entre los dos, princesa. Un héroe no es simplemente un guerrero, ¿sabes?

Pero Link no era solo un guerrero. ¿Acaso…?

- ¿Vamos?, no hay nada más que hacer aquí.

No, no había nada que hacer aquí. Ya no tenía más ideas, ya no había más lugares…

Tomó la mano ofrecida sin pensarlo nuevamente.

•••••

- Si se puede saber, ¿qué piensa hacer ahora?

¿No era obvio?, tenía que darle tiempo a Link para que volviera a sus pies. Tenía que ganar tiempo. Y solo tenía una forma de asegurarlo.

- Esperó que estés consciente de que, si bien Link no se cree digno de ti, no concuerdo con él. - De entre los dos, el débil era ella.

Entre aquel cuyo poder había sido prometido al nacer y aquel que había sido elegido sin tener idea del porque, el segundo no sabía la razón y quizás por eso mismo no enfocaba su tiempo en esa pequeña cosa sino en algo más general. Entre él y ella, Link creció en varios sentidos y ella busco solo uno, fue obligada a solo uno.

Era cuestión de perspectiva. Seguía creyendo que, no importa lo que Link creyera, él había sido seleccionado por lo que era y no por lo que podía ser. Su valor, su habilidad, su ingenuidad.

Porque es que el idiota era ignorante en cosas que no debía.

- Al castillo. - Respondió una vez que la espada respondió al iluminarse por un momento.

Si aún no tenía idea cuándo volvieran a verse, le diría todo.

Ya no había rey que lo impidiera. Ya no había padre que lo hiciera. Ya no había guardia que se encargará.

Y nunca hubo esa línea imaginaria. Solo estaba el querer protegerlo de la manera más tonta posible, por así decirlo.

A menos que hubiera algo más que nunca le dijeron o nunca entendió.

Tenía tiempo para pensarlo y nadie a quién preguntar, lamentablemente.

•••••

- Link. - Hmmm… - Link, despierta. - No. - Link. - Qué no. - Link, despierta, vamos. - Ugh.

Qué parte no entendía que no quería levantarse, que quería seguir durmiendo, no entendía.

No había nadie.

¿Por qué solo tenía ropa interior?, la cama de agua como que… oh.

- Ah bueno, como que me morí. - Explicaba porque se sentía como si lo hubieran arrollado varios caballos. Sus huesos crujían. - Es la peor urna que he visto en mi vida. - No, espera, había varios problemas con esa oración. - ¿O en muerte, técnicamente? - Era debatible, y solucionaba el problema. - A que dios enfureci para que me tirarán en una urna con solo interiores y no me sepul-

Se detuvo, cayendo en cuenta de su predicamento y saltando fuera de su futuro ataúd. Su cuerpo no se lo agradeció, en nada, pero no le importaba. No quería ser enterrado vivo y si no lo iban a enterrar no quería saber que iban a hacer con-

- En los cofres hay ropa, Link. - ¿Se estaba riendo?, ¿se estaba riendo?

Ah, sí había un par de cofres, y… ajá, ¿de que le servía algo que al tocar el aire se hacía polvo?

- Tsk. - ¿Y ahora qué?

- Está es la tabla Sheikah. - Oh. ¿Haría al-

Era una llave. O un interruptor. Lo que funcionará. Excelente, podía ver luz, eso tenía que significar que era una salida.

- Tómala. - El sarcasmo estaba demás, voz imaginaria. - Estaré esperándote en el castillo. Por favor date prisa Link. - ¿Castillo?

Ah y… ¿Link era su nombre?, o tal vez le habían estado hablando a otra persona, incluso si no venía ni la sombra…

•••••

-... tienes que ir. - La persona con la que estaba hablando estaba más centrada en molestar a su nieta que en la información que le estaba dando.

Decía molestar porque ambos parecían ratones viéndose mutuamente. Uno en confusión, y el otro en sorpresa. Quizás era de esperarse que el elegido creará fijación en la persona que lo había reconocido primero, o quizás era otra cosa, que en ella.

El que le llegarán con la alarmante noticia de que un hylian había llegado a su pueblo, en ropa interior, echo un desastre y sonriendo como un maniático con una lanza ensangrentada al igual que gran parte de él con lo que parecía ser sangre de monstruo, y no le tenía miedo a nadie, fue un motivo de confusión hasta que mencionaron que no podían sorprenderlo.

Solo conocía a una persona que no podían sorprender qué no les tuviera miedo y no quisiera cortar las cabezas de nadie. No sin motivo.

Y solo conocía a una persona que se podía persuadir tan fácil con comida. Aunque no necesariamente era exitoso.

Suspiró profundamente al oír a Paya chillar, viendo perfectamente que alguien tiró todo tacto a la basura para pedir más comida con una linda sonrisa.

Iba a tener que repetirle todo, ¿no es así?

•••••

Estaba teniendo la fuerte impresión qué este hylian solo le estaba siguiendo la corriente o no entendía ni un salmón. Eso unido a que conocía a esta persona y no tenía idea de dónde.

- Por aquí mi más estimado amigo. - Tuvo cuidado de no mostrar sus dientes, mucho, y se aseguró de señalar visiblemente el camino.

El pequeño hylian lo miro por unos segundos, y camino al otro lado. Esto le estaba dando un dolor de cabeza.

- Por allí no mi querido amigo, por aquí. - Fue brutalmente ignorado, otra vez.

Varios Zoras trataban de no reírse de él, estaba seguro. El pequeño hylian necesitaba un baño con urgencia y probablemente una siesta-

Vio, con gran asombro, como el hylian tomó a un Zora del brazo que estaba en espera, y jalo. Ah, ah.

- ¡Querido amigo! - Tenía fuerza, y cero miedo. Increíble. - ¡Si tenías hambre solo tenias que decirlo! - ¿Quizás todo el rato había estado buscando comida en lugar de seguirlo?, no sería-

Si, si era posible.

•••••

- Espera, ¡espera! - No. No podía ser. - ¿Link?, ¿el Link? - Dado que la persona en cuestión está allí y había sido rudamente señalado, agregó apresuradamente: - ¡No es que sea nada malo mi estimadisimo amigo! - Pero los hylians no vivían tanto, y si era el mismo…

Lo miro de arriba abajo, ubico la memoria más clara que tenía de Link, y las colocó lado a lado mentalmente.

- Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi. - 100 años. - Me gustaría darte la bienvenida en mejores condiciones, pero creo que mi hijo ya te informo de muestras circunstancias. - ¡Lo primero que hizo fue pedirle ayuda por la diosa! - Ignora las malas caras, es maravilloso tenerte con nosotros. - No muchos pensaban igual.

El hylian en cuestión estaba más interesado en el pescado que en ellos, si su aburrimiento decía algo. Ahora no podía evitar notar que si esta persona era en verdad Link, no había envejecido un día. Pero eso sería-

- Entonces, ¿mi nombre es Link? - ¿Ah?

- Perdona, pero creo que mis viejos oídos me traicionan. - Como qué oyó bien. ¿Y no era que Link no hablaba?

No recordaba su voz, aunque eran 100 años si era la misma persona, en la mayoría de sus recuerdos era casi siempre su hermana hablando con Link y gestos por parte del hylian. Excepto cuando jugaban, alguna vez Link fue tan pequeño como él. Y su hermana, su preciada hermana…

- ¿Preguntaste si tu nombre es Link? - Probablemente fue-

- Desde que desperté me están llamando Link. Si no es mi nombre, me están confundiendo con un pobre saco de carne. - Qué. - ¿Entonces cuál sería?

Pestañeó varias veces y estaba seguro de que no fue el único.

- ¿Puedo suponer que no sabes quién soy? - Le dolió, se notaba en el tono de voz, lo conocía lo suficiente como para saber, como para no ser engañado.

- No. - Sin un ápice de pena. - Pero si alguien puede decirme, es usted. - Finalmente el hylian les dio toda su atención. A su padre.

Esos ojos eran exactamente del mismo tono de azul que a su hermana solía fascinarle. Podía ver porque. Con el pelo vuelto un desastre, incluso con algo de limpieza improvisada, se podían ver mechones de color rubio. Sabría con certeza con una buena lavada, pero por todo lo demás…

- Solo te han dicho lo que debes hacer. - Declaró su padre, pensativo, mandando a hacer silencio una vez más. Link asintió de inmediato, orejas subiendo diciendo que tenía toda su atención. Mipha sonreía cuando eso pasaba, y sabía perfectamente bien que cuando eso pasaba tenía la atención completa de ese hylian, por el momento. - Eres Link, de eso no tengas duda. Me temo que no puedo darte las respuestas que buscas, y puede que lo qué tenga que decirte te duela. ¿Aún así quieres oír? - ¿Aparte de que necesitaban su ayuda en algo que bien podría ser una misión sui-

- ¿Aparte de ser un bolsa de carne?, el sermón de salvar el mundo ya me lo dieron. Tres veces. - ¿Ah? - No, tú tienes respuestas, quizás no todas, pero tienes la que más quiero ahora. La estatua, le falta algo. ¿Qué le falta? - Qué.

- La estatua es perfecta. - Excepto por el hecho de que era una estatua, qué no era más que un gran recuerdo, y no la persona, no su hermana. - Es perfecta, no le falta nada, cada detalle-

- Sidon.

- Pero padre, Mi-

- Si le falta algo, pero no por falta de querer Sidon. - ¿Pero qué podría faltarle?, era la viva imagen de su hermana en piedra. - Me temo que muy pocos lo saben, fue muy fugaz, pero sí, mi hija tenía algo más en ella el último día que la vi. Me sorprende que sepas eso, Link. - Pero… pero…

Oh. Si pocos sabían… si… entonces…

- La vi. - Frunció el ceño. - Ella desearía que lo que falta estuviera allí, o en alguien. - ¿Y exactamente qué podría ser esto…?

- Quizás. - Concedió lentamente su padre. - Me temo que ese objeto fue hecho solo para ella. Al igual que este fue hecho solo para ti. Sidon. - ¡Ah!

- ¡En seguida!, espérame un momento estimado amigo. - Los demás esperarían. ¿Link?

Link le había hecho tanto caso como un pez a una burbuja. Hasta que la comida se vio incluida en el paquete, claro está.

•••••

-... fue lo mejor que pudimos hacer con las partes que volvieron. - Eso no lo proceso.

Su mente estaba más interesada en lo hermoso que se veía. Y en lo más bajo de la lista que debería de serle más útil que las prendas que no duraban ni 5 minutos sin romperse, desgarrarse, o peor. Lo bonito de la tabla mágica es que era mágica. Cambiarse de ropa con un par de toques era maravilloso. El hecho de que la ropa mágicamente se reparaba, quedaba impecable, limpia, cada vez que la sacaba de allí era milagroso.

Honestamente creyó que su destino era caminar por todos lados en interiores. No es que fuera malo, pero estaban los mosquitos, el sol, la lluvia, los insectos, la comezón, y los ojos si se conseguía a alguien o encontraba un establo. Y para variar los interiores eran sobrevivientes hábiles, pero no eran inmortales.

- Voy a suponer que eso es un "me gusto". - No, no lo iba a soltar. No, no lo iba a devolver. Y no, no se iba a disculpar. - Te servirá bien, Link. - Lo iba a atesorar. Era de buen material, era hermosa, y hasta tenía joyas.

No tenía idea de que había hecho antes que no recordaba, pero por primera vez desde que despertó estaba feliz por ser una bolsa de carne. Si esto era por ser el elegido, salvador del reino, aniquilador de bestias infernales, entonces no le importaba.

-... los lynels de la-

- No, no, tranquilo padre. Toda esa zona es segura ahora. - No pasaba nada por las pequeñas incongruencias, ni se notaban, era maravilloso.

- ¿Entonces ya tienen lo necesario…? - Con esto no lo comerían tanto los mosquitos, y debería ser fácil nadar con esto, eran gente pez así que…

- Hubiera apreciado la advertencia de que es un sanguinario. ¿Si me hubiera confundido con un monstruo o algo? - ¿Ah?

- Muy bonito para ser un monstruo. - Y si lo fuera pasaría más tiempo del necesario sacando todo lo valioso del tiempo.

Si no hubiera hablado cuando lo vio, pues… Mejor no pensar mucho en eso. En su defensa, tenía muchos dientes afilados y se estaba escondiendo en el agua.

- ¿Gracias…? - No fue un cumplido.

Era solo la realidad. Todos los monstruos que se había encontrado eran feos. Y malolientes. Y querían su cabeza en una estatua por existir, ¿tal vez?, tenía sus dudas…

•••••

- Sabía que vendrías. - ¿Uh?

Bajó el arma lentamente, casi atacando a alguien que no había hecho nada para merecer un ataque. Excepto hacer ruido cuando tenía la adrenalina a millón. Y… ¿estaba sonriendo?, ¿quién sonreía cuando…?

Su vista pasó de los orbes dorados a un collar que sabía inmediatamente que era lo que había estado preguntándose desde que vio la estatua.

- Ahora que me has liberado y eliminado a ese esbirro de la Calamidad, no tienes porqué preocuparte por esta bestia sagrada por más tiempo. - ¿A quién le importaba la bestia sagrada…?

Ah. Los Zoras. Cierto, cierto…

- Muy débil. - Se quejó, sin poderlo evitar, golpeando la lanza contra el suelo solo para probar un punto en reacción. Hasta allí llegó su tercera lanza del día, qué fastidió.

La figura de un hermoso color rojo carmesí se llevó una mano a los labios, y estaba seguro de que estaba sonriendo, estaba seguro de eso al punto de-

- De saber que estabas disfrutando tanto no te habría ayudado, por lo visto no te hacía falta, ¿eh Link? - ¿Por eso es que duró tan poco?

- No te rías. - No le hacía gracia. De verdad que no le hacía gracia. - No hay nada-

Un dolor agudo se dio a conocer en su costado, haciéndolo reconsiderar su situación. No tuvo que esperar mucho para comenzar a sentir los golpes, los rasguños, y todo lo demás. Odiaba esta parte…

- ¿Link? - Por un rato que se sentara, no pasaba nada.

No, no pasaba nada. Tendría que tomarla suave por unos días, si… ah si, ¿en qué momento se hizo esto…?

- Ya veo. - ¿Ves que?, ¿que ya se acabó la diversión?, que desgracia…

Hizo una doble toma al verse con compañía, más no le dio tiempo de apartarse o decir nada cuando todas sus molestias comenzaron a desaparecer como si fuera magia.

- Fue mi placer. - Hasta el sangrado se detuvo. Huh. - ¿Algo más que te duela? - Como si verse en la mira de esos ojos no fuera suficiente.

- Entonces, ¿qué le dijo a tu familia? - Porque una figura transparente decía todo lo que necesitaba saber.

El collar en su cuello, más sólido que ella y aún transparente, era lo que no concordaba y no entendía y no se iba a molestar en entender.

- Estoy segura de que ya saben que no volveré. - Ah. No quería ponerla triste.

Por este tipo de cosas era mejor quedarse calladito. ¿Ahora que decía aparte del "ni idea de quién eres"?

Tenía la sensación que decirle eso así de directo sería lo peor que podría hacer en esta situación.

- ¿Que los amas? - Era pésimo en estás cosas.

Denle un lynel que cazar cualquier día a esto. Por favor y gracias.