– ¡Aether, Aether, Aether!, ¡por aquí! –.
Un alma en angustia atrajo la mirada de todos, pero era una emergencia de tamaño celestial y necesitaba su atención.
El nombre al que nombró, estaba ahí paseando y acudió al llamado junto a la fiel comida de emergencia.
– Señor Aouret, ¿qué pasa? –. La pequeña hada seguía sorprendida de como los llamaba.
– ¡Es un milagro!, yo...necesito pedirles algo, voy a darles un buen pago por ello si aceptan. Es solo que no se trata de un encargo normal –. El hombre juntó las manos casi de rodillas.
– Está bien, por algo debe estar tan desesperado y haber gritado mi nombre, ¿qué debemos hacer? –. Aether lo tomó de manera amable, pidiéndole que fuera despacio y preciso.
– Debo hacer una diligencia en el Palacio Mermonia, resolver unos asuntos y entregar papeles...ya sabes cómo son los temas burocráticos en Fontaine –.
"No, en realidad no tengo idea, apenas pude entender el amor que tienen por los juicios".
Aouret se aclaró la garganta, preparando sus cosas y listo para salir del puesto para explicárselo en secreto.
– Necesito que ustedes...se encarguen de la cafetería en mi ausencia, son los únicos en los que puedo confiar. Este puede ser tu momento para demostrar si estás hecho en ser el dueño de un negocio, las veces que viniste anteriormente demostraste buena mano para hacer cafés; por eso solo te quiero encomendar esta tarea a tí –. El hombre lo señaló, reconociendo su potencial talento y Aether arqueaba las cejas.
– ¿En serio?, eso es mucha responsabilidad. Pero daremos nuestro mejor esfuerzo para que no se note su ausencia, puede contar con nosotros para este encargo –. Aether y Aouret se dieron un apretón de manos, el hombre pudo respirar sin saber que el viajero habría aceptado, siendo demasiado amable y con tiempo libre.
•
– No pasa nada, solo es saber darle el café que quiere el cliente, además de si desea algún souvenir del menú en la cafetería –. Paimon voló para ojear el cartel de venta que tiene el establecimiento, mirando la lista de dulces y bebidas que deben tener en mente cuando alguien pida.
La cartera del viajero estaba bastante llena y se permitía el lujo de darle un capricho de vez en cuando a Paimon, pero en este encargo seguro se esforzará para conseguir la máxima ganancia posible, para Paimon es una aventura en una cafetería con recompensas aguardando.
Aether ya había hecho café dos veces en este lugar, el encargado lo elogió y ahora le dió el puesto en su ausencia. No sentía ninguna presión, solo un poco de ansiedad en no confundirse con las mezclas de las bebidas.
"Si la cafetería no está muy concurrida en mi turno, puedo hacer este trabajo con una mano". Con ese pensamiento, arrancó a meterse en el puesto y revisar que todo estuviera listo.
– Al menos Aouret fue consciente de tener todos los ingredientes y utensilios necesarios –.
— Disculpe, me gustaría pedir un café —.
– ¡Ah, enseguida! –. Rápidamente Paimon se puso frente a la mujer, tomando nota de su pedido.
Ella los miró incrédula, como si se hubiera equivocado de dirección.
— ¡Ustedes son...el Viajero y Paimon! —. Resumió para no mencionar las tantas hazañas que se conocen a su dúo.
— ¿Trabajan aquí?, ¡¿tienen un café?! —.
– ¡No!, solo estamos ayudando a Aouret mientras está fuera por unas horas, no se preocupe...¡Aether tiene la capacidad de hacer bebidas sorprendetes! –. La peliblanca flotante infló las expectativas y Aether se puso de color fantasma.
"Paimon, ¡ME ESTÁS METIENDO PRESIÓN CUANDO NO LA NECESITO!".
"Viajero, cuánto más esfuerzo, más recompensa al final para ti y mi estómago, así que será mejor que tengas las manos entrenadas para preparar cafés o correrás a los clientes de Aouret". Respondió exigente como si ella fuera la jefa, mirándolo con clara advertencia.
Un pensamiento le decía que algo no terminaría bien en este trabajo, pero debía distraerse poniéndose manos a la obra y no defraudar a los clientes, probablemente solo está exagerando sus pensamientos.
Y así el tiempo corrió, la gente tomaba recesos de sus trabajos, otros salían de una larga rutina, turistas de otras naciones también se acercaron a probar la cafetería, la voz estaba moviéndose al ver a Aether, el famoso viajero con su fiel compañera Paimon trabajando en la Cafetería Lucerne.
Paimon adoptó el trabajo de camarera, llevando las órdenes a cada mesa con la mentalidad de salir ganando bastante mora después de esto. Aether aprovechó esta oportunidad para chismosear un poco las conversaciones de los clientes, en cada momento de receso sin órdenes.
— Oye, el viajero no solo es guapísimo, sino que sabe usar esas manos para hacer café, ¿qué más podrá hacer tan bien con esas manos?, fufufu... —. Escuchó a una mujer castaña, hablando con sus amigas.
"Bueno, sé usar la espada para pelear, también me dicen que cocino bien".
— Aquí comienza el camino del viajero para hacerse un nombre en nuestra nación, ese chico realmente se está ganando cada título que consiguió en las otras naciones. ¿Hay algo que no haga bien? —. Un hombre estaba buscando conversación con otras personas en distintas mesas.
"Cantar, atraigo megafloras".
— Me pregunto si se cambiará de ropa alguna vez, desde que llegó aquí lo he visto cargando lo mismo a diferencia de nosotros y los otros que vienen de afuera —. Un niño que lo miró, tenía un dedo en la barbilla.
"Sin comentarios".
No estaba resultando tan emocionante, pero estaba seguro que su aparición en este lugar llamaba más la atención que cualquier otro chisme en Fontaine.
– Pfffft, esto es aburrido. Debí al menos traer un periódico del Pájaro al Vapor para pasar el rato –. El rubio volteó a tirar unos vasos plásticos que Paimon trajo en una bandeja para tirar.
En medio de su abierta palabrería, unos pasos vinieron detrás del mostrador y escucharon su sugerencia.
– ¡Puedo traerle un periódico!, debe ser estresante estar todo el día encargado de la cafetería sin enterarse de mucho, pero primero quisiera ordenar algo... –. La voz animada y juvenil detrás de él, sonaba familiar.
– Claro, ¿qué deseas? –.
– Hmm, viendo los precios...¡espera un segundo! –. La voz de la cliente se detuvo en seco, los dos sintieron el tono familiar al hablarse sin reconocer sus rostros de frente.
Aether salió al mostrador y terminó con la misma sorpresa que la persona al otro lado.
– ¡¿Aether?!, ¿por qué estás aquí?...no me digas, ¿estás sin dinero y te ofreciste a trabajar aquí? –. La pelirosa rápidamente formó su idea, mientras el chico se levantaba del suelo.
– ¡Charlotte, que sorpresa!. No sabía que pasabas por la cafetería Lucerne. Y no, en realidad me ofrecí a cubrir el trabajo del dueño mientras hacía una diligencia, estamos bien de dinero por suerte –. Respondió con calma, después de todo no debía tratar con un cliente desconocido o meticuloso.
– ¡Así es!, ¡y cuánto más dinero, mejor preparados estamos para seguir el viaje!...la idea de ganar mora es de Paimon. Además, las dos veces que hizo café aquí no estuvo mal según las críticas –. La peliblanca voladora regresaba con una bandeja y una taza en la cabeza, trabajando y sonriendo con alegría.
Aether solo no pudo entender porque ella hablaba también de él, estaba pensando que una parte de la atención es porque estaba hablándole de sus buenas acciones a los clientes.
– Oh, ya veo...ahora estoy curiosa de probar tus habilidades que tienes con las manos, jeje. Quisiera ordenar un café con leche –.
– De acuerdo, trataré de no equivocarme y a tiempo... –. Él respondió algo nervioso, viendo como Charlotte tomaba una mesa para esperar y le sonreía sin prisa.
Aether pensaba que no sentiría nervios al prepararle café a una conocida, pero al final, algo dentro de él le provocaba una burbuja de ansiedad ante las opiniones que tuvieran sobre su café. Si eso los ayudaba, le haría mucha ilusión, después de todo eso es lo que más vergüenza le daría en lugar de que fuera un cliente corriente.
– ¡Paimon! –. Llamó un enojado rubio.
– Aquí Paimon –. Apareció encima de su cabeza con una sonrisa descarada.
– ¿Qué has estado haciendo además de servir a los clientes?, espero no andes difundiendo cualquier cosa de mí –.
– Solo nuestras hazañas en Mondstadt, Liyue, Inazuma y Sumeru. Paimon además se aseguró de que recordaran que gracias a nosotros, Lyney y Lynette fueron inocentes del juicio, y resolvimos el caso de las chicas desaparecidas, además de plantarle cara a la Arconte Furina en solo unos días de aparecer en la nación –. Las palabras de Paimon sonaron como casi nada.
– Caray, pensándolo bien...hemos hecho mucho en tan poco tiempo en Fontaine, de alguna u otra manera debemos ser la comidilla de la gente –. Aether digerió sus propios recuerdos mientras terminaba el café de Charlotte, al menos eso le quitaba la presión.
Pero le confirmaba que Paimon también era colaboradora de este movimiento de masas en la Cafetería.
Él solo miró con extrema atención, no por parecer raro ante su amiga periodista, solo saber su opinión del café.
Charlotte tomó un sorbo sin sentir la presencia tan intensa de Aether.
– ¡Waos!, ¡está realmente bueno! –. Se tomó la cabeza con un rostro atónito.
– ¿En serio?, no hice nada fuera de lo normal –.
– ¡Tienes tantos talentos!, ¡normal que te rodees de gente de todos los estilos y clases!. Eres muy interesante, Aether –. La chica de ojos azules se rió, terminando de beber el café hecho por su amigo.
"¿Interesante en qué forma?, no me dejes con la duda que me da algo por favor". Él no lo diría, pero le gustaría tener más momentos así con Charlotte, Aether si usaría la palabra interesante refiriéndose a ella.
Rápidamente la detuvo cuando empezaba a meter mano en los bolsillos.
– O-oye...no es necesario que me pagues, me alegro que te haya gustado y te ponga feliz, ese es mi precio justo –. Decirlo tan normal, le costó horrores sin poder verla al rostro y sonrojarse.
– ¡Oye si no vas aceptar el dinero, dáselo a Paimon, Charlotte! –. El hada salió disparada y alzaba la mano para esperar las monedas en su palma.
Charlotte se rió, dándole el dinero a Paimon quien voló rápidamente lejos de la escena sin importarle lo que haga el viajero.
– Eso no está permitido, pero es adorable escucharte decir eso, Aether. Dime, ¿hay otra forma para pagarte?, me has ayudado varias veces ya en las veces que nos hemos encontrado –.
El término "cualquier cosa" pasaba en el tránsito de los pensamientos de Aether, quien estaba tentado a pedir algo, pero no sé decidía.
Lo único que quería, es hacer lo que sea junto a Charlotte, le agarró un cariño especial desde su trabajo juntos en el torneo de Invocación de los Sabios.
– ¡Un picnic!, hay varias partes de Fontaine agradables y aprovechables para tener un día agradable a la imterperie...si no te importa, claro –. El viajero jugaba con las manos y las juntaba sin querer, mirándola todo el tiempo.
– ¡De acuerdo!, vamos a planificarlo cuando vuelva más tarde de la oficina, quedé con las ganas de comer algo y espero verte en la tarde –. La reportera se fue con una sonrisa y sacudiendo la mano.
– ¡Vale! –. Aether terminó frotándose los ojos emocionado luego de ser aceptado.
•
Aether no se dió cuenta del aumento de clientes, iba tan feliz de que su invitación fuera aceptada por Charlotte que le dió más motivación y calidad a sus bebidas, llendo sobrado para prepararlas frente al deleite de cada vez más ojos observando el espectáculo.
– Buenas, vengo para un café negro –.
– ¡Por supues-AAAAHHHHHHHHHH! –. El grito más varonil del viajero salió en el momento cuando solo una persona podía ser capaz de provocarle semejante reacción.
Su señoría, el Gran Juez Neuvillete estaba delante de sus ojos con una sombra bastante imponente, de por sí siendo ya más alto que el mismo viajero quien fue sorprendido por esta repentina aparición.
– ¡S-Señoría Neuvillete!, ¿a qué se debe esta aparición suya por aquí? –.
– Vengo en pos de mi receso en el Palacio Mermonia, no sabía que usted estaría trabajando en la cafetería Lucerne, Viajero –. Cómo siempre, respondió serio y con una expresión impoluta.
– Ah, y-yo solo estoy tomando el puesto de Aouret mientras entrega unos papeles. Él me ofreció el encargo de sustituirlo por entonces, no vaya a pensar otros hechos –. A pesar de haberle hablado varias veces en los últimos días, conociendo las leyes de Fontaine, no quería sonar irrespetuoso.
– Aether, puedo entender que te cause respeto por el puesto de juez, pero no dejes que eso nos lleve a estas incomodidades para tí, mientras respetes la ley y seas una buena persona en Fontaine, puedes estar tranquilo de hablar conmigo –.
El viajero tomó valor con un suspiro para acostumbrarse.
– Está bien...trataré de que no sea la tónica. ¿Puedo tomar su orden?, para conocer un poco los gustos que tiene, señoría –.
Al final no hubo razón de mostrarse nervioso con la presencia de Neuvillete, quien se mezcló en la clientela que tomaba asientos en cada mesa sin alguna expresión que alterara las pulsaciones del rubio.
Media hora pasó al saborear el café con leche hecho por Aether. Él mismo fue a regresar la taza y miraba de nuevo al viajero.
– Normalmente no doy reseña de las bebidas en la cafetería Lucerne, solo quiero que no tomen mucho tiempo y sean fáciles de digerir, cada juicio conlleva mucha saliva, sin contar cada conversación con la señora Furina o alguien que me busca en la oficina del Palacio. Esta es la primera vez que he quedado a gusto, muy agradable para continuar con mi jornada de trabajo; le felicito, Aether –. El hombre peliblanco le mostró respetos bajando la cabeza un segundo, con la bandeja sobre el mostrador y sin dejar ningún rastro de imperfección.
Lo más destacable, fue la sonrisa que tenía al momento de voltearse y marcharse.
– Aether, ¿acabas de hacer sonreír al Gran Juez Neuvillete? –.
– Ni yo tenía en constancia que mis bebidas fueran tan buenas para los demás –. El de ojos ámbar se miró sus propias manos con mucha sorpresa.
•
Con el paso del día, el café se había convertido en un lugar bastante concurrido con nuevos clientes viniendo a probar el café hecho por Aether. Ciertamente, les estaba cambiando la cara amargada y sumida en la oscuridad cuando daban el primer trago.
Quizás la característica aura tan purificadora y brillante del mismo viajero ayudaba en el servicio, la tierna Paimon volando con las órdenes en cada mesa, la popularidad de ambos y el esfuerzo para valer el encargo que les otorgaron complementaban todo para convertir la cafetería en un lugar alegre por unas horas.
Aether y Paimon ciertamente estaban obteniendo más moras del que esperaban.
Apenas estaba siendo de tarde, pero había colas para tomar una mesa desocupada de la cafetería Lucerne.
Aether se estiró un poco luego de un bostezo, tomándose una bebida que él mismo pagó y mantenerse sin distracciones.
"Realmente puedo decir que no encuentro otros detalles para sentir al café tan bueno, quizás estar tanto tiempo con Diona me ha hecho aprender hábitos para hacer bebidas". Miró la taza sacudiéndola con cuidado, escuchando pasos de fondo.
"¡CHASH!".
Antes de que se diera cuenta, algo le llamó la atención de su traje en la parte delantera.
"¿Y esta flor?, me recuerda a ese truco de Lyney que nos enseñó junto a Charlotte y Paimon...es una rosarcoirís, ¿pero de dónde ha salido?". Pensando que se trataba de una alucinación, la tocó para confirmar su tacto.
Solo tenía una explicación...
– ¡Lyney, Lynette!, ¡Paimon no los veía desde hace unos días!, parece que esta nación es tan pequeña –.
– Buenas tardes, Paimon, Viajero. No esperábamos encontrarlos aquí, analizando la situación...¿ustedes están trabajando? –. Los gemelos de cabello castaño grisáceo miró a ambos.
– Nos ofrecimos a sustituir a Aouret mientras no está aquí, así que estamos haciéndole el trabajo mientras tanto –. Aether se iba preparando al sacar unas tazas y las ordenaba detrás del mostrador.
La hermana menor Lynette, notó la flor en el traje del viajero y disimuladamente estaba mirando a su hermano Lyney, frunciendo el ceño.
Y entonces, la conversación se estancó.
Lyney sonreía, esperando alguna palabra del chico, Lynette sospechaba de su hermano y a la vez estaba pendiente de si Aether decía algo, mientras tanto Paimon miraba a los tres cada vez más impaciente.
Aether aún no podía llevarse tan bien con ellos, la unión que tienen con los Fatui es lo que complica su amistad. Los recuerdos de Inazuma le venían a la mente, no odia a las personas que trabajan para los Fatui. Después de todo conoció a fondo a Tartaglia, también al Trotamundos y a otros cuantos que lo hacen por su familia, por huérfanos o encontrar un futuro viable en sus vidas, con Lyney y Lynette pasaba lo mismo, pero seguía impactado de que no les contara sobre esto.
Aún no sabe si se los habría dicho, tampoco los investigó porque no sentía la necesidad de espiar la vida de sus amigos.
– Aether, ¿está todo bien? –. Lynette por fin salió del modo ahorro, preocupada a este punto por el silencio y expresión tan inmersa.
Cuando él miró su rostro, tenía muchos sentimientos enredados, pero apreció ese detalle y pensó que es adorable.
– Estoy bien, gracias por preocuparse, ¿qué les gustaría pedir? –. Aether sonrió, provocándole un calor intenso y cálido a los rostros de ambos hermanos que no dejaron de mirarlo.
– S T O N K S –. Susurró Paimon con pupilas en forma de mora en los ojos.
Para ese momento, Aether no era consciente que es el objetivo por el que Lyney y Lynette estaban centrados seriamente.
Después de servirse con sus pedidos, Lynette y Lyney tomaron las bebidas y dieron un sorbo.
– Está muy bueno...increíble –. La chica movió las orejas y la cola se le erizó, impactada del sabor.
"No se puede esperar menos de Aether". Pensó, sonriendo levemente y ruborizándose.
Lyney simplemente quedó mudo, pegando la mano en los labios y los ojos totalmente abiertos. Sus ojos brillantes buscaron a quien hizo semejante truco de la chistera.
El mago apretó la mano, había muchas cosas alrededor de Aether a quien no podía dejar de pensar. Él a pesar de todo, trataba de entenderlo y no dejarlo, haciéndolo más especial al haberlo conocido en la entrada de Fontaine.
La sonrisa se alargaba más, mientras de su lado, Lynette cruzada de brazos lo miraba con una expresión afilada.
– No molestes al viajero y termina tu plato, hermano –. Gruñó con una fría voz Lynette.
– ¿Qué pasa, Lynette?, ¿no puedo mirarlo un segundo?, tú también puedes hacerlo y no te diré nada al respecto –. Se hizo el desentendido, invitándola a imitarlo, sonriendo como si no estuviera haciendo nada extraño.
Pero Lynette conoce los trucos de Lyney, más que nadie, esas miradas tenían intenciones que Aether no conoce.
A pesar de sonreír como si estuviera todo controlado, la tensión entre Lyney y Lynette los mantenía agazapados por si se atrevían a tomar la iniciativa.
– ¡Lyney, Lynette!, ¿no quieren algo más? –. Paimon como si viera la potencial ganancia y diversión que existía, salió de la nada.
– Dile a Aether que nos dé otro de cada bebida y pastel, pero nos gustaría que él también nos acompañara mientras esté desocupado –.
– Si, sería genial tenerlo con nosotros –.
"¿No sé dió cuenta que tiene doble interpretación?, ah no, ahora parece que se pusieron de acuerdo para que Aether decida".
Lyney y Lynette sonrieron de repente, desvaneciendo el aura de tensión entre ambos como si se hubieran puesto de acuerdo mentalmente.
A Paimon no le interesa que ojos le ponen a su compañero, mientras estuviera trabajando y encontrara las "zonas grises" para conseguir mora extra, no dudaría en usar a su mayor recurso valioso.
Ella le dijo que le querían en la mesa, para hablar y le entregara una segunda ronda de la orden.
A cada paso que el viajero daba a la mesa dislumbraba una brillantez tan poderosa que el sol, luego de unos minutos haciendo su orden con una sonrisa, después de todo...si le pidieron más, es porque les gustó la bebida.
– Tengan, estoy feliz de que les agrade mi café –.
– Tienes talento, realmente sabes hacer muchas cosas. Quien sea tu pareja y viva contigo, debe disfrutar de muchas comodidades a tu lado –. Lynette salió valiente, elogiando sin pelos en la lengua a Aether y con una sonrisa.
Se había adelantado a Lyney, quien sonrió con más fuerza.
Obviamente el rubio no esperaba ese tipo de halagos, quien se sonrojó y miraba a otro lado.
El mago de ojos rojos bebió un poco de la taza, pensando en su siguiente truco para igualar a Lynette.
– Oye viajero, ¿has bebido algo en todo este tiempo? –.
– Solo un poco, por respeto a Aouret. Tampoco es necesario que me den de los suyos, bebí lo suficiente para seguir la jornada –.
– Entonces te ofrezco, compartiré contigo –. El joven posicionó la taza en la zona más húmeda, donde antes ya había posado sus labios.
Lynette abrió los ojos, sabiendo lo que quería conseguir.
– Pero es tu bebida...Lyney, no debería –. El rubio lo tomó con sus manos enguantadas, muy indeciso.
– Insisto, toma un trago, te lo ganaste. No merecemos tu buen trato, esto es un extra por el servicio que nos has dado, no me había sentido tan bien en la cafetería hasta que nos serviste –. Las palabras conmovedoras movieron al chico, quien sonrió adorablemente agradecido.
Él se llevó la taza a los labios, sin darse cuenta que cayó en el objetivo deseado por Lyney y en la trampa en los ojos de Lynette.
"Dos pueden jugar teniendo varios trucos...hermano". Lynette apretó el tenedor hundido en su trozo de pastel.
Mientras se consumía el beso indirecto entre ambos, Lynette estuvo callada hasta que soltara la taza.
– No suelo tomar café, pero se sintió bien –. Respondió con otra sonrisa brillante a los ojos de Lyney.
– Espero tengas espacio para el postre, no aceptaré no como respuesta –. La voz de Lynette se filtró en el momento de Aether y Lyney, quiénes observaron un pedazo de pastel en el tenedor alzado por la chica con orejas de gato.
– ¿Lo dices en serio? –. Él parpadeó con una sonrisa atónita.
– Si, ahora abre la boca para alimentarte –.
Viendo la insistencia de Lynette, Aether no se resistió a la tentación y probó el dulce. No solo fue una vez, Lynette disfrutaba con la sonrisa suya, devorando los trozos y haciendo pucheros adorables.
Paimon estuvo todo el tiempo detrás de ellos, mirando impactada la escena desarrollándose.
– Nah, Paimon prefiere no meterse en líos, eso se lo busca Aether –.
Lyney y Lynette no dejaban de consentir a Aether, ya sea con palabras, gestos o acciones.
Tenían una disputa como dos gatos peleándose por la bola de estambre.
– ¿Aether, te gustan los gatos? –.
– ¡Obvio! –.
– Yo puedo conseguirte uno...a la cuenta de tres... –. Lyney interrumpió la conversación de su hermana con él, con su sombrero preparado en la mano para un truco capaz de embobarlo.
– Ya me tiene a mi, no necesita que le consigan otro gato... –. La chica fue al grano, agarrando la mano de Aether y intentando llevarla a sus orejas.
– ¡Alto, Lynette!, te estás pasando esta vez, hermana –. Su hermano mayor trató de reprenderla, separándolos y llamando la atención con su tono elevado.
– Lo siento hermano, pero estás adjudicándote algo que no te pertenece ni tiene tu nombre en ningún lado, no te sorprendas que también lo quiera. Ya estoy grandecita para elegir lo que quiero, creí que tú estabas aumentando el nivel con cada invitación de tu parte –. Ella no entendía el cambio tan repentino de Lyney, quizás se dió cuenta que iba a perder y tiró la torre de naipes como un niño haciendo berrinche.
– Chicos...¿por qué están peleando?, ¿me perdí de algo? –. La mirada de Aether sentía algo de confusión, estaba perdido, no sabía si hizo algo que los hiciera ponerse de mal gusto.
– Aether, no te preocupes...creo que nos dejamos llevar –. Lyney respondió primero, apenado para no hacerlo sentir mal.
– Mi hermano tiene razón, es solo una simple pelea por un capricho, nada del otro mundo. No tiene que ver contigo, no hiciste nada malo, al contrario, haz hecho mucho por nosotros, ojalá algún día podamos pagártelo como se debe y nos llevemos perfectamente sin mentiras –. Lynette con la mano en el corazón, salió después de su hermano en respuesta y pidió perdón.
– Además, no queremos distraerte más, corre a seguir el trabajo y que no se enojen por nuestra culpa. Nosotros seguiremos aquí terminando nuestra orden –.
Aether se echó a temblar, haciendo sonar la mesa con las manos en la cabeza y gritara.
– ¡Es verdad!, ¡casi olvido mi trabajo! –. Rápidamente se iba a levantar para volver al mostrador.
– Que mala educación de tu parte, y yo que llevo un buen rato esperando probar la repostería de mi querido socio... –. Una voz femenina fingiendo impaciencia se encontró al voltear y diera unos pasos.
Los ojos dorados de Aether brillaron cuando se toparon con el hermoso azul, tan puro y limpio como los mares de Fontaine.
Navia y Aether tuvieron un duelo de miradas muy cercano, sin palabras y con una expresión cada vez más ruborizada del chico por la sonrisa tan grande de la rubia que quedó a unos centímetros de rozar narices.
– No me digas que tú...eres la siguiente –. Tragó con un tono tenso.
– Solo disfrutaba de tu espectáculo con los magos Lyney y Lynette, ahora por fin es mi turno, ¿no? –.
Aether hizo su orden incómodo, por hacerla esperar y desvivirse hace un momento. Eso le quitó toda la felicidad de ver a su socia Navia, por culpa de su propia torpeza.
– Prometo que te compensaré como sea, pero no culpes a la cafetería Lucerne por el retraso. Estoy supliendo a Aouret mientras no está y no quiero terminar fallando, especial si se trata de haberte decepcionado... –.
Navia miró de forma adorable la tristeza de Aether, pero también se sonrojó cautivada por las palabras finales.
– No seas tonto querido socio, no estoy decepcionada. Al fin y al cabo, puedo probar la bebida hecha por ti...¿a tú salud? –. Ella puso una mano sobre la mejilla suya para consolarlo, Aether no sabía cómo actuar ante este contacto repentino.
La líder de Spina di Rosula hizo una orden más especial del menú, ya había escuchado las voces de que el viajero rondaba el sitio trabajando.
Por lo que fue clara al pedir una fría bebida chocolatada con algo de mantecado en la parte superior y una cereza en el centro.
El rubio tenía pensando volver al mostrador a no estresarse en saber su opinión sobre la bebida, hecha con todo su sudor y con cuidado de no meter la pata. En ese momento de quietud, la chica de sombrero lo señaló y le indicó que tomara asiento a su lado.
– Entonces...¿está demasiado dulce o le falta?, puedes ser totalmente honesta, que nuestra relación de socios no ciegue tu juicio por favor –. Al final no pudo aguantarse, revelando lo que esperaba de sus labios.
Navia estuvo bebiéndolo hasta ahora con lentitud. Al ver la ansiedad de Aether, se llevó la cereza a la boca, mirando detenidamente a su socio con una sonrisa decidida.
En un momento inesperado, llegó a los labios del viajero y los unió mientras compartía el sabor de la cereza, sintiendo además su lengua al buscarla por si misma.
Aether estaba poniéndose del color de la cereza, una descarga electro golpeó su cabeza aguantando un gemido, la determinación y dulzura de los labios de la mujer de largo cabello rubio casi lo envuelve en llamas, sintiendo el sabor de su labial en el proceso.
Navia se separó rápidamente luego de dar el esfuerzo, dejando la cereza algo babeada con la saliva de Aether y terminando de comerla poco después, delante de sus ojos en shock.
– ¡Es la mejor bebida que he probado!, la cereza le dió el toque especial. Debería contratarte como mi cheff personal, pero supongo que no puedo secuestrarte en Fontaine –. Sonrió naturalmente como si no hubiera hecho lo que hizo.
– Ah...si... –. Aether entró en errores en el cerebro, sin poder enlazar palabras y tartamudeando con humo en la cabeza.
– ¡Paimon encontró otra cereza!, pero deberá ser más discreto si quieres hacerlo otra vez, ¿que dices? –. Sosteniendo la cereza con delicadeza, la albina flotante sonrió malvada y mostraba la mano esperando una regalía a cambio.
Navia sonrió ampliamente como si le cayera un regalo del cielo, entregándole un mora a Paimon quien le pasó la cereza.
Aether trató de huir, pero fue tomado del brazo y volvió a caer en los labios feroces de la mujer, esta vez usando su gran sombrero negro de por medio de cualquier mirada.
– Aquí no hay nada, ¡sigan, sigan con su día! –. Paimon también intervino, poniéndose delante para distraer.
– Listo...cuenta saldada, ahora puedo calificar a la cafetería Lucerne con un diez por este servicio –. Susurró satisfecha la chica con una sonrisa pícara y guiñando un ojo, bastante feliz luego de la oferta de Paimon.
¿Habrá sido esta, una declaración de intenciones para los jóvenes magos que trataron de usar trucos tan baratos con el viajero?, ambos se veían pálidos al ver la actuación de la líder de Spina di Rosula.
¿Qué truco de magia usó para hechizar al viajero?
El golpe fue bastante letal.
Aether regresó minutos después cubriéndose la boca, entró y estuvo un rato limpiando sus labios luego de que Navia le enseñara lo fuerte que es su labial.
– ¿Te diviertes con esto? –.
– ¿De qué hablas?, Paimon solo usó la oportunidad para sacar más dinero –.
"Si fue solo por eso...¿por cuánto me venderías si viniera otra persona con intenciones más fuertes?". Pensó y exhaló con la mano en la frente.
– ¡Ya regresé! –. El golpeó fuerte de su recepción lo trajo a tierra, encontrándose cara a cara con la pelirosa y amiga suya de Pájaro al Vapor.
"A mí me van a matar de un infarto un día de estos, ya llevo tres". Aether se sobresaltó, aún con la cabeza en el momento con Navia.
– Te daré mi orden y planificaremos nuestro día juntos –. Charlotte sonaba bastante animada, sonriendo con emoción por un día de descanso junto al viajero.
"Nuestro día juntos...suena tan bien". Aether no se percató que miró estúpidamente a Charlotte por un minuto, hasta que se motivó en hacer bien la orden y ir rapidito a su mesa.
– ¡Vale!, entonces déjame mostrarte opciones para hacer el picnic –. Aether sacó su mapa de Teyvat, reduciéndolo solo hasta la parte desbloqueada de Fontaine que ha pisado por ahora.
A diferencia de sus últimas interacciones con los conocidos que ha hecho en Fontaine, fue con la periodista quien se dió todo natural y sin nada extraño.
Eso también le demostraba su profesionalidad y seriedad.
Al final encontraron una colina con vistas al mar ubicada en la zona de la ópera, una zona natural donde no hubiera problemas y pudieran disfrutar de paz.
Quizás porque se ha sentido más fluido, no se percató que Charlotte pasó todo el rato mirándolo con su barbilla apoyada en la mano. Le brillaban los ojos, no había tenido este tipo de sentimientos extraños con las personas que conoció, hasta el día que vió a Aether en Mondstadt para el caso de las cartas de Invocación de los Sabios, al igual que él.
– Oye realmente esto es muy bueno, no puedo esperar para probar tu comida en el picnic. Trataré de hacer algo también, aunque espero no te importe si compro algo –.
– Si puedes poner dinero para traer algo, no me importaría, hay muchas cosas que aún no he probado en Fontaine...pero me interesa saber lo que puedes hacer tú misma a mano –.
– ¡Ten por hecho que daré todo mi esfuerzo para ese día, lo esperaré con ansias! –.
Aether y Charlotte compartieron un momento agradable, emocionados de lo que les deparará en el picnic.
– Viajero~Viajero~Viajero...no dejes solo el mostrador o Paimon te matará –. Una voz adorable de ultratumba se encontraba en medio de la pareja planificando su día.
– *suspira*...Tus manos son más pequeñas que las de una Melusina –.
– ¡Deja de quejarte y vuelve al trabajo! –. Paimon lo había escuchado, llendo detrás suyo mientras se iba al mostrador luego de despedirse de Charlotte.
"Si, ya me doy cuenta porque trabajo solo como aventurero, no pienso dejarlo por nada, jamás".
•
Pasaron unos minutos, toda la tarde estuvo con sus amigos quiénes aún seguían ocupando asientos. Estaba por decirles si necesitaban algo o que desocuparán el lugar, solo podía sentir miradas de ellos cuando trabajaba.
No solo eso, la cafetería seguía cada vez más llena, las melusinas de la Gendarmería fantasmal no daban abasto para ordenar la fila, la gente murmuraba intensamente y el estrés ya estaba agobiando a Aether.
Dió un suspiro suplicio dando la vuelta, no esperaba tener que lidiar con tanta gente...ahora entendía mejor a algunos de sus amigos de otras naciones.
Probablemente su reputación influía, pero sus habilidades potenciaron aún más la popularidad de la cafetería Lucerne, es lo único positivo que sacaría de este trabajo.
– *EJEM, *EJEM*...quisiera ordenar algo –.
– ¡Ah sí, enseguida la atiendo! –. Aether se golpeó con el estante al escuchar la repentina voz del mostrador, apresurándose para no enfadar al cliente.
– Qué desea para tom–. El rubio abrió sus ojos como platos y la frente se le puso sudada sin poder terminar la frase.
"Ay no...¿qué esto no podía ir a peor?". Irónicamente estaba siendo el centro de atención de la corte de Fontaine, sacando mucho dinero que seguro le repartirá el dueño por ser tan amable de cuidar la cafetería, pero su popularidad traería consecuencias.
Delante de sus ojos divisó una copa de sombrero azul sobre un sedoso cabello blanco, una figura postrada y quieta esperando para sorprenderlo con una pose típica de la Arconte Hydro.
– Nos vemos de nuevo...Viajero –. Sonrió con temple Furina, riendo por lo bajo.
– Vaya, ¡es un gusto tener a la mismísima masco-Arconte de Fontaine en la cafetería Lucerne! –. Forzó una sonrisa entre dientes mientras esperaba su orden.
– No pasó desapercibido el hecho de que Neuvillete viniera aquí por un momento a buscar algo de café y estuviera muy satisfecho cuando regresó al Palacio. Ya para entonces, hasta en la columna de El Pájaro del Vapor se estaba hablando del nuevo invitado que preparaba las bebidas en la cafetería –.
– Las noticias fluyen en Fontaine como un río...eh? –. Aether respondió bastante incómodo posando la mano sobre la nuca, viendo como Furina apoyaba la barbilla con su mano encima del mostrador.
Hubo un duelo de miradas extraño e intenso por segundos largos, incluso la gente se calló y empezaba a voltear en la dirección donde estaban los dos.
"¿Qué es esto?, ¿una extraña forma de mostrar su autoridad a un forastero o me está coqueteando?, ¡por favor alguien ayúdeme!". Era la primera vez que Aether estaba asustado de un Arconte, pero no por las razones que uno pudiera pensar.
– Uhm, ¿qué va a ordenar? –. Alzó un poco la voz para que no hubiera malentendidos, buscando fijamente a su compañera voladora.
– ¿No lo sabes? –. Preguntó con un susurro sin dejar de mirarlo, más cerca.
– A menos de que hayas cambiado este lugar...¿hay algo más que café aquí?, podría pedir un fish and chips, unos chocolates, un vino de diente de león, golosinas, pastelillos pequeños...¿sigo? –. Ella enumeraba con las manos y una sonrisa engreída, burlándose de él.
El viajero suspiró y pudo relajar sus músculos, viendo que Furina lo había engañado nuevamente con sus pensamientos.
– Disculpe, "Señorita" Furina...esto no es una tienda de chucherías o recuerdos, no tenemos todo lo que usted desee personalmente, esto es una cafetería –.
– ¡Oye!, ¡¿por qué llamas "Señorita"?! –. Realmente no esperaba eso, incluso poniéndose nerviosa por la dureza de su respuesta.
– Solo...pide...algo... –. No estaba en un buen momento como para ponerse a argumentar contra Furina, quien parecía desesperada por explicaciones y él quería largarse.
– Ok, pediré...un viajero para mi siguiente juicio –. Respondió señalando con un rostro seguro, escondiendo sus emociones más intensas en la cabeza.
– ¡ESPERA!, ¡¿qué hice ahora para qué me metas a un juicio?!, ¡¿te gustó tanto para andar buscándome a todos lados e investigándome a mis espaldas?! –. Aether quien se veía realmente alterado, llamó la atención de toda la zona con sus palabras usadas.
Furina abrió los ojos como platos, casi dejando escapar un gemido ahogado por tales acusaciones.
– ¡¿Q-QUE?!, ¡¿por qué dices eso?!, ¡n-nunca saldría con alguien como tú! –. El rostro de Furina trataba de mantener la calma, pero sus tartamudeos y sonrojo la acusaban.
– En el Caravasar Rivat ví a uno de tus "pajaritos", lo supe inmediatamente ya que tú no puedes verme ni saber mis movimientos si mandas gente que estuviera en Sumeru o a dónde quiera que vaya. Además, tengo la palabra de su señoría Neuvillete diciéndome que era uno de tus puntos de investigación –.
La cara de Furina entró en pánico, alejándose lentamente con los humos en toda su expresión.
– Entonces, ¿tienes algo para refutar mis palabras?, ya dí mis argumentos. A menos que quieras rendirte y pedir algo de una vez –.
Furina sentía la mirada de todo su pueblo rodeándola, jamás se había visto acorralada de tal forma y destrozada en un segundo.
– Aether, arregla esto. Estás a punto de armar un chismerío que no va a dejarte de perseguirte en Fontaine, además Paimon siente que nuestros amigos están más impactados que Furina –. Por primera vez, la albina flotante se acercó con un tono muy preocupado susurrándole.
– ¿Qué tiene de malo? –. Pensó enseguida.
— Furina y el famoso viajero... —.
— Furina está enamorada del viajero, ¡¿esto es realmente posible?! —.
— ¡Si es real, la noticia puede valer una fortuna! —.
— Cómo se esperaba de Furina, cuidándose las espaldas al tratar de conquistar a alguien como él —.
— ¡Ahora todo tiene sentido!, ¡por eso siempre se me hacía curioso que ellos se encontraran muchas veces! —.
– ¡NO ES LO QUE PARECE!, ¡solo fueron investigaciones para asegurarme de que no fuera una amenaza para ustedes, LO JURO! –. Furina estaba tan avergonzada que tenía lágrimas, tratando de calmar los rumores con su color carmesí, mientras Aether yacía inmóvil al escuchar el ruido.
– ¡Dí algo o lo harán oficial! –. Paimon lo sacudió de la bufanda, mientras él seguía en shock al darse cuenta de su propio error.
Además, siendo la gente de Fontaine...no se creerán lo que diga, al tratarse de algo más relacionado a la farándula romántica de famosos.
— ¡¿Pero cómo puede ser posible?!, si yo ví con mis propios ojos a Aether teniendo momentos más cercanos con los magos Lyney y Lynette hace un rato, ellos le llevan más ventaja —.
Los hermanos giraron la cabeza, siendo observados ahora por la multitud.
— ¡Nonono!, eso no demuestra nada. A diferencia de la líder de Spina di Rosula quien lo besó sin miedo delante de los dos, por lo que Furina tiene varios rivales por delante para quedarse con Aether —.
Navia simuló tener un ataque de tos mientras todos la miraban asombrados, cubriéndose la cara mientras se moría de vergüenza por dentro.
– Ella estaba muy feliz cuando lo hizo, Paimon no puede creer que no se diera cuenta de lo indiscreta que había sido –. Se golpeó la frente con su manita, negando con la cabeza.
— ¡No olviden a Charlotte!, ¡ella lo vió dos veces hoy e incluso acordaron en salir juntos a un picnic! —.
La chica gritó cuando descubrieron sus planes, tirándose a la mesa a llorar por no ponerse avergonzada.
– ¡CHISMOSOS! –. Aether salió en respuesta, con un grito muy fuerte a quien lo dijo.
— Pero viendo este escenario, quien debe decidir es él...¿por quién se decantará el viajero? —. Al final, las miradas se congregaron en él sin importar sus gritos y reclamos.
No solo eso, había una mezcla de vergüenza y seriedad en Lyney, Lynette, Navia y Charlotte esperando que dijera algo.
– ¡Yo no quiero saber nada, soy una víctima de este espectáculo bochornoso! –. Furina escapó por patas mientras complicaba las cosas para el mismo Aether.
En estos momentos, solo quedaba una cosa por hacer al verse acorralado por todos.
– ¡LA CAFETERÍA ESTÁ CERRADA POR HOY! –. Aether se hartó de tanta incómoda vergüenza en su cara, cerrando el mostrador y arrastrando a Paimon adentro.
Después de ese momento, se encerraron en una barricada usando la Relajatetera como refugio hasta que todo el mundo se hubiera ido.
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– ¡Viajero, viajero! –. La misma voz que escucharon el día anterior se sintió cuando él tuvo que pasar por aquella cafetería con sigilo.
– Hola Aouret –. Respondió por lo bajo, mirando hacia todos lados esperando que nadie lo buscara.
– ¡Mil gracias por tu labor ayer!, hoy he tenido más clientes solo en la mañana y no dejan de hablar de tu trabajo. Tienes un talento dorado para hacer bebidas y atraer clientes, sé que esto ya es muy osado...¿pero no te gustaría trabajar conmigo o ser mi suplente cuando esté indispuesto? –.
La cabeza de Aether se llenó rápidamente de flashbacks, con una cara horrorizada.
– Y-Yo...lo siento pero no aceptaré la oferta, ahora mismo estoy ganando bien como aventurero, espero mi ayuda haya sido útil para tu negocio y nos conformamos con la recompensa de ayer, además del aprendizaje –. Él sonreía nervioso con una gota de sudor en la mejilla, poniendo la mano detrás del cabello.
Esta historia la cree luego de hacer dos veces el encargo de la cafetería Lucerne, solo tuve que crearle una trama para que funcione y salió esto xD
Y quería encontrar una escusa para incluir a Charlotte con Aether.
