El hijo de mi amigo (Kei Bakugou x Izuku)
— Espera Kei.— Izuku gruñó por lo bajo, apartando con cuidado al chico que besaba su cuello con total posesión.
No quería caer, pues lo que estaría a punto de conceder, sería una absoluta locura...
Su jurada sentencia de muerte.
— Ya basta Izuku, hasta cuando me vas a rechazar.— el chico bicolor apretó los puños con frustración. Estaba harto de la resistencia del mayor, sabía de sobra que le gustaba y mucho, pero el maldito era un terco de primera y no se dejaba hacer.
— Es que no lo entiendes Kei, si Kacchan se entera me matará.
El chico bufó con hastía y le miró con rencor. — No puedo creer que siendo el héroe número uno, te dejes intimidar por él.
— No es eso... es sólo que...
— Olvídalo, me largo.— espetó lleno de decepción y caminó a la salida de la oficina de Deku. — Tal vez será mejor que busque un alfa con más agallas.
Izuku se acercó hasta él y lo abrazó por detrás. — No me digas eso, por favor.— susurró contra su nuca. Su tono de voz delataba profundo dolor.
El chico se tensó, no podía frenar la tristeza que invadía su pecho. Lo amaba, Izuku era todo para él.
Desde que supo que era un Omega que podía tener a un alfa. Desde que era sólo un mocoso que lo admiraba y quería ser como él.
Había decidido que Izuku sería su alfa, nadie más que él.
— Entonces ya basta de apartarme, me haces daño con eso Izuku. ¿Acaso no lo puedes entender?— Sollozó.
Izuku lo giró hacia él y lo besó.
Él también lo amaba.
No sabe cómo ni cuándo pasó. Como de pasar tardes enteras jugando a ser héroes, había terminado enamorado así como estaba.
Completo y sólo por él.
Kei Todoroki era el hijo de sus amigos, Katsuki y Shoto Todoroki, nacido de un encuentro casual cuando ambos sólo tenían 15 años de edad.
Para ese tiempo, Izuku estaba locamente enamorado de su rubio amigo Omega, pero éste ni la hora le daba y cuando supo de su embarazo, simplemente se rindió en tratar de conquistar su corazón.
Sabía que al rubio le atraía Todoroki, y con el bebé en camino, no tenía absolutamente nada más que hacer ahí.
.
.
.
— Te amo carajo.— el chico tomó la boca del alfa con desesperación. Quería ser suyo, quería gritarle al mundo entero que el héroe número uno le pertenecía.
Izuku sabía que estaba mal, era 16 años mayor que el chico, pero simplemente no podía frenar el deseo de su corazón.
Lo tomó por los muslos para levantarlo y el chico enredó sus piernas en su cadera.
—Tu mamá me matará.— jadeó sobre sus labios. El chico río.
— Que se joda, ya soy un maldito adulto quiero de una vez por todas follar con mi alfa.— Izuku le volvió a besar. Esta vez más rudo, con más pasión.
Sí, tal vez era muy viejo para su amor.
Treinta y seis versus veinte años era demasiado para asimilar, pero ambos ya eran adultos, el chico ya era un héroe autosuficiente y lo que el alfa no tenía de juventud, lo compensaba con energía y vigor.
— Me vuelves loco, cachorrito.— Kei se sonrojó. Cachorrito era el apodo que Izuku le había dado cuando era sólo un niño.
Al ser amigo cercano de su padres, el peliverde siempre estuvo presente en su vida, cumpleaños, salidas, eventos importantes. Por suerte no había sido elegido para ser su padrino, eso hubiera sido demasiado perturbador, fueron sus tíos, Natsuo y Fuyumi Todoroki quienes afortunadamente habían asumido con ese rol.
— ¿Llegaremos al final esta vez?.— preguntó ilusionado. — Por favor dime que sí, alfa.
— Lo haremos, te lo prometo Keichan,
sólo que primero debemos hacer las cosas bien ¿si?— explicó con cariño y frotó tiernamente su nariz con la del chico.
— Entonces... por lo menos déjame ayudarte con esto.— Kei movió su cadera de manera sugerente contra la del mayor.
El miembro de Izuku estaba duro como roca dentro de su ajustado traje de héroe.
El héroe peliverde se sonrojó. — Lo siento. — se disculpó. — Mi cuerpo reacciona así con el tuyo, no lo puedo controlar.— el chico le tomó del mentón.
— No te sientas apenado, amor.— le besó con calma. — me encanta que tu cuerpo sepa a quien le pertenece y a quien debe reaccionar.— suspiró con embeleso.
— Diablos, ¿Por qué me siento así?.— pregunto asustado el héroe del One for all.
Kei le miró sin entender.
Izuku tomó su mano y la posó sobre su pectoral izquierdo. El corazón le latía desbocado dentro del pecho.
— ¿Me dará un ataque?— preguntó apanicado.
Kei se carcajeó. — No idiota, estás enamorado.— sonrió gigante y orgulloso.— estás jodidamente enamorado de mi como yo lo estoy de ti.— le explicó entre lágrimas de alegría.
Izuku le abrazó con fuerza, llenando sus pulmones del delicioso aroma a jengibre que desprendía. Él ya lo sabía, estaba más que claro con sus sentimientos, aún así, nunca había dicho la frase por miedo a que las cosas con el chico no se diesen como lo esperaba.
.
.
.
.
.
— ¿Crees que Midoriya aún pueda sentir algo por ti?— Preguntó Kaminari.
— No lo sé joder, pero el idiota está solo. Jamás le he conocido pareja.
— No lo sé Kats, qué pasa si él ya está enamorado de alguien más, ¿que harás al respecto?
— Luchar jodido pikachu, luchar.
Katsuki estaba decidido.
Hacia veinte años atrás que había perdido por completo a Izuku.
Su orgullo y su relación del pasado fueron la excusa perfecta para apartarlo de su lado. Sin embargo, siempre existió ese anhelo por tenerlo. Y es que el maldito Deku era todo lo que quería para su vida, pero siempre terminaba cagándola con él.
Cuando ocurrió lo de Todoroki, todo se fue al demonio y aunque el héroe bicolor le gustaba lo suficiente como para haber intentado formar una familia con él, jamás pudo llegar a amarlo verdaderamente. No como a Deku.
Era momento de tomar las riendas de su propia vida, y está vez no tenía pensado rendirse en ello.
Lo que el héroe Dynamight ignora, es que el tiempo no pasa en vano, no se malgasta, las heridas sanan y los corazones rotos se reparan y evolucionan.
Mi perro
Ahí estaba, distraído en cualquier cosa mundana en esa sala, que no fuera la soporífera reunión a la que debía asistir... cada primer día, de cada mes, de cada maldito año, desde que cumplió los quince.
No era que los "imperativos" asuntos de su familia y las aliadas a ésta, fueran ajenos a su interés.
Por supuesto que no.
Simplemente, tenía pleno conocimiento de todos y cada uno de estos, no por nada había presenciado de primera fuente la totalidad de ellos, ya sea cómo ejecutor principal o prestando soporte intelectual en los mismos.
Por tal, y aún sabiendo todo aquello, debía permanecer ahí, con el culo aplastado en ese asiento por al menos dos horas.
No sería para nada extraño que alguno de los asistentes a la tertulia, tuviera alguna consulta a la información que estaba siendo expuesta, después de todo, sieeeempre habían de esos, y ahí debía estar él, dispuesto para responder.
Entonces, como alfa y principal miembro de su clan en la "Yakuza", debía estar atento a cualquier tipo de debate y/o análisis del informe que él mismo había ayudado a redactar tan diligentemente.
No obstante, se encontró contemplando de forma expectante, a la peluda criatura frente a sus ojos, quien entusiasmada y enérgica como siempre, se esmeraba en mordisquear y tironear las agujetas del fino calzado italiano que portaba uno de los asistentes a la ocasión.
No sabía ¿que le llamaba tanto la atención de la peculiar escena? si era que la bestia pulgosa ahí presente, estaba claramente arruinando los zapatos del idiota bicolor sin que éste se inmutara ante la acción, o que se estaba dejando llevar por la envidia que sentía al ver a la peluda cosa esa, poniendo su atención en ese infeliz.
Y no era que se sintiera particularmente atraído a que un animalucho cuadrúpedo le mordisqueara el calzado, claro que no, sólo aborrecía la idea de no tener específicamente a ESE ser vivo, como su mayor aliado.
Pues si había un tesoro más atrayente que todo el dinero del mundo para él, sin lugar a dudas, era ese apestoso ser.
Probablemente nunca en su vida hubiera deseado más que nada, tener un don especial para amistar con el reino animal.
Hasta ahora.
Pero es que no existía un ser viviente más preciado en la vida de la persona mas importante para él, que ese singular canino.
Se sentía miserable y ridículamente celoso de no haber conseguido establecer una mejor relación con la criatura a pesar de los años, pues si quería avanzar con pasos aventajados en su cortejo, debía ganar la confianza de "Runa" antes de cualquier otro ser en el planeta.
(…)
— Runa chan, deja en paz a Todoroki kun— susurró una dulce voz.
Esa maldita voz, que le removía el mundo entero.
La criatura peluda fue hasta el portador de dicha voz, y se sentó juiciosa a su lado. Éste le acarició suavemente el lomo y el pulgoso animal empezó a jadear y a removerse con evidente felicidad.
— Izuku, ¿que te he dicho de traer a tu mascota a la reunión?— reprendió Yagi, con un tono de voz un poco menos severo de lo que pretendió.
— Lo siento papá, sabes que no me deja solo. — se excusó con la verdad, pues la Akita Inu, era la sombra y principal guarda espaldas del hijo Omega del jefe de la mafia Japonesa.
— Si te molesta puedo retirarme de aquí.— ofreció.
— Por ningún motivo Izuku, tú serás el próximo jefe, compórtate con responsabilidad por favor.— Yagi le miró con reproche.
Izuku hizo un puchero ante la reprimenda.
Si que era todo un caprichoso.
Yagi suspiró ante ello, no era como que pudiera permanecer mucho tiempo enojado con su pequeño sol. — Que permanezca quieto, de lo contrario se irá de aquí.— sentenció serio e Izuku sonrió.
Y todo hubiese estado perfecto, si tan sólo en ese momento, no hubiera hecho acto de presencia en la reunión, Kai Chizaki.
Por alguna razón que sólo Izuku conocía, Runa odiaba a muerte a ese alfa.
Los ladridos estridentes y el instinto asesino de la perra se activó al instante en que ese hombre puso un pie en esa sala, con una única intención de alejarlo lo más posible de su amo; de Izuku.
Yagi se cabreó, adoraba a su hijo y entendía perfecto que la perra tuviera un apego especial con él, incluso al punto
de poner en riesgo su propia vida sólo para protegerlo. Pero él, era el líder de
la Yakuza y no podía permitir ese tipo de insolencia.
Desenfundó su arma y apuntó sin ningún tipo de remordimiento al animal.
— Sácalo de aquí ahora, si no quieres que lo calle.— gruñó en dirección a Izuku.
El Omega tembló en su sitio, mirando de forma sorprendida a su padre, luego desplegó sus feromonas cargadas de ira y tristeza ante la aversión para con su perra.
Izuku estaba totalmente de acuerdo con ella en odiar al idiota de Chizaki, después de todo, ese alfa era un maldito soplón. No lograba comprender ¿que estaba esperando su padre en no botarlo a la calle?
El Omega salió de aquella sala, con la ira y la humillación consumiéndolo. Su tonto padre esta vez se había pasado, y no lo iba a perdonar tan fácil.
Bakugou se removió ansioso en su sitio y le dio una discreta mirada a su madre, como "solicitando permiso". Mitsuki hizo un ademán con la cabeza concediendo aquello y entonces Katsuki se disculpó y abandonó la reunión.
Era su oportunidad de ir tras Izuku y reconfortarlo.
.
.
.
El Omega caminaba a pasos pesados por los recónditos pasillos de la mansión, quería largarse a su cuarto a gritar en soledad el nombre de su estupido padre. Runa le seguía en silencio.
— ¡Izuku espera!.— Katsuki le llamó.
Izuku se detuvo y suspiró. — ¿Qué ocurre Kacchan? ¿Tú también me vas a sermonear?.— preguntó seco pero con su tono de voz calmo y suave como siempre.
— No, claro que no, es decir, otras veces ya te ha pasado lo mismo, ¿no puedes sólo dejarla fuera de la sala?.— preguntó indicando a la perra.
Izuku hizo una mueca de fastidio.
— Si eso era todo, me retiro, permiso Kacchan…
— Espera.— Katsuki se quiso golpearen la cabeza, sabía que con el tema "Runa"no debía ser tan desconsiderado.
— ¿Si?— Izuku volvió a preguntar y miró a Katsuki con esa carita que le robaba los suspiros al alfa.
— Discúlpame, no quise inmiscuirme en la relación que tienes con ella.— el Omega asintio. — En la próxima reunión por favor permíteme quedarme con ella, no tendrías que soportar los regaños de tu padre.— ofreció y Runa le gruñó en desacuerdo.
Izuku parpadeó incrédulo, no se esperó para nada ese ofrecimiento.
Nadie sería tan suicida para tratar con Runa, la perra odiaba a todo el mundo, excepto a Izuku, Inko, Aizawa y a Shoto tal vez.
— Eso es muy lindo de tu parte Kacchan, pero no creo que funcione.— fue sincero. Le sonrió al alfa e hizo un gesto de lo más coqueto al ocultarse un mechón de cabello tras la oreja.
Katsuki tragó en seco. Carajo que le gustaba ese Omega.
Izuku era sin lugar a dudas, el Omega más hermoso que pisaba la tierra, no tenía pruebas, pero tampoco dudas.
El alfa se puso nervioso ante la mirada verde esmeralda que aún le analizaba. Aún así, se posicionó estoico en su sitio
y repitió su ofrecimiento.
Izuku se acercó a pasos seductores hasta él y tomó entre sus manos, su masculino y cincelado rostro.
El alfa se tensó, no sabía muy bien qué pretendía el Omega, pero no se movió ante su tacto.
Izuku contempló su rostro de cerca y con la yema de sus dedos acarició sus delgados labios, mordiéndose los propios en el proceso, como un obvio signo de deseo. — Me agradas Kacchan... — susurró y terminó de acortar la distancia entre ellos.
Se puso de puntitas de pies, envolvió sus brazos en el cuello del alfa y lo besó.
Izuku era directo, por lo tanto no perdió tiempo en mover sus labios con afán y seducción sobre los de él.
Katsuki abrió sus ojos como platos ante esa acción tan osada e inesperada, pero no se quejó. No era tan idiota como para eso. Apretó sus manos en la pequeña y deliciosa cintura del omega y de manera pausada correspondió a su beso. Tendría que estar demente como para no hacerlo.
El calor de sus bocas era avasallador y sus lenguas que se rozaban con timidez, parecían derretirse ante el contacto.
El alfa se sentía en las nubes, siempre quiso probar los labios cereza de Izuku, pero nada jamás lo había preparado para la delicia que aquello le estaba proporcionando.
Se permitió gruñir, cuando el Omega se atrevió a succionar su lengua de forma sensual y coqueta.
Y ya estaba...
Se lo quería comer, lo quería llevar a la cama y hacerle de todo, quería escucharle gemir su nombre de puro placer bajo su dominio, y llenarle de mordidas y besos su pecosa y delicada piel.
El calor invadiendo su sistema, como fuego abrasador ante una fuente infinita de combustible.
Nunca en la vida había deseado con tanta fuerza entregar su nudo hasta preñar al alguien.
— Deku... — gimió en su sonido patético y necesitado. El Omega decidió romper el beso y hasta el chasquido que corto aquel contacto, se sintió tan malditamente deleitoso.
Todo en ese Omega era pura delicadeza y seducción y Katsuki no podía permitir que ningún otro, tuviera a tan fina pieza de arte entre sus manos.
Izuku le miró con firmeza y le sonrió.
— Podría funcionar.— le concedió, susurrándole a unos centímetros de sus labios.
Katsuki asintió como atontado, quería volver a estrechar el contacto, quería volver a besarlo, pero el Omega se alejó de tajo.
Izuku contempló el rostro sonrojado del alfa y acarició con dulzura y afecto una
de sus mejillas.
Le volvió a sonreír
— Estoy seguro que mi Runa es mucho más dócil que cualquiera de las putas a las que amas frecuentar, Kacchan. — terminó por decir.
Y Katsuki se quiso morir.
Katsuki deseó estar bien muerto y enterrado bajo tierra. Izuku sabía de sus asquerosas andanzas.
— Izuku, yo… — se quiso justificar pero el Omega movió las manos restándole importancia.
— Muchas gracias por él ofrecimiento Kacchan, pero no te molestes.— le sonrió — a Runa no le agradas nada así que en la próxima reunión, le pediré a Todoroki kun que la distraiga, creo que él ya estableció una mejor relación con mi perra.
Izuku dejó al alfa solo en aquel pasillo, con las ilusiones hechas añicos por su estupidez.
— Maldita perro.— Se quejó.
Pulsera
Katsuki estaba más que atado al peli verde, sus juegos después de una larga jornada de trabajo era la mejor forma de revivir.
Por más cansado que llegarán, él estaría dispuesto a complacer a su Deku.
Una tarde demasiado acalorada entre la batalla que tuvieron con unos villanos.
El peli cenizo estaba lado a lado con Kirishima, la rabia y los celos que sintió fueron suficientes para volverlo loco y atacar más ferozmente, dejando a sus rivales devastados.
De un solo movimiento acabó con ellos, todos quedaron impactados solo de ver el Rayo verde que iluminó el lugar y después de eso vieron caer a sus enemigos.
— Deku es el mejor, cierto baku-bro — dijo Kirishima — Ojalá pudiera conseguir una pulsera de él…
Las pulseras eran distintivas de las parejas, una llevaban preciosas piezas de oro, otras con diamantes, unas más sencillas, dependiendo de la personalidad de tu pareja.
Era un símbolo de amor eterno y de compromiso, quien la portaba era realmente la envidia de todos.
El símbolo de la paz era relacionado con una o con otra, siempre buscaban encontrarle pareja mientras él ya la tenía, varias veces en comunicados de prensa había dicho que estaba enamorado de Katsuki y que se casaría con él.
Lo cuestionaban de su decisión y de lo que acaba de decir por qué el rubio no portaba ni la pulsera o el anillo distintivo del compromiso.
Así que ante los ojos de los demás, Izuku era soltero y nadie perdía la oportunidad de acercarse o declarar sus sentimientos, eso a Katsuki no le agradaba, pero ya había aprendido a vivir con ello.
No aceptaba la pulsera porque era verse débil ante los demás, exponerse a críticas constantes que él no se merecía al símbolo de la paz, que Izuku era mejor persona de lo que él podría merecer.
Esas palabras se le quedaban en el sistema de Katsuki, así jamás aceptó eso por parte del pecoso, lo que esa noche cambiaría…
Llegaron a su casa y Katsuki subió a su cuarto, se fue a dar un baño, sabía que Izuku estaba molesto y tomaría un baño en el cuarto de visitas, así que preparó su mejor atuendo y bajó las escaleras.
— Sabes que estoy harto de toda esta situación… — dijo demasiado molesto.
— Tendría que ser yo el molesto, no tú… Supongo que eso lo dices por el acercamiento que tuve con Eiji hoy.
— … — solo permaneció callado con la cabeza agachada.
— Me dijo que estaba esperando a que tú le dieras una estúpida pulsera… No me quiere a mí sino a ti estúpido Deku.
Se levantó Izuku y le jalo la mano, con sus látigos sometió su cuerpo para que no se moviera, de un ágil movimiento puso algo en la muñeca de Katsuki, este alzó el brazo después de que lo soltara y vio esa hermosa pulsera de oro rojo con incrustaciones de diamante blanco y rosado en formas de picos, era tan hermosa.
Katsuki quedó boquiabierto porque no pensaba que esto le resultaría tan hermoso.
Izuku se arrodilló — Sé que soy un estúpido y demasiado celo, pero te amo con cada célula de mi cuerpo, todo de mí te pertenece, quiero pasar mi vida a tu lado, quiero ser tu compañero en esta vida y las siguientes…
Sus lágrimas de felicidad descendían en su hermoso rostro — Sí, aceptó — le puso el anillo y se levantó para darle un beso lleno de todos esos sentimientos.
— Señor Midoriya esta noche debe de ser perfecta — lo jalo y lo acostó en la cama, los besos subían de nivel y las caricias calentaban sus cuerpos, así como otras noches se amarían.
Se quitaron la ropa poco a poco, Izuku levantó las sábanas para cubrir sus cuerpos — Espero que con esto quedé claro a quién pertenezco — dijo el peli verde mientras se ponía en medio de las piernas de su futuro esposo.
Azami
Viaje al pasado
Sé que llevó poco tiempo de haber aceptado lo que siento por Deku, me gusta en verdad lo hace, pero es tan complicado poder decirle lo que siento, que mi cuerpo no reaccione a él.
En los entrenamientos era una tortura constante, verlo desnudarse en las duchas, ver esa espalda marcada, su culo y piernas de ensueño, lo que hace saltar mi polla con entusiasmo.
Ver su rostro me recordaba a cuando éramos estudiantes de secundaria, la etapa más difícil para él, cuando yo era un hijo de puta con él, ¿Qué pasaría si pudiera regresar?
Me quedé con ese pensamiento hasta llegar la noche — Correría con mucha suerte si puedo volver a ver ese rostro, en vez de llenarlo con lágrimas de sufrimiento le daría puro placer…
Fue lo que dije y después me quedé dormido, en la mañana cuando estábamos en una prueba en la agencia de Endeavor, salimos a patrullar con algún extra para prepararnos para poder hacerlo nosotros mismos.
Una estúpida chica de secundaria chocó con mi brazo, sé que lo hizo intencionalmente, me miro directo a mis ojos — Eres un cobarde, pero yo puedo redimirte de tus pecados — caí en una especie de trance, no podía quitarle la mirada de sus ojos — te llevaré de vuelta a él.
Fue todo lo que escuche y mi cabeza dio vueltas, rápidamente Deku se acercó conmigo — Kacchan, ¿estás bien? — su voz sonaba distante, su imagen se perdía, verlo ahora es ver al Deku indefenso de hace unos cuantos años atrás.
Perdí el conocimiento y cuando desperté estaba en nuestra vieja escuela, vi a lo lejos a mi hermoso peli verde, porque fui tan estúpido de no darme cuenta de lo perfecto que es.
Me acerqué lo más que posible que pude y vi como mi yo del pasado, aquel infantil y arrogante niño menospreciaba al ser que dentro de unos años nos traería como estúpido tras él.
— Es hora de darte una lección, me daré una lección, quiero decir, le enseñaré a amar a nuestro Deku a las malas…
— No, eres el más estúpido Deku — ¿mi voz era así? Me acerqué y le hice una pequeña seña a Izuku para que se quedara callado, se extrañó y dio un salto hacia atrás — ¿Qué te sucede escoria?
—¿Kacchan?
— ¿Qué estás ciego o idiota?
— Él no hablaba de ti, sino de mí — le di un golpe a mi yo del pasado y lo mande a dormir — Dame la mano Izu y sígueme — sabía que a esta hora mis padres no estaban en casa, me lleve cargando y mi hermoso niño aun lado de mí.
Llegamos a mi casa y en cuanto entré a mi cuarto, no pude resistirme, deje en mi cama a mi otro yo y me fui a besar a mi pecoso.
— ¿Q-qué haces? Mmm Kacchan — escuchar eso me prendió como el demonio.
— Déjate llevar Izuku, no pienses en nada más que en mí — lo seguí besando, sé que es torpe, pues estoy quitando su primer beso.
A lo que me recordó si mi Izuku de mi tiempo ya habrá besado a alguien, solo de pensar que alguien más lo habrá hecho, me da tanta rabia — Eres mio — se lo dije posesivo.
Saqué su miembro de sus pantalones y comencé a masturbarlo, sé que estoy haciendo algo tan impuro, pero después limpiaré mis pecados.
Mordía sus labios mientras él gemía para mí, me senté en mi silla de mi escritorio y él se sentó a horcajadas, su cadera se movía sola por el ritmo de mi mano, su orgasmo se hizo presente, baje sus pantalones por completo y lo voltee para que me diera la espalda.
Derrame mucha saliva para poder abrirlo para mí, mi polla empezó a doler dentro de mis pantalones.
Ya estaba listo para recibirme — Eres un chico muy malo — metí mi miembro despacio y un gemido de Izuku despertó poco a poco a mi otro yo, él se movía demasiado lascivo, arqueo su espalda y bajaba lentamente por mi miembro.
— ¿Qué mierda le haces a Deku? Maldito pervertido y en mi casa…
Sostuve su cara y la atraje cerca de la cara de Izuku — Aprovechando lo que tú no haces, hago sentir bien a Izuku, mientras tú lo lastimas, yo lo hago gemir de placer.
Quedó hipnotizado como yo, en su dulce mirada, en cómo sus lágrimas descendían por todo lo que estaba sintiendo.
Sonreí y vi como caía en la lujuria y su miembro se levantaba de sus pantalones. — ¡No! — gritó.
— Lo quieras o no, lo vamos a tener, él es todo nuestro, más vale que lo entiendas — mi orgasmo estaba a punto de venir, lo llenaría con tanto placer, mi orgasmo se hizo presente, cerré mis ojos y cuando los volvía abrir ahí estaba él.
Mi Deku, mi Izuku del presente.
Al verlo tan cerca de mi rostro no pude resistirme y lo besé, vi como abrió los ojos tan grandes, que quedó paralizado mientras deslizaba mi lengua por su boca.
Me quité por lo avergonzado que estaba, Izuku no quería esto y yo solo quedé como un maldito perdedor, me levanté y vi que mi erección estaba tan firme, me tapé y salí de ahí.
— ¡Kacchan! — escuché como me gritaba.
Maldición por qué hice eso, él es el único que pone a mi corazón a sufrir y ponerme las bolas azules.
No sé si fue un sueño lo que pasó, pero lo sentí tan vivido, sentí su piel contra la mía, lo delicioso que me apretaba, su cadera, verla subir y bajar, su cuerpo temblando, sus gemidos. — Contrólate maldición…
Volví a llegar a la UA y no dije nada, solo me fui directo a los dormitorios, me encerré en mi cuarto, no quería saber de nadie y mucho menos verle la cara a Izuku.
Cerré mis ojos y me quedé dormido, aun en mis sueños pude revivir lo que le hice al Deku de la secundaria, sin embargo, aquí no se sentía tan real.
Escuche al otro lado de la puerta como tocaron suave — Ábreme por favor la puerta, no puedo esperar toda la noche Kacchan, necesitamos hablar.
Sí, sé que soy un cobarde, pero no quería verle la cara después de lo que hice. — No puedo Izuku, tengo aún las imágenes de…
— Cómo tomaste, mi cuerpo, mi primer beso, no puedes tentar al destino una vez más con eso… — En cuanto terminó de decir eso, abrí la puerta.
—¿Cómo?
— No lo recuerdo, esa chica con quien te topaste fue conmigo después, ella podía ver el pasado de las personas, lo que más anhelan en la vida, te puede dar una oportunidad de lo que quieres, en ese momento yo quería saber qué pasaba contigo.
— Por favor no digas nada más, solo vete…
— Ya no voy a esperar más, tú sabes lo que quiero Kacchan — Mi cabeza hizo un corto circuito.
— Yo quiero hacerte el amor, quiero tocarte, quiero que seas solo mío — cerré la puerta con seguro, nadie nos molestaría — No quiero mentirte más, me gustas Izuku.
Él me volteo y me beso, uno tan apasionado que me erizo la piel, sentirlo por fin aah era tan excitante. — Agárrate fuerte — dije y sostuve sus muslos, lo cargué para pegarlo a la pared — Me tienes justo donde quieres… Haz conmigo una mierda, si así lo deseas, pondré el mundo a tus pies.
Nuestro beso se intensificó, nos arrancamos nuestras ropas — Mírame arder por ti Kacchan.
Perdí toda cordura cuando dijo eso, él era mío, lo lleve hasta la cama, quite sus pantalones, pero recorrí el camino con besos y mordidas, reclamaré su cuerpo completo para mí, bese sus piernas, mordí la orilla de sus pies, volvía a subir hasta su pelvis, quitando aquel bóxer negro.
Su piel tan blanca, tan deliciosa al tacto, mis manos eran ahora pinceles, delineando cada parte, su miembro sería atendido por mí, lamí la punta de este e Izuku arqueo la espalda, justo igual como lo hizo su pequeño pasado, introduje toda su extensión en mi boca, provocó unos espasmos en su cuerpo.
Subía y bajaba, agarró mi cabeza para llevar el ritmo, mis lágrimas bajaban por mis mejillas hasta que llegó su orgasmo paro, antes de tragarlo, subí a la cama y mostré toda la semilla que me dio, era una buena carga y lo tragué.
Sus ojos se veían ahora totalmente obscuros, me arrancó mis pantalones igual que mi bóxer, me dio la vuelta y ahora él estaba arriba de mí, metió mi miembro en su boca.
Lo volvió a sacar y esta vez metió dos de sus dedos en mi boca para qué los llenará de saliva — ¿Sabes cuantas noches me masturbe pensando en ti?
— ¿Qué? — dije sorprendido, vi como esos mismos dedos los introducía en su agujero, como se preparaba para recibirme. — Será una muy buena bienvenida, entonces.
Sonreí maliciosamente y volvía a caer en la cama, pues sentir como era devorado por Izuku me calentaba mucho, lo escuchaba gruñir, mientras yo gemía por más, se detuvo justo a tiempo y subió arriba de mí.
Despacio, metió mi miembro en su interior, solté un quejido — Mmm Zuzu — me apretaba tan delicioso, podría jurar que me corría rápido si aumentaba tan solo un poco la velocidad.
Estar dentro de él me excitaba mucho — Kacchan más, más rápido — cambié de posición, ahora está arriba, mi ritmo es más rápido, más duro, mi espalda era marcada por los rasguños de Izuku y yo mordía sus hombros.
El placer nos consumía cada vez más — Ahh me vengo aaah ~
— Aguanta un poco más zu — aumenté el ritmo, la intensidad, nos corrimos al mismo tiempo.
Nuestras respiraciones eran erráticas, me acosté aún lado él y lo abracé — Presente, pasado o futuro eres mío — tomé su mano y la bese, sellando mi promesa de estar con él eternamente.
