El Asesino de las 12

- Que aburrido... -Suspiro con pesades el rubio ceniza- Todos son tan aburridos...

Giraba constantemente la navaja entre los dedos de su mano izquierda, mientras miraba como las luces de la ciudad se cernían debajo de él.

Harto de no hacer nada, comenzó a caminar por los bordes de los edificios, sintiendo la brisa en su rostro y con esa sensación de poder que le encantaba, en algún punto comenzó a silbar cansado del silencio que lo rodeaba.

Pensaba que sería una noche un poco más movida, sin embargo no había ningún idiota que a su parecer valiera la pena, iba a resignarse por esa noche, hasta que presenció como en la calle unos tipos perdeguían a otro.

Corrió por sobre los edificios saltando entre ellos como si nada, tal vez ver al pobre idiota que lastimarían mejoraría sus ánimos, divertirse un poco con su expresiones atemorizadas.

Eso lo impulso a querer llegar más rápido, los 2 tipos terminaron acorralando al otro en un callejón cercano, bajo por una tubería suelta hasta un pequeño balcón y a su parecer solo faltaban unas palomitas para disfrutar mejor el show.

Dos tipos encapuchados se acercaban peligrosamente al muchacho, probablemente no mucho mayor a él, ambos lo estaban acorralando contra un basurero al final del callejón.

Katsuki pensaba que solo era otro idiota al que robarían fácilmente, pero grande fue la sorpresa que se llevó al ver como el joven se levantaba con una tabla y le pegaba al que le propinó la cachetada.

- ¡Aléjense de mi! -grito mientras se ponía de pie- Les eh dicho que no quiero ni mierda con ustedes...

- Oh pequeño Izuku tu no...

- ¡Cierra tu estúpida boca Shigaraki!

Abrió aun más los ojos cuando el chico se poso sobre la poca luz que entraba al callejón, a sus ojos era lo más hermoso que había visto sobre la faz de la maldita tierra.

Cabello verde con un rizado cada vez más revuelto por la agitación de la pelea, unas hermosas pecas surcaban sus mejillas dándole un aspecto algo infantil y adorable, ojos como esmeraldas dirigiendo una mirada decidida y aterradora.

- Rawrr - ronroneo feliz, Katsuki no pudo evitar relamerse los labios ante la visión que tenía del peliverde- ¿Eres un chico peligroso, no pecas? -susurro para si mismo-

El peliverde se lanzó contra los chicos, defiendo se a todo dar mientras Katsuki se deleitaba con la imagen del pecoso, parecía ser el mismo cielo en persona, y aunque sabía perfectamente que nunca llegaría ahí, sentía que con ese pecosito podría probar una parte de él.

Salió de su ensoñación cuando escucho un gemido de dolor, el pecosito estaba otra vez en el suelo, al final el dos contra uno fue mayor a él, quedó desarmado y a merced de esos tipos.

Katsuki enfureció al ver como el tal Shigaraki paso su lengua lascivamente por la mejilla de Su Cielo.

- Vamos Dabi, Izuku ya está mas que gustoso de ser nuestro por esta noche -Una mano de Shigaraki se coló por debajo de la camisa de Izuku-

No le gusto.

Lo enfado.

Ese pecosito era suyo.

Bajo hasta el callejón por las ventanas que le permían descender con facilidad, cuando llegó al suelo hizo notar su presencia con un estruendoso aterrizaje.

- ¡Oigan Bastardos! - Gritó con burla en su voz y una mirada altanera-

Ambos voltearon a ver quién interrumpía su diversión, no se inmutaron por qué Katsuki estuviera ante ellos, a pesar de su imponente presencia.

- Dejen a mi pecosito malditas basuras.

- ¿Tuyo? -Dabi lo miro con incredulidad- lo vimos primero

- ¿Y esa mierda me importa? -katsuki sonreía sin gracia alguna- Suelten a mi pecosito.

- Como quieras -Shigaraki soltó al peliverde con brusquedad- Pero cuando termine contigo me lo follare cuanto me de la gana.

Katsuki solto una carcajada estruendosa que causó en los dos encapuchados un escalofrío, aunque algo no les pintaba bien, creían tener la ventaja pues eran dos contra uno después de todo.

- Pues vengan a mi malditos extras -paro de reír y les dirigió una mirada de odio- que está noche me voy a divertir con ustedes... ¡Y el nombre de Katsuki Bakugou quedará grabado en sus malditas caras! -solto otra risa sin gracia-

Dabi se acerco a Katsuki dispuesto a propinarle un puñetazo en el rostro, pero el cenizo fue más rápido al esquivarlo y darle una patada en la espalda que lo llevó al suelo.

Se levantó rápidamente buscando asestarle un golpe a Katsuki, pero el cenizo logro darle un gancho en el estómago haciéndolo regresar al piso.

- Ugh que aburridos son -dijo el cenizo con desinterés- solo son un par de mierdecillas débiles -burlo viendo cómo el chico se retorcía del dolor.

Shigaraki, ante la ineptitud de su compañero se acerco al ceniza con rapidez, a diferencia del otro, este le estaba dando más pelea a Bakugou.

Debía admitir que debes en cuando le gustaba un poco de competencia, pero no iba a permitir que ese imbécil se quedará con Izuku, así que se lanzó contra Shigaraki y todo terminó cuando le dio un cabezazo que lo dejo inconsciente casi al instante.

Vio una obra maestra, un tarado retorciéndose en el piso y otro inconsciente, pero qué patéticos eran esos dos.

Katsuki fijo su vista al final del callejón y ahí estaba el pecosito, temblando y mirándolo, preguntándose si era su salvador o solo la competencia de Shigaraki, ya que recuerda como claramente el ceniza dijo "mi pecosito"

Trago grueso cuando al fin estuvo de pie frente a él.

- Tu... Tu... Tu eres...

Estaba nervioso, había escuchado el nombre de ceniza antes, sin embargo no sabía si decirlo le proporcionaría seguridad o una muerte aún mas rápida.

- ¿Me conoces? -una sonrisa de felicidad se extendió por el rostro de Katsuki-

- Si... Tu... Tu has matado a... Has matado a 145 personas en lo que va de año...

- Así que reconoces mis méritos, pero en las noticias mienten ¿Sabes? -una cara de confusión marco el bonito rostro de Izuku- han sido 199...

El ceniza hablaba como si nada de sus atrocidades, cosa que dejo a Izuku con los ojos de par en par, ¿Y si era la víctima número 200? ¿Solo se peleó con Shigaraki para matarlo?.

- Y... Y... Tu... Va... Vas a... A matarme? -aun estaba temblando, temeroso de lo que el peliceniza podría hacer-

- No, no, no bonito -Le extendió una mano a Izuku, quién la acepto con duda- Yo no te mataría, ¿Como podría matar a ser tan bonito?

- ¿que?

La confusión de Izuku aumento, ni en un millón de años creyó que uno de los asesinos más buscados en ese momento le estaría coqueteando, y aún peor:

Que el lo considerara en cierto modo tierno.

Se tomó un momento para apreciar al chico, cuando ponían su foto en los noticieros solía estar enmascarado y lo único que se llegaba a ver era su cabello rubio ceniza.

No podía negar que esa piel pálida resplandecía a pesar de que era de noche, pudo notar que era unos centímetros más alto que él, y sus ojos... Eran los más curiosos que Izuku había visto, pues eran rojos como la sangre y contenían cierto brillo de locura.

- Oh pecosito... -Un leve sonrojo se extendió por sus mejillas-

La mano que le ofreció a Izuku para levantarse del suelo aún era sostenida por la suya, con cuidado la acerco a sus labios y depósito un tímido beso en la mano de su pecosito.

- Yo Mataría por ti...

Entonces la mirada de ambos se dirigío a los dos cuerpos inertes que aún estaban inconscientes y malheridos, entonces una sonrisa sádica se formó en los labios de Katsuki junto a un sonrojo violento en sus mejillas.

- ¡Pídeme que mate por ti!

No había una declaración más hermosa para Bakugou que matar a alguien por la persona que te gusta, o en este caso, quien será el puto amor de tu vida.

- ¡No! -Izuku tomo una tabla cercana y azotó un golpe en la cabeza de Bakugou- ¡malo!


𝐔𝐍 𝐆𝐀𝐓𝐎 𝐄𝐒𝐂𝐑𝐈𝐓𝐎𝐑.

Humillarte

•︴

-Deja de humillarte...

Esas palabras resonaban una y otra vez, ¿Por qué el peliverde dijo eso?, ya recordaba, por quinta vez consecutiva se le estaba declarando a Katsuki, ¿Pero a Izuku que le importaba?, son enemigos, definitivamente sus narices ni debían estar ahí.

-¿Ha?.

-Deja de humillarte.

De nuevo las mismas palabras, pero ahora la mirada del peliverde parecía más obscura, su rostro serio le daba miedo, ni cuando peleaba con los villanos se veía así.

-Midoriya..

-Ni le des vueltas, solo es humillante ver como le lloras, si nadie te lo dice pues preferí ser yo quien te abra los ojos, deja de ser idiota.

Se alejó.

-¿Te gusto yo?.

-¿Que?.

-¿Si, te gustó?

-No, para nada.

-Claro que te gustó, lo dices por que te importo.

-No.

Pudo observar como el pelirrojo se acercaba y él iba retrocediendo.

-Solo quería que dejaras de ser idiota.

Dijo molesto y salió de ahí yendo hacia su habitación, azoto la puerta y al prender estaba ahí el cenizo, al verlo frunció el ceño.

-Parece que sigues molesto.

-Ese idiota no entiende, deja de tratarlo Katsuki.

-¿Katsuki?, parece que vienes enojado, pero conmigo no debes quejarte.

-Si, sigues con lo mismo de juntarte con él me las pagarás tú y él, ahora el idiota dice que me gusta.

-¿Que?, ¿te gusta?, ¿por eso tanta insistencia con que me aleje de él?.

-Para nada.

-¿Te gusta Kirishima?.

Se había levantado y había tomado con fuerza sus mejillas, las apretó con una mano y el peliverde comenzó a quejarse.

-¿Te gusta?.

-Que no.

-Me haces una idiotez con Kirishima y te juro que te mato, Izuku.

-Ay, suéltame, el primero que está advertido con eso eres tú, no quiero volver a ver con él.

Soltó las mejillas del chico y se volvió a tirar en la cama.

-Chúpamela.

-No, ¿insinúas que me gusta él y ahora quieres eso?

-Es una orde Zuzu.

-Kacchan, no, deja de cambiarme el tema.

-Ya.

-No,no quiero, quieres cambiarme la conversación y yo quiero que estés lejos de ese idiota.

-Ahora.

-No, ahora tu harás lo que yo quiero, por que si no obedeces me va a importar una mierda morirme.

-Zuzu, obedece, yo me he alejado mucho de Kirishima y eso debes notarlo, me alejaré más de él.

-Promételo.

-Lo prometo, ¿crees que le haría caso?, mi pene palpita por ti.

-Eso no es romántico.

-Pero es la verdad, tú eres mío y yo probablemente tuyo.

-Lo dices de nuevos sí y te muerdo las bolas.

El peliverde se hincó enfrente de él y él cenizo colocó su mano en la nuca de este acariciando aquella marca que intentaba cicatrizar.


Tu aroma me enloquece

El aroma de Izuku estaba volviéndolo loco.

Cuando bajo a la cocina tras despertar, además del olor a Waffles recién hechos, Katsuki notó la intensidad en el aroma de su novio.

Deslizándose con pasos suaves a través del lugar se acercó a él.

Izuku ni siquiera necesito girarse o mirarlo para saber que Katsuki se acercaba a él. Su aroma que se mezclaba perfectamente con el suyo lo delataba.

Así que cuando sintió las grandes manos con las venas marcadas sujetarlo de la cintura, su entrepierna endurecida restregandose contra su trasero sugestivamente y sus labios besando la marca de unión en su cuello.

—Buenos días, Kacchan... — musitó el peliverde, sintiendo derretirse bajo el simple toque de las manos de su Alfa.

—Muy buenos días, 'Zuzu. Hueles delicioso... — gruño con voz baja, ronca.

La piel de Izuku se erizó al escuchar y sentir como un par de los dedos de Katsuki se colaban debajo del elástico de sus shorts para bajarlos lentamente a la par de los suyos.

Alejo la wafflera para tener el mayor espacio posible para apoyar sus brazos sobre la encimera.

—Eso, levanta tu lindo trasero, mi amor. — susurró Katsuki, deleitándose con la vista del trasero de Izuku que se encontraba completamente húmedo, listo para recibirlo.

Masturbando su polla un poco, la alineó.

Izuku se mordió el labio cuando sintió cómo la punta se abría espacio en su interior de forma lenta, algo tortuosa.

Estaba lo suficientemente húmedo como para que se deslizara sin dificultad, pero aún siendo un Omega, sin un poco de preparación su agujero era más estrecho de lo normal.

Eso a Katsuki le encantaba y a Izuku también.

La leve sensación de dolor al ser penetrado le excitaba.

A veces sentía que era un poco masoquista por ello pero vamos, ¿Quién en su sano juicio no disfrutaría del sexo duro con el amor de su vida?

Para cuando sintió los testículos de Katsuki contra sus nalgas jadeó. Podía sentir claramente las pulsaciones de las venas que se marcaban a lo largo de su falo contra sus estrechas paredes.

Al parecer Katsuki iba a entrar en celo junto con él. Perfectamente sincronizado como siempre.

—¿Puedo cogerte duro primero? — preguntó el rubio — Prometo hacerte el amor después y, limpiarte y mimarte correctamente al terminar. — prometió.

Izuku asintió, sujetando su brazo para guiarlo.

Cuando Katsuki vio como Izuku lo posicionaba alrededor de su cuello, obligandose a arquear la espalda para una posición satisfactoria fue respuesta suficiente para que Katsuki supiera que estaría bien perder un poco el control en esa primera ronda de muchas que tendrían durante los próximos tres días.

Miya


Practica

Izuku aprende a rebotar deliciosamente en la polla antes de que se engancha con Kacchan por primera vez.

Él ha estado practicando en un consolador desde hace algún tiempo y honestamente no puede esperar a ver la reacción del rubio de la misma.

Quiere que se asombre, ¡incluso que se horrorice con sus nuevas habilidades!

Pero, cuando por fin llega el momento..

Las cosas no van necesariamente según lo planeado.

Izuku gime en voz alta, con las uñas afiladas clavándose en los anchos hombros mientras esconde su cara sonrojada en el hueco del cuello húmedo de Katsuki.

Se siente /maravilloso/.

Tiene los dedos de los pies dolorosamente enroscados y clavados en el colchón mientras mueve deliberadamente el culo contra la pelvis del rubio, con el coño recién afeitado chupando y tragando desesperadamente una polla larga y gruesa que tiene la boca de Izuku descaradamente abierta de par en par.

"¡Oh, joder!"

Nunca se había sentido tan bien.

La polla de Kacchan es perfecta, es mejor que el consolador que había usado y moldea sus entrañas con la forma exacta. Ahora, gracias a Kacchan, ha experimentado la felicidad plena.

Pero de repente, un pensamiento se arrastra en su cabeza.

¿Kacchan también se siente bien? ¿Kacchan también se siente bien?

Izuku levanta lentamente la cara, esperando ver al otro hombre en un estado similar al suyo.

En lugar de eso, se encuentra con un abrupto rojo estoico.

Katsuki no parece sonrojado ni feliz.

Parecía muy enfadado.

.

.

:

( Si no entienden el contexto es porque izuku se mueve tan bien que katsuki está celoso de no haber sido él el objeto de entrenamiento)


Compatibles

Ambos son codiciados por igual.

En este mundo guiado por instinto son los últimos dominantes nacidos en esta generación, ¿Cómo no perder la cabeza por ellos?

Desde hace años han tratado de juntarlos, volverlos una pareja para que la línea de dominantes renazca pero ninguno está interesado en el otro.

Izuku es un Omega libre que va de aquí hacia allá en su carrera como Idol, Katsuki es un Alfa que está centrado de lleno en el boxeo, su carrera está en su mejor momento al ser campeón en dos categorías distintas, ninguno tenía tiempo que perder en amoríos solo para cumplir los caprichos de una sociedad a la que no le debían nada, sin embargo ...

Cierto día ambos coincidieron en una sesión fotográfica.

UA Magazine había logrado juntar sus horarios de sesiones separadas para que, con algunas artimañas, lograran juntarlo para una sesión en conjunto.

Si bien ambos se mostraron gracioso al inicio, terminaron aceptando. Ya estaban ahí, no tenían más compromisos en sus agendas, así que después de cumplir sus sesiones por separado, por primera vez en varias décadas un Alfa y Omega Dominantes finalmente estaban juntos en la misma habitación, respirando el mismo aire que estaba saturado con sus potentes feromonas.

Las de Izuku tenían un aroma fresco, como si estuviera en un jardín lleno de gardenias, era elegante, muy elegante.

Las de Katsuki olían a sándalo amaderado, fuerte y varonil, atrayente.

Ambos se miraron por un largo tiempo sin decir nada, solo reconociendo el aroma ajeno que se acoplaba perfectamente al propio.

Pero con todo profesionalismo la sesión comenzó.

El presidente de UA Magazine estaba fascinado por tener la oportunidad de fotografiar a un par de ejemplares en peligro de extinción. Sonaba demasiado atrevido incluso en su cabeza pero por un momento se le ocurrió la grandiosa idea de agendar otra sesión en la que mostraran su parte híbrida.

Sería un deleite ver a Izuku con los cuernos de ternero y a Katsuki con la orejas de lobo por lo menos, pero sabía bien que a ellos no les gustaba su parte híbrida ya que está solo se volvía incontrolable durante sus temporadas de calor.

La sesión terminó.

Después de revisar el material donde incluso Izuku se sentó en el regazo de Katsuki para promocionar una de las costosas fragancias de perfume con feromonas artificiales les dejaron ir en paz.

Ninguno de los dos se dirigió la palabra, al menos en el set pues cuando subieron al ascensor las cosas cambiaron completamente.

—Hueles bien. — el primero en hablar fue Katsuki.

Izuku sonrió ante el cumplido.

—Lo mismo digo. Tu aroma me hace querer entrar en celo y armar un nido después de que me hayas follado durante una semana entera. — admitió, al ser un dominante tenía menos recato que los Omegas comunes en cuánto a lo que sentía o deseaba.

—Oh, así que no temes ser devorado por el lobo, lindo ternerito. — Katsuki se relamió los labios, su mirada fijándose en el Omega a su lado, sorprendiéndose un poco porque este ya lo estaba mirando.

Izuku dio un par de pasos hacia él hasta que parándose de puntitas, su nariz se acercó lo suficiente por la diferencia de alturas al cuello del Alfa para olfatearlo.

Katsuki gruñó bajo.

Hacer eso era una clara señal de interés.

—Que sea un ternero no significa que no pueda decorarte también. — musitó con voz suave y Katsuki pese a ser un Alfa se estremeció.

Los Omegas normalmente no eran así de descarados pero este sin lugar a dudas no conocía el sentido del pudor y eso simplemente le encantaba.

Las puertas del ascensor se abrieron, sus agentes ya se encontraban en el lobby del edificio esperándolos, sorprendiéndose por la cercanía entre ellos.

Izuku se apartó, no sin antes darle una mirada de arriba hacia abajo para luego morderse el labio.

Katsuki volvió a gruñir y en cuanto el peliverde puso un pie fuera del cuarto mecánico, lo sujeto del brazo para tirar de él devuelta al interior.

—¡Katsuki no! — Eijiro, su agente quiso impedirlo pero el rubio solo sonrió grande antes de presionar un par de botones en el panel y hacer que las puertas del ascensor se cerrarán de nuevo.

Iida, el agente de Izuku solo suspiró.

Era de esperarse que al encontrarse por primera vez no pudieran ignorar la química ni la atracción cien por ciento segura que se daría entre ellos.

Así que haciendo un par de llamadas, Iida reservo una habitación en el hotel más cercano mientras Eijiro resignado les conseguía un transporte y persona que limpiará su desastre una vez que decidieran salir del ascensor.

Esperando que de este acostón no saliera un cachorro producto de la calentura, lo que era casi seguro por si compatibilidad.

Miya


Omega dominante

Apuró sus pasos, no quería malos entendidos aún y cuando el que le está pidiendo explicaciones quedó olvidado muy atrás. A la única persona que quiere dárselas salió de ahí con un idea equivocada de él.

— ¡Nerd, espera!

— ¡Púdrete Katsuki!

— ¡Maldita sea, me vas a escuchar!— Katsuki toma el brazo de Izuku y lo estampa contra la pared. No tiene ninguna intención de dejarlo escapar.

Hoy no.

— ¡Suéltame Kacchan! Te prohíbo que me vuelvas a tocar.— gruñe con soberbia el Omega. — Eres una maldita escoria, endulzándome los oídos para luego sólo desecharme.— escupió con rencor, removiéndose como una sanguijuela para escapar del agarre.

— ¿Eso es lo que crees de mi?— preguntó dolido.

— Si, te odio.— espetó con desdén y una furia viva arrancada de sus ojos esmeralda. — Como fui un idiota y me entregué a ti, decidiste que estabas bien con eso y te quisiste abrir paso entre otras piernas.

— ¡Cállate, mierda. Eso no es verdad, yo no soy así! — Gritó con ira, su corazón dolía a más no poder.

— Jodete y suéltame de una maldita vez, vete a arrinconar a Fuyumi a…

— ¡Que te calles maldita sea! — Gruñó y estampó uno de sus puños con fuerza en la pared a un costado de la cabeza ajena.

Izuku sudo frío, ¿qué estaba pensando en enfrentar a un alfa así?

— ¡Eres un idiota, siempre sacando conclusiones de mierda! — presiono aún más el cuerpo del Omega con el suyo, apretando más fuerte, sin una pizca de raciocinio.— Siquiera sabes que la única jodida persona que me ha gustado en la vida has sido tu, maldita rata prepotente y altanera?

Izuku se sonrojó enormemente, Kacchan nunca le ha dicho que le gusta, como iba a saberlo. Aun así, un dejo de miedo recorrió su espina, el alfa lo tenía acorralado tan fuertemente contra la pared que si seguía presionando así, seguro y lo rompería.

— Tú eres jodidamente mi omega desde el momento en que puse mis ojos en ti, desde el momento en que te hice mío.

¿Cómo diablos puedes pensar así de mi?

¿Cómo mierda no puedes sentir lo que yo? ¡Me decepcionas carajo! — sus orbes escarlata bañados en lágrimas de indignación.

— ¡YO TE OÍ!— gritó lleno de rabia.

Él sabe lo que escuchó. Ese maldito alfa traidor se casaría con la hija del general del ejército.

— Siquiera oíste mi respuesta maldito idiota.

— Ya no me importa.

— Pues debería, estupido. — suspiró tratando de calmarse. — Desde los puto ocho años que estoy enamorado de ti. Creí que seria obvio que tú te convertirías en mi Omega. Tú y ni un jodido más.

— Yo no quiero eso y no me puedes obligar.— se quejó con dolor. — Suéltame Katsuki me vas a quebrar.

El alfa soltó el agarre de golpe. — Mierda, lo siento.— abrazó al más bajo, no quería por ningún motivo hacerle daño, sólo no media su fuerza por la ira.

— Yo no soy de la nobleza, no me puedes desposar, fui un estupido en pensar que quizás era especial para ti pero resulta que sólo te serviría como un buen culo.

—¿Quien te dijo eso? yo soy el jodido príncipe y me casaré con quien mierda se me antoje, sólo debes aceptarme.— toma el rostro de su omega y lo besa con necesidad.

Lo ama joder.

Ese Omega Dominante de ojos verdes y sonrisa angelical, lo tiene a su completa disposición.

Lo quiere para él, siempre ha sido así y como que se llama Katsuki Bakugou que logrará conseguir que la maldita mierdita incrédula le de un claro "si acepto" parados en el altar.

Kbesto


𝗯𝗮𝗸𝘂𝗱𝗲𝗸𝘂

𝗺𝗲𝗻𝗽𝗿𝗲𝗴

𝗹𝗮𝗺𝗲𝗺𝘁𝗼 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝗺𝗼𝗿𝗮 (x)

Pedido por : Cynthiaome Bautista Revilla

𝗣𝗿𝗼𝘁𝗲𝗴𝗲𝗺𝗲 :

Un joven peli verde está en una extravagante oficina, preparando algunos papeles para los próximos días, al terminar suspira, no por que este cansado, si no, por todo el proceso que conlleba llegar a su hogar, el líder de su grupo de guarda espaldas ha estado algo intenso los últimos meses, no lo culpa

Con pereza avanza hasta la puerta, la abre encontrandose con el mencionado anteriormente, como siempre

— ¿Estas listo, nerd? O ¿tenías planeado quedarte a dormir aquí? — se quejo, el hombre rubio cenizo de mirada carmín y cuerpo grande y ancho, por su trabajo

— exageras, kacchan, no fue tanto, solo una par de horas de más — respondió con una sonrisa — le dije a Todoroki-kun qué te dijera, qué raro, será que le he dado mucho trabajo últimamente, ¿debería darles unas vacaciones? O... — se pierde entre sus murmuró

— callate Deku, estas murmurando — gruñó

— lo siento — se disculpo, después de intercambiar un par de palabras más, se dirigieron a la salida de la empresa de la cual izuku es el dueño.

De camino a su departamento de lujo vio un puesto de donas, sus estomago hizo ruido por antojo. Volteó a ver al cenizo por el espejo retrovisor y en el momento cruzaron miradas, Bakugou sabía lo que quería. Dio la vuelta en la siguiente glorieta para pasar por el postre.

—Gracias, Kacchan.— sonrió agradecido Izuku, a lo que el mencionado solo arrugó la nariz. Midoriya sabía cuando su guarda espaldas era mas amable y atento, era cuando se encontraban solos que Bakugou podía darse a sus anchas de consentirlo como se merece ya que es su jefe y su… amante.

Ser ascendido por el jefe para cuidar a su heredero especial, y es que Izuku no es un chico cualquiera, los médicos dijeron que era uno de cada 1,000 hombres que pueden quedar embarazados, era un secreto pues son capturados por el gobierno para estudiarlos.

Para Bakugou fue una maravilla saberlo después, porque cuando conoció al peliverde en lo que quedó atrapado fueron por esos preciosos ojos con gemas verdes, esos labios carnosos como los de un durazno y que siempre olía al sol por la mañana.

Se enamoraron con el pasar de los días, Bakugou conoció a un hombre que era de lo más trabajador y risueño, amable e inteligente y Midoriya aceptó con todo su corazón el trato rudo, lindo, romántico y atento que tenía su guardaespaldas. Saber que podía embarazarlo y tener hijos con él se le hacía de lo más increíble tener una familia juntos.

El pelicenizo volvió a la camioneta, acomodando en el asiento del copiloto las donas recién hechas.

—¡Wooaa Kacchan! Están calientitas. Que delicia, gracias.— sonrió

—Las estaban sacando del horno, por eso tardé.— arrancó reanudando su camino.

Al llegar a casa las donas pasaron a segundo plano. Bakugou no aguantó las ganas de besarlo y morder su cuello. Izuku soltaba pequeños gemidos, tratando de recuperar su respiración entre pausas.

—Kacchan… esp-Espera.—

—No. Todo el día hasta ahora lo pude soportar.— lamía el cuello sensible de Midoriya.

—P-pero… Ahh.— Midoriya no podía resistirse al rudo y suave toque del hombre enorme que tiene como guardaespaldas. La única ventaja es que nadie los molestará.

Bakugou se desasía de su saco, corbata y camisa, e Izuku del abrigo y suéter marino ligero, llevando ambas manos por sobre encima de su cabeza, soltó suspiros al sentir la otra mano del rubio en sus pezones, con el pulgar jugaba con ellos mientras lo seguía besando y arrinconando mas. Era como un animal sobre su presa.

—Kacchan… cama, por favor…— suplicaba ya muy excitado.

—No, lo haremos aquí.— contestó con voz ronca.

—¡¿Qué?! Espera…— soltó un chillido al sentir la ropa ser jalada por las manos desesperadas de Bakugou, le quitó la prenda restante y lo pegó más a él. —Kacchan en serio, vamos a la cama.— pero el cenizo negó.

—Veamos si después de esto se te olvida la cama…— Bakugou le lamía el lóbulo de su oreja, dejando una leve mordida lo que provocó en Izuku una descarga de excitación.

—No-noo.— Justo cuando dos dedos húmedos fueron metidos de manera descarada por el agujero dilatado y húmedo del peliverde.

—Ah-hh… Kacchan.— sus piernas se cerraron.

—Déjame hacerte saber cuánto te amo, Izuku.—

—Sí.—