La Primera


Sakura suspiró cuando miró su rostro por la mañana. Tenía los ojos levemente hinchados por haber llorado, y unas ojeras bajo los mismos porque le costó dormirse, incapaz de detener sus pensamientos sobre lo que debía o no debía hacer. Por suerte ese día no tenía clases, así podía descansar y tratar de reponerse.

Se bañó después de darle de comer a Sky. Estaba terminando de vestirse cuando el timbre de su casa sonó. Extrañada, salió de su cuarto, dispuesta a abrir la puerta. Cuando lo hizo se sorprendió.

-¿Itachi? – dijo, viendo al pelinegro -¿Qué haces aquí? – preguntó.

-No tienes clases hoy, así que pensé que podíamos pasar el día juntos. Tú, yo y nuestro hijo – le dijo el pelinegro, mirándola con el ceño levemente fruncido por el aspecto de sus ojos -¿Lloraste por la noche? – le preguntó. Sakura lo miró sin saber qué decirle. Se talló los ojos en un intento de ganar tiempo para pensar.

-No es eso. Tenía insomnio ayer y me costó dormirme. Supongo que por eso tengo los ojos levemente hinchados – trató de explicarse ella diciendo la verdad a medias, rezando para que el pelinegro creyera sus palabras.

-¿Segura? – le preguntó el pelinegro. Ella asintió. Itachi suspiró -De acuerdo, te creo – dijo él, y Sakura sonrió, lo que provocó que, inevitablemente, Itachi también sonriera -Te miras más hermosa de lo que ya eres cuando sonríes. ¿Sabías que tu sonrisa está en la lista de las cosas que me gustan de ti? – le dijo él.

-¿Tienes una lista? – le preguntó ella.

Itachi sonrió.

-Sí. Podría ocupar dos páginas con facilidad – le dijo él, y Sakura rodó los ojos.

-No exageres, Itachi. No puede ser tanto – le dijo ella.

-No estoy exagerando. ¿Quieres que te diga todo lo que me gusta de ti para que me creas? – le dijo él.

-A ver – le dijo ella, con una ceja alzada. No podía contar ni siquiera 10 cosas que le gustaran de ella. No era posible que Itachi tuviera una lista de dos páginas.

-Tus ojos ocupan el primer lugar de la lista – le dijo él, sonriendo -Me gusta tu sonrisa, tu cabello, tu olor, la forma en la que tu mano encaja con la mía, me gusta cuando te enojas porque te vuelves muy expresiva, me gusta que te sonrojas con facilidad, me gusta la inocencia y la ternura que logras transmitirme cuando estoy contigo, me gusta incluso la forma en la que lloras, aunque me duele cuando lo haces. Me gusta que te pongas nerviosa cuando me acerco a ti, me gusta verte fruncir el ceño cuando algo te inquieta o te molesta, me gusta que seas tímida, me gusta que seas transparente, me gusta tu voz, me gusta el sonido de tu risa –enumeró él, mirándola a los ojos con una sonrisa en su rostro. Sakura lo miró sintiendo los latidos acelerados de su corazón. ¿Por qué tenía que mirarla de esa manera? -¿Quieres que siga o me crees cuando te digo que la lista es extensa? – le preguntó Itachi.

-Te creo – le dijo ella, tratando de aclarar sus pensamientos -Puedes esperarme en el auto. Iré por Sky – le dijo la joven, dejando a Itachi sorprendido. No pensó que ella aceptaría con tanta facilidad pasar el día con él. Una sonrisa se formó en su rostro y asintió.

Sakura regresó a su cuarto golpeándose mentalmente la cabeza.

¿Por qué acepté pasar el día con él? se recriminó. Se dejó caer en su cama, tomó una almohada y ahogó en ella el grito de desesperación que amenazaba con escaparse de sus labios. Superado el episodio, suspiró.

Anda, Sakura. Trata de relajarte y deja que todo fluya, ¿De acuerdo? Se dijo. Se levantó de la cama y tomó a Sky entre sus brazos, dispuesta a salir de su hogar. Cuando llegó a la puerta observó que Itachi estaba recostado en la puerta del copiloto, esperándola. El pelinegro aún no la había visto, así que aprovechó ese momento para mirarlo.

¿Era realmente su destino estar con Itachi? Dejando de lado el hecho de que era el hermano mayor de su primer amor, ellos eran tan diferentes que no sabía si en realidad encajarían siendo una pareja. Sonrió levemente ante ese pensamiento. Por lo que había visto del pelinegro estaba segura que haría lo que sea para que ellos encajaran estando juntos. Itachi llevó su mirada a ella y sonrió cuando la miró en la puerta.

-¿Lista? – le preguntó. Ella sonrió y asintió.

Cerró la puerta de su casa y se encaminó al auto del pelinegro. Cuando estuvieron frente a frente Itachi sonrió.

-¿Quieres ver una película? – le preguntó él. Sakura lo miró, extrañada.

-¿Una película? No creo que nos dejen entrar al cine con Sky– le dijo ella.

-No hablaba de ir al cine – dijo Itachi -Podemos verla en mi apartamento – le dijo él. Sakura alzó una ceja.

-Así que… ¿Pretendes que crea que quieres que vaya a tu apartamento sólo para ver una película? – le dijo ella.

-De hecho, quisiera que hiciéramos más que ver una película, pero no pienso sobrepasar tus límites – le dijo él, siendo sincero, lo que fue percibido por Sakura -Así que confía en mí. Podemos ver una película, luego puedo cocinar para ti y así pasamos el día juntos – le dijo finalmente.

-¿Sabes cocinar? – le preguntó Sakura, un poco sorprendida. Itachi sonrió.

-Claro que sé. ¿Cómo crees que he sobrevivido desde que vivo solo? – le dijo él, divertido.

-No lo sé. Pensaba que pedías comida a domicilio – le dijo ella.

-No es así. Aunque no lo creas me gusta cocinar, y además lo hago muy bien. ¿Quieres comprobarlo? – le dijo él, ofreciéndole su mano. Sakura miró la mano del pelinegro, debatiéndose entre ir con él o no. Al final, suspiró y la tomó.

-Sólo ver una película, cocinar y comer juntos, ¿De acuerdo? – le dijo ella. Itachi sonrió.

-De acuerdo – le dijo él.

Se pusieron en marcha. Llegaron al edificio en el que se encontraba el apartamento del pelinegro en minutos, ya que se encontraba en el residencial vecino. Otro punto a favor para él. Vivía relativamente cerca de la joven.

-Bienvenida – le dijo Itachi a Sakura, abriendo la puerta de su apartamento. Sakura apreció el lugar. A su derecha estaba la sala, donde había un juego de muebles color beige, que combinaban con el mueble para televisor, un escritorio en el reposaban varios libros y las puertas corredizas que conducían a la terraza, desde la cual se obtenía una vista esplendida de la ciudad y donde se encontraba un comedor con cuatro sillas cuya mesa era de vidrio. A la izquierda estaba la cocina perfectamente amueblada con una isla de mármol blanco. Separando la sala de la cocina se encontraba el pasillo que dirigía a las habitaciones del apartamento.

-¿Qué película te gustaría ver? – le preguntó Itachi, encendiendo el televisor.

-No tengo en mente ninguna – le dijo ella -¿Alguna recomendación? – le preguntó.

-¿Cuál es tu película favorita? – le preguntó Itachi.

-Se llama Siempre el mismo día. La protagoniza Anne Hathaway – le dijo ella. Itachi sonrió.

-¿Quieres verla? – le preguntó.

-Sólo si me dejas llorar cuando la estemos viendo – bromeó ella. Itachi negó con la cabeza.

-Mejor miremos otra. No me gusta verte llorar – le dijo él -¿Qué tal una película animada? Shrek es un clásico – dijo Itachi.

-Shrek está bien – le dijo Sakura con una sonrisa.

Se sentaron en el mueble frente al televisor para ver la película. Rieron con las escenas más cómicas y cuando decían las frases célebres de la película al mismo tiempo.

-Shrek siempre es una buena opción – dijo Sakura con una sonrisa cuando terminó la película.

-Lo sé – dijo Itachi, sonriendo -¿Qué te gustaría comer? – le preguntó él, dirigiéndose a la cocina. Sakura lo siguió y se sentó en la isla de su cocina.

-Sorpréndeme – le dijo ella con una sonrisa, cuando miró que él miraba lo que había en su refrigerador. Itachi sonrió.

-Como tú digas – le dijo él.

Itachi la mandó de regreso a la sala, para iniciar su labor de cocinero. Después de unos minutos Sakura regresó a la cocina, incapaz de estar sentada sin hacer nada y le preguntó si podía ayudarlo en algo, pero el pelinegro le dijo que no requería de su ayuda porque él quería cocinar para ella, así que la mandó a hacer un tour por su apartamento, para que se distrajera. La joven recorrió cada rincón del apartamento con Sky en sus brazos, hasta llegar a la habitación de Itachi. Se debatió entre si debía entrar o no, hasta que escuchó la voz del joven. Se volvió a él y miró que estaba en el pasillo, mirándola con una cuchara en la mano y una sonrisa en su rostro.

-No lo dudes y entra. Te iba a mostrar mi habitación de todos modos – le dijo él, después de mirarla en la entrada de su habitación. Sakura sonrió y asintió, y él regresó a la cocina.

Mirando la puerta aún con duda, suspiró y terminó por abrirla. Era una habitación espaciosa y bien iluminada, decorada con cuadros que parecían dignos de un museo en sus paredes. Había un librero en el que Sakura reconoció libros de medicina y de literatura clásica, un escritorio en el que se encontraba la laptop de joven, el mueble para televisor frente a la cama del pelinegro, que contaba con dos mesitas de noche y un sofá. A la izquierda divisó la puerta de su armario y a la derecha la puerta del baño. Sakura se acercó al mueble del televisor, en que estaban algunos trofeos y retrateras. Tomó uno de los trofeos y se dio cuenta que se trataba de un trofeo que el joven había ganado en un torneo de taekwondo realizado en Estados Unidos, por lo cual, recordando su conversación con Ino sobre Akatsuki, le hizo suponer que todos los trofeos eran de sus triunfos en esa arte marcial. Prestó atención a las retrateras: en una se apreciaba un collage de fotografías de Akatsuki, desde que eran niños hasta ahora siendo unos jóvenes adultos y había otra en la que parecía el pelinegro con una bata rodeado de niños en el hospital de Konoha, lo cual le hacía suponer que eran los niños de su voluntariado. Centró su atención en la última retratera y la tomó, sintiendo una opresión en el pecho. Era una fotografía de la familia Uchiha. Inevitablemente, sus ojos se enfocaron en Itachi y Sasuke, uno al lado del otro, ambos tan parecidos.

Estaba tan enfocada viendo la foto que no notó la presencia de Itachi en la habitación, hasta que sintió sus brazos rodeando su cintura, atrayéndola a él para abrazarla por detrás. El joven posó su mentón en su hombro y miró la fotografía en sus manos.

-Es la última fotografía familiar que nos hemos tomado. Fue el día del aniversario de bodas de mis padres – le explicó él. Miró a Sasuke al lado de él en la fotografía y sonrió levemente -Por lo que dijo Hana Sasuke estará aquí pronto, así que podremos renovar la foto familiar este año. Aunque no sé si Sasuke quiera verme cuando esté aquí – dijo él, dejando a Sakura confundida.

-¿Por qué no querría verte cuando esté aquí? – le preguntó ella, deshaciendo el abrazo para verlo.

Itachi sonrió con tristeza.

-Mi relación con mi hermano menor no es la mejor del mundo – confesó Itachi, sorprendiendo a Sakura -Fuimos muy unidos cuando éramos niños, pero conforme fuimos creciendo la forma en la que nuestros padres nos trataban a ambos nos fue distanciando – dijo -Al ser el hijo mayor me ha tocado, de algún modo, cumplir las expectativas de mis padres, sobre todo de mi papá. Nunca les di ningún tipo de problema, era el mejor en todo lo que hacía y todos me adoraban. Sasuke intentaba ser como yo, pero al no conseguir la atención de mis padres como yo lo hacía se volvió rebelde y problemático. Se metía en peleas con sus compañeros de clase y obtenía muy malas calificaciones. Lo cambiaron de escuela varias veces, hasta que logró mejorar un poco cuando lo transfirieron al Instituto Konohagakure – contó Itachi -Mis padres no tenían grandes expectativas al transferirlo, pero para su sorpresa, Sasuke mostró un cambio al estar en el Instituto. Al principio no fue tan evidente, pero quedó demostrado cuando la directora del Instituto les informó a mis padres que Sasuke representaría al Instituto en las olimpiadas de matemática a nivel nacional – dijo, y sonrió levemente -Para mí no fue ninguna sorpresa. Sasuke es muy inteligente, sólo que no le daba la importancia necesaria a los estudios como para querer destacarse de esa forma – dijo -Su comportamiento fue mejorando con el paso del tiempo, a tal punto que dejó de salir de fiesta como frecuentaba hacerlo todos los días. Las cosas iban bien. Mi padre lo felicitó por su buen comportamiento y mi madre puso grandes expectativas en él por ello hasta que, un día, lo dejamos solo en casa. Mis padres tenían un viaje de negocios y yo tenía que viajar a Estados Unidos para un torneo de taekwondo. Sasuke hizo una fiesta en casa y todo cambió desde ese día. Volvió a ser el chico rebelde que hacía lo que quería sin pensar en las consecuencias – le dijo -Tuvo un cambio días después de esa fiesta, parecía deprimido. Intenté acercarme a él para saber qué le pasaba, pero no quiso hablar conmigo. Unos días después de eso, tuvo una pelea en el Instituto. Mis padres no estaban en la cuidad, por lo que yo me presenté como su tutor. Pensé que se trataba de una pelea normal, como las que ya había tenido antes, pero cuando lo miré supe que no era tan simple como eso. Había algo en su mirada que me decía que las cosas no estaban bien con él. Cuando la directora me explicó lo que había pasado me dijo que estaba totalmente fuera de control y que golpeó a uno de sus compañeros hasta que perdió la consciencia. El chico fue trasladado al hospital y tenía lesiones serias: tres costillas fracturadas y un traumatismo craneal severo. Traté de hablar con él para que me explicara por qué actuó de ese modo, y él se derrumbó en mis brazos. Lloró en mi hombro mientras decía que era un idiota que había arruinado todo, pero algo me decía que no se refería a lo que había ocasionado al golpear a su compañero – dijo Itachi, y algo en Sakura hizo clic tras sus palabras. Por lo que Ino le había contado, ella supo que el día de la pelea fue el mismo día que recibió el último mensaje de Sasuke. ¿Se referiría a ella al decir que lo había arruinado todo? -Los padres del chico pretendían poner una demanda por agresión, tenían pruebas y no querían una mediación, así que tuve que llamar a mis padres. Con su influencia Sasuke pudo salir absuelto, pero mi padre decidió mandarlo a Estados Unidos donde unos familiares como castigo, aunque sé que no fue sólo por eso. El caso era muy reciente y mi padre pensó que lo mejor era que permaneciera un tiempo fuera de Konoha, para protegerlo. El que yo no interviniera para evitar que lo mandaran a Estados Unidos es algo por lo que sé que Sasuke está resentido conmigo, sin agregar el resentimiento que ha guardado todos estos años hacía mí al pensar que soy el favorito de mis padres – dijo Itachi viendo a la nada. Volvió en sí y le sonrió levemente a Sakura -Pero bueno, supongo que no hay una relación de hermanos perfecta, ¿No crees? – le preguntó, y Sakura sonrió levemente y asintió, perdida en sus propios pensamientos.

Si la relación entre Itachi y Sasuke no era buena, ¿Cómo reaccionaría Itachi al saber que fue su hermano la persona que le causó un daño que no podía superar? Evaluando la forma de expresarse de su hermano, Sakura podía suponer que Itachi anhelaba tener una mejor relación con Sasuke, por lo cual decirle el pasado que compartía con Sasuke sólo provocaría una ruptura en la relación de ambos. No sabía si lo que Itachi sentía por ella era tan fuerte como para causar un sentimiento negativo en él hacia Sasuke. Por otro lado, ¿Cómo reaccionaría Sasuke cuando supiera que su hermano, al que le ha guardado tanto rencor por el trato diferenciado que ambos han recibido de sus padres, está tras la chica a la que una vez le pidió ser su novia? ¿Qué pasaría si Sasuke en realidad fue sincero al decirle que estaba enamorado de ella, y que al volver se dé cuenta que su hermano está enamorado de la misma mujer? Saber el tipo de relación que Itachi compartía con Sasuke sólo hacía más evidente lo complicado que sería mantener una relación de pareja con Itachi. Incluso si ella lo quisiera.

Pensar y sobre pensar las cosas estaba acabando con ella, pero las cosas no podían ser de otra manera. ¿Cómo controlar tus pensamientos cuando hay tantas cosas que te generan miedo y preocupación? Además, la falta de sueño le estaba pasando factura, lo supo cuando no pudo contener un bostezo delante de Itachi.

-¿A qué hora te quedaste dormida? – le preguntó el pelinegro, recordando que la joven había tenido insomnio.

-A las 5 – le contestó ella.

-¿A qué hora te despertaste? – le preguntó esta vez Itachi.

-A las 8 – le dijo ella, e Itachi frunció el ceño.

-No has dormido nada – le dijo él. La tomó de la mano y la guio a su cama -Acuéstate mientras termino nuestro almuerzo. Cuando esté listo vendré por ti – le dijo, y cuando miró que ella tenía intenciones de negarse sonrió y le revolvió el cabello -Y no es negociable. Eso harás – le dijo. Sakura lo fulminó con la mirada, pero, sin ánimos de pelear con él, hizo lo indicado, lo que provocó que Itachi sonriera.


Cuando Itachi terminó de colocar los cubiertos en el comedor de su terraza se dirigió a su habitación, para avisarle a Sakura que el almuerzo estaba listo. Se detuvo en la entrada cuando vio a Sakura dormida de lado abrazando a Sky y sonrió porque ella era, en realidad, la primera mujer que había dormido en su cama. Nunca había llevado a ninguna de sus conquistas a su apartamento, y a Konan, que era la única de ellas que lo conocía, nunca la había dejado entrar a su habitación, por más que la mujer insistió en hacerlo.

Se acostó con cuidado en su cama, frente a ella, y la admiró con atención. Parecía un ángel. Su nariz era perfecta, ese tipo de nariz griega que aparece representada en las esculturas clásicas como canon ideal de belleza, su piel de porcelana, libre de imperfecciones, sus pestañas largas y tupidas, sus cejas arqueadas, sus labios, mediamente carnosos y perfectamente delineados. Su mirada se detuvo más de lo necesario en ellos, pensando cómo se sentiría besarlos, morderlos y disfrutar de ellos como quería hacerlo cada vez que la miraba. Una sonrisa se formó en su rostro al reconocer, nuevamente, lo hermosa que era, y cuando unos mechones de su cabello cayeron en su rostro los tomó con cuidado y los acomodó tras su oreja. El toque hizo que Sakura reaccionara. Abrió lentamente los ojos y cuando vio a Itachi frente a ella, mirándola con atención se sonrojó, pero no fue capaz de decir nada. Sólo lo miró y él siguió viéndola a ella hasta que una sonrisa se formó en su rostro.

-¿Por qué sonríes? – le preguntó ella.

-La lista de cosas que más me gustan de ti tiene un nuevo punto – le contestó él.

-¿Cuál es? – le dijo ella.

Itachi sonrió.

-Me gusta la expresión de ángel que tienes cuando estás dormida. Podría verte dormir todo el tiempo, porque te sigues mirando igual de hermosa que cuando estás despierta – le dijo él, haciendo que el sonrojo en sus mejillas se acentuara. Itachi sonrió enternecido al notar un nuevo tono de rojo en su rostro, y acarició su mejilla derecha con el dorso de su mano -No tienes idea de lo mucho que me gustas, Sakura. Eres demasiado buena para mí, así que haré todo para merecerte, que no te quede duda de eso – le dijo con una sonrisa -Ahora vamos, nuestro almuerzo nos espera – le dijo tirando de su mano, para que ambos se levantaran. Sakura lo siguió pensando en sus palabras. ¿Qué debía hacer ella? Si era sincera consigo misma, sentía que si seguía cerca de Itachi terminaría enamorándose de él, y con las serias intenciones de él de hacer todo para merecerla era solo cuestión de tiempo para que eso pasara.

Itachi la llevó al comedor en la terraza, donde pudo apreciar lo que preparó el pelinegro: arroz con verduras, puré de papas y filete de pollo en salsa blanca. Ambos se sentaron, el pelinegro le sirvió a la joven su porción de alimentos y se dispusieron a comer.

-¿Qué tal? ¿Te gusta? – le preguntó Itachi, ansioso de saber qué le había parecido lo que había preparado para ella.

-Está… - dijo, y llevó una mano a su mentón, como si estuviera pensando profundamente, sólo para molestar a Itachi. La comida no sólo tenía buena pinta, en verdad cocinaba bien -Mejor de lo que esperaba. Me ha gustado – le dijo finalmente, con una sonrisa. Itachi suspiró, aliviado.

-Hubiera muerto sino te gustaba – le dijo él, llevándose una mano al pecho con cierto aire dramático. Sakura rio.

-¿Quién te enseñó a cocinar? – le preguntó ella, curiosa.

Itachi sonrió.

-No me enseñó nadie. Aprendí a cocinar viendo tutoriales en YouTube – le dijo -Cuando me mudé mi mamá quería contratar a una empleada para que se encargara de todo lo que requiriera, ya sabes: cocinar, lavar la ropa, limpiar…, pero en verdad quería ser independiente, así que le dije que no era necesario, que lo haría yo solo – contó él -Los primeros platillos que preparé eran dignos de un principiante, un pequeño desastre. Pero con la práctica fui mejorando. Ahora, a los chicos les gusta venir acá y que cocine para ellos. Sasori y yo somos los únicos de Akatsuki que sabemos cocinar, así que cuando vienen al apartamento Sasori me ayuda a cocinar para todos – le dijo finalmente con una sonrisa en el rostro. Sakura sonrió.

-¿Cómo se formó Akatsuki? Es la primera vez que sé de un grupo de amigos que es conocido en toda una ciudad – le preguntó ella, curiosa.

Itachi sonrió.

-Somos amigos desde hace 16 años. Todos tenemos la misma edad y pertenecemos al mismo círculo social, por lo que ya habíamos coincidido en varias ocasiones. Por ejemplo, conocía a Sasori y a Kisame porque mi papá era amigo de sus padres, pero fue hasta que entramos al kínder cuando todos coincidimos. Nuestras familias, de una manera u otra, estaban vinculadas, así que eso contribuyó a que formáramos una relación de amistad que fue fortaleciéndose con el paso de los años – dijo Itachi, y sonrió -Ellos están en todos mis recuerdos de la infancia, aunque debo decir que Sasori y Kisame son con quienes me entiendo mejor. Quizá sea porque los conocí a ellos primero – le dijo finalmente.

-Eres muy afortunado por tenerlos. No es muy común que un grupo de amigos permanezca unido por tantos años – le dijo Sakura, sonriendo. Itachi sonrió.

-Lo sé. No son sólo mis amigos. Son mis hermanos de otra madre – le dijo él, y Sakura sonrió, conmovida.


Sakura estaba sentada en uno de los jardines de la universidad leyendo el libro que Sasori le había dado mientras esperaba a que llegara la hora de su clase. Había llegado antes a la universidad y había decidido releer el libro para matar tiempo.

-Pensé que eras más rápida que una lectora promedio. ¿Aún no lo has terminado? – la voz de Sasori llegó a ella. Levantó la mirada y miró al pelirrojo de pie frente a ella con las manos en los bolsillos de su pantalón.

Sakura sonrió.

-Esta es… ¿La quinta vez que lo leo? – le dijo ella.

Sasori sonrió y se sentó frente a ella.

-¿Te gustó tanto? – le preguntó él, y Sakura asintió, sonriendo. Sasori la miró con atención -Es la primera vez que conozco a alguien que no tiene ningún vínculo con el arte y que disfruta de este tipo de libros – dijo. Miró su largo cabello rosado brillante ser movido por el viento y sonrió -Agradezco a lo que sea que haya hecho que dejaras al descubierto tu cabello. Sabía que estabas ocultándolo para no llamar la atención, así que tenía mucha curiosidad por saber cómo era – le dijo él, y Sakura se sorprendió.

-¿Cómo lo sabías? – le preguntó ella.

Sasori sonrió.

-Lo sabía porque te he observado y sé que una de tus más grandes metas en la universidad es pasar desapercibida. No eres el tipo de chica a la que le gusta llamar la atención, eres demasiado tímida para eso, por eso te ocultas tras una apariencia desaliñada para que nadie se fije en ti – le dijo, mirándola con atención, lo que provocó que un tenue sonrojo coloreara las mejillas de la joven. Sasori sonrió al notarlo -Eres una mujer muy especial, Sakura. Lo supe desde la primera vez que te vi – le dijo él.

-¿Así que por eso decidiste ser el profesor de mi clase electiva? – le dijo ella, en broma.

-Así es – le dijo él, sorprendiéndola. Sasori sonrió al ver su expresión. No le sorprendía que una chica tan inteligente como ella hubiera llegado a esa conclusión después de descubrir que él había tenido su perdido horario de clases, así que no pretendía ocultarlo -El día que te conocí hiciste que quisiera verte de nuevo, así que tu horario de clases me dio esa oportunidad. Eres la razón por la que decidí aceptar la propuesta de mi abuela para ser el profesor de esta clase, y no me arrepiento de haberlo hecho, porque me ha permitido conocerte mejor y estar cerca de ti – confesó él, y Sakura se quedó sin palabras. Ni siquiera había creído de verdad que el pelirrojo había aceptado ser el docente de esa clase por ella, y ahora que era él quien se lo confesaba simplemente no sabía qué decir.

-¡Sakura! ¡Sasori! – exclamó Ino, sacándola de sus pensamientos. Ella y Sasori miraron en dirección al sonido de su voz y la vieron corriendo hacia ellos con una sonrisa en su rostro. La rubia se sentó al lado de Sakura -¿Sky se quedó con Itachi? – le preguntó Ino a Sakura y la joven asintió, dejando a Sasori un poco confundido.

-¿Quién es Sky? – preguntó el pelirrojo.

-Es el bebé canino de Itachi y Sakura – dijo Ino, y Sasori se sorprendió.

-¿Itachi compró a un cachorro para ti? – le preguntó él a Sakura, y ella asintió. Sasori suspiró -Él va en serio contigo – dijo el pelirrojo en un susurro, pero Sakura logró escucharlo, y se sorprendió.

-¿Por qué lo crees? – le preguntó Sakura.

Sasori la miró y sonrió levemente.

-Todos en Akatsuki hemos tenido mascotas, pero Itachi se había negado a tener una porque decía que no estaba preparado para tenerla, porque para estarlo tendría que tener una relación seria con una persona con la que pudiera compartir ese vínculo – contó él -Si te compró un cachorro es porque no pretende jugar contigo. Puedes estar segura de eso – le dijo finalmente.

-¿Ves? No soy la única que cree que Itachi te quiere – dijo Ino con una sonrisa.

-Te quiere, Sakura. Pocas cosas tienen un significado especial para Itachi, y una mascota es una de ellas. Si te eligió como la dueña de Sky es porque está convencido de lo que siente por ti – dijo Sasori y se puso de pie -Debo irme. Tengo que firmar unos documentos antes de entrar a clases. Nos vemos luego – les dijo, y se alejó. Mientras caminaba sonrió con tristeza. ¿Por qué había tenido que enamorarse de la misma mujer de la que se enamoró uno de sus mejores amigos? No era tan fácil hacerse a un lado, como había acordado con Itachi. No era fácil porque, mientras hablaba con ella antes de la llegada de Ino, se dio cuenta que era la primera mujer que de verdad le gustaba. Había tenido mujeres antes, por puro placer sexual, pero ninguna había logrado despertar un interés genuino en él como lo hacía Sakura. Finalmente, había encontrado a su musa, el último cuadro en el que estaba trabajando para la exposición en el Castillo de la Arena a la que iría con ella era la prueba de ello. Nunca había encontrado inspiración en una mujer para sus obras, pero la belleza y la inocencia que percibía en Sakura habían llegado para cambiar su mundo. ¿Cómo podría renunciar a ella?


-¿Qué tal tu día? ¿Todo bien en clases? – le preguntó Itachi a Sakura, cuando se encontraron en uno de los estacionamientos de la universidad. El pelinegro tenía clases por la tarde, por lo que Sky se quedaría con ella el resto del día.

-Todo bien. Sasori dejó una asignación y Anko-sensei hizo una evaluación sorpresa porque descubrió que la mayoría del aula no había leído el material que ella había indicado – contó ella. Itachi negó con la cabeza, divertido.

-Típico de Anko. Es una de las profesoras más radicales que he conocido – dijo él -Vamos, te llevaré a casa antes de entrar a clases – le dijo.

-Si lo haces llegarás tarde a clases, así que no te preocupes. Puedo irme por mi cuenta – le dijo ella.

-¿Tienes mi horario? – le preguntó él, sorprendido al notar que ella sabía su hora de entrada.

Sakura rodó los ojos.

-No. No tengo "fuentes" como tú. Sé que llegarás tarde porque asumo que tienes el mismo horario de las clases que son por la tarde. Son las… - se detuvo y miró su reloj, para verificar la hora -12:50, así que sino me equivoco tu primera clase iniciará a la 1, o sea, dentro de 10 minutos. No llegarás a tiempo si me llevas a casa – le dijo ella.

Itachi sonrió.

-No te preocupes por eso. Puedo llegar tarde si la causa eres tú – le dijo él, y cuando notó que ella iba a negarse de nuevo la tomó de la mano y la guiñó hacia él, quedando a escasos centímetros de distancia, lo que provocó que Sakura se sonrojara -Sino quieres que llegue tarde a clases dame un beso como despedida y te dejaré ir, o puedes dejar que te lleve a casa, como tenía planeado hacerlo. Tú decides – le dijo él, sonriendo al notar su sonrojo. Ella en verdad era muy tierna.

-¿Puedes soltarme? Nos están mirando – le dijo ella, nerviosa por la cercanía y porque varias personas, entre las que reconoció a algunas de sus compañeras de la carrera, se habían detenido a mirar "disimuladamente" lo que ocurría entre ellos.

-¿Me darás un beso o dejarás que te lleve a casa? – le preguntó el joven, mirándola expectante a su decisión. Sakura se mordió levemente el labio inferior de los nervios e Itachi tragó grueso -No hagas eso – le dijo él, con la voz un poco más grave, y Sakura lo miró, confundida.

-¿Qué no debo hacer? – le preguntó ella.

-No te muerdas el labio. Mi autocontrol se consume cuando te veo hacerlo. Hace que mi necesidad de probarte aumente – le dijo él mirándole los labios con intensidad. Sakura se mordió el labio de nuevo, pero al ser consciente de lo que estaba haciendo se cubrió con su mano izquierda, para que él no lo viera. Itachi notó el gesto y rio levemente -Vas a volverme loco, Sakura. Eres tan inocente que ni siquiera te das cuenta de lo que puedes provocar en un hombre – le dijo el pelinegro mirándola a los ojos con una sonrisa en su rostro. Miró la mano de ella entrelazada con la suya y la besó -No podría contenerme si decides darme un beso para dejarte ir, así que mejor deja que te lleve a casa, por favor – le dijo finalmente.

Sakura lo miró, no muy convencida de aceptar. Si se iba en el auto con él sus compañeras especularían sobre la relación que tenía con el pelinegro, y lo que menos quería era desatar una lluvia de rumores que la involucrara con el casanova de la universidad, sin embargo, asintió. La opción de besarlo ni siquiera estaba a consideración. Itachi sonrió. Tomando su mano, la condujo a su auto, le abrió la puerta del copiloto y luego él abordó el auto y se fueron del lugar.

-Vas a llegar tarde a clases – le dijo Sakura a Itachi de camino a su casa.

Itachi sonrió.

-Estar contigo es más importante para mí que reunirme con mi tutor de tesis – le dijo él, y Sakura se volvió a él, sorprendida.

-¿Ibas a tutoría de tesis? – le preguntó ella. Itachi asintió sonriendo, lo que provocó que Sakura frunciera el ceño y le diera un golpe en el brazo, lo que sorprendió a Itachi.

-¿Por qué me pegaste? – le dijo el joven, aún sorprendido.

Sakura lo fulminó con la mirada.

-¿Todavía lo preguntas? – le dijo, y le dio otro golpe en el brazo -¡No puedes perder la tutoría de tu tesis sólo por pasar tiempo conmigo! ¿Te das cuenta de lo importante que es para tu carrera? ¡Estás a punto de graduarte, Itachi! – lo estaba regañando ella, hasta que notó que Itachi la estaba mirando con una sonrisa, lo que la desconcertó -¿Por qué sonríes? – le preguntó.

-Me alegra ver que te preocupas por mí – le dijo él -Eso significa que comienzas a quererme – agregó, sonriendo.

Sakura se sonrojó, pero para que él no lo notara giró el rostro hacia la ventana.

-Sigue soñando, Uchiha – le dijo ella.

Itachi detuvo el auto y ella se volvió a él, para preguntarle por qué lo había hecho, sin embargo, no fue capaz de hacerle la pregunta, ya que Itachi la tomó de la mano y sin darle tiempo de reaccionar tiró de ella, acercándola a él hasta que sus narices se rozaron. Sakura se sonrojó e Itachi sonrió.

-¿Estás segura de que no estás preocupada por mí? – le preguntó él, mirándola a los ojos. Sakura le sostuvo la mirada, haciéndose la misma pregunta ¿En verdad estaba preocupada por él? La realidad le llegó de golpe al darse cuenta que lo dicho por él era cierto: Estaba preocupada por él porque comenzaba a quererlo. No fue capaz de sostenerle la mirada por más tiempo, así que la desvió a sus manos unidas.

-Llévame a casa y regresa a la universidad cuanto antes, por favor – le pidió ella, sin mirarlo, lo que hizo que Itachi frunciera el ceño. Llevó su mano al mentón de ella para poder verla a los ojos, y cuando se miraron Itachi reprimió una sonrisa. El sonrojo en sus mejillas usualmente pálidas era adorable, y sus ojos eran más fascinantes de cerca de lo que había notado. Era increíble cómo su mirada podía ser capaz de reflejar la inocencia, la pureza y la ternura que percibía cuando estaba con ella. Recorrió con su mirada cada detalle de su rostro, hasta que se detuvo en sus labios y sonrió.

-No tienes que contestar esa pregunta sino quieres. Pero, si no lo haces quiero algo a cambio – le dijo él, y Sakura lo fulminó con la mirada.

-¿Por qué siempre tratas de chantajearme? – le dijo ella.

-Porque eres la mujer más difícil que conozco – le dijo él, sonriendo -No puedo seducirte como usualmente lo hago, y aún no he encontrado una forma de acercarme a ti que no sea chantajeándote. Así que, hasta que te enamores de mí, seguiré haciéndolo – concluyó el joven, divertido. Sakura lo fulminó con la mirada y él rio -¿No quieres saber qué es lo que quiero a cambio? – le preguntó él.

Sakura suspiró, resignada.

-¿Qué quieres de mí? – le preguntó ella.

-Quiero absolutamente todo de ti – le respondió él, haciéndola sonrojar. Itachi sonrió al ver su reacción tras sus palabras -Pero por ahora me conformo con una cosa – agregó.

-¿Cuál? – le preguntó ella.

-Quiero que me acompañes al aniversario de bodas de mis padres – le dijo Itachi, y Sakura se sorprendió. ¿Por qué tenía que pedirle precisamente eso?

-No puedo – le dijo ella, sin mirarlo. Itachi frunció el ceño.

-¿Por qué? – le preguntó él.

Sakura suspiró.

-Es un evento familiar, y por ende sólo la familia debería ser parte de él. No tiene sentido que yo vaya contigo – le dijo ella. Itachi la miró y suspiró. Llevó una mano al mentón de ella para que lo mirara, y Sakura, sin opción, lo miró. El pelinegro la miró con atención y con cuidado tomó unos mechones de su cabello rosado brillante que caían con gracia en su rostro y los acomodó tras su oreja. Cuando terminó con su labor le sonrió.

-Cuando decidí comprar a Sky para ti lo hice porque quiero compartir mi vida contigo – le dijo él, y Sakura se sorprendió -Ahora, quiero que mi familia conozca a la mujer que ha hecho que quiera formar mi propia familia – le dijo, y cuando miró que Sakura tenía intenciones de hablar, seguro para negarse, puso un dedo en sus labios, impidiéndoselo -No aceptaré un no por respuesta, Sakura. Te seguiré a donde vayas hasta que me digas que sí irás conmigo - le dijo él con una sonrisa. Le dio un beso en la frente y finalmente reanudó el camino hacia la casa de la joven, quien admiró su perfil sin saber qué hacer. Itachi estaba haciendo que cada momento que pasaban juntos los acercara más y lo peor era que… ella ya no estaba segura de querer alejarlo.


¡Yo!

¿Excusas por no haber actualizado antes? Bueno, podría decir que todo se resume en el desánimo que me provoca el no recibir ningún tipo de comentarios por la historia. Un escritor se debe a sus lectores, y no saber si les gusta lo que estoy haciendo hace que me cuestione si en realidad lo que hago vale la pena.

Supongo que una parte de mí ama lo que hago, así que, a pesar de que no he recibido la aceptación que quería con esta historia, no he renunciado completamente a ella. Prueba de ello es esta actualización.

Sus comentarios son mi razón para seguir escribiendo, así que no duden en dejarme saber lo que piensan de la historia.

Hasta luego!