Capitulo I: La espera del anhelo
El viaje a jonia por primera vez le suponía entendimiento de la cosmovisión del lugar. Antes de ascender a su nuevo estado, les veía con cierta burla a toda su cultura como religiosidad. Pero ahora dejaba que la plenitud del sitio le contaminara. Necesitaba estar tranquilo para la sacra tarea que tenía por delante.
La gente al principio teme al verlo, corren a protegerse bajo amuletos o a buscar protección bajo monjes. Aquello no es que le preocupe negativamente, sino más bien le agrada tener el camino despejado hasta la cima del monte, en donde se ubica el templo que conduce al mausoleo donde ella descansaba en paz.
No sabe si allí arriba encontrará resistencia o no por parte de los guerreros, por lo cual debe estar preparado para convencer bien a todo el mundo. No quiere que la violencia de humanos o de sí mismo contamine el sitio o los alrededores cercanos a donde está el santo sepulcro de la dríade… No hubiese sido lo que ella quisiese en ningún sentido y él lo respectaría, incluso durante la actual circunstancia.
Unas escaleras hacia el templo. Bien, menos razón para usar magia y perturbar a todo el mundo.
Llega a la cima y camina a la primera edificación. Da unos golpes a la puerta grande. Se da cuenta de que es en realidad el edificio, es mitad dojo y mitad torre de vigilancia. Debido a lo segundo es raro que no lo hayan visto o percibido, pero luego se da cuenta el porqué. Desde adentro escuchas sonidos de gente entrenando intensamente. Incluso el domingo persisten en su disciplina. Su único descanso debe ser cuando enferman o festejan Pensó.
Ahora da unos golpes algo fuertes para que le oigan. Siento unos pasos y después oye la voz de un joven que dice de mala gana "que ya abrirá la puerta, que no insista en tocar nuevamente". A Karthus le hace algo de gracia dicho desgano.
El adolescente abre la puerta, lo mira y tras unos segundo de silencio, huye despavorido y gritando por auxilio. En casi menos de un minuto los guardias del lugar llegan hasta él y proceden a apuntarle amenazadoramente con lanzas y arcos. A pesar de la belicosidad insipiente, se ven nerviosos ante su presencia.
—¡A-aalto bestia no muerta!— Dice una guardiana que parecía tener el rango mayor dado como el resto de guerreros estaban ubicados detras de ella.
—No es lo que soy actualmente. "¿No reconocen el símbolo en mis vestimentas?"—Responde Karthus, intentando convencerlos de bajar las armas.
Algunos empiezan a gruñir del coraje. Un hombre de mediana edad susurra algo a una muchacha delgada, a lo cual ella asiente y se aleja por el pasillo visible.
—Estoy aquí para cumplir una sacra misión. Si me pueden guiar al templo o mausoleo detrás de su dojo, no les molestaré más con mi presencia—Asevera con completa sinceridad y tranquilidad.
Peor fue demostrarse así. La gente se asustó el doble. Las manos temblorosas en uno de los arcos hacían probable que en cualquier momento una flecha se escapara sin destino claro.
—¡No iras allí!. ¡No es de tu incumbencia estar junto al lugar donde reposa la hija de las estrellas!— Manifiesta una anciana con algo de valor para no tartamudear ante su presencia.
—Lo debo hacer por ella precisamente— Réplica. De verdad intenta sonar tan sincero como lo fue en vida.
Uno de los arqueros estaba a punto de dispararle ya. Karthus tan solo miro con algo decepción. Ya se estaba orillando a lo inevitable de asustarlos o defenderse para alejarlos.
—¡V-vete de una v-vez o d-disparo!— Amenazo la guardiana nuevamente.
—Por favor, no quiero usar la violencia en ninguna parte de esta tierra— Aseguro el cantante de la muerte.
Pero aquello hizo que más arcos nerviosos se alzaran en compañía del primero « Bueno. Lo intenté» Reflexiono ya rendido a tomar la peor opción. Sus manos empezaron hacer la ejecución necesaria para activar el muro del dolor. —Lamento hacerles esto—.
De pronto lo percibió. Percibió aquella técnica que salvo a tantos inocentes durante la gran guerra de Runaterra. Era el Ojo del Crepúsculo, empleando su técnica insigne para mantenerse unido a este y otros mundos. Aquella sensación de equilibrio y paz inundaron todo el ambiente, haciendo que tanto los guerreros aprendices de Shen y el lich olvidaran sus sentimientos de conflicto.
—Karthus—Dijo el ninja maestro. Le dio una rápida mirada de pies a cabeza, de la cual el cantante de la muerte pudo ver que el hombre se sorprendió ligeramente al ver símbolo entre sus vestimentas.
Se giró a los suyos y con una mirada seria, ordeno:— No es más un espectro el que tienen aquí, sino que es un cazador designado por los mismísimos Kindred. Por lo cual, es figura de respeto independiente del credo o pensamiento que tenga en estos momentos... Ahora váyanse— La mayoría asintió, salvo la guardiana de rango mayor y un lancero que aún inseguros sostenían sus armas apuntando hacia Karthus.
—¡M-m-a-maestro no se deje engañar!— Dijo el arquero.
Shen frunció el ceño, miro a los dudosos y replico: —Observa las ropas blancas junto al símbolo. Están grabadas no tan solo en lo físico.— Shen miro a Karthus y pidió permiso a lo cual este último asintió. El ninja maestro pasó sus manos sobre el signo, haciendo que este brillara un poco y expeliera levemente la sensación o emoción de Kindred en el ambiente. Un pensamiento efímero sobre paz y muerte definitiva inundo las mentes de los mortales. — ¿Suficiente prueba para tu criterio?. Retírate. Yo me encargaré del asunto que él requiere tratar aquí—.
La gente se apartó dejando solos a Shen y Karthus. El primero entonces aseveró: —He escuchado que vienes por una misión aquí y respeto tu nueva posición. Sin embargo, si tu deseo es avanzar sin problemas, también debes cumplir las mías, así que deberé interrogarte sobre como llegaste a ser cazador secundario de Kindred y de tu objetivo real aquí. No lo tomes como desconfianza mía, sino que es protocolo que debo cumplir antes de darte permiso de ingresar al templo seguir. "¿Aceptas?"—
Karthus asintió. Estaba algo alegre de que la situación se apaciguara finalmente.
—Bien, vamos— El ojo del crepúsculo y El cantante de la muerte salieron en dirección al jardín aledaño al templo donde descansaba el cuerpo de la dríade.
«El clamor desesperado, la búsqueda de refugio y las almas de tanto perdidos en el limbo y como de vivos se reunieron en torno a mí. Al principio les brindé sobre el sermón de la no muerte, pero luego, al ver tanta destrucción como caos entre la vida y la muerte, decidí aliarme con el viejo monje de las islas y ser quien garantizara junto a él que la gente pudiese vivir o morir en paz. Incluso con la guerra en Runaterra desatada, seguiríamos con esta misión a toda costa.
«Cuando todo termino, Kindred se apareció ante nosotros. Nos dio elegir entre tomar arco y flecha para seguirlo en la caza, o bien, ser la próxima presa. El viejo monje, ya satisfecho con las tareas mortuorias completadas, decidió descansar. A pesar de que tuvimos ciertas discordancias, con el tiempo me hice amigo de él y me despedí calurosamente, sintiendo una pena que no había percibido desde la última vez que estuvo vivo… Luego aquel triste evento, vino mi turno. Dude por unos segundos, puesto que había honrado desde joven el estado que con tanto amor predique y seguí fervorosamente día a día. Pero si ahora el destino, o más bien los dioses me brindaban esta oportunidad como deber ante la muerte, ¿Quién era yo para negarme al designio?. Acepte y entonces fui investido, no tan solo de palabra, sino que también con nuevas vestimentas y runas grabadas en mi ser».
El maestro se detuvo. Junto sus manos por unos momentos y medito bien lo oído, buscando comprender bien todo. Tras un rato de cavilación, no hallo mentiras y se le hizo coherente lo descrito. Para llegar a la síntesis final, dio paso a la siguiente pregunta.
—Oí de tu misión santa. ¿A qué te refieres con eso?— Cuestiono y miro indagatoriamente
Karthus detuvo su marcha. Sabía que al ninja no le podía mentir de ninguna manera. ¿Pero por primera vez revelarle algo tan privado en lo sentimental? Costaría sin duda. Shen tan solo movió extrañado la cabeza por la falta de respuesta tras el paso de unos minutos.
—¿Karthus?—Pregunto en tono moderado. A pesar del cuidado del ninja, su voz termino resonando y rompiendo brevemente la calma del lugar.
—Lo hago por amor. Amor que todavía en estas circunstancias sigo sintiendo por ella—
Una mirada de incredulidad se expresó en Shen. Parecía como si el motivo que le proporcionó el nuevo heraldo de Kindred le hubiese dejado sin palabras y pensamientos al respecto.
Karthus algo avergonzado, juzgo que el ninja ahora estaría muy dudoso de su motivo. Quizás no le haría tan fácil la entrada al pensar que el lich le estaba bromeándole y no diciéndole la verdad adrede.
Se detuvo, puso sus brazos a cada lado y asevero: —Puedes usar tu Movimiento de sombra en mí. Así te será más fácil leer mi mente y revisar mis recuerdos. Te darás cuenta de que digo la verdad a pesar de que suene casi como algo increíble—.
Shen recupero pronto su postura de equilibrio. Negó a través de un movimiento de cabeza y dijo:— Perdón. Me exalté un poco tras oír tu declaración. No es necesario llegar hasta ese punto, pero si deseo oír todo detalle de como la conociste y luego como ambos se enamoraron inesperadamente el uno del otro— Miro hacia las estrellas por un momento— Se lo difícil como intenso que es ser dogmático día a día en lo que uno cree, pero comprendo que a veces uno puede dejar de lado esas cosas por un momento y descubrir que también se puede encontrar la armonía o la paz en el acto de compartir con otro en un espacio recóndito como íntimo—.
El lich asintió. Busco entonces concentrarse y dejar fluir bien lo que su mente como corazón dirían en conjunto. Listo y pleno, relato a pleno detalle sobre la *primera vez que se conocieron, de como conectaron inesperadamente y derivo en el florecimiento del amor entre ambos, encontrándose fugazmente cada vez que ambas agendas coincidan.
Después dio paso al relato de una ocasión en la cual habían estado juntos por más un día, durante un festival en Demasia. Mientras era escoltado por Shen al templo donde estaba el cuerpo de su amada, recordo vívidamente y con amor los pequeños momentos que paso junto ella. Antes de que toda esta gran guerra devastara, antes de que él fuese un encargado y heraldo directo de Kindred.
Un año antes de la guerra total en Runaterra
Las máscaras de caza fueron tomadas. La del cordero para Soraka y la del lobo para Karthus. Ambos determinaban que el fin de todo de este mundo, derivaba en aquel caza final que ejecutarían los cazadores eternos. Vida y No muerte dejarían de tener sentido al fin y al cabo cuando ya no quedaran participantes en cualquiera de las dos áreas.
El baile y carnaval remecía las estructuras frígidas en las duras emociones demasianas, haciéndolos mermar y estar sorpresivamente dichosos como contentos, tanto como lo hubiese estado después de ganar una guerra. La cerveza, las risas y la comida abundante tomaban palco en cada espacio de variadas calles. Fue una buena sugerencia de la hija de las estrellas de traer una comitiva espiritual joniana a este lugar, ya que había aminorado los vientos bélicos que semanas antes germinaban como una pandemia en potencia en el corazón de los habitantes.
Gracias a este singular como mágico momento, todo estaba en paz y armonía. Debido a tanta parsimonia colectiva, la junta del lich y la dríade no era tomada con especial atención, sino vistos como invitados normales y alguna gente incluso los saludaba momentáneamente para luego volver a sus asuntos. Aquel detalle hizo que ambos pudiesen también disfrutar bien del evento.
La dríade compró un pastel casero desde una pequeña tienda. Sonreía genuinamente mientras degustaba del buen sabor del pequeño alimento. «Aún no ha perdido su buena mano en la repostería» pensó Soraka sobre la anciana mujer. No quería usar su precognición para saber cuanta le quedaba, en cambio, decidió darle el consejo de que traspasara la receta para que esa pequeña luz de sabor no se perdiese después de que ella dejase este mundo.
El lich por su parte, veía las luces y el jolgorio de manera curiosa. En su vida como pobre en Noxus no había tenido oportunidad de ver fiestas así; lo más cercano a ritual eran los procesos mortuorios que se vivían día a día en su pueblo. Y ni hablar de cuando se convirtió en el heraldo de la no muerte, ya que el Harrowing era visto como un día de pleno terror para los mortales.
Soraka miro al lich y tomo su mano para sacarlo de su ensoñación. Ambos continuaron su camino sin apuros. Se detuvieron cuando oyeron del anuncio de un gran show de fuegos artificiales que se realizaría en la medianoche; se aconsejaba tomar buenos asientos para apreciarlos mejor. Ambos se miraron algo interesados por el evento.
—Habiendo visto tanto en los cielos, ¿Realmente quieres observar algo como esto?— Karthus pregunto.
—De todo he visto. Pero esto también tiene su magia, su ternura y magnificencias a las multitudes— "Para algunos esto puedo tener un calor único"».
Señalo a lo lejos una pareja que se reunía bajo el pórtico de un edificio poco iluminado. Karthus tenía una alta sensación de contraste cuando intuyo de por fuera eran enemigos ese hombre y esa mujer, pero que tras las sombras abrazaban con efervescencia el amor prohibido entre ambos.
Le hubiese gustado suspirar, pero su cuerpo ya no podía hacer aquella acción. Entonces paso por una breve cavilación Está bien. No hay nada de malo en tratar de volver pensar como humano y disfrutar de lo efímero, pero divertido de la vida.-Vamos, entonces— dijo y tomo con más confianza la mano de la dríade.
Ella le devolvió la mirada con dulzura y amor. La magia de la hija de las estrellas se intensificó en el apretón de manos, sintiendo el lich ese breve calor de vida.
Las explosiones sobre el cielo nocturno no se hicieron esperar. La emoción de jolgorio se veía aumentada con cada bonita figura proporcionada por los fuegos de artificios. La pareja decidió tomar sitio en un balcón solitario para ver el show sin mayores interrupciones que las propias.
—Algún día espero regresar— Dijo Soraka mientras la última pirotecnia maravillaba a todos.
—"¿Hay algo malo con estar aquí?"— Interpelo Karthus. Realmente le costaba entender el porqué Soraka quería volver a la eternidad, si ella apreciaba tanto la vida mortal en Runaterra, llegando hasta el punto de abandonar su posición celestial con tal de ayudarlos.
—No hay nada de malo. Pero deseo regresar a la vida de la eternidad algún día, para contarles a todos sobre magnífico de los mortales y cambiar la visión que teníamos sobre estos… No te preocupes de que me iré pronto— su mano en el pecho del cantante de la muerte—Todavía me quedan corazones y almas heridas por sanar—.
Si Karthus pudiese sonreír en ese momento, lo haría. Pero de todas maneras sentía. Sentía la sinceridad y empatía que ella percibía hacia los mortales y sus cuerpos frágiles. Aquel idea, aunque contraria a su concepto de la no muerte, inéditamente le hizo experimentar un enorme regocijo interno.
—¿Estás consciente de las bondades de la vida celestial?. Te puedo apartar un lugar recóndito allá arriba para nosotros dos. Haré que toda tu vida eterna sea maravillosa, dulce y llena de sabiduría como amor del que te falto en Noxus. Te lo prometo y juro que haré si aceptas—.
Ella posó su cara frente la suya, mirándolo directamente. Su sonrisa suave y ojos llenos de brillo casi mágico, le hacían saber de qué aquello no era mentira y que sería algo que efectivamente la dríade haría paso a paso.
—Al igual que tú, estoy totalmente abnegado a cumplir con mi misión vital. Pero no sé qué será después de que lo logre, puesto que estoy muy consciente de que he abierto una nueva puerta en lo que respecta a la existencia—Le apenaba tener que negar la oferta, pero al igual que ella, él tenía una disposición también por ayudar a la gente— Lo menos que puedo hacer por este mundo es mantener la puerta abierta para que todos los mortales entre. Eso es lo que haría un ser iluminado y sabio ante el descubrimiento. Obviamente lo compartiría con todos—.
—Oh— Ella sabía que tendría que combinar la dulzura y sabiduría en su respuesta si quería convencer a su amado de lo errado que estaba su respuesta. Ya que por mucho que esta brecha fuese nueva en la existencia, tarde o temprano terminaría cerrándose, dejando a la No muerte tan solo como una curiosidad efímera de lo que fue la existencia mortal en Runaterra.
Tomo la mano del lich y activo la magia curativa mientras masajeaba entre los dedos. —Todo tiene que terminar en este mundo, Karthus. Tan solo unas cosas nos llevaremos al otro mundo que nos aguarda — Ell toco donde estaría el corazón del no muerto— Lo tuyo tendrá validez con la vida de este mundo. Cuando todo esto acabe, "¿Tendrá sentido existir como espíritus ante un lugar vacío o bien mísero como ruinoso?". Creo que no—.
—Pero—El lich intento replicar, pero estaba siendo difícil dado el buen punto que planteo— Puede habr...— La dríade poso un dedo en los labios del heraldo de la No Muerte. —No querido. Acéptalo, no puedes ir contra límite de los conceptos o el destino. Ni siquiera los dioses se han planteado hacer tal cosa.— Dio un beso entre medio de su dedo y los labios. A continuación susurro:— Amémonos en paz y por siempre allá arriba, puesto que aquí nos es muy fácil perdernos por mucho tiempo y contratiempos el uno del otro—.
Soraka sonrió, tomo la mano del lich y continuaron su paseo por las urbes en fiesta. No quiso decir más al respecto para dejar que Karthus pensara bien el punto propuesto por ella.
Y sí que él lo había hecho varias veces. Sobre todo varios años después, cuando decidió ayudar a su amada a alcanzar lo que perdió tras su heroico sacrificio por la vida mortal de Runaterra.
En el presente
Shen se sentía dentro de un mar de emociones al escuchar ambas historias. Sin decir más y totalmente convencido por los sentimientos del heraldo de Kindred hacia la hija de las estrellas, abrió el mausoleo lentamente.
El hecho de que este edificio tan solo se habilitara bajo ceremonias hacia la dríade, hacía que el olor puro de flores, incisos y otros elementos dulces se escaparan hacia el exterior. Karthus percibió con agrado tales emociones de paz que sentía salir desde adentro del sitio.
—Respeto tu privacidad con ella, pero por órdenes también debo estar cerca. Así que esperaré afuera de la edificación ante cualquier caso o ayuda que necesites — Dijo. El lich tan solo asintió y se adentró lentamente para cumplir con su amada dríade.
Bueno, nuevamente con otro ff en este mes además del habitual. ¿Qué puedo decir sobre este? Lo tenía en mente hace tiempo, sin embargo no habia escrito mas que fragmentos. Fue durante los últimos días del mes pasado y este que me motive a pulirlo y publicarlo finalmente.
Muy a diferencia de casos anteriores de ff que escrito para este juego, no lo dejare y seguiré, puesto que deseo de que este me sirva de herramienta futura para romper mis bloqueos creativos cuando escribo en la categoría o área romántica. Por lo cual, debo adelantar que serán dos capítulos mas después de este.
Como siempre digo: Comentarios, criticas, preguntas, etc. Por aqui o PM. Son libres de hacerlas en el idioma que deseen.
Saludos!.
