Lincoln se separó de ella empujándola y exclamando agitado:

—¡¡Hey, te estoy hablando!! ¡Te estoy preguntando ¿cómo me encontraste, Lori?!

Lori se limpió la boca con el dorso de la mano frunciendo el ceño, y viendo por el parabrisas y la ventana, notó que un hombre giraba la cabeza en dirección a ellos.

—¡Lori. LORI, ¿me estás escuchando?! —exclamó Lincoln y Lori giró la llave encendiendo el carro, y pisó el acelerador —¡Lori! ¡¿Por qué mierda sigues sin contestar? Maldita psicópata! ¿No escuchaste lo que dijo Becky? ¡¿No viste todo el alboroto que causaste ahí atrás, y empiezas a besarme y a tocarme en medio de la carretera?! ¡¿No sabes el peligro en el que estamos, si...

—¡HEY ¿PUEDES CALLARTE DE UNA PUTA VEZ?! —gritó Lori apretando sus nudillos, rechinando sus dientes, virando por la vía acelerando —¡¿Crees que no estoy consciente de ESO, IDIOTA?! ¡¿CRÉES QUÉ SOY TAN ESTÚPIDA?—soltó y le dio una cachetada al chico —¡TÚ NO SABES NADA LINCOLN! ¡TÚ NO SABES LO DIFÍCIL QUE ES AMARTE, LINCOLN! —soltó y sus ojos se cristalizaron, notablemente.

—Lori... —murmuró el chico sobándose la mejilla roja.

—¡¿SABES CUANTO ME CUESTA AMARTE?!

—Lori por favor...

—¡NO, NO, NO! ¡Ahora tú me vas a escuchar gritar! ¡TÚ... ! —exclamó pero ya no continuó. Por qué sus mejillas brotaban lágrimas de sus ojos celestes, marcados por amargura, y se limpiaba rápidamente con los puños.

El chico del polo naranja resolvió dejarse callado. Los cambios de humor no lo asombran después de vivir con quienes ha vivido, y voltea a la ventana distante en lo que seguía posando la palma en la mejilla. Veía el camino poblado de edificios y casas, y se preguntaba si Lori iba a la casa.

—¡Tú no... ! ¡Tú, no... —Lori apretó más el volante pero no subió la velocidad como antes. En un semáforo en rojo, de reojo la vio a su hermano, y aquel estaba pegado a la ventanilla sin darle la cara —. ¡Es que tú no entiendes Lincoln! ¡Aún eres muy joven! Te tomas muchas ligerezas literalmente, demasiadas cosas sin pensar en los que te rodean y afectas. ¡Con lo de Becky, simplemente ya no es mi amiga y tampoco la tuya desde ahora! ¡No vuelvas a dirigirle la palabra a esa... ! ¿Me estás escuchando? Así de fácil, nunca más hablaremos o sabremos más de esa maldita puta, hija de perra, literalmente...

Lincoln sigue sin verla en lo que continúa, y trata de hacer borroso lo que capta. ¿La escucha? "¿Literalmente?" Cada vez que está con Lori siente que algo se fractura. Viendo los letreros, pasan de avenidas más alejadas. Se preguntó viendo restaurantes, qué estaban haciendo Maggie y Nikki en ese momento. ¿Maggie debía de mandarle un mensaje ya? ¿Lo había checado? ¿Debía disculparse con Nikki, o hacer como si nada hubiera pasado como usualmente?

Lori ve que Lincoln saca su teléfono. Roda los ojos y saca un resoplido molesto. "Por favor..." comentó sarcástica, mordiéndose el labio inferior y girando el volante con cierto gesto de molestia.

Son varios sonidos que manda el tirar de mensajes recibidos, la mayoría silenciando por el peliblanco, viendo de reojo a su hermana, no tenía silenciadas las notificaciones de ciertas redes lejos. En una de ellas, es por la bandeja de una nueva conocida/amiga. Una imagen random de Carol sentada en una cama y posando con lencería morada oscura. ¿Por qué? No. No sabe porque una de las amigas de su hermana al volante, le pasaría una imagen suya sin que sus pasadas conversaciones fueran tan distanciadas a ello, tan "inocentes" o qué reparara en el hecho de que era un menor de edad y ella una mayor, y le apareciera después el símbolo de "escribiendo", tan tenso y largo una vez notó que vio el visto a su mensaje con bastante premura, fuera el requerimiento de su opinión con respecto a la imagen. Un: "¿qué piensas?" Con emojis divertidos que carcajeaban hasta llorar.

"¿Esto es lo que es una mujer?" Se preguntó y levantó la mirada al sentir la mano de Lori tocar su muslo. Ella no lo veía, pero el chico sabía que quería seguir ciertas rutinas de "reconciliación", o lo que para ella eran "los procesos de reconciliación" distantes en toda medida a los fraternales normales. Ya no daba tan fuerte al volante. Dando unos cambios, solo veía a su copiloto para preguntarle con quién hablaba.

—Con nadie —"tus amigas, ¿no es obvio?" —, ya sabes. Con unos amigos... —dijo siendo frío a la mirada de la chica, recordando su explosión del comienzo.

—Oh, ¿de nuevo? —preguntó Lori yendo por la entrada de la autopista, y en el parabrisas la humedad se creaba en las esquinas por la sofocación, apañándose —Está lloviendo. ¿Te acuerdas de lo que hacíamos cuando llovía dentro del carro? —interpeló en broma, pero Lincoln ni siquiera pareció escucharla —. Hey. Mira...Yo sé que te golpe hace rato... Sé que no estuve bien, ¿sabes?... Lo siento, ¿sí?... ¿Podrías perdonarme... ?

"¿Qué es lo que dice Lori?", tecleando le dice a Lucy si ya ha salido de la escuela, si ya ha hablado con Luan. Y Maggie le envía que ya había llegado a casa hacía rato, mandándole una foto en pijama. "¿Desde ya, amor?" Le mandó, y ella le respondió que le gustaba estar cómoda y le preguntó si podían adelantar la cita del viernes al miércoles, ya que no creía capaz de poder esperar tanto tiempo para verlo y tener un tiempo para ambos en soledad.

—¿Con quién estás hablando? ¡¿Estas hablando con Becky acaso?!

La rubia extendió la mano al aparato con agresividad.

—¡Lori, tranquila! Carajo. No trates de quitarme mi teléfono. ¡¿Qué te he dicho de esas cosas?! ¡¿No sabes lo que es la privacidad?!

—¡¿Es Becky con quien hablabas?! ¡Dime que no es Becky con quien hablabas, Lincoln!

—¡No! ¡No es Becky con quien hablaba! Pero ¡¿eso a ti que te importa?!

—¡NO TE HAGAS EL MACHITO CONMIGO LINCOLN!

—¡¿AHORA QUÉ MIERDA DIJE?!

—¡No te hagas el listo!

—¡BIEN, SOLO NO VAYAS A COCHAR! —gritó el chico, nervioso, dejándola de mirar, yendo a su ventana y luego a su teléfono. Un silencio corto vino y a Lori se le descompuso todavía más el rostro en cuanto lo vio.

—¡¡QUÉ?!! ¡¿AHORA VUELVES A TU TELÉFONO? ¡¿VAS A IGNORARME DE NUEVO NIÑO IDIOTA?! ¡OHH MALDICIÓN! —rabió la mayor y golpeando el volante rugió lacrimosa: —¡Siempre me haces esto! ¡SIEMPRE ME LO HACES, LINCOLN! ¡No puedo hablar ni un segundo contigo! ¡¿Sabes cuán difícil es amarte?!

—¡Para hablar no hay que gritar, ¿sabes?! —dijo Lincoln sin levantar la mirada del teléfono, y viéndola exclamó —¡Y no creas que caeré en esa basura de lo difícil que es amarme! ¡Ya no soy un niño y lo sabes muy bien!

—¿Y qué se supone que eres ahora? ¿Un chico? ¡¿Un preadolescente idiota?!

—¡Tú eres la idiota Lori! Si yo soy un preadolescente idiota y tú estás enamorada de mí, ¿en qué te convierte eso a ti? ¿Lo habías pensado siquiera?!

Lori soltó una risita ignominiosa, y le pegó en la nuca escuchando su quejido.

—¡LORI! ¡¿Qué diablos te pasa?! —ladró Lincoln viendo su sonrisa —¡Dijimos que nada de violencia conmigo en casa! ¡DISTE TU PALABRA!

—¡Deja de hablar con tus golfas entonces, y podemos hablar con decencia!

—No son golfas; muchas de ellas son nuestras hermanas (para que sepas).

—¡Ellas también son unas perras golfas! —exclamó riéndose —¡Luan en primer lugar de todas! ¡Orgullosa de estar panzona y ser el chisme y el chiste más morboso de Royal Woods!

—¡Ya cállate Lori!

—¡Es la broma perfecta, literalmente!

—Púdrete.

—Tu púdrete, mocoso.

—¡Tú eres la que no sabes nada, Lori! Eres una hipócrita, y eres cruel. Tan solo resaltas más tu estupidez y malicia cuando abres esa boca de arpía que tienes. ¡Todos los de la familia serían arruinados si se supieran la verdad! —bramó Lincoln enojado —¡No tienes derecho a insultar a nuestra hermana, ni de cimentar su infamia!

Lori se quedó en silencio escuchándolo sería, y cuando el chico acabó y se giró de vuelta a la ventana cruzándose de brazos, en ese momento ella lo encontró exquisito, y él notó por la ventana, los espectaculares seguidos de carteles de indicadores. Las señales de salida de la autopista.

—Pues, por lo menos sé más que tú, niño.

—Chúpame las bolas, Lori.

—¡Jajaja, ¿quieres que te las chupe?!

—Chúpame la verga, Lori —dijo el púber mirándola.

—Está bien —contestó la joven rubia viéndolo y sonriendo —. Sácalos, si eres un niño grande... ¿Eres un niño grande, no?...


Luan por el momento esperaba el mensaje de Lincoln. Se tentaba el vientre hinchado con sus manos delicadas, y sujetando el control remoto, cambiaba de canal en canal, de reality show a competencias, de stand up a sketch, a shows... Veía la pantalla pero los ignoraba perdiéndose en pensamientos, en la controvertida idea de follar con Lincoln. De tener sexo sin protección. Realmente se ponía caliente siendo ahora, una ama de casa para el hogar, una lenta que descansaba mirando televisión en la sala y veía su celular como posesa, a veces inclusive, stalkeando los perfiles de su único hermano. "¿Por qué sigue a más mujeres... ?"

A veces se masturbaba observando sus fotos, y aunque no podía comentar, le mandaba las publicaciones con comentarios graciosos, de lo mucho que estaba enamorada de él en privado, o se las enseñaba diciéndole que era muy guapo, para luego decirle que se estuvo tocando todo el día pensando en él. Y se metía los dedos a sus labios inferiores, sacando jugo, recordando que a en ese día, en esa hora y lugar, el año pasado follaban como poseídos, y él la llenaba de leche sin reservas.

"Leche de Lincoln... ", Luan se sonrojó y tuvo un desliz electrizante. Se puso caliente; con el embarazo era usual que terminara cachonda a cada rato. Bajo sus miradas a sus muslos cubiertos por la licra negra y con una playera roída de Lincoln de pequeño, por lo que le quedaba corta como un top, y se le veía la pancita y el ombligo; ya no con la falda y su traje normal como antes. Y girando a los lados, poniendo sus manos en sus rodillas, notó al girarse que Lana estaba por el respaldo del sofá, viéndola y acercándose con las mejillas sonrojadas y la mirada entrecerrada.

—Hola Luan, ¿qué haces?

Y ella sonrió después de despejar el cierto susto que le vino, y ajustándose en el sillón, dijo que no hacía nada levantando las manos y riendo nerviosamente.

Lana sonrió chimuela aún más, y Luan se desconcertó un poco por lo que volvió a sacar una risa breve. Luego, Lola apareció entrando, arreglada y maquillada, caminaba con tacones, y veía frunciendo el ceño y con desprecio una vez sus vista se dirigía a su hermana mayor, que ya perleaba sudor, atenta a la mirada encendida y dura, en un rostro encendido. ¿Era que comprendía lo que había estado apunto de hacer? Y las gemelas caminaron hasta estar frente a ella, para que Lola le preguntara donde estaba Lincoln.

—Yo no creo que sepa, Lola... —apuntó Lana no haciendo caso a las palabritas indignadas que su gemela escupía, y sin dejar de ver a la castaña.

—Tu no puedes hablar Lana —comentó Lola haciendo un gesto con su palma sin mirarla —, creo que de eso ya quedó bastante claro, ¿no? Déjame manejar esto a mí.

—Jeje, ¿de qué hablan ustedes dos? —preguntó Luan —¿Quieren ver la tele, verdad? Se las dejare si quieren...

—No, Luan —se apresuró a decir Lola en tono serio y crítico —. Verás, necesito que le marques a Lincoln inmediatamente. Lo de siempre...

—¿Y qué le pasa a tu teléfono? ¿Ya lo descompusiste?

—No, ¿quien crees que soy? —respondió molesta —No, lo qué pasa, es que hemos tenido un inconveniente hace poco, y él me ha bloqueado por unos arrebatos que tuvimos —dijo y su piel blanca fue invadida por un rubor notable en lo que ponía su mano enguantada en su cadera —. Son cosas de parejas. Supongo que entenderás... —y dio una mirada a su vientre.

Luan ciño la ceja también bajo el comentario. Volvió a sonreír, pero desafiante con sus ojos fijos.

—Claro que lo entiendo, puesto que soy la única cargada aquí, jeje, ¿entiendes? —preguntó Luan acercándose a su hermanita —Por los diablos, soy la única que entiende en verdad, y está con Lincoln en "otros términos"...

Lola volvió a arrugar el entrecejo.

—¡Puedes dejar esa ESTUPIDEZ! —grito desaforada Lola apretando los puños, y finalmente, alargó una risa sonora, para mostrar una dignidad recuperada pero notable rencorosa y envilecida —¡¿Crees que a ti te va querer, dientona?!

Luan pelo los ojos, se restregó el celular en el pecho, herida y consternada, y levantándose y subiéndose un poco la licra negra que tenía, se enojaba finalmente y respondía a Lola que sonreía:

—¡Mocosa. Tú... ¡Lincoln me AMA tanto que me dejó preñada, ¿acaso no lo entiendes?! ¡Yo soy su favorita, y a ti nunca te hará caso porque sigues siendo, una niña engreída y chimuela, que no sabe tratar con los humanos!

Lola volvió a reír en tono envilecido.

—¡Lincoln estará rendido ante mi, ya lo verás tú qué serás más vieja al final, y lo haré sin la necesidad de arruinar mi futuro ha como lo hiciste tú! —soltó la pequeña rubia con crueldad —¡Y mejor tu quédate aquí aplastada como estabas! ¡Mira la televisión hasta morir, y mira uno de esos shows de mamás adolescentes, para que vayas acostumbrándote a tu jodida y solitaria vida de fracasada!

—¡Eres una maldita! —gritó Luan y le dio una cachetada a la menor con mucha fuerza y rabia que la hizo caerse al suelo.

Lola gimió y chilló, se agarró el rostro cubriéndose para que no la miraran, y Lana miraba a Luan sonriendo un poco y muy sonrojada.

—No se peleen hermanas por favor —dijo en tono apagado y sonriendo. —Luan... —pronunció Lana embelesada, y luego agitándosele el corazón y viéndose más seria y tímida —¿Sabes cuando Lincoln va venir a casa?

La mayor se consternó y arrepintió llevándose las manos a la boca. Lola pronto dio un lloriqueo. La castaña balbuceo dando unos pasos hacia atrás viendo a sus hermanas, y luego salió de la sala a paso rápido, pasando al vestíbulo, subiendo las escaleras al segundo piso conflictiva, viendo hacia atrás

con una expresión vulnerable.

"¿Qué está pasando?", murmuro con sus ojos brillaron dando una tristeza y desconcierto.

Camino por el pasillo hasta llegar al fin, y se metió al cuarto de Lincoln, pero al abrir la puerta e ingresar sin percatarse, Lucy la asusto manifestándose en la cama de su hermano.

Lamiendo sus pálidos labios, la oscura mostraba recato combinado con vergüenza.

—Luan, hermana. Yo solamente estaba... —dijo Lucy y mo supo cómo continuar.

—Bien —dijo Luan sonriendo sentándose a su lado —. Esta bien, Lucy, no te apures. Yo también me suelo meter a la habitación de Linky, cuando me siento de una forma especial... Suelo meterme incluso a veces solo a llorar, o a reír de felicidad —confesó la castaña sonriendo y recordándose de algo encendiendo su rostro, aunque de pronto su expresión se descompuso mostrando más de la consternación y una profunda tristeza.

—No estés mal, Luan. ¿Qué te sucede?

—No estoy mal, Lucy... —dijo Luan mostrándose más recompuesta, y trató de verla a los ojos un momento, pero se dio cuenta que ello la pondría más sentimental —. Solo necesito a Lincoln... ¿Lo necesitamos, ¿no? Estar embarazada, no es lo más divertido sin él, ¿sabes?

Luan río y Lucy suspiró.

—Hermana... Pronto va a volver. ¿Ya le mandaste mensaje?

—Sí, pero, debe seguir con sus amigos... Hace unas horas me dijo que estaba con ellos. Ya no le quise decir nada, para no atosigarlo y que se divirtiera. Ya que es increíble que siempre esta atendiéndonos en nuestros deseos, entiendo que deba divertirse... Por cierto, supe que volviste a hacerlo con él... —dijo Luan y sonrió ruborizándose —. ¿No fue emocionante, o aterrador?

—Supongo que un poco de ambas —dijo Lucy con su tono serio y se miró a su vientre y piernas —. Realmente la cosa de Lincoln es atemorizante por si sola, pero creo que, me gusta así... —confeso y se puso más roja al recordar —...Siempre es tan intenso...

—Sí... —afirmó Luan tomando sus manos, viéndose, mostrando sus frenillos y juntando sus rodillas, en tono femenil marcado —. No siempre fue así; ¿recuerdas lo lindo y dulce que era más chico? Nosotros (Yo y Linky), las primeras veces teníamos tanto sexo en todas partes, que lo dejaba correrse siempre dentro de mi, para que no tuviéramos que limpiar nada... Igual fuera en esos momentos en lo que Lincoln Jr sucedió por eso —comentó tocándose el vientre y luego le dedico una sonrisa —. Pero más antes, solo nos besábamos; ¿recuerdas los baños también que tomábamos?

Un golpeteo en la puerta y la pronta entrada de Luna a la habitación, las sacó a ambas de su concentración y la plática.

—Hey, chicas, ¿como están... ? —soltó con un rostro colorado nerviosa —¿Todavía no llega Lincoln, eh?

—Todavía no... —decía Lucy.

Y Lisa entraría medio minuto después, cortando las pláticas y creando un periodo de silencio punzante. La niña de lentes fue hasta la castaña de la coleta embarazada sin voltearse con sus otras hermanas, para hablar sobre unos exámenes que habría de proceder como continuidad a su diagnóstico; meses había estado enterada del asunto visible de su hermana mayor, consumiendo libros e información, y dando seguimiento a un estado harto verificado, el embarazo de Luan. —Esta bien hermana—dijo la de la coleta, y durante la breve estadía de Lisa, sus otras dos hermanas, miraron sonrojadas a lados diferentes de la habitación, y no cruzaron ninguna palabra con la pequeña de lentes, sintiéndose una tensión en el ambiente, que solo desapareció cuando salió del cuarto por fin con Luan, ignorándolas notablemente a las dos de principio a fin.

Cierto era que Lisa, despreciaba a casi todas sus hermanas. Lucy volteando con Luna, se dio cuenta de la verificación por su silencio y gesto cuando ambas se vieron, dándose una sonrisa más bien túmida, y luego mirando a diferentes lugares de nuevo; Luna la ventana; Lucy al piso.

Rita y Leni acababan de llegar con las compras en la cocina en ese lapso. Las gemelas ya se les habían arrimado, y Lynn Jr parecía una esfinge ensimismada cuando pasó y las miró hablando y escuchando el timbre escandaloso de la voz de Lola. Parpadeo y pasó de largo a la sala poniéndose sus audífonos, mirando la televisión prendida en un canal animado tridimensionalmente, de unas abejas persiguiendo a una flor, que pasando por sofá, veía a Lily sentada en silencio que lo veía. La infante giró la cabeza al escucharla un momento. y Lynn Jr quiso saludarla, pero Lily se giró en un instante cuando vio que era ella, y Lynn bajo la mano, viendo que regresaba a la tele como si estuviera hipnotizada.

Lynn se rascó la cabeza, escuchó unos gritos que venían de la cocina, y se puso unas bandas en las muñecas, ajustándose su iPod en su playera, volvió a desbloquear su teléfono y mirar los mensajes enviados a su hermano, pensando que las únicas personas que faltaban en casa, eran él y Lori.

Benjamin Stein, por su parte, en ese mismo momento, mandaba mensajes y miraba fuera de la casa, en vecindario la residencia Loud. Inspeccionando las ventanas y la puerta en busca de figuras, viendo detrás la calle, dividiendo su atención a su móvil, ahora la bandeja de entrada de Luan con sus últimos mensajes, antes que lo bloqueara y ya no pudiera mandarle nada más. "¿Es qué ya no quiere saber nada de mi?", pensó triste.

Se preguntó días antes de que lo hiciera, si aquel niño tenía la posibilidad de ser suyo. Ese que se gestaba en el interior de Luan, aunque era imposible ya que nunca tuvieron relaciones, y eso mismo lo llenaba de una humillación tan vil, que iba afiebrado hasta la casa de los Loud por las respuestas. ¿Era que lo engañaba cuando salía con él (qué lo hubiera hecho con su hermano contaba)? Se debatía entre la verdad y la locura. "¿Será que sufre abuso intrafamiliar?" ¿Qué eso en su interior es producto de un acto nefando? Y giraba la cabeza a los lados, de lo loco y jodido que sería aquello. Que de ser así, solo veía factible llamar a la policía directamente.

A Lincoln no lo creía todavía del todo a pesar de lo raro de sus interacciones con Luan en el pasado, porque lo había visto con Maggie en alguna plaza, y desde tiempo que lo conocía, le sabía alguna relación del momento, sin embargo la gente decía que actuaba raro con la hermana. El padre muerto por otro lado también podría tener algo oscuro con ello, lo pensaba, ya que siempre había un velo raro y penumbroso acerca del señor Loud y su muerte. Podría sentir tan solo vergüenza, mucha, muchísima vergüenza siéndose así en este último caso, y considerándolo, por eso lo había dejado al hacerse un acto Yam terrible, y el chico de cabello ondulado castaño, podría ver la verdad en todo aquel asunto e incluso presentarle su apoyo. ¿Por qué si ella era tan linda y dulce, iba dejarlo así como así, si no fuera por un asunto terrible? Se rascaba la cabeza, confundido tan solo de su ausencia de pedir auxilio, pero cuando se abriera la puerta de la casa Loud, pegara un susto y corriera a esconderse, en lo que Lynn Jr salía trotando, y notándolo tropezar y caer en su intento.

—¡Hey ¿tú quien eres?! —bramó Lynn Jr que notó que el chico se giró a ella y lo reconoció de inmediato —¡Hey. Te dijimos que Luan ya no quería verte más! —dio varios pasos a dirección a Benny, y este se levantó, y corrió nervioso a la sonante voz de la deportista, que resopló y murmuró viéndolo correr por el horizonte, entre una expresión incrédula y divertida: —Cobarde... —resoplando y trotando en dirección a donde Benjamin huía.

Las cosas no eran tan fáciles para la familia. Diferentes ojos no nombrados, posaban su vista a la imagen familiar que empezaba a interesar e intrigar. Incluso una chiquilla oscura como Haiku veía hacia la casa viendo por una esquina abrazando un poemario; uno que devendría a no entregárselo al chico por tercera ocasión, y regresar sola a casa, ya cuando el crepúsculo estaba a la vuelta de la esquina. Muchas chicas más estarán postradas con menores y mayores angustias de no ver su cabellera blanca. Algunas simplemente tipeaban al chico. Inclusive Sid Chang, tenía para mandarle su pecho muy leve, muy parecido a los que daría junto a la flaca de Ronnie cuando mandaban sus nudes de sus pechos planos, para que Lincoln fuera por un trío no incestuoso en un pubertad desbordada, con lo que salía corriendo al rumbo, porque a veces eran necesarios los tríos no-incestuosos, que pese a ser un menor de edad, una liberación, un sentimiento nada culpable le abarca al estar fornicando, con los Casa Grandes, dándoles embestidas rápidas a las amigas, para luego salir a saludar a la familia latina. A Carlota que veía al chico como si supiera lo que iba a ser allí, o cuando se iban de ahí con las Chang, y Adelaide, que entrometiéndose, y hablándole al chico en soledad, lo veía interesada teniendo su corta edad.

Lincoln nunca pensó que el sexo fuera un acontecimiento que rigiera su vida, porque nunca tuvo oportunidad de ignorarlo por completo. Lo veía con sus hermanas, las que embelesadas por su hombría, simpatía y disposición; irresistible e inocente para las mayores; intimidante y atrayente para las menores. Ellas ya hablaban en grupos: "A esta hora ya está aquí mamá… " mencionaba Luna preocupada "Sería mejor intentar de nuevo", "¡¿Intentar de nuevo?! ¡¿Por qué no le marcan a Lori? Es obvio que está con ella!", apuntaba Lola con honradez herida. Todas las demás, veían en la cocina a la progenitora que pensaba increíblemente, también angustiada, contagiada por sus hijas, siendo que en ese momento se enmarcaba que el amante buscado era su hijo, se ponía un poco cachonda lo que disponían las noches que supo desinhibirse, cuando Lincoln visitaba su cuarto, ahora que el frío del lado derecho de la cama se había acentuado.

Lori recibió la llamada de Rita a las siete cincuenta pm, y Lincoln fue el único que volteó a ver la pantalla de su celular en la tela del asiento trasero. Lori estaba muy ocupada, chupándole la pija, haciendo un rostro muy raro con los labios y los ojos entrecerrados, mamando con fuerza y rapidez, desacelerando unos segundos.

—Ah, Lori... Si que eres especial. ¿Lo sabías no? Oh… —dijo el chico y tragó saliva.

La saliva a ambos lados lustrándolo; rehabilitándolo con la sangre bullendo, la tenía gruesa, dura y sensible, pero firme pese a toda la interacción con diferentes conchas y bocas húmedas a lo largo del día. "¿Cuantas me lo han chupado hoy?", se preguntó ufano y su hermana baja con esos ruidos bucales, y el frunce el ceño queriéndose impasible.

Lincoln toma su cabellos blondos en lo que piensa que Maggie no se la chupo, y qué tal vez, debió de hacer que se la chupara. Claro que en casa, con Lori frunciendo el rostro y tragándose su pene en el asiento trasero de su coche, seguía la zaga de sus hermanas que hubieran de hacerle sexo oral seguidamente, el número al llegar a casa, con todos "esos coños, sabrosos, jugosos y diferentes", lo encendía más de la cuenta en lo que levantaba la ingle a la cabeza que acercaba, escuchándose ligeros atragantamientos seguidos de espuma salivosa, y líquidos del mismo género pero muy espesos del esófago. "Tal vez debería hacer una orgía de bocas con las chicas", con sus hermanas pensó, y tomando la cabeza de Lori entre sus greñas, empezó a follarse la garganta, Lori poniendo una leve resistencia, termino siendo llevada a que que se tragara toda su verga hasta las bolas, en donde la joven rubia abrió los ojos lacrimosos, poniendo sus manos en los muslos del chico, e intento levarse, pero Lincoln la tenía bien apañada de la nuca y el cuello, y atragantándose de nuevo su hermana mayor decidiendo quedarse para darle el gusto, sacó una lágrima quedándose quieta, en lo que en definitiva se había comido la totalidad del pene Lincoln, que gemía y la restregaba con fuerza a su entrepierna.

—¡Ah, SÍ, Lori! ¡Comételo todo como cuando era un pequeño, Lori!

Y en ese momento Lori revivió sus ganas de escaparse, oyéndose que se atragantaba, empezó a vomitar un líquido blanco como la leche, escurriéndose al tronco, sus muslos y en los asientos, Lincoln soltó la cabeza de su hermana gruñendo, y ella se alejó dando una amplia bocanada de aire.

—¡AGh, mierda Lincoln! —musitó la rubia lagrimeando, y el peliblanco le acercó su pene, que en vez de quejarse, prosiguió a mamarle la verga de nuevo, a un puro estilo duro en el que Lincoln le echaba una mano para follarse su garganta, estilo favorito con Luan y Luna abriendo bien la bocas.

"¡En definitiva tengo que hacer un torneo de mamadas entre ellas!", se decía elevándose un poco el trasero, dejándose de sentar, empezaba a sostener la cabeza de Lori, poner la otra en el asiento del piloto, y menear las caderas metiendo su verga muy profundo, con sonidos de ahogamiento, lo que hizo que no más de la mitad de su verga entrará a la bocaza de Lori que sacaba mucha saliva, tosiendo, y dejaba que Lincoln utilizara su cavidad bucal, calientita y estrecha como quisiera.

—¡Hah, ahhh, Lori! —gimió Lincoln y quiso hacer que la guardara todita dentro de nuevo.

Las manos delgadas se pusieron en la pelvis del peliblanco ejerciendo presión. Y el chico no daba cabida a los atragantamientos y la saliva que escurría, sujetando su cabeza, piensa en las veces que había follado tomando cabellos castaños, rubios, pelirrojos, azabaches, gargantas y boquitas distintas.

Su pene empezó a pulsar dentro, la boca se le tornó una mueca y abrazo la cabeza de su hermana mayor pegándola deteniéndose, para que silenciosa y escandalosa de momentos, tragara los chorros densos de esperma que Lincoln expulsaba directamente a su estómago.

El chico la sacó suspirando satisfecho. Saco su miembro empapado pero limpio, y gruño bajo acariciando la cabellera rubia en lo que untaba su pene al rostro con el maquillaje corrido de Lori, que en dichos momentos, abrazaba sus piernas y su trasero. Luego se separaba un poco para verle la cara encorvado, ella ya lo buscaba para que la besara.

—Abre la boca.

Lori hacía caso, mostrando el interior de su boca vacío. Él se sentó brevemente, y sujetando su mandíbula, la besó con un beso pasional y sonoro. Hasta que se despegaron y Lori se veía sonrojada y embelesada, viéndolos.

—¿Qué ha sido eso?

—Nada... —dijo Lincoln y recordó cómo Luan había de gastarle alguna broma después de acabar en su boca.

Lori sonrió; los dos estaban en dos canalés diferentes pero no lo supieron.

—Vaya, eso fue más rudo que de costumbre —decía Lori y luego sonría feliz —. Aunque si hicimos un par de desastre...

—¿Por qué no me sacudes tus tetas como la otra vez? —preguntó el chico poniendo su falo en los labios carnosos de su hermana.

—Jesús Lincoln, ¿qué dices? —río y besó el pene de su hermano, y beso el glande rosado —Y aún la tienes como una roca…

—Tu sabes de lo que hablo. Mueve tu pecho, quiero ver como agitas tus tetas —dijo el púber serio, caliente y con tono firme.

Lori se puso más roja y volvió a dar una risita.

—Eres un pervertido.

Lincoln se hizo detrás y ella se levantó, agachada por el espacio reducido, se encorvaba quitándose el bra y después la blusa, salieron sus pechos grandes cayendo con la fuerza de la gravedad, e inclinándose con Lincoln, tan sonrojada como una colegiala, empezó a mover el pecho, y agitar sus grandes pechos que hasta sonaban pegándose, cuando las sacudía.

Luego cogieron, a un lado las manchas de los fluidos que se secaban. Lori arriba de él con sus tetas grandes de fuera, balanceándose y cayendo frente la cara del chico, que tomaba lo que podía de su gran culo, estirándolo y abriéndolo, para nalguearlo y hacer más profunda su entrada a su vagina húmeda como una fuente, escuchando los gemidos femeniles y sedosos, de una mujer apasionada, decidida, estricta y seria, como lo era Lori.

Suspiraban al unísono de placer en el paro de meterse profundamente hasta el final. Se veían a los ojos, y el celular del chico empezó también a sonar.

Lori besaba a Lincoln abriendo bien la boca, en un beso muy húmedo. Luego el menor le aprieta las tetas y vuelve a reanudar a penetrarla con mucha fuerza. Lori abre la boca para gemir, pero aún así, sus lenguas se prueban saliéndose de sus labios, girando con lubricidad desmedida, hasta que la rubia gime más fuerte, y el chico absorbe sus labios, apretándola contra ella, folla con rapidez y más fuerza sonora.

Fuera por los árboles y en la terracería el coche de Lori se mueve de arriba a abajo, despidiendo ciertos sonidos humanos: gemidos, con timbres de teléfonos ignorados que salen como silenciados al salir y agregarse al rumor de la carretera, y del bosque cercano. El auto a veces se detenía, y se agitaba con cierto peso a lo que convenía los cambios de posición; de perritos ella atravesando los dos asientos delanteros. Lincoln tenía que mantenerla, y de algún modo, desbordarse en lujuria hasta que las ventanas se empañaran y no fueran más que un manojo de cuerpos.

Estaban en la afueras de Royal Woods. Lori había aparcado saliendo unos metros, y yéndose al costado de caminos conocidos y ocultos por los abetos. En suma, Lincoln había querido que fuera así, ya que era obvio que aquella tenía tintes de ser perpetrar un nuevo intento secuestro por parte suya. Ya los nueve años, había sido tomado por Lori con quince años, y habían ido a la estación de camiones con sus boletos, a abordar trayectos con dirección a Dakota del Norte, para vivir lejos a base de amor y limosnas por lo que creyeron las hermanas, o como hubiera dicho su padre, al pensar que solo lo hacían por una pelea llevada al extremo entre hermanas; ya que, todo había iniciado porque Leni y Luan habían empezado a salirse de los juegos cariñosos sabidos, y habían tenido encuentros alternativos precoces descubiertos; Leni con el busto de fuera, y Lincoln jugando a chuparle los pezones encarnando a un bebé, que trata de sacar leche de pequeños montículos que eran los senos en desarrollo de Leni (todo por elevación de un simple juego y malinterpretando la sucesión de roles responsables), la jovencita rubia, solo aceptó que sentía algo cuando Linky intercalaba en ambos pezones y no solo en uno (como lo hacían con los juegos con demás hermanas), tratando de sacar algo que al final no saldría, y que solo producía cierto endurecimiento en sus pezones y reacciones en ella, igual a como el pequeño de cabellos blanco había notado en otras de sus hermanas, y así nada más por una puerta, fueron descubiertos por Lori y Luna; y con Luan que además de decirle chistes verdes, jugar al doctor todavía más indecorosamente con Lincoln a cómo lo hacía con las mayores (y alguna amigas cercana), o besarlo en los labios todo el tiempo e introduciéndolo a los besos francés, era sabido por las hermanas mayores que usualmente hacían sesiones de besos con él en donde lo tocaba, y hacía que la tocara en la habitación de sus padres en medio del día con precocidad alarmante, por lo que se volvió política detenerla para Lori, y puso sus anchas a descubrirla, siendo la última propia descubierta por ella, en el que una puerta cerrada encolerizó a la rubia pubescente, y entrando rápidamente regalando y gritando, a cuestionarle a Lincoln lo que hacían, y el chico confesó que Luan le mostró unos videos pornográficos llorando, sin agregarle que también le había pedido que lamiera su intimidad. Asistiendo directamente a los hechos, Lori tomó la resolución a los días de tomar a Lincoln con ventura de salvarlo de tan terribles hermanas (aún siendo que ella habría propiciado y participado en ciertos ultrajes contra él), decidió salvarlo y llevárselo junto hasta la estación de camiones, y comprando los boletos con anticipación, la joven solo esperaba, acomodándose los lentes, tomando la mano de "su conejito blanco", a tal vez solo una vida arriesgada y desconocida, pero si una alejada y a salvo de la oscuridad que (inclusive ella) venía de todas las Loud's contra el único hijo de su hogar, de un destino incierto y peligroso. Desde esa edad temprana, tuvo la realización de que ninguna de sus hermanas (tampoco ella) se rendiría por Lincoln, dando ocasión de pasarse todavía más la línea con su progenitora misma, que en varias ocasiones rememoraría al crío de su hermano, sentado en la mesa recibiendo fresas y besos de su madre, Rita, excusándose, tratando de pintar, y engañando a sus hijas e instando a que lo besaran también fue siendo que era normal, distorsionando sus realidades. Ahí juntándose con chamarras por el frío, Lori sostenía la mano de Lincoln y le besaba la mejilla, para cuando al final los encontraron, dando historia para otras ocasiones.

Lori había decidido llevárselo para protegerlo, pero, ¿qué no ella era parte del problema? Todavía ahora abren la puerta, sale el menor desnudó solo con sus tenis, y seguido el culo gordo de burbuja de la mayor que sale también desnudó solo con su calzado y la mitad del cuerpo dentro del coche, abriendo las piernas y parando el culo, diciéndole que se la ponga ya.

El pubescente flaco suspira, tiene la verga erguida aún después de todo como un campeón, abrazando la sensibilidad con el cansancio, ¿cuando parar?, ¿por qué complacerla a ella? ¿No era de las más viles y egoístas? Se la metía de una y era otro intento fallido para ambos, para ella por no salvarlo, y él por no poder controlarla como a las otras. La tomaba de las grupas y la embestía con brutalidad. Pegaba el glande hasta el cuello uterino presionándola, y ella gemía más alto, para mover el culo y acelerar el movimiento.

Linc no amainó y recibía y veía las nalgas de Lori temblar y sacudirse a cada golpe contra su pelvis. Sudaban, estaban calientes, y de repente fueron más rudos. De repente follaban como si se odiaran.

¿Era su culpa? ¿Todos los humanos eran tan débiles, morbosos y viles?

¿Qué era esa resignación? No hacía mucho raro pensaba en hacer una orgía para follar bocas, y ahora folla por follar, por no pensar en nada y en mucho. Por sacar la verga mojada de jugos y disparar leche a la fina espalda de Lori, ella que no se obsesionaba demasiado por su apariencia porque ya es bella, era tan perfecta y natural a sus ojos y a los demás, como sus hermanas, todas tan únicas y preciosas, sus hermanas queridas y amadas.

Cansados y sudados, el chico se pega a ella inclinándose por la cajuela, donde la joven adulta levanta la cabeza y lo mira cansina, agitada y confundida.

—Lincoln... ¿Qué pasa?

—Lori, regresemos a casa, ¿sí?