Por decisión propia le había dado prioridad a lo que pensó que la tenía alterada, olvidándose de que verdaderamente la perdida de Chöu fue lo que la había derrumbado, el no tener una amiga que emocionalmente la soportaba, el no tener una amiga que estuviera para ella tratando de digerir todo lo que estuvo ocurriendo, alguien que la conociera de toda la vida y la mantuviera con los pies en la tierra, recordándole cuales eran las prioridades y con la partida de ella lo único que vino a abrazarla fue la soledad y aquella amargura de saber que se habían ido de su lado las personas más significativas, que una vida desapareció en un abrir y cerrar los ojos. Tal vez si esa estúpida pelea no hubiese pasado, aún estarían discutiendo los detalles para mudarse a la casa de su padre, tal vez la hubiesen dejado a ella viviendo ahí, tal vez hubiese sido más llevadero el enfrentar sus miedos y su paranoia, pero el hubiera ya no existe en su realidad, en el pasado no había nadie esperando por ella.

Trataba de olvidar que Shikadai había ganado en la guerra fría que los mantenía peleando por Chöu, y cada vez que recordaba a su amiga con él trataba de asociarlo al meme del gatito de "Duren", convertir lo doloroso en algo cómico, porque realmente no le interesaba que continuara con Shikadai, lo que le dolía era las elecciones que tomó. Ella no era una persona de fe, pero oraba por que algún día Chöu pudiera salir de esa relación, y darse un lugar en este mundo, que pudiera cumplir sus sueños y no los dejara a un lado por una persona que no daba nada por ella, en cambio ella daba todo por él y maldecía eso.

Y asimilar la perdida de Denki aún era más complejo, ya que el suceso la hacía ver como una villana de cuento, pensaba que se aprovechó durante mucho tiempo de él, puesto que este le confeso sus sentimientos en medio del caos y como un ultimátum, Denki no se merecía a alguien como ella, él era tan puro, tan leal, y Sarada solo dejaría un camino de caos y devastación en él, y para ser sincera, no pensaba en Denki como un interés romántico o amoroso.

—Falta un minuto para fingir que nos convertimos en las mejores amigas—Mencionó Indra, quien miraba por la ventana con aburrimiento

Sarada había olvidado que estaba frente a Indra, la hija mayor de Itachi. Aquello que aborrecía Sarada lo tenía Indra, una actitud despectiva y clasista, aparentando ser alguien más frente a los adultos, llevando una vida de apariencias.

—No es posible que contaras el tiempo—Le respondió Sarada con pesadez

—Aversión—Saboreó la palabra, esa era la indicada—aversión es que existas aquí en la casa de mis abuelos, tú ni siquiera los conoces, no sabes nada de mi familia—Mencionó con desprecio—no mereces el apellido, ni deberías estar aquí

—No me interesa el apellido de tu familia, te lo digo para que puedas dormir

—Ja-Ja que graciosa eres, mi tatarabuelo dice que son unas oportunistas tu madre y tú, tratan de manipular a mi tío Sasuke con la historia de la hija perdida, y no tengo la menor duda de eso—Nuevamente la recorrió con la mirada—No necesito hacer un check in, mi basto conocimiento sobre novelas de misterio me lo confirma

—Uy te dicen la detective—Le respondió

—No quieras utilizar el sarcasmo conmigo

—Es una sugerencia, de hecho, te reto a que consigas pistas de que Sasuke no es mi verdadero padre, estaría más que agradecida en que alguien lo descubriera—Colocó una sonrisa cínica—Tal vez podríamos aliarnos, ¿Por qué no habías llegado a mi vida semanas atrás? Antes de que Sasuke me cayera bien—Mencionó un poco más bajo

Indra la miro despectivamente, saliendo de su habitación. Respiró profundo e intento deshacerse de los comentarios ofensivos de Sarada, se recargó en la puerta intentando calmar sus gestos faciales, estaba dispuesta a fingir que le agradaba Sarada ante su familia, era difícil entrar en papel, simular con su familia que le agradaban cosas que realmente odiaba, era la primogénita, la mayor, tenía que dar el ejemplo y bajo esa fachada de ser la representante del apellido estaba un profundo cansancio y decepción. Sarada podía estar despeinada y sin bañar a medio día, podía tener las uñas mordidas y las puntas abiertas, ella no tenía que hacer una lista de cosas superficiales que no beneficiaba a nadie, en cambio Indra tenía que tolerar los deseos de su familia y representarla, ella era la imagen, el estandarte.

—¿Cómo fue todo?—Le preguntaron, ella se preparó para inventar alguna historia conmovedora acerca de ambas

.

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—Bien—Mencionó su madre, raspando la caja de fresas congeladas—ya puedes decirme la verdad—Cerró la puerta detrás de ella, esperando la respuesta de su hija

Sarada levantó una ceja, trataba de calmar su lenguaje corporal, si Itachi lo notaba posiblemente su madre también, ella la conocía, ella debería saber cuándo mentía y cuando no.

—¿Realmente se abrazaron y lloraron?—Dijo con burla, Sarada supo a que se refería—Intente no reírme en el proceso, te lo juro que fue algo tan difícil

—Que pesada es

—¿Entonces, como fue?

—Estuvimos en silencio durante todo ese tiempo, bueno, estuve omitiendo los comentarios despectivos, pero no hablaré de eso, no quiero eliminar la imagen de la sobrina perfecta que tiene con la familia de Sasuke o con él

Sakura guardó silencio durante unos minutos, esperando que Sarada soltara el veneno; Ambas se miraron, esperando algún comentario, y nuevamente soltaron la risa burlona.

—Puede ser un inicio difícil

—Realmente no puedo convivir con ella, es todo lo que detesto, alguien superficial, clasista, diría que racista pero no estoy segura—tomó una caja de frutas que tenía la etiqueta de su nombre y sonrió, Sasuke si estaba haciendo un esfuerzo por conocerla

—Estoy consciente de que no hemos tenido tanto tiempo como pensé que tendríamos—Mencionó su madre y supuso que este era el momento para hablar de todo lo que había sucedido— ahora que no estoy en mi absorbente trabajo, creí que podríamos hablar de las situaciones que

—No—Interrumpió, sorprendiéndose de su respuesta, frunciendo el ceño

Ambas estaban trabajando en recuperar la confianza de sus relaciones, pero el malestar de que no estaban haciendo lo correcto no les permitía dar ese añorado paso.

—Sé que lo intentas—Admitió—Reconozco ese esfuerzo, pero no creo que sea conveniente evadir los temas. A veces me conflictuó porque siento que te exijo de más y ni siquiera lo noto, quisiera que me dieras indicios de cuando algo está rebasándote…Cariño, no frunzas los labios cuando sabes que dirás algo hiriente, sigo diciéndome y aceptando que merezco tu enojo y esperaba poder hablar desde ese sentir interno, puedes dejar salir esa rabia, estoy consciente de que tus palabras nacen de ahí porque sigues en conflicto, durante mucho tiempo has evadido esa emoción y no es malo hacerlo. Y para serte sincera si he tenido el miedo de tocar esa fibra sensible en tu ser no por ti, sino por mí, me hace sentir como, que todas las decisiones que he tomado han sido errores irreparables, pero sé que es algo en lo que debo seguir trabajando

—¿Entonces también crees que fue un error venir a vivir aquí?—Sakura negó—Han estado discutiendo mucho—Mencionó mirándola—Más bien hemos estado discutiendo

—Sí, y es normal que suceda, lo curioso de todo esto es que finalmente puedo decir que estoy en un papel donde puedo ser tu madre, no es que antes no lo sintiera, pero presiento ese cambio, donde ya no tengo que estar sola en tu educación, donde vas a tener que aprender más cosas del entorno y de tu padre, y es una satisfacción que puedas desarrollarte ampliamente. Me dolió mucho saber que todo esto te pareció un obstáculo en tu progreso

La habían separado de su hogar, de las personas más cercanas. Ellos habían quemado los puentes hacia ese mundo donde aprendió todo lo que sabe, y la obligaban a socializar con personas que no compartían una visión similar, le dieron un castillo de cristal y una cárcel. No entendía porque su madre pensaba que solo bastaba con darle privilegios para que su vida se reiniciara, que con ponerle un papá en el hueco ya iba a sanar todas las heridas que había dejado la ausencia.

—Sí—Le respondió—Que bueno que te sientas plena—Solo elogió esa parte queriendo omitir su discurso de "odio aquí"—Estoy feliz por ti, pero no tan feliz de que tengas que arrastrarme a mí ¿De verdad era tan necesario abandonar nuestra forma de vida?

—Me parece el momento adecuado para recapitular lo que sucedió. Ese día yo, me encontraba tranquilamente vomitando en el baño cuando escuché que alguien rompía los cristales de la puerta—Mencionó tranquila, incomodando a Sarada con la conversación—dándome cuenta que era Chöuchö quien te gritaba cosas alarmantes, no es que me interesara mucho lo que pensaran los vecinos, pero habíamos acordado que teníamos una sola regla, y esa regla era no llamar la atención de personas ajenas a nuestras metas de vida, lo que involucra drogadictos, pandillas, dealers, de lo cual te recuerdo que estábamos rodeadas

—Lo dices como si fuésemos personas distintas a ellos, desde que tienes tu nueva vida estas insoportable he—Le mencionó

—Oh si Sarada, siempre será una opción tratar de caer en lo que tienes a la vuelta de la esquina. Nosotras teníamos opciones, digo, en el sentido que tuvimos una pizca de privilegio pudimos decidir, no sabes las veces que estuve tentada de vender los medicamentos a los que ellos no tuvieron el acceso, no por mi desesperación y mis circunstancias iba a ceder, algunas veces si puedes elegir no tomar el camino fácil, una vez que eliges algo más allá de tus límites y tu control no hay vuelta atrás. Explícame cariño, ¿Por qué querías quedarte ahí? Estabas ahorrando para asegurarte un futuro, estábamos intentando sobrevivir, sabías que era difícil y pesado, y que nos costaba emocionalmente

—Sí sobre todo a ti, que te quedabas al margen de las situaciones que existían—Estaba a la defensiva, se sentía señalada, como si ella hubiese optado por el camino fácil. Tal vez su madre le dejaría caer todo el peso de la ley al saber de las propuestas

—¿Qué? ¿A que te refieres?

—Olvídalo…pero pienso que pudimos hacer más estando ahí—Recordó las peleas de sus vecinas y los golpes—Tú pudiste hacer más…hubiésemos podido crear un entorno seguro, pero decidiste no hacerlo y escapar

—¿En verdad crees eso? ¿Me crees capaz de no hacer nada y quedarme de brazos cruzados cuando las vecinas suplicaban ayuda?

—No te vi moviendo ni un musculo

—Bien, supongo que ahora tienes edad para reconocer estos acontecimientos. —Sarada coloco los ojos en blanco—¿Recuerdas cuantas veces nos tuvimos que cambiar de casa? ¿Recuerdas las veces que tenía que dejarte encargada a alguien durante las tardes? ¿Cómo te suplicaba que te escondieras ante un ruido? —Sarada no respondía—No me quedaba de brazos cruzados como piensas que lo hacía y no es que te deba explicaciones de todo lo que me aconteció ni de las amenazas las recibía por ayudar a las señoras que me preguntaban que hacer y a donde acudir. Y supongo que tampoco recuerdas las conversaciones que teníamos afuera de la casa cuando les mencionaba que no era normal que las amenazaran bajo efectos de la droga. Comprendo que tú nunca tuviste un camino fácil, y que pudiste habituarte a la violencia en algún punto, y sé que posiblemente te pinté una realidad distinta a la que estabas viviendo, te di una esperanza que no podía llenarse en ese entorno. Pero no quería que te dieras cuenta de las veces que llegaron a acosarme porque pensaban que era policía, ni quería que despertaras en la madrugada cuando iban a buscarme para que les diera medicamentos. Agradecí demasiado que tuvieras un estilo que encajaba perfectamente con el perfil de las niñas de por ahí, gracias a eso pasamos desapercibidas durante mucho tiempo, y formaste un carácter que era necesario para sobrevivir, porque una vez que te echan el ojo es difícil que te los quites de encima, se necesita una fuerza de voluntad enorme para no ceder…¿Creíste que por vanidad cambiaba de peinado a cada rato? ¿Qué solo por soberbia cambiamos el estilo de la casa? Estábamos resistiendo, y era demasiado cansado hacerlo, estábamos solas, sin ninguna red de apoyo, tener cosas que no llamaran tanto la atención, vigilar en las noches que no se metiera alguien porque solo éramos nosotras dos. Garantizar tu sobrevivencia y mantenerte al margen de las situaciones porque sé lo difícil que era que no metieras tus narices en problemas ajenos, estaba agotada Sarada y eso no significa que no hiciera nada…si tal vez fue mi culpa por hacerte creer que todo podía solucionarse, y que siempre había un camino distinto

—Yo no sabía—La interrumpió, estaba apenada, nunca pensó en aquello que hacía su madre, y el papel difícil que llevó para adaptarla a la vida y formarla para que pudiera enfrentar lo que sea que le deparara el destino

—Y qué bueno que no lo hiciste, por eso me alegro estar aquí, a salvo, segura, sabiendo que tengo a alguien que me respalde, que sé que no traicionará mi confianza, y me ve como su igual, estamos compartiendo las responsabilidades, gastos, comida, estamos compartiendo el amor, y creciendo juntos. Y sé que existen peleas y conflictos, que no te imaginabas tener que atravesar, pero nuestra relación no acabará solo por pequeñas disputas, sé que aún no confías plenamente en él, y que es normal que tengas dudas, después de todo lo que vivimos no es fácil creer en alguien distinto…Estábamos acostumbradas a ver las cosas buenas como un regalo, que cuando las tenemos frente a nosotras, esperamos que sean una especie de premio de consolación para poder hacerle frente a situaciones que nos rebasarán y esta felicidad no es algo efímero, ni esta seguridad, no se irá.

—¿Cómo lo sabes? Él ha sido tu única pareja, tal vez estes viviendo en el mito de la perdurabilidad, no todo dura para siempre, a lo mejor él no es la misma persona que conociste y tal vez ahora no te guste—Sakura alzó la ceja

Ese comentario la hizo recordar al primer tipo con el que salió, seguía siendo una niña desesperada por poder darle un hogar a una cría que todavía no caminaba. Ino la estuvo respaldando durante un tiempo, tenían que criar a bebés de una edad similar, así que la animo a continuar su vida, a divertirse, salir sin tener que estar 24/7 al lado de su bebé, pero Sakura no quería aprovecharse de la situación con Ino, eran amigas sí, pero no siempre tenía que mantenerla. Había conseguido un trabajo de medio tiempo, sabía que en un mundo tan hostil y a su edad con una bebé en brazos no le permitiría tener un sueldo digno. Estaba desesperada de ver como las puertas se cerraban en su cara, ella no dudaba de sí misma, sabía que era brillante, que lo que le pusieran enfrente podía solucionarlo, pero nadie creía en su capacidad.

Era una madre joven, alardeaba de una inteligencia, pero no lo suficiente como para no embarazarse. A pesar de que las postulaciones fueran diversas, en cada entrevista se topaba con las mismas preguntas ¿Dónde está el papá? ¿Por qué decidiste ser madre tan chiquita? ¿Con quién dejas al bebé? Y el mismo discurso "Arruinaste tu vida" "Ya ves por eso debiste estudiar primero"

Estaba tan cansada de eso, no se arrepentía de su decisión, pero sí de su edad, de no tener los recursos, ella creyó que tendría más facilidades por haber ingresado a la universidad, pero se equivocó, ni eso le aseguraba un espacio en el mundo laboral. Trataba de buscar empleos pequeños, ocultándose en lugares donde Sasuke no la encontraría, ni la familia Uchiha, era difícil abrirse paso cuando se busca no destacar.

Tenía diversas situaciones en su contra, el departamento que le había prestado Ino era demasiado costoso para mantenerlo, y no podía seguir pidiéndole dinero para pagarle la renta. No podía comprar alimentos de calidad, agradecía que Sarada aún no necesitaba los alimentos, pero sabría que en cualquier momento lo haría, habían pasado cuatro meses desde que nació Sarada y la idea de que Sasuke estuviera presente se hacía más fuerte, pero tampoco podía arruinar la vida de Sasuke, no es que para ella su vida estuviese arruinada, pero la visión de que su familia lo despojaría de todo era muy dolorosa de cargar, ella no podía pedirle que dejara aquello solo por vivir un sueño lejano, al que posiblemente no se acostumbraría.

Tenía la dolorosa idea de que en algún punto Sarada necesitaría un padre para sobrevivir y ella un apoyo económico, sus padres le habían reforzado esa idea durante años, acerca de necesitar a un hombre para salir adelante, y la desesperación la estaba guiando a lugares incomodos.

Había salido con un chico durante un par de semanas, en cuanto este se enteró de que tenía una niña pequeña huyó, lo mismo paso con su segunda cita, estaba aceptando no mencionar el hecho de que era madre, pero para ella significaba e importaba mucho la claridad. Para el tercer hombre con el que salió, se vio sorprendido con la noticia, y al día siguiente apareció con leche y pañales, sugiriendo que quería conocerla, pero Sakura era una persona desconfiada, ahora mencionaba con agradecimiento la dureza de su Sakura de 20 años en decidir no mostrar a su hija al mundo, sobre todo a sus citas.

Él cada semana la llenaba de detalles, y duro así durante un par de meses; Sakura le había dejado en claro que no quería una relación formal, y que no necesitaba darle atenciones a su hija, ella nunca se lo había pedido, él había decidido hacerlo, pero lo olvidó al quinto mes que estaban saliendo, reclamándole la falta de compromiso en la relación y las veces que él se comprometía con ella y su hija. Después de ese quinto mes, los siguientes meses fueron llenos de reclamos ante la desconfianza de ella, Sakura creyó que cambiaría, que se daría cuenta que ella no estaba preparada para una relación formal con él, pero se equivocó, así que decidió finalizar la relación. Él la seguía agobiando, le enviaba flores a su trabajo, durante un mes la seguía en secreto a todos lados, pero Sakura era una chica inteligente, se daba cuenta de todos los movimientos que él hacía, hasta que finalmente decidió poner una denuncia, pues temía por ella y por su hija.

La habían mandado a un refugio lejos de la ciudad, le habían dicho que él tenía antecedentes, y que era arriesgado seguir por ahí, se sorprendió, parecía alguien normal, con problemas de confianza y celos, pero fuera de eso, no pensó que sería una persona con la capacidad de dañar a otras, tanto física como psicológicamente.

Después de un año viviendo en un pequeño rancho, había aprendido algunas labores y oficios que le hicieron sentir más confianza para pedir un trabajo con un sueldo más alto. Pero nuevamente las puertas se cerraban en su cara, no se le permitía llevar a su niña pequeña en un trabajo de recepción, debía contratar una niñera o una guardería. Agachó la mirada, no quería volver a pedirle asilo a Ino, había ahorrado dinero suficiente para pagar el depósito y la renta, y subsistir durante tres meses con lo básico.

Había tocado las puertas de un consultorio, diciendo que podía ser recepcionista y ayudar como asistente. Había estado en medicina durante cuatro años, había aprendido lo suficiente para ayudar en lo básico. Las puertas se abrieron para ella, y tuvo que soportar el acoso del médico durante 3 años para poder pagar la educación de ella, abriéndose un nuevo camino y agarrando experiencia para buscar un empleo similar.

Aprendió que a los hombres no les interesa si eres soltera, casada o madre, te tratan como un pedazo de carne, un objeto lindo a la vista de las demás personas. Era difícil encontrarse con alguien que la viera como persona, hasta que se topó con Utakata y Hanabi, pero la presencia de ellos no ahuyentó a los hombres que buscaban aprovecharse de su vulnerabilidad.

—No te imaginarías la cantidad de hombres con los que he salido para poder decir que tu padre no es como los demás—Se tocó el vientre—¿De verdad linda, no compartes la misma felicidad que tu padre y yo tenemos al poder formar una familia?—Su corazón sentía una punzada ante el sentimiento del rechazo, pero sabía que no podía obligar a Sarada a sentir algo que no conocía. Le había maquillado una realidad distinta que ahora no podía destaparla tan fácilmente, siempre vivieron alerta, con ansiedad, tenían que asegurarse de estar sanas y salvas y ahora que lo estaban comprendían que era difícil hacerlo. A diferencia de Sarada, Sakura entendía lo que era la seguridad, ella conoció esa sensación de salir tranquila a la calle, caminar por las calles de noche sin miedo a que pasará algo, en cambio para Sarada era difícil asimilar caminar sin tener que defenderse, de una mirada, de un comentario, ella había crecido en ese contexto—Mírame a los ojos y dime que nunca soñaste con tener un techo seguro, una vivienda decente, un patio enorme donde pudieras descansar sin miedo a que alguien entrara o robara algo, o de tener hermanos o hermanas, mírame y dime que nunca deseaste tener un papá…porque yo recuerdo que lo querías, y me dolía tanto como me duele ahora…porque te quite tanto en la vida…perdón por tener que esperar ahora para poder dártelo, perdón por esperar tanto y creer que yo sola podía cambiar tu realidad…Te veo y me duele que esperes siempre lo peor porque a eso te acostumbré

Sakura le tocó la mejilla, intentando que Sarada la mirara. Ella tomó la mano de Sakura, y la envolvió entre sus manos, soltando un sincero—De verdad estoy muy feliz por ti, después de tanto que bueno que Sasuke te estuvo esperando, que recuperaran su vida…pero…yo no me siento parte de

—Tienes razón—Mencionó Sakura, Sarada se echó para atrás sintiendo el golpe de las palabras de su madre—tengo que tratar de ponerme más en tu lugar, considero que debemos hacer más cosas como familia…queremos darte tiempo de procesamiento para todo lo que está ocurriendo en tu vida, pero eso mismo te está alejando, olvide esa parte tuya de sobre pensar las cosas y enfocarte solo en la punta de los problemas, también de todo lo que te tocó vivir, te hice crecer demasiado rápido que no me di cuenta—Le tocó la nariz—lamento centrarme en mí y no soltar el cordón un poco contigo, creí que era un momento donde no necesitabas mi compañía, pero ya lo entendí, siempre seré tu madre, y tú siempre serás mi hija, y no tiene nada de malo seguir caminando de la mano, como antes solíamos hacerlo…soy una tonta—Dijo, ocultando su rostro como si fuese vergonzoso hablar de la situación, había hecho crecer demasiado rápido a Sarada que hasta ella comenzó a creerlo, que su hija de 17 años era una adulta y podía resolver sola los conflictos, pero al parecer Sarada luchaba porque su madre no se alejara de su lado, y se avergonzaba por pensar así de una niña de 17 años, ahora la veía de 21, perdida—por querer soltarte y pensar que tenías la misma madurez que yo, durante unos meses te vi como una adulta, resolviendo cada situación por ti misma, ya no me pedias opiniones, ya no comentabas acerca de tu vida, creí que simplemente querías reforzar tu autonomía como la persona adulta que estabas siendo, con un trabajo estable, pagando cuentas…perdóname por verte como una igual, me siento tan apenada de darte el peso de la edad adulta—Soltó un par de lágrimas—lo siento, es que, estoy tan hormonal y tal vez no debería estar diciéndote todo esto, pero no estoy teniendo ningún control de la situación

Y ahí venía la culpa, era un sentimiento que conocía perfectamente, su madre había realizado demasiados "sacrificios" para que ella pudiera estar donde estaba, para que intentara ver el mundo de distinta forma. agradecía eternamente el ejemplo de firmeza que su madre le demostraba, pero odiaba no poder llenar la sombra de lo que su madre pensaba que era. ¿Madura? ¿Adulta? ¿Estaba reforzando la autonomía? Su madre la veía como una mujer capaz, pero ella no se sentía de esa forma, lamentaba mucho no llenar esa sombra de lo que es Sarada, de lo que aparentaba ser

—Y es que esas fresas son tan rojas, y recuerdo que las de nosotras no tenían ese color—Decía con lágrimas—Y pudiste crecer conociendo la seguridad, tal vez pudiste tener un carácter distinto a la sobrevivencia, a estar alerta todo el tiempo, y tal vez no esperarías que lo peor pasara en cualquier momento, pero te arrebate todo eso—Mencionó limpiándose las lágrimas—Dame, cinco minutos

Salió de su habitación, Sarada camino unos cuantos pasos tras ella, pensando en lo mencionado, sintiéndose aún más culpable, ¿Por qué ella no pudo notar los sacrificios de su madre? ¿Por qué no trato de ponerse más en sus zapatos y esforzarse el doble?

Escuchó la puerta abrirse y se asomó, notando que había camareros poniendo comida en la mesa. Frunció el ceño, pensando que era debido a Sasuke, tratando de disculparse con su madre, pero Sasuke venía entrando con rapidez, no pudo evitar reírse nuevamente ante su vestimenta, un pantalón de cuadros, con una camiseta fajada, y sus tenis.

—¿De qué trata el asunto?—Preguntó al verlos

—El Sr. Uchiha ordenó que el banquete estuviera puesto antes de las 3:00pm

—El Sr. Uchiha soy yo—Mencionó con firmeza—Y esas no son mis ordenes

—¿No es Madara Uchiha?

Sasuke maldijo llamando a Itachi.

—Soy yo

.

.

Ahí estaba aquel hombre con cabello largo atado en una coleta, con un semblante frío, traía un bastón que le ayudaba a sostenerse. Se había presentado como el bisabuelo de Sasuke, su nombre es Madara Uchiha, las personas alrededor de él también se presentaron, Sakura las conocía, no creyó que nuevamente estaría frente a frente con esas mujeres, esperaba verlas después de su embarazo. "Pensé que estabas alejado de ellas" le había comentado Sakura, "No imagino cuáles son sus intenciones" Le respondió Sasuke, había omitido aquella vez que entraron sin aviso durante una madrugada.

Sakura inspeccionaba las miradas de la mesa, la familia Uchiha estaba presente, no completa, pero si las cabezas principales, había una ausencia de ruido estremecedora, solo se escuchaba el tintineo de los cubiertos al ser colocados, ninguna persona tenía permitido hablar hasta que la mesa estuviese adecuada y el patriarca Madara permitiera cualquier acto con un gesto leve. La mayoría de los presentes esperaba encontrar la imagen difusa de aquella mujer de cabellos rosas, pero ya no habitaba en ella la sumisión ante las miradas despectivas, o los susurros irritantes hacia su persona, aquella mujer levantaba la vista y ponía una sonrisa cínica, como si les hubiese ganado en un juego silencioso; Pero la familia no daría su rendición tan fácil, miraban aquel fruto bastardo tratando de encontrarle el desparecido a la familia, pero fallaron, Sarada era la viva imagen de su padre.

Indra veía a Sarada con resentimiento, en cuanto colocó un pie fuera de la casa, su tatarabuelo le notificó acerca de la presencia de la familia en la casa de su tío, maldijo durante unos segundos y se resignó, sintiéndose culpable por maldecir. Ella tuvo el tiempo suficiente para transportarse hacia su suite y elegir la vestimenta apropiada, en cambio a Sarada ¿Cómo se le permitía seguir en esas condiciones? Su ropa seguía siendo su pijama, ni siquiera se esforzó por dar una buena impresión a la familia, eso hacía que sus sospechas se vinieran abajo, tal vez Sarada tenía razón, ella no quería pertenecer, porque sí buscara el apellido estaría lamiéndole las suelas de los zapatos a cualquier Uchiha frente a ella…pero no, una proletaria como ella no podría ser tan obvia, tenía que existir un motivo oculto, observó a su familia, los rostros de sus tías eran de sorpresa ante las acciones de esa chica desconocida, e Indra podría jurar que le harían el extreme makeover en cualquier momento, a ella la sometieron a rigurosas pruebas, a altas expectativas, así que esperaba que hicieran lo mismo con Sarada, pero aún mantenía el conflicto, porque si le deseaba eso, era como si la hubiese aceptado y definitivamente sus pensamientos y deseos eran lo contrario.

Al empezar el banquete, Indra no le perdía la vista a Sarada, tenía los codos sobre la mesa, una postura no recta, tomaba la comida con los dedos y si era necesario se limpiaba en la ropa, nuevamente se preguntaba ¿Por qué ella podía estar así en la mesa? ¿Acaso no había alguien más que la notara? Rechinaba los dientes de tan solo pensar en lo desinteresada que Sarada estaba con el tema, para una humilde como ella debería ser importante la presencia de los Uchiha.

—Tomaré la palabra sugiriendo que debemos comparecer los propósitos de la presencia familiar con nuestro querido Sasuke, fue descortés aparecer sin invitación—Mencionó Uruchi

Sarada se miraba de reojo con su madre, sellando sus labios, tratando de no reír. Las personas eran demasiado propias, agradecían cada vez que les añadían algo a la mesa.

—Espera los cubiertos niña—Le susurraron a Sarada, analizando como ella tomaba la fruta con las manos, parecía no importarle los modales

Esta solo dejo caer la fruta en el plato, salpicando de yogurt alrededor de su plato

Observo a las personas más de cerca, los modales, los asentimientos, las miradas, y deseo poder leer su lenguaje corporal como lo hacía Itachi, Sarada estaba más nerviosa por eso que por las personas alrededor de la mesa.

Sasuke había arqueado la ceja en espera de la explicación, optaba por no dirigirles la palabra, pero no quería ser demasiado descortés, eran personas mayores, temía que pudieran achacarle enfermedades por sus acciones, sabía que su familia era capaz de hacer lo que fuese por manipularlo.

—Lo último que deseamos es incordiarte Sakura—Ella se sorprendió, recordaban su nombre—pero consideramos conveniente porfiar la situación, tu advenimiento es repentino y la familia Uchiha considera hostil tu osadía al realizar tales declaraciones veinte años después, no buscamos ofenderte ante lo dicho

—La familia Uchiha es reverenciada por la dedicación y perseverancia de los valores familiares, estamos comprometidos con la educación que le brindamos a cada integrante, considero oportuno evocar el escaso conocimiento acerca de nuestra familia debido a tu pronta proximidad, así que doy por hecho que conocerás las tradiciones que siguen vigentes en nuestro apellido

—dejémonos de peroratas prolijos—Azoto el bastón en el suelo— la modestia es una sublimación Naori—Le reprendió, estaba cansado de las charlas con rodeos, él quería ir al grano, expulsar a ambas de la familia, y amenazar a su bisnieto

Sarada miro con cautela a la cabeza del apellido, "si él tenía algo que decir podía hacerlo, no necesitaba esperar a que las mujeres tomaran parte por sus palabras" pensó.

Uruchi estaba nerviosa, hace tiempo que no veía a Sasuke, no quería que su encuentro terminara como la última vez, admitía que la incertidumbre de los términos en que habían quedado la estaba torturando, Sasuke había sido su sobrino preferido—Madara, ¿Necesito explicar que hay situaciones más prominentes que necesitamos dialogar?

Soltó un bufido yendo nuevamente al punto—No permitiremos que esa cría sea portadora del apellido Uchiha hasta que existan las suficientes pruebas para la verificación del ADN, omitiremos cualquier tentativa que no sea realizada por los laboratorios familiares, asunto consumado

—¿No lo pudieron enviarlo por mensaje?—Añadió Sarada aburrida, pese a que lo dijo entre dientes pudo ser escuchado por las personas cercanas a ella, Sakura temía por su indebida intromisión, sabía que su hija no se quedaría callada ante cualquier ofensa hacia su familia, Sasuke miraba divertido como Sarada abría la boca, esperaba el momento en que ella decidiera levantar el dedo medio, así como lo había hecho con los padres de Sakura

—¡Niña!—Parecían persignarse ante tal comportamiento—Admitiré que tus métodos de crianza son cuestionables—Observó a Sakura y soltó el veneno, había estado esperando nuevamente por intimidarla, pero debía aceptar que no parecía la misma cría temerosa de hace años— la familia Uchiha no aceptará o cederá tan fácilmente ante la llegada de…

—No necesito su consentimiento—Les reitero Sasuke tomando la palabra—Han invadido un hogar que no está abierto a su participación ¿Qué les hizo pensar que…

—¿Qué nos hizo pensar? ¡Somos familia! Tú familia—Mencionó Uruchi dolida

—Rememoro el consenso conseguido durante nuestra ardua lucha, lo cual no involucraba la llegada de personas ajenas a la familia—Añadió Naori—Sasuke, todo esto lo hacemos por la protección de la sangre, no nos encontramos en oposición a tus elecciones, pero debo admitir que la cautela será nuestra mejor arma

—No permitiré que sigan exasperando ni tergiversando las situaciones tratando de ofender a mi familia, los invito a reconsiderar sus palabras, no toleraré más los puntos de vista familiares no solicitados—Mencionó Sasuke

Sarada seguía con el gesto desinteresado, bostezando ante la disputa familiar, a ella no le interesaba portar el gran apellido, le interesaba que su padre pagara su educación y que de una vez dejaran de molestar a su familia, decidió que no le daría el poder a Madara de hacerla sentir inferior, era un anciano ridículo.

—Mucho texto—Le dijo a su mamá en señas, provocando una risa en ella, que la familia Uchiha no omitió

—Hasta ahora te has mantenido al margen Haruno, ¿Acaso consideras que la razón es de la familia?—Preguntó Naori—¿Estas utilizando a nuestro Sasuke para tus fines personales?

—Esta vez dejare que mis actos hablen por sí mismos—Dijo desafiante mostrándoles el anillo que le había dado Sasuke, este la miro sorprendido—Reclamaré lo que me corresponde sin que se quede a medias, no hay vuelta atrás—Había tenido ganas de mencionar eso, no había vuelta atrás como menciono, estaba desafiando a la familia de la persona que se convertiría en su esposo

—No toleraremos las grandes ofensas hacia la familia—Mencionó Baru—¿Cómo te atreves a hablarnos de ese modo?

Se recargo en la silla, dejando ver su vientre, acariciándolo, intentando poner una sonrisa cínica, demostrándoles que ya no era la misma niña a la que podían venir e intimidar.

La familia de Sasuke se observaba, incrédula ante las acciones de la pelirrosa, Madara fue el primero en levantarse

—Tus actos son imprudentes—Señaló a Sasuke

—Cómo dije, no establecer acuerdos sin la presencia de un abogado

Ambos se miraban, el ambiente estaba tenso, por debajo de la mesa la mano de Sasuke se deslizaba hacia la mano se futura esposa, un pequeño acto de rebeldía hacia su familia.

—Sasuke—Habló Uruchi—Somos tu familia, lo único que te queda—Mencionó con tristeza observando como cada miembro se levantaba evadiendo la imagen de su sobrino, estaban decepcionados de sus acciones, se habían quedado sin palabras ante la preferencia de este—Mis suplicas se encaminan a que encuentres una forma de perdonar, hicimos lo que se pudo para darte lo que merecías

—Uruchi—Le llamo Madara desde la puerta

Esta hizo una mueca, olvidándose de las palabras que le quería dedicar a su sobrino.

—No dudes que mandaran a sus abogados—Le mencionó Sasuke—¿Te llevarás todo?—Le cuestionó

—Si te refieres a la cerveza que guardas debajo del sótano y tus películas que no logro comprender, oh si, vengo por todo nene

Sasuke puso media sonrisa. Sarada estaba asombrada ante la mirada determinada de su madre, sabía que esta no cedería tan fácilmente ante los deseos de la familia Uchiha, su madre tenía razón, se hubiese sentido intimidada ante ellas, eran tan rectas, con una mirada como la suya, igual de pesada.

—Lamento la inoportuna intromisión de mi familia—Le mencionó Sasuke

—Da igual—Dijo Sarada, acomodando sus lentes—Trajeron algo rico, al menos—Empezó a comer

—¿Entonces, no sabías nada acerca de su aparición?

—¿Estas considerándome como responsable de su aparición?

—No dije eso

—Parece que sospechas de mi palabra

—No lo hago—Dijo, intentando tomar algo de lo que habían puesto sobre la mesa—¿También intentarán sacar ADN de lo que cargo en el vientre?

—Así que estás molesta por lo dicho

—¿Dejarás que eso pase? Se llama acoso Sasuke

—Soy consciente de ello

—Tus actos demuestran que estás de acuerdo con lo dicho

—¿El quedarme callado? ¿Quieres que discuta con una persona de casi cien años?

Sarada se escabulló, dejando que siguieran en su discusión, necesitaba encontrar nuevos recursos para afrontar la situación.