Salvándose de una tempestad

Mientras Rena le daba las gracias a Ogú por salvarla de la tortuga gigante llamada arquelón, que quería proteger sus huevos, Mampato notó que las nubes en el cielo se ponían negras en señal de lluvia, durante la navegación en balsa por el río, en camino hacia la cueva de los pteranodones.

Creo que ya debemos usar mi cinto espacio-temporal. No vaya a ser que Ogú, Rena y yo nos separemos accidentalmente por la lluvia en nuestro viaje en balsa, pensó Mampato.

Entonces el chico pelirrojo les dijo a sus amigos:

- ¡Ogú, Rena!

- ¿Ké pasar, Mampatú? – preguntó Ogú. Justamente sonó un trueno y el cavernícola retrocedió asustado.

- ¡Se desató una tempestad! – exclamó Rena.

- ¡Agárrense! ¡Usaré mi cinto espacio-temporal para que nos lleve cerca de donde viven los pteranodones! – gritó Mampato, a la vez que el río y los truenos comenzaron a crecer.

- ¡No olvidemos el cinturón antigravitacional! – dijo Rena sacándolo de la proa de la balsa.

Acto seguido, Mampato programó el cinto espacio-temporal y luego le tomó la mano izquierda a Rena y la mano derecha a Ogú. Tanto Ogú como Rena sostuvieron las manos de Mampato, mientras los tres viajaban por la dimensión espacio-temporal, tras abandonar la balsa que se destruyó al estrellarse contra un árbol.

En pocos segundos Mampato, Ogú y Rena aterrizaron cerca de la cueva de los pteranodones.

- Eso estuvo cerca – afirmó Mampato, mientras Ogú y Rena asintieron con sus cabezas.

A los pocos minutos llegó una figura extraña. Era una especie de ser vivo, pero con aspecto de planta, que manejaba un aparato volador con forma de pteranodon.

- ¿Quién es ese? – preguntó Mampato – No parece ser un ser humano como nosotros.

- Es un ser vegetal. Una planta inteligente – respondió Rena – Mejor dicho, es un Fitus Sapiens.

- Un arbolo que kamina – comentó Ogú sonriente.

- Un gusto conocerlo, señor Fitus – saludó Mampato respetuosamente.

El Fitus Sapiens les da la mano a Mampato, Ogú y Rena en señal de cordialidad. Después de que Rena contó la historia sobre el Fitus Sapiens, dijo:

- Mampato, yo distraeré a los pteranodones, mientras tú y Ogú van a tomar uno de los huevos de pteranodon.

Cuando Rena se elevó con su cinturón antigravitacional, llamó la atención de los pteranodones, y éstos fueron a atacar a la chica telepática. Mientras, Mampato y Ogú subieron hacia uno de los nidos de los pteranodones, donde estaban los huevos, y Mampato tomó uno de ellos corriendo con Ogú hacia el terreno bajo. Cuando algunos de los pteranodones notaron esto y se movieron hacia Mampato y Ogú, el Fitus Sapiens sonó un silbato que espantó a los reptiles voladores, haciendo que se alejaran.

- ¡Pero si es el mismo silbido que escuchamos cuando viajamos en la balsa y nos refugiamos en la caverna! – exclamó Mampato cuando Rena descendió al suelo y el Fitus Sapiens se acercó a Ogú.

- Sí, Mampato. Entonces fue el señor Fitus quien nos salvó de los monstruos todo el tiempo – afirmó Rena.

Mampato, Ogú y Rena le dieron las gracias al Fitus Sapiens por su ayuda, y se despidieron de él. Ogú regresó a su casa, y en el siglo 40 Mampato se despidió de Rena con el huevo de pteranodon en sus brazos, prometiéndose volver a verse en un futuro no muy lejano.

Nota: Puede que esto suene obvio y repetitivo, pero este es otro momento en el que Mampato podría haber reaccionado a tiempo, salvándose él y a Ogú y Rena de separarse por la tempestad en la navegación en balsa durante el viaje hacia las cuevas de los pteranodones del período jurásico de la Era Mesozoica. Así, se habrían ahorrado cinco días de viaje para obtener el huevo de pteranodon en menos tiempo que en el cómic original.