Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Venganza para Victimas" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.
Capítulo 9
Tenía algo pegado en el zapato. Chocaba contra la acera con cada paso, desequilibrándola.
Bella bajó el ritmo, primero al trote, y luego empezó a caminar, hasta que se paró del todo, secándose la frente con la manga. Levantó la pierna para ver qué tenía en la suela. Era un trozo arrugado de cinta americana. El acabado plateado se había ensuciado y ahora era gris oscuro. Bella debía de haber pasado por encima en algún momento de la ruta y se le debía de haber enganchado sin darse cuenta.
Agarró el trozo de cinta con los dedos y lo despegó de la deportiva. Se liberó, dejando una marca blanca de pegamento, que todavía sentía cuando retomó la marcha y empezó a correr otra vez.
—Genial —se dijo, intentando volver a acompasar la respiración.
«Inspira, paso, dos, tres, expira, paso, dos, tres».
Estaba haciendo la ruta más larga, por Lodge Wood. Larga. Rápida. Si se agotaba igual no le hacía falta tomar ninguna pastilla para dormir. Este plan nunca funcionaba, jamás lo había hecho y, probablemente, nunca lo haría, y cada vez se creía menos sus propias mentiras. Las dos últimas noches habían sido las peores en mucho tiempo. La duda la mantenía despierta, la irritante idea de que pudiera haber alguien vigilándola. Alguien que incluso podía estar contando los días hasta su desaparición. «No, basta». Había salido a correr para apartarse de esos pensamientos. Bella se esforzó aún más, fuera de control, doblando demasiado rápido la esquina.
Y ahí estaba él.
Al otro lado de la carretera. Con la botella de agua azul en la mano.
Mike Newton.
Y, en cuanto lo vio, él la vio a ella. Sus miradas se encontraron, solo los separaba el ancho de la carretera conforme se iban acercando.
Mike ralentizó el paso y se apartó el pelo de la cara. ¿Por qué iba más despacio? ¿No debería él también querer que este momento acabara cuanto antes? Bella aceleró aún más. Le dolía el tobillo, y sus pasos desacompasados se convirtieron en música, una percusión caótica que llenaba la calle desconocida, acompañando el aullido agudo del viento entre los árboles. ¿O venía de su cabeza?
Notó una presión en el pecho cuando su corazón se hizo más grande en su jaula, desdoblándose bajo su piel, llenándola de rojo ira hasta que le llegó a los ojos. Lo miró acercarse y, de pronto, todo se puso rojo y la escena ganaba velocidad ante ella. Algo toma el control, la agarra por la muñeca y tira de ella hacia el otro lado de la carretera, guiándola. Y ya no tiene miedo, solo está furiosa. Roja. Y esto está bien, tiene que ser así, lo sabe.
Cruza la carretera en seis zancadas. Él se encuentra a apenas unos metros cuando se para y se queda mirándola.
—¿Qué estás hac…? —empieza a hablar. Ella no le deja terminar.
Bella acorta el espacio entre ellos y golpea a Mike con el codo en la cara.
Escucha un crac, pero esta vez no son las costillas de Stanley, sino la nariz de Mike. El sonido es el mismo, es lo único que sabe. Mike se inclina hacia delante y grita con las manos en la cara. Pero todavía no ha terminado. Bella aleja la mano y lo golpea de nuevo, estampándole el puño en la mandíbula marcada. La sangre le resbala entre los dedos y hasta la palma de la mano.
Justo donde tiene que estar.
Y todavía no ha terminado. Se acerca un camión. Nunca pasan camiones por esta calle tan pequeña, no caben. Pero este ya casi está aquí, es su oportunidad. Bella agarra a Mike, retorciendo la mano entre la tela de la camiseta manchada de sudor. Y, en ese momento, él abre los ojos, aterrado, y los dos lo saben: lo ha vencido. Suena la bocina del camión, pero Mike no tiene nada que hacer. Bella lo lanza a la carretera, frente al vehículo, demasiado grande, y explota, llenándola de sangre roja mientras ella se queda ahí de pie, mirando.
Pasó un coche, esta vez en la vida real, y el sonido la devuelve a la tierra. El rojo desaparece de sus ojos y Bella vuelve en sí. Aquí y ahora.
Corriendo por esta calle. Mike está ahí, al otro lado, y ella, aquí. Bella miró hacia abajo y parpadeó, intentado despojarse de la violencia del interior de su cabeza. Si había algo de lo que asustarse, era de eso.
Miró otra vez a Mike mientras recuperaba el ritmo. La botella de agua se balanceaba a su lado. Se acercaba el momento en el que se cruzarían, se solaparían. Seguían corriendo el uno hacia el otro y, entonces, ocurrió. El cruce. La milésima de segundo de coincidencia pasó y siguieron alejándose, dándose la espalda.
Al final de la calle, Bella miró hacia atrás. Mike había desaparecido y ella podía respirar un poco mejor sin sus pasos agobiándola.
Estaba empeorando. Era capaz de salirse de sí misma y darse cuenta.
Los ataques de pánico, las pastillas, la rabia tan intensa que podría hacer arder el mundo. Se estaba alejando cada vez más de esa vida normal que tan desesperadamente ansiaba recuperar. De Edward, de su familia, de sus amigos.
Pero todo iría bien, porque tenía un plan para conseguirlo. Para arreglarlo todo. Salvar a Anónima, salvarse a sí misma.
No obstante, podía haber un nuevo obstáculo. Se dio cuenta al dar la vuelta al final de Martinsend Way, pasando por la farola rota, su marca habitual para bajar el ritmo y volver andando a casa. Si era verdad que tenía un acosador, fuera quien fuese, e independientemente de lo que quisiera hacerle —solo asustarla, o hacerla desaparecer de verdad—, estaba también en su camino. O a lo mejor era Bella la que se estaba metiendo en el de esa supuesta persona. ¿Cómo lo había llamado Lestrange? Una espiral de autodestrucción. A lo mejor no había ningún acosador. Tal vez solo fuera ella y un desbordamiento de violencia que llegaba desde aquel lugar oscuro de su cabeza que encontraba el peligro únicamente porque lo estaba buscando.
Y entonces pasó por encima, en la acera entre la casa de los Yardley y de los Granger, la suya aún a lo lejos. Lo vio como una imagen borrosa con el rabillo del ojo, unas líneas blancas y una mancha más grande de tiza, pero tuvo que dar un paso atrás para fijarse en lo que era. Ocupando todo el ancho de la acera, borrado por sus propias deportivas, había cinco palabras muy grandes escritas con tiza:
UNA CHICA MUERTA QUE CAMINA
Bella miró a su alrededor. Estaba sola en la calle y el vecindario estaba muy tranquilo, era la hora de cenar. Se giró para analizar las palabras bajo sus pies. «Una chica muerta que camina». Acababa de pasar por encima.
¿Iba por ella? No estaba en su entrada, pero sí en su ruta. Sintió algo en el estómago, un instinto. Era un mensaje para ella, lo sabía.
Ella era la chica muerta.
«No, no seas ridícula». Ni siquiera estaba en su entrada, sino en una calle pública. Podría haberlo escrito cualquiera. Cualquiera. Además, ¿por qué hacía caso a sus instintos? Ponían sangre en sus manos y una pistola en su corazón y peligro en las sombras cuando no había nada. Pero una parte de sí misma sentía que tampoco podía ignorarlo. Estaba dividida en dos.
Entre Stanley y James, entre tener un acosador e inventárselo. Bella sacó el teléfono de la funda que llevaba en el brazo, se estiró y sacó una foto de las palabras, con las deportivas plateadas en la parte de abajo del encuadre.
Pruebas, por si acaso. No había inmortalizado las figuras de tiza, las ruedas del coche de su padre las había borrado el otro día. Pero ahora tenía una foto, un dato más para la hoja de Excel. Por si acaso. Los datos eran claros y neutrales. Y, si de verdad esto era un mensaje para ella, le daría una puntuación muy alta. Puede que un ocho, o un nueve. Podría considerarse, incluso, una amenaza directa.
Y, con eso, Bella se sintió más cerca de esta persona desconocida, que podía existir o no, y creyó conocerla un poco mejor. Estaban de acuerdo en una cosa: desaparecer significaba morir. Al menos ya habían dejado eso claro.
Delante de ella vio un coche girar hacia su casa. Edward. Su otra piedra angular. Bella pasó por encima de las palabras escritas en la acera y aceleró el ritmo. Un paso tras otro en dirección a casa. Y no pudo evitar ser lo que esas palabras querían que fuera: una chica muerta que camina. Pero, si se daba prisa, estaría corriendo.
—¡Hola, Belly! —La voz de Edward la encontró cuando giró hacia la entrada, bajándose los auriculares al cuello. Él salió del coche—. Mira quién es: mi novia la deportista. —Sonrió y flexionó el brazo, gritando: «¡Deporte, deporte, deporte!», hasta que ella se puso a su lado—. ¿Estás bien? —le preguntó, pasándole la mano por la cintura—. ¿Una buena carrera?
—Bueno, he visto a Mike Newton, así que… no.
Edward apretó los dientes.
—¿Te lo has vuelto a encontrar? Supongo que sigue vivo —dijo intentando quitarle hierro al asunto.
—Por poco. —Bella se encogió de hombros con miedo de que Edward pudiera ver el interior de su cabeza, todas las cosas violentas que giraban sin parar allí dentro.
Pero debería poder verlas; era la persona que mejor la conocía. Y, si la amaba, significaba que no era tan mala. ¿Verdad?
—Oye, ¿qué pasa, amor? —dijo.
Mierda. Se había dado cuenta. Pero eso era bueno, se recordó, no debería guardarle secretos. Era su persona. Bueno, excepto los más vergonzantes, los que vivían en su escritorio, en el segundo cajón empezando por abajo.
—He encontrado esto en mi ruta, amor, aquí cerca. —Sacó el teléfono y le enseñó la foto a Edward—. Alguien ha escrito eso en la acera con tiza.
—«Una chica muerta que camina» —murmuró. Y, al escucharlo en la voz de otra persona, cambió su significado. La hizo verlo de otro modo. Como una prueba de que existía fuera de su cabeza—. ¿Crees que va dirigido a ti? ¿Que está relacionado con las palomas? —preguntó.
—Estaba justo en el sitio en el que normalmente empiezo a andar para enfriarme antes de entrar en casa —respondió ella—. Si hay alguien vigilándome, sabría eso.
Pero ¿por qué la iba a vigilar alguien? Le pareció aún más ridículo cuando lo dijo en voz alta.
Edward negó con la cabeza.
—Esto no me gusta nada.
—Tranquilo, bebé, seguramente no tenga que ver conmigo. Lo siento —dijo Bella—. Me estoy comportando como una loca.
—No, para nada —dijo él con voz grave—. No sabemos seguro si tienes o no un acosador, pero, en mi opinión, esto apunta a que sí. Lo digo en serio. Y sé lo que vas a decir, princesa, pero creo que deberías ir a la policía.
—¿Qu…? ¿Y qué van a hacer, Edward? Nada, como siempre. —Sentía cómo la rabia aumentaba de nuevo. «No, con él no, contrólate». Respiró y se la tragó—. Y menos cuando ni siquiera tengo pruebas.
—Si es la misma persona que te manda los emails, la misma que dibujó con tiza las figuras en tu entrada y dejó las palomas, te está amenazando — indicó, abriendo los ojos para que ella supiera que lo decía en serio—. Puede ser peligroso, sargentita. —Hizo una pausa—. Puede ser Mike. —Otra pausa—. O James Green.
No era James. Era imposible que fuera James. Pero Bella sí había pensado en Mike; había sido la cara que se le había venido a la cabeza nada más leer esas palabras. ¿Quién si no iba a conocer tan bien su ruta? Y, si Mike la odiaba tanto como ella a él, pues…
—Ya lo sé —admitió ella—. Pero a lo mejor no está relacionado y, si lo está, puede que solo sea una broma.
Sus instintos le decían que eso no era verdad. Lo único que quería era eliminar la preocupación de los ojos de Edward, recuperar su sonrisa. Y no le apetecía volver a la comisaría. Lo que fuera menos eso.
—Supongo que todo depende —opinó Edward.
—¿De qué?
—De si simplemente encontró los pájaros muertos o… los mató. La diferencia es enorme.
—Ya lo sé.
Bella soltó aire con la esperanza de que Edward siguiera hablando en voz baja, por si acaso Jake conseguía enterarse de algo. Tenía una nueva sensación ahora que su novio y su instinto estaban en el mismo bando. No quería que esto fuera real. Prefería la otra opción: estar viendo un patrón donde no había ninguno, que su cerebro estuviese demasiado afinado para encontrar el peligro, porque, pronto, todo se arreglaría. Salvar a Anónima para salvarse a sí misma.
—No deberíamos arriesgarnos. —Edward le acarició la clavícula con el pulgar—. En un par de semanas te vas a la universidad, y creo que todo irá bien y nos olvidaremos de esto. Pero si no es así, si esta persona es peligrosa, no puedes enfrentarte a ella tú sola. Tienes que denunciarlo. Mañana.
—Pero no puedo…
—Eres Isabella Swan-Black. —Edward sonrió mientras le apartaba un mechón de los ojos—. No hay nada que no puedas hacer. Ni siquiera morderte la lengua y pedirle ayuda al inspector Hawkins.
Bella gruñó, agachó la cabeza y la volvió a subir, haciendo un círculo con el cuello.
—Esa es la actitud —dijo Edward, dándole golpecitos en la espalda—. Bien hecho. ¿Me enseñas dónde está escrita la frase con tiza? Quiero verla.
—Vale.
Bella se dio la vuelta para guiarlo, alejándose de la casa y tomándolo de la mano, con los dedos encajados en los huecos de sus nudillos. Sujetándolo.
Mano a mano: el chico del hoyuelo en la barbilla y una chica muerta que camina.
NOTA:
Hola, perdon por la tardanza, como compensación les traigo 6 capitulos.
Tambien queria aclarar algo, preguntan que porque Bella no confia en Edward y le cuenta por lo que esta pasando, lo que pasa es que, no es que Bella no le tenga confianza Edward, al contrario, ella confia más en el que en si misma. Bella es una chica de caracter muy fuerte, independiente, orgullosa e inteligente, pero tambien es muy sensible y le da miedo perderlo. Para ella Edward es muy importante y tiene miedo que si descubre por las cosas que este pasando el la vea diferente y la deje, ella siempre ha sido fuerte con el y por eso le aterra que el piense que esta loca. De hecho hay una cancion de Taylor Swift que puede describir lo que siente. "Despierto gritando porque un día te vere irte y la vida perdera todo el sentido" Edward tambien se da cuenta que ella esta pasando por un mal momento, pero no quiere ahogarla y presionarla, sabe que cuando ella quiera le va a pedir ayuda y el se la dara, por eso el la ayuda tratandola con normalidad porque es lo que ella cree necesitar, no la deja sola y la apoya con lo que el puede, no piensen que Edward esta ignorando por lo que pasa Bella, al contario, solo que el tampoco sabe como ayudarla, no nos olvidemos que el tambien paso por momentos horribles desde la muerte de su hermano, pero cuando ella lo necesite el vva estar para ella y no la va a juzgar, el haria todo por ella porque la ama.
