Guardian.
Capítulo 15
Creyente
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Oficinas Banco de Konoha.
Eran las 6 de la tarde, el confiado de Kabuto entró al sistema bancario para asegurarse de que la cuenta que había creado estuviera registrada según las instrucciones que le habían dado; sin embargo, al teclear el número correspondiente al cliente falso, un aviso del sistema terminó por quitarle de golpe toda la confianza que tenía.
"Cuenta Cerrada"
Su primera reacción fue que tragó en seco; sin embargo, antes de caer en pánico respiró profundamente para calmarse, pensando que dicho mensaje era porque había tecleado algo mal.
—Sí, tal vez no la puse bien. —se dijo así mismo, volviendo a entrar en el sistema y tecleando ahora más cuidadosamente los números, pero…
"Cuenta cerrada"
Volvió a arrojar el sistema, y el banquero no pudo hacer más que inhalar y exhalar otra vez.
—Esto… no puede estar pasando, algo debo estar colocando mal…
Convencido de que era por causa de un error de dedo, intentó ingresar ahora con el nombre ficticio del cliente; sin embargo, el sistema arrojó el mismo resultado.
—No, no… tranquilo, tranquilo… debe ser un error de sistema, eso es, debe ser sólo un error.
Aún en negación, siguió intentando ingresar a la cuenta una y otra vez de distintas formas, todo esto mientras alguien observaba con una sonrisita ladina lo que acontecía
Pronto, pasaron los minutos y el horario laboral terminó; así como el horario límite para hacer la transacción; y Kabuto, quien para ese momento estaba que sudaba de los nervios seguía intentando entrar a la cuenta sin ningún éxito.
—Demonios… —golpeó con furia el escritorio, dejando salir parte de su frustración, misma que se esfumó al segundo siguiente cuando su teléfono personal sonó. —Mierda…—musitó al reconocer el número que le marcaba, y lo malo es que tenía que contestar o le depararía algo peor a lo que ya se estaba imaginando por no haber cumplido con su parte del trato, así que con temor levantó el teléfono y sus nervios se incrementaron al escuchar la voz del otro lado.
—¡¿Qué pasó, Kabuto?! ¡Aún no se ve reflejado nada!
—Escucha Sasori, hay un error…
—¿ERROR?¡NO QUIERAS VERNOS LA CARA!
—No, no… lo juro… hay… hay un error en todo el sistema, he intentado entrar, pero no me deja… es un error general… he intentado entrar toda la tarde, te lo juro.
—Maldita sea… y ¿ahora qué?
—déjame resolverlo… me quedaré aquí hasta que el sistema… funcione. —pidió con titubeo.
—¡Da lo mismo! El horario para hacer transacciones terminó, no se podrá hacer nada hasta el lunes ¿no es así?
—En efecto… pe…pe…pero lo programaré, verás la transacción a primera hora.
—Más te vale, Kabuto… ya sabes que con Akatsuki no se juega.
El banquero tragó saliva y ni tuvo oportunidad de decir unas palabras en su defensa, pues el sujeto del otro lado colgó agresivamente la llamada.
—Mierda, mierda… ¿por qué a mí? —comenzó a balbucear.
Y más desesperado que nunca, trató de dar con las cuentas que había unificado, pero nada, esas también se encontraban en ceros y cerradas.
—Maldita sea…—golpeó el teclado con furia, comenzando a hiperventilarse. —¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí?
—Porque es lo que te mereces… estás acabado Kabuto. —respondió Sasuke con una sonrisita satisfactoria en el rostro. —Van a ir detrás de ti… —rio, mientras se giraba en el asiento en el que estaba sentado.
El nervioso Kabuto, pensando que aún había alguien más en la oficina, se giró desconcertado al escuchar el ruido del asiento; sin embargo sólo vio como este, completamente vacío, pareció haberse girado sólo, o esa fue la impresión que le dio.
De repente se sintió como si no estuviera solo; por lo que se volvió de nuevo al computador, para seguir trabajando, y sólo concentrarse en ello.
—Ya ni te esfuerces, mejor huye… o te van a matar… —advirtió el fantasma divertido, impulsando el asiento con más fuerza para que este se moviera hasta el otro extremo, haciendo que su excompañero de trabajo se levantara sobresaltado y asustado.
—¡¿Qué? ¿Quién anda ahí?!
Pensando que se trataba de alguna clase de broma, el banquero pretendió acercarse al asiento para inspeccionarlo; pero en eso, otro ruidito lo paralizó. Alguien estaba oprimiendo las teclas de su computador.
Tragando saliva y con los nervios de punta, se giró lentamente, viendo con ojos engrandecidos como las teclas se oprimían "solas", dejándole un mensaje en la pantalla.
"¿No te imaginas? Asesino…"
Kabuto parpadeó sin poder creer lo que leía.
—No… esto…
Y después del mensaje, un nombre fue escrito.
"Sasuke Uchiha"
—¡NOOOOOOOO!
Gritó el banquero totalmente descontrolado, tomando el monitor con furia para arrojarlo al suelo, para posteriormente salir huyendo de la oficina con un destino en mente: el departamento de la única persona que probablemente tenía respuestas, Sakura Haruno.
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Con una bella sonrisa en el rostro, Sakura se peinaba el cabello suavemente frente al espejo. Ya estaba lista para su salida, sin embargo quiso retocarse un poco más, en especial cuando el que la había invitado todavía no llegaba.
No era que una "salida" con Kabuto le emocionara mucho, pero se sentía contenta y eso la hizo esmerarse en su arreglo, solamente quería verse bonita para ella misma.
—¿Le debería contar sobre ti? —se sobó el vientre por encima del suéter verde que llevaba. —Creo que sería lo adecuado… sólo espero que no se comporte como Kiba y el abogado Nara.
Sonriendo para si misma, dejó el cepillo por un lado y se dispuso a escribir en su agenda lo que había hecho en el día, cuando en eso, escuchó que alguien tocó el timbre con insistencia.
—Debe ser Kabuto, y sólo llegó… una hora tarde. —observó en su reloj.
Dejando la agenda sobre el lavabo, salió del baño para acudir a la puerta.
—Kabuto… ¿qué pasó? Pensé que saldríamos. —le reprochó de inmediato, pero el de cabello plateado sólo entró al departamento, mostrándose alterado. —¿Te encuentras bien?
—Lo… lo siento… es que… algo pasó… y… yo… perdí… la noción…
—Tranquilo, ¿qué pasa?
—Nada mi amor… sólo que necesita 110,000,000 de ryos prestados. —respondió un aún vigilante y sonriente Sasuke, susurrándole aquello a su hermosa novia.
—Sa… Sakura… yo necesito… preguntarte… algo. —pidió Kabuto, sin poder tranquilizarse.
—¿Qué pasa?
—Ese… tipo… el clarividente. —mencionó con titubeo. —¿Qué… qué te dijo?
—¿Por qué? ¿Por qué importa ahora?
—¡ES IMPORTANTE! —gritó el banquero exaltado, haciendo una ademán con las manos como si quisiera sujetarla.
Sasuke de inmediato se puso en alerta.
—No tiene caso, Kabuto… tú lo dijiste… el tipo es un estafador…
El de lentes, se llevó la mano al cabello con frustración, comenzaba a desesperarse con esa mujer.
—¿Algo pasó en el banco? —intuyó Sakura curiosa.
—Un… un problema con una cuenta…
—Será… entonces…
—No, Sakura… no digas más. —advirtió Sasuke, temeroso de lo que fuera a decir, y lo peor era que no podía tocarla para advertirla.
—¿Qué? —susurró Kabuto.
—Es que me pareció ver a un sujeto parecido a él hoy en el banco con el Sr. Ebisu… pero era un tipo que se apellidaba Machigai o algo así, el Sr. Ebisu dijo que fue con su esposa a cerrar una cuenta.
—Mierda.
En ese momento, tanto la veterinaria como el fantasma vieron como Kabuto palideció.
—Kabuto… ¿qué pasa? Estás casi blanco…—acudió Sakura con él, pensando que se desmayaría. —¿Quieres un poco de alcohol?
—No… siento que el estomago se me revolvió…—respondió este, sintiendo como las entrañas se le revolvían. — ¿tienes… algo para… eso?
—Dale cianuro, Sakura. —escupió Sasuke rencoroso.
—Claro, tengo el medicamento arriba —advirtió esta, dejando momentáneamente al banquero.
Una vez solos, Sasuke hizo lo suyo.
—¿Qué? ¿No aguantas, Kabutito? ¿Te gusta hacer pero que no te hagan? —le golpeó las costillas con los dedos. —Más vale que te largues…
—¡Ya déjame! ¡déjame! —saltó el hombre asustado. —Déjame… maldito Sasuke. —advirtió, finalmente consciente de con quien estaba lidiando.
—Jamás…—le siguió empujando Sasuke, hasta la isla que había en la cocina.
—Ya no más…
—¡Lárgate! —lo empujó Sasuke con más fuerza.
—Si no me dejas, te juro que incendiaré el departamento con ella adentro ¿te gustaría? —respondió este agresivo, abriendo las perillas de la estufa para dejar escapar el gas.
Sin embargo, como respuesta, sólo obtuvo otro empujón que lo alejó del aparato, cuyas perillas se volvieron a cerrar rápidamente.
Entonces, en su desesperación, Kabuto tomó uno de los cuchillos.
—Le cortaré su estúpido cuello si no paras.
Sasuke apenas iba a responder a la amenaza, cuando vio que Sakura bajaba por las escaleras, tenerla cerca lo hizo titubear.
—Así que dile a tu amigo el clarividente que me entregue el dinero antes de las 11 o tu princesa se muere. —amenazó Kabuto dejando el cuchillo por un lado.
—Kabuto… ¿con quien hablas? —preguntó Sakura, llegando con la medicina.
—Nada, linda… —respondió este, acercándose rápidamente a ella. —Escucha tengo que resolver unos problemas, pero vendré aquí a las 11 ¿está bien?
—No, Kabuto… ¿qué pasa? ¡Dime que está sucediendo! —exigió esta.
—Luego te diré… tengo que buscar a alguien.
Y nuevamente, Kabuto salió corriendo a toda velocidad del departamento.
Intuyendo a donde iba, Sasuke pretendió seguirlo para advertirle a Naruto, pero antes de marcharse, quiso advertir a Sakura, aunque tuviera que hacer lo que dijo que no haría; le iba a dejar una señal, mover un objeto para que se diera cuenta; sin embargo, su espíritu estaba tan alterado que no pudo hacer nada de lo que tenía planeado.
—Mierda… ¿por qué ahora? Concéntrate.
Sin embargo, su distraída alma al pensar que tanto Sakura como Naruto estaban en peligro no le permitieron hacer movimientos, y para el colmo su examigo se estaba fugando, eso lo hizo desesperarse aún más. No podía perder más el tiempo.
—Mierda, lo siento Sakura… vendré después por ti, te lo prometo.
Le dijo a su confundida novia, para posteriormente arrojarse del edificio y alcanzar a su amigo que ya estaba dentro del auto y que nuevamente ignorante de que iba acompañado, manejó hasta el barrio pobre de Konoha, no sin antes llamar a otro conocido.
—Zaku… ¿Averiguaste dónde vive? Sí… ¿los tienes vigilados? Bien… Ha llegado la hora… vamos a darle a ese cretino su merecido.
—Si es que no se los doy primero…—amenazó Sasuke, tratando de concentrarse para poder vencer a sus dos enemigos.
Si dios o quien fuera que estaba arriba se lo permitía, le daría su merecido a dos lacras al mismo tiempo.
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Mientras tanto, con los Uzumaki, Naruto y su familia veían animadamente el televisor, en específico el programa de los baby same tratando así de calmar a un llorón Boruto que parecía no querer dormir, pese a que ya había comido.
—Ay, anda… hijo… no has parado de llorar.
—Es que detesta esa canción… y sinceramente a mi también ya me hartó. —advirtió Hanabi. —A ver hermana… préstamelo. —pidió con la sonaja en mano.
—No, dame un momento… ya bebé… ya… deja de llorar. —pedía tenuemente Hinata, mientras lo arrullaba. —Ya comiste, estás limpio…
—¿Qué más quieres? — pidió el exhausto padre, tratando de animarlo con el peluche de un tiburón.
—¡Oy… Naruto!
—¡Eh! ¿Sasuke? —se alteró este, al mismo tiempo que Boruto dejaba de llorar y reía alegremente ante la presencia del recién llegado.
—¿Eh? ¿Otra vez comportándote como loco, cuñadito?
—¿Qué pasa, Naruto-kun? —preguntó Hinata sintiendo un mal presentimiento ante la intempestiva llegada de la presencia que sólo su marido podía escuchar.
—Naruto… descubrieron lo del cheque… vienen por ti, están abajo… ¡Tienes que esconderte y a tu familia, andando!
—¿Cómo que descubrieron lo del cheque? Tú dijiste…
—Sí, sí… te explico después con más detalle… ¡muévete! ¡YA!
—Naruto-kun…
El clarividente, viendo que su esposa y cuñada comenzaban a asustarse y preocuparse respectivamente, no perdió el tiempo y las apuró para que dejaran todo y salieran del departamento.
—Ahoritita les explicó, vámonos Hinata, Hanabi…—
Hinata, intuyendo lo que pasaba por lo que había dicho previamente su esposo, no dudó en seguirlo a diferencia de Hanabi que se fue rezongando, con todo y la sonaja en mano.
—¡ABRAN! ¡DÉJENOS ENTRAR! —comenzó Naruto a golpear las puertas de los vecinos.
Mientras que Sasuke, vio que sus enemigos habían logrado entrar al edificio y ahora andaban rápidamente escaleras arriba.
—¡Muévanse! ¡Ya entraron!
—Es que…
—Vamos con Konohamaru, Naruto-kun. —pidió Hinata, al ver que nadie de sus vecinos quería atenderlos, pese a la gravedad.
—Sí, mejor con él. —corrió el rubio con su familia, hasta el último departamento del pasillo, donde después de tocar y gritar insistentemente, el jovencito que solía cuidar al bebé de vez en cuando abrió la puerta y les permitió el paso, o más bien la familia entró sin su respectivo permiso.
Para ese momento, Sasuke observó que Kabuto y Zaku ya habían allanado el departamento de Naruto entrando agresivamente dando de disparos.
—Mierda… si vienen a matarnos. —musitó Naruto escuchando los balazos, y cayendo en cuenta de la gravedad de la situación.
—¿Qué pasa Naruto-onichan? —preguntó el jovencito asustado.
—¡Lo mismo pregunto! —exigió Hanabi, molesta por como el marido de su hermana se comportaba.
—Ya Boruto, ya… —seguía arrullando Hinata al bebé, que después de la corredera se puso a llorar de nuevo.
—Shhh… Boruto… silencio, por favor. —rogó Naruto porque se callara, sintiendo que los llantos atraerían al enemigo.
—¡Es tu culpa Naruto! ¿Qué está pasando?
—Hanabi… calma… no grites. —advirtió Hinata susurrante.
—Pero es que… mira lo que está haciendo, hermana…
—Puedo explicarlo… unos tipos vienen a buscarnos, porque ayudamos a un fantasma a cometer un fraude.
Con tal explicación, ambos jovencitos pusieron una mueca de incredulidad.
—Que idiotez, cuñadito… eso es sólo un juego…
—No… digo la verdad… ¿Sasuke? ¿Sigues aquí?
—Los berridos de tu hijo se escuchan por todo el pasillo. —se quejó el fantasma, traspasando las paredes.
—¡¿qué esperabas?! ¡Se asustó!
—¡Tú lo asustaste, Naruto!
—¡Ya! No griten… sólo lo hacen llorar más… —pidió Hinata desesperada.
—Ya tranquilo, Boruto… —trató de calmarlo el rubio.
—¡Silencio, mocoso! —ordenó Sasuke, perdiendo la paciencia.
Naruto, quien apenas iba a reclamar por tal trato vio que inesperadamente Boruto se silenció.
—Oye… funcionó.
Sasuke resopló, sintiendo alivio en su espíritu, pero al ver al bebé algo le causó pues este, a pesar de haberse silenciado tenía sus ojitos llorosos, como si estuviera cohibido por el regaño.
—No llores.
pidió con más amabilidad, agachándose para llevar su mano a la sonaja que inconscientemente la cuñada de Naruto se había llevado, y con su espíritu en completa tranquilidad, logró tomar el objeto ante la incrédula mirada de los jovencitos que después vieron como esta se agitó, haciendo un ruidito con los cascabeles y sacándole así una sonrisa al pequeño Boruto que tomó su juguete con gran entusiasmo, mientras que Hanabi se desmayaba encima del confundido Konohamaru.
—Increíble Sasuke… no cabe duda de que hubiera sido un buen papá.
Sasuke sólo esbozó una leve sonrisa, aunque optó por ignorar parte del comentario de su amigo pues ciertamente había cosas que ya no podían ser.
—Eh… ¿Hanabi?… ¿qué le pasó? —se cuestionó Naruto al ver a su cuñada totalmente ida, y con el asustado Konohamaru echándole aire.
—Creo que lo mismo que a mí, Naruto-kun —respondió Hinata con una sonrisa, arrullando al bebé el cual poco a poco se fue quedando dormido.
Viendo que la familia ya se encontraba tranquila, Sasuke se dispuso a salir de nuevo.
—No salgan, Naruto… hasta que les diga. —ordenó, sintiéndose nuevamente capaz para combatir a los delincuentes.
—Está bien y… suerte.
Sasuke asintió, y traspasando las paredes, se dirigió al departamento de los Uzumaki, el cual estaba siendo saqueado y destruido tanto por Kabuto como por Zaku, y por lo que veía intuyó que estos creían que Naruto aún tenía el cheque en físico por lo que revolvieron todo a no más poder.
—Sigue buscando, Zaku… yo iré a buscar al imbécil ese… no pudo irse tan lejos…—ordenó Kabuto sin bajar la pistola.
—Sí, sí… aunque aquí sólo hay basura.
Acató el delincuente, el cual estaba destrozando el baño por mero placer; sin embargo, cuando pretendió salir para continuar con la búsqueda del cheque en las demás habitaciones del departamento, la puerta se le cerró en la cara, dejándole como última imagen el rostro confundido de Kabuto.
—¿Qué? ¡Kabuto! ¡Abre la puerta!
—Yo no la cerré…— respondió este del otro lado, quien trató de abrirla, sin embargo no pudo porque el ganchillo estaba puesto desde el interior.
—Que mierda…
Sin poder explicarse como había pasado, Zaku pretendió quitar el seguro, pero al hacerlo, este se volvió a cerrar de golpe, tan rápido que hizo retroceder al asustado delincuente unos pasos.
—Pero… ¿qué? ¿cómo?
En eso, la llave del grifo de agua caliente se abrió sola ante su incrédula mirada, provocando que todo se comenzara a humedecer y evaporar rápidamente, lo que agitó más al asesino.
—Qué… ¿qué está pasando?
De repente unos rechinidos en el espejo se escucharon, y Zaku, ahora más asustado vio como unas letras se escribían en el espejo.
"Asesino"
El delincuente, atemorizado, le disparó al espejo y después al ganchillo de la puerta múltiples veces hasta que logró atinar y abrir la puerta.
—¡Zaku!… ¡¿A dónde vas?! —le gritó Kabuto, cuando lo vio saliendo del departamento como alma que llevaba el diablo.
Zaku estaba totalmente alterado, no sólo por lo que había presenciado en el baño, sino también porque al salir del departamento, comenzó a sentir múltiples empujones que lo hicieron incluso caer de las escaleras torpemente.
—Ya… Ya… ¡déjame! ¡déjame!
—Maldito imbécil… creíste que podías acechar a mi novia y lastimar a mi amigo y su familia. —siguió empujando Sasuke rencorosamente por toda la calle.
—¡Ya! ¡Ya no más!
—¡Si sabes lo que te conviene! ¡lárgate! ¡Vete lejos!
El alterado Zaku, siguió corriendo sin sentido, mientras Sasuke seguía acechándolo, ya no vio la necesidad de tocarlo, pues notó claramente que el sujeto había perdido la razón; y pronto comenzó a chocar con los transeúntes que, sin ninguna pizca de piedad, también le dieron de empujones para quitárselo de encima.
Pero de entre tanto empujón y estar caminando a lo idiota, Sasuke vio que aquel sujeto se estaba cruzando hacía una avenida sin ver que venía un camión de carga de enfrente, y fue demasiado tarde, incluso para él, cuando el transporte golpeó duramente contra el delincuente, cuyo cuerpo quedó tendido en el suelo.
¿El lo había hecho? Se cuestionó Sasuke, sintiendo una pizca de pesar por el final del delincuente; sin embargo, pronto su expresión cambió a una de confusión, cuando vio que este se levantaba nuevamente.
—Pero qué…
Sin embargo al ver bien, no era su cuerpo físico lo que se levantaba, sino el alma de Zaku que salió de su cuerpo.
Ahora su asesino también era un fantasma, y tal como le había sucedido a Sasuke, este se paralizó de la impresión, al ver su cuerpo tendido y muerto en el suelo.
—Estás muerto, imbécil. —explicó Sasuke a lo lejos.
El delincuente, al escuchar aquella voz sólo alcanzó a girarse viendo que se trataba del sujeto que supuestamente había aniquilado; mas no le dio oportunidad de decir algo, pues pronto unos gruñidos extraños comenzaron a escucharse por alrededor.
—Son ellos… —Sasuke se echó para atrás, al momento en que vio a esos entes oscuros salir de entre las sombras, y por un momento pensó que se lo llevarían a él por estarse vengando, pero no fue así, los entes pasaron por su lado, dirigiéndose rápidamente al delincuente que, asustado, sólo alcanzó a gritar mientras su alma era arrastrada a un sitio al que nadie quería ir.
Ese fue su final, pensó Sasuke un tanto aliviado; sin embargo, en eso vio que entre la muchedumbre estaba Kabuto, presenciando como su colega y matón había acabado. Y por la expresión que le vio, pensó que huiría, y así fue, cuando lo vio huir hacia una dirección que no era donde vivía Naruto y tampoco una que le diera indicio de que fuera a ir con Sakura.
No se molestó en seguirlo, pues en su mente, había otras preocupaciones: Sakura y Naruto, tenía que asegurarse de que ambos estuvieran bien. Sólo esperaba que su amigo lo estuviera ya que nuevamente solicitaría su ayuda.
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—¿Están bien?
—¡Ay, Sasuke! Qué demonios… me asustas cuando hablas así de la nada… sí estamos bien. ¿Qué pasó? —farfulló Naruto, quien se encontraba en la sala de su joven amigo, con un Boruto acostado y dormido en el sillón pequeño, mientras la desmayada Hanabi era atendida por su hermana en el sillón más grande.
—Uno pasó al otro mundo, el otro sigue andando… Kabuto sigue vivo.
—¿Eh? ¿Mataste a tu asesino?
Al mencionar esas palabras, la asustada Hinata se giró para presenciar la conversación que tenía su marido.
—No precisamente, murió por estúpido… Naruto… lo más seguro es que Kabuto vaya por Sakura, tienes que ayudarme…
—¿Qué? Pero… ella no me va a creer, me odia.
—Haré lo que sea con tal de que nos crea… por favor. —rogó el fantasma. —No sé que me pasa cuando estoy con ella, no me puedo concentrar sí sé que su vida peligra… tienes que advertirle, por favor.
Naruto sonrió levemente al entender la situación.
—Ay, Sasuke… eso es porque la amas mucho, tranquilízate…
Sasuke sólo resopló, aunque Naruto se lo pidiera, sentía que era imposible.
—Y andando, vamos por Sakura-chan. —se preparó el rubio, dispuesto a ayudar.
—Naruto-kun…
—Tranquila, Hinata ustedes quédense aquí con Konohamaru, prometo volver… —pidió este, besando la frente de su esposa. —Tengo que salvar a una amiga… a la novia de Sasuke.
Hinata entendió, y asintió soltándolo sutilmente.
—Está bien… ten mucho cuidado, por favor…
—¡Uh! No te preocupes…—sonrió Naruto, y dada así la despedida salió del departamento junto con Sasuke.
En su andar, el Uzumaki no pudo evitar pasar por su departamento, deteniéndose momentáneamente al ver lo destrozado que había quedado. Sus pertenencias, las de su esposa y cuñada, incluso las del bebé, todo destrozado. Estaba casi inhabitable.
—En serio lo siento, Naruto. —susurró Sasuke arrepentido.
Sin embargo, el rubio se sacudió y sonrió.
—No te preocupes, lo material se puede recuperar… no perdamos tiempo, Sakura-chan nos necesita.
Sasuke asintió, notando curiosamente que Naruto llamaba a su novia tal como Itachi le decía, y por dicho detalle de alguna manera sintió como si Naruto fuera una extensión de su querido hermano.
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10 de la noche, vio Sakura en su reloj.
A pesar de que Kabuto le había dicho que llegaría a las 11, ella sólo lo esperaría para decirle que dejaran la salida para otro día. Había intentado decírselo por teléfono, pero el amigo de su difunto novio no respondía ni las llamadas ni los mensajes.
—Ush… ¿en qué lío se habrá metido? Lo siento por él, pero tengo mucho sueño…—bostezó cansada. —Ya me quiero dormir…
Se recostó en la mesa para poder descansar un poco, cuando en eso, alguien tocó el timbre de su puerta, por lo que rápidamente acudió para abrirla.
—Kabuto, ¿eres tú? —abrió un poco, sin quitar la cadena, pero…
—No Sakura-chan, soy yo… Naruto…
Entonces cerró la puerta de golpe, asustándose con su presencia, y reconociendo finalmente esa apariencia, él era el tipo del banco, no le cabía duda, pese a la diferencia de color de cabellos.
—¡¿qué quieres?! ¡Vete de aquí!
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—Con calma, Naruto… parece asustada. —advirtió Sasuke.
El rubio asintió.
—Sakura-chan… abre, por favor, Sasuke y yo te queremos decir algo… es necesario que nos dejes entrar.
—¡NO! ¡Llamaré a la policía si no te vas!
—Dile que lo haga, eso queremos. —pidió Sasuke.
—¡Sí, anda! ¡Hazlo, Sakura-chan! Háblale a la policía es justo lo que queremos, porque sigues corriendo peligro.
Sakura no respondió.
—¡escucha Sakura-chan, no bromeo, es en serio… el que está detrás de todo esto es ese tipo Kabuto, Sasuke descubrió que lavaba dinero y por eso mandó a ese asesino a asaltarlos.
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Del otro lado de la puerta, Sakura tembló al escuchar esas declaraciones, sin embargo, no las creyó, se dijo así misma que no podía caer de nuevo en ese juego; sin embargo…
—¡No te miento! —gritó Naruto. —Estás en peligro, Kabuto viene por ti, quiere hacerte daño, ya intentó matarme y a mi familia, pero lo bueno es que Sasuke lo impidió.
La veterinaria sintió una presión en el pecho al escuchar aquello.
—¿Por qué me haces esto? —comenzó a llorar. —¿Yo que te he hecho para que me tortures así?
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Al escuchar su duda, Sasuke se internó en el departamento viendo que su novia nuevamente estaba desconsolada.
—Naruto… dile a Sakura que lleva puesto el suéter verde y el reloj de mano que le compré para su cumpleaños, y que se los compré porque me recordó al atuendo que llevaba aquel día que decidimos estar juntos, cuando nos besamos en ese rinconcito…
—Sakura-chan… dice Sasuke, que llevas puesto el suéter verde y el reloj de mano que te compró para tu cumpleaños, y que te lo compró porque le recordaron al atuendo que llevabas el día que formalizaron, y que se besaron en un rinconcito…
Esa anécdota, hizo retroceder a la veterinaria que nuevamente se mostró pálida y confundida.
Aún seguía sin creer, pensó Sasuke, fue entonces que decidió ir más allá.
—Naruto… pásame una moneda debajo de la puerta.
—¿Eh? ¿Una moneda?
—Sí… anda…
—Ok.
La confundida Sakura, sólo vio como una moneda era arrojada por debajo de la puerta, pero lo que enseguida pasó, no se lo esperó para nada.
La moneda se elevó en el aire y comenzó a flotar lentamente hacia ella.
—No es posible. — susurró incrédula. —¿Sasuke… kun?
—Dile que le dará suerte…
—Dice que Sasuke que esa moneda te dará suerte.
Esas palabras, recordó la llorosa Sakura, eran las mismas que le había dicho su Sasuke cuando "inauguraron" la compra de su departamento, aquella moneda aún la tenía guardada como un gran tesoro.
Sonrió, no pudo evitarlo, su Sasuke no la había abandonado.
Ver tanto la sonrisa así como las lágrimas de Sakura, le dieron a entender a Sasuke que su querida novia por fin creía, pero no sólo eso, también confirmó que sería muy difícil para él, desprenderse de ella, aunque estuviera vivo o muerto, en la tierra, en el cielo o infierno, no la dejaría por nada.
Finalmente, con todo aclarado, Sakura se acercó a la puerta y le abrió al tercero que esperaba también con una sincera sonrisa que se ensanchó al ver que ella ya creía.
—Gracias, Sakura-chan…
La aludida sólo negó con la cabeza con una sonrisa, aunque pronto de la emoción que sintió comenzó a agitarse y con ello a palidecer, sintió que se iba a desmayar.
—hey… hey tranquila… tranquila…
La sostuvo Naruto a tiempo, cuando vio que casi se desplomaba, teniendo al fantasma de Sasuke aun lado de ellos preocupado y enojado, pues él, a diferencia de su amigo, no podía siquiera tocarla
Con sumo cuidado y amabilidad, Naruto llevó a Sakura hasta el sofá, donde la ayudó a sentarse y le abanicó un poco el rostro con su mano.
—Tranquila. ¿quieres un té o algo?
—No, estoy bien… ya… ya me siento mejor…
—¿Estás segura?
—No, en serio… estoy bien… —agradeció Sakura su atención.
—Naruto… dile a Sakura que probablemente tiene muchas preguntas, pero que es necesario que hable primero a la policía por favor…
Naruto asintió, y tal cual Sasuke se lo indicó le pidió a Sakura que llamara la policía, informando sobre Kabuto y sus intenciones, la veterinaria, ya creyente de todo, acató la encomienda y así lo hizo, llamando directamente al oficial Kakashi, quien atendió su llamado y le hizo saber que iría.
—Dice que pedirá unos refuerzos y llegará en unos minutos. —avisó Sakura, finalizando con la llamada.
Sasuke se sintió más tranquilo con dicha información, aunque pronto comenzó a sentirse inquieto, no sabía cómo empezar a explicar todo lo que había hecho después de su asesinato; y tal parecía que Sakura también esperaba algo, así que decidido, se propuso a contarle todo a través de Naruto, cuando…
—Oye… Sakura-chan… ¿me prestas el baño?
—Uurgg… Usuratonkachi idiota.
—¡¿Qué?! Me estoy meando, ya no aguanto…
—Claro… ve… está allá atrás. —señaló Sakura con una sonrisita.
—Gracias, orinita vengo.
—Eres tan vulgar… más vale que lo dejes limpio. —advirtió Sasuke molesto.
—Sí, sí… tu quédate cerca de Sakura-chan—refunfuñó este corriendo al baño.
Y cuando ambos escucharon como se cerró la puerta del sanitario, tanto Sakura como Sasuke, a pesar de que la primera no pudiera verlo y el segundo tocarla, se sintieron de nuevo como un par de adolescentes.
Sakura, se sintió nerviosa, ahora que sabía que Sasuke estaba ahí, quería darle la noticia, aquella que pensó que nunca podría decirle, pero le inquietaba algo. ¿Cómo decírselo?
—¿Debería esperar a que Naruto venga? —pensó para sí misma, cuando en eso vio que la libreta de notas que tenía en la mesa, así como su bolígrafo se movieron "solos" frente a sus ojos.
Sasuke estaba ahí, y sonrió, al parecer su querido novio no iba a esperar a que Naruto saliera del baño, así que se hincó frente a la mesita, imaginándose que Sasuke estaba a su lado, y atenta leyó lo que este comenzó a escribirle.
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Dentro del baño, Naruto se desahogó por completo, sintiendo gran alivio, al terminar y bajar la cadena, se aseguró de dejar todo limpio o si no se imaginó que cierto fantasma lo obligaría a limpiar detalladamente todo el retrete y hasta las paredes.
Una vez que terminó, procedió a ir a lavabo a lavar sus manos, cuando de repente, una curiosa agenda llamó su atención.
—Hey… Hinata tiene o tenía una similar. —recordó, haciendo memoria de que esa agenda se la habían dado a su esposa cuando se enteraron de su embarazo. —Un momento…—Se asustó. —Ella está…
Queriendo comprobar lo que pensaba, hojeó la primera página en donde se suponía uno tenía que poner los nombres de los padres del futuro bebé, y cuando encontró lo que buscaba, no pudo evitar sentir una clase de vacío en su interior.
Nombre de la mamá: Sakura Haruno
Nombre del papá: Sasuke Uchiha.
Sakura estaba embarazada y su amigo iba a ser papá, fue el pensamiento que cruzó por la cabeza del Uzumaki, quien comenzó a sentir una especie de tristeza, ya que no se imaginaba como sería para Sasuke el enterarse, no podía siquiera ponerse en su lugar, no podía imaginarse a él mismo muerto, dejando viuda a Hinata y a su pequeño Boruto huérfano de padre, lo que prácticamente serían Sakura y aquel bebé que esperaba.
Por mera curiosidad, leyó un poco lo que Sakura había escrito, notando la tristeza en las palabras de ella, pero también mucha felicidad, sonrió para sí mismo, pensando que tal vez no debía verlo todo tan trágico, pues como Sasuke le había dicho, todo parecía indicar que Sakura era una mujer muy fuerte que sabría como arreglárselas por su cuenta.
Se sacudió, tratando de ser positivo, así que dejando de lado el diario, se dispuso a salir del baño, pues probablemente la pareja esperaba por él para comunicarse; sin embargo, al abrir la puerta notó como estos dos habían encontrado una forma de comunicarse, o al menos Sasuke.
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"Perdóname, Sakura, perdóname por todo"
Fue lo primero que escribió Sasuke con gran presar; sin embargo, cuando Sakura leyó aquello sólo negó con la cabeza, dándole a entender que no había nada que perdonar, entonces retomó la escritura, queriéndole decir de esa forma todo lo que en vida nunca pudo.
"Eres la mujer más hermosa de todas, siempre lo he creído, me gusta todo de ti, pero más me gusta tu cabello rosa, ya sea largo o corto, tus ojos verdes que son como dos esmeraldas que brillan cuando estás feliz, y esa increíble y fastidiosa manera de ser que me encanta."
Sakura sonrió, sintiendo como unas lágrimas se le formaban en los ojos, aunque posteriormente se sonrojó al leer lo siguiente
"Me encantaba hacer el amor contigo, tanto, que muchos lo notaban y se burlaban de mí pues decían que me notaban reluciente, pero es que tú y sólo tú sabían cómo hacerme feliz."
La veterinaria se llevó las manos a las mejillas, tratando de calmar su temperatura.
"Entenderé si quieres rehacer tu vida con alguien más, porque amor es lo único que tú te mereces."
Escribió Sasuke con pesar.
—No, tú serás el único… para siempre… hasta que nos reencontremos de nuevo. —prometió Sakura, aguantándose el llorar.
Sasuke sonrió levemente, y aunque no se le hacía justo, creyó que de estar en posiciones invertidas él haría lo mismo. No se imaginaba estar con otra mujer que no fuera ella.
"La respuesta es sí"
Fue lo siguiente que escribió. Sakura se mostró confundida, sin embargo aquella confusión se aclaró cuando vio lo siguiente que su novio escribió.
"Si quiero casarme contigo, perdón por no decírtelo claramente esa noche, pero la respuesta era y siempre será sí. Tú eres mi esposa, Sakura, que nadie te diga lo contrario, y me harías un gran honor si llevas el apellido e insignia de mi familia contigo…"
Sakura comenzó a llorar y a asentir con la cabeza.
—Por supuesto, Sasuke-kun… te amo mucho…
—Ojalá yo pudiera decírtelo, que pudieras escucharlo. —dijo Sasuke para sí mismo, pero viendo que su única manera de decirlo era por medio de la escritura, procedió a hacerlo, sin embargo…
—Puedes hacerlo, Sasuke. —interrumpió Naruto.
La pareja, al ver que el clarividente aparentemente llevaba mucho de haber salido del baño, se extrañaron con sus palabras.
—¿Qué quieres decir?
—No sólo lo escribas, díselo también. —repitió este con una sonrisita. —Puedes utilizarme… es decir, utilizar mi cuerpo, como hizo ese fantasma la otra vez ¿recuerdas? —explicó este, sentándose en el asiento individual.
—¿Lo dices en serio? ¿Estás seguro?
—Eh… no tanto, pero creo que ambos lo necesitan, es decir, sentirse y hablarse, decirse cosas…—insinuó viendo a Sakura con una sonrisita. —
Sakura se sobresaltó, percatándose de que Naruto al parecer se había dado cuenta de su condición.
—Anda, antes de que me arrepienta, aprovechen, sólo no hagan cochinadas con mi cuerpo, recuerden que estoy casado y muy enamorado de mi esposa.
Sasuke lo meditó unos segundos; sin embargo, pese a las circunstancias de lo que implicaba y las condiciones, sintió que debía hacerlo, para poder tocar a su novia aunque fuera una vez más.
—Está bien… lo haré.
Decidido, caminó lentamente hacia donde Naruto se encontraba reposando ya con ojos cerrados, y sin más se introdujo dentro de él, tal cual había visto hacer a ese otro fantasma.
Sakura, sólo vio aquello expectante, viendo como de repente Naruto abría sus ojos, pero había algo extraño, su manera de mirar se tornó seria, no parecía ser él, ni que decir cuando fijó su mirada en ella, una mirada que le recordó a Sasuke.
Ahora Naruto era Sasuke, pensó, tragando saliva, y cerrando los ojos, se dejó llevar a ese lugar en donde sólo estaban su novio y ella, y pronto lo sintió a él, a su Sasuke, cuando este la tomó gentilmente de la mano tal y como sólo él sabía hacer.
La hizo levantarse de donde estaba, y a pesar de que Naruto les prestó su cuerpo para que hablaran, al parecer Sasuke había aceptado con solamente una intención: tocarla.
Pero no de una forma morbosa, o "cochina" como había dicho el rubio, sino que con el tacto, Sakura pudo de alguna forma sentir a Sasuke, sabía la forma de sus caricias, como recorría sus brazos con sus dedos como si fueran dos pequeñas piernas, memorizándola como él decía.
Ella también quiso tocarlo, imaginaba que lo hacía pero lamentablemente en su andar, si descubrió que el cuerpo que tenía frente a ella no era el de su Sasuke, pero aun así, lo abrazó con ternura, al menos para demostrarle de esa manera cuanto lo quería.
Y Sasuke le correspondió el abrazo, y se deleitó oliendo su cabello y su perfume, aunque fuera una última vez.
—demonios… si este cuerpo no fuera el de Naruto, no tienes idea de lo que haría… —le susurró al oído. —No tienes idea de lo mucho que deseo estar contigo…
Sakura rio, imaginándose a lo que se refería y lo apretó más.
—Igual, Sasuke-kun… aunque…
—¿Aunque…? —repitió él, notando cierto titubeo. —¿Qué pasa? —se separó un poco de ella, pero en seguida Sakura se volvió a abrazar a él, acercando su rostro a su oído.
—Hay algo que te quiero decir… Sasuke-kun…
Entonces le susurró al oído y el Uchiha no pudo hacer más que agrandar sus ojos con sorpresa, se paralizó y casi su entorno se volvió sordo a su alrededor, cuando en eso…
—¡SAKURA! ¡ABRE!
Enseguida unos golpes furiosos en la puerta y el espíritu de Sasuke fue expulsado del cuerpo de Naruto.
Continuará.
Notas de autora:
Si bien me va, el siguiente capitulo sería el final.
Gracias x leer
17 de septiembre de 2023
