Dalquiel se acerca a los barrotes.
Miguel se levanta cuando le ve porque esta vez le estaba esperando. Él se sonroja un poco.
—Ho-Hola
—Uhm... Demonio. Déjame entrar.
—Ehm… —Miguel levanta una ceja y él le muestra los dedos para que ella chasquee.
Ahh! Ehm…Pues chasquea y él intenta chasquear a la vez desapareciendo los barrotes y ahí va para dentro. Asiente para que lo repita.
Lo hace y él sella cualquier abertura... y luego suspira, soltando la tensión.
—¿Estás bien?
—Ehm... sí, sí, claro.
—¿Qué ha pasado? —Ella suspira, mirándole.
Va a ir a sentarse en su sillón, sin mirarla. Ella se sienta a su lado, sí mirándole.
—Nada, todo está bajo control —miente.
—¿Para quién? ¿Para ti? —se echa un poco al frente, buscándole la mirada.
—Pues claro que para mí —se sobresalta y se sonroja un poco cuando la nota.
—Has… qu-qué… ¿qué? Odio que te veas como Dalquiel.
Pone los ojos en blanco, chasquea los dedos y cambia su aspecto al propio, aun mirando hacia otro lado.
Miguel se tensa un poco con el aspecto, y se sonroja… porque, aunque lo odia, es más fácil hablar con Dalquiel.
Lucifer la mira de reojito con la falta de reacción a eso.
No, no es falta de reacción. Es… reacción silenciosa.
Bueno... sí, eso.
—G-Gracias.
Él vuelve a apartar la mirada y ella le pone una mano en la pierna con suavidad haciéndole pegar un salto.
—¿E-Estas enfadado aún? —pregunta Miguel.
—Ehm... sí.
Miguel suspira y le aprieta un poquito la pierna. Él cierra los ojos con eso sin decir nada.
—¿Qué paso?
—Nada. De hecho, no estoy enfadado. No me importa lo que pienses.
—¿Qué haces aquí? —Miguel le mira un poco desconsolada.
—Esperar...
—Ah… mmm… ¿a qué?
"A que me quiten el cielo" piensa para sí mismo.
Nadie te va a quitar el cielo, no seas dramático.
Como si no supiera perfecto que para eso querían encerrarlo aquí.
Los ángeles están en babia ¿Quién le va a quitar el cielo? ¿Los ángeles? Ni se han enterado de qué pasa.
No, los otros dos demonios que no lo están.
Ahhh, tampoco creo. Si Belcebú lo que quiere es que te tires a Miguel.
Leviatán sí podría.
Puede que se esté peleando con Belcebú entonces. De todos modos, Lucifer mira a Miguel de reojo.
—Explícame —pide ella.
—¿Por?
—Porque quiero entender que ha pasado y qué haces aquí y... lo que piensas.
—No... No estoy de tu lado Miguel. No trabajo contigo y no eres mi aliada.
Miguel suspira.
—Vale, Lucifer… pues nada —se cruza de brazos. Él la mira de reojo y pone los ojos en blanco—. Vienes aquí cada vez de un humor diferente. Me haces cosas, luego peleas conmigo, luego… no. Y ahora vienes de mal humor.
—¿Y eso qué?
—Pues que querría entender, pero veo que no…
—¿Por qué debería confiar en ti?
—Porque… —hace una pausa y le mira a los ojos—. ¿Porque hemos enterrado el hacha de guerra?
—A ti... te parece que esto...
—¿No?
Es que se gira a mirarla.
—B-Bueno, a mí me lo parecía un poco con todo lo que… —sigue ella.
—¿Todo lo que qué? Tomar el cielo, echar a los Arcángeles, tenerte aquí encerrada...
—Bueno nada de eso me parecía algo especialmente CONTRA mí.
La verdad, Lucifer la mira unos instantes más... y traga saliva, sonrojándose.
—Bueno, obviamente no, ni que fueras tan importante.
—Pero veo que quizás calculé un poco mal… todo esto. Vamos, ¡es que me invitaste a subir!
—Era un mensaje para alguien más —Se pasa una mano por el pelo. Miguel vacila un poquito porque…
—¿Y hace rato todo lo qué pasó también debía ser con alguien más?
—Sí, claro —ojos en blanco.
Miguel bufa porque… ¡es que no le entiende!
—¿V-Viste lo que te mande? —cambia de tema.
—¿Eso es lo que... quieres? —Vuelve a sonrojarse sin mirarla.
—E-Eso… e-es lo que aprendí.
—Por internet.
—¿Y cómo querías que lo aprendiera si no?
Lucifer le mira, porque por lo visto sus lecciones no estaban siendo lo bastante... ¿rápidas?
—Yo solo digo que… —le mira un segundo y… se sonroja un poco.
Lucifer vuelve a girar la cara y ella le vueeeeeelve a poner la mano en la pierna.
—Bueno ¿y qué has aprendido?
—Que hay partes... —Miguel carraspea un poco—. Que debe ser infernal ver esos videos porque dan calor.
—¿Solo... calor? —Levanta una ceja.
—Cosas raras hacen esos videos— Miguel se revuelve en su sitio—. ¿Tú puedes hacer esas cosas?
—Puedo —asiente.
—¿Y has hecho esas cosas ya?
—Las he hecho, sep —asiente de nuevo.
—¿Con quién? —frunce un poco el ceño.
—Con... más nombres de los que puedes soportar, Miguel.
—Es increíble —Ooojos en blancooooo.
—¿Qué?
—Absolutamente INCREÍBLE.
—No tiene nada de increíble que yo sea una persona popular, Miguel. Soy el bloody Lucifer MorningStar.
—Bliblibli… es… estúpido todo esto —bufa un poco—. Yo soy el Arcángel Miguel.
—Ya. Y eres un ángel, ¿con quién ibas a acostarte tú?
—P-Pues… pues —se sonroja.
Ojos en blanco.
—¿Con quién me iba a acostar yo, Lucifer? No se te ocurre NADIE que pudiera quererse acostarse conmigo ¿Eh?
—No se me ocurre nadie con quien TÚ quieras hacerlo.
—¿NADIE? Es que eres TONTO.
—Admítelo, Miguel.
—¿Que admita qué?
—Que lo quieres. Pídemelo.
Miguel le mira y es que se le ocurren muy pocas cosas… por no decir prácticamente ninguna que quiera hacer más que estar otra vez con Lucifer tocándole como hace rato. Aprieta las piernas.
Él le sostiene la mirada unos instantes.
—¿Has hecho algo de lo que yo te pedí que hicieras o solo has buscado porno en internet? —cambia el tema.
Miguel se le iba a acercar a darle un beso y se queda a medio camino, cambiando el gesto y carraspeando un poco.
—S-sí… no, no. No… sé. E-Es incómodo hacer eso a-aquí.
—No es incómodo, si es incómodo es que... ah. Bueno, eso... ya.
—¿E-Eso ya?
—La situación, es incomoda.
—No imaginaba que esto pasaría así.
—¿Qué imaginabas?
—Un… sitio con ventanas.
La mira de reojo.
—Y tú… no teniendo además el control del cielo.
Sonríe de ladito con eso.
—P-Pues… No esperaba esto, la verdad —sigue ella.
—Bueno, no es como que este pasando ahora.
—E-Eso sí —le mira de reojo, y en realidad agradece un poco que no esté pasando, así como no lo ha imaginado. Sin querer le suelta bastante amor.
Lucifer aprieta los ojos con eso, sin esperárselo y solo por ello...
—H-Hay... otros dos demonios aquí.
—¿¡Otros… otros demonios?! ¿Quiénes? ¿Cuántos?
—Dos —aprieta los ojos otra vez porque se lo ha contado por la sensación de amor—. Que yo sepa. Abaddón y Kushiel. No sé quiénes son los demonios.
—Y qué haces aquí en vez de… Ugh. ¿Estás de su lado y ellos son los que son tus aliados?
—No son mis aliados. Ellos son los que me han metido aquí.
—Ugh, Lucifer… y ¿cómo es que te has metido? ¿Por qué no has peleado?
—Porque la otra opción era que ellos se metieran aquí.
—Oh… hum… podría haberles cortado la cabeza.
—No habrías sabido que lo eran —ojos en blanco—. Literalmente hubieras estado en una celda encerrada sin poder salir con un demonio haciéndose pasar por un ángel. Y le habrías creído.
—¿Y por qué no les has dejado? —pregunta… y sonríe un poquito, otra vez con el amor.
Lucifer le mira, porque se lo acaba de decir
Pero podría ser para protegerla o para que no le echara de cabeza.
—Tenía miedo que fueran unos inútiles y los hubieras conseguido matar y salir de aquí.
—O tenías miedo de que me hicieran algo… como si eso fuera posible.
COjos en blanco, pero igual se sonroja un poco.
—En realidad prefiero que vengas tú.
Le hace un corazón con las manos, todo sarcástico. Miguel frunce el ceño y le empuja hombro con hombro, haciéndole sonreír un poquito.
—Pero vamos a decir que, si hay que soportar a un demonio, prefiero soportarte a ti.
—Aaaaw —vuelve a burlarse.
—¡¿Te puedes callar con eso?! —protesta y él se ríe porque no, por lo visto no se quiere callar con eso—. Ya no te voy a decir nada de nada... idiot.
—Y entonces al fin podremos descansar en el silencio.
—¡Venga ya!
Vuelve a reírse.
—¿Ahora resulta que escucharme te irrita?
—¿Ahora? Llevo seis mil años diciéndote que eres una histérica.
—Bueno, pero… una cosa es esa y otra que te irrite que lo sea.
—Ah, ¿que tú lo consideras un halago?
—Pues… no necesariamente, pero soy yo.
—¿Y eso qué significa?
—Pues que si soy yo… algo debe gustarte.
—¿Por?
—Pues porque soy yo.
—¿Y quién dice que tú me gustas?
—P-Pues... —Miguel se sonroja considerablemente.
Lucifer sonríe de lado y... la tienta un poco al orgullo. Miguel traga saliva y levanta un poco la nariz.
—P-Pues... lo hago.
—Cuanta seguridad...
—S-Si no lo hiciera no seguirías aquí
—Pero estoy aquí por el cielo.
—N-No aquí... AQUÍ.
—Aquí estoy porque... me han obligado.
—Ugh...
—Leliel necesita un ángel mancillado para ver si las nuevas bendiciones funcionan...
—Claramente yo no soy un ángel mancillado...
—Lo que quieren es que tú, como Lucifer, me mancilles a mí, Dalquiel, porque dije que me sacrificaría por ellos en eso para ganarme su favor.
—Así que ahora le vas a decir a todo el cielo que tú, Lucifer, te has acostado ahora con otro.
—Y... eso nos molesta, por lo visto.
—Se supone que estás conmigo.
—Ah, ¿sí?
—Sí, idiot. Si le dije a todo mundo que te acostaste conmigo es para eso.
—Ah, ya veo... y lo de ir a una orgía en el infierno... ¿para qué era?
Miguel parpadea.
—Para rescatar a Uriel y Gabriel de los demonios. Si ni siquiera sé cómo hacer esto contigo, ¿tú crees que a cualquier… —cara de asco—. BESTIA de esas le dejaría acercarse a menos de un metro?
—¿Yo? No. Pero los demás...
Otros múltiples parpadeos.
—Pero tú eres un demonio, a ti te da igual. Tú te acuestas con cualquiera, ya lo dijiste.
—Pero a ti no te da igual. Además, si lo ves bien, esto es lo mismo. Tampoco yo me estoy tirando a Dalquiel...
—Pero querrías. Por lo visto querrías con todos —menos conmigo, piensa para sí.
—Nah, podría hacerlo, pero querer... nah. Aunque...
Miguel sonríe un poquito con la primera parte, pero… frunce el ceño con la segunda.
—No es que sea importante. Y Dalquiel no se va a acordar, pero antes me he... en este cuerpo por motivos que no vienen a cuento. ¿Crees que eso cuente como mancillarle?
—¿Te has… qué en ese cuerpo?
—Ya sabes... —no la mira y carraspea un poco.
—No sé.
—Sí sabes, no te hagas ahora que estabas ahí en... la mayor parte.
—Ah… haciendo eso. Es… raro cuando pareces Dalquiel.
—Bueno, así son las posesiones demoníacas —se encoge de hombros.
—¡Pues hacen muchas cosas extrañas!
—Solo te molesta porque vosotros no podéis.
—No te tengo envidia.
—Suena como que sí.
—¿Por no poder poseer a gente? No, en realidad...
—Bah, que vas a decir tú.
—Que no envidio nada del infierno, desde luego.
—Pues por idiota, porque hay infinidad de cosas que envidiarle al infierno.
—¿Cómo cuáles?
—Para empezar... me tienen a mí.
Miguel se medio ríe con eso y él levanta una ceja porque es en serio.
—Que no digo que no sea importante esta parte...
Ojos en blanco de Lucifer.
—Si además tú eres el demonio del Orgullo.
—Bueno, ¿y eso qué?
—Pues claro que vas a pensar qué que te tengan ahí es lo máximo de lo máximo.
—No, lo máximo de lo máximo no es que me tengan ahí, es donde yo esté—corrige, sonriendo de ladito—. E insisto que tú opinas lo mismo después de pedirme lo que me has pedido
—¡No opino lo mismo! ¿¡Qué es lo que te he pedido?!
—Matrimonio, parece bastante serio.
—Ahh… e-eso —gira la cara.
—Como muestra de apreciación.
—¡No vas a convencerme de que yo soy la única en esto!
—No vas a creerte ahora que yo quiero.
—Pues... es lo que quiere nuestra señora. Se dará.
—¿Harías esto contra mi voluntad?
—Si nuestra señora quiere, tendrás voluntad. Para ello o para lo que sea necesario.
—Eso crees, ¿qué va a venir a convencerme? "Mira, Lucifer, que ya sabes que ella es especial."
—No se cual sea tú dialogo con ella, Lucifer. Solo sé que, si esto es lo que ella quiere, pasará.
—Mientras la que quiera sea ella y no tú, yo me negaré.
—W-What? —Miguel parpadea.
—No voy a hacer lo que ella quiera... pero podría hacer lo que quieras tú.
—¿Lo q-que quiera… y-yo… si?
—Tienes más posibilidades tú — se encoje de hombros.
—Y-Y… te-tendría que… —Miguel se sonroja un poco.
—Admitirlo. Y pedírmelo de mejor manera. Tal vez rogar un poco.
—Ah… eso —traga saliva porque ya le había dicho Leviatán abajo—. Define… Rogar.
—¿No sabes lo que es rogar? Como en... "Ruega por nosotros, pecadores" —la mira de reojo.
—Quiero saber cómo estás imaginando que yo te ruegue,
—Por favor y gracias,
—Por favor y… G-Gracias. ¿Quieres que te pida las cosas por favor y gracias? eso... es ser educado.
—imagínate y ya sería un cambio.
—Yo pido las cosas por favor.
—No te recuerdo haberlo dicho... nunca.
—Really? —Miguel le mira a los ojos.
—Pues... ¿a mí? No —Él lo nota y se sonroja un poco.
—E-Eso n-no…
—A lo mejor también quiero algo bonito. Y que te arrodilles —añade, porque ahora le ha parecido que estaba pidiendo muy muy poco. Miguel levanta las cejas.
—Bésame, por favor —suelta de repente.
—¿Q-Qué? —levanta las cejas con eso y la mira de reojo. Ella solo desvía la mirada, pero no se mueve—. ¿A-Ahora?
Miguel se humedece los labios como respuesta. Suerte, "Hola, soy un ángel. Digo cosas y tú arréglatelas."
—Ehm... —vacila otra vez, mirándola.
—Por favor —vuelve a decir y él aprieta los ojos porque no es así como esto funciona. No es así como nada de todo esto...
¿Seguro?
Se humedece los labios e intenta girándose un poquito hacia ella. Miguel le mira, sin ayudar.
—Ven... acércate —hace un gesto con la mano, ella lo hace, bastante dócilmente, así que le pone la mano en la mejilla.
Miguel se recarga un poco en su mano, suavecito. Lucifer le acaricia un poco la mejilla con el pulgar cuando ve que hace eso y se le acelera el corazón.
Miguel sigue un poquito la caricia cerrando los ojos y soltando amor. Lucifer lo siente y se le sale un poquito a él también. Es que… el corazón le late un poquito más rápido. Pone carita de beso y él se acerca como en un... noventa por ciento del camino, pero no cien por ciento. Ojos en blanco.
Igualmente solo por fuerza gravitacional es que ella se hace ese diez por ciento hacia adelante.
Ja! Pero sí le besa, entonces.
Pues le pone los labios sobre los suyos, sí. De todos modos, Lucifer sigue besa a Miguel haciéndola tumbarse sobre el sofá.
Miguel es que… como sedita, se deja hacer todo lo que Lucifer quiera abrazándole del cuello y pasando de 0 a 100 en excitación en un par de segundos.
Él sigue besándola de manera más intensa, pasándole las manos un poco por encima porque esto no es exactamente igual que en el infierno. Aunque se parece bastante.
Es que… ¿ustedes saben lo sexy que es esto? Es… ¡es! Es Lucifer y Miguel quiere comérselo completo. Está soltando amor además todo intenso.
Si está soltando amor entonces si es distinto.
Pues lo está soltando sin siquiera darse cuenta. También debe soltar lujuria
Ella... no puede... los ángeles no...
Pues solo está excitada y es tu culpa.
Él no tanto porque ya ha hecho esto antes.
Miguel descubre que… sí que le gusta esto de los besos. Y le excitan, además.
Ah, pero ¿sí sabe que esto que le pasa es... excitarse?
No. Tiene calor y gustito.
Lucifer se separa un poquito para mirarla.
Miguel se le frota un poquito ella completa contra Lucifer, echando la cabeza atrás con los ojos cerrados. Está todo yendo bastante de manera instintiva.
—M-Miguel... ¿qué haces? — Lucifer sonríe de lado, porque quiere que note lo que está pasando. CONSCIENTEMENTE. Y la verdad, que él ya esté un poco calmadito... ayuda.
Miguel se detiene y abre un poquito los ojos. Es que ella no está bloody calmadita, vacila un poquito porque… se ha detenido.
—¿Qué haces? —la mira y le sonríe.
Le mira un poco en pánico porque… estaban los dos haciendo e-esto, ¿no?
Él vuelve a sonreírle y le da un besito rápido antes de volver a mirarla para que le conteste. En señal de... tranquila, que esto no se ha acabado.
—E-Estaba… sintiendo.
—Excitación sexual.
—Ugh… no —aprieta los ojos.
—Literalmente, Miguel. Esto es excitación sexual. Significa que te gusto y que te gustan mis besos.
—Shut up —protesta.
—No es como que no lo supiéramos... ni tiene nada de malo. Salvo que para vosotros está prohibido y es pecado, claro.
—Ufff —es que se tensa.
—Tranqui, no vas a caer por esto y menos después de lo que están haciendo tus amigos, solo una moción de censura en el libro de Raguel y... —se acerca a besarla de nuevo.
Se tarda un par de segundos en reaccionar, pero es que lleva milenios deseando… algo como esto. Ugh.
La besa un poco más notando que le suelta amor cuando lo hace y... ugh, le gusta el estúpido amor de ella.
Pues claro que le suelta amor y del de verdad. A él se le sigue escapando, pero no quiere admitirlo. Miguel le acaricia un poco más a él con las manos. La espalda, los costados, el culo. No está pensando.
Lucifer se separa un poquito otra vez y Miguel entreabre los ojos y esta vez lo que se le escapa es una sonrisita al verle.
El demonio le sonríe un poquito con complicidad y la ángel sonríe un poquito más y le toca la cara con la mano. Él inclina un poco la cabeza y la sonrisa se le hace un poco más burlona. Ella le da un pequeño golpecito en la mejilla. Haciéndole reírse más.
—Ugh. No seas tonto.
—No lo soy.
—Si que lo eres, te estás riendo.
—¿Y qué crees que haces tú?
—Yo no me río nunca.
—¿Jamás? —inclina la cabeza
—Pues no muy a menudo. Soy El Capitán del ejército, tengo que ser seria
—¿Y esto es lo que le vas a ordenar a tu ejercito? —apoya la cabeza en la mano y esta sobre un codo en el sofá, para temer la otra libre, mirándola.
—Tengo que parecer respetable. Bueno no parecer. Ser.
—A mí, esto no me parece respetable —le quita un pelo de la cara, con cuidado.
—¿Ser seria y no bromear? Sí lo es.
—No estás siendo seria ni respetable en lo absoluto.
—E-Eso… no se lo cuentes a nadie —Miguel aprieta los ojos con eso y él sonríe y la peina un poco.
—¿No? ¿Vamos a hacer esto de modo... clandestino?
Abre los ojos y le mira.
—¿De cara a la galería fingir que no hay nadie en el mundo que me odie más que tú mientras por dentro ardes en deseos? No sería nada nuevo. No dudo que esa obsesión por enterrarme la espada no tenga que ver con algún impulso... penetrativo semi inconsciente.
—¿Querrías que te enterrara… algo?
—No, ese es TU inconsciente. Tus pulsiones. Supongo que como no puedes controlar que yo lo haga... tu intento de... dominación... —se sonroja un poco porque la fantasía de antes
—Intentó de dominación… no es un intento. Es dominación.
—Me refiero a dominación... —carraspea—. Sexual. Y claramente que sea yo rebelde y te lo impida, no te excita menos.
—¿S-Sexual?
Asiente
—¿Cómo es eso?
Se lleva un dedo a los labios, para pedir silencio y ese mismo dedo se lo pone luego en los labios a ella. Ella se calla y se sonroja. Le resigue un poco los labios, acariciándoselos con el dedo y luego baja por la barbilla... el cuello.
A Miguel le da un escalofrío. Lucifer sonríe con eso y... le desaparece la armadura y... ya que estamos, la ropa, para seguir bajando por los pechos. Vale, más escalofríos.
Se los acaricia un poco y luego la mira a la cara a ver que expresión pone, ella echa la cabeza atrás y hace unos gemiditos. El demonio baja un poco más por el vientre... donde debería estar el ombligo... Y que tienen liso como una tabla, me imagino. Bueno, Miguel debe tener cuadritos.
Ñañaña. Va a... meter el dedo en el pelito... Otro escalofrío.
—Voy a... tocarte. Abajo —le advierte y se humedece los labios—. Abre un poco las piernas y NO chilles.
—¿Q-Que no chille? –pregunta vacilando un poco… pero abriendo las piernas.
—Algo me dice que vas a chillar como un cerdo degollado... —se encoge de hombros, sonriendo y sigue moviendo los dedos por el pelito.
—N-No voy a… no —Tiene ooootro escalofrío bastante INTENSO.
La verdad... lo siento, Miguel, porque va a OIR que ahora si alguien abre una obertura en la celda sellada
Nooo!
Él opina lo mismo, así que entra un poco en pánico y esto va a ser menos delicado y suave de lo que debería. Le va a poner la mano en el lugar y le va a pasar un impulso sexual fuerte esta vez para que acabe RÁPIDO.
Pues… ahí va. Termina rápidamente y de golpe. Él ni siquiera puede disfrutarlo de verla, cambiando su aspecto al de Dalquiel de nuevo antes de que vengan los ángeles a ver
Ugh. Uuuugh
