Disclaimer: Tanto los personajes de Inuyasha como de Genshin Impact no me pertenecen, todos los derechos reservados a sus respectivos autores.
…...
Capítulo único
Kagome soltó un bajo suspiro ante la suave brisa que se había levantado, como si estuviera acariciando su rostro y le daba ese frescor que realmente había estado necesitando en la última hora. ¿El motivo? A simple vista podría ser más que sencillo, necesitando solo ladear un poco la cabeza como para ver al yaksha, que estaba sentado junto a ella, mirando directamente al hermoso cielo nocturno, que esa noche les ofrecía una hermosa vista de la luna y las estrellas, como un lienzo creado especialmente para demostrar lo bello que podía ser el mundo en verdad.
"Aunque Xiao es quien hace que ese lienzo sea tan especial..."
Pensó para sus adentros, suspirando nuevamente mientras posaba una mano en su pecho, sintiendo como su corazón latía con fuerza, a tal punto, que temía que fuera a salirse en cualquier momento. Para ella no era tan sencillo el girar y verle, menos cuando su propio cuerpo le traicionaba y ni que decir sus propias emociones, que provocaban que quedase como una piedra o bien que lo mirase como una tonta, susurrando su nombre.
A veces se sentía muy culpable por abrumarlo con sus emociones, pero tampoco podía hacer mucho, menos cuando esa emoción era tan fuerte. Lo que si agradecía era que fuera tan paciente como para esperar a que se tranquilizara a pesar de su clara incomodidad por su forma de actuar. Aunque, si lo pensaba seriamente, tampoco era tan extraño, menos porque había llegado a acostumbrarse, al menos un poco, a sus toques, que iban desde tomarle la mano hasta abrazarlo cuando estaban a solas.
Bajó un poco la cabeza al sentir que sus mejillas se calentaban al pensar en sus razones por caer de esa forma, como si hubiera lanzado un hechizo. No fue por su apariencia, no negando en lo absoluto que era una belleza de hombre, sino más bien por su propia personalidad, que ya, de por si, era una caja de Pandora. Xiao era una caja que esperaba a ser abierta y dejara a la vista lo que había realmente en su interior. Por fuera, parecía ser alguien frío, distante, al punto de creerse que no tenía tampoco emociones, pero, con paciencia y perseverancia, sumando a ello amor, cualquiera que pudiera acercarse más a él, podría descubrir que en verdad era alguien muy gentil, fiel y protector, sumando a esos detalles, su gusto por las flores y la música.
"Y no olvidemos su gusto por el Tofu de Almendras."
Prácticamente ese platillo, podía decir, era la llave que le había permitido acercarse a él, luego de sus intentos fallidos, en el que, prácticamente, le había aclarado que no debía de acercarse ni intentar trabar amistad, sintiendo aquello como si le hubiera azotado una puerta en el rostro. Iba a tirar la toalla, pero luego de razonar un poco, se dio cuenta de que había más detrás y fue por ello que no se rindió, buscando e investigando, recorriendo Liyue y la posada de pies a cabeza. En ese sentido, debía de darle las gracias a Veer Godet, que le reveló el secreto.
…...
—Si quieres acercarte al señor Xiao, deberías preparar y darle Tofu de Almendras. —había dicho Veer Godet luego de que Kagome se tirase sobre el mostrador y le mirase en súplica.
—¿Crees que con eso pueda acercarme? —cuestionó, sabiendo que por el estómago se solía conquistar a la persona que quería enamorar, pero al ser Xiao, realmente no habría podido ir simplemente con cualquier platillo
—Compruébelo usted misma, señorita Kagome.
…...
Y efectivamente, con eso había podido no solo acercarse, sino hacer que se quedase y le escuchara, notando como su expresión cambiaba ligeramente, apareciendo una fantasmal sonrisa con cada bocado. En ese mismo instante, su relación había comenzado, donde si bien seguía rehuyendo a sus charlas o a su presencia, podía notar que algo en él estaba cambiando. Pasaría un buen tiempo hasta que pudiera percibirse eso, pero a ella no le importó, siendo que su objetivo era ayudarlo, animarlo, hacerle comprender que no era un arma, que podía ser feliz también.
Fueron muchos los momentos por los que pasaron, algunos felices y otros amargos, chocando incluso sus formas de ver las cosas.
…...
—Si sigues mostrando amabilidad con alguien que no lo merece, solo harás que... —dijo Xiao de espaldas a Kagome, usando un tono más bajo del habitual, tras rechazar su regalo, sintiendo una enorme culpa al ver que había dejado de sonreír, sumando a ello otra emoción que no podía describir con palabras, pero era igual de intensa, siendo quizás anhelo, deseo de poder aceptar simplemente, pero eso sería ceder y si eso pasaba, no habría vuelta atrás— Solo soy un arma, solo así me tienes que ver.
—No puedes seguir reprimiendo de esa forma tus propios anhelos y deseos. Puedes decir lo que quieras, pero tu aura revela más de lo que piensas, incluso tus gestos. —logró decir tras esperar unos momentos, aproximándose para cortar esa distancia que les separaba, estirando el brazo como para tomarle la mano con cuidado y delicadeza, dejando la flauta, haciendo que cerrara el puño lentamente, alegrándose de que no diera resistencia, llegando a reír por lo bajo— Puedes tirar mi regalo a la basura si quieres, pero al menos dame esa ilusión de que lo has aceptado.
…...
Todavía recordaba esa sensación que nació de su pecho cuando levantó la cabeza y se encontró con su mirada, no sabiendo si había enojo o algo semejante, pero siendo consciente que algo había ocasionado su última declaración. No era expresivo, pero si a la vez con esos pequeños cambios leves en su mirar y que todos ellos fueran ocasionados por ella, había sido algo que hizo que su corazón se llenara de jubilo.
"Como no amarlo..."
Pensó internamente mientras giraba la cabeza y se quedaba embelesada con la majestuosidad y magnificencia que su figura transmitía al ser iluminado por la luna, deseando con todas sus fuerzas abrazarlo y llenarlo de besos, tal como en aquel momento, en el que le había prometido que siempre aparecería con solo decir su nombre. Aunque, en ese asunto, si lo pensaba bien, supuso que había sido su propia declaración, en el que había prometido que siempre estaría para él o también, como escuchó del propio Zhongli, que sus propias acciones desinteresadas fueron las que guiaron al Yaksha a tomar por si mismo esa iniciativa. Fuera como fuera, eso fue suficiente como para que saltara de la felicidad y sintiera que aquello sonara como una declaración de amor.
—Tus ojos se terminarán por secar si sigues mirándome de esa forma. —habló Xiao, permitiendo que una pequeña risa escapara de su garganta después de que tocara con sus dedos la frente de Kagome y esta casi cayera de espaldas por la sorpresa al darle apenas un suave golpecito.
—¡¿Eh?! ¡Yo no...!
La pobre tuvo que agarrarse el pecho al sentir que su alma se iba a salir del cuerpo, siendo imposible no imaginar a HuTao ofreciéndole un servicio especial al verla como una potencial cliente. Rió nerviosamente al ser atrapada por su amado, estando muy agradecida en el fondo de que ya no reaccionara de forma negativa y mucho menos que malinterpretara su susto con la posibilidad de que la hayase contaminado con la deuda kármica.
—S-solo estaba viendo la luna. —se excusó pobremente, sacudiendo las manos de lado a lado, en medio de sus risas nerviosas.
—Los humanos tienen varias expresiones al ver la luna, pero ninguno como la que tenías tú. —marcó luego de mirarle y no creerle ni una palabra, casi girando los ojos de no ser porque suprimió esa reacción— Era semejante a esa desagradable adoración que muestran algunos al ver a los adeptus.
—Supongo que soy muy mala mintiendo. —logró decir, sintiendo que sus mejillas ardían, deseando poder esconderse bajo una piedra.
—Eres un libro abierto, Kagome. —terminó por decir, volviendo su atención al frente, como forma silenciosa de darle fin al asunto.
Esa declaración hizo que soltara el aire que había estado conteniendo, agradeciendo realmente que supiera cuando hacer y cuando no preguntas, dándole ese espacio como para calmarse y volver a su eje central.
—Y tú eres uno que quiero abrir.
Susurró mientras se aproximaba a Xiao como para estar más cerca, posando una mano sobre la suya, inclinándose hasta posar la cabeza en su hombro derecho. Dejó pasar unos momentos hasta que estuvo segura que no estaba incómodo ante su cercanía y toque, algo que, en un inicio, había terminado con la huída del yaksha, miradas enojadas e incluso inseguridad ante el temor de contaminarla. Quería abrazarlo con todas sus fuerzas y demostrarle cuanto lo amaba, pero debía ser paciente, dejar que fuera él mismo quien decidiera y fuera cambiando. El amor también debía de ser comprensivo y darse en las dosis justas.
—Xiao.
—¿Si? —el mencionado giró su cabeza como para verle después de escuchar su nombre, que para él, realmente era como escuchar una dulce melodía, una que calmaba su ser y hacía que esas voces como sus propios pensamientos oscuros desaparecieran, como si esa chica fuera capaz de purificarle con solo hablar.
—Gracias.
Iba a declararse, pero prefirió guardarlo para cuando realmente fuera el momento, aunque, en verdad no necesitaba decirlo, cuando por medio de sus gestos podía demostrárselo, incluso él, al tomarle la mano y darle un suave apretón como respuesta. Faltaba un largo trayecto, pero estaba segura que llegaría el día en el que pudiera decir abiertamente su sentir, pero, aún más importante, que Xiao fuera realmente libre, libre para hacer lo que quisiera, libre de esas cadenas que le mantenían capturado y fuera capaz de elegir el camino a tomar.
