Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Ronnie, te adoro!
Capítulo 27
Justo después que para de nevar, Emmett y Vicky entran en la cabaña de recepción para desayunar.
—Buenos días, bebés... —dice Emmett mientras coloca sus platos sobre la mesa; uno con varias rodajas de tostada y distintos fiambres, y otro repleto de huevos duros—. ¿Qué tal la cama? —Se ríe, quitándose la mochila antes de sentarse—. ¿Sigue de pie?
—Cállate… —Bella suelta una risita a mi lado mientras simultáneamente yo lo pateo bajo la mesa, para la diversión de Emmett. Él comienza a reír más fuerte mientras Vicky se ubica junto a él, su mirada en Bella, una conversación silenciosa entre las dos.
—¿Empacaste las linternas? —le pregunto a Emmett, señalando a su mochila, esperando cambiar el tema de conversación a nuestra excursión. Emmett asiente, pinchando un huevo con su tenedor—. ¿Agua? ¿Toallas? ¿Aperitivos?
—Síiiiii… —Pone los ojos en blanco mientras rápidamente reviso de nuevo que Bella y yo tengamos todo lo que necesitamos en mi mochila.
—Si nos ponemos en marcha alrededor de las diez, podremos llegar a las aguas termales alrededor del mediodía —digo, volteando hacia Bella—. Eso nos da tiempo suficiente para explorar, meternos, y regresar antes del atardecer.
—O… —Emmett interrumpe, con su boca medio llena antes de tragar—. Apuesto a que el atardecer allí arriba es increíble.
—No deberíamos quedarnos allí por mucho tiempo. —Rápidamente disputo esa idea; los cuatro allí arriba en la oscuridad no es una idea con la que estoy cómodo.
—El tipo dijo que el camino está despejado. —Me ignora—. Y tenemos linternas.
—Nevó, así que estará resbaladizo —insisto.
—Vamos, bebé, vive un poco. —Las palabras de Emmett me tienen exhalando con exasperación, pero antes que pueda contestar, Bella envuelve sus dedos sobre los míos bajo la mesa. Cuando volteo hacia ella, le da un pequeño apretón a mi mano, una sonrisa tranquilizadora en su rostro.
—¿Qué tal si lo decidimos cuando llegamos allí? —sugiere ella, su ojos en los míos, y cualquier molestia que tenía con Emmett rápidamente se esfuma.
—Está bien —acepto con resignación, volteando para encontrar a Emmett sonriéndome de oreja a oreja.
—Buen chico.
Después que Emmett rápidamente inhala el resto de su comida, finalmente nos dirigimos hacia nuestra excursión planeada.
El sendero está realmente despejado y es fácil de seguir mientras caminamos a lo largo del arroyo Forks. La nieve no es tan profunda, así que avanzamos rápido, y alrededor de dos horas en nuestra excursión, el agua comienza a volverse de un color azul glaciar, lo cual el guía turístico dijo ayer que es una indicación que estamos acercándonos.
Bastante pronto, llegamos a una colección de piscinas naturales de aguas azules rodeadas por rocas, una nube de vapor sobre ellas. Alrededor de una docena de piscinas se extienden, justo debajo de una cascada.
—Vaya… —dice Bella a mi lado, soltando mi mano y caminando más cerca de las rocas—. ¡Esto es increíble!
—¡Genial! —Emmett pasa por mi lado, llevando una mano a mi hombro—. ¿Deberíamos explorar un poco antes de meternos?
—Claro —acepto, quitándome la mochila.
—Pido esa de allí. —Emmett señala la última piscina, las más alta, justo bajo la cascada.
—Por supuesto… —Me río un poco, rascando la parte trasera de mi cuello. Las piscinas lucen tan tentadoras. Recónditas. Bella y yo podríamos tener un poco de privacidad si Emmett y Vicky toman la que se encuentra más alta, y nosotros nos quedamos con la más baja.
—¿Vamos? —Emmett marca el camino, justo pasando la cascada y hacia la cima de la montaña Forks. La vista es espectacular, el cielo azul brillante y despejado.
Bella me abraza, mirando hacia el precipicio. El viento sopla su cabello mientras levanta la mirada hacia mí, sus mejillas sonrojadas por la excursión, o el viento, o el frío, no lo sé.
—¿Qué piensa la floridense de la vida de montaña? —pregunto, pasando los dedos por los mechones de cabello que se escapan de su gorro tejido.
—Me encanta. —Su sonrisa es pura, simplemente honesta y tan jodidamente feliz—. Te amo.
—Te amo. —Me pierdo en sus ojos y en esas dos palabras que decimos ahora. Amo todo de ella. Su pasión. Su determinación. Su actitud positiva. Lo humilde que es. Cómo me tranquiliza y me vuelve loco todo al mismo tiempo.
La mano de Bella en mi mejilla me trae de vuelta al presente, y ella me vuelve a sonreír cuando mis ojos se concentran en ella.
—¿Dónde fuiste? —pregunta con una risita, pero antes que pueda contestar, Emmett se para entre nosotros, colocando una mano en cada uno de nuestros hombros.
—¿Sesión de elevaciones?
Hacemos elevaciones por un rato en las rocas, la vista detrás nuestro realmente impresionante. Las cámaras de las chicas se encuentran en trípodes, grabando nuestras elevaciones. Cambiamos de parejas a propósito, por sugerencia de Bella, para documentar que esto de verdad fue un viaje "en grupo". No me importa mucho y terminamos pasando un buen rato, haciendo elevaciones solo por diversión.
Una vez que la actividad grupal acaba, regresamos a las aguas termales.
El aire frío impacta mi piel ni bien dejo caer mi camiseta, pero se siente bien. Estaba sudando cada capa después de subir por el sendero y la improvisada sesión de elevaciones. El sol está brillando también, así que si no fuera por la brisa, no haría tanto frío. Me quito los pantalones para la nieve, quedando en mis shorts deportivos, entro en el agua y suelto un pequeño siseo; el contraste del aire frío y el agua caliente se siente increíble.
Cuando miro de vuelta a Bella, ella está quitándose los pantalones para la nieve también, bajando sus leggings luego. Cuando se vuelve a parar, la única cosa que la cubre es ese bikini rojo y su gorro tejido.
Trago fuerte.
—Oh, por Dios. —Toma mi mano mientras cuidadosamente entra, y la guío hacia la roca en la que me siento, el agua llegándome al pecho. Ella se estremece un poco mientras la acerco, y froto mis manos contra su espalda, tratando de calentarla.
—¿No está hirviendo lo suficiente para ti?
Ella se ríe de mi chiste pero no dice nada mientras me abraza. La aferro por unos minutos hasta que sus temblores finalmente comienzan a disminuir.
—Unos grados más estarían mejor —habla finalmente, un tono de chiste en su voz—. Pero puedo llegar a un acuerdo.
—Hay otras maneras de entrar en calor. —Deslizo una mano por su muslo, y ella me sorprende al llevar una pierna sobre las mías y sentarse a horcajadas. Echo un vistazo sobre su hombro, a unas piscinas sobre nosotros, donde Emmett y Vicky se encuentran. No puedo verlos. Ni siquiera puedo escucharlos.
—¿Estás bien? —Mi atención regresa a Bella, cuyos ojos están fijos en los míos… o es decir, en mis labios.
Ella asiente, acercándose aún más, y entonces mis labios se encuentran en los suyos. La beso lentamente, tomándome mi tiempo. Sus manos rodean mi cuello mientras las mías rondan por su espalda.
—No puedo dejar de pensar en anoche —dice con un jadeo mientras beso su cuello.
—¿Cuál parte?
—Todo —me susurra al oído y suelto un gruñido, contento de que Emmett y Vicky no se encuentren cerca de nosotros.
—Tener tu boca sobre mí… —Sus dientes atrapan mi lóbulo entre ellos.
—No puedo esperar a hacer eso de nuevo —le digo con honestidad. Solo he estado pensando en ello todo el día.
—También quiero hacer eso contigo. —Sus palabras van directo a mi polla. Sabía que debería haber optado por el traje de baño en vez de los shorts deportivos.
—No podemos hacer eso aquí, Swan. —Gruño, cerrando los ojos, lo cual no ayuda en absoluto. Todo lo que veo es la imagen que mi cerebro invoca de ella haciendo justo eso.
—Lo sé. Lo sé. —Se frota contra mí, sus manos bajando por mi pecho mientras ambos gemimos al unísono—. Pero más tarde, ¿quizás?
—Swan, me estás matando. —Llevo sus labios a los míos, mis manos deslizándose por ella, haciendo lo que sea que puedan mientras se encuentran en esta pequeña piscina natural.
No sé por cuánto tiempo hemos estado, pero claramente pierdo la noción del tiempo, y antes de darme cuenta, puedo escuchar a Emmett y a Vicky regresando.
—Dijiste no más de treinta minutos. —Emmett reprocha mientras se acerca a nuestra piscina, Vicky caminando detrás de él.
—¿Deberíamos salir? —Bella se separa de mí, sus labios hinchados, sus ojos entrecerrados.
—Sí, tenemos que hacerlo, pero ve tú primero. —La levanto de mi regazo e intento respirar profundamente—. Necesito un minuto o dos.
Ella desliza sus dedos por mi hombro, como si simpatizara, y se aleja de mí con una pequeña risita que no hace nada para ayudar mi situación.
El agua salpica mientras Bella sale, y me pongo de pie, aún en el agua, y me aferro al borde de la piscina, quitando mi torso y esperando que la fría temperatura me ayude.
—¿Qué, estás duro? —Emmett se para frente a mí, una toalla sobre sus hombros, mirando hacia abajo.
Las chicas se ríen mientras mis nudillos se vuelven blancos y me aferro a las rocas, esperando que una se afloje así puedo lanzársela a él. Bajo la mirada y me concentro en mi respiración, pero la tienda vergonzosa en mis shorts rápidamente se convierte en la última de mis preocupaciones.
—¡Uy, Swan! —La voz de Emmett resalta en el aire.
Levanto la mirada a tiempo para verlo atrapar a Bella por los hombros mientras colapsa junto a él, aún envuelta en su toalla.
—¿Swan? —Estoy fuera del agua con un movimiento ágil, arrodillándome a su lado. Emmett la baja sobre el borde de la roca lisa, sosteniendo su cabeza flácida—. ¡¿Swan?! —Sacudo sus hombros un poco mientras la reviso. Sus ojos están cerrados, su rostro sin color, pero está respirando. Me estiro hacia mi mochila y la coloco bajo sus pies, para elevar sus piernas un poco, y entonces tomo mi toalla y la envuelvo sobre sus piernas—. Bella, por favor…
En segundos que se sienten como horas, ella comienza a despertar, y abre los ojos. Me siento sobre mis pies, exhalando en alivio.
—¿Qué pasó? —pregunta suavemente, pero no puedo encontrar alguna palabra.
—Te desmayaste y nos diste un gran susto —dice Emmett, ayudándola a sentarse lentamente.
—Solo me mareé un poco. —Me mira, encogiéndose un poco, luciendo avergonzada con el rostro aún pálido.
—Pasa, ¿cierto? —Emmett voltea hacia mí.
Solo logro asentir con la cabeza mientras rodeo la mano de Bella con mis dedos, tratando y fracasando en inhalar suficiente aire en mis pulmones.
Vicky se acerca para ayudar, con la ropa de Bella en sus manos, así que me pongo de pie y doy unos pasos hacia atrás, mi cabeza da vueltas.
Si algo le hubiera sucedido a Bella, jamás me lo hubiera perdonado. Me siento como un idiota. Debería haber sido más cuidadoso. Perdí la noción del tiempo y permanecimos en las aguas termales por mucho tiempo. Con su pequeña complexión, el cambio de temperatura al salir debió haberle afectado más.
¿Y si necesitaba atención médica y todos estábamos aquí arriba? Intento imaginar si un helicóptero podría haber volado hasta aquí para llevársela cuando dos manos sujetan mis hombros.
—Oye —dice Emmett mientras mi mirada se fija en la suya—. ¿Estás perdiendo el control? —Cuando envuelve una toalla sobre mis hombros, noto que estoy temblando—. Ella está bien —dice, frotando sus palmas por mis brazos sobre la toalla—. Todo está bien.
Miro por detrás de él, a Bella, quien está casi completamente vestida ahora, con Vicky aún ayudándola.
—Vamos, bebé, está helando. —Emmett me tiende prendas, algunas suyas y algunas mías—. Tus cosas están todas mojadas, así que ponte estas mejor.
—Gracias —digo con voz ronca, mi mirada en Bella.
—¿Estás orgulloso de mí? Empaqué ropa extra. —Me mira como si esperara una risita, pero simplemente exhalo en alivio, más peores escenarios posibles nublando mi mente.
—¿Estás bien? —Emmett me da una palmada en el hombro, llamando mi atención de vuelta a él—. ¿O necesitas un abrazo?
Finalmente me quiebro, respirando profundamente, conteniendo la sonrisa que amenaza con estirarse en mi rostro cuando él abre sus brazos, acercándose a mí.
—Cállate —digo y lo empujo hacia atrás.
Me relajo un poco, respiro profundamente de nuevo, y miro a Bella.
Ella parece estar bien.
Ella está bien.
Envuelvo una toalla alrededor de mi cintura y dejo caer mis shorts, rápidamente colocándome ropa seca así puedo entrar en calor. Una vez que estoy vestido, Emmett y yo caminamos de vuelta hacia las chicas, quienes siguen sentadas en la roca lisa, completamente abrigadas.
Bella me sonríe cuando me ve acercarme, sus mejillas sonrojadas, luciendo mucho mejor.
—Oye… —Me dejo caer a su lado, soplando en mis manos congeladas—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy mejor. —Se estira hacia mi brazo, rodeando el suyo con el mío—. ¿Y tú?
—Estoy bien. —Intento sonar tan convincente como puedo.
—Estás temblando.
—Hace mucho frío.
—¿Los chicos de Colorado tienen frío? —pregunta con una carcajada.
—Muy graciosa. —La envuelvo con un brazo, jalándola hacia mí y besando su sien—. Eso fue tan jodidamente aterrador.
—Lo sé. Lo siento. Soy débil.
—¿Estás segura que estás bien? —le susurro al oído.
—Sí… quizás solo necesito un pequeño refrigerio.
Ella tiene hambre.
Por supuesto.
Apenas comió algo en el desayuno.
Quiero patearme a mí mismo por no haber pensado en ello.
Me estiro en busca de mi mochila y comienzo a sacar los aperitivos que traje. Cajas de jugo. Pequeñas cajas de cereal. Manzanas. Barras proteicas. Todo robado del comedor. La exhibición entre nosotros me recuerda a nuestra primera cita, y los aperitivos que "tomé prestado" entonces. Cuando la miro, su sonrisa me dice que también lo recuerda.
—Eres incorregible. —Toma una barra proteica y un jugo, rápidamente inspeccionando el dorso antes de abrir el paquete.
—¿Qué puedo decir? —Me río, dando un mordisco de una manzana y colocando mi brazo sobre su hombro de nuevo—. Soy un criminal.
~F~
El camino de regreso a la cabaña es tranquilo. Bella insiste que está bien y rechaza mi oferta de cargarla.
Una vez en el cuarto, nos duchamos y nos vestimos rápidamente para llegar a la cena. Hago todo lo posible para no distraerme, queriendo conseguir que ingiera comida caliente.
Mis preocupaciones se tranquilizan mientras ella come un poco.
Ella parece estar bien.
Es juguetona, y toquetona, y tan, tan feliz.
Después de cenar, hay música en vivo en la cabaña principal, una banda local, y Emmett y Vicky inmediatamente se unen a la pista de baile. Jalo a Bella hacia el sofá. Ha sido un largo día —física y emocionalmente— estoy exhausto.
Bella no se sienta conmigo. En cambio, comienza su pequeño baile al ritmo de la música, entre mis piernas.
—¿Cómo no estás cansada? —Mis hombros se encorvan mientras me hundo en el sofá mientras ella enlaza sus dedos con los míos, moviendo mis brazos para unirse a su baile.
—Estoy intoxicada de ti —dice, riendo, colocando mis manos en sus caderas—. De lo feliz que me haces sentir.
Mi mejillas se inflan mientras exhalo, sus palabras hacen que mi corazón se acelere en mi pecho.
Hacerla feliz es todo lo que quiero hacer en esta vida.
—Eres como mi propia marca de heroína. —Se ríe juguetonamente y envuelve sus manos alrededor de mi cuello, sus caderas aún meciéndose entre mis piernas.
—Eres rara. ¿Quién dice eso? —Me río suavemente y entonces la acerco mientras me siento derecho, mis manos en sus caderas. Aunque el suéter que tiene puesto es amplio, sus jeans son ajustados, tan ajustados, y abrazan sus curvas—. Estás volviéndome loco —susurro, mirándola, mientras mis dedos se hunden en mis caderas para hacer énfasis.
—Vayamos a nuestro cuarto entonces —responde en susurro, su nariz acariciando bajo mi oreja.
Trago fuerte y no digo otra palabra. En cambio, tomo su mano en la mía, poniéndome de pie del sofá y tomando nuestros abrigos. Bella se ríe emocionadamente, aferrándose a mi brazo, mientras Emmett grita algo inapropiado detrás nuestro.
Caminamos rápidamente por el sendero, tomados de la mano, desde la cabaña principal a nuestro cuarto.
Ni bien estamos adentro, mis labios encuentran los suyos, mientras ambos quitamos las prendas del otro desesperadamente. Abrigos, gorros, su bufanda, todo es descartado en el camino, hasta que aterrizamos en la cama conmigo sobre ella.
—¿Estás segura que estás bien? —pregunto contra sus labios.
—Me siento increíble —dice, quitándome la camiseta.
—He estado queriendo hacer esto todo el día. —Mis manos se estiran hacia sus jeans, trabajando cuidadosamente en el botón y el cierre, antes de empujarlos hacia abajo junto con su ropa interior. Entonces, mis labios finalmente encuentran la piel que he estado desesperado por besar.
Ella se retuerce debajo de mí, pero sus manos presionan sobre mis hombros, alejándome de ella por lo que me detengo de inmediato.
—Mi turno, ¿recuerdas? —Presiona dos dedos bajo mi mentón, levantando mi cabeza.
El aire me abandona mientras ella se sienta, empujándome hacia atrás así ambos estamos sentados frente al otro. Entonces son sus manos los que se encuentran en mis pantalones, abriendo la bragueta y bajando mi bóxer, liberándome en sus manos. Ella lleva sus labios a los míos, y gimo en su boca mientras ella me rodea con una mano y presiona sobre mi pecho con la otra hasta encontrarme acostado.
Ella me tiene en su boca y en sus manos, juro que puedo ver estrellas.
Intento concentrarme en mi respiración, u otra cosa más que lo bien que se siente. Cuento las manchas en el techo. Los parpadeos de la luz del baño. Pierdo la cuenta y comienzo de nuevo, hasta que ya no puedo contar más.
—Swan, estoy cerca… —advierto con un mano en su rostro, tratando de detenerla, ya que no estoy seguro que esto sea algo que ella quiera. Casi suelto un grito cuando su boca me abandona, pero sus manos continúan por lo que me estiro en busca de lo primero que encuentro, mi camiseta, creo, quedándome allí, en silencio, por un momento.
—Mierda… —Exhalo bruscamente mientras Bella se acuesta sobre mí, su cabeza sobre mi pecho, permaneciendo allí, en silencio, por un rato.
—Tu corazón —dice finalmente, sus dedos creando un patrón en mi pecho mientras intento recuperar el aliento.
—Lo sé… —Siento que mi corazón se saldrá por mi pecho.
—¿Te gustó eso? —pregunta tímidamente, haciéndome reír—. Quiero decir, ¿lo hice bien?
—Duré como un minuto. ¿Qué crees?
Ella levanta la cabeza y lleva un brazo por debajo de su barbilla, aún sobre mi pecho, mirándome.
—Jamás he hecho eso con alguien. No estaba segura de si sería buena.
—Sí, fuiste muy buena. —Mis dedos trazan su cabello, llevando varios mechones por detrás de su oreja—. Y por cierto, jamás habrá una manera incorrecta de tener tus labios en mí, ¿de acuerdo?
Ella se ríe suavemente, sus dedos dando golpecitos en mi pecho.
—¿Te gustó cuando tuve mi boca en ti anoche? —pregunto en respuesta.
Ella asiente rápidamente, su labio inferior atrapado bajo sus dientes, un sonrojo esparciéndose en sus mejillas.
Con una mano alrededor de su cintura, nos giro así se encuentra debajo de mí, y venero su cuerpo con mis labios —con mis manos, con mi lengua— hasta que se encuentra húmeda y rogándome por más, hasta que estoy duro y dolorido por ella, hasta que le doy todo de mí.
