Hui, corrí lo más lejos que pude, me faltaba el aliento pero seguí necesitaba escapar de todo; de sus suaves labios, de su hermoso cuerpo, su firme trasero, de todo él.
Me encendía por completo, mi cerebro no funcionaba como debía y todo se iba hacia otro lado guiado por mis instintos más bajos.
No soy estúpido, esto está mal.
Me encerré en mi cuarto, no iba a salir nunca, viviría aquí hasta que termine el año.
Esperen un segundo ¿Desde cuándo soy un cobarde? A si desde la guerra lo había olvidado, ahora soy la clase de persona que se esconde y agacha la cabeza para sobrevivir.
Que frustrante a veces desearía volver a ser como era antes o tener los privilegios, ya no tengo respeto por parte de nadie, no puedo molestar a nadie al contrario yo soy al que molestan. Me escondo y huyo de la persona que me encargaba de que la pasara mal. Como cambian las cosas.
Estúpida clase de pociones, estúpido profesor Slughorn, estúpido Potter y estúpido Felix felicis. Los odio a todos gracia por hacer mi vida un poco más miserable.
No podía correr por más tiempo, no al menos si quería aprobar el curso de pociones. Soy más fuerte de lo que creo, puedo estar perfectamente en una habitación Potter sin que mis hormonas dominen mi cuerpo.
La ventaja era que el encuentro de estudio ocurriría en la biblioteca, un lugar público donde no podía hacer nada imprudente sin que nos vieran un montón de personas, son las cinco de la tarde de un martes, nada podía salir mal.
Llego y se veía tan hermoso como siempre, pero más prudente que hace unos días, decidió sentarse frente a mí.
Podemos tener una conversación normal sin esa tensión extraña, solo necesitábamos una distancia prudente para que ninguna parte de nuestro cuerpo se toque.
-Bueno creo que es hora de escribir los procesos químicos por los que pasa la poción y explicar porque es necesario un periodo tan largo de tiempo.
Con todo el material en la mesa nos pusimos a trabajar en silencio, cada uno anotando cosas por su lado y recabando información para luego escribirla toda yo en un pergamino porque su letra era espantosa.
No resultaba tan horrible trabajar con él, si exceptuamos la tensión actual, resultaba bastante inteligente y rara vez se distraía, tuve que suponerlo si llego a entrar en las clases de éxtasis de pociones, pero creí que fue gracias a su amiga y no mérito propio. Me disculpare mentalmente por eso, pero nunca con él.
Las conversaciones giraron en torno a ¿sabes dónde puedo encontrar esto? Y estoy seguro de que así está bien. Cuando creímos que teníamos todo por hoy dimos por terminada la reunión.
Lentamente cada uno junto sus cosas en silencio, trate de hacerlo más lento así no salíamos al mismo tiempo lo que prolongaría esta situación un poco más.
Estaba tan distraído fingiendo estar guardando todo que no lo note cuando se colocó a mi lado. Suavemente me beso la mejilla.
Es extraño sentirse avergonzado por un gesto tan inocente, teniendo en cuenta que tuve su lengua en mi boca hace unos días. Pero el sentimiento es diferente. Un gesto cariñoso, algo que una pareja compartiría o personas muy cercanas. No nosotros.
-Bueno adiós.
Me hubiese gustado decir algo ingenioso o responder simplemente pero me quede boqueando como un idiota, él en cambio sonrió sabiendo lo que había causado y se fue lo más campante valla uno a saber, tal vez a comunicarle a sus amigos que logro dejarme sin palabras.
Me sonroje, que vergüenza, soy un hombre de 18 años, luche en una guerra y me incomodo por un beso. Esto se me está yendo de las manos, ese chico se volvió una amenaza mayor a la que yo creía.
Se volvió más agresivo con el correr de los días, mis formas de esquivarlo comenzaron a mostrar grietas cuando el pareció dejar de tener vergüenza de seguirme, entonces solo me quedo ser obvio en mi intento por evitarlo. Pero soy un ser humano y no estoy en guardia todo el tiempo, así que un día que fui al baño me encontró.
-Debemos hablar Draco.
-Nosotros no tenemos que hablar de nada, deja de seguirme.
-Si tenemos que hablar, no podemos simplemente ignorar lo que ocurrió.
-No sé qué crees que ocurrió y francamente no me interesa, no me interesas. Deja de molestarme.
-¿Cuántas veces te sirvió el teatro de fingir que algo no te afecta realmente? Yo sé lo que paso, no es cuestión de opiniones- Se acercó y presiono un dedo sobre mi pecho-Puedes jugar ese jueguito de que no te intereso, pero tú y yo sabemos que tuviste una erección y eso fue gracias a mí. La indiferencia no es algo que causo en ti.
-No sé de qué me hablas, yo no tenía una erección
Sonrió, el bastardo sonrió. Sabía que podía ver claramente a través de mi mentira, pero no lograría sacarme la verdad ni hoy ni nunca. Comenzó a acercase aún más, sus labios casi contra los míos.
-Puedes seguir creyendo lo que quieras pero eso no cambia el hecho de que no me agradas, no me gustas y mucho menos me calientas. No sé qué clase de juego crees que estás jugando conmigo pero se acabó.
-Esto no es un juego, no para mí. Deja de esconderte Draco o podrías olvidar un día como salir del escondite.
No seguiría escuchando sus tonterías. Necesitaba alejarme de la tentación que era Harry Potter.
Salí del baño lo más rápido que pude antes de cometer una tontería como caer otra vez ante esa seductora boca que tenía. Estaba huyendo de él, me trate de meter por entre las personas fingiendo que no lo oí gritar Malfoy como un estúpido. Me metí en un cuarto, no sé de qué, parece la oficina de un profesor pero no estoy seguro de quien.
-¿Malfoy?
Rayos es como un sabueso.
-Puedes dejar de huir no muerdo
¿Y si me escondo en el armario? Vaya alegoría a mi situación actual
No tuve tiempo de nada, entro sigiloso a la oficina y se paró frente a mí bloqueándome la puerta. Antes de que comenzara a hablar se escucharon pasos y la voz del profesor Flitwick aproximándose. Ah esta era su oficina.
Porque demonios Potter me empujo al armario, es una buena pregunta, supongo que tenía miedo, aquel que siempre se mete en problemas y está en donde no debería uno se acostumbra a huir de la autoridad en vez de justificarse y decir algo como "profesor lo estaba buscando quería hacerle una pregunta."
Pero no, el cerebro de pollo nos escondió y encontrarnos aquí sí que sería más difícil de justificar ahora. "Hola profesor me escondía en el armario con Potter para asustarlo" Si que sonaba horrible.
Ahora me encuentro atrapado en este estúpido armario con el estúpido de Potter, a esto se ha reducido mi vida.
Moviéndose más hacia atrás en un afán de caber mejor, supongo yo, presiono su trasero contra mi entrepierna. Me acerque a su oído y susurrando le dije:
-Lo estás haciendo a propósito
-Ups
No era un buen momento para esto realmente, tal vez es un adicto a la adrenalina si pensaba juguetear encerrado en un armario con un profesor a unos metros.
Se removió y se pegó incluso más, torció su cuello hacia atrás para que sus labios rosaran contra mi cuello
-Parece que funciona ¿Qué era eso de que no te excitaba? Me parece que eres un mentiroso. Afortunadamente esta parte de ti no lo es.
Definitivamente no era el lugar para esta extraña conversación sucia, pero el peligro lo hacía más excitante.
El profesor Flitwick completamente ajeno a lo que ocurría en su armario se tomó su tiempo para recoger las cosas que necesitaba.
-Ponte cómodo Draco parece que estaremos un rato encerrados.
Maldigo mi suerte. Incluso si quisiera rendirme a mis instintos más bajos, no podía hacer nada con el profesor a unos metros, solo me quedaba el roce mínimo y frustrante de mi entrepierna con su trasero.
Luego de lo que pareció una eternidad finalmente se fue y nosotros pudimos salir.
Estaba enojado, oh por supuesto que lo estaba, el muy bastardo se aprovechó de la situación para demostrar un estúpido punto. Pero aún más que enojado estaba caliente y esas dos combinaciones solo pueden llevar a algo de lo que podría arrepentirme.
Lo agarre del brazo y lo arrastre al baño, la oficina era peligrosa, un cubículo en cambio brindaba la privacidad necesaria pero no la suficiente para hacer ruido. Perfecto.
Encerrándonos juntos lo presione contra la puerta y le frote mi erección contra su trasero. Él pareció complacido y correspondió el movimiento creando aún más fricción.
Nos encontramos en la misma situación, pero esta vez sería diferente porque yo tendría el control.
Metí una de mis manos dentro de su ropa interior y comencé a masturbarlo. Gemía bastante fuerte y decidí taparle la boca con mi mano izquierda, y menos mal que lo hice porque alguien entro al baño, pero yo no iba a detenerme.
Continúe con el movimiento de mi mano derecha.
-Ten cuidado Harry, si no haces silencio podrían oírte.
También podrían ver nuestros pies, o yo podría haber optado por usar un hechizo silenciador. Pero no quería, una parte de mi buscaba castigarlo un poco por lo sucedido recién y la otra quería que nos encontraran, quería mostrarles a todos lo que le causaba a su salvador del mundo, lo mucho que lo afectaba, quería que vieran que él era mío, solo mío.
Gemía y se retorcía contra mí, con sus manos sobre las mías. Me incline y mordí suavemente su cuello, su contoneo se detuvo y su cuerpo se puso laxo contra el mío mientras experimentaba un orgasmo.
Lo di vuelta y lo bese, dios sabe cuánto quise esto.
Casi instantáneamente me correspondió, no solo el beso sino lo que le hice recién. Metió su mano en mi pantalón y comenzó a frotarlo.
Me gustaría decir que le tomo mucho hacerme venir pero estaba sensible por el roce previo y no dure mucho.
Cuando acabe, ambos ya exhaustos nos arreglamos lo mejor que pudimos y salimos del cubículo asegurándonos de que la persona que estaba ya se hubiese ido.
No quería decir nada, bueno más bien no sabía que decir. ¿Gracias por la paja? Sonaba horrible hasta para mí.
-Hablaremos de esto pero en otro momento ¿Si? Ahora tengo sueño.
-¿Eh? A sí. Igual vamos al mismo lado. –Se veía confundido, pero satisfecho como alguien al que acaban de darle un orgasmo.
Caminamos en silencio hasta donde quedaban nuestras habitaciones. Antes de que me dirigiera a mi habitación lo vi mirar a ambos lados, estábamos solos.
-Buenas noches Draco
Y me dio un beso, un casto, suave y rápido. Se tuvo que parar un poco en puntas de pie. Fue adorable.
-Buenas noches Harry.
Me sonrió y se fue a su cuarto.
Había una voz pequeña que me recordaba que esto era una mala idea, pero no podía evitar pensar que era momento de dejar de escucharla y comenzar a vivir un poco.
Todo podía salir mal, pero si no era el caso tal vez estaba ante la única oportunidad que tenia de ser feliz, y francamente me canse de huir.
