CAPÍTULO 3: Felicidad y dudas

Era el día más precioso que habían vivido Oshawott y Snivy, quienes desde ese momento eran pareja. Estaban muy felices. La serpiente hierba estaba con una sonrisa, y apareció su amiga Deerling para saludarle con mucha energía.

—¡Hola, Snivy! ¡Qué bonito día para jugar!, ¿no crees?

Vio que la serpiente no respondió. Se le veía con una sonrisa en su rostro. Era raro verla sonreír de repente. La princesa estaba pensando en algo.

—¿Snivy? —preguntaba Deerling.

La tipo planta seguía atrapada en sus pensamientos.

—¿Snivy, te ocurre algo?

Ahí fue cuando Snivy se despabiló y escuchó a su amiga.

—¿Hay algún problema, Snivy? Te veo muy despistada hoy día.

El ciervo no sabía que su amiga estaba soñando despierto con Oshawott, pensaba mucho en él y todo a su alrededor dejaba de existir. Pensó: ¿era buena idea hablar de su romance con su amiga Deerling?

—Oh, no es nada —respondió Snivy— A veces pienso demasiado en algunas cosas.

—¿Sobre qué?

—Bueno… eh… mejor no te lo digo, son cosas personales.

—¿Enserio? ¿Tan secreto es?

—Sí, vamos a jugar en alguna parte por mientras, ¿sí?

—A ver, Snivy, te estás comportando de manera muy extraña hoy. ¿Seguro que estás bien, amiga?

—¡Por supuesto que sí! Ahora deja de hablar y empecemos a jugar a algo.

—Hmm… no sé, ¿podemos hablar por un ratito? Creo que tienes algo que te deja intranquila o extrañada. Si tienes algo que decirme, dímelo ahora. Soy tu amiga después de todo.

Snivy trataba de evitar a toda costa hablar sobre ese tema con Deerling, pero pensó que no podía esconderlo por mucho tiempo, así que la princesa no tuvo de otra que contársela.

—¡Está bien! Tú ganas. Te diré un pequeño secretito que tengo.

—¿Secretito? ¡Dime, dime, dime! Vamos a un lugar apartado de aquí.

—Está bien.

Ellas dos fueron a un lugar lejos de los oídos de los demás Pokémon, ahí reanudaron la conversación.

—Muy bien, estamos lejos de oídos ajenos, ¿qué secreto tienes? ¡Cuenta, cuenta, cuenta!

—Tranquila, Deerling, es solo un pequeño secreto. Bueno, si yo estoy tan despistada hoy, es porque alguien…

—¿Sí?

—Alguien… confesó, por así decirlo, sus sentimientos.

—¿A qué te refieres?

Snivy no dijo ni una palabra al respecto, después de unos segundos, el Pokémon estacional se dio cuenta.

—¡Oooooh! ¿Eh? ¿Hablas enserio, Snivy?

La serpiente asintió sin decir nada.

—¿Y quién es el afortunado?

—No te lo voy a decir.

—¡Oh, vamos! ¡Dímelo ahora! ¡Al menos una pista!

—¿Una pista? Bueno, puedo decirte que… Umm… mejor no.

—¡Oh, por favor!

—Descuida, con el tiempo lo descubrirás.

—Está bien… —dijo Deerling decepcionada.

—No te sientas mal, por lo menos puedo decirte que es un Pokémon muy caballeroso conmigo. Ahora, ¿jugamos al pilla-pilla?

—¡Sí, eso suena divertido!

Y ellas dos pasaron la jornada jugando al pilla-pilla.

Mientras tanto, Oshawott llegaba al faro y entró. Samurott estaba adentro y se asustó un poco, no sabía que su pupilo había vuelto más temprano de lo normal.

—¡Hola, Samurott! —dijo Oshawott con alegría y energía

—¡Oh, vaya, has vuelto temprano! ¡Y estás muy feliz hoy día! ¿Sucedió algo interesante?

—¡Sí, estoy muy feliz!

—Ya veo, ¿qué ocurrió?

—¡Snivy dijo que sí!

—Oh, ¿enserio?

—Sí.

—Emm… bueno… ya era hora de que ocurriera. Por lo que me contaste ayer, tú pudiste confesar tus sentimientos a ella al fin, después de los intentos fallidos que hiciste y muchas flores raras que sacaste.

—Sí, aún no puedo creer que Snivy lo consideró. No pude dormir bien esa noche. ¡Y ahora ella oficialmente me ama! ¡Ahora somos novios!

—Mmm…

Oshawott vio que su tutor no estaba muy feliz al respecto. Preguntó:

—¿Te pasa algo? No te veo muy feliz con lo que dije.

—Oh, no es nada. Es que… estoy… orgulloso de que lo hayas logrado al fin.

—Gracias, Samurott.

—Ya que ustedes son novios, ¿qué van a hacer a partir de ahora?

—Mmm… Vaya, no lo sé. Estuve mucho tiempo queriendo ser novio de Snivy que no me he dado cuenta de ello. Hmm… ¡Ya sé! Voy a regalarle más flores para que ella esté feliz y me dé un beso.

—Ya… Un momento, ¿ustedes dos no se han besado?

—Sí, yo quise darle un beso, pero Snivy se puso incómoda por eso, pero le dije que no era necesario hacerlo ahora. Puede ser para después.

Samurott se puso muy pensativo por las cosas que dijo Oshawott, tenía ganas de decirle algo, pero quiso guardar sus palabras para después.

—¡Muy bien! Ya es hora que nosotros vayamos a trabajar.

—¡Entendido, señor!

Y los dos fueron afuera para seguir con sus labores, el Pokémon majestuoso en su puesto de Jefe de la Zona Costera y Oshawott patrullando el lugar en búsqueda de nuevos casos por resolver. Todo parece volver a la normalidad.