Capítulo 168: Planeando el siguiente paso
La gran mesa del cuartel no podía estar más llena de papeles como en ese momento. Tras la negativa de absolutamente todos de dejar a Jeremy aislarse en el ordenador del hangar, el chico se había visto obligado a imprimir todos los mapas, planos y otros datos necesarios para trabajar en la situación sobre papel.
—Vale, punto por punto —pidió Takuya —. ¿Cuál es nuestra situación actual?
—Estamos bien jodidos —dijo Odd.
—A demás de eso, claro...
—Por lo que nos ha comentado BlackWarGreymon, existen torres en las tres lunas —empezó a decir Patamon —. Eso supone un serio problema porque, al ser espacios más reducidos, los pocos digimons que hayan capturado serán todos enemigos y cualquier refuerzo que necesiten llegará más rápido que aquí.
—¿Nos vamos a tener que mudar a la luna? —preguntó Arya.
—No podemos hacer eso —negó Koichi —. Aquí en tierra quedan muchísimas torres por desactivar.
—Tiene razón. El Digimundo está aún plagado de ellas y, aunque sepamos desactivarlas más rápido, ha quedado claro que tenemos un límite por conexiones —dijo JP.
—Cierto. El número de torres que podemos desactivar oscila entre ocho y diez —aceptó Jeremy —. Cualquier intento de ir más allá es imposible dado que no hay comunicación más allá de ese número.
—Y tampoco podemos puentear entre torres desactivadas —negó Aelita —. Ah, si tuviera el comunicador... Le preguntaría a mi madre...
—¿Aún no has dado con la pulsera? —preguntó Sissi —. Y yo que pensaba que eran otros los despistados...
—¿Por qué no le preguntas a tu padre? —preguntó Tommy.
—Quitando que debe estar demasiado ocupado buscando aliados, algo me dice que me dirá las cosas a medias o no dirá nada "para protegerme" y no servirá de nada preguntarle.
—Sí, bueno, la figura de Alphamon ahora mismo es bastante importante —dijo Lopmon.
—¿Importante? ¿Por ser humano? —preguntó Teruo.
—No, más bien porque Alphamon es el líder de los Caballeros Reales —respondió el digimon marrón —. Dorumon es un digimon en cierto modo especial... Y normalmente quien está controlando la orden de los Caballeros es Omnimon.
—Pero como ahora Agumon y Gabumon no deben fusionarse para no llamar la atención de Xana-Lucemon, Alphamon tiene que estar presente para liderar —ayudó Gatomon.
—No tiene sentido —negó Ulrich —. Si todos saben que Agumon y Gabumon son Omnimon, ¿acaso no les harían caso incluso habiendo perdido la fusión?
—Es más sencillo de lo que crees —se le acercó Patamon —. Como les hemos pedido que no se fusionen, para todos son dos digimons que no tienen el poder para protegerles. Dorumon podría digievolucionar por sí solo, sin la ayuda de Hopper.
—Poniéndolo más sencillo aún —se cruzó de brazos Gatomon —, aunque es tu compañero y otra mitad, ¿con quién te sentirías más seguro en las peleas actuales? ¿Con Kitsumon o con Denoshimon?
El chico volvió la vista hacia el digimon, al igual que algunos. Los otros con compañeros digitales se volvieron hacia ellos, mirándolos con sentimientos encontrados.
—El poder de Denoshimon es mayor que el de Kitsumon. Aunque todos sepan que es un Guardián, si Kitsumon tuviera que enfrentarse a... No sé, Duftmon por ejemplo —dijo omitiendo la opción de Apollomon —. Aunque digievolucionando a Denoshimon sé que tendría problemas, estaría más tranquilo que viéndolo pelear como Kitsumon.
—Por eso, el peso que hay ahora mismo sobre los hombros de Alphamon es demasiado grande como para ir molestándolo —finalizó Lopmon —. Va, a lo que íbamos, no os desviéis otra vez del tema.
—Exacto, exacto —dijo Patamon —. Las torres en las lunas.
—No podemos dejarlas allí —negó Zoe.
—¿Y cómo vamos a ir allí? Porque muy pocos lo tenemos fácil —dijo William mirando al grupo —. Por no decir que no creo que Wingdramon sea capaz de volar tanto... Y el espacio, ¿no necesitaríamos trajes de astronauta y todo eso?
—Existen vías de Trailmon que van a las lunas —dijo Tommy.
—Bueno...
La voz de Gatomon hizo que los seis que ya habían estado en las lunas volviesen las vistas lentamente hacia ella. La gata no pudo evitar rascarse la mejilla mientras la cola se movía nerviosa a un lado y a otro tras ella.
—Dime que existen las vías —pidió Zoe.
—Sí, las vías existen... Más o menos...
—Bueno, si están rotas podemos salir los que sabemos volar y cargar con el Trailmon a las espaldas —dijo Takuya —. Entre varios podremos llevarlo.
—Punto número uno —alzó un dedo Sissi —, ¿acaso crees que los que vuelan tienen súper fuerza?
—Uno solo no, pero dos juntos hacen más —se encogió de hombros el chico —. ¿Cuál es tu otra pega?
—A nadie le gusta que le pase un Trailmon por la espalda.
—¿Es que te ha atropellado uno alguna vez? —preguntó Odd. Enseguida recibió un codazo —. ¿Qué? Es que lo has dicho como si fuese algo que pasa habitualmente por aquí.
—No te enteras de nada...
—A no discutir, por favor —pidió dando palmadas Arya —. Gatomon, explica lo que quieres decir.
—Vale —asintió —. Sí es cierto que hay puntos en las vías que están dañados y que dificultarían el avance de cualquier Trailmon...
—Pero también es cierto que los Trailmons, nuevamente, sacan a relucir esa valentía que tanto les caracteriza —finalizó Lopmon por ella.
—No me lo creo —dejó ir Kouji —. ¿Cuándo daremos con un Trailmon que no dé problemas?
—Ya los hemos visto —dijo Takuya.
—Hablo de momentos en los que son necesarios —apuntó —. En serio, Takuya, la próxima reunión a la que me llaméis, que sea para un cambio de líder. Voto por Aelita, para que lo sepáis.
—¡Eh! —protestó el de fuego.
Antes de que cualquiera pudiese decir nada, Gatomon sacó las uñas y empezó a rasgarlas en la mesa. Junto a ella, Patamon y Lopmon temblaban por la escalofriante sensación que les recorrió.
—A lo que vamos —dijo cuando dejó quietas las garras.
—Sin Trailmons que recorran las vías a las lunas... ¿Cómo vamos a llegar allí arriba?
—¿No se podría usar el Skid? —preguntó Emily —. Creo recordar que contasteis que podía flotar por los sectores a demás de meteros en el mar digital.
—Los NavSkids están demasiado dañados como para llevarlos a combate —negó Yumi.
—Y repararlos llevará más tiempo del que disponemos —suspiró Leire.
—Yo podría...
—No, Timy —interrumpió Zoe —, nada de dar tiempo extra.
—Pero si...
—Y que sepas que nos daremos cuenta si lo haces —añadió Kouji.
—Ace, ayúdame —pidió la elfita.
—Estás sola en esto —negó el gato plateado. En la silla de su lado, Koichi no pudo evitar echarse a reír.
—Por mucho que sería una buena idea, Jeremy necesita descansar también —dijo Aelita —. Así que nada de trabajar horas extra, cortesía de Timy, porque como dice Kouji, nos enteraremos todos.
—Me ha quedado claro, no os preocupéis —alzó la mano el informático —. Nada de trabajos extras.
—Bien.
—Pero seguimos sin medio para llegar a las lunas y, como Will ha dicho, no creo que sea tan sencillo ir volando así tal cual —siguió hablando el rubio.
—Por no hablar del campo electromagnético y los meteoritos —sonrió Tommy.
—Lo siento, soy una digimon de agua y el agua es mala con la electricidad. Yo me quedo en tierra —alzó la mano Chiaki —. Sé cómo se hacen las cosas en tierra, así que me retiro de la mesa.
—Espera, Chiaki —pidió Teruo —. Bueno... El metal tampoco es que sea un buen aliado de la electricidad... Voy a asegurarme que Chiaki no haga una tontería.
—¿Con eso qué quieren decir? ¿Que suba yo sí o sí a la luna? —preguntó JP.
—Bueno, nosotros sabemos lo que hay allí y cómo movernos —sonrió Tommy.
—Pues ya está todo decidido. Quienes estuvisteis en la luna iréis allí y os encargaréis de ellas —dijo con una palmada Sissi.
—No.
