Mercurio
(N/A: Esto es una continuación de mi One-shot llamado Felicidades, pero no es necesario leerlo para entender este fic, ya que les hice un resumen no tan resumido! ;D)
Senku recordaba lo que pasó a la perfección.
Era su cumpleaños, pero él estaba muy ocupado, con mucho tiempo sin dormir ni comer, a punto de terminar su proyecto más importante.
Y en ese momento Kohaku llegó, preocupada por él y ofreciéndole ramen.
—Déjalo en la mesa al otro lado del laboratorio y vete, no es un buen momento —murmuró él sin siquiera mirarla.
Ella insistió en que debía comer y dormir. Él insistió en echarla de allí.
—Senku, está bien si no quieres comer, pero al menos debes dormir. Solo un par de horas y ya no te molestaré más.
—¿Y se supone que eso es un intercambio equivalente? —Soltó una risa seca y cínica que la hizo crisparse con indignación—. Tú no tienes ningún derecho a decirme qué hacer. ¿Crees que porque tuvimos relaciones sexuales estando borrachos ya tienes derecho sobre mí? ¿Te crees mi novia o algo?
Kohaku jadeó, horrorizada.
—¡¿Recuerdas eso?! Pensé que lo habías olvidado… No me dijiste nada después de…
—No te dije nada porque no me importó en lo absoluto —masculló con total indiferencia, dejándola helada y pálida, mirándolo con los ojos llenos de dolor—. Ahora vete, y si puedes dile a los demás que intenten no estorbarme hoy. —Le dio la espalda y volvió a sus importantes cálculos.
Claramente la molestó, la hizo llorar… y la hizo enfadarse tanto que estrelló un puñetazo en la computadora en la que Senku había estado trabajando, tan fuerte que incluso la atravesó y llegó a golpear la estructura de la máquina del tiempo.
—¡¿Qué demonios, Kohaku?! ¡¿Sabes lo que acabas de…?! —El grito de Senku quedó incompleto, de pronto hubo un enorme destello de luz verde que iluminó todo el laboratorio, seguido de una explosión que hizo volar las puertas y llenó de humo todo el edificio.
Sus amigos probablemente se dieron cuenta de lo que pasó, pero Senku fue expulsado a un universo totalmente diferente… igual que Kohaku.
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Hubo un destello de luz verde y Kohaku cayó sentada en unos cojines, en una especie de palacio extraño de madera y mármol, con diez personas encapuchadas rodeándola inmediatamente, con la intención de atraparla.
Sacó su katana y peleó contra ellos, desmayándolos y escapando apenas pudo, corriendo a través de esa extraña mansión, jadeando al ver que la construcción era muy larga y había una enorme fuente de un extraño líquido plateado raro que era casi hipnótico de ver en medio de un suelo de piedra pulida, pero no tenía tiempo para quedarse prendada viendo, así que siguió corriendo hasta que otro encapuchado le impidió el paso.
—Vaya, hasta que al fin llegas… —De pronto, se quitó la capucha, revelando su cabello blanco-verdoso— leona.
Kohaku lo miró con la boca abierta.
—¡¿Senku?!
Él le sonrió y ella notó que era diferente. Él parecía ojeroso, cansado y con ligeras arrugas alrededor de los ojos, cosa que quizás no habría notado sin su excelente vista. Su cabello también era diferente, estaba más caído, aunque no totalmente, y tenía la mayor parte envuelta en una coleta baja descuidada. Él estaba usando traje y una bata de laboratorio, pero no era la misma ropa que le había visto hace minutos, aunque sí era bastante parecida.
—Te he estado esperando mucho tiempo, Kohaku. —Él se acercó a ella a paso lento, cauteloso—. Ha sido mucho tiempo esperando… para pedir perdón.
—¿Perdón?...
—Perdón, sí. —Rio suavemente—. Imaginó que aún lo tienes fresco en tu memoria, para ti debieron ser solo unos minutos. Para mí… fueron diez años…
—¿Q-qué? —Negó con la cabeza—. No entiendo nada. ¿Qué significa que…?
—¡Ahí está! —Los encapuchados regresaron y Kohaku no dudó ni un segundo en ponerse delante de Senku.
—¡Prepárate, Senku! ¡Me encargaré de los más cercanos y luego correremos!
—Eso no será necesario. —Senku chasqueó los dedos dos veces y los hombres encapuchados se detuvieron en seco.
—¡¿C-cómo?!...
—Estos hombres trabajan para mí. —Senku dio un par de pasos para parase a su lado—. Lamento que te hayan alterado, solo seguían órdenes.
—¿Tus órdenes? —Lo miró con confusión.
—Hice algunos cálculos —murmuró, antes de explicarle cómo calculó todo mientras la guiaba por su castillo hasta una gran habitación que parecía una especie de laboratorio rustico como el primero que hicieron antes de la guerra contra Tsukasa.
Se sentaron en cojines frente a frente y Senku comenzó a preparar té.
—Muy bien, para explicarte en términos que entiendas… Cuando golpeaste la máquina del tiempo, desataste una reacción de los campos cuánticos que desató una serie de ondas expansivas leves pero poderosas que, debido a nuestra cercanía con la máquina, nos absorbió a ambos y nos arrojó a distintos puntos del tiempo.
—¿Y se supone que esos son términos que entiendo? —Lo miró con el rostro en blanco.
—Tu golpe nos envió al pasado —le explicó, riendo entre dientes—. No estoy seguro de en qué época estamos, los calendarios por aquí son muy confusos, pero creo que es el siglo XVIII. Y, por si no lo has notado, a mí me envió diez años antes que a ti.
—Entonces… Eso significa que tú… —Lo miró fijamente, horrorizada—. ¿Has estado estos diez años solo?... —Su voz se quebró con solo hacer la pregunta.
Senku sonrió suavemente, apartando la mirada hacia la tetera, que ya estaba humeando.
—Honestamente, se ha sentido como mucho más que eso —admitió con una risa baja y empequeñecida—, pero ya no importa. Ya estás aquí.
—Por supuesto que sí —habló ella sin pensar, y fue sin pensar que se lanzó a darle un abrazo.
—Leona terca… —Él rio divertido—. Siempre preocupándote por mí, ¿acaso ya olvidaste la pelea que tuvimos, incluso aunque para ti fue hace solo unos minutos?
—¡Ja! ¡¿Y a quién le importa eso?! —Se apartó de él y se frotó los ojos—. No me interesa, ya no. No debí golpear esa estúpida máquina… Lo siento mucho. —Lo miró con ojos arrepentidos.
—No te preocupes por eso. —Le dio un té y empezó a beber del suyo—. Ahora lo importante es regresar a casa.
—¿Podemos regresar? —Lo miró con ojos ilusionados.
—Diez billones por ciento seguro. —Sonrió con confianza—. Ahora que estás aquí, podemos hacer lo que sea.
Ella sonrió, sonrojada.
—¡Ja, pues ya sabes que estaré aquí para ayudarte en todo! —Le sonrió sinceramente, con ojos brillantes—. Y ya no volveremos a separarnos… ¿verdad?
—No. —Él estiró su mano y tomó su mano libre, acariciándola casi con adoración—. No volveré a dejar que nada ni nadie te aleje de mí.
—Senku, tú…
—Aún te debo esa disculpa. —Bebió su té de golpe y se acercó a ella para sentarse a su lado, bajando su rostro para que sus bocas estuvieran muy cerca—. Por lo que pasó antes de… llegar aquí. Por esas cosas que te dije…
—No es necesario hablar de eso —lo cortó ella, apartando la mirada con frialdad—. Al final, yo quería saber cómo te sentías al respecto y tú me lo dejaste en claro, ya no volveré a molestarte con… —Senku la interrumpió besándola directamente en los labios, dejándola con los ojos muy abiertos.
La impresión fue tanta que se apartó de inmediato.
—Senku…
—Lo siento, lo siento. —Se llevó una mano al rostro, negando con la cabeza—. Han sido muchos años solo aquí, y también he tenido problemas buscando la forma de regresar a nuestra época.
—¿Podremos?
—Pues no dejaré de intentarlo, de eso estoy seguro. —La miró decidido y Kohaku sintió esa seguridad recorrerla también, por lo que no lo pensó dos veces y lo abrazó, diciéndole feliz cumpleaños ya que antes no tuvo la oportunidad.
En toda respuesta, Senku le devolvió el abrazo, y Kohaku sintió que todo estaría bien.
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Cuando Senku llegó a su universo de destino debido al golpe, de inmediato agradeció estar vivo, y quiso comprobar que ella estuviera viva también, pero…
De repente dos robots redondeados flotantes se acercaron a él, con placas que decían "RE-11440".
—¡Saludos, Ishigami Senku! —hablaron al mismo tiempo con una voz artificial—. ¡Somos rei-bots de la escuadra Alfom, encargada de detectar perturbaciones en los campos cuánticos! Nos han informado que eres de un universo considerablemente atrasado tecnológicamente, así que tenemos ordenes de llevarte a los cuarteles y si intentas resistirte te dispararemos dardos tranquilizantes.
—Pero Kohaku debe estar por…
—Se resiste. —De inmediato le dispararon un dardo, desmayándolo en el acto.
Cuando despertó, estaba recostado en una camilla, rodeado de más robots, esos rei-bots, que parecían estar escaneándolo con algunas luces extrañas que le daban mucha curiosidad.
—¡Ishigami Senku, qué sorpresa! —De pronto, una persona completamente idéntica a Kohaku se hizo presente, dejándolo con la boca abierta.
—¿Leona?
—¿Cómo sabes mi nombre? —Ladeó la cabeza, antes de reírse—. Ah, claro, así le decías a tu mujer, lo estudié en los libros de historia, que distraída. —Sonrió emocionada.
—¿Mi mujer? —Alzó una ceja con escepticismo—. Exactamente, ¿qué relación tenemos tú y yo?
—Soy tu tátara nieta. —Él se fue de espaldas de inmediato, a pesar de ya sospecharlo—. Uy, quizás debí decirlo con más tacto… —Él la miró mal, notando de paso que ella tenía una bata de laboratorio y un porte muy profesional, aparte de anteojos asomándose de uno de sus bolsillos—. En fin, no es como que realmente sea tu tátara nieta de verdad, ya que somos de universos diferentes.
—Oh… —Se incorporó de inmediato, llevándose dos dedos a la barbilla—. Entonces… Entonces la hipótesis que formulé con Xeno era correcta. La computadora también contemplaba esa posibilidad, y ahora que estoy en un universo con tecnología más avanzada, podemos intercambiar información y mejorar nuestras civilizaciones. ¡Ya me estoy emocionando! —Rio desquiciadamente.
—No tan rápido —murmuró la copia de Kohaku, que literalmente se llamaba Leona, llevándose una mano a la frente—. Mencionaste a tu esposa, ¿por qué? ¿Se supone que vendría contigo?
—Ella no es mi esposa —Y después de lo que le dijo probablemente no quisiera serlo nunca—, pero sí, se supone que vino conmigo. Ella golpeó la máquina y por eso acabamos aquí por accidente.
—Eso es imposible, los rei-bots solo te detectaron a ti. —Entrecerró sus ojos azules que, ahora que lo notaban, eran de un azul un poco más oscuros que los de su Kohaku—. Ella no vino aquí.
—Puede ser… —Sus ojos se abrieron con horror—. Puede ser que la reacción violenta de los campos magnéticos nos arrojaran a diferentes puntos programados en el espacio-tiempo, exploré la posibilidad de muchas coordenadas, la computadora pudo enviarnos a distintos universos sí lo que dices de que este es un universo diferente es real.
—Claro que es real. Entonces ella se habrá perdido en algún otro universo y debe estar sola y… —Se calló de pronto, llevándose una mano a cubrir su boca—. No puede ser… Él nos dijo que…
—¿Qué pasa? ¿De qué hablas? —Se preocupó al ver su rostro tan pálido de pronto.
—Bueno, no sé cómo vayas a tomar esto, pero tener tacto no es lo mío. —Carraspeó—. Resulta que hay grandes posibilidades de que tu Kohaku haya sido secuestrada por una versión alterna de ti mismo que varias veces ha intentado robarse a diferentes Kohaku de distintos universos, un Senku criminal del multiverso cuya más grande obsesión es robarse a la Kohaku de otro Senku. —Volvió a llevarse la mano a la frente—. ¡Ah, también me informan que en tu universo es tu cumpleaños! ¡Felicidades!
Silencio.
—¡¿QUÉ?!
Y fue así como acabó desesperado por respuestas en un universo mucho más tecnológico, con una supuesta tátara nieta demasiado directa y demasiado alegre para su gusto, que además le había dicho que su Kohaku fue secuestrada y ahora lo estaba ignorando, hablando sola mientras se sujetaba la frente.
—Ajá… Ajá, ya veo… Mmm… Sí, entiendo. —La supuesta tátara nieta llamada Leona asentía una y otra vez murmurando mientras se tocaba un lado de la frente—. Ok, le diré… Gracias, tío Bayron, y dile a tu mamá que no se preocupe, yo puedo encargarme, pero si se sale de las manos le diré primero a mi bisabuela y luego que ella le diga a su hermana… Ok, gracias, adiós. —Finalmente soltó su frente y volteó a verlo—. Tenemos problemas.
Senku alzó una ceja con sequedad.
Aparentemente tenía una especie de conexión neuronal con diversos sistemas de comunicación, y eso era tan emocionante que bien podría volverse loco, pero la preocupación por Kohaku no lo dejaba concentrarse como debería por este enorme y maravilloso avance científico, y menos después de que le dijeran que había sido secuestrada por una versión rarita de él mismo.
—¿Qué problemas? —preguntó lentamente, comenzando a sentir una vena palpitando en su frente.
—Pues resulta que podemos devolverte a tu universo con relativa facilidad, pero hay pocas posibilidades de rescatar a tu Kohaku… El Senku que la tiene es muy peligroso y muy brillante. ¿Podemos rastrearlo? Sí, pero nos tomará tiempo. Y en ese tiempo… es posible que ella ya no quiera volver a donde de verdad pertenece.
Senku entrecerró los ojos.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Él podría retrasarnos por meses… no meses para nosotros, pero sí para ellos, sí eligió un mundo donde el tiempo pasa más rápido. Y… pues… creemos que hay posibilidades de que convenza a tu Kohaku de que él es… bueno, tú.
Senku entendió a la perfección a qué se refería y de inmediato palideció.
Haciéndose pasar por él, ese Senku de otro universo podía hacer que ella quisiera quedarse con él…
Senku no era estupido, sabía lo que Kohaku sentía por él, y el otro también debía saberlo… y seguro que no tendría problema en aprovecharse de eso para ganársela, y entonces, si llegaban tarde, existía la posibilidad de que ella prefiriera quedarse con ese otro a pesar de no saber que era un farsante.
Y, tomando en cuenta que el otro tendría meses para conquistarla, tratándola bonito, centrando toda su atención en ella, dedicándole todo su tiempo y dándole el cariño que él por años se negó a darle… y tomando en cuenta que lo último que él hizo fue hacerla llorar y enfadarse… tenía todas las de perder.
¿La perdería para siempre?
Un nudo se instaló en su garganta y miró fijamente a su supuesta tátara nieta, que le sonrió con pena.
—Lo siento, pero haremos todo lo posible, por mientras, ¿quieres esperar en tu universo o prefieres esperar aquí? Solo nos tomara unas horas… pero es probable que para ella sean varios meses.
—¿Qué hay con los datos de la computadora que ella explotó? ¿Eso no puede acelerar el proceso?
—Ya enviamos nanobots a conseguir esos datos, pero la computadora está muy dañada… tomara horas reparar el daño y otras horas poder penetrar la barrera que de seguro tu otro yo colocó alrededor del universo en el que esté ahora.
—¿Y si revisan las fechas que tenía programadas? Las recuerdo todas de memoria. Programe cien años después y doscientos años después, imagino que estos son cien años después, pero en otro universo ¿o no? Todas las fechas tenían diferentes parámetros, lo cual Xeno y yo pensamos que podría significar los diversos universos, pero no teníamos forma de probarlo. También recuerdo los parámetros, ¿eso no es suficiente?
—Bueno, eso podría funcionar, sí… Pero son números de cientos de dígitos, y tendríamos que revisarlos todos, ¿cuántos recuerdas?
—Recuerdo todo. Son doce fechas.
—Doce, eh… —Su tátara nieta se llevó un dedo a la barbilla—. Bueno, podría funcionar, sí.
De repente, hizo aparecer una especie de Tablet holográfica y se la lanzó en el aire, cosa que lo impresionó mucho, pero no tuvo tiempo a interrogarla cuando le pidió que escribiera las doce fechas con los doce parámetros que en realidad eran los doce universos diferentes que antes él y su equipo no pudieron reconocer del todo.
Se suponía que deberían haber enviado un robot como primer sujeto de prueba, pero bueno, gracias a Kohaku acabaron haciendo la prueba de primera mano.
Hizo una mueca mientras escribía los miles de números que con mucha dificultad se había aprendido de memoria.
Mientras lo hacía, el peso de sus acciones comenzó a instalarse lentamente sobre sus hombros, recordó sus palabras crueles hacia ella, su rechazo, el modo en el que su rostro se había retorcido con furia y lágrimas…
La falta de sueño y el hambre no eran una excusa, por que eso era justamente en lo que ella trataba de ayudarlo, y ahora… quizás nunca volvería a verla.
Quizás ella se iría con alguien que si estaba dispuesto a dedicarle su tiempo…
La idea lo llenó de nauseas e ira hacia sí mismo, pero tomó aire y se concentró en transcribir los números necesarios, todo ante la atenta mirada de su supuesta tátara nieta.
Era un poco incómodo mirar a esa chica, no tanto por su gran parecido a Kohaku, sino porque mirarla lo hacía sentir con la boca seca al pensar que ahora él quizás había perdido por completo la oportunidad de tener una familia, de tener hijos o nietos o bisnietos o tátara nietos nunca, porque, por mucho que quiso negarlo, lo cierto era que Kohaku era la única que lo hacía desear ese tipo de cosas.
Y ahora quizás ya nunca podría tener esa oportunidad. Él mismo había perdido todo… incluso antes de poder tenerlo.
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Mientras tanto en el castillo de arquitectura medio japonesa medio europea, Kohaku acababa de despertar luego de su primera noche en otra época.
Senku le había asignado un cuarto muy grande y muy bonito en aquel castillo, y la sorprendió gratamente al mostrarle que gracias a sus modificaciones incluso en esa época del pasado tenían ducha con agua caliente y baños modernos, ¡era mucho más cómodo de esa forma!
Esa mañana, apenas salir de su habitación, se estremeció cuando tuvo a Senku justo frente a su puerta, inclinado y observándola fijamente.
—Eh… ¿C-cuánto tiempo llevas ahí? —Alzó una ceja, un poco perturbada.
—Acabo de llegar, ¿quieres desayunar juntos? —Le sonrió.
Y Kohaku no pensó nada raro y le devolvió la sonrisa.
—¡Ja, claro que sí, muero de hambre!
Fueron a un gran comedor con una larga mesa que solo tenía dos sillas de apariencia cómoda y estaban muy juntas, haciendo que el resto de la mesa se viera muy vacío.
Apenas se sentaron, los encapuchados que la habían recibido queriendo atarla por órdenes de Senku apenas llegó de inmediato comenzaron a servir montones de platos de diversas formas delante de ambos, sirviendo todo rápidamente y sin decir nada, y luego retirándose también con rapidez, dejando a los dos viajeros del tiempo solos.
Ella miró a Senku con curiosidad mientras él jalaba una bandeja con frutas y comenzaba a comer con tranquilidad.
—Oye, Senku… ¿Por qué esas personas actúan como si fueran tus sirvientes? —preguntó con una mueca.
—Ah, eso… —Apartó la mirada por un momento, antes de reír entre dientes—. Bueno, eso tiene que ver con la fuente de líquido plateado que de seguro habrás visto afuera.
—¡Oh, quería preguntarte sobre eso! —exclamó con la boca ya llena de carne—. Eso no es agua ¿o sí?
—No. —Sonrió misteriosamente—. Eso es mercurio.
—Eh… ¿qué es…? ¡Oh, espera, yo sé que es! Es uno de los planetas del sistema solar, ¡Suika me enseñó sobre eso! —Aplaudió emocionada.
Senku rio suavemente, casi con ternura.
—Pues sí y no. —Kohaku ladeó la cabeza—. Hay un planeta llamado Mercurio, y es el primero, el más cercano al sol y también el más pequeño si no se cuenta a Pluto como planeta, pero yo habló de Mercurio como elemento químico. Es el número 80. ¡Y es el único metal que permanece líquido a temperatura ambiente! ¡Es diez billones por ciento emocionante!
Luego de desayunar, Senku la llevó a ver la fuente de metal líquido, viendo que muchos de los encapuchados estaban contemplándola, y Kohaku también se quedó prendada observando como el líquido fluía de forma tan… extraña…
No era como una fuente de agua, que derramaría pequeñas gotas por doquier, el líquido siempre parecía querer permanecer unido, fluía de forma muy rara e hipnotizante, era en verdad precioso a la vista.
Además, como si el líquido plateado no fuera lo suficientemente bonito, la fuente que lo contenía era de color rojo intenso, un color muy hermoso que además le recordaba un poco a los ojos de Senku…
No pudo evitar sonrojarse al pensar eso y mejor prefirió acercarse a la fuente, pero pronto se encontró con la sorpresa de que había una especie de pared invisible rodeándolo.
—¿Eh? —Golpeó sus dedos contra la pared, dándose cuenta de que era simple cristal, pero era muy fino, por eso no lo había notado.
—Yo que tú no me acercaría mucho al mercurio. —Rio de forma medio desquiciada—. El mercurio es bello y visualmente impresionante, aparte de que ha contribuido mucho a la historia de la ciencia, por no decir que es uno de los mayores protagonistas del avance científico y lo que convirtió a los alquimistas en químicos.
—No entiendo nada de lo que estás diciendo. —Kohaku ladeó la cabeza con una mueca.
—El mercurio se evapora fácilmente, y sus gases son… extremadamente tóxicos. Respirar esos gases es un pase gratis a síntomas horribles como daño renal, locura y hasta la muerte. De hecho, el famoso término de "sombrerero loco" se originó porque los sombrereros trabajaban con mercurio y muchos acababan perdiendo la cordura, dando origen al fenómeno cultural que se muestra en obras como Alicia en el país de las maravillas.
—Sigo sin saber de qué hablas. —Kohaku sonrió resignada.
—Incluso las sales del mercurio son venenosas —advirtió él, mirando con ojo crítico a la fuente—. La fuente que lo contiene ahí está hecha con cinabrio o bermellón, que fue un color bastante popular incluso en la era moderna, pero es tan solo la forma natural del mercurio, combinado con azufre. El color rojizo es llamativo e impresionante, al igual que su forma líquida, pero aunque sea hermoso, sigue siendo mortal.
Kohaku miró con algo de temor la fuente, sintiendo mucho respeto por ese elemento tan peligroso.
—En cuanto a estos encapuchados que parecen mis sirvientes por lo mucho que me admiran y obedecen, realmente son alquimistas —le explicó Senku—. Y ¿sabes qué significa alquimista? "Aquel que tiene conocimiento del mercurio". Y los alquimistas son los predecesores de la química, que ya han empezado a aparecer por estas épocas, pero la ciencia aún no ha cobrado del todo su fuerza, por lo que he averiguado.
—Aún estoy confundida… pero ¿estás diciendo que ellos adoran al mercurio como a un dios o algo así? —Ladeó la cabeza.
—No, pero los intriga, es su principal fuente de estudio, de hecho estaban obsesionados en formar amalgamas de mercurio y oro, ya que el mercurio puede tragarse por completo al oro, y cuando yo llegue a mostrarles otros usos se volvieron locos de emoción, pero estaban a un paso de volverse locos de verdad ya que todavía no descubrieron lo tóxico que son sus gases, por lo que decidí proteger la fuente. Por todos los conocimientos que poseo, decidieron volverme una especie de rey para ellos, y como necesito mano de obra no me quejé. —Le sonrió ladinamente y ella rio.
Era el mismo Senku de siempre, incluso diez años mayor.
—Ja, creo que ya lo entiendo. Pues aunque sea tan peligroso en todas sus formas, sigue siendo hermoso en todas ellas. —Sonrió mientras miraba la fuente a través del cristal.
—No es peligroso en todas sus formas, pero siempre existe un riesgo, claro. —Suspiró—. Al congelarlo se vuelve sólido, y así es bastante inofensivo y además blando, pero hay que tratarlo con cuidado. Aunque sigue siendo hermoso. —De repente se acercó a ella y envolvió sus brazos alrededor de su cintura desde atrás, haciendo que todo su rostro enrojeciera—. Hermosa y peligrosa… tienen cosas en común ¿eh?
Kohaku no supo ni qué decirle.
Estaba muy shockeada por su repentina… necesidad de tocarla, pero aun así le agradaba.
Sin embargo, no podía evitar preguntarse si esta necesidad era solo por todos los años que pasó solo en un lugar extraño, porque para ella tan solo ayer él le había negado el haber sentido nada por ella en la noche más importante de su vida.
Y no era algo que pudiera perdonar con tanta facilidad.
—Yo… quisiera saber cómo volver a casa. —Se zafó de su agarre y se alejó varios pasos, evitando verlo.
Lo oyó suspirar.
—Quizás nos tome algunos meses, pero te mostraré mis avances… Ven.
Kohaku volteó a verlo, notando su mano extendida hacia ella, y viendo su expresión de suplica porque la tomara. Sus ojos le rogaban que le diera una oportunidad.
Y ella no pudo decirle que no.
Tomó su mano y lo dejó guiarla por los pasillos de aquel castillo.
Se estremeció un poco cuando él entrelazó sus dedos, pero no protestó.
La verdad… esto era agradable… muy agradable.
Le hubiera gustado hacer estas cosas con él desde hace mucho tiempo atrás.
Senku estaba un poco diferente, sí, y era muy raro, sí, pero debía ser por haber estado todos esos años solo, y eso le estrujaba el corazón.
Así que solo le quedaba apoyarlo y estar ahí para él en todo lo que pudiera necesitar.
Porque, incluso aunque era diferente, ella aun así lo amaba.
Quería quedarse con él toda su vida, en las buenas o en las malas, apoyándose el uno al otro, como siempre fue desde que se conocieron y como siempre debía ser.
No dejaría que nada ni nadie se interpusiera entre ellos.
No dejaría que nada ni nadie pudiera separarlos.
Fin.
¿O no?
Holaaaaaa :D
Madre santa, hace más de un año que deje bien abandonado el reto Tabla Periódica ._.
Pero he regresadoooooooo! OwO
El mercurio es un elemento súper interesante, y además tenía la idea de continuar con la trama del OS Felicidades, así que entre tantas ideas acabe enredándome y me retrase mucho TnT
Lamento mucho tanta espera D: Pero espero que esto les haya gustado! :'D
Si les gusto la historia probablemente la continué en otro fanfic de la Tablita, o no, ya veremos xP
En fin, como suele pasar, me interese mucho en este elemento, en serio, el mercurio es súper interesante, busquen la fuente de mercurio líquido, es bellísima QwQ
Pinshe elemento todo precioso, es una lastima que sea tan toxico y nocivo x'D
Ojala ya no me tarde tanto con el siguiente elemento :'P
Bueno, muchas gracias por su paciencia, yo aquí me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
