Pues Asami se puso en modo multi crush y se le ocurrió una versión del legado en donde se enamora del capitan musculoso, es decir Kensei. Así que en esa versión habrá Kensami
Aun hay más, quien sabe que tanto se descontrole esto, pero aquí tienen.
El universo es del mismo del legado del dragón de fuego
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El dragón que se enamoro del viento
Las hermanas habían dado mucho de que hablar desde su llegada, la mayor como teniente y las otras dos como soldados, siendo lo más extraño que ambas mayores estuvieran juntas en la división trece, dejando sola a la menor en la décima.
El resultado de la primera misión no había sido el esperado, y es que había sido casi completamente inútil en la protección de sus subordinados, de no ser por la hermana menor. Había terminado yendo con el teniente de la sexta y la hermana de en medio junto con la menor.
Algo extraño había pasado esa primera noche, cuando sin pensarlo entrara al baño y las viera a ambas tomar una relajante ducha. Nunca había sido su intención, no sabía que estaban ahí, y las cosas empeoraron cuando Renji apareciera detrás de él, haciendo a la menor saltar hacia el para defenderse y Saya, por ende, terminara dándole un paliza al teniente.
Pero con Asami sobre él mientras intentaba justificarse y entre disculpas, con las mejillas al rojo vivo, no sabiendo si era el vapor o el hecho de sentir su cuerpo sobre el suyo, pero terminaron por llegar a un acuerdo antes de que las cosas pudieran ponerse peor.
Se habían dividido en dos grupos para patrullar durante el día, Asami y Renji se fueron por su cuenta, mientras que Kensei habría salido con Saya, un día bastante raro tomando en cuenta que la hermana de en medio ni siquiera mencionara para nada el suceso de la noche anterior, sin embargo, el miedo lo invadió. Por la noche, Kensei saldría a patrullar con Asami, y Renji también sudo la gota gorda al tener que quedarse con Saya en casa.
Hablar con la menor era complicado, si bien tenía un carácter óptimo para la batalla, podía ser tan dulce y angelical que relativamente daba miedo.
- ¿Sigues molesta por lo de anoche? – Pregunta equivocada, sobre todo cuando la viera detenerse frente a él, permitiéndole a ese escalofrío sacudirlo de pies a cabeza ¿Desde cuando le tenía tanto miedo a una mujer? -No, olvida lo que dije, yo…
-No voy a atacarlo capitán, reconozco mi jerarquía y lo respeto, no tiene porque huir- La joven terminó por girarse a mirarlo, una mirada completamente apacible y relajada que hizo al capitán relajar el cuerpo. Había estado tenso desde la noche anterior temiendo que la menor fuera a tomar algún tipo de represalia contra él -El perímetro es seguro, he esparcido algunos diamantes que nos ayudaran a mantener el área vigilada
Le sorprendía que fuera tan dócil con el luego de aquel incidente, ella seguía caminando por delante, pero luego se detuvo al no sentir a su acompañante seguirle el paso.
- ¿Sucede algo capitán?
-Nada, es solo que me quede pensando en lo que dijiste- Asami alzó una ceja, curiosa, como si no entendiera -Me refiero a los diamantes
Ella extendió la mano, apareciendo en ella un fragmento de diamante, un pequeña esquirla que se movía en su palma, y él estuvo sumamente tentado a tomarla, pero ella terminó por dársela, colocándola sobre la palma de éste.
-El abuelo nunca entendió como era posible que pudiera utilizar las habilidades de mi Zanpaku-tō sin que estuviera desenvainada- Terminó por decir aquello, como si fuera un secreto del cual no le gustara hablar, retomo su camino acompañada de él andando a su lado -Creí que no me enviarían a una misión por ser la menor, Hanako puede llegar a ser muy sobreprotectora, creí que ella querría venir conmigo para asegurarse de que estuviera bien, pero me basta con el hecho de que Saya este aquí, aunque caso contrario, siendo yo quien debe cuidar de ella
Aquello la hizo sonreír, Kensei podía verle el rostro de perfil, fino y delicado con medidas proporcionadas que simplemente le fascinaban, esperen ¿Qué? Sacudió la cabeza a manera de negativa, pero luego lo invadieron las imágenes de ella de la noche anterior, teniendo que abofetearse mentalmente para poder quitarse esa sensación.
-Todos tenemos habilidades que nos hacen únicos, y esta es tu manera de hacerte ver a los demás- Tenía que decir algo o la vergüenza iba a terminar por consumirlo, halagarla, solo eso podía hacer -No deberías menospreciarte, si estas en los trece escuadrones es porque eres lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a estas misiones
Asami sonrió, algo que solo hizo que al duro capitán de la novena se le revolviera el corazón, sobre todo al escuchar su risa cantarina.
Continuaron patrullando, hasta que ella se detuviera en seco, desapareciendo con shunpo y colocándose en un punto alto con una expresión mezcla entre miedo y sorpresa.
-Yamamoto ¿Qué sucede? – Pregunto el capitán, y ella se giró para mirarlo.
-Desa… parecieron- Sus ojos terminaron posándose en los de el, ahora era pánico lo que Kensei veía en el rostro de la chica -Todos mis diamantes desaparecieron
Pero solo bastaron esas palabras para ver cómo en un santiamén, Kensei desaparecía de su vista impulsado por un ataque.
- ¡Capitan! - Algo lo había atacado, y ella no pudo ver nada, mucho menos cuando el siguiente golpe se dirigiera a ella, cayendo al lado opuesto que el peli blanco -No pude ver nada, que rayos fue eso
Sorprendida y aturdida se puso de pie, quedándose petrificada al momento en que apoyaba su cuerpo sobre el peso de su rodilla para levantarse. Y es que una figura negra se sobreponía a la de ella con la intención de engullirla.
- ¡Yamamoto! - Gritó el capitán a lo lejos al ver la silueta de su subordinada a punto de desaparecer
-Ochīru, Daya Kōu- Había desaparecido en un santiamén, esquivando la mancha oscura que intentaba comérsela, usando el shunpo para llegar a donde el capitán -Estoy bien, puedo lidiar con esto hasta que el resto llegue
A pesar de estar limitada, Kensei podía sentir una gran presión espiritual provenir de la chica. Haber tenido que recurrir al shikai para enfrentarse a esos enemigos sólo podía avisarle de que las cosas podían ponerse mal.
Ambos se mantenían cerca uno del otro, llevaban heridas pequeñas en su cuerpo que no tenían porque causarles problemas, y entonces, justo cuando un nuevo ataque iba dirigido a ellos, fue la Zabimaru de Renji quien detuviera el ataque próximo hacia el capitán.
Por otro lado, Saya había aparecido para auxiliar a su hermana. Un suspiro y un poco de esperanza ante estos nuevos enemigos.
-Saya, necesito tiempo para terminar de analizarlos, no son enemigos fáciles de vencer, y tampoco son Hollow
-Tomate tu tiempo, yo me haré cargo de esas cosas- Saya comenzó a enfrentarse a su respectivo oponente, observarlo era difícil y sus patrones de combate no estaban claros, pero había logrado captar algo entre tanto ajetreo, hasta que un aullido de dolor la desconcentro y pudo ver al teniente Abarai caer ante una herida de gravedad -Teniente Abarai…
El enemigo estaba por darle el golpe final, pero en ese momento, un muro cristalino apareció delante del pelirrojo, manteniendo aquello que le había atacado lejos de él y dándole la oportunidad a la chica de alejarlo por completo del peligro. Kensei estaba tan enfrascado en su propia pelea, que no tuvo tiempo de mirar o ver si quiera a su colega caído.
- ¡Reporte! – Grito el capitán mientras al no poder voltear para ver que era lo que estaba pasando luego de al menos enterarse que tenia un hombre herido.
-La herida es profunda, necesito tratarlo o perderá mucha sangre- Asami comenzó a utilizar un kidō de curación, haciendo que el gesto del pelirrojo fuera más apacible -Deben atacarlos por los costados, no nos enfrentan a menos que sea de frente, es lo único que pude descifrar
-Eso es suficiente- Murmuro Kensei, activando su shikai y comenzando a pelear, estaba enfrentándose a dos enemigos, el que lo había atacado en un inicio y el que había dejado fuera de combate a Renji, lo que lo ponía en una situación complicada; hecho que le hizo ver en cámara lenta como el enemigo lo atacaría por la espalda sin poder librarse siquiera de su enemigo principal -Maldición…
-Canción protectora- Un muro de diamantes se alzó a la espalda de Kensei, quien aprovecho para separarse de su enemigo y moverse ágilmente para marcar distancia, viendo como el escudo le seguía y mirando a la chica aun en su labor de sanar a Renji -Puedo manejar ambos poderes, no es necesario que alguien más salga herido
Kensei observó el esfuerzo de la menor, activar un kidō de sanación seguido de una habilidad de su propia Zanpaku-tō, eso sí era tener control.
-Bankai… Tekken Tachikaze- Invocó el capitán, desplegando su bankai frente a su enemigo, acabando con ambos en pocos segundos y emparejándose con la soldado de la trece - ¿Necesitas ayuda?
-Gracias, estas dos espadas son suficiente de momento- Afirmó Saya, quien blandió sus espadas sin problema a sus costados -Asami, deja ya el escudo
La chica bajo el brazo, notablemente cansada, pero sin dejar de sanar a su compañero; una presencia los atormento nuevamente, Renji había desaparecido de su vista, Kensei apenas logró sostenerlo y viendo cómo el diamante se cerraba en torno a una mano esquelética y llena de garras.
Había sangre cayendo al momento en que Asami había retrocedido, mostrando su espada firmemente al frente y su mano libre cubría la mitad de su cara. Había alcanzado a esquivar y salvar en sólo un segundo, pero ahora podía mostrar una mejor oportunidad de ataque.
-Asami…
-No, puedo encargarme- Había juntado la sangre que salía de su herida, lanzándola al aire sin quitarle la vista de encima a su enemigo y viéndolo acercarse -Lanzas carmesí
Sin previo aviso, las lanzas perforaron el cuerpo del enemigo, dejándolo inmóvil entre un mar de diamantes carmesí.
-Renji esta bien, pero necesita más atención que yo no puedo proporcionarle, pero vivirá- Kensei observó a lo que fuera que los ataco moverse, pero rápidamente termino siendo embestido por una nueva ola de diamantes carmesí que lo hicieron desintegrarse finalmente -Yo…
Estaba por caer de lado, pero los brazos del capitán la sostuvieron, había utilizado bastante reiatsu y era su primera misión, por lo que estaba seguro que sentía las restricciones como una cadena inmovilizadora más fuerte que su propia voluntad.
-Ya has hecho suficiente, sin ti no estaríamos vivos- Una tenue sonrisa por parte de la chica y luego, perdió la consciencia entre el cansancio y las heridas -Descansa
-Me hare cargo de ella- Afirmó Saya, tomando a su hermana y volviendo así a casa con sus dos compañeros.
Hanatarō terminó por darle los primeros auxilios al pelirrojo, por lo que siguió con Asami, quien descansara en el sofá, y que llevaba una banda que atravesaba la nariz y su mejilla. Esa misión no había ido como se había planeado, así que sin poder hacer nada más, el capitán al mando terminó por finalizado aquello, decidiendo volver a la sociedad de almas y dar su informe tanto al comandante como al resto de las divisiones.
Por la mañana, Asami y Hanatarō terminaron por darle una ultima revisión a Renji, había que terminar de sanar la herida para que por lo menos pudiera andar por su propio pie. Asami salió de la habitación, sentándose en el sofá y viendo al capitán quien, recargado a un lado de la ventana, miraba expectante hacia el exterior.
No quiso interrumpir sus pensamientos y concentración por lo que se acomodo una vez más en el sofá y se recostó un poco, no tenía sueño, pero estaba agotada físicamente, por lo que aquello le hizo sentirse mejor.
-Podemos esperar otro rato si aun te sientes cansada- La voz del albino la hizo alzar la cabeza, mirándolo con curiosidad -No podre auxiliar a Renji si tu estas mal también
-Quizá este subestimándome esta vez capitán, estoy bien- Respondió ella entre risas, haciéndolo a él esta vez, alzar la mirada para poder verla -Pero entre las restricciones, el uso de mi shikai y los kidō para sanar al teniente Abarai me han dejado un poco agotada, pero eso no significa que no pueda seguir mi camino
La menor de las hermanas había despertado un instinto protector en él, algo que no había sentido o hecho por alguien más, ni siquiera por sus amigos y compañeros; los vizard. Pero no solo eso, mirarla le provocaba un vuelco al corazón, su presión arterial aumentaba, su ritmo cardiaco enloquecía ¿Qué demonios estaba pasando?
Terminó acercándose a ella, estaba sintiendo el reiatsu de ella, podía sentirse como el de un humano, ¿de verdad estaba reduciendo su reiatsu de esa manera? Y ahí estaba una muestra de lo que siempre había estado inundando su cabeza. El hecho de que las tres fueran entrenadas por Genryūsai, de que ella fuera la menor y viviera bajo la sombra de su imponente abuelo y todavía, aún más, de sus hermanas.
-No volveré a subestimarte- Fueron sus palabras al momento de ponerse en cuclillas a un lado de ella, mirándola fijamente a los ojos -Aunque espero me permitas cuidar de ti cuando estemos en misiones, algo me dice que eres una chica muy temeraria
Asami dejó escapar una risita, cubriéndose la boca y mirando al albino. Negó con la cabeza ¿Cómo iba a permitir que un capitán con años de experiencia le cuidara las espaldas? ¡Imposible!
-Me niego, lamento decirlo, pero el abuelo nos entreno para esto, que solo nos hayamos topado con algo sumamente desconocido, no significa que vaya a acobardarme detrás de un capitán- Soltó ella, haciéndolo a él reír -Solo soy una soldado capitán, no necesita preocuparse más por mí, se cuidarme sola
-Ejem- Saya apareció y, aclarándose la garganta los sacó de su burbuja, Kensei retrocedió y Asami se acomodo mejor en el sofá -El teniente Abarai esta de pie, coloque un par de vendas para asegurar la herida y…
-Estoy bien, deja ya de decir tonterías- Dijo el pelirrojo al salir de la habitación y tomar a Saya por la cabeza para quitarla de su camino -Ahora afloja las vendas, están muy apretadas…
-Teniente Abarai, deje de moverse- Salió Hanatarō de la habitación intentando mantener inmóvil al pelirrojo -Por favor, deje de moverse…
-Tú quítame las manos de encima o vuelvo a abrirte ese corte- Se quejó saya al momento de sentir las manos del hombre sobre su cabeza.
-Cállense- dijo Kensei al acercarse a ellos, señalando a la menor que se había quedado dormida en el sofá -Traigan a Hanatarō para una junta rápida
Kensei y el resto hablaron por un rato sobre los acontecimientos de la misión, escuchar al tercer oficial de la cuarta división solo podía confirmar que, en efecto, el ataque había sido de otra índole, mucho más allá de un hollow y el hecho de que no sanara, significaba que tenía algo que ver con la clase de habilidad de aquella cosa, sobre todo, por lo niveles tan bajos que el Teniente había presentado.
El hecho de que casualmente Asami fuera la única que pudiera sanar por completo aquella herida, significaba que la chica tenía conocimientos que el tercer oficial no tenía. Y las incógnitas lo invadieron, tenía tantas preguntas que hacerle o, por lo menos, que quería hacerle a ella o a cualquiera de sus hermanas, pero de momento, conocerlas superficialmente era la mejor opción.
¿Habría sido Unohana quien le enseñara aquellos kidō de sanación?
Las conclusiones llegaron a un punto en que, incluso Saya, que no tenía nada que hacer ahí, pero que había sido parte importante para que Asami pudiera hacer un reconocimiento propio a aquellas cosas, le dieron un poco de base a los pensamientos del capitán. Y no tenía sentido, porque aquello cambiaba de forma tan rápido que la menor, en efecto, no había tenido el tiempo suficiente para hacer un diagnóstico final; estaban vivos de milagro. Ningún escuadrón anterior había vuelto con vida, lo que fuera que los atacó, simplemente lograba acabar con sus enemigos sin piedad, sin rastro, ¿a qué demonios estaban enfrentándose?
Una nueva orden, empacar y marcharse, debían entregar el informe de la misión, tendría que ponerse a redactar una vez llegara a su oficina y entregar el documento para cuando el Comandante llamara a junta. Odiaba admitirlo, pero sin dudarlo había sido el mejor resultado que pudieron haber obtenido luego de mucho tiempo, y de tantos compañeros perdidos.
Kensei conocía el método para finalizar la misión, así que se encargó de preparar la casa junto con Hanatarō, la puerta senkaimon se había abierto ahí mismo, por lo que comenzaron su viaje de vuelta a casa. Kensei comprendía que llevaba dos personas heridas, por lo que iba lo más lento que su paciencia le permitía, creía que Renji sería el que más problemas le traería, pero no fue así; Asami cayó de rodillas al cabo de una hora.
-Utilizó una gran cantidad de reiatsu para salvar la vida de Abarai, es normal que este agotada- Aseguro Hanatarō a un lado de la menor -No había visto a alguien utilizar tal técnica de sanación desde la capitana Unohana, así que necesita descansar una vez esté en la sociedad de almas
Saya se había propuesto ayudar a su hermana, pero el capitán se apoyó en una rodilla frente a la chica, dándole la espalda.
-Entre más pronto estemos ahí, más pronto podrá recuperarse- Saya los había visto hablar esa mañana, un comportamiento tan impropio de la menor que antes de permitirle decir algo, Asami ya estaba sobre la espalda del capitán, acomodándola con una pequeña sacudida -Si quieres dormir un poco hazlo, te ayudará…
Sintió la cabeza de la chica apoyarse en su hombro, sus brazos al frente quedaron colgando al cabo de pocos minutos, entendiendo que estaba profundamente dormida. Se permitió disfrutar de aquel contacto, podía sentir la respiración acompasada de la chica en su espalda, en su nuca, lo que le provocaba un imperceptible escalofrío. Saya se había acercado a Renji y Hanatarō para ayudarles en su andar.
Al llegar a la sociedad, la división cuatro ya esperaba por ellos, sobre todo para recibir al teniente de la sexta, aunque no dejaron de recibir a la menor de las hermanas, pero Saya a pesar de querer ir, fue detenida por su hermana.
-Ve a la trece y dile a Hanako que estoy bien- Asami le sonrió, Saya sabía que estaba bien y que no habría necesidad de estar con ella -Anda…
Saya sonrió, alborotando el cabello de su hermana y despidiéndose de ella.
…
Estaba cansado luego de la misión, sinceramente hubiera preferido llegar a su casa y descansar, pero debía preparar el informe para el comandante y, sin embargo, el ver llegar a su teniente solo lo hizo soltar un suspiro.
-Detalles- Urgió el moreno al momento de sentarse en la silla al momento de girarla y recargado los brazos sobre el respaldo y mirando a su capitán - ¿Y bien?
Su mente estaba difusa, tenía el combate con vivas imágenes que se repetían una y otra vez dentro de su cabeza, pero, en general todas tenían que ver con la menor de las Yamamoto. Chasqueo la lengua y trato de centrarse, se apretó el puente de la nariz, pero su mente no podía dejar de mostrarle el rostro de la joven Asami, tanto aquel rostro lleno de dulzura, como el bravío y fiero que mostró en combate.
-Desastre- Atinó a decir, colocando la mano que tenía sobre la nariz en el escritorio, haciendo a su subordinado alzar una ceja -Fuimos atacados, Renji fue herido
- ¿Fue herido? Pero si todo el Gotei lo vio llegar caminando- Hisagi entrecerró los ojos al mirar a su superior, estaba escondiéndole algo seguramente -Hanatarō es un buen soldado de la división cuatro, el…
-Asami- Atinó a decir al momento de interrumpir a su teniente, quien pareció mostrarse aún más interesado por los sucesos -Si no hubiera estado ahí, todos hubiéramos muerto, Renji habría sido el primero porque su herida no dejaba de sangrar y sus niveles de reiatsu cayeron estrepitosamente, como si todo escapara por el tajo en su pecho. Fue la primera en reaccionar y darle los primeros auxilios
Kensei guardó silencio, pensativo, como si lo siguiente que fuese a decir sería lo peor del mundo, y Hisagi se mantuvo pendiente, las expresiones en el rostro de su capitán, la duda, el miedo, todo pudo verlo reflejado en su perfil, en como aquella mente cautelosa y con décadas de experiencia estuviera dudando de sus propias capacidades.
-Hubieran acabado conmigo en segundo lugar si ella no hubiera utilizado en simultaneo una técnica para protegerme- Y volvió el rostro al frente para mirar al moreno, sorprendido por las palabras de su capitán -Uso en simultaneo un Kidō de sanación con una técnica de su propio shikai, y lo mantuvo en pie hasta que supuestamente estábamos a salvo y de repente, alguien la ataco
El teniente creía que probablemente su capitán exageraba las cosas, pero realmente no sabía que esperar de las hermanas, no luego de que Hanako barriera el piso con él el día que la asignaron a la división trece.
-Creo que estas exagerando, son buenas, pero ¿a ese nivel? – La mirada acusatoria de su capitán le provoco un escalofrío, pero luego una loca idea atravesó su mente - ¿No te habrás enamorado de la soldado?
Las mejillas de Kensei se tiñeron de rojo, no de rosa, ROJO VIVO. Y luego aquellas imágenes vinieron nuevamente a su mente, con el cuerpo de la chica sobre el de él, cubierta por una toalla. Esto no podía saberlo su teniente, ni nadie del gotei.
-Tu secreto está a salvo conmigo, Asami es un poco más apacible que el resto de sus hermanas- Terminó por dejar la silla y sentarse en el sofá, recargando el cuello en el respaldo y cerrando los ojos -Cualquiera caería a sus pies
- ¿Tú también? – Shūhei resoplo burlón -No, lo tuyo son las ligas mayores, la teniente es otro nivel. Zanjaré este tema, realmente no me apetece enredarme en estos pensamientos, redactare el informe y se lo hare llegar al comandante
Kensei se dispuso a trabajar, su teniente terminaría retirándose al cabo de unos minutos, pero sus dudas reaparecieron luego de una hora de trabajar, había visto la agilidad con que la menor se había desempeñado, en como su análisis había ayudado a que aquello no fuera peor para el equipo. La otra hermana había hecho también un buen trabajo en permitirle a la menor analizar al enemigo, que Renji hubiera acaparado su atención y aún así, ayudar al resto con el escudo, le confería un montón de puntos extras.
No había mucho que pudieran recuperar de aquella misión, había información, datos, cosas relevantes, sangre y muchas cosas que estaba seguro saldrían a relucir el día de la junta. El trabajo de su editor de revista estaba en su auge, tenía los reportes de los cuatro shinigamis, y extrañamente, fue el capitán quien se centrará en el informe de la pequeña, algo que llamó nuevamente la atención del teniente.
Shūhei miraba al albino caminar en círculos con la carpeta de la división diez en una mano y su taza de café en la otra, estaba trazando su plan para no ser tan rudo, aunque sabía que el capitán no caería tan fácil, o quien sabe.
-No había visto una caligrafía así en años- Dijo el moreno sin dejar de ver sus carpetas, leyendo el informe de Renji y mirando a su capitán de vez en cuando, estirando un brazo para alcanzar una galleta. Solo recibió un leve "mmmm" como respuesta -Pulcra, definida, con buena silueta…
Silueta
Aquella palabra le provocó a Kensei un escalofrío, se tronó el cuello y dejó la taza sobre la mesa para seguir hojeando el reporte. Shūhei volvió a atacar.
-Pienso que la curvatura de la punta del pincel influye mucho en su estilo- Una nueva sacudida, un aclaramiento de garganta y un largo trago de café -Ahora entiendo todo- Kensei alcanzó a despegar la vista del informe, parpadeando un poco al ver la expresión de su teniente -Algo raro paso y no quieres decírmelo, y por tus reacciones físicas puedo deducir que fue un altercado con las hermanas o, específicamente con Asami
Explicarle lo que había pasado a su teniente había sido complicado, no podía evitar llamarlo pervertido o degenerado sin que aquello terminara en un grito explosivo.
Las cosas se apaciguaron luego de unos días, donde el Comandante decidiera finalmente llamarlos a junta. Formados y en sus respectivos lugares, los capitanes escucharon al comandante atentos, porque todos habían leído los informes entregados por todos los miembros de la misión; incluido el de Saya.
-La capacidad caligráfica de la hermana de en medio se ve opacada por el estilismo y delicadeza de la menor, que cosas- Mascullo Mayuri, haciendo a la capitana de la trece mirarlo con aseveración -Que un soldado de menor rango salve a un teniente, dice mucho del hombre que tiene por mano derecha, capitán Kuchiki
El aludido alcanzo a lanzarle una mirada despectiva, fulminante, en varias ocasiones ya lo hubiera matado, pero de hacerlo, ¿Qué sería de los trece escuadrones?
-No estamos aquí para deliberar sobre las capacidades que tienen o no nuestros hombres, el punto aquí, es que son el primer grupo que vuelve luego de un ataque como ese- Afirmó el comandante, mirando con reproche a su capitán de la doceava -El potencial del teniente Abarai es suficiente para poder asegurar que aquello fue un ataque furtivo, tal como lo especifico la soldado Yamamoto de la decima división, quien mostró un desempeño inigualable
- ¡Ja! Proteger a un Capitán y salvarle la vida a un teniente, un acto de heroísmo, sin duda- Bufó el científico, mirando al capitán de la decima -Un elogio sin precedentes, siguen siendo unas niñas
-El apoyo de las hermanas Yamamoto salvó la misión, volvimos con vida gracias a ellas- Afirmó el Capitán Muguruma, cruzado de brazos y mirando al científico -Los análisis de la menor ayudaron a poder enfrentar a esos enemigos de mejor forma, sin embargo, no hubiera sido posible sin la hermana de en medio, sus habilidades con la zanpaku-tō le dieron el tiempo suficiente para que pudiera hacer un análisis
-La edad es irrelevante en estos momentos, la experiencia aflora en el campo de batalla cuando se desea sobrevivir, y ellas lo demostraron fervientemente- Kyōraku miró a sus capitanes, podía ver en sus ojos la duda y el temor del poder incomprensible de las hermanas.
Termino preguntando a la capitana Kuchiki por la respuesta de ambas hermanas que estaban bajo su tutela, la mayor como su teniente respondía de manera eficiente al puesto, aunque la de en medio parecía ser algo acelerada respecto a ciertos puntos, respetaba la manera en que obedecía y acataba las ordenes de sus superiores.
-Puedo darme cuenta de eso, no dudo que sea un pequeño problema; no me equivoque al ponerla en la misma división que su hermana mayor- La información de la trece estaba bien, ahora venia la diez, donde tenía mucha curiosidad de oír lo que tuviera que decir el capitán de la división -Capitán Hitsugaya ¿Qué me dices de la pequeña Asami? ¿Cómo te va trabajando con ella?
-No tengo ningún problema con ella, desde que volvió de la misión a realizado trabajos que originalmente le corresponden a mi teniente, la he observado y, a pesar de su carácter apacible y su desempeño en la misión, puedo darme cuenta de que es todo lo que necesita para ser peligrosa- Kensei hizo una mueca, el mejor que nadie podía rectificar aquello y con muchos más detalles de lo solicitado -Sin embargo, que un shinigami de bajo rango salve la vida de un teniente y un capitán, y todavía que pueda mantener dos diferentes actividades en una batalla dice mucho de ella
-No cabe duda de que es algo increíble, pero…- Hizo una pausa, larga, que mantuvo a todos a la expectativa, soltando un suspiro con resignación, sabiendo que el capitán no quitaría dedo del renglón - ¿No es algo pronto para tomar esa decisión? Hacerla tercer oficial, creo que es algo muy apresurado para alguien que acaba de ingresar
-Con todo respeto, señor, no pienso retractarme de mi decisión, y esa es mi última palabra…
Kyōraku suspiro, luego se dirigió a todos sus capitanes.
- ¿Alguien está en contra de la petición del capitán Hitsugaya, en hacer tercer oficial de la décima división a Asami Yamamoto? – Nadie dijo nada, la verdad es que nadie conocía aún el poder de la menor de las hermanas y solamente Muguruma y Hitsugaya la habían visto en combate -Bueno, como nadie está en contra, acepto su petición capitán Hitsugaya, puede disponer de la chica como mejor le convenga
-Gracias, señor
Terminaron de hablar sobre la misión, detalles mínimos sobre los nuevos "hollow" y luego todos se retiraron a sus respectivas divisiones.
…
Tercer oficial, había pasado de ser una soldado cualquiera, a ser la tercera oficial de la división diez, ¿Por qué no pensó en traerla a la nueve y hacerla tercer oficial? Claro, ahora el niño prodigio tenía a la niña prodigio.
Kensei se vio en la necesidad de hacer una visita a la décima, quería corroborar el trabajo de la menor, por lo que la vio trabajar en… ajam… la misma oficina que el capitán.
-Muguruma- Llamo la voz del joven capitán, notando que ponía la vista en su tercer oficial - ¿Qué te trae por aquí? ¿Problemas con los papeles de la diez?
-Nada de eso capitán Hitsugaya, todos los papeles que tengo pendientes con la diez están en orden- Hitsugaya lo observo tomar asiento en el sofá, algo que no inmutaba la concentración de la chica - ¿Dónde está tu teniente?
El albino suspiró, rodando los ojos y notando que su colega estaba ahí más para charlar que para algo importante, se relajó un poco.
-Vagabundeando, como siempre, no sabe hacer otra cosa- Luego sus ojos se posaron sobre la joven que trabajaba sin distraerse del otro lado de la oficina – Por suerte, tengo a alguien sensato en este lugar que sabe lo que es tener obligación
Kensei miró a la joven trabajar, estaba sumamente concentrada, con el cabello trenzado en una corona que rodeaba su cabeza, con algunos mechones rebeldes y el flequillo bailando con cada movimiento frente a su rostro.
-Debiste ascenderla a teniente, te funcionaría mejor que como tercer oficial- Había señalado a la chica con el pulgar, pero su vista estaba en su compañero, por lo que no se dio cuenta que la chica alzó el rostro con sorpresa.
-Hubiera rechazado la moción de mi capitán- Los dos hombres la miraron, justo cuando cerraba el archivo y lo dejaba sobre la pila de aquellos que ya estaban terminados -Mi experiencia y habilidades aun no se comparan con las de mi teniente, o con las de algún otro. No estoy aquí para robarle su puesto a nadie, estoy aquí porque mi abuelo así lo hubiera querido, y si en algún momento se me da la oportunidad como teniente, o incluso capitán, lo aceptare con honor, pero no ahora a tan poco tiempo de haberme unido a los trece escuadrones
Kensei sonrió, además de responsable, honesta. Había tomado otro documento, trabajando en él sin chistar, imaginaba que aquella pila de archivos eran los que la pelirroja había dejado inconclusos, y que seguramente la menor se encargaría de archivar y entregar a los respectivos dueños.
-No hay mucho que pueda decir respecto a tener dos- Kensei lo sabía muy bien, y es que Mashiro generalmente se comportaba como una niña berrinchuda que le gustaba molestarlo, por otro lado, Shūhei era su amigo y editor, y realmente hacía un buen trabajo, no podría quitarle su puesto luego de que se encargara de la división en ausencia de un capitán - ¿Es el escritorio de Matsumoto?
-Insistió en dárselo, de todas maneras, no lo usaba- Afirmó Hitsugaya, aburrido -Creo que al fin encontró un propósito en su vida
Hablaron un poco sobre lo que aconteció en el mundo humano, ella siguió trabajando, aunque luego de unas horas se disculpó con los hombres y salió, llevando en sus manos un par de carpetas.
No podía evitar sentir que la miraban con interés, como si desearan que alzara la vista, pero aún tenía trabajo que hacer, por lo que mejor salió a entregar un par de reportes.
Caminaba en dirección a la división cinco, no es que tuviera muchas ganas de ver al capitán Hirako, y es que realmente no le caía del todo bien con su sonrisa y aquella manera tan altanera de mirarla.
-Parece estar trabajando más de la cuenta, tercer oficial Yamamoto- Dijo él al recibir las carpetas, mirándola con aquella expresión desinteresada - ¿Está haciendo el trabajo de su teniente? Los reportes de la diez no suelen llegar sino hasta dos o tres semanas después
-No volverá a pasar capitán, voy a encargarme de que cada división reciba sus reportes y papeles a tiempo- Lo miraba, pero a diferencia de su habitual sonrisa, solo había seriedad -Si me disculpa, me retiro
Se dio la vuelta y le dio la espalda, caminando hacia la puerta, pero el rubio tenia toda la intención de molestarla.
-Espera- Esto la detuvo, apenas girándose para mirarlo, ya que no tenía intenciones de volver a verlo de frente, dejándole clara su postura ante el -Quizá deba elogiarte por tu gran hazaña en la misión, salvar la vida de teniente y capitán en simultáneo con dos técnicas diferentes
Arrugo la frente, girándose esta vez para verlo de frente nuevamente, apretando contra su pecho la carpeta que llevaba.
-Se lo agradezco, pero no necesito sus elogios, el hecho de que reconozcan mi esfuerzo es suficiente- El tono de voz empleado por ella dejaba en claro que sus palabras le habían molestado, y que no iba a dejar que él intentara burlarse de ella -Nuevamente gracias, y con su permiso
Salió de la oficina antes de que el capitán dijera algo más, inspiró profundamente y siguió su camino.
Para Hirako, la presencia de las niñas Yamamoto solo le provocaba recuerdos, buenos y malos, porque al final, cada una tenía algo que le recordaba a cada uno de los caídos hacía años.
…
Luego de analizar bien los datos de la misión, el capitán comandante enviaría un nuevo grupo, esta vez sería la mayor de las hermanas la que asistiera, su alto mando sería el capitán Ōtoribashi, seguida de la teniente Hinamori y el tercer oficial Yamada.
Con Hanako fuera, Asami sabía que las responsabilidades para ella aumentaban un poco, sobre todo, porque Saya aprovecharía para holgazanear un poco. Se había levantado temprano para preparar el desayuno y el café de Saya, de hecho, se había preparado uno para ella, se lo llevaría con ella, ya que en general lo tomaba un poco más frío que caliente.
- ¡Saya! – Grito desde la cocina, su hermana seguía en su cuarto, dormida, por lo que debía levantarla antes de irse o llegaría tarde - ¡Llegaras tarde si no te levantas ya!
Dejó el plato servido en la mesa y la taza lista para que ella se sirviera el café, por lo que dejó todo listo nada mas para que ella llegara y se sirviera, ya había desayunado, por lo que tomó su vaso y suspiró.
- ¡Ya me voy! – Insistió sin obtener respuesta -No me hago responsable del resto
…
Apenas llegó a la oficina del capitán, teniendo que disculparse por el hecho de que desde un día antes, el teniente Hisagi le citara en su oficina para aclarar algunos puntos, teniendo que retirarse por unas cuantas horas. Cuando llegara a la división nueve, el moreno la recibió con una sonrisa, le había dejado una bandeja con galletas en el escritorio y ella feliz se sentó frente a él.
Tenían poco más de media hora trabajando, cuando el capitán de la división abrió la puerta sin tocar, llevándose la sorpresa de ver ahí a la menor ¿Cómo podía algo tan sencillo hacerla ver tan bien? No era el sofisticado peinado de días atrás, la corona trenzada había desaparecido, dando lugar a una trenza floja con varios mechones de cabello que enmarcaban su rostro, las puntas blancas lucían extrañamente bien en su cabello, sus ojos gris claro finalizaban por darle el toque de cara de ángel.
- ¿No sabes tocar o qué? – Expreso el teniente al ver a su capitán pasmado en la puerta mirando a la menor - ¿Qué es lo que quieres? Estamos trabajando
-Dijiste que ya tenías todo listo- Afirmó el mayor, sentándose en el sofá, donde no podía ver el rostro de la tercera oficial - ¿Qué te hizo falta?
Shūhei resopló, alejando un mechón rebelde de su rostro, que, si bien no le molestaba, le daba algo de dramatismo.
-No te incumbe, a menos de que quieras decir algo para la soldado que te salvara la vida- Kensei lo miro esta vez, su teniente lo miraba de forma retadora y la joven había girado levemente la cabeza para verlo por el rabillo del ojo - ¿Qué dice Capitán?
Kensei se puso de pie y se acercó a la cafetera, tomó una de las tazas y se sirvió media taza, y se acercó al escritorio a ver si podía ver lo que escribía, pero el teniente cubrió sus papeles con recelo.
Asami contuvo la risa, apretando los labios mientras agachaba la cabeza, aunque algo llamó su atención, una extraña sensación de que la observaban. Alzó la vista, topándose con los orbes dorados del capitán, sonrojándose y desviando la mirada.
-Creo que es todo teniente Hisagi, no tengo nada más que agregar al artículo- Dijo ella cerrando su carpeta y poniéndose de pie -Le agradezco por considerarme para escribir una columna sobre mi reciente ascenso, no dude en avisarme de cualquier cosa que necesite
Hizo una leve reverencia ante ambos hombres y tomando su termo de café, salió de la oficina, cerrando la puerta tras de sí.
-Con que una columna sobre su ascenso, eh- Kensei se movió, sentándose frente al escritorio justo donde ella estuvo segundos antes, dejando la taza sobre el escritorio de su teniente - ¿A qué viene todo esto? Creí que la querías para algo de la misión
-Si le decía que era para entrevistarla, claramente no iba a aceptar. No buscan fama ante el gotei, pero ya la tienen, las tres- Lo decía por experiencia propia, aunque todavía no tenía claras las intenciones de su capitán hacía con la menor -Y tú mejor que nadie lo sabe ¿de verdad vas a dejar tu espacio en blanco?
Kensei lo miró con los ojos entrecerrados, y sin mover un ápice su postura respondió.
-Ya le dije lo que tenía que decirle personalmente, no tengo porque expresarlo en papel, ademas, no creo que le importe mucho ¿y sabes que? Deja ya de jugar al editor y ponte a trabajar- Agrego el albino, tomando su taza y poniéndose de pie, acercándose a la puerta -Tu trabajo no solo consiste en escribir, también debes hacer papeleo y entregar tus reportes
La puerta se cerró de golpe, Kensei farfulló de forma ininteligible todo el camino hasta su oficina, sentándose en su silla y girando un par de veces antes de tomar nuevamente su taza.
Si bien había mantenido conversaciones de diferentes índoles con ella, en esta ocasión no se dio a más, solo había atinado a mirarla de manera extraña, porque si, eso había sido. Chasqueó la lengua, sobre todo porque estaba dándose cuenta de que aquello era imposible.
Días después, el grupo enviado al mundo humano seguía sin volver y aún no tenían algún reporte o indicio sobre su paradero, pero teniendo a una de las Yamamoto en fila, seguramente estarían bien.
Había recibido su ejemplar de la revista de ese mes, sin embargo, no había tenido oportunidad de siquiera hojearla, y es que, aunque ese trabajo no le correspondía, su capitán le pidió de favor ayudar a entrenar a los shinigamis de la división.
Así que, cuando finalmente llegará a casa, lo primero que hiciera fue ponerse a leer. Aún era temprano, por lo que no se había propuesto hacer la cena todavía, aunque escuchar llegar a Saya solo la hizo alzar un poco la vista de la revista.
-Volviste temprano- Dijo sin despegar la vista del papel -Aún no saco nada para cocinar, ¿se te antoja algo en especial?
-Supongo que cualquier cosa esta bien- Dice sentándose frente a su hermana, notando la reviste que leía Asami - ¿Hay algo interesante en el ejemplar de este mes?
Volvió a asomarse por encima de la revista, viendo a su hermana, alzando el librillo aún más.
-Estoy buscando una columna que el teniente Hisagi escribió sobre mi ascenso- Respondió, dando la vuelta a la página, divisándola y leyéndola rápidamente, y bajando la revista lentamente -No dijo nada…
-Claro, y yo nací ayer- Dijo arrebatándole la revista -Que lo quieras ocultar significa que dijo algo interesante
Saya se puso a buscar el artículo nada más tener la revista en sus manos, el artículo estaba, pero el capitán de la novena división no había dicho nada al respecto, solo estaban los comentarios de su capitán y sus compañeros de misión.
-Creí que diría algo al respecto, el… no ha dejado de elogiar mi desempeño- Se quedó mirando un punto fijo de quien sabe que parte de la casa, pero sacudió la cabeza para salir de aquel trance -Ire a hacer la cena
Se puso de pie y dejó a Saya con la revista en la mesa, comenzando a moverse por la cocina sin decir una sola palabra más.
- ¿Él? ¿A quién te refieres exactamente con "él"? - Cuestiona Saya desde el comedor.
Movió la cabeza a manera de negación, no entendía aún porque aquello le afectaba tanto.
-No es nada, olvídalo- Respondió desde la cocina, ya con el delantal puesto y comenzando a picar las verduras - ¿Arroz y verduras al vapor?
-Nada de olvídalo- De la nada, Saya había pasado del comedor a estar al lado de su hermana -Esperabas específicamente la opinión de alguien ¿acaso es de tu mini capitán?
Ya había picado su curiosidad, ahora le quedaba indagar un poco. Asami trato de ignorarla, pero sinceramente no tenía ganas de discutir; y suspiró.
-La de mi capitán está ahí, luego de la tuya- Expreso ella, girándose para tomar un trasto para poner los vegetales picados -El capitán Muguruma, estuvo ahí esa mañana, Hisagi le dijo algo al respecto y luego me fui, creí que no quería que me enterara de lo que diría, pero no dijo nada
- ¿Por qué te importa tanto la opinión del capitán Mugurama? - Cuestiona Saya inocentemente volviendo su vista al artículo de la revista.
Guardo silencio, alejándose de donde cortaba vegetales hacia el lado del fregador, lavando lo que había usado y luego moviéndose al lado de la estufa.
-No lo sé- Fue su única respuesta, poniendo la sartén y encendiendo el fuego, vaciando un poco de aceite y quedándose en silencio.
-Hasta el red pineapple te puso algo- Frunció el ceño, todavía no lo encaraba desde aquella misión en que el muy maldito entro y las vio desnudas a ella y a Asami -Creo que también el capitán Mugurama quedo tan aturdido de la golpiza que no se atreve a comentar algo- Sonríe de forma maliciosa -Ese par... ¿no les enseñaron a tocar la puerta cuando saben que hay mujeres dentro?
-No, de hecho entró repentinamente a la oficina de su teniente- Respondió, luego pareció reaccionar a sus deberes -Saya, de verdad ¿qué demonios estoy cocinando?
Había sacado vegetales del refrigerador, huevos y algo de pollo, pero no sabía que iba a cocinar.
-Si tu no lo sabes, menos yo- Dice alzando una ceja al ver la variedad de ingredientes que había sacado - ¿Tan distraída estas porque ese capitán no te puso un comentario?
Esta vez la mira con extrañeza, y es que tanto Hanako como Asami siempre han sido muy minuciosas en la elaboración de los alimentos. Y la menor termino por moverse en silencio por la cocina, refunfuñando y sacando y metiendo cosas de las gavetas. Termino por hacer Okonomiyakis antes de que otra cosa pudiera pasar, hizo un poco de té y terminó por sentarse a la mesa antes de arrepentirse.
-Quizá exagere- Dijo luego de un suspiro, dando un sorbito a su té, luego su cerebro captó las palabras dichas por su hermana con anterioridad. Le había dado una paliza a ese capitán entrometido, pero habían arreglado las cosas, habían mantenido conversaciones ligeras y nada fuera de lo normal, pero luego de eso, esperaba algo de parte de él -Dejamos morir el tema, nada ganábamos con tenerlo en la mente y sentirnos avergonzados por ello, y sinceramente, agradezco que no toque el tema o comente algo delante de alguien más
-Pues más le vale- Amenaza Saya dando un gran bocado a la comida -Y espero que a ese teniente de pacotilla tampoco se le ocurra decir algo
Se quedo pensativa, sinceramente, hasta el hambre se le había espantado, apenas y probó bocado, pero solo comió la mitad, el resto lo guardo y comenzó a fregar los platos en silencio. Su hermana había comido bastante, por lo que se había quedado a la mesa.
-Quedaron mochis rellenos de fresa ¿los quieres de postre? - Le preguntó desde la cocina, revisando el refrigerador y viendo que podía sacar para no acumular cosas -No quiero tirarlos, yo solo quiero uno
-De acuerdo, preparare algo de café entonces- Va a la cocina, buscando en la alacena lo necesario. Es entonces que nota demasiado pensativa a Asami ¿De verdad le afectaba tanto el hecho de que el capitán de la novena no comentara nada? -Te siento rara, Asami- Termina por encararla y mirarla con una ceja alzada – No se explicar muy bien o porque exactamente, pero algo pasa contigo
Dejo los mochi sobre la barra a un lado del refrigerador, por lo qué prosiguió con la limpieza.
-Sin ensuciar- Le reprochó, lanzándole un limpiador por si tiraba o ensuciaba algo, luego la escuchó, girándose para verla, sosteniéndole la mirada a su hermana -No sé de qué estás hablando, solo estoy algo distraída, es todo, mañana estaré bien
Se giró para guardar algo, pero terminó por golpearse en la frente con la esquina de la puerta.
- ¡Ay! Maldición
Saya reprimió una carcajada a duras penas, incluso escupió un poco del café que previamente había tomado de la taza.
-El tema aquí hermanita, es… - Se encamina nuevamente hacia el comedor con un tono insinuante y la taza de café en mano -Distraída porque o, por quien, esa es la cuestión
Apenas pudo caminar hasta el refrigerador y sacar una compresa de gel fría. Las lágrimas corrieron por sus mejillas, apenas pudiendo hablar.
- ¿Cómo que porque o por quién? - Le daría dolor de cabeza seguro, quizá no dormiría en toda la noche -Ay Saya, no me dejes así
Gritó aún en la cocina, sollozando un poco por el golpe, que de seguro tendría una marca morada azul para el día siguiente.
-No parecías distraída durante la misión, estábamos ahí, rodeadas mientras tú atendías al teniente y levantabas un muro para protegernos- Alza un poco la voz para que pueda escucharla tras darle una mordida al postre, dando luego un sorbo a su café -Estas rara, es todo lo que puedo sentir
-Estaba en mis cinco sentidos, los protegí con Daya Kōu, mantuve al capitán con vida porque sabía que no iba a poder sanarlo teniendo a Renji desangrándose- Y un gruñido escapó de su boca, se quitó la bolsa fría y sintió una bolita donde se había golpeado -¡Perfecto! Ahora tengo un cuerno
Y volvió a meter la compresa en el refrigerador, acercándose a la barra y tapándose la cara con ambas manos.
-Como digas~- Canturrea, tomándose luego el resto del café cuando se terminara el mochi -Iré a pasear a Hogo, así que no tardo
En cuanto el perro (que ya no era tan cachorro) escuchó aquellas palabras, empezó a ladrar ansioso y a correr en círculos alrededor de la morena. Y Asami miró al perro mover la cola mientras saya le ponía el collar, suspiró.
-Si, vayan. Con cuidado- Les dijo a ambos al verlos salir.
Terminó de recoger todo, se sentó a jugar un rato, pero luego de unas cuantas partidas se fue a acostar.
Pero no pudo ni siquiera cerrar los ojos, además del dolor de cabeza. Casualmente escuchó a Saya llegar, pero ella se quedó tirada en la cama. Pasó la noche a vuelta y vuelta por la cama, se rindió al cabo de un par de horas, decidiendo bajar y leer un poco, pero solo había logrado interesarse aún más por el libro.
Estaba recostada en el sofá, cuando de pronto el libro le cayó sobre cara y se quedó dormida.
Era raro que a esa hora de la mañana el olor del desayuno no estuviera ya saliendo de la cocina, quizá Asami se quedó dormida, lo cual también era extraño porque ella siempre se levantaba temprano para no llegar tarde a la división. Paso por su cuarto para despertarla, pero al no escuchar respuesta abrió la puerta, dándose cuenta de que no estaba ahí
¿Se abra ido antes?
Terminó por bajar a la cocina, encontrando a su hermana durmiendo en la sala con un libro sobre la cara, momento para el cual, una idea surco su mente para ver simplemente como reaccionaba.
-Hey, Asami- La movió por el brazo, pero su hermana apenas hizo un quejido -Asami, despierta. El capitán está aquí
Su subconsciente terminó por traicionarla, el capitán de la novena apareció en sus sueños, más específicamente, en la noche en que las encontró a ella y su hermana en la bañera.
Estaba rememorando la paliza que le había dado al capitán, que cuando escuchó la voz de saya a lo lejos decir que el capitán estaba ahí, terminó por enderezarse de golpe y mover la cabeza para todos lados.
- ¿Capitán Muguruma? ¿Que? ¿ ? - Enfoco la vista en su hermana -Dime que no dije nada indecoroso
- ¿Algo indecoroso? ¿Muguruma? - Cuestiona Saya alzando una ceja, mirándola de manera inquisitiva -Sinceramente no sé qué pensar de la combinación de esas dos cosas, esto es extraño
Asami gruñó, más por el dolor de cabeza y el mareo involuntario que le dio por sacudir la cabeza.
-Ay no saya, por favor, ya no le busques los tres pies al gato- Esta vez, fue Hogo el que se acercara a ella solo con escuchar gato, colocando su hocico sobre su pierna -No creo que sea tan extraño como el hecho de que llegaremos tarde por estar aquí haciéndonos tontas
Y bajo los pies del sillón, pero definitivamente no se sentía bien. Pero era mejor ir a trabajar que quedarse en casa.
-Definitivamente traes algo peque- Especula Saya con una mano en la cadera, sonriendo victoriosa -Pero, en fin, ya me enterare
-Si, sí, pero dame algo para este maldito dolor de cabeza, en serio Saya, me duele a morir- Dijo mientras caminaba escaleras arriba, debía darse un baño y ver si el agua fresca le ayudaba -Ni los tés de Hanako surtirían efecto
-si no te sientes bien para ir a trabajar deberías decirle a tu capitán y quedarte a descansar- Dice mientras iba a buscar la medicina para su hermana y dárselo antes de que subiera - ¿No estará dándote fiebre?
-Es un simple dolor de cabeza, ¿recuerdas que me golpeé con la puerta del mueble anoche? - Tomó el frasco, sacando dos pastillas y devolviéndole el frasco a su hermana -No tengo fiebre, solo tuve una mala noche, y no faltaré al trabajo solo por un dolor de cabeza
-De acuerdo- No había forma de persuadirla cuando se ponía asi de firme con su deber -Nos veremos más tarde supongo, yo me adelanto
Saya desapareció con un shunpo, dejándola sola y suspiró, subiendo a darse un baño, dejó que el agua fría corriera por su cuerpo, solía ayudarle con esas crisis, pero ésta se estaba tardando en desaparecer.
Finalmente terminó por no ir a trabajar, así que se metió en la cama de nuevo y trato de conciliar el sueño.
El hecho de que no llegara a trabajar inmediatamente preocupó a su capitán, aunque si bien, había estado realizando un trabajo óptimo para la resolución del trabajo estancado, creyó prudente que aquel descanso le vendría bien.
-Matsumoto, tú…
-Lo siento capitán, tengo que ir a otro lado- Dijo la pelirroja, dejando a su capitán con las palabras a medio decir.
El albino suspiro, y entonces la echo de menos, porque una vez ella se fuera, la joven Yamamoto le preparaba un té que mezclaba con leche, agarrándole el gusto a aquella bebida.
La pelirroja amaba delegar sus responsabilidades y pasear por el gotei sin preocupaciones. Aunque más le gustaba llegar a la división nueve y robarle un par de galletas a su amigo y "hablar" con él.
-Tuve que escapar de mi capitán antes de que me pusiera a trabajar- Escucho que decía su amiga, recostada en el sofá y moviendo el pie que tenía apoyado en su rodilla -Asami no vino a trabajar y no puedo hacerme cargo de sus reportes
-Qué curioso, ella si puede hacer tu trabajo y tú ya no puedes retomarlo- Farfullo el moreno, cerrando una carpeta y mirando a su amiga -Quizá se haya enfermado de tanto trabajar
-No quieras hacerme sentir culpable…
La puerta se abrió, dejando ver al capitán de la división en el umbral de la puerta.
-Otra vez tú aquí, mi teniente si trabaja por si no te has dado cuenta Matsumoto- Dijo el hombre al verla ahí, sobre todo, luego de escuchar que la menor no se había presentado a trabajar -Mejor ve a hacer tu trabajo y deja de interrumpir el de los demás
-No se preocupe Capitán, acabo de recordar que tengo un pendiente- Se puso de pie, comenzando a acercarse a la puerta -Adiós
Desapareció con shunpo, mirando a su amigo, quien suspirara aliviado por la marcha de la pelirroja y viendo a su capitán igualmente retirarse.
-No me digas que solo viniste a espantarla- El aludido se detuvo antes de alejarse -Algo ha de haber dicho para que te acercaras aquí ¿será que fue lo de Asami que te hizo venir hasta acá?
-No te hagas historias en tu mente, solo vine a desalojar tu oficina- Respondió de manera seca retirándose.
Shūhei sabía que algo había detrás de aquel extraño comportamiento, pero seguiría observando a su capitán quien, en ese momento, saliera de la división en busca de la hermana de la menor. La encontró por algún lugar cerca de la división once.
-Oye, Yamamoto- Llamo el albino al verla, haciendo a sus dos acompañantes mírale con curiosidad -Hay algo que quiero preguntarte
-Dígame capitán- Responde en un tono no tan formal pero sin dejar de verse propia.
El capitán miró a los otros dos, por lo que tomó a la chica y la alejó un poco de ellos.
-Me entere que Asami no fue a trabajar, ¿sabes algo al respecto?
-Seguramente el dolor de cabeza que dijo tener en la mañana fue más grave, esa niña- Dijo Saya para sí misma, no tanto para el capitán, pero de igual manera la escucho -Quede de ayudar a mi capitana en algo, pero en cuanto me desocupe ire a verla
-No faltas al trabajo por un simple dolor de cabeza- Señala el mayor, alzando una ceja y mirando a la morena.
-Solo dijo que era un dolor de cabeza, se tomó un par de pastillas y dijo que iría a trabajar- Se cruza de brazos, poniéndose firme ante el capitán en actitud de que ella no se lo echara en cara -Pero no se preocupe capitán, luego ire a verla
Si no fuera porque no tenía derecho alguno, el mismo iría a verla, pero prefería decirle a su hermana. Aunque, si no fue un dolor de cabeza ¿migraña?
-Gracias, Yamamoto
Y desapareció, dejando a los hombres algo confundidos, sin entender nada.
- ¿Que fue eso Saya? - Pregunto Yumichika al acercarse su amiga - ¿Que quería ese monigote contigo?
-Solo preguntaba por Asami- Responde algo extrañada de que el capitán de la novena fuera quien preguntara por su hermana, lo normal hubiese sido que Hitsugaya lo hiciera por ser su capitán directo -Al parecer se sentía mal y no fue a trabajar
Continuaron caminando, Rukia le había pedido entregar unas cosas y en el camino se encontró con Yumichika e Ikkaku.
- ¿El capitán Mugurama? - Cuestiona el pelinegro llevándose una mano al mentón.
-Sí, es extraño que el pregunte por ella, no se me haría raro si fuera Hisagi, él y Asami se hicieron buenos amigos- De momento las sospechas estaban fuera del alcance cognitivo de la soldado, quedando solo en ella la intriga.
-Quizá deberíamos ir a verla- Propone Yumichika -No soy Hanako, pero también se preparar un té que podría ayudarle
- ¿Y cuándo iremos a entrenar? - Interrumpe Ikkaku algo impaciente con su Naginata a los hombros.
-Créeme cabeza de bolos- Al aludido le salta una vena en la sien ante el apodo dicho por la chica -También necesito entrenar un poco para despejarme, pero vayamos rapido a ver si Asami necesita algo
Ikkaku chasqueo la lengua, pero continuo el camino con su amiga. Cuando entrego los reportes que le había encargado su capitana, se dispusieron a ir a ver a Asami, incluso Yumichika ya traía el té que le ofrecería a su amiga.
En el trayecto a la casa de las Yamamoto se encontraron con el teniente de la Sexta, haciendo que ambos shinigamis de la once creyeran que, como era usual entre ellos y su conflictiva relación, intercambiaran algunas palabras competitivas ¡Pero vaya sorpresa! Cuando únicamente Saya, al pasar a un lado de él se mostrará indignada y volteara la cara al lado opuesto del pelirrojo, mientras que a él se le subieron los colores al rostro por un instante.
-Para agregar más peculiaridades al día- Comenta el pelinegro una vez que pasaron a Renji -Es raro que se vean y no quieran matarse uno al otro- Claro que lo decía de broma, hasta el notaba la tensión sexual que había entre esos dos.
-No pienso decir nada al respecto- Con actitud más que digna, apresura sus pasos, aunque eso definitivamente despertó la curiosidad del tercer oficial. Con mayor razón pasaría a visitar a la pequeña Asami.
Se había quedado metida en la cama, tapada hasta la cabeza y se quedó dormida luego de un rato. Se le había revuelto el estómago, la luz le molestaba y se sentía mareada, fue entonces cuando reaccionó a que podía ser una migraña.
Volvió a tomarse unas pastillas unas horas más tarde, se había metido nuevamente a la regadera con agua fría y eso logró bajar un poco el dolor, pero cuando escuchó la puerta abrirse; volvió a taparse hasta la cabeza con la sábana.
Hogo había comenzado a ladrar, fue cuando escuchó las voces de los amigos de su hermana.
-Hey Asami ¿Estás despierta? - Dice Saya tras la puerta de la habitación de su hermana.
-Calla a Hogo- Dijo apenas en un gruñido, tapándose los oídos -Has que deje de ladrar y no grites
-Enferma tiene más el alma de demonio que la cara de ángel- Murmura Saya - Ikkaku, saca a Hogo
- ¿No me tendrás de su niñero o sí? - Alega el teniente, alzando una ceja al mirar al enorme perro.
-Sólo sácalo - Ikkaku toma de la correa al inquieto perro llevándolo afuera.
-De saber que no entrenaríamos me quedaba haciendo papeleo en la división- Refunfuña este al irse acercando a la puerta.
-Enseguida ire, a como esta Asami no me arriesgare a quedarme en la casa, es mejor dejarla descansar- Con aquella promesa, Ikkaku se lleva a Hogo -Vamos a pasar- Advierte, ya abriendo la puerta y viendo a Asami cubierta hasta la cabeza con las cobijas.
-Pobre Asami- Dice Yumichika acercándose a donde ella y poniendo suavemente la mano sobre ella - ¿Cómo estás? Quisa sea mejor llamar a alguien de la división cuatro
-Solo déjenme sola, estaré mejor mañana- Hablo nuevamente desde debajo de la sábana, aunque luego considero la opción de Yumichika. Revolviéndose un poco bajo la tela -Quizá si necesite algo más fuerte para la migraña
Se destapó, con los ojos cerrados y masajeándose las sienes.
-Creo que ire a buscar a alguien de la cuatro- Dice Saya al ver que su hermana si se sentía bastante mal, luego miró a su amigo - ¿Te la encargo unos momentos?
-No te preocupes, me quedare con ella- Responde el tercer oficial, viendo a Saya desaparecer en un shunpo -Mientras tanto tomate esto, quizá te alivie un poco - sirve un poco del té que trajo en la tapa del termo
Asami apenas pudo escuchar a su hermana, pero al sentir que se había ido y que Yumichika le ofrecía algo, lo tomó.
-Gracias- Dijo ella tomando la taza apenas abriendo un ojo para orientar sus manos -Alguien debe ser el cuerdo entre un par de brutos
Dio un sorbito a la tapa del termo, quemándose la lengua, pero luego le sopló.
-Nada más son algo alocados a veces- Dice el pelinegro entre una sutil risa -Es raro ver a alguna de ustedes fuera de combate
Había dado otro sorbito, apenas podía mirar al pelinegro.
-Anoche mientras limpiaba lo de la cena me golpeé con una de las puertas, además de la bola que me dejo, también me inicio el dolor de cabeza- Hizo una pausa debido a una pulsación en su cabeza -No pude dormir en toda la noche, y cuando Saya me despertara, el dolor era más intenso
-No me considero experto como los de la cuatro- Se había sentado a la orilla de la cama, cerca de su amiga -Pero ese tipo de dolores son frecuentes cuando te estas sobrecargando de algo
-No tengo tanto trabajo en la división como para decir que es estrés- Dijo ella terminándose el té, devolviéndole el accesorio al peli negro -Tal vez fue otra cosa, pero no fue el golpe
-Bueno, sea lo que sea...- Tapa el termo -Es mejor que te recuperes pronto, muchos se preocupan por tu salud. Saya, aunque lo demuestre de una forma algo brusca- Asami lo sabía, no por nada era su hermana -Ikkaku, por ejemplo, vino después de todo, pero es un bruto. Incluso capitanes de otras divisiones, el capitán Mugurama intercepto a Saya para preguntarle por ti
Su ceño mostró confusión, la simple mención del capitán le aceleró el pulso, aunque exteriormente únicamente bufara.
-Otro bruto barbaján- Espeto ella, recostándose en la pila de almohadas, ocultando el rostro para aminorar el dolor.
-Sí, eso sin duda- Admite tras una gran risa ante lo dicho por la menor -Le falta bastante tacto para decir las cosas, pero, hay que admitir que lo compensa con buen físico- Le guiña un ojo, notando algo en la menor quien, a su mente llegaran las imágenes de aquella noche, recordando que claramente había quedado en una posición muy comprometedora con el capitán, teniendo que separarse de la almohada para poder respirar.
-Ay no, definitivamente le falta tacto y sentimientos- Trato de apoyar la moción del peli negro, sentándose nuevamente en la cama y mirándolo, o bueno, un poco -Solo no… no quiero escuchar de él, no luego de que fuera el único de la misión que no dijera nada al respecto sobre mi ascenso
Y ladeó la cara, mirando la revista en el suelo, juntado las piernas con el pecho y abrazándolas, escondiendo en ellas su rostro.
-Oh si, leí el artículo de Hisagi, felicidades, por cierto- Dice con una cálida sonrisa -Tuviste muchos comentarios muy halagadores, pero veo que te importó que Mugurama no dijera nada
Gruñó nuevamente, moviéndose incómoda en su lugar.
-Solo pensé que diría algo, aunque en general, no ha dejado de halagar mi desempeño en la misión- Luego bufó, como si algo hubiera tenido sentido -Claro, bueno, le salve la vida, no podría ser otra cosa
-Bueno, para mí sería más que suficiente- Dice en actitud de adolescente llevando sus manos a sus mejillas -Pero deberías dejar de darle vueltas a ese asunto o no te sentirás mejor
Arrugó la frente, tratando de ver con ambos ojos a su acompañante, negando con la cabeza.
-Quizá, probablemente espere mucho para algo tan insignificante- Suspiró, luego noto que su hermana ya había tardado mucho -Saya ya se tardó, aunque parece que está pasando el dolor. Gracias Yumi
-No hay de que, quisa Saya ya viene en camino así que antes de que regrese...- Se acerca a Asami para susurrarle -La note bastante tensa ante Renji cuando nos lo topamos y a él casi le explota la cara cuando la vio ¿sabes que sucede?
¿Como le explicaba a él que ambas habían tenido un altercado con esos dos hombres? Claro que sabía que Renji y Saya podían llegar a tener algo, era obvio, y… ¡No!
-Bueno, creo que hubo un problema entre ella y Renji en nuestra primera misión- Se rascó la mejilla, mirando hacia el techo, no entrando en detalles más allá de solo su hermana y el teniente -Más no estoy muy segura de que fue lo qué pasó
Yumichika sabía que la actitud de ambas hermanas era por un hombre, pero en específico, sabía que lo de Renji era causado por Saya ¿Tendría que intervenir? Probablemente, y antes de que pudiera, Saya apareció con el tercer oficial de la división cuatro.
-Gracias al cielo llegas- Dijo la menor mirando a su amigo -Ya hasta se me está pasando
Quizá el dejar de pensar tanto en lo que el capitán pudiera o no haber dicho disminuyó su estrés, por lo que había podido comenzar a ver mejor.
…
Había zanjado el tema del capitán, dejó de pensar en ello, manteniéndose serena y positiva mientras trabaja y convivía con el resto de los shinigamis. Había tenido que presentarse en la nueve en distintas ocasiones, respondiendo solo lo que se le preguntaba y retirándose sin decir más.
Esta actitud sin duda tenía al capitán confundido, había pasado de ser la chica alegre de siempre a solo una cara seria y llena de… ¿molestia? ¿De verdad estaba molesta? No, no podía ser cierto…
Entró a la oficina de su teniente, cerrando la puerta tras de sí y haciendo a su subordinado suspirad.
- ¿Y ahora qué quieres? No vienes aquí a menos de que hayas descubierto algo o que sientas que algo anda mal- Dijo el moreno fastidiado por aquella actitud, y es que ya tenía rato visitándolo por cosas insignificantes -Estoy comenzando a creer que tienes un problema con Yamamoto, cada que se aparece por aquí vienes a mí
El albino lo miró con los ojos entrecerrados, rodando los ojos mientras terminaba de servirse la taza de café del día y se sentaba frente a él.
-Tú sabes que le pasa a Yamamoto ¿verdad? – Hisagi rodó los ojos, bufando fastidiado y dejando su trabajo para cruzarse de brazos detrás de su escritorio -Eso es un si
Fue su turno de levantarse y servirse el resto de café, apagando la cafetera y sentándose en el sofá, un lugar más cómodo para una charla que no tenía nada que ver con el trabajo.
-Evidentemente el hecho de que no dijeras nada en la columna la molesto, Ayasegawa me lo dijo-Respondió, mirando a su capitán sentarse frente a él y dando un sorbito a su taza -Hasta yo estaría molesto
-Tsch, ya se lo había dicho en persona ¿Qué caso tenía que volviera a decírselo y que ella lo leyera? Esta haciendo un berrinche- Afirmó el mayor, aunque, si era un berrinche ¿Por qué había de comportarse de esa manera con él?
-No cuanto sientes algo por alguien y esperas más de esa persona- El moreno desvió la mirada, volteando a mirarlo en unas cuantas ocasiones para ver su reacción -Tú tampoco lo disimulaste, preguntarle a Saya por ella fue demasiado obvio, nadie lo hizo, ni siquiera el capitán Hitsugaya
-Y vamos de vuelta con lo mismo…
-Ya, admítelo de una vez, te gusta Asami- Insistió el moreno, notando como su capitán se ponía de pie, manteniendo la taza en su mano y caminando por la oficina - ¿Solo basto una misión para que enamoraras de ella? ¿De verdad?
-Es una mujer interesante- El término mujer empleado por el mayor solo le decía al moreno que aquello estaba saliéndose de control -Quizá hasta más que sus propias hermanas
-Me ofendes- Dijo burlón, bebiendo de su taza y mirando al albino - ¿No crees que es demasiado pronto?
Charlar con su teniente solo lo había tranquilizado un poco, quizá tenía que pedirle disculpas, al menos para que aquello no fuera a verse como algo personal entre ambos. Así que se armaría de valor para ir a la casa Yamamoto, hablaría con ella y le pediría disculpas por no haber dicho nada.
No, estaba loco, Hanako estaba ya en casa y quizá lo mejor era hacerlo durante el día siguiente mientras entregaba reportes o estuviera lejos de la diez y de su hermana mayor.
- ¡Espera!
Esa voz era...
El perro pasó a un lado de él, seguido de la shinigami y atrapándola al vuelo antes de que aterrizara contra el suelo. Ya había soltado la correa, por lo que quedo entre los brazos del capitán.
- ¿Estas bien? – Los ojos de la chica se posaron en él, provocando que su corazón comenzara a acelerarse.
-Si, el mugroso perro que no obedece- ¿Cómo le explicaba que estaba muy cómoda en sus brazos? Que se sentía segura y le gustaba el contacto con su piel -Capitán, podría… bajarme, por favor
-Si, perdona Yamamoto- El hombre le coloco los pies sobre la tierra, momento para el cual Hogo volvió a donde ella -No sabía que tenías perro
Asami volvió a tomar la correa del perro, quien se sentará a su lado y mirará al capitán con curiosidad.
-No se en que momento se nos ocurrió adoptar un perro, pero aquí esta, se llama Hogo y es un bebé todavía, es un Gran Danés- Suspiró con resignación al ver que el perro se tiraba al suelo a hacer una graciosidad -Hanako y Saya no están, las enviaron a una misión, así que me toco sacarlo a pasear, quizá mañana me lo lleve a la división o destrozara la casa entera ¿gusta acompañarme capitán?
-Kensei- La chica lo miró con curiosidad, y el solo miró hacia otro lado, queriendo evitar que mirara su sonrojo -No estamos trabajando, puedes decirme por mi nombre
-Muy bien, entonces usted tampoco puede decirme por mi apellido- Esto lo hizo mirarla, notando como sonreía con satisfacción -Solo soy Asami
Ambos comenzaron a caminar, Hogo pareció tranquilizarse luego de aquella estampida brutal que había hecho casi caer a su dueña. Hablaron un poco antes de llegar a un lugar donde había una banca y pudieron sentarse, donde Asami pudo quitarle la correa al perro y relajarse un poco.
-Creo que tengo que pedirte disculpas- Asami miraba a Hogo olfatear unas flores cuando el albino dijera aquello, por lo que no pudo evitar mostrar sorpresa -Ese día Hisagi me tomó desprevenido y no pude agregar nada a la columna de tu ascenso
-No se preocupe capi… perdon, Kensei… - Aquello era difícil, si bien era raro que tuteara a alguien, no podía hacerlo tan fácilmente con él -Dejé de tomarle importancia, creí que era mejor seguir mi camino y despreocuparme por otras cosas, además, solo era un artículo y ya habías dicho todo lo que tenías que decir. Creo que podemos dejar esto por la paz, zanjar el tema y continuar ¿no te parece?
Kensei alzó una ceja, curioso de que dijera aquello y siendo un buen comienzo para lo que su teniente insinuaba.
-Me parece bien- Aseveró él, cruzándose de brazos y mirando a Hogo olfatear las flores, estornudando por el polen - ¿Puedo invitarte algo de beber en los próximos días?
-Acepto la invitación- Respondió ella, riendo bajito y relajando su postura -No te hace falta tanto tacto como pensé, aunque sueles ser bastante serio
Kensei terminó por sonrojarse, aunque comenzó a repelar por lo dicho por ella, Asami simplemente río, algo que solo lograba llenarle el alma de paz, saber que estaba bien con ella y que podían volver a ser como antes. La había acompañado de vuelta a su hogar, satisfecho con aquello y sintiéndose más tranquilo luego de hablar con ella.
