Disclaimer: Todo el One Piece le pertenece a Eichiiro Oda, por lo tanto, él es el rey de los piratas.
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Notas de la autora: Vaya, me tomó más tiempo del esperado terminar este fanfic. Les cuento, estaba un día navegando por facebook y de pronto me topé con una imagen en donde Luffy dormía en su hamaca, Usopp estaba con cara de espanto en la suya y en la hamaca de más abajo estaban Zoro y Sanji abrazados… Ustedes ya saben como funciona mi mente y dije "Quiero escribir esto" y lance el comentario al aire, de pronto, mucha gente quería el link y pues… Sucumbí a la presión social (Ni tanto, pero algún pretexto debía encontrar). Nada, espero que disfruten este delirio, yo me divertí muchísimo haciéndolo.
Dedicatoria: A toda esa gentecita que me animó a escribir esto.
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El arte de navegar en aguas desconocidas
Era una de esas noches tranquilas, en donde todo parecía estar en calma. Nada de gritos por parte del capitán, ya que Sanji se había encargado de darle la suficiente cantidad de comida para que se quedara dormido después de comer. Los demás también parecían cansados, había tomado especial atención en ponerle una dosis pequeña de valeriana a la comida, la suficiente para inducirles un sueño profundo. Nami se refregaba los ojos y Usopp bostezaba ampliamente mientras un par de pequeñas lágrimas se estancaban en sus ojos.
—No puedo más. Me voy a dormir —declaró la navegante al tiempo que se ponía de pie. —. Falta muy poco para llegar a la reverse mountain y debemos descansar.
Usopp la siguió asintiendo frenéticamente.
—También estoy molido. —Usopp miró a Luffy engullir un trozo de carne estando semidormido y movió la cabeza negando. Ese día había entendido que estar bajo el mando del sombrero de paja no era un asunto fácil. Ese día casi fue ejecutado, pero aún así parecía estar tranquilo. —. Sanji, no te quedes demasiado tiempo en la cocina, tú también debes descansar, además, no me gustaría que me despiertes a media noche.
Sanji tuvo ganas de decirle que no despertaría ni siquiera si un monstruo marino atacaba el barco, pero eso sería tentar a la suerte.
—No te preocupes, lavaré un poco y me iré directamente al cuarto. Por cierto, llévate a Luffy contigo, no conviene que se quede aquí y luego quiera asaltar el refrigerador.
Usopp asintió dándole la razón, así que apoyó a Luffy contra su hombro y lo dirigió a la habitación.
Sanji se quedó a solas en la cocina y encendió un cigarrillo mientras miraba hacia el nido de cuervo por la ventana. No había visto a Zoro desde que… Soltó el humo casi con furia y lanzó la colilla hacia el otro extremo de la estancia. De pronto, todo su plan se fue por la borda. ¿Cómo pensaba siquiera en hablar con él cuando el otro no ponía de su parte?
Se despeinó los cabellos rubios de manera casi desesperada Sanji caminó de un lado a otro en la cocina, sintiéndose agobiado por la confusión y las emociones que lo atormentaban. Recordaba el momento en que sus labios se habían encontrado con los de Zoro, un acto impulsivo que lo había dejado sin aliento y lo había sumido en un torbellino de sentimientos encontrados.
—¿Por qué lo hice? — Soltó la pregunta al aire. —. Si lo único que hemos hecho desde que nos conocimos ha sido pelear y pelear por cosas sin sentido y hoy de pronto…
Y tuvo que callar. La verdad es que tenía que admitir que el beso no había sido algo nacido de la nada, en realidad se había atrapado fantaseando con ese momento en más de una ocasión, pero…
¿Por qué?
¿Desde cuándo había convertido sus peleas en un pretexto para estar cerca de él?
Y la imagen de un Zoro comiendo bolas de arroz pisoteadas mientras estaba atado a una cruz le llegó a la mente. No había querido saber ese detalle de la existencia de su rival, pero al escuchar a Luffy contando la anécdota simplemente sintió como todas sus murallas empezaban a destruirse. Sanji suspiró y apoyó la frente contra el cristal de la ventana. Cerró los ojos un momento, tratando de calmarse, pero el recuerdo de los cálidos labios del espadachín contra los suyos volvió a apoderarse de su mente.
En realidad estaba volviéndose loco.
Miró hacia el nido de cuervo nuevamente e intuyó que quizás Zoro estaría durmiendo plácidamente. El marimo podía dormir a pierna suelta en cualquier sitio, a veces lo había descubierto echado como un perro callejero a la sombra de los mandarinos de Nami o a punto de provocarle un infarto al pobre de Usopp ya que parecía un muerto a las afueras del taller.
¿Desde cuándo le prestaba tanta atención al cabeza de césped? Y tuvo que admitir la segunda -o tercera- verdad del día: Desde hace tiempo que el espadachín de pacotilla se había ubicado dentro de su radar.
Terminó de fumar el cigarrillo que ni siquiera había notado prender y decidió que lo mejor sería irse a la cama -que en realidad era una hamaca, pero le gustaba pensar que dormía plácidamente sobre un colchón de plumas.- Estaba claro que esa noche no podría dilucidar las razones por las que había hecho lo que había hecho. Ni siquiera podía admitir claramente que se había besuqueado con un hombre, menos que menos estaba en condiciones de tratar de comprender sus actos desesperados.
Abrió la puerta de la habitación de los hombres con cuidado. No quería despertar a nadie y así vestido como estaba se tumbó de lado en la hamaca con todas las intenciones de olvidarse del asunto. Quizás al siguiente día descubriría que todo aquello se trataba de una cruel pesadilla y podría seguir viviendo su vida pacíficamente.
No pasaron ni dos minutos cuando escuchó la puerta chirriar y consecutivamente unos pasos ágiles adentrarse a la habitación. Su cuerpo se tensó al instante al comprender que el único que podría estar entrando sería Zoro. Quiso, en su ingenuidad, pensar que quizás Usopp se había levantado al baño o que era Luffy después de arrasar la alacena, sin embargo sabía que eso era imposible, ya que al entrar los había visto en sus respectivas hamacas. Muy pronto sus dudas se despejaron cuando un calor conocido se asentó junto a él.
—¿Estás despierto? —¿Cómo no reconocer esa voz ronca y profunda?
Sanji apenas atinó a asentir. Tenía miedo de girarse y encontrarse cara a cara con Zoro, pero al mismo tiempo, una parte de él anhelaba esa cercanía. No podía evitar sentirse atraído por el espadachín, incluso si eso iba en contra de todo lo que había creído hasta ese momento.
Zoro se acercó aún más, y Sanji podía sentir su presencia caliente y sólida a su lado. La tensión en el aire era palpable, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a romper el silencio.
—Necesitaba hablar contigo —murmuró Zoro después de un largo momento.
Sanji cerró los ojos brevemente antes de responder. Sabía que esta conversación era inevitable, pero eso no hacía que fuera más fácil.
—¿Qué quieres cabeza de alga? —Y se arrepintió al momento.
—Lo que pasó en la tarde…
Sanji lo escuchó tragar grueso.
—Si, si, lo sé. Fue una estupidez completa. Todos pensamos que Luffy moriría y… —Hizo el intento de separarse del espadachín, sin embargo el tosco abrazo del otro lo envolvió casi con furia, indispuesto a dejarlo escapar sin hablar del tema.
—¿En verdad fue una estupidez? —De pronto, la voz rasposa se volvió más profunda… más sensual.
Las piernas de Sanji flaquearon. Si estuviera de pie, seguramente se hubiera ido al suelo por la impresión que el sonido le provocaba. Un deseo oculto por demasiado tiempo emergió a la superficie y a pesar de que su yo consciente le gritaba que se detuviera, su ser más básico y salvaje le imploraba que terminara de caer en la tentación, después de todo, el primer paso ya estaba dado.
—Si te digo que no lo fue ¿Cambiaría en algo nuestra situación? —No sabía cómo, pero había logrado formular la pregunta que tanto había anhelado.
—Eso depende completamente de ti.
Y Sanji se enojó. ¿Por qué tenía que hacerse responsable de lo que sucedería entre ellos? ¿Acaso el puto espadachín no era lo suficientemente hombre para admitir su parte en el embrollo? se sentía atrapado en un torbellino de emociones, y la voz seductora de Zoro solo lo empujaba más hacia el abismo de la tentación. Sus pensamientos se arremolinaban, y una parte de él deseaba rendirse por completo a lo que estaba sintiendo, mientras que otra parte seguía luchando contra ello.
—¿Por qué siempre tienes que hacer que todo sea tan complicado?
Zoro soltó un suspiro profundo y relajó un poco su abrazo, permitiendo que Sanji se apartara si así lo deseaba. Pero Sanji no lo hizo. En cambio, se giró en la hamaca para mirar a Zoro directamente.
—¿Por qué no puedes simplemente decir lo que sientes, en lugar de enredarlo todo con tu voz sexy y misteriosa? —Volvió a replicar, esta vez un poco más alterado que antes.
Zoro arqueó una ceja, como si estuviera considerando la pregunta del cocinero.
—Tal vez porque no sabía cómo te sentirías al respecto. Tú eres el que ha estado luchando contra esto más que yo. Incluso me atrevería a decir que soy el único que tiene claro lo que siente.
Eso era extraño. Siempre había concebido a Zoro como un ser ignorante, ajeno a las emociones humanas y un hombre de pocas palabras, pero en tan solo una frase, todo el concepto que tenía de él se derrumbó y eso hizo que lo deseara aún más. Nuevamente recordó el episodio de las bolas de arroz y no pudo hacer nada más que estremecerse, no solamente por el recuerdo, si no también porque sentía la respiración del moreno rozándole la nariz. ¡Qué novedad! olía a sake. Seguramente hubiera estado bebiendo durante horas. Eso explicaría el porqué no tuvo los ingredientes necesarios para preparar un coctel que mandara a todos a la cama. De pronto se sintió culpable por haber dejado a Usopp sin su remedio casero en contra de las pesadillas.
—¿Y qué es lo que sientes? —Se animó a preguntar a pesar del miedo. Si, tenía miedo. A esas alturas de la noche poco le podía importar su imagen de hombre heterosexual. Tenía que descubrirlo a como dé lugar.
—Solo puedo decirte que es algo intenso y sé que también lo sientes… por la manera en la que tú… —Dudó un poco antes de seguir. —. Me besaste.
Era la primera vez que hablaban del beso y por alguna razón, ya no sonaba como el acontecimiento del siglo, sino que parecía lo más normal del mundo, algo que tenía que suceder inevitablemente. Solamente se había sentido de esa manera tres veces en su corta vida: La primera cuando quiso asesinar a Zeff para robarle la supuesta comida; la segunda, cuando se embarcó con Luffy en una travesía que parecía imposible; La tercera…
—Entonces no fueron imaginaciones mías. —La habitación estaba impregnada de una tensión palpable, y a pesar de la carga emocional, ninguno de los dos estaba dispuesto a dar un paso atrás. —. ¿Qué vamos a hacer con esto?
Zoro miró a Sanji con una intensidad que lo hizo sentir desnudo, como si el espadachín pudiera ver a través de todas sus barreras y defensas.
—Eso depende de ti… No soy yo el que está luchando internamente. Y antes de que me preguntes nada, yo tengo claro que quiero quedarme aquí… contigo. —A pesar de la seguridad que quería impregnar en su voz, se notaba que le costaba decirle todo aquello que pensaba y sentía. Sanji tuvo que reconocerle el mérito que estaba haciendo al confesarse así, quizás no de manera directa, pero al menos era más de lo que él estaba haciendo.
Quizás y en realidad todo dependiera de él.
—No estoy listo para decirlo y tal vez nunca lo esté, pero… —Sanji se sentía atrapado, y la voz seductora de Zoro solo lo empujaba más hacia el abismo de la tentación. Sus pensamientos se arremolinaban, y una parte de él deseaba rendirse por completo a lo que estaba sintiendo, mientras que otra parte seguía luchando contra ello. Decidió lanzarse hacia el abismo imaginario que su mente había creado como un mecanismo de defensa y se aproximó hacia el espadachín para besarlo, esta vez sin temores, sin dudas… sin pretextos.
No fue el beso perfecto, chocaban torpemente contra el otro tratando de encontrar la posición perfecta y el ritmo "correcto", pero eso no importaba demasiado. Se aferraban el uno al otro casi con desesperación y al mismo tiempo alivio por dejarse llevar, por explorar eso que desde hace tiempo deseaban. Poco les podía importar lo que los había llevado a ese momento y peor aún las razones por la cuales había empezado la atracción inevitable. Ambos estaban conscientes de lo que hacían y hacia dónde se dirigían y aún así tomaron el riesgo de seguir adelante.
Se separaron porque el aire era necesario para seguir existiendo… solo por eso. Y cuando sus miradas se encontraron entre la oscuridad de la habitación, se sonrieron cómplices. Era como si hubieran encontrado ese lugar al que pertenecían.
—Es hora de dormir —sugirió Sanji dándole la espalda, aún procesando los cambios. —. Vete a dormir al carajo. —Bien pudo haber dicho "nido de cuervo", pero en cambio decidió utilizar el nombre original de esa parte del barco en donde a los antiguos navegantes los mandaban a dormir como castigo cuando se portaban mal.
—No me voy a ir… Afuera hace frío, y aquí… el ambiente es más caliente. —Le susurró al oído provocando en Sanji una sonrisa.
—Pero te vas antes de que los demás despierten o diré que abusaste de mí —amenazó a manera de broma. —. No estoy listo todavía para tanto.
Zoro soltó una pequeña risa. Se daba cuenta de que debería tener paciencia con el cocinero pervertido, pero sentía que valía la pena el esfuerzo.
—Lo prometo —dijo, antes de envolverlo nuevamente entre sus brazos y pegarlo a su pecho. —. Nadie va a enterarse de esto, al menos no, hasta que decidas lo contrario.
Sanji se acurrucó sintiendo la calidez de la piel del espadachín sobre su espalda. Era reconfortante, tanto, que el sueño no tardó en llegarle. Quizá si hubiese prestado más atención al entorno , hubiera notado que la única respiración acelerada no era la de Zoro, sino la de Usopp, que había despertado a mitad de la noche debido a sus tantas pesadillas y había alcanzado a escucharlo todo.
¿Cómo se supone que dormiría después de aquello? Se quedó en la hamaca, tapado hasta las orejas por la manta. Debería hacer un esfuerzo monumental para disimular que no sabía nada.
FIN
Muchísimas gracias por llegar hasta aquí. Si les gustó esta historia, por favor déjenme un comentario, es de lo que nos alimentamos los escritores como yo.
Aprovecho la situación para decirles que el capítulo 25 de "Lo que tuvimos que hacer" está casi listo y probablemente se publique el día de mañana.
También paso a recordarles que tengo página de facebook "Chisheccid fanfics" en donde subo actualizaciones de mi vida como escritora o chismecito de mi día a día, a veces subo promociones o dinámicas e incluso les hago parte de mi proceso creativo.
Sin nada más que decir, me despido. Nos vemos prontito en otro fic.
