Los personajes no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi.
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¡¡ADVERTENCIA!!
No es una historia para menores. Tiene asesinatos, sexo y gore. Lo he advertido, quien no le guste que lo deje. Quien lo. lea que sepa que no será algo de todo agradable.
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Esta historia no es para menores, la clasificaré para adultos, habrá sexo, y meteré algo de gore. Quien no encuentre valor para leerla, que no la lea, quien no le guste el tema que la deje, tengo y tendré otras historias más aptas para todos los públicos. Esta historia es un experimento, meterme en una historia más oscura.
Es un universo alterno
4. Las vidas de Akane.
Akane corría, iba descalza y desnuda. Olía la lluvia, que aún no había caído, olía la hierba, olía los árboles y la tierra, también le venía el aroma del mar.
Esa luna llena tan roja, tan atrayente, notaba que la luna la alteraba, como todo. Se sentía extraña, un motón de sentimientos extraños la asaltaban.
Sentía como si la sangre le hirviera, el corazón le latía muy deprisa, y respiraba de forma acelerada.
Sus ojos parecían ver mejor, veía incluso en la oscuridad, escuchaba los sonidos distantes, y sus pies notaban las irregularidades de la calzadas, por mínimas que fueran.
Corría por las calles, como había hecho durante semanas, buscaba alimento, tenía un hambre feroz, debía alimentarse, llegaba la época del cambio, debía estar bien alimentada para ese cambio, si no moriría, y tendría que estar en el limbo durante siglos. No era la primera vez que estaba en el limbo, tampoco sería la segunda… por desgracia había estado allí mucha veces. Su compañero había sido engañado y ella había muerto.
Esa noche era cociente que había tenido muchas vidas pasadas, y sabía que cuando se hiciera de día olvidaría esas vidas, y volvería a ser la Akane Tendo de ese mundo, una Akane Tendo que sería engañada por su compañero para que se transformara en una Gentix. No se iba a oponer a ese cambio, a esa transferencia, pero… su compañero era un torpe, esa transformación debía haber ocurrido hacía siglos.
Sus yos de otras vidas y Ranma habían sido tontos, se habían dejado engañar, no podía volver a ocurrir, debía transformarse ya. Por eso atacó a Shampoo y se la comió, aunque Ranma no le dejó comerse el alma. Shampoo era demasiado cruel, y como dijo Ranma su alma estaba teñida por la oscuridad.
Olió algo, el aire le traía el aroma de algo dulce, un exquisito manjar. Su estómago se revolucionó, debía comerse ese delicado y apetitoso manjar, debía saborearlo. No lo podía dejar escapar, no escaparía. Era un olor conocida, de alguien que conocía. Buscaría de dónde venía ese olor, esa fragancia. Seguro que era un plato exquisito, una delicatessen, no debía escaparse, nunca se le escapó una presa.
Siguió corriendo hacía su objetivo. Subió a los tejados, y desde allí continuó su búsqueda, encontró a un hombre mirando las estrellas, fue su aperitivo. Akane siguió corriendo mientras comía. Era un delicioso corazón. Los pulmones estaban asquerosos, un fumador emprendido, principios de cáncer de pulmones, a su presa no le quedaba mucho de vida. Esa mujer pensó que le había hecho un favor al matarlo antes que sufriera los estragos de esa enfermedad tan cruel.
Por un momento pensó que se estaba justificando por haberse comido a ese hombre, pero enseguida rectificó, esa persona era una presa, no debía sentir pena o lástima por la comida. O ¿debía sentir pena por comerse un pollo o una lechuga? No debía sentir pena por comerse un alimento, eso se lo dejaría a la Akane que vivía en su cuerpo por las mañanas, lo malo era que cuando la transformación fuese completa… Las dos Akane serían una, la que prevalecería sería su otra parte, y esa si sentiría pena cuando comiese.
Desde una azotea vio a su presa, y se alegró, iba acompañada, no se debía escapar nadie, no dejaría que huyese nadie, a parte casi todas sus futuras víctimas eran vírgenes, las sangre de vírgenes era exquisita, y le aumentaba la vitalidad. Si se alimentaría de esa preciosa carne, le aumentaría mucho la fuerza, la energía, cuando se volviera humana tendría la piel más suave.
Era noche de luna llena, de un color rojizo, la cacería estaba a punto de empezar.
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Yuma y algunos de sus compañeros habían salido de copas. Ni Akane, ni Sayuri salieron, Akane era una miedosa, tenía miedo a la noche, podía haberse hecho acompañar por Saotome. En cuanto a Sayuri… estaba organizando Halloween, a la joven se le echaba encima esa fiesta, tenía mucho que hacer, y tenía poco tiempo para hacerlo.
Encuentro a Yuka y los amigos de Saotome, estaban con Sayuri ayudándola, harían eso y al acabar… Los cuatro chicos lo celebrarían de una forma especial, la pervertida mente de la chica le hizo pensar como lo celebrarían. Cosa que no pasó, esos cuatro chicos acabaron su tarea cuando había amanecido, y se durmieron agotados.
Yuma iba frustrada, ninguno de los chicos valía la pena, si se lo comparaba con Saotome, pero este ya estaba elegido, él era de Tendo y está lo tenía bien cogido y no lo soltaría. Yuma se rió mentalmente, ella no era como las pánfilas amigas de Akane, no era una mojigata, le quitaría el novio a la Tendo, lo seduciría. Sabía que Shampoo también iba detrás de Saotome. Esa gata callejera a pesar de tener mejor cuerpo que ella, no la ganaría. Sabía que Saotome odiaba esa chica china, no sabía porqu,é pero la odiaba.
Esa chica pensó en Shampoo hacía tiempo que no la veía debía haberse ido a su país. Mejor le dejaba terreno libre para quedarse con Saotome. Si al menos ese tal Ryoga apareciera y lograrse seducir a Tendo. También hacía tiempo que no se lo veía, ese chico tenía fama de perderse, estaría dando vueltas por Japón buscando a Akane.
Kodachi fue atacada por el monstruo que atacaba por las noches, se decía que atacaba sólo a vírgenes. Se atemorizó, ella lo era, se arrepintió de no haber perdido eso cuando se lo pidió Daisuke, un compañero suyo y de Akane, ese día consideró que ese chico no era digno de ella, ahora que su vida corría peligró, según ella… se encogió de hombros, para eso servía cualquier hombre, todos buscaban lo mismo, la entrepierna de una mujer, y si necesitaba alguno para salvar la vida… cualquier de los idiotas que los acompañaba serviría.
-¿Sabéis lo que dicen del monstruo que ataca por las noches?- El chico que habló parecía que le leyó el pensamiento – se dice que ataca sólo a vírgenes, sean hombres o mujeres.
-Si, eso dicen- una chica contestó- por suerte yo no lo soy. Mi ex me desvirgo- era mentira, seguía siendo virgen, y su ex la dejó cuando tuvo que irse a otra ciudad.
-Pues es mentira, ese monstruo se alimenta tanto de vírgenes como lo que no lo son. Se comió a Kodachi Kuno. Y muy virgen o era.
Todos se rieron. Pero en ese grupo se instaló la idea que no fue muy inteligente la idea de salir de fiesta cuando había un monstruo come personas suelto.
-Ese monstruo puede estar escondido en cualquier parte, acechándonos, esperándonos a que nos quedemos solos. O esperándonos en casa, en nuestra habitación, dentro de un armario.
-En la cocina, o dentro de la bañera.
-Se dice que puede salir del televisor o del ordenador, y que no sirve apagarlo- ese grupo se estaba asustando, y eran ellos mismos los que se estaban metiendo miedo.
-¡Parar de una vez me estáis dando miedo!- me voy a tener que quedar sola- Yuma estaba asustada- mis padres se han ido. ¡No quiero estar sola!.
-Pues nos quedaremos todos en tu casa. Seguiremos la fiesta en tu casa- nadie fue capaz de decirlo, pero todos estaban asustados, sentían que algo los acechaba, algo que olía a sangre, y empezaron a andar hacía casa de Yuma muy deprisa. Casi corriendo.
-El metro está a una manzana de aquí, a dos minutos, si andamos deprisa no nos pasará nada.
Todos sentían el peligro encima, estaban muy asustados, se sabían vigilados, como unas presas indefensas ante un gran y terrible depredador.
Huían, casi a ciega, ya ni sabían hacía donde iban, no encontraron la estación de metro. No estaba donde suponían, el miedo los llevó en otra dirección.
Creyeron oír una risa siniestra, en realidad era el viento pasando por los tubos metálicos y huecos que aguantaban una carpa de un bar.
-¡Estamos condenados!- gritó asustada Yuma- ¡nos pillará y acabará con nosotros!, ¡Nos comerá antes de estar muertos! El grupo se había detenido, era un callejón oscuro, nadie pasaba por allí.
Fue cuando el monstruo atacó, cogió a uno de los chicos y le mordió en el cuello. La sangre salpicó al resto del grupo que huyeron, dejando solo a la víctima. Esta cayó de rodillas al suelo. Seguía vivo cuando el depredador le arrancó uno de los brazos y se lo comió. Seguía desangrándose cuando ese ser le abrió en canal y se empezó a dar un festín con sus tripas, y seguía vivo, cuando le arrancó las piernas y el otro brazo.
Aunque el joven chillaba, pero nadie le hacía caso, todos huían. El dolor que aguantaba ese joven era insoportable. Se dio cuenta que ese ser disfrutaba con su dolor. Vio como ese ser alargaba su mano a su corazón y por suerte murió.
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Akane se relamió, había tenido un buen aperitivo ahora cazaría uno a uno a los demás jóvenes, los desmembraría, les arrancaría la piel, los ojos y la lengua, eso antes de matarlos. Al algunos le chafaría las cabezas y se comería sus sesos.
Pero a Yuma le esperaba un destino peor, el peor de los destinos. Akane convertida en monstruo, moviéndose sólo por su peores instintos, tenía reservado para su compañera un destino peor que la muerte.
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Yuma corría asustada, había visto morir uno a uno a sus compañeros, estaba sucia. Había mojado las bragas y juraría que no sólo se había meado, una parte suya se excitó sexualmente cuando ese ser mató a sus compañeros.
Estaba deseando que ese ser... deseaba tener relaciones sexuales con ese ser. Que ese monstruo la desvirgarse antes de que se la comiese, pensar en que iba a ser comida le hizo tener un orgasmo.
Esa mujer había dejado de pensar como una persona, tal vez se había vuelto loca al ver tanto dolor, o tal vez esa locura ya existía dentro suyo, y ese ataque la sacó a la luz.
La joven corría descalza, con el vestido echo trizas. Enseñando más de lo debido, corría sin decoro, se cayó al suelo y se volvió a levantar, en esa caída se desgarró lo que le quedaba del vestido y al levantarse en un movimiento reflejo se lo quitó. Nunca supo que había quedado bajo la maldición de ese ser, que ese monstruo le había despertado sus bajos instinto, que ahora era más un animal que una persona.
Yuma vio delante suyo al monstruo y de forma refleja, sin pensarlo se quitó las braguitas, no llevaba sujetador, no se puso por que quería excitar a los chicos… y dejarlos sin probar su cuerpo, ella siempre actuaba de esa forma, pero hoy era ella la excitada, la que se sentía atraída por ese monstruo, aunque sabía de forma instintiva que ese ser era una hembra.
Le daba igual se iba a entregar a él, sin importarle nada, sería la esclava de ese ser.
Akane sonrió, sus feromonas actuaban bien, Yuma era su esclava, era hora de pasarlo bien. Yuma siempre había sido una mala persona. Burlona, prepotente, incapaz de empatizar con los demás. Tenía la alma negra, muy negra. No se la comería, jugaría durante un tiempo con esa mujer perversa.
Yuma tenía dos sentimientos contradictorios, deseaba a ese ser con la misma intensidad que lo temía. Estaba asustada hasta la médula de los huesos, pero deseaba a ese ser. Hubiera matado por gozar con ese monstruo. Debía tener sexo con él, si se la comía después, le importaba poco.
El monstruo se acercó a la joven, se arrodilló y con la lengua empezó a lamer la húmeda intimidad de la chica. Yuma gritó de placer, sentía más placer que cuando se lo hacía su hermana pequeña, Yuma había chantajeado a su hermana para que le diese placer, obligaba a la niña a tener relaciones con ella. Esa niña pensaba como librarse de la humillación a la que la sometía Yuma. Si lo contaba nadie la creería, Yuma era un ser de dos caras, aparentaba ser la hija perfecta, cuando en realidad era un ser atroz.
Akane siguió lamiendo la intimidad de la chica, y de repente su lengua entró en ella. Yuma gritó de placer y dolor, esa lengua era afilada y cortaba por donde pasaba, pero eso le hacía sentir más placer.
La víctima del monstruo gemía de placer, y de repente, ese ser sacó la lengua y dejó a Yuma a medias. Akane había dejado algo dentro de su esclava.
-¿Ya está? ¡Quiero más!, ¡Dame más y seré tuya!, ¡Haré lo que me pidas!, ¡Te conseguiré presas!- suplicó la chica- mis compañeros, mis padres, mi hermana, debo deshacerme de ella, sabe mucho de mí, debe morir. Te daré a quien me pidas, ¡Quieto ser tu esclava!
Akane miró a su presa y sonrió, esa chica le juraba fidelidad a cambio de sexo, no se lo daría, pero ya era su esclava, aunque Yuma no lo sabía.
De repente Yuma empezó a temblar, sintió mucho dolor. Cayó al suelo retorciéndose de dolor. Se empezó a hacer más pequeña, pelos negros le salieron por todo el cuerpo, le salió una cola, lo que le quedaba de su mente humana desapareció, y fue un animal, se convirtió en un ser muy parecido a un perro de raza pequeña, pero con el hocico lleno de largos y afilados diente.
Akane miró a su nueva mascota, ahora por las noches ese bicho parecido a un perro le buscaría victimas, serían principalmente seres corruptos de lo que ella se daría un festín. Ya había transformado a varias personas en animales, en sus mascotas.
Por el día serían personas, harían su vida normal, pero sentirían añoranza de la noche, añoranza de su dueña.
El monstruo se agachó y acarició al perrito que ronroneó agradecido, ese pequeño animal lamió a su ama, no recordaba que fue humana, cuando fuese humana no recordaría que era un pequeño animal, tal vez un perro, un gato o un pájaro.
-Ya has creado otra mascota- Ranma en su cuerpo de Gentix apareció de repente, siguió a su futura compañera- ¿has comido bien?- Akane gruñó, aún no podía hablar con ese cuerpo- veo que si. Está a punto de amanecer, debemos volver al dojo- Akane se acercó a Ranma- hoy no tenemos tiempo para tener sexo. – su compañera lo miró furiosa, a pesar de todos los cambios Akane seguía teniendo mucho genio. Debía haber recuperado parte de sus recuerdos de sus vidas anteriores, al volverse humana lo olvidaría.
-¡Grrr!- gruñó Akane.
- ¡Yo no tengo la culpa!- se defendió el joven- eres muy golosa, siempre lo has sido. Has querido comer mucho, si sólo hubieras comido cinco personas, pero te tenías que comer a veinte, hoy tendrás indigestión.
Y empezó una discusión entre los dos monstruos, una pelea infantil, como la que siempre tenían, como las que siempre tuvieron.
Ya amanecía cuando Akane ganó esa pelea, antes de huir al dojo, esa chica mandó a su nueva mascota a casa. Yuma recuperó su cuerpo humano y se desmayó, y así la encontró la policía que la llevó al hospital, era la única superviviente de su grupo de amigos, no recordaba nada.
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Akane despertó, había vuelto a soñar con ese monstruo de la noticias, fue un sueño horrible, se comía a sus compañeros de curso, y transformaba a la repelente Yuma en un perro. Como siempre que tenía ese sueño olía fatal y tenía el pijama roto. Se puso una bata y salió de la habitación, necesitaba un baño, y pronto, no debía dejar que la oliese ni la familia, ni….
-¡Hola Akane!- Akane maldijo mentalmente, Ranma no debía olerla, él menos que nadie- ¿ te encuentras bien?,- la miró preocupado- parece que no has dormido bien, ¿ Has vuelto ha tener pesadillas? Deberías ir a que te visite el doctor To…
Ranma recibió un puñetazo de Akane, la chica estaba furiosa con él, y ni la propia joven sabía porque de ese enfado.
Ranma la vio pasar y dirigirse al baño. Aún seguía furiosa por no querer tener relaciones esa noche, aunque Akane no se acordaba de eso.
Olía ligeramente a la hormona de transformación en la joven. Para la joven esa olor sería más fuerte que para él, a la joven se le estaban despertando y aumentado los sentidos. Su olfato debía ser más grande que el de un humano, la olor de esa hormona para ella era mucho mayor de lo que realmente era . Cuando una persona se transformaba en Gentix, las primeras veces, sus hormonas despedían cierta olor, y un Gentix principiante captaba ese olor de manera muy clara, Akane ahora se estaba bañando para quitarse ese olor.
No bromeó cuando dijo de llevar a la chica al doctor Tofu, ese médico era de confianza, debía saber si la transformación seguía su curso sin problemas. Debía asegurarse que Akane no tendría problemas cuando la transformación fuese completa.
Pensó en la noche, como siguió a su compañera en su caza, la siguió de lejos para que no se metiera en problemas. Ellos no eran los únicos seres que los humanos llamaban razas de la noche, había cantidad de seres que serían considerados monstruos. Muchos de ellos los humanos no habían oído hablar. Es más muchos de esos seres ignoraban que fuesen ¿monstruos?.
Monstruos, bonita palabra, los humanos llamaban así a los seres que se desviaban de lo que ellos consideraban normal, incluso a los que sufrían una enfermedad degenerativa. ¿Monstruos? Los primeros monstruos debían ser los mismos humanos, guerras y forma de destrucción crueles y salvajes. Matar por placer, destruir a una persona por diversión, por quitarla de en medio.
Y entre los peores monstruos estaban los cazadores. No se había topado con un cazador desde hacía siglos. Un cazador era un ser que se dedicaba a cazar seres de la noche… y los humanos que se relacionaban con ellos, aunque esa relación fuese de forma tangencial.
Ahora tenía a un cazador detrás de él, ese cazador ignoraba que lo era, eso lo volvía más peligroso, y esa persona estaba descontrolado, lo que lo volvía más peligroso. No sólo iría por él y Akane y su entorno, iría por todo aquel que se pusiera delante de él. Ese cazador había enloquecido y debía ser detenido, pero antes de eso lo usaría para conseguir sus planes.
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Akane metida en el baño hasta la cabeza, estaba hecha un mar de dudas, no sabía porque le había pegado a Ranma, esta vez no fue grosero con ella, se había preocupado por ella. Pero ella se había enfurecido con él sin motivo, y cuando se dio cuenta le había pegado un buen puñetazo.
Metió la cabeza en el agua, sentía remordimientos por pegar al chico, pero no le pediría perdón.
-¡No pienso pedirle perdón!,!Por todas veces que él se ha reído de mi!- y gritó- ¡Ranma eres un necio!, ¡Idiota!, ¡Te he pedido algo y no me has hecho caso!-Akane se calló, ¿Qué y cuando le pidió algo a Ranma?, no recordaba cuando siendo monstruo le pidió a Ranma que le hiciera el amor- De todas formas, ¡RANMA ERES UN IMBÉCIL, UN IDIOTA!, ¡TU ELECTROENCEFALOGRAMA ES PLANO!,
-¿Quién es imbécil?, ¿Quién es idiota?, ¡Tú si que eres idiota!- Ranma le gritó desde el otro lado de la puerta- la única imbécil eres tú.
Y empezaron a pelearse, a gritarse, hasta que Akane salió del baño y le pegó un puñetazo a su amigo, no se dio cuenta hasta que volvió al baño que había salido desnuda, se sonrojó, se puso una bata, volvió a salir del baño y le dio una paliza a Ranma por verla desnuda.
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Habían pasado varios días, la familia Tendo, como todo el barrio se había enterado del ataque a lis compañeros de Ranma y Akane, la pequeña de las Tendo estaba asustada, algo le decía que ese monstruo estaba muy relacionado con ella, esos sueños eran demasiado reales, como si ella y el monstruo estuviesen conectados, cuando ella dormía soñaba con lo que hacía ese monstruo. Aún no había llegado a la conclusión que ella era el monstruo, y que no soñaba, lo que le pasaba por la noche era real, terroríficamente real.
Ranma la observaba muy disimuladamente, su futura compañera tenía frecuentes cambios de humor, pasaba de estar en calma a estar furiosa en segundos, o al revés. Se enfadaba sin motivo, se ponía a llorar por nada, debía llevarla a que Tofu le hiciera una revisión. A veces pensaba que Akane estaba embarazada, si también tenía antojos, y a él le tocaba complacerla, y pidiendo cosas, esa chica era agotadora.
Pensó en las víctimas de Akane no sabía porque tanto revuelo en los medios de información, ninguno de ellos merecía pena. Yuma era una bruja. Una arpía, tras su cara de niña buena, se escondía una manipuladora. Akane había hecho bien en transformarla en monstruo.
Akane odiaba a Yuma desde el primer día que la vio, le quiso quitar a Ranma, pero este supo como alejarla. Ese chico podía ser muy ofensivo, y con Yuma lo fue, le dijo que no la quería cerca de él, que no le gustaba, pero esa chica no hizo caso y se acercaba a Ranma siempre que podía, hasta que su amigo la asustó y no volvió a acercarse… por una temporada.
Para Ranma el ataque que sufrió esa chica, fue merecido.
-¡Akane!-la llamó Kasumi, la hermana mayor se acercó a la joven- he hablado con el doctor Tofu, te espera esta mañana, no irás al Furinkan – miró a Ranma- te acompañará Ranma- vio que los dos jóvenes iban a protestar- no admito protestas.
-¡Me encuentro bien!- Akane no iría al medico- no tengo nada.
-No duermes bien- contraatacó la hermana mayor- duermes poco, tienes ojeras, y gritas en sueños, tienes muchas pesadillas.
-No es cierto-se defendió la chica de pelo corto-me encuentro bien, no me pasa nada.
-Sólo que sueñas que ese monstruo te come, que malos suelos- Ranma miró a su amiga y sonrió.
-¿ Verdad que si Ranma?- preguntó Kasumi-¡que malos sueños tiene Akane.
-Si, que pesadilla, para el monstruo, que mal lo pasará si se come a Akane, tendrá una indigestión.-el joven recibió un puñetazo de Akane.
-¡Eres un insensible!, ¡Tanta personas muriendo por culpa de un monstruo y tú riéndote!
-"A esas personas te las ha comido tú"-pensó Ranma-"eres tú el monstruo".
-¡No iré al ver a doctor Tofu contigo- Akane estaba de nuevo furiosa. No sé dio cuenta que el chico sólo estaba bromeando con ella.
-¿Quién quiere ir al médico contigo? No quiero que ve vean con una chica tan poco atractiva.
-¿Qué insinuar? Raro.
-¿A quien llamas raro, marrimacho?
-¿A quien va ha ser?, ¿Has visto aquí a otro tío raro? ¡Te lo llamó a ti.
Los dos estaban embalados, empezaron a pelearse, como cada día. Mientras se insultaban comían, no dejaron de comer, de insultarse, y de sabotearse mutuamente, si uno quería un trozo de carne el otro también.
-¡Dejad de querer el mismo trozo los dos!- gritó Soun cansado de esa pelea infantil- cada día lo mismo, parecéis niños. ¡Que inmaduros llegáis a ser!
-Mucho, son los dos unos inmaduros. A pesar de lo que se quieren, son unos inmaduros.
Los dos pararon de pelear, se sonrojaron.
-¡No nos queremos!- Los dos negaron lo evidente- jamás querré..
Los dos se miraron con rabia.
-Acabad ya de comer, e ir a ver a Tofu-lograron lo imposible, enfadar a Kasumi, que gritó desesperada. miró a Ranma- que te visite a ti también, tu herida no se acaba de curar.
Ranma se quedó parado, hacía unos días tuvo una pelea con un cazador, fue protegiendo a Akane, tuvo que matarlo, pero acabó herido.
-Si, que te cure. Esa herida no me gusta, seguro que la hiciste con una tus amiguitas, Shampoo por ejemplo- la ironía en la joven fue evidente.
-No sé si recuerdas, pero ese monstruo que tanto miedo te da mató a Shampoo. No sé si se merecía ese destino, pero me ha dejado tranquilo.
Akane se calló, esa vez se había pasado de la raya, pero también había olvidado que su peor rival, había muerto. Pero no se disculparía, estaba furiosa con Ranma.
-Puedes ir al médico, pero no conmigo. No te quiero ver.
-Kasumi me voy-Ranma no quería seguir discutiéndose con la joven- cuando me visite Tofu, iré al centro comercial, me han dicho que han abierto una pastelería nueva, y quiero verla.
Akane se quedó quieta, Ranma la había pillado, debía hacer las paces con Ranma ya, ella también quería ir a esa pastelería. Ranma jugó sucio, muy sucio. Usar una visita a la pastelería como excusa para hacer las paces era una jugarreta sucia, una jugada típica de Ranma, no era la primera vez que la utilizaba, y no sería la última. Lo peor que ella siempre caía en esa trampa de su amigo, nunca aprendía.
Pero él también caía en sus trampas, ese chico tampoco aprendía. Pero ahora debía hacer las paces con el joven, o si no… no había visita a la pastelería.
Ranma sonrió, aunque no lo pareciese Akane cayó en su trampa, como él siempre caía en la trampa de los ojitos y de la sonrisa de ella. En todas las reencarnaciones de la joven, siempre había caído ante los encantos de ella. No pudo evitar enamorarse de ella. No sólo era su físico, era su personalidad. Akane era tenía personalidad atrayente, agradable, siempre atraía a la gente por eso tenía muchas amigas y los chicos aspiraban a conseguirla, pero él estaba allí para que no lo consiguieran.
-No puedes ir a la pastelería sin mi. Me prometiste que siempre que vayas me llevarás, o me traerás algo- Ranma maldijo en silencio, su amiga le arrancó esa promesa, fue semanas después de conocerse.- me llevarás a la pastelería.
Ranma suspiró, ¿ Quien cayó en la trampa? Seguro que ella no, Akane tenía la habilidad de volver las trampas que él le tendía y usarlas en contra suya
-De acuerdo- soltó el chico resignado.
-¡No te he oído!-Akane exigía obedecía, para ella era un juego sobresalir por encima del chico, sabía que él se vengaría.
-¡De acuerdo!- gritó Ranma, por ahora no diría nada, pero se vengaría, y tanto que lo haría. La venganza era parte del juego que mantenían ambos. Uno hacía algo al otro, este se vengaba, y la víctima se volvía a vengar. Era para los dos un juego, un coqueteo. Una forma de decir al otro que lo quería.
Los dos se miraron con una sonrisa divertida en la cara, una sonrisa retador, dispuesto a disfrutar los dos de la venganza del otro.
Kasumi los miró y supo que pensaban los dos, tendrían una pelea infantil, pero los dos disfrutarían de esa pelea, en el fondo eran tan infantiles.
Los dos jóvenes salieron del dojo, irían al consultorio de doctor Tofu. Sería una visita ya concretada, Akane debía tener una revisión antes de la transformación total, que sería el día de Halloween.
-¡No me sigas!- Akane se giró a Ranma- puedes ir por donde quieras pero no me sigas.
-Será al revés, ando más rápido, serás tú la que me sigas-los dos seguirían peleándose, como siempre habían hecho.
Entre gritos, ella golpeándolo y persecuciones llegaron a la clínica de Tofu, al llegar vieron a médico… y a Kasumi. No se explicaban como llegó antes que ellos. Iban tan concentrados peleándose que no vieron como la hermana mayor de Kasumi los adelantaba.
-Hola Akane- saludo el médico, se giró al acompañante de la joven-Ranma. Veo que habéis venido los dos. Este año os habéis retrasado en vuestra revisión- los amonestó- deberé ser más riguroso, así aprenderéis a nobsaltaros vuestras citas médicas conmigo.
Los dos chicos se miraron y tragaron saliva, iban a pasar un mal rato.
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Las pruebas a Akane habían acabado, salió blanca a la sala de espera y miró a Ranma, ese chico estaba nervioso, se rió, le tocaba burlarse de él. Ranma no tenía aprecio por los médicos, Tofu le caía bien, pero que le gustase como persona Tofu, no significaba que le gustase la profesión a la que se dedicaba ese hombre. Los dos chicos odiaban las revisiones médicas, intentaban escaquearse de ese martirio, pero Kasumi siempre estaba allí para obligarlos a ir a su visita anual.
-Ya verás lo que te hará Tofu, tiene unas jeringas muy grandes, con unas agujas enormes- ella exageró, pero sabía que el joven se asustaría.
Ranma como siempre simuló que se asustaba con eso en realidad estaba más que asustado.
-¡No!, !Una inyección no!, ¡Soy alérgico a las inyecciones!- miró a Akane y le sacó la lengua- soy algo mayor que tú. Me pusieron inyecciones antes de nacer tú.
- Te mirará los dientes, debes tener caries, la lengua sucia, sé que la tienes muy sucia- lo dijo en doble sentido.
-Tú también la tienes sucia- y antes que ella le contestase entró en la consulta de Tofu y cerró la puerta.
-¿Cómo está Akane?, ¿ como lleva la transformación?.- Ranma fue directo.
-Bien, no presenta ningún inconveniente, de todo lo demás sana. y ¿tú como estàs?
- Nervioso, no es la primera vez que la intento transformar, siempre he tenido problemas, siempre ha habido alguien que me la quitado. Que la ha matado.
-Esta vez es diferente. Has logrado eliminar a Shampoo. Ryoga está fuera de circulación. No debes tener problemas.
-Hay otros problemas, hay varios cazadores, eliminé a uno, pero me dejó heridas, y hay al menos dos más. Uno es controlable, el otro si será problemático.
-¡Quítate la camisa quiero ver tu herida!- Ranma le hizo caso, El médico miró esa herida y negó con la cabeza- esa herida tiene veneno, huele a ruda, puedo anular ese veneno, no será doloroso, pero te tendrás que medicar. Te debo cerrar la herida, tenías que haber venido antes, te quedará una pequeña señal.
-Eso estropeara mi belleza, Akane no me querrá con esa cicatriz.- bromeó Ranma.
-¡No seas idiota!, Akane siempre te querrá, siempre lo ha hecho, en cada una de sus vidas.
Ranma sonrió, ese médico tenía razón, Akane no lo dejaría por una cicatriz de nada.
-¿Y Kasumi?, ¿Cómo lleva su transformación?
-Su transformación es distinta a la e Akane, es menos traumática. Pero las dos al final serán dos Gentix. Akane, como tú, pertenecéis a los guerreros, yo y Kasumi a los sabios. No debemos llamar la atención. Kasumi no sale por las noches en busca de presas. Cuando acabé su transformación si lo hará, pero no tan a menudo como tú y tu compañera.
Los dos hablaban mientras Tofu curaba las heridas. Ranma se quejaba, le dolía la herida. Se conocían de siglos atrás, Ranma siempre había sido un mal paciente. Aún seguía odiando hacerse una revisión médica.
-Debes tener cuidado con ese cazador del que hemos hablado, tiene mala fama. No sólo elimina lo que los humanos llaman criaturas de la noche, también mata a los testigos, no deja pruebas. Nadie le ha visto la cara mientras hace su trabajo, vive. Quien lo ha visto – calló un segundo- … quien lo ve matando se vuelve su próxima víctima. Es cruel y sanguinario, y no hace distinción entre humanos y no humanos, es capaz de matar desde ancianos a niños.
Ranma lo miró, y tuvo un escalofrío, supo que ese cazador y él se acabarían encontrando.
-Ese ser y yo nos veremos las caras y creo que no es la primera vez que nos enfrentamos. Algo me dice que él y yo ya nos hemos visto.
-¡Es imposible!, ¡Eso significa que no es humano!
-No es la primera vez que hay un cazador no humano. Tanto tú como yo hemos conocido a varios.
-Entonces será un rival de altura,- Tofu miró al joven- debes tener cuidado, y no poner en peligro a tu compañera, ni a ti.
-No soy el único amenazado. Todos estamos en peligro. No dudará en matar a quien sea para destruirnos.
Tofu asintió y terminó las pruebas y curas.
-Estás bien, estás sano como un roble. Sabes que aunque no nos afectan las enfermedades graves si las no mortales. Cuidado con los resfriados y los males de estomago-se le acercó al oído y le habló en voz baja- sobretodo no comas algo preparado por Akane, nunca ha sido una buena cocinera.
Ranma asintió, ya sabía que podía enfermar, no era la primera vez que lo hacía, casi siempre lo había hecho por la comida venenosa de Akane.
-Halloween esta cerca, será ese día cuando se complete la transformación de Akane, debo tenerla a salvo hasta ese día. Ni si quiera un cazador puede actuar contra los establecimientos de gente como nosotros.
Tofu sabía qué acabada la transformación, Ranma debía..
-¡Ranmaaa!- El grito de Akane los pilló distraídos y los asustó- recuerda que debemos ir a la heladería, me lo has prometido. ¡Si no sales enseguida entro y te saco a rastras!
Tofu miró a Ranma y sonrió, el chico de la trenza lo iba a tener difícil, esa mujer lo iba a tener dominado, Akane en todas sus reencarnaciones había sido una mujer de carácter fuerte.
-Tu compañera no es una tonta princesa que espera que la rescaten. Tampoco una dura campesina que sólo sabe trabajar. Es fuerte y no necesita que la salven, y como tú no dudará en arriesgar su vida si tú estás en peligro… como harías tú.
-Lo ha hecho en otras vidas, ha muerto por salvarme, no permitiré que vuelva a pasar. Mataré a quien la ponga en peligro.- se acabó de vestir- me debo ir, me espera mi salvaje compañera, darle los resultados a Kasumi.
Ranma salió, Akane lo miró un segundo, lo cogió de la mano, y se lo llevó corriendo en dirección a la heladería
-Ni siquiera se han despedido, Akane no ha dejado despedirse a Ranma.-Kasumi sonrió- al fin solos-miró tentadora a Tofu y cerró la puerta con llave- es hora que tú y yo nos divirtamos.
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-¡Venga Ranma!, ¡es tarde!, ¡cuando lleguemos ya no habrá helado de yogu!r.-la joven le volvía loca ese helado, y más ahora que su organismo estaba cambiando.
-Falta media hora para que habrán, seguro que habrá toneladas de ese helado, y de todos. Podrás comer hasta que te salga por los ojos.
-¿Me estás llamando golosa?- preguntó la chica- tengo mucha hambre, deseo comer mucho helado- miró a Ranma- y sé que tú también tienes hambre. Te conozco bien, sé que deseas esos helados, tanto como yo, los hueles, sientes el sabor en tu boca.
Akane hablaba con un tono hipnótico, seductor. Ese tono llevó a Ranma a un mundo de sabores, gustos y olores deliciosos. Un planeta lleno de helados de todos los gustos. Chocolates, vainilla, nata.
Los dos iban tan metidos en su mundo de helado que no notaron que los seguían. Ese cazador pensaba en sus presas. El famosos Gentix Ranma Saotome, y su futura compañera Akane Tendo. De futura nada, él la mataría antes de que sé completase la transformación. No sería el primer Gentix que dejaba sin compañera, y no sería el último. Es más ya había matado a una reencarnación de esa chica antes. Tuvo un temblor, no lo pasó bien, Ranma estuvo a punto de matarlo. Ahora todo sería distinto, ahora ya no era un simple humano. Después de matar a seres de la noche se los comía, y adquiría los poderes de estos. Gracias a eso ahora era inmortal y no le afecta a nada. Viviría para siempre, se comería a esos dos seres y conseguiría ser el más poderoso humano que pisó la Tierra.
Y pensando en sus planes siguió a la pareja.
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Los dos chicos estaban en la heladería, estaban compitiendo quien comería más, ya iban por la sexta tarina. Akane necesitaba mucha energía para su transformación, al estar conectada a Ranma y absorber parte de la energía de este, Ranma también necesitaba energía. Los dos necesitaban consumir mucha comida para seguir adelante.
-¡Yo quiero un de tres chocolates- Akane estaba dispuesta a comer otro helado, no estaba saciada, su cuerpo le pedía más.
-Yo quiero uno de chocolate belga y vainilla con nueces de macadamia- era la competición de dos chicos golosos. Se estaban comportando como dos adolescentes, la gente los miraba como una pareja de novios que estaban jugando a un coquetear entre ellos.
Habían olvidado la pelea que habían tenido unas pocas horas antes. Nadie diría que ese chico era un monstruo que había matado y comido a muchos humanos, y que esa agradable joven se estaba convirtiendo en un monstruo tan terrible como el joven.
Nadie diría que esa noche, esos dos chicos saldrían a la caza de humanos a los que convertirían en su alimento.
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Esa noche Akane dormía plácidamente en su cama, el día había sido plácido y tranquilo, alguna pelea con Ranma, como era cotidiano, habían entrenado, se habían peleado en el entrenamiento, ella le pegó con el mazo, como era normal. Es decir un día monótono, como casa día. Habían cenado, se pelearon durante la cena y se acostaron pronto, debían ir al instituto al día siguiente.
De repente Akane abrió los ojos, sus ojos eran rojos, empezaba a cambiar, a transformarse en Gentix, su boca se hizo más grande y se llenó de colmillos grandes y afilados. Sus manos también crecieron y sus dedos acabaron en garras. Los pies también crecieron y acabaron en afiladas garras. El cuerpo de la mujer creció, y su piel se convirtió en escamas negras. Su mente humana desapareció en el mismo momento de despertarse. No recordaría lo que pasaría, y si lo hacía lo creería que fue un sueño.u
Durante la transformación sudaba, era un sudor que desprendía un olor que sólo olían ella y su futuro compañero, se arrancó el pijama, lo destrozó y lo arrojó al suelo.
Sintió hambre, mucha hambre necesitaba comer, y el menú estaba fuera, al alcance de su mano.
Sólo debía encontrar el plato adecuado y atraparlo y comérselo.
Se dirigió a la ventana abierta y saltó al tejado. Olió en el aire. Había presas cercas, pero instintivamente sabía que no debía atacar tan cerca del dojo. Saltó al tejado más próximo y de este a otro.
Iba corriendo cuando se paró, había detectado cuatro presas, esas cuatro personas iban a formar parte de su menú.
Las miró desde las alturas y saltó y calló delante de ellos. Desde el suelo miró a su próxima comida, que la miraban aterrados.
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Ranma se despertó, Akane iba a salir por comida, debía seguirla. Esa mujer no estaba aún preparada para salir sola, había muchos peligros fuera. Un Gentix novato podía ser una presa fácil para otros seres. Más de uno había perdido a su compañero o compañera por confiarse y dejar a nuevo Gentix solo.
Se levantó de la cama, cuando puso los pies en el suelo ya se había desnudado y transformado. Ranma como Gentix era más alto que Akane transformado, como lo era cuando los dos eran humanos. El joven mantenía la inteligencia, como en el futuro haría Akane. Las primeras veces que una persona se transformaba se volvía un animal dominado por sus instintos más primarios.
El relativamente joven salió de la habitación por la ventana y corrió por los tejados persiguiendo a su amiga.
-Huelo a Akane, huelo su aliento, su hambre, su sed de sangre. -el chico corría en pros de la chica- Huelo a humedad, huelo la lluvia que estar por caer, tal vez sea dentro de minutos, como en horas, pero hoy lloverá, nada lo impedirá, ojalá sea un lluvia curadora, hace mucho que no llueve, la tierra y lo árboles necesitan beber, los oigo quejándose, están sedientos, piden agua, que los egoístas dioses nos niegan a los seres que nos arrastramos por el mundo.
Ranma miró al cielo y maldijo.
-¡Malditos seáis los dioses!, que maldijisteis a mi raza, a mi tribu, un día pagaréis por todo el mal que provocasteis a transformarnos en Gentix.
Un nuevo olor llegó a sus narices, y se alarmó. Akane estaba en peligro, si no se daba prisa se la volverían a quitar.
El joven aceleró el paso, corría asustado, le atemoriza volver a perder a esa chica. Sin saber cuando volvería a encontrarse con ella. Sin saber cuántos años incluso siglos pasarían hasta la próxima vez que ella se reencarnara.
Recordó la última reencarnación de ella, no llegó a conocerla.
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Era agosto del cuarenta y cinco. La segunda guerra mundial daba sus últimos coletazos. Japón estaba vencida, aunque por orgullo no lo hacía. Ranma iba montado en una moto, la había robado, había matado a su dueño. Ese día estaba asustado, la Akane de esa época estaba en peligro. Algo en su corazón le decía que debía encontrarla, y sacarla de la ciudad donde ella vivía .
Estaba llegando a la ciudad, cuando vio un solitario avión del enemigo, vio como soltaba algo… y oyó una explosión, fue arrojado al suelo, cuando se levantó vio un hongo de humo levantarse sobre lo que fue Hiroshima.
No notó la presencia de la que iba a ser su compañera, había muerto con esa bomba. Se la habían vuelto a quitar. Chilló de rabia, de frustración. Esta vez fueron los estúpidos humanos y su ansia de autodestrucción.
Entró en las ruinas de lo que un día antes fue una ciudad. Se horrorizó.
-Después los monstruos somos nosotros, cuanta destrucción, cuántas muertes, si hubiesen esperado un poco más Japón se hubiese rendido al quedarse sin los pocos recursos que ya tenía. Alguien tiene un juguete bélico nuevo y ha querido enseñárselo al mundo- murmuró el chico. Sus pasos lo llevaron hasta donde vivió Akane, hasta la casa calcinada donde ella residió. No había supervivientes. Murieron todos, fue encontrando los cuerpos calcinados del padre y las hermanas de quien debía haber sido su compañera, pero a ella no. La buscó por todo el edificio, y no encontró nada. Hasta que sus pasos lo llevaron a un destrozado jardín. No había nada, pero en una pared vio un dibujo, como si alguien hubiese dibujado la sombra de una persona.
De alguna forma supo que en ese sitio murió la Akane de ese tiempo , supo que su cuerpo se volvió cenizas, y que su silueta quedó marcada en el muro. El chico lloró y maldijo.
-¡Malditos seáis todos!, ¡Dioses, humanos, Gentix y demás seres!, ¡Os maldigo a todos!, ¡Siempre quitándome mi amada!, ¡Juro que no descansaré hasta que logré que ella se una a mi!, ¡ mataré a quien intente quitármela!.
Cogió una cenizas, las que consideró que eran las cenizas de su amada y las enterró. Salió de Hiroshima, sabía que le tocaba esperar, esperar hasta que la próxima reencarnación de Akane volviera a nacer.
Esa vez no tuvo que esperar siglos, Akane renació sólo veinticinco años después. También nació en Japón. No fue un idiota y poco después de nacer la vigiló de cerca, lo hizo sin llamar la anterior. No quiso que nadie se metiera por medio y le hiciera daño a su futura compañera. No pudo evitar que Akane atrajera a otros Gentix y a humanos, pero él se fue dedicando a alejar a esas moscas de su presa. Cuando Akane tenía trece años logró que Soun le diese el puesto de ayudante en el dojo y por fin se acercó a ella.
Enseguida lograron volverse rivales. Akane tenía un humor endiablado, como en todas sus reencarnaciones. Los dos se peleaban por nada, pero siempre estaban juntos y se protegían. Soun al ver la relación de ambos los prometió, e hizo planes de casarlos en el futuro, ellos se negaron a hacer eso, pero en realidad se amaban.
Ahora después de tres años Ranma había iniciado la conversión de Akane en Gentix, le quedaban días, el proceso se completaría la noche de Halloween, y por fin lo que fue profetizado siglos atrás se cumpliría. Por fin tendría su compañera con él.
Pero ahora había un nuevo peligro. Algo amenazaba a Akane, y la de él. Algo quería destruir a ambos. Debía acabar con ese peligro antes de que se acercará a su compañera.
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Yuma despertó, y no fue la única, en varias casas del barrios, las mascotas de Akane fueron despertando y empezaron a cambiar, a transformarse, para reunirse con su ama.
Salió por la ventana, esta vez transformada en un gato de pelaje azul, como el pelo de su dueña, se unió a otros gatos, todos ellos esclavos atados a Akane.
Debían alimentarse y darle esa energía a Akane, por ello existían, para procurar alimentos, alimentar y defender a su dueña.
Corrían hacía donde estaba la joven convertida en Gentix novato. Notaban que estaba en peligro, debían ayudarla, salvarla y entretener al atacante hasta que llegase el compañero de su dueña, o las mascotas de este.
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El cazador esperó que su presa saliese de su casa, no podía atacarla en ella, eran las reglas, pero a él le importaba poco las reglas. Pero si atacaba en esa casa atraería a demasiados curiosos, y no quería eso.
-Las reglas están para incumplidas- y eso hacía, incumplirlas- las reglas no van conmigo, nunca las cumplo.
Y eso hacía. Se saltaba los semáforos en rojos, le había costado más de una multa, que no había pagado. También se saltaba la fila en el supermercado o en el cine . Hablaba y fumaba cuando iba a ver una película, y si alguien se quejaba, pues con un par de golpes lo hacía callar.
Ryu, el cazador, era un hombre desagradable, solía ir sucio, no porque le molestase bañarse, si no por molestar a las personas. Olía fatal, con una barba mal cortada y grasienta. Con el ropaje tan roto y tan sucio como él.
Salvo cuando iba de caza, cuando salía de cacería, se ponía ropa limpia, se bañaba y limpiaba la barba. No debía que con su olor esos monstruos lo oliveran.
Perseguía a su presa.
-No me dará mucha faena. Ese Gentix aún no está completo. Lástima tenía ganas de una buena cacería- se encogió de hombros – hoy es víspera de festivo, salen a divertirse muchos jóvenes. Tendré que completar la cacería con ellos. Si mato varios de esos repelentes chicos y violo alguna mujer y la mato no se perderá gran cosa. Los jóvenes siempre han sido basura, están a mismo nivel que un monstruo.
Mientras seguía a su presa aprovechó para liquidar a una anciana que paseaba con su perro, al que también mató. Vio a una familia, el padre, la madre, y los niños, no podía permitir que esos dos niños crecieran.
Después de varios asesinatos seguía sintiéndose vacío, matar a ese proyecto de Gentix no lo satisfaría.
Escondido vio como su presa acorralaba a unos jóvenes, no permitiría que ese ser los matase, si lo hacía, no los podía matar él.
Mataría a esa mujer transformada y después a esos chicos. Disfrutaría viendo las caras de pánico de los jóvenes, cuando los degollase, los destripase. Esa noche el cuerpo le pedía ser despiadado, le pedía sangre y estaba dispuesto a satisfacer esos deseos.
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Continuará…
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Notas del autor:
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Después de meses sin subir un capítulo de esta historia subo uno. Seguro que no seguí por vagancia, sumado a la pereza, pero negaré eso y diré que las musas se fueron de vacaciones a tomar el sol y juntaron vacaciones de verano con las de invierno y acabaron esquiando en la montaña.
Sobre la sombra que deja Akane en Hitoshima, ( sacado de Internet):
"Cuando la bomba atómica explotó en Hiiroshima dejó sombras humanas impresas en las calles de las ciudad."
" La temperatura alcanzó el millón de grados centígrados, hizo que algunos cuerpos y objetos que recibieron la explosión dejaran una sombra en el suelo, en las paredes, en los árboles. Eso se conoció como el "efecto sombra" o "sombra radioactiva"
Esto está escrito entre comillas por que son datos sacados de Internet, no son míos. Lo único que sabía era que tanto hubo personas que se vitalizaron por el calor que hubo en la explosión, como le pasó a la Akane del pasado, como lo de las sombras de Hiroshima.
