Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
~Siempre serás tú.~
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—Necesitaré las golondrinas que encontraron Yuzuriha y tú. —Senku miró a sus amigos por encima del hombro, contemplando la obvia expresión de confusión en ambos ante su petición.
Ishigami devolvió al contenedor de plásticos el puñado de tapones de botellas que estuvo a punto de arrojar al reactor que él mismo se había tomado la molestia en fabricar, entonces se volvió para enfrentar al grandulón y a Yuzuriha. Tendría que dejar su más reciente proyecto estancado por un par de minutos para explicar a ese par de atolondrados lo que estaba a punto de convertirse en su más importante pasatiempo.
—¿Te refieres a las golondrinas que parecen estar petrificadas, Senku? —Ogawa recordó de qué hablaba su amigo, de hecho ella aún conservaba en casa aquel misterioso objeto… o animal.
Fuese lo que fuese, Yuzuriha se negó a tirarla después de que el veterinario no supiera qué hacer con ellas (incluida la que Taiju también encontró en ese tiempo), los detalles que tenían esas piezas eran demasiado exactos, como si realmente se tratara de una golondrina que de alguna u otra forma (improbable por demás) se hubiera transformado mágicamente en piedra.
Todo un misterio.
—¡Oh! Pero por supuesto, Yuzuriha se las quedó y las tiene en su casa —Taiju vociferó con asombro, mostrándose totalmente de acuerdo en la petición de su amigo—. No me dejó quedarme con la mía por temor a que fuese a romperla por accidente. —agregó el grandulón, cambiando ese tono de entusiasmo por algo parecido a la pena al recordar aquella ocasión cuando en un descuido debido a la cercanía con Yuzuriha, la pequeña y frágil golondrina se resbaló de sus manos y cayó al suelo.
Aunque Oki agradeció que el maletín de Yuzuriha aminorara el nivel del impacto de la golondrina al caer cuando ella en un rápido intento lo arrojó al suelo.
—¿Para qué las necesitas, Senku? —Ogawa quiso saber.
Pero ella quizá ya sabía sobre las posibles intenciones de su amigo.
—Voy a investigarlas. —Senku fue directo al respecto, no necesitaba absurdos rodeos para revelar sus intenciones.
De ser el caso sólo sería una pérdida de valioso tiempo que no estaba dispuesto a desperdiciar.
Hubo un ligero silencio por parte de ambos, incluso Taiju (quien era el más ruidoso de los tres) no pronunció palabra alguna y en vez de eso le dio una mirada de soslayo a Yuzuriha para hacerle saber sobre su preocupación por el asunto.
Sin embargo, Senku fue consciente de esa evidente y nada desapercibida comunicación entre ambos. Una mueca se formó en sus labios y se dejó caer al asiento predispuesto frente a la mesa de estudios del laboratorio. No era tonto y podía leer entre líneas el semblante de sus amigos.
—Senku, lo estás haciendo porque… —Taiju trató de razonar con él.
Sin embargo, Senku no lo dejó.
—Han surgido más casos de estas cosas alrededor del mundo, ustedes dos, par de atolondrados, no son los únicos que han encontrado golondrinas en este estado —replicó Ishigami cruzándose de brazos y llevándose una de las piernas sobre la otra en una pose bastante engreída—. La tasa de menciones de esto en Twitter o incluso en otras redes sociales es diametralmente proporcional en un noventa por ciento con la población de golondrinas en todo el mundo, si se trata de alguna extraña enfermedad que las está petrificando entonces debo resolver ese absurdo misterio.
Una fantasía como esa seguramente tenía una explicación que la ciencia estaba a punto de desentrañar y él quería ser el primero en saber cuál era ese misterio. Senku sabía que no era el único tras la verdad de ese fenómeno, su querido y arrogante maestro también estaba estudiando con gran ventaja (si podía agregar) a las golondrinas petrificadas.
Pero Ishigami no le daría el gusto a ese "anciano" de tomar la delantera en una investigación a la que le debía gran parte a él. Después de todo, fue Senku quién le presentó las evidencias e investigaciones a su maestro.
Al menos esa fue la impresión que quería causar en Taiju y Yuzuriha, un completo interés científico por aquel fenómeno… nada más.
—¿Seguro que se trata sólo de eso? —esta vez fue Yuzuriha quien cuestionó las verdaderas intenciones de su amigo—. Te has enfrascado en diferentes proyectos a lo largo de estos meses Senku, casi no te hemos visto desde entonces… nos preocupas. —exteriorizó la chica.
Y no mentía al respecto, tanto ella como Taiju estaban genuinamente preocupados por Senku, más aún después de la ausencia de Byakuya para una estadía de seis meses en la Estación Espacial Internacional. Senku no había pronunciado queja u oposición alguna al respecto, pero Ogawa sabía que él no lo haría, no cuando su amigo ayudó por años a su padre para cumplir con esa meta… un sueño compartido después de todo.
Quizá Senku jamás lo exteriorizara abiertamente, pero ambos (como sus amigos de la vida que eran) podían ver el orgullo brillando tras la mirada de Ishigami debido al logro de Byakuya.
Sin embargo…
—No sé de qué hablas… yo sólo soy un idiota que quiere saber hasta el último secreto sobre el mundo y el universo. Y no descansaré hasta conseguir y desentrañar hasta el último maldito misterio de este universo —una sonrisa jactanciosa se patentó en los labios del chico científico—. Al díez mil millones por ciento.
Un golpe de nostalgia derribó parcialmente las defensas de Taiju ante esas palabras, él las recordaba con total claridad a pesar del paso de los años; eran las mismas que Senku le dijo cuando estaban construyendo su cohete. Tal determinación palpable no debería dejar dudas en él.
Pero…
—¿De verdad no lo haces por lo de Kohaku? —Taiju se atrevió a cuestionar nuevamente, esta vez sin recibir interrupción alguna por parte de su amigo. Una nota de aflicción se hizo notar en sus palabras.
—Taiju… —Yuzuriha lo reprendió ligeramente, sin embargo pudo notar el cambio en las facciones de Senku ante la sola mención de aquel nombre—. No mentí cuando te dije que nos preocupas Senku, sabemos sobre tu gran amor y dedicación por la ciencia pero… —ella dudó por una fracción de segundo sobre si quería continuar con la charla, el laboratorio no era el mejor lugar para hablar sobre eso, aunque Yuzuriha decidió que tal vez este era el momento—. Desde lo que pasó con Kohaku… sabemos que la extrañas, pero trabajar sin cansancio en cada proyecto que se te ocurra… sólo quiero que recuerdes que Taiju y yo, siempre estaremos aquí para tí y no tienes que pasar por esto solo.
La mirada de Yuzuriha se ablandó, no hubo lástima en ella sino completa fraternidad y apoyo en su actuar.
—Así es Senku, eres nuestro mejor amigo y cuentas con nosotros. —Taiju se acercó a él para tomarlo de los hombros y así darle más peso a sus palabras.
Tratando de transmitirle a su amigo todo el apoyo que necesitaba en ese momento… él lo haría siempre que Senku lo necesitara y sabía que Senku lo haría por él también (a su manera, claro estaba).
Una repentina risa carente de humor salió de Ishigami, tratando de ocultar lo mucho que le habían afectado esas palabras. La sola mención de Kohaku le hizo sentir una dolorosa punzada en el corazón.
—Ya les dije por qué hago esto —apartó las enormes manos del grandulón de sus hombros y se levantó de su asiento—. No voy a sentarme a llorar por lo que pasó con Kohaku, la vida sigue y el camino de la ciencia es constante, así que no puedo quedarme atrás ahogado en mis sentimientos.
Él les dió la espalda para retomar el proceso de refinamiento de las tapas de plástico, la excusa perfecta para evitar nuevamente el tema en cuestión y ese enorme elefante en la habitación.
Los corazones de Taiju y Yuzuriha se hundieron aún más, no por las frías palabras de su amigo sino por el hecho de que tras ese acto de desinterés se encontraba una enorme tristeza apenas contenida que poco a poco estaba rompiendo a Senku silenciosamente.
Ishigami era reacio a compartir sus sentimientos pero con el tiempo ambos aprendieron a leer entre líneas e interpretar sus acciones.
—Aún así, lo que sea que necesites no dudes en decirnos. —Taiju le palmeó la espalda.
Y tras una breve mirada con Yuzuriha, ambos acordaron de manera tácita no presionar más al respecto, al menos en ese momento. Abordarían el tema con Senku luego, realmente lo necesitaban.
Kohaku no era simplemente algo que Senku pudiera olvidar de la noche a la mañana y ellos lo sabían. La imagen de lo destrozado que se veía Senku tras la muerte de la única chica que contra todo pronóstico llegó a amar, fue desgarradora.
Y cada nuevo proyecto en el que Ishigami trabajaba no era más que (en parte) un mecanismo de defensa para afrontar la pérdida de su novia tras el fatídico accidente de un año atrás.
—Lo que necesito ya se los he dicho, Grandulón —Senku calibró rápidamente la temperatura del reactor y se volvió nuevamente—. Tengo que estudiar la estructura de esas golondrinas, quizá con una resonancia magnética nuclear… también mediré su densidad y dureza para determinar de qué tipo de mineral está hecho… —ocultó cualquier posible rastro de aflicción anterior con ese gesto de apatía tan característico en él mientras se llevaba el meñique al oído—. Pasaré por esas muestras a casa de Yuzuriha cuando las clases terminen.
Ese repentino cambio de tema tomó algo desprevenida a Yuzuriha quien asintió en conformidad.
Senku se excusó luego con lo ocupado que estaba con el refinamiento de los tapones de botellas de plástico y despidió a ambos del laboratorio, ni Taiju ni Yuzuriha pusieron objeción alguna, por el momento lo dejarían solo, ellos esperaban que él tomara a consideración sus palabras.
Senku mordisqueó el bolígrafo que mantenía en su boca mientras analizaba nuevamente los datos de su más reciente investigación, las tasas de "avistamiento" de las estatuas de golondrinas alrededor del globo parecían haberse detenido de un momento a otro, sin embargo, fue el epicentro del radio de "encuentros" lo que llamó su atención.
¿Cuál era el origen en realidad?
De acuerdo con las fechas y la ubicación de varios Tweets y publicaciones que fueron registradas, estaba seguro que todo se había originado en algún lugar de occidente; los casos más recientes en oriente databan de apenas un par de meses atrás mientras que los de occidente, o mejor dicho, gran parte del continente Americano se remontaban a varios meses. Casos cada vez más frecuentes y que llegaron a abarcar gran parte del territorio.
Senku sólo necesitaba encontrar la primera evidencia registrada del caso para determinar el lugar de donde provenía aquel fenómeno.
Por ahora sólo tenía pistas de que el rango de apariciones ocupaba o abarcaba hasta Centroamérica… Quizá en un par de meses más y con nueva evidencia, podría saber si ese era el lugar de origen o si Sudamérica también entraría en el radar.
Las golondrinas petrificadas habían robado gran parte de su atención los últimos meses ¿Qué demonios estaba sucediendo? Bueno, él llegaría al fondo de esto.
Casi por inercia, miró al pequeño ejemplar que aún le quedaba intacto, el que ese grandulón por suerte no rompió con su torpeza. El ejemplar de Yuzuriha no corrió con la misma suerte ya por desgracia se había resquebrajado accidentalmente a propósito para una de las pruebas de densidad en las que trabajó, y ésta era la única muestra que le quedaba, por lo que decidió enfocarse en preservar la evidencia en tanto conseguía esa prueba de resonancia magnética nuclear con uno de los amigos que el viejo tenía en la universidad.
Sus ojos regresaron a una de las pantallas de la computadora donde varias ventanas con una infinidad de reportes y evidencias se encontraban desplegadas, pero pasó de ellas para observar la hora.
"11:30 p.m."
Aún temprano. Se dijo sin remordimiento alguno.
La falta de sueño definitivamente no era un obstáculo para Senku, más aún con esa pequeña dotación de bebidas energéticas de la que se encargaba de abastecer el refrigerador.
Sí, definitivamente podría mantenerse despierto toda la noche analizando su más reciente evidencia e ir al colegio temprano por la mañana.
Mientras más ocupada estuviera su mente…
Pero la tranquilidad duró apenas un par de minutos más antes de que escuchara el sonido de notificación de una videollamada entrante.
La ventana se desplegó y Senku pudo notar a la perfección la fotografía del absurdo rostro de su padre en la notificación. ¿Qué rayos? Se suponía que el viejo debería estar durmiendo o trabajando (según el horario que tuviera en la ISS) justo en ese momento.
Aún así, decidió ignorarlo y minimizar la ventana para ocultarla. La llamada se detuvo, pero no así el nuevo pitido de alerta de otra llamada, aunque esta vez desde su celular. Senku supo entonces que sería inevitable tratar de ignorar aquello ya que su padre intentaría una y otra vez hasta el cansancio.
Ese viejo.
Una imperceptible sonrisa tiró de los labios de Senku ante la "molesta" actitud de su padre.
Resignado, tomó la llamada del celular.
—Se supone que debes estar trabajando ¿Qué quieres, viejo? Y que sea rápido, estoy muy ocupado en algo. —A pesar de sus palabras el tono que usó fue más bien de falsa molestia e incluso algo de socarronería.
—Te has vuelto un engreído en la ausencia de papá, Senku —Byakuya medio lloriqueó desde el otro lado de la línea, pero tan sólo estaba siguiéndole el juego a su hijo—. Te envié una fotografía el otro día y ni siquiera me respondiste.
Senku enarcó una ceja ante semejante declaración del viejo, él sabía a la perfección de qué fotografía estaba hablando… de hecho hubo algo en ella que le despertó cierta intriga aunque no quiso mencionarle aquello a su padre, sabría que Byakuya usaría esa conversación para traer el tema a colación y él se negaba rotundamente a pasar por eso… no de nuevo.
—Ah… creo que se me borró —mintió—. Aunque para ser honesto no entiendo tu afán de presumir tu amistad con esa cantante… acaso ¿Te gusta, viejo? —cuestionó burlón, no es que la idea fuese mala sino que era… extraña.
Un ruidoso "Shhhhhhhhhhhhhh" inundó el otro lado de la línea casi de inmediato y Senku se rió con malicia al saber que de una u otra manera, había avergonzado a su padre con aquella declaración.
Hubo un par de aclaraciones de garganta tras la línea antes de que Byakuya volviera a hablar.
—No era de eso de lo que quería hablarte en realidad hijo —su tono cambió ligeramente de uno risueño a más… serio—. Sé que estás ocupado con esa investigación, pero sólo quería saber si estás bien…
—Tu pregunta no tiene ni un milímetro de sentido. —Senku desestimó adivinando por dónde se decantaría esa conversación.
Por supuesto, él comprendió la aparente angustia de su padre, aunque realmente esperaba que no preguntara más allá de eso y dejara morir el tema de una vez. Fue suficiente con el despliegue de preocupación de Yuzuriha y Taiju meses atrás.
—Senku… el hecho de que esté a kilómetros de distancia del planeta no quiere decir que papá se olvide de tí ni que mágicamente deje de preocuparme por tí, sé lo duro que es esto, sabes cuánto quería a Kohaku-chan y lo mucho que me dolió verte sufrir…
Como siempre la suerte no estuvo de su lado, el tema estaba saliendo a relucir nuevamente.
—Te dije que estoy bien, viejo… y ya es tarde, tengo que irme a dormir. —ni siquiera le dio tiempo a Byakuya de responder cuando colgó la llamada.
Y en vista de que Byakuya no insistió con una nueva, Senku supo que el anciano había aceptado su decisión de dejar el tema por esa noche e internamente lo agradeció.
Ishigami se llevó la mano a la cara para estrujarla, odiaba admitirlo pero se sentía cansado física y… emocionalmente también. En el fondo admitió que en efecto toda esa dedicación hacia su adorada ciencia no se trataba simplemente de esa incansable determinación y hambre de conocimiento, sino que en gran parte también se debía a ella… a Kohaku.
El dolor fue insoportable los primeros meses pero no duró mucho, él se encargó de mantener siempre ocupada su mente para no pensar en ella.
Aunque ahora Senku reconoció que todavía sufría silenciosamente por su ausencia.
Él la extrañaba.
Suspiró largamente y se mantuvo un rato inmóvil en su silla antes de levantarse, sus pasos resonaron huecamente en el silencio mientras caminaba hacia uno de los estantes de la habitación. Un solitario y olvidado libro aguardaba junto a un par más, Senku tomó el grueso y desgastado ejemplar cuyo título rezaba "El mundo y sus demonios" para abrirlo en una de las páginas marcadas, una fotografía se encontraba recelosamente escondida dentro de las amarillentas hojas.
Cerró los ojos intentando detener los recuerdos pero era demasiado tarde, sus parpados se alzaron nuevamente y miró la imagen, una fotografía que se había tomado junto a Kohaku el día de su primera cita en el tonto festival de verano al que ella lo arrastró.
Esa filosa mirada de sus ojos aguamarina y esa sonrisa determinada que la caracterizaba le dieron nuevamente la bienvenida, en la imagen ambos se encontraban en uno de los puestos posando muy cerca del otro mientras comían manzanas acarameladas.
—Leona… —susurró para después sonreír con tristeza.
A Kohaku realmente no le gustaba que él la llamara así, pero para Senku aquel "molesto" apelativo no era más que un gesto de cercanía y confianza. Incluso cariño hacia ella.
Esa tarde de verano se había convertido en su primera cita después de que Kohaku declarara (de una manera poco romántica y no es que a él le gustara esas tonterías relacionadas con el tema) su amor por él. Y él (a regañadientes) también.
Definitivamente él tenía razón en una cosa, que un cerebro enamorado no era más que problemas… pero en su caso, un corazón roto y destrozado fue aún peor. No mintió cuando le dijo a Taiju y Yuzuriha que debía seguir con su vida y no ahogarse en sus sentimientos (justo como ahora) pero hacerlo era un punto y aparte. La teoría y la práctica eran dos cosas completamente diferentes.
Su amada ciencia estaba dándole un efectivo aliciente y un escape, pero eran momentos como estos los que Senku odiaba, la manera en la que sus emociones y sentimientos podía salir a flote y consumirlo lentamente en la soledad de esa habitación.
Él no quería eso y estaba harto ¿Tendría que pasar así el resto de su vida? ¿Añorando a alguien que no podría ver de nuevo? Incluso él lo sabía, se dedicaría plenamente a la ciencia para olvidar ese pequeño momento de oscuridad.
Kohaku se convirtió en alguien importante en su vida, pero era momento de dejar de autocompadecerse para seguir adelante en su camino. Taiju, Yuzuriha, su padre e incluso Xeno se lo habían dicho en más de una ocasión… era momento de seguir adelante.
Bueno… quizá ellos tenían razón.
En silencio y con una cruda emoción en su pecho, devolvió la fotografía al libro y cerró el ejemplar, colocándolo nuevamente en el estante momentos después. Y tras una última mirada hacia éste, regresó a su silla para enfrascarse por el resto de la noche en su investigación.
El ambiente se llenó con estúpidas apuestas y Senku no pudo más que poner los ojos en blanco ante la ingenuidad de sus compañeros y colegas del club de ciencias. Esos idiotas estaban apostando contra Taiju, con la certeza de que Yuzuriha iba a rechazarlo.
Pobres idiotas, si conocieran mejor a ese par como él ya los conocía de años, entonces no dudarían en apostar todos sus malditos Yenes en el grandulón. Aunque a final de cuentas sería Senku quien obtendría mayor provecho esa tarde.
—¡Por favor escúchame Yuzuriha! —los gritos de Taiju resonaron incluso hasta la segunda planta del edificio donde se encontraba el laboratorio de ciencias—. Durante los últimos cinco años yo…
La cruda emoción al hablar del grandulón no hizo más que garantizarle a Senku que ese idiota tendría su oportunidad. Taiju había planeado declararse a Yuzuriha desde hacía ya bastante tiempo, pero decidió hablar primero con Senku al respecto, confesándole que había pospuesto aquello debido al respeto por su duelo y por el mal momento que estaba pasando.
Qué idiota… se dijo Ishigami. Y le dejó muy en claro el hecho de que no debería poner esa triste excusa para seguir aplazando las cosas, bueno, parecía que al fin él estaba haciéndole caso.
Pero cualquier oportunidad se esfumó de un momento a otro.
—¿Qué es eso? —Taiju parecía genuinamente alarmado—. ¡Esa Luz!
Senku miró entonces aquel increíble destello verdoso para después quedarse en una completa oscuridad.
Senku se prometió alzar el reino de la ciencia sin importar cuánto tiempo le llevara, lo importante en ese momento era encontrar a quienes encendieron las señales de humo en respuesta a las suyas y conseguir aliados. El único problema era que Tsukasa no los encontrara primero y los convenciera de estar en su bando, aunque también existía la posibilidad de que él los asesinara si se rehusaban a cooperar con él… el tiempo apremiaba.
Tras su despedida indefinida con Taiju y Yuzuriha, Senku se encaminó sendero abajo hacia donde las señales de humo fueron visibles la última vez. Debió admitir que éste era un terreno inexplorado para él, durante el momento de su despetrificación nunca se aventuró más allá del rango de terreno que había mapeado mentalmente en todos esos meses. Ni siquiera cuando al fin el grandulón despertó.
Aunque poco podía importarle ya que aprovecharía esta oportunidad para ampliar su conocimiento sobre el territorio, lejos de la cueva de agua milagrosa y lejos de Tsukasa.
Senku por primera vez en toda su vida no pudo comprender lo que estaba sucediendo.
Un quejido escapó de los labios de la chica que se encontraba atrapada bajo ese enorme árbol. La mente de Ishigami dio vueltas ¿Cuáles eran las probabilidades de que algo como esto sucediera? Un acontecimiento por demás imposible, algo que no había visto desde ese fatídico día hacía 3700 años atrás. Aquello fue una pesadilla, pero esto… Senku jamás creyó en absurdas creencias como los milagros, entonces ¿Cómo podía catalogar esto?
—Tú eres el caballero hechicero que protegió a esa mujer ¡Estás vivo! —ella gritó con cierto desconcierto, pero también aparente alivio escondido.
"¡Eres tú la que está viva!" La mente de Senku gritó.
Esa chica atrapada bajo el tronco era Kohaku… realmente era su Leona.
Pero no pudo exteriorizar aquello y en vez de eso se limitó a contemplar el enorme árbol con expresión perpleja por el hecho de que esa cosa no la hubiese aplastado totalmente… sacudió la cabeza para apartar ese pensamiento y decidió actuar.
—Deja de hablar y guardemos las presentaciones para después, no gastes energía —en ese instante Senku se dio cuenta de que tenía que sacarla de ahí cuanto antes y a como diera lugar, inspeccionó el pesado tronco para tratar de encontrar una solución factible pero en primera instancia era casi imposible para él poder retirarlo con sus absurdas fuerzas—. ¿Puedes aguantar hasta el anochecer o incluso hasta el amanecer? —cuestionó con tal determinación—. Si no puedes más, si estás al límite entonces puedo intentar sacarte con el resto de pólvora que me queda. Pero… si puedes aguantar, aunque esto me tome el tiempo suficiente para matarme te salvaré, lo haré seguro en un diez mil millones por ciento. —el rostro de Senku se marcó con líneas decididas mientras esperaba la respuesta de Kohaku—. ¡Vamos! ¡No puedo saberlo si no me dices! ¡Eres la única que puede decidir aquí! Tienes dos opciones ¡Decide! ¿Cuál de ellas? ¡¿Qué hago?!
Kohaku era la que tenía la última palabra ahí y él acataría cualquiera de sus decisiones.
—Mis huesos y órganos están bien ¡Puedo aguantar!
Y la simple declaración fue suficiente para él, entonces Senku sonrió cuando ella lo miró con renovada determinación.
Esa era la Kohaku que él recordaba. Esta chica y su Leona ¿Serían la misma persona? Ella parecía no reconocerlo e incluso lo había llamado "Caballero hechicero", todo esto era algo inverosímil pero Senku dejaría las preguntas para después.
Él fue plenamente consciente de la manera en la que Kohaku estaba observando cada una de sus acciones mientras construía la improvisada polea, incluso de la pequeña sonrisa en sus labios cuando él se había autoproclamado "El gran maestro Senku" en ese derroche de destreza con las cuerdas improvisadas y el jabón.
Pero nada superó la expresión en el rostro de la chica cuando Senku al fin retiró con maestría el frondoso y pesado tronco con ayuda de las poleas. Esa imagen de genuino asombro en el rostro de Kohaku quedaría grabada en su memoria para siempre, junto a todos sus demás recuerdos sobre ella.
—Increíble… —la escuchó murmurar—. Y no, no me refiero a Arqui… lo que sea, sino a tu diligencia inquebrantable al resolver los problemas paso a paso. Nunca había visto a alguien con una confianza tan firme. —ella no lo miró enseguida, parecía totalmente perdida en su fascinación—. Me llamo Kohaku y creo que me he enamorado totalmente de tí. —tras esa declaración los labios de Kohaku se suavizaron en una cálida y ensoñadora sonrisa.
Su mirada y sus palabras le dejaron algo muy en claro a Senku… ella… era Kohaku. ¿Pero cómo? Eso no tenía ni un milímetro de sentido ni lógica alguna. Su Leona, ella había…
—Te preguntaré algo y quiero que me respondas con la verdad —inquirió Senku en tanto Kohaku se levantaba y arreglaba su desordenado cabello—. ¿Me conoces? Es decir, ¿Siquiera sabes quien soy?
Ella pareció genuinamente confundida ante tal cuestión, pero no dudó en responder mientras arreglaba su vestido y volvía su completa atención a él.
—No te conozco —Kohaku negó con la cabeza para dar énfasis a su respuesta—. Pero sé que eres el valiente caballero hechicero que salvó a esa mujer del demonio de cabello largo, y eso me basta para saber que no eres una amenaza como ese malvado hombre. Diste tu vida a cambio de la de esa mujer y ahora me has salvado…
—Entonces no sabes ni siquiera cómo me llamo ¿Verdad?
Kohaku no le respondió de inmediato en tanto cavilaba sobre algo.
—Dijiste que dejáramos las presentaciones para después, aunque por tu comentario sobre ser el gran maestro Senku… debo asumir que es así como te llamas.
Nada de esto tenía sentido para Senku, sin embargo se limitó a asentir lentamente con la cabeza mientras trataba de procesar todo lo sucedido hasta ahora. Si esto era real y Kohaku aseguraba no conocerlo, entonces eso quería decir que ¿Qué? En el momento de la petrificación ella ya había muerto, de hecho, la misteriosa luz ocurrió un año y medio después de ese trágico accidente aéreo donde perdió la vida cuando el avión se desplomó. Era imposible que ella se hubiese petrificado en aquel entonces y despertara antes que él en este mundo de piedra.
Nada encajaba… esto no tenía ni un milímetro de sentido o explicación lógica.
A menos que… no, de todas las posibles opciones la que Senku estaba pensando en ese momento era la más absurda de todas ¿Reencarnación? Imposible, la ciencia nunca pudo probar la existencia de algo como eso ya que ninguna de las pruebas presentadas a lo largo de los años y a través de los estudios logró ser concluyente.
Se consideraba en las diferentes culturas pero nunca pudo ser confirmado con evidencia.
Entonces…
No tenía dudas de que ella era Kohaku o al menos muy parecida a la que él conoció y aún guardaba en su corazón.
Sin embargo, quería estar seguro…
De un momento a otro el rostro de Senku se torció, adoptando una expresión que denotaba absoluto desagrado.
—Siendo el caso… dime que no es lo que creo. Porque parece que has dicho algo increíblemente agobiante… Acabamos de conocernos y ¿Ya estás enamorada? ¿En esta crisis? —estaba poniéndola a prueba y le dirigió una mirada seca—. Enamorarte así de repente en una situación de emergencia como esta…
Y las palabras parecieron surtir el efecto esperado en ella, al menos el que Senku esperaba que Kohaku tuviera.
—¡No dije eso y no me refería a eso en lo más mínimo! —Kohaku prácticamente bramó en respuesta ante semejante "malentendido", aclarando de inmediato y recriminando a su idiota salvador por tergiversar sus palabras—. ¡Dije que parecías alguien agradable e interesante como humano, y quería cooperar contigo! Nada más…
Y no mentía, Kohaku consideraba a ese peculiar extraño como una buena persona que estaba dispuesto a ayudar a los demás. Sin embargo también se dio cuenta de que por alguna extraña razón que ella no podía comprender del todo, él le parecía bastante familiar aún si nunca en su corta vida lo hubiese visto antes.
No podía explicarlo, pero ese repentino sentimiento y admiración estaban comenzando a arraigarse en su pecho ¿Qué le sucedía? Aquello ¿De verdad podría ser amor? Kohaku podía jurar que dichas palabras habían salido de su boca sin más, desde lo más profundo de su corazón ¿Por qué? Ella no lo sabía.
Pero ese joven parecía despertar esas emociones en ella.
—Ah… si ese es el caso entonces encantado… pero déjame decirte que no hay nada más ilógico y problemático que un cerebro enamorado.
—¡Ja! Ya te dije que no estoy enamorada de tí, idiota. —Kohaku se cruzó de brazos en total indignación ante su insistencia.
Una diabólica sonrisa tiró entonces de los labios de Senku, en efecto, ese era el típico temperamento de su Leona… no tenía la menor duda.
Y por supuesto que más tarde lo confirmó cuando él la llamó por ese apelativo que Kohaku consideraba más que molesto.
—¿¡Leona!? —ella se sobresaltó dejando cualquier rastro de impasibilidad y confianza a un lado—. ¡Tengo sentimientos! ¡Ja! Aunque tus acciones sean como las de un caballero, tu boca es de otra dimensión, tienes una lengua muy afilada. Podría matarte por accidente ¿Sabes? —Kohaku estrechó su mirada aguamarina hacia él, aunque esa implícita amenaza pareció no inmutar al grosero caballero ya que Senku permaneció de espaldas a ella aún envuelto en esa bolsa de dormir rudimentaria.
Por supuesto, él no fue del todo indiferente a esa repentina reacción, una que ya conocía de sobra en el pasado.
—Entonces duérmete antes que eso suceda, no quiero morir dos veces el mismo día.
Ahora más que nunca esa no era una opción para Senku.
—¿Estás peleando contra ese demonio de cabello largo, cierto? —Más que una cuestión, Kohaku sabía que eso era una realidad.
El hombre de cabello largo con el que había tenido ese desagradable encuentro no tuvo contemplación alguna al momento de asesinar a Senku… o al menos al creer que lo había hecho. Cuando los observó a lo lejos en esa montaña pudo notar esa palpable discrepancia de ideales y la tensión entre ambos.
—Sí, y es por eso que crearé un reino de la ciencia. —él al fin se volvió hacia ella, abandonando la calidez de su rústica bolsa para sentarse y poder mirarla.
La vio ahí sentada en ese árbol y con ese sencillo vestido, por una fracción de segundo Senku realmente consideró la idea de proponerle que se acurrucara junto a él como en los viejos tiempos. Pero desechó aquello al considerar que a pesar de que esta era una extraña segunda oportunidad, para esta Kohaku él aún era un completo desconocido y no dudaría en cortarle las pelotas por insinuar algo como eso. Más aún después de la certera amenaza que le dio minutos atrás.
Senku tendría que esperar, aún más con el asunto de la petrificación.
Ciencia. Esa era la primera vez que Kohaku escuchaba esa palabra, ni siquiera en las enseñanzas de Ruri la escuchó ni por asomo. Ella no tenía idea a lo que Senku se refería.
—¿Ciencia…? —la guerrera probó la nueva palabra en su boca—. ¿Te refieres a esa extraña y poderosa magia que usaste en las montañas?
El ceño de Senku se frunció inevitablemente ante la sola comparación, pero por esa ocasión y tratándose de ella lo dejaría pasar.
—Como sea, lo primero que necesito es mano de obra… —En una situación como esta, Senku sabía que no podría enfrentar a Tsukasa solo.
Mientras más aliados tuviera en el reino de la ciencia, más oportunidades tendría para recuperar el líquido milagroso.
—Oh, entonces necesitas aliados… en ese caso… —y Kohaku sonrió con una idea repentinamente clara en su mente—. Te guiaré, Senku… ven conmigo. —En el instante que las palabras salieron de su boca el ambiente cambió.
Kohaku miró intensamente sus ojos carmín y algo pasó en ese instante, algo profundo e intenso que no pudo explicar, entonces él le sonrío y ella supo que no había vuelta atrás en todo esto.
—¿Me ayudarás a crear mi reino científico, Leona? —Una sonrisa de medio lado se instaló en los labios del científico.
—Lo haré, ahora soy tu aliada en esto. —ella no dudó ni un sólo instante.
—Más bien mi compañera. —Senku le dejó en claro.
Ella nunca dejó de serlo.
El enorme vacío que había dejado tras su muerte parecía haberse llenado de nuevo, Senku no desaprovecharía esta segunda oportunidad.
La civilización ya no era lo único que planeaba restaurar, recuperar a su Leona ahora también estaba en sus planes.
.
.
.
Fin.
N/A:
Esta es una pequeña idea que rondaba por mi mente últimamente :3
Una cosita random
Como siempre disculpen los errores de ortografía y redacción que esto pueda tener, y gracias a quiénes se toman el tiempo de leer.
Los comentarios siempre son bien recibidos y ayudan un montón :3
¡¡Hasta la próxima!! n.n)/
