Ducktales (2017) no me pertenecen, y este es un insignificante Fic.
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La varita mágica
Capítulo 5
Salaga doola, menchicka boola, bibbidi bobbidi boo.
Put 'em together and what have you got?
Bibbidi bobbidi boo.
Letra de "Bibbidi bobbidi boo" película Cinderella 1950
(...)
–¡Ugh!, Mi cabeza–
Magica espabiló y se incorporó del suelo arenoso, tratando de mover su cuerpo, que estaba demasiado pesado para reaccionar. Del fondo de su mente nace el pánico al darse cuenta que había soltado su gema oscura, pero tanteando el suelo, notó que estaba a pocos centímetros de ella. No había señales del cristal de Lena, pero no quería saber nada con aquel artilugio mágico tan traicionero.
Se aferró al cristal que había creado con ayuda de su hermano, sujetándolo con ambas manos, y finalmente se dignó a ver a su alrededor.
Estaba oscuro, demasiado oscuro, como si hubiera caído en la boca de un lobo.
Podía sentir la arena bajo sus pies, pero sus ojos apenas podían distinguirla. Estaba segura que se encontraba en una playa interminable, donde podía escuchar el chapoteo de aguas que la bañaba, pero no podía distinguirlas porque eran tan negras como la tinta. El cielo en el horizonte también estaba oscuro, salpicado de indiferentes estrellas y lejanas nebulosas. Lo más cercano que pudo distinguir, era una nube dorada, que apenas iluminaba el lugar.
—¿Qué es este lugar?— Magica estaba aterrada, ese mundo era desconocido, demasiado basto y vacío para brindarle tranquilidad, a pesar de haber pasado tantos años encerrada en el centavo de McDuck.
—Es el Mar del Caos, el hogar del Señor de las Pesadillas— Una voz lenta y parsimoniosa le contestó, haciendo que la hechicera levante su guardia.
Magica se incorporó de inmediato, y apuntó con su gema mágica al ser que le habló. Se quedó petrificada al ver que era solo una masa oscura, sin forma, con múltiples ojos que la observaban detenidamente, algunos escudriñando cada parte de su cuerpo y otros mirando con interés predatorio su cristal mágico.
—No te molestes, en un mundo de oscuridad, no hay lugar para las sombras— Ponderó la criatura, compartiendo cierta familiaridad con la bruja que la enfrentó.
—¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres de mi?— Era imposible identificar aquella masa oscura, la criatura no permitía que las mentes puedan comprender su identidad, sonaba como la bruja y como la brea oscura en la que se convirtió, pero al mismo tiempo no lo era.
Y el horror la invadió de repente, al no comprender quien era su interlocutor.
—Miedo. Solo tienes miedo. Eres aburrida— La criatura comenzó alejarse de ella, reptando por la playa con parsimonia, dejando huellas difusas sobre la arena mientras hablaba de manera lacónica —El chico brillante no vino esta vez, que aburrido, aburrido, aburrido—
Como la criatura se alejó, el miedo se escurrió de ella como si fuera agua entre sus plumas. Se derrumbó en la arena, temiendo enloquecer si volvía a intentar entender que era aquel monstruo del averno.
Finalmente, consiguió reaccionar y gritó indignada:
—¡Espera! ¡¿Cómo salgo de este lugar?!—
—Nadie escapa de la Pesadilla Eterna— La criatura se detuvo y sus ojos se clavaron en Magica, la cual sintió como la locura rascaba el fondo de su mente al escuchar las palabras de aquel ser. No intentó entender que era, para evitar horrorizarse de nuevo y se concentró en la información que tenía para ella:
—No hay escapatoria, pero hubo alguien hace tiempo y hace poco, el muchacho brillante, tan brillante…— Concretó la criatura.
Y Magica gritó indignada.
(…)
Gladstone miró con detenimiento la pequeña bola oscura que estaba flotando en medio de la biblioteca. Supuestamente, era todo lo que quedaba de Morgana. La bruja había renunciado a su cuerpo terrenal para evitar que la gema de Lena estallara y los mate a todos.
Una vida a cambio de unas cuantas más. Típico dilema ético si lo ponía en perspectiva, ya sabes, aquel del tren y los idiotas que se paran sobre las vías, sin motivo aparente…
…Bien, entonces…
¿Por qué justo tenía que ser la vida de Morgana?
—…—
Magica intentó atacar el charco de brea que intentaba tragarla utilizando la gema de Lena. La magia se había desatado y estaba fuera de control, el cristal iba a resquebrajarse y estallar en pedazos, pero era imposible ver lo que estaba pasando con tanta luz.
Fenton estaba liberando al resto de los familiares de Lena para sacarlos de aquel lugar lo más rápido posible, aprovechando que las sombras estaban siendo devoradas por aquella brea misteriosa que cubría el suelo. Gladstone no estaba seguro de dónde venía aquella sustancia, pero parecía que no era afectada ni por las sombras ni por la luz.
Devoraba todo por igual, y no parecía inmutarse ante nada.
—¿Gladstone?— Lena le llamó a los pocos metros, completamente aterrada por su situación, con su carita llena de lágrimas. Fue valiente hasta el final, pero casi no le quedaba tiempo, se podía ver como se iba desvaneciendo a medida que los segundos pasaban. El ganso se acercó rápidamente a la niña dando zancadas, y la sujetó entre sus brazos, esperando de alguna forma transmitir consuelo.
—Tengo miedo, no quiero morir— Gimió la pobre niña con voz débil y quebrada, mientras se desvanecía.
—Te tengo Lena, no tengas miedo, eres muy valiente… Todo va estar bien mi niña, no estás sola— Realmente no sabía que más decir, no era bueno consolando a las personas y ya no había mucho más para hacer. Pero no se atrevía a pensar lo contrario. Giro hacia donde había estado atrapada Morgana, pero solo quedaba su puntiagudo sombrero, arrugado en el suelo. No había rastros de ella.
—¿Dónde está?...— El mestizo estaba encandilado por la luz, pero vislumbró como aquella brea se agolpaba alrededor Magica, la cual le estaba gritando cada vez más histérica "¡Bruja!" como si el líquido la entendiera. Así que inevitablemente llegó a la horrible revelación.
—¿No me digas que ella se acaba de convertir en alquitrán?—
Gladstone no estaba seguro de que eso fuera posible, pero tenía un mal presentimiento, uno en el que Morgana hizo una gran estupidez sin que pudiera hacer nada para evitarlo. De repente, la masa de brea se tragó a Magica por completo, y se contrajo rápidamente hasta formar una esfera perfecta, que flotaba sin miramiento en el medio de la biblioteca.
—¡Gladstone!— Fenton se acercaba a él, propulsado por lo poco que quedaba de su armadura. Llevaba la gema de Lena en sus manos desnuda, y cuando estuvo por alcanzarlo, se desprendió de la armadura para caer de bruces delante de ellos —¡Rápido! ¡Hay que terminar la varita de Lena!—
—¿Dónde está Morgana?— El pánico se apoderó de Gladstone, sintiendo que el mundo estaba cayéndose a pedazos a su alrededor, con Lena muriendo en sus brazos y la bruja desaparecida —¡Fenton, responde! ¿Qué diablos le pasó?—
—¡Gladstone, concéntrate! ¡Hay que terminar el trabajo!— El pato le gritó histérico, porque su estado de pánico no iba ayudar a Lena. Y el sacrificio de Morgana iba a ser en vano. Gladstone arrebató la gema de Lena de las manos de Fenton, mientras sus ojos se ponían cada vez más húmedos de lo que podía soportar.
No había tiempo para llorar, Lena ya estaba llorando por todos ellos.
—Bien, aquí vamos, el encastre tiene una probabilidad muy baja de funcionar, pero…— Gladstone acomodó la gema entre los intrincados ganchos que Fenton había moldeado. Al armar la varita de Lena, no hubo una explosión de magia ni nada rimbombante que destacar, pero un leve brillo apareció en la gema con forma de pluma y en las runas de la varita. Para su suerte no estalló, ni se desintegró. Al menos para esto si servía ser tan afortunado, Lena iba a salvarse —…Ya está, Lena esto es para ti, sujétalo por favor—
Lena estaba muy cansada, pero tomó su varita. Al principio no pasó nada, pero de inmediato su cuerpo comenzó a brillar.
Se separó de los brazos de Gladstone, porque su cuerpo estaba levitando a medida que su cuerpo se volvía cada vez más sólido, cuando sus pies tocaron la tierra y sus ojos color cristal observaron al mestizo, este le dedicó una sonrisa llena de alivio.
—Muchas gracias— La niña sonrió a los dos, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de emoción —Gracias por todo—
—…—
El ganso no sabía cómo sentirse al respecto sobre la desaparición física de Morgana. Desde el fallecimiento de sus padres había intentado mantenerse alejado de cualquier tipo de relación afectiva, sintiendo el miedo de volver a perder un ser querido.
No pudo evitar ayudar a Fethry, porque la mayor parte de la familia lo había abandonado, y era el más indicado de sus primos en prestarse a la tarea de asegurarse de su terapia y recuperarse de los daños del aislamiento que sufrió. La personalidad impulsiva de Della y los problemas de ira de Donald, no iban a conseguir avances sobre las dificultades de su primo. Mucho menos la arrogancia y la indiferencia del tío Scrooge.
Pero cuando quiso acercarse un poco a Morgana, que podía ver a través de su suerte, quedar al margen de esta y estimarlo por quien era, no pudo evitar encariñarse rápido y querer estar cerca de ella.
Tal vez fue eso lo que condenó a la bruja, su deseo egoísta de querer estar cerca de ella y compartir más tiempo juntos. Al mirar la cinta que le regaló, no podía dejar de pensar que fue su culpa. La había arrastrado a esto y la única que pago las consecuencias fue ella.
Su suerte fue siempre bastante caprichosa desde que se manifestó, y estaba destinado a estar solo en consecuencia.
—¿Gladstone?— El tío Scrooge se acercó con cuidado, al ver lo taciturno que estaba. De seguro iba a criticarlo por ser demasiado dramático, de todos modos, no había recibido un solo rasguño tras la contienda. Tenía entendido que todos estaban muy golpeados y traumatizados, hasta Fenton se dislocó el hombro derecho.
—¿Te encuentras bien?— Preguntó, para su sorpresa, el anciano.
—No— Gladstone estaba furioso consigo mismo, y hablar con su tío no estaba ayudando —Ella murió por mi culpa—
—Morgana sabía el riesgo de crear una varita, estoy seguro que estaría más que conforme con el resultado— El tío Scrooge fue un poco insensible, y de cierta forma demasiado franco. Era cierto que la bruja cumplió que con el trato que hicieron y salvaron a Lena. Sin embargo, no esperaba que el daño colateral fuera tan desalentador.
—No debí… Tal vez si yo… Debí hacer un trato que no le permitiera morir— El arrepentimiento aplastó el corazón de Gladstone con fuerza, haciendo que se volviera un poco difícil hablar. Esto pareció conmover un poco a su tío, porque de repente le dio unas palmaditas en la espalda.
Era un gesto similar al que recibió cuando murieron sus padres, su tío tratando de consolarlo, mientras lloraba en las escaleras de su antigua casa familiar. Todo parecía terminar de la misma manera…
—Disculpen—
La voz de Lena interrumpió el momento de introspección de Gladstone. Su tío se apartó de él, tratando de mantenerse estoico mientras la niña, la cual estaba siendo acompañada por su hermana, lo observaban con interés.
No iba a llorar delante de Lena, pero estaba tentado a salir corriendo para no hablar sobre lo sucedido.
—Creo que puedo traer a Morgana de regreso— Lena dice esto con demasiada confianza, mientras que Violet la corrige con cierta vehemencia.
—Más allá de eso, estamos completamente seguras de que podemos recuperarla, con el hechizo que uso para a salvar a Lena— La colibrí parecía estar bastante segura de sus palabras, pero Gladstone no iba hacerse ilusiones.
—Niña— El tono de reproche del tío Scrooge le tomó por sorpresa, no sabía dado cuenta que comenzó a disociarse —No te esfuerces demasiado, estuviste a punto de morir hace unos minutos atrás—
Gladstone quería agregar que Morgana nunca perdonaría que Lena se lastimara para ayudarla. Ellos eran los adultos de todos modos, deberían evitar que la pobre siga sufriendo.
—No tienes que preocuparte, tengo magia de sobra y mi varita no permitirá que me dañe— Lena estaba muy decidida, sus ojos estaban llenos de determinación, un verdadero contraste ante la desesperación que experimentó momentos atrás —Quiero hacer esto ¡Por favor!—
El tío Scrooge iba a protestar al respecto, pero Gladstone lo detiene, porque tenía un presentimiento. Su suerte estaba cambiando un poco.
—¿Cómo la traerás de regreso?— Fue cuidadoso, si el método era peligroso para Lena iba a descartarlo de inmediato, no era necesario que otra persona más desaparezca ese día.
—Usaré el mismo hechizo que realizó para crear el cristal de mi varita, pero como ella no tiene magia, recuperare su cuerpo original— Explicó Lena, mientras Violet le mostraba un elaborado diagrama donde comparaba el cristal de Lena con el cuerpo de Morgana.
—¿Funcionará? Un cristal no es lo mismo que un cuerpo de carne y hueso, Lena— El tío Scrooge parecía interesado, pero Gladstone seguí cauteloso al respecto.
—Si y no, es como una paradoja, lo entendí cuando la varita se completó— Lena señaló la esfera oscura que estaba en medio de la biblioteca, como si fuera algo alcanzable, y que sus poderes podían moldear la realidad en la que se encontraba. Esa confianza hizo entender a Gladstone que Lena se había transformado en otro ser, e iba a tener que tomarse el tiempo de lidiar con eso más adelante.
—¿Tus padres están de acuerdo con esto?— El ganso no quería hacer nada que dañe la relación entre la familia de Lena y el recuerdo de Morgana, ella era una menor, y tenía que ser tratada como tal.
—Si, por eso Violet está aquí— Replicó Lena.
—No voy arriesgar la vida de mi hermana nunca más, pero ella puede hacer esto— Violet estaba más entusiasmada que su propia hermana, Gladstone asintió levemente.
—Solo necesito algunos preparativos, pero se exactamente cómo hacerlo ¿Me darían la oportunidad?— Suplicó la niña, con intensidad.
—Morgana no hubiese deseado que te forzaras por ella— Murmuró Gladstone pensativo. Pero al ver la mirada esperanzada de la chica, de devolver el favor que se le hizo, tuvo que acceder —Pero si estás segura que no te sucederá nada malo, haremos lo que nos pidas—
—¡Bien! Solo necesito algunas cosas, vendremos de inmediato— Lena y Violet salieron corriendo, dejando a Gladstone con una sensación extraña en el pecho. Trataba de no ilusionarse, no quería que su cara de decepción lastime a la pequeña Lena si llegaba a fallar, además su suerte no se aplica a este tipo de cosas.
—¿Estas tratando de no hacerte ilusiones? Es fácil ver que no estas acostumbrado a tener fe en algo que tu suerte no podrá darte, pensé que lo habías superado cuando te rescatamos de ese casino— El tío Scrooge leyó su estado de ánimo de inmediato. Y era cierto, no sabía hasta qué punto su visión del mundo estaba sesgada por el hábito de conseguir todo mediante su suerte. Depender de otros para cosas que deseaba era nuevo, y no sabía cómo sentirse al respecto.
—¿No se va a lastimar?— Gladstone solo quería una confirmación de sus temores, no iban a desperdiciar sus esfuerzos por nada. Su tío trato de animarlo con su típica franqueza.
—Es la última criatura mágica que nacerá en este mundo, la más fuerte de todas, debemos confiar que lo logrará—
El ganso no estaba del todo seguro, esperaba volver a ver a Morgana y que este sana y salva, pero no sabía si podía permitirse estar cerca ¿Y si algo malo vuelve a pasarle por intentar estar juntos?
A los pocos minutos, Lena y Violet regresaron junto con Fenton y Gyro.
El pato se lo notaba bastante acongojado y sus ojos estaban rojos e hinchados. Era bastante extraño que el ajeno y críptico de Gyro este sujetando su mano izquierda en todo momento, con una expresión tan impasible. Tenía entendido que estaban en una relación, pero entre toda la urgencia de salvar a Lena no notó mucho sus interacciones.
Gladstone no podía evitar sentir apatía por el joven pato, independientemente de que Morgana haya tomado una decisión tan temeraria. Se supone que era su amigo y la conocía mucho mejor que él, debió detenerla, evitar que se sacrificara como si su vida no valiera nada.
—Ya deja de mirarlo así— Al parecer Gyro noto su animadversión, porque se para delante de Fenton, de manera defensiva —No eres el único afectado, por una vez en tu vida deja de ser tan egoísta—
Gladstone gruñó por lo bajo, pero antes de hablar, Lena comenzó a prepararlos a todos para su ritual.
—Necesito que hagan exactamente lo que les diga, vamos a traer de nuevo a Morgana—
(…)
—Entonces…— Magica estaba desesperada, recorrió toda la playa tratando de llegar a la criatura oscura, y se dio cuenta de que era eterna y no se acababa. Había pasado demasiado tiempo, caminó sin parar durante días, semanas y meses. Los meses se transformaron en años, pero el paisaje nunca cambiaba, el silencio era ensordecedor y solo había oscuridad a donde iba. La criatura parecía evadirla, porque se sentía asqueada con su presencia, y había estado caminando todos esos años sin hablarse.
Exasperada, se detuvo y gritó:
—¡¿Qué demonios hizo ese chico brillante para salir de aquí?!—
La criatura se turbó por completo y de repente se derritió, desapareciendo entre los granos de la arena. De la nada resurgió a sus espaldas, mientras que sus múltiples ojos perforaron cada rincón de su mente. Magica casi grita del horror, lentamente estaba enloqueciendo en ese sitio.
—Le dio algo muy valioso al Señor de las Pesadillas, pero alguien como tu ¿Qué tendría para ofrecer?— La criatura estaba molesta, se le notaba la ira escapando detrás de sus palabras.
Magica gruñó por lo bajo, y miró su cristal. Tal vez las almas que tenía a disposición podrían ser suficientes como pago, nunca había tratado con el Señor de las Pesadillas, pero dudaba que se niegue a unas cuantas vidas condenadas.
—Le daré las almas que poseo— Ponderó Magica.
—Querrás decir que se las devolverás, esas almas pertenecen a la Oscuridad— El ente corrigió con parsimonia, y su voz volvió a carecer de emoción. Magica no sabía si prefería que estuviera furioso con ella o que sea condescendiente.
—¡Cállate, asquerosa bestia repugnante! ¡Nadie te pidió opinión!—
El ser de material oscuro cerró todos sus ojos y esperó por unos instantes antes de hablarle nuevamente. Tan solo esperaba que no intente corregirla, se dio cuenta de que realmente le había pedido ayuda para salir de ahí.
—Inténtalo entonces, Niña de las Sombras— Sentenció la criatura.
Magica extendió su gema hacía el cielo oscuro por encima del mar del caos, y las almas comenzaron a escurrirse hasta la nube dorada que los observaba desde las alturas.
Empezó a darles unas pocas, pero de repente, el cristal comenzó a resquebrajarse en sus manos, y se escaparon muchas más, como si estuvieran respondiendo a un llamado ancestral.
—¿Qué está pasando?— Magica vio como su gema se desintegraba en sus manos, y todas las almas que había condenado escapaban hacia el vacío.
—Están aceptando tu sacrificio— La impasible criatura volvió abrir sus ojos para escudriñar las almas liberadas.
—¡Yo nunca sacrifico nada por nadie!— Gritó indignada Magica.
—Lo acabas de hacer, al menos, por tu libertad— La criatura abrió los ojos para observar a Magica, cuyo rostro horrorizado no podía apartar su mirada de su gema, la cual se volvía polvo y se mezclaba con los granos de arena de la playa.
—Pero esta historia no se repetirá, la oscuridad te reclamará algún día y no podrás escapar de la Pesadilla Eterna—
Magica iba a replicarle, pero el paisaje cambió drásticamente a su alrededor. El suelo volvió a tener la textura de un parquet de madera viejo y carcomido, el mar extenso y vasto fue reemplazada por las paredes mal empapeladas de su cabaña. Anonadada por su espantosa experiencia, se tropezó con una de las sillas de su cabaña en el pantano, y cayó de bruces al suelo temblando.
Estaba de nuevo en el mundo terrenal, dentro de su vivienda, y las últimas luces del crepúsculo entraban por las sucias ventanas, para darle paso a la noche. Rápidamente, se incorporó y encendió todas las luces de la casa, sin dejar un solo espacio disponible para que la oscuridad haga acto de presencia. Se quedó esperando que algo sucediera, pero solo escuchó el chirrido de los grillos y el croar de las ranas.
Nadie vino por ella…
Al menos por esa larga noche.
(…)
Lena estuvo eufórica apenas le dieron su varita, y no era para menos. El mundo finalmente se sentía más claro, todo lo podía sentir mucho más fuerte, las emociones se le hacían más fácil de leer y podía hasta sentir de cierta forma, el cariño y el afecto, como si fueran caricias en su alma. Más allá de su nueva perspectiva del mundo, podía ver a sus padres aliviados, como la ansiedad había desaparecido del rostro de Violet, y que Weeby no era más que risas y saltitos de emoción.
Lena estaba en las nubes, por lo que la noticia de que Morgana había sacrificado su vida para salvarla, cayó sobre ella como un balde de agua fría. Finalmente había conocido a una adulta que sabía sobre la magia, que no quería usarla, que la ayudó cuando la necesitaba y que no dudó en arriesgar su vida por ella.
No era justo, no podía terminar así, y no parecía que McDuck se fuera a molestarse en ayudar, ya que no era alguien de la familia. Sin embargo, sus padres le permitieron usar su magia para regresarla, y Violet estaba más que motivada en ayudar.
Mientras esperaba a que se completen los preparativos para comenzar con el ritual, probó aumentar y disminuir el tamaño de su varita, hasta trató de disfrazarla como si fuera una pequeña llave. Se sentía completamente natural realizar magia, pero no estaba segura si copiar exactamente el hechizo de Morgana podría recuperar su cuerpo.
Miró con cuidado a los presentes, y sonrió un poco al ver a Gladstone más animado. No iba a decepcionarlo, ella era mucho más fuerte ahora, no le tenía miedo a su magia, e iba usarla para ayudarlos como Morgana lo hizo.
Acomodó con ayuda de Violet y Weeby a cada uno de sus amigos alrededor de la esfera oscura, que seguía levitando en medio de la biblioteca, con cierta indiferencia. En teoría era el alma de Morgana, pero ella lo había comprobado por los ojos rojos que aparecían en aquella lisa superficie, eran idénticos a los de la bruja.
Definitivamente era su alma, pero ¿Cuánto más aguantará en ese estado? ¿Cómo funcionaba exactamente aquella habilidad de perder el cuerpo por completo? No iba a perder el tiempo, no quería averiguar si solo iba a empeorar.
—Necesito que todos se concentren en Morgana, todos nosotros tomamos forma en la mente de las personas que nos rodean, y es importante como nos perciben, así como nos percibimos a nosotros mismo— Lena sacó dentro de ella toda la voluntad disponible para conseguir los resultados necesarios. Violet le hizo una señal con su pulgar, pero el resto no parecía muy convencido.
Todos se quedaron mirándola como si le hubiese salido una segunda cabeza. Era un poco extraño, que dudaran tanto de ella, pero tal vez había dicho algo demasiado oscuro para que le entiendan.
Morgana la entendería, esperaba que regrese, ya se estaba sintiendo fuera de lugar.
—Necesito una pertenencia de ella, si es posible, que venga de su familia— Lena probó su suerte, y al parecer funcionó.
—¿Una pertenencia de ella y su familia?— Gladstone sacó de su bolsillo un rectángulo de color negro con dos pequeños agujeros en su centro, era bastante viejo, sin duda una reliquia del pasado —Me regaló esto justo hoy…—
Lena extendió la mano para sostener el artefacto. No tenía idea que era, pero tenía un sticker amarillento garabateado con una caligrafía pulcra la leyenda "Queen". Cuando lo tocó, sintió una enorme cantidad de afecto en este objeto, era curioso que fuera tan fuerte.
—Vaya, esto será suficiente ¿De quién era esto?— Lena estaba impresionada, no pensaba tener tanta suerte en conseguir algo que arraigue tan fuerte a Morgana.
—Es una cinta magnética para reproducir música, ella me dijo que perteneció a su abuelo, y da la casualidad que justo contiene canciones de la banda que le gustaba a mi madre— Ponderó Gladstone. Se le notaba cada vez más triste al respecto, pero Lena le trató de animarlo.
—Va a funcionar, confía en mi por favor—
—Si— El ganso sonrío con algo de falsedad, tal vez para calmarla. Pero Lena no iba a dar marcha atrás, ella podía hacer esto.
De inmediato, la pequeña pata pekinés sacó su varita, hizo flotar la cinta magnética sobre la esfera negra. Sin dudarlo, apuntó su varita al objeto y exclamó el hechizo que aprendió de Morgana.
—Desde la oscuridad del abismo, te demando que mantengas atado en la Tierra lo que no debe perderse…—
Lena se detuvo.
Algo estaba mal. O tal vez demasiado bien.
Su interior se llenó de una calidez que no podía entender, la sensación de calma la invadió y todo delante de ella se volvió blanco.
(…)
Gladstone parpadeo por un momento, cuando la habitación cambio de repente a su alrededor. Se llenó con una luz cegadora, y solo había quedado un espacio en blanco impoluto entre él, Lena y la esfera oscura.
Esto no era lo más extraño que le había pasado en su vida, pero luchaba fuertemente por quedarse en los primeros puestos.
—¿Qué deseas?—
El ganso saltó por lo nervioso que estaba al escuchar aquella extraña voz. Lena no abrió la boca, pero una voz espantosa se introdujo en su mente, la cual no se parecía en nada a su juvenil voz.
De todas formas, no iba andarse con rodeo
—Quiero que Morgana regrese, si es posible— Gladstone trató de sacar a flote sus escasos modales. Esperaba que funcione, al menos un poco.
—La bruja destruyo cada molécula de su cuerpo, necesito algo más para atarla a este mundo, aparte de su apego por la familia—
Por supuesto que no era suficiente, hasta él sabía que no podía crearse materia de la nada.
—¿Qué quieres a cambio?—
—Palabras, voy a quitarte palabras destinada a tu persona más amada, y no podrás decirlas nunca más—
—Eso es justo, supongo, aunque no tengo una persona amada, y dudo que vaya a tenerla— Gladstone dudaba mucho que a estas alturas vaya a enamorarse, mucha gente se acercaba a él por su buena suerte, pero nadie se quedaba.
—Subestimas demasiado tus lazos afectivos—
—No estoy destinado a amar a nadie, ya sabes, el afortunado que no necesita nada de nadie— El ganso resignado subió los hombros. No iba a dudar ahora, más si era lo que se necesitaba para regresar a Morgana.
—Que así sea—
La habitación vuelve a la normalidad, el tiempo que parecía estar completamente parado vuelve a correr. Gladstone nota que nadie se había percatado de la charla que tuvo con Lena. Siquiera la pequeña patita se dio cuenta de lo que hablaron hace un momento, y continuo con su hechizo.
—…Naces en la oscuridad, producto de sus pesadillas, y continuas tu camino en la luz, hasta que regreses a su seno eterno— Terminó de hablar Lena, y de repente una pequeña frasecita salió de su pico, que le tomó por sorpresa —¡Bibbidi-Bobbidi-Boo!—
Ella se quedó sorprendida por lo que salió de su boca, pero la varita brilló y una gran cantidad de polvo color dorado rodeo a la esfera oscura, el brillo era tal que los cegó a todos, pero a medida que se agolpaban las chispas formando una cortina, había un cuerpo que comenzó a verse materializarse delante de sus ojos.
Morgana volvió a reaparecer, con su horrible camisa de tartán color rojo y sus pantalones negros. Parecía que en todo en ella estaba en su lugar, hasta sus gafas redondas sobre su pico, pero su cabello negro fue interrumpido con un mechón de cabello color blanco ceniciento.
—Extraño, se supone que no debo tener extremidades ¡Hey! Ni siquiera voz— La voz parsimoniosa de Morgana llamó la atención de Gladstone, ella estaba demasiado tranquila a pesar de todo lo que les había hecho pasar, y de seguro notó que estaba molesto, porque al verlo de inmediato trató de calmarlo —Creo que les debo una disculpa, pero no sé porque…—
—¿No sabes por qué? ¡Destruiste tu cuerpo! ¿Qué clase de habilidad horrible es esa?— Gladstone estaba histérico, no se dio cuenta que estaba gritando hasta que su tío intentó hacerlo entrar en razón, carraspeando sonoramente.
Morgana iba a disculparse nuevamente, pero fue interrumpida por Lena, que se lanzó sobre ella para abrazarla.
—¡Volviste!— La pequeña patita rodeo la cintura de la bruja sin dudarlo. Morgana no sabía cómo reaccionar, tenía sus brazos cómicamente hacia arriba y miró hacia Gladstone en busca de auxilio.
—Es un abrazo, se supone que debes abrazarla— El ganso dijo esto tratando de no reírse ante aquel espectáculo.
Con cierta duda, la bruja le da unas palmaditas en la espalda a Lena, y le dedicó una media sonrisa —Se ve que eres una hada madrina muy diestra, corporizar un alma concentrada es algo muy complicado ¿Cómo te sientes?—
—¿Hada madrina?— Lena le miró con entusiasmo.
—Si, supongo que no has escuchado mucho sobre ellas, pero creo que la única historia que ha sobrevivido es sobre esa niña que tenía una complicada vida culpa de su madrastra, aunque transformarla en calabaza siempre me pareció violento...— Morgana parecía estar contando la historia de la "Cenicienta", pero el tono que estaba usando era una poco más oscuro para el gusto de Gladstone.
—Oh, eso significa que conjurare vestidos y zapatos de cristal— Lena interrumpió las divagaciones de la bruja, y esta se le quedo mirando con duda. Era muy obvio que no se refería a eso.
—¿Vestidos y zapatos? Creo que estamos hablando de cosas diferentes, pero te las arreglaras— Morgana con duda le dio una palmadita a Lena, pero cuando vio a Violet y a Scrooge, cruzando sus brazos molestos, aclaró su garganta —… Y te ayudaré con eso, te lo aseguro—
Violet parecía muy complacida ante esta declaración y se acercó a la bruja con una ligera sonrisa —Muchas gracias por volver, no vuelvas a desaparecer de nuevo, por favor—
Morgana asintió, antes de ser abordada por Scrooge y los padres de Lena para agradecerle por todo lo que había hecho. La pobre estaba un poco confundida por tantos agradecimientos, ya que la biblioteca y la mayor parte de los libros habían sido arrasados por la contienda. Sin embargo, todo estaban sanos y salvo.
—Salió mucho mejor de lo que esperaba— La bruja miró a Gladstone y le dedicó una ligera sonrisa —Supongo que te debo un aventón a tu casa, no volamos en pedazos gracias a tu suerte—
Gladstone casi estuvo a punto de gritar indignado. Esta jovencita temeraria iba a ser su muerte, pero conto mentalmente hasta diez y decidió dejarlo por las buenas.
—Está bien, lo mínimo que me debes es un viaje, y además espero una disculpa sincera…—
—Lamento no poder ayudarte con la armadura por ahora, Fenton— Morgana ignoró por completo a Gladstone, disculpándose con el joven científico, antes de retirarse por la puerta de la biblioteca —Pero si no duermo dentro de un par de horas, creo que moriré de verdad—
—Adelante, vete a casa a descansar— Fenton había recuperado la compostura, y no dejo que Morgana notara que estuvo llorando hasta hace unos momentos atrás —Hice las pruebas que necesitaba con Magica, compartiré los resultados cuando te recuperes—
—Oh, eso sería interesante, la varita salió muy bien también, compararemos notas más adelante para proyectar otro tipo de objetos con magia…—
—¡Ya!— Interrumpió Gladstone antes de que Morgana y Fenton comenzaran a ser los nerds que estaban destinados a ser —Hora de descansar tu enorme cerebro de bruja, el cual recuperaste gracias a Lena, dale las gracias como es debido—
Morgana asiente, y se inclina hacía Lena demostrando respetos de la forma tradicional de las brujas —Muchas gracias por todo, Lena Sabrewing, hija de Ty e Indie Sabrewing—
—¿Siempre me vas a saludar así?— Lena negó de manera decidida —No es necesario que lo hagas, eres mi amiga Morgana—
—Los viejos hábitos son difíciles de dejar— Murmuró de repente la bruja, haciendo que Gladstone se pregunte porque alguien tan joven sonaba tan anticuado.
—Muchas gracias por todo Lena— Gladstone ve que Morgana arrastra sus pies hasta la salida, y esta listo para seguirla —No te preocupes por ella, me asegurare que duerma, muchas gracias por todo Lena—
—Lo siento— La pequeña patita le detuvo, sujetando su muñeca izquierda.
—¿Por qué te disculpas?— Gladstone trató de ser cuidadoso con sus palabras. Si Lena no fue consciente de lo que hizo para traer a Morgana a la vida, no quería que se sintiera preocupada por su pago.
—No lo sé, creo que te quite algo que vas a necesitar— Ella le observó extrañada —¿No es extraño?—
—No te preocupes por eso, estaré bien, de todos modos, soy el adulto aquí— Gladstone le guiño el ojo a Lena, y caminó detrás de Morgana, viendo como las ultimas luces del crepúsculo daban paso a las primeras estrellas de la noche.
—Día largo— Comentó Morgana de repente, mientras abría la puerta de su auto. Gladstone la imitó, sentándose del lado del acompañante.
—¿Estas segura que quieres conducir? Te ves muy cansada— El ganso le miró con cierta duda, pero ella negó levemente.
—Estaré bien, además es lo menos que puedo hacer…— Morgana estaba pensativa mientras buscaba las llaves de su auto, y agregó con suavidad —Por cierto, gracias por traerme de vuelta—
—¿Por qué piensas que tuve algo que ver?— Gladstone le dedicó una sonrisa socarrona, listo para bromear y desviar la conversación (evitando que la bruja pregunte más de lo necesario), pero fue interrumpido por el sonido del estómago de Morgana, que estaba rugiendo de hambre.
—Voy a tener que comprar algo de comer antes de llegar a casa, muero de hambre— Comentó la pata, mientras golpeaba su frente contra el volante.
—No será necesario, Fethry hizo la cena en casa, vamos te invito a comer— Gladstone estaba mirando sus mensajes, el pobre de su primo estuvo preocupado por él durante todo el día. Se aseguró de decirle que estaba todo bien, y no había sido atrapado por apostadores viciosos.
—¿No le molestaré? No me conoce, y realmente tengo mucho apetito— Advirtió Morgana, un poco taciturna.
—Dudo que acabes siquiera con un solo plato de su estofado picante de tofu con algas, pero es más rápido y te dejaremos dormir en una cama hasta que puedas limpiar tu apartamento— Él ya lo tenía todo solucionado. Morgana no estará rondando sola y desmayándose por ahí por la falta de sueño.
—Espero que no te arrepientas, no he dormido en días— Replicó amargamente la bruja. El ganso resopló por lo bajo, murmurando para sí mismo "Que encantadora jovencita", pero aclaró su garganta para cambiar el tema.
—No te he preguntado ¿Qué tienes para escuchar en este viejo estero?— Gladstone echaba en falta su cinta magnética, pero Morgana parecía tener una colección demasiado variopinta de estas.
—¡Te encantará!— Morgana sonríe de manera macabra, presiona el botón de play, y un horrible chillido comienza una horrible canción sobre un tren loco o algo parecido. El gusto musical de la pobre era demasiado parecido al de Donald, un verdadero desastre.
Y aun así se alegraba mucho de que haya regresado, y esperaba que pudieran estar juntos solo un poco más.
(…)
TBC
N/A 1: No mucho que agregar, solo falta el epilogo y vamos ya ver que historia sigue.
