- (Nervioso) Hola Lincoln.
- (Seco) Diles que me dejen salir, no tengo nada que hablar contigo.
- Pero… yo no planee esto, Zach vino y…
- Claro, culpa a Zach ahora.
- Oye, es en serio, me invito al arcade cuando de la nada me encerró aquí.
- Claro, y lo que me paso fue un accidente.
- Si lo fue, sabes que sufro de ataques de estrés.
- Una mierda, te comportas como un desquiciado y cuando te viste en problemas me quisiste arrastrar contigo, ¿Tanto te molesta que tenga mi propia vida?
- Eres mi mejor amigo, cosas así normalmente me las contabas y de la nada… no supe más de ti, de la nada te gustaba el deporte, dejaste a Ace, ¿Qué siguen? ¿Los videojuegos y las series?
- ¿Y eso que te importa? Lo que decida hacer no tiene por qué ser compartido contigo.
- Es lo que hacen los buenos amigos.
- ¡Los buenos amigos no le rompen el brazo al otro cuando tienen un evento importante!
- ¡Y un buen amigo no deja que el otro sufra de tanto estrés!
- ¡¿Y yo qué?!
- Tú siempre has sido más duro y soportas todo, solo… no lo sé, haz lo de siempre.
- ¿Lo de siempre? (Serio) ¿A qué te refieres?
- Y..Ya sabes, lo tuyo, yo soy el de las ideas y el apoyo, tú eres él…
- ¿Él qué?
Clyde desvió la mirada, no podía concretar aquella frase, incluso él se había dado cuenta que había sobrepasado el limite con lo que estaba diciendo y sentía que su pecho se iba a cerrar solo del miedo y el estrés que le estaba generando la situación, necesitando de su inhalador, pero entre más le clavaba la mirada Lincoln más torpes eran sus movimientos, por lo que incapaz de mover debidamente su mano solo sentía como su respiración se hacía más irregular, rogando porque algo pasase y ese evento se terminase.
- Y..Yo… y..yo… yo… yo…
En ese momento, se escucharon gritos desde el exterior.
- (Molesto) ¡¿Qué están haciendo niños?!
- Por favor señor, nuestros amigos necesitan terminar de hablar.
- Qué amigos ni que nada, hay gente que necesita usar el baño.
- ¡Nooo!
Pero pese a los forcejeos que podían escucharse desde el exterior la puerta termino cediendo, siendo abierta por un hombre de overol el cual era jalado por Zach y Stella, en cuanto la puerta cedió Clyde no perdió la oportunidad de salir corriendo del lugar evitándolos, quedando ambos quietos sin poder asimilar la mirada molesta de Lincoln y la huida de Clyde.
- Hay reglas en este lugar, - Observo al interior notando a Lincoln. - Oye, ¿Estos niños te están acosando o algo por el estilo? - Dijo mientras señalaba al pelirrojo y a la muchacha.
- No.
- Tsk, estos niños y sus tonterías.
Lincoln no espero a que entrase más gente y paso de sus amigos, sin mirarles una segunda vez.
- Espera Linc. - Dijo Stella alcanzándolo.
- Ya lograste tu jueguito con Clyde, ahora déjame en paz.
- Linc, vamos, nosotros creímos que…
- ¿Qué? ¿Qué me iba a disculpar y todo se acabó? Si ese idiota ni siquiera es capaz de pedir perdón por lo que me hizo no tengo nada que conversar con él, y por lo visto con ustedes tampoco.
Lincoln retomo su camino, pero Stella insistió tomándolo de su brazo en buen estado.
- Por favor, déjame explicarnos.
Pero Lincoln solo jalo con fuerza, deshaciendo el agarre.
- No tengo nada que escuchar, déjame solo.
Stella quiso insistir, pero Zach se adelanto a ella, negando con la cabeza mientras veía como Lincoln retomaba su camino, ambos se veían con una expresión dolida y aunque Stella seguía con deseos de ir tras de, al menos, Lincoln, Zach simplemente negaba, en el fondo ambos sabían que el plan había sido un rotundo fracaso y no sería bueno seguir insistiendo.
Una vez Lincoln llego a casa no se dio cuenta de la fuerza con la que cerro la puerta al entrar, llamando la atención de varias hermanas que vieron lo molesto que estaba el peliblanco, no fue hasta que golpeo la puerta de su cuarto que comenzaron a deliberar sobre quien hablaría con él, Lynn Sr incluido, pero mientras discutían fue Lynn quien subió sigilosamente las escaleras hasta quedar frente a la habitación de su hermano, golpeando con calma la puerta.
- Linc, soy yo, ¿Puedo pasar?
El sonido de la cerradura fue la respuesta que Lynn necesitaba, abriendo la puerta y cerrándola detrás de ella, observando rápidamente el cuarto de su hermano.
Era curioso ver los cambios en la habitación de su hermano, como algunos de sus artículos para entrenar que le había regalado tiempo atrás, algunos posters diferentes, un escritorio diferente y algunas fotografías pegadas a la pared, pasatiempo adquirido después de que le regalasen por error una cámara en su 12vo cumpleaños, pero finalmente sus ojos se centraron en su hermano, quien se encontraba sentado en su cama con la espalda apoyada a la pared, mirándole con molestia.
- ¿Qué quieres?
- ¿Qué te paso a ti? ¿Te peleaste con alguien? - Crujió sus puños. - Dime que te peleaste con alguien y va a saber lo que es meterse con un Loud.
- El idiota de Clyde.
- Oh… ¿Le pegaste?
- No, pero no me faltaban ganas.
- ¿Y por qué no le pegaste?
- Porque no, digo, la violencia no es la respuesta.
- Dile eso al niño bonito que te pateo en bicicleta.
La vista de Lincoln se endureció, Lynn solo levanto los brazos sin darle mucha importancia.
- Por lo que veo necesitas distraerte un poco, ¿Sabes lo que eso significa verdad?
- ¿Me vas a poner a hacer ejercicio en el patio?
- Es una buena forma de desestresarte.
- Bueno, un poco, pero hoy no Lynn, en serio.
- ¿Qué paso realmente Linc?
Lincoln suspiro, conocía lo suficiente a su hermana para saber que postergar esa situación con negativas solo alargaría más las preguntas por lo que le conto su día, las reacciones y comentarios de sus amigos, como sentía que habían hecho un complot posiblemente orquestado por Clyde y como él huyo al final, sin siquiera pensar en la posibilidad de disculparse por lo ocurrido, lo cual solo llenaba de más furia al muchacho.
- Mmm, ¿Has pensado en distanciarte de ellos?
- ¿Quieres que me quede sin amigos?
- No, pero tienes más conocidos, en tu salón, los chicos con quienes entrenas, si te faltan amigos puedes salir conmigo y las chicas.
- No gracias, ustedes están locas.
- ¿Cómo dijiste?
- Nada.
- Como sea tonto, hagamos algo para que tu cabeza se distraiga, te espero abajo.
- Bien, solo dame un momento.
La muchacha salió con una sonrisa satisfactoria, a los problemas las soluciones simples tendían a ser las mejores, la experiencia se lo había comprobado y tener a su hermanito ocupado le ayudaría a distraerse, así que todos salían ganando, sobre todo cuando estaba bajando la escalera y vio que finalmente estaban terminando de determinar que Luna sería la encargada de hablar con Lincoln, provocando que Lynn pusiese un rostro presumido ante la vista de todos.
- La número uno señores, incluso en apoyar al equipo.
Lincoln por su parte seguía viendo su escritorio, en parte le daba la razón a Lynn, realmente le había molestado lo que habían hecho, de alguna u otra manera hacían parecer que todo tenía que girar entorno a Clyde y eso era lo que más le molestaba, si ni siquiera podía disculparse al menos podía hacerlo como lo hacía con sus hermanas y mantener una distancia prudente hasta olvidar la molestia, no era lo más sano pero era lo mejor que se le ocurría por el momento, aunque el solo ver el yeso le molestaba.
- Estúpido yeso.
Realmente no había logrado calmarse cuando salió de la habitación, pero lo oculto con una media sonrisa para evitar más "ánimos" como el de Lynn.
El resto del día paso relativamente rápido para el muchacho, con no solo Lynn proponiéndole cosas que hacer en las que gastar su tiempo sino que otras hermanas como Luan o Lana le animaron a que les acompañase, hablando más de lo usual con él, entendía el porqué, pero eso no lo hacía más fácil ni menos molesto.
Al día siguiente seguía sin dormir cómodamente, no terminaba de acostumbrarse al yeso después de todo, pero a diferencia de otros días decidió irse más temprano de lo usual, había decidido tomar parte del consejo de Lynn y para evitarse contactos en la mañana llego inusualmente temprano, dirigiéndose rápidamente a su salón a las afueras de la escuela.
En casa tomo cosas de la nevera y se preparo un almuerzo improvisado compuesto de sándwich y jugo, evitando a toda costa dirigirse a la cafetería, para la salida termino esperando en el salón, rogando porque sus amigos se fuesen rápido y no estuviesen esperando cerca de su casillero o en la salida, mirando con cansancio su salón al punto de que comenzó a hacer su tarea, alimentar al pez el cual descubrió que era extrañamente dócil cuando le alimentas o simplemente ver las cosas que su maestro había dejado desperdigadas por ahí, considerando que el hombre estaba usando los rincones del salón casi como un garaje adicional a su casa.
Los mensajes no se hicieron esperar, Rusty y Stella sobre todo eran los que más insistieron en hablarle, agradecía que las únicas clases donde podían toparse eran química y deportes, siendo la primera ya cursada esa semana y de la última estaba exento debido a su situación, llegar en la tarde a casa se volvía un nuevo festival de hermanas intentando distraerlo con alguna cosa, siendo Lynn la que principalmente estaba sobre él, volviéndose casi una rutina que se mantuvo durante el resto de la semana, hasta que el día viernes, en su ya rutina, Lincoln avanzaba tranquilamente su tarea dentro del salón hasta que Bolhofner entro, con gorra ligera y caña de pescar al salón.
- A pescar, a pescar, un salmón voy a captu… ¿Loud?
- ¿Profesor?
- ¿Qué demonios estás haciendo aquí? - Dijo mientras ocultaba la caña de pescar en su espalda.
- Terminar mi tarea, ¿Y usted?
- Niño, vete a casa de una vez, es viernes, debes tener alguna cosa que hacer.
- ¿Usted cree que tengo algo que hacer con esta cosa en mi brazo?
- Eres un niño, no lo sé, te funcionan las piernas, podrías estar corriendo por ahí.
- ¿Qué clase de profesor le dice a un estudiante que deje de hacer la tarea?
- Uno que ya termino su horario laboral.
Dicho eso Bolhofner ajusto sus lentes de sol y procedió a sacar algunas cosas de un mueble junto a su escritorio totalmente a la vista de Lincoln, quien le observaba fijamente.
- ¿Es necesario que me mires así?
- ¿No debería guardar esas cosas en su casa?
- …
- …
- ¿Qué quieres por tu silencio?
- Pues, ¿Puedo pedir calificaciones?
- Rata albina.
- ¡Oiga!
- No horario de clase, no soy tu profesor, puedo decirte lo que quiera niño.
- Entonces simplemente váyase.
El adulto pensó en simplemente hacer caso e irse, tenía todo programado para perderse el resto del fin de semana y eso solo pasaría a ser un mal rato que olvidaría con un par de cervezas, pero ver al muchacho le daba curiosidad… y quería comprar su silencio de una forma más convincente.
- Oye niño, ¿Quieres ir a pescar?
- ¿Pescar?
- See, puedo ingeniármelas para que uses solo una mano, además te haría bien alejarte de la escuela para que no seas uno de esos mataditos que a nadie le agrada.
- Demasiada honestidad para ser un adulto.
- Te ofrezco unas minivacaciones, acéptalo o vete al diablo.
- Bien, la verdad no tengo nada que hacer en casa.
- Que conste, las próximas 48 horas yo no soy tu maestro y tú no eres mi estudiante, y si preguntan, eres un sobrino lejano.
- ¿Puedo tomar fotografías?
- Eh… claro, solo no me tomes fotografías a mí.
En ese momento, casa de Clyde
- Hijito, nos estás preocupando, ¿Todavía no haces las paces con Lincoln?
Clyde solo comía en lento y silencio las galletas que su padre acababa de preparar, sin sumergirlas en el vaso de leche que este le había servido.
- Esto es preocupante, siempre te han gustado con la textura blanda, y ahora las comes secas, creo que debes tener una buena charla con él y aclarar todo corazón.
- Ya lo intenté, pero hui.
- Ya sabes lo que conversamos, puedes fallar y caer, pero… dime que sigue Clyde.
- Debemos saber levantarnos.
- Excelente, entonces, ¿Qué harás Clyde?
- Creo… que iré a su casa, no lo he visto durante toda la semana así que debe estar más tranquilo, e..espero.
- ¿Quieres que te lleve?
- No, gracias, iré solo.
Dicho eso, el moreno fue a su habitación y salió con su mochila, cargada de cosas con las que pensaba podría reconciliarse con su amigo.
- ¿Estás listo corazón?
- Sigh, como dijo la doctora López, con determinación, nos vemos papá.
- No vuelvas muy tarde y ten cuidado con los vehículos.
Clyde no estaba del todo conforme con esas palabras pero era cierto que tenía ganas de volver a conversar con Lincoln, los recesos no eran lo mismo y podía sentir una incomodidad en el ambiente cuando se reunía con los demás, siendo lo más extraño el hecho de que su amigo hubiese desaparecido por completo de la escuela, algo que parecía molestar cada vez más a Rusty el cual había comenzado a decir comentarios despectivos hacia su persona, eran indirectas simples pero todas enfocadas en que era mal amigo, algo que no le agradaba, le molestaba, pero mientras Lincoln no apareciese no podía detener, de eso estaba seguro.
Conociendo a Lincoln, o al menos lo que creía conocer de él, estaba seguro que debería estar en su casa, posiblemente usando la excusa del brazo para evitar ir a alguna actividad de sus hermanas alegando por su herida, si todo salía bien era probable que hubieran pocas o ninguna hermana y pudiese conversar tranquilamente con su amigo, entre más se acercaba a la casa Loud su visión se hacía más optimista, había pensado varios casos sobre que sería lo primero que diría en base a la primera reacción de Lincoln, ya sea molesta o resignada, incluso había pensado una contramedida por si le cerraba la puerta en la cara culpa de la acumulación de resentimiento, por lo que cuando pudo vislumbrar la casa reunió todo el coraje que tenía y acelero, pero en el momento en que estuvo delante de la puerta delantera, tal como si todo ese coraje nunca hubiese existido, se quedó en silencio, temblando.
Cientos de: "¿Y sí?" comenzaron a ocurrir en su cabeza, cada uno peor que el anterior en comparación con los casos que imagino camino a ese lugar, levantando con miedo la mano en un intento de golpear la puerta.
- ¿Y si en esta semana Lincoln comenzó a odiarme?
Trago con dificultad la poca saliva que le quedaba en su boca, pero logro animarse a golpear la puerta siendo respondido por la matriarca de la casa quien unos segundos después abrió.
- ¿Clyde?
- Hola señora Loud, ¿Está Lincoln en casa?
La mujer miro confundida por solo un momento al muchacho, tomándolo de su abrigo antes de meterlo a la casa y hacer que se sentase en el sofá, algo que tomó por sorpresa al niño el cual sentía como todo su cuerpo sudaba y aquella sala le comenzaba a parecer un cuarto de interrogación como las películas de acción que había visto un par de veces.
- Clyde, escuche la versión de Lincoln y ahora quiero escuchar tu versión, dime que ocurrió.
- Señora Loud, yo realmente no sé a qué se refiere.
- Mi hijo comenzó a comportarse extraño y todo indica que el accidente que tuvo contigo fue el causante, solo quiero saber.
- ¿Lincoln está aquí? Quiero conversar con él primero.
- Lincoln aun no llega, comenzó a llegar tarde todos los días, se va temprano a la escuela y se niega a hablar de lo que le ocurre, solo quiero complementar Clyde, se que eres un buen chico.
- B..Bueno, salimos a andar en bicicleta y… conversamos, yo perdí el control debido a mis problemas de estrés y cuando me di cuenta, Lincoln estaba en el suelo y yo estaba llamando a la ambulancia, n..no sabría decirle más señora Loud, todo paso demasiado rápido.
La mujer se quedo un momento meditando, tiempo que a Clyde le parecieron siglos entre los cuales se sentía cada vez más tenso el cual fue interrumpido por la puerta de entrada la cual fue abierta con fuerza por Lynn, quien entro emocionada.
- ¡Linc! ¡Conseguí entradas para el juego de esta tarde, seguro que…!
En ese momento Lynn noto que el moreno se encontraba dentro de la casa.
- (Molesta) ¡Tú!
La caminata enfurecida de Lynn solo puso aún más nervioso a Clyde quién cubrió su rostro con sus brazos ante la inminente golpiza que Lynn estaba claramente dispuesta a darle.
- ¡¿Cómo te atreves a hacerle eso a Lincoln maldita sabandija?!
- (Imponente) Lynn, quieta.
- ¡Pero mamá…!
- Sin peros, independiente de lo ocurrido, solo Lincoln puede decidir sobre eso.
- (Pensando) ¿O sea que si Lincoln quiere golpearme ella lo apoyara?
- Has visto lo mal que ha estado Lincoln estos días por culpa de este idiota, - Cruje sus puños. - Ojo por ojo cuatro ojos, y a ti te sobra un par.
- ¡Lynn!
Rita había fijado su mirada en su hija, esta tenía claras intenciones de continuar su avance pero ante la mirada de su madre su cuerpo se detenía, apretando con furia sus puños hasta que termino por dar un fuerte pisotón al suelo y caminar en dirección a la escalera mientas murmuraba furiosa.
- G..Gracias señora Loud.
Pero la mirada que le devolvió Rita hizo que el agradecimiento del muchacho se volviese temor e incomodidad.
- Quiero que sepas que no tengo nada en tu contra Clyde, pero lo que hiciste sigue siendo algo grave.
- (Molesto) ¿Usted también cree que fue intencional?
- Le creo más a mi hijo que a un amiguito de fuera de esta casa, así de simple, ahora, fuera.
- Pero… aun quiero hablar con Lincoln.
- Lo harás bajo los términos de Lincoln, no cuando tú quieras, ahora vete.
- Pero…
- Veté o llamaré a tu padre.
- Bien, me voy, pero le recuerdo, Lincoln es mi mejor amigo y eso nada lo va a destruir.
- Y yo te recuerdo que soy su madre y puedo ver cuando alguien… no es digno de mi hijo.
Aquellas palabras solo lograron molestar a Clyde, sentía que le estaba descalificando innecesariamente por una riña mal llevada, solo tenía que aclarar bien las cosas con Lincoln y después de tanto sentía que ahora si pudiese dialogar, por lo que decidió esperar.
Ese día acabaría todo, lograría reconstruir su confianza y su amistad, la familia de su amigo volvería a apreciarle como siempre, todo lo que necesitaba era conversar y recobrar a su viejo amigo, el que siempre había estado a su lado y le entendía, por lo que pensando eso se sentó en la entrada de la casa, dispuesto a esperar cuanto fuese necesario.
Después de todo, tarde o temprano tendría que volver a su hogar.
